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Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 37. ¡Muerte a distancia!, de Alan Star

Policial, Ciencia ficción, Intriga

Miró por el cañón de su metralleta. Había pasado toda la tarde limpiándola, cuidadosamente, con cariño, pieza por pieza. Porque pensaba, de la misma manera que lo hubiese hecho un cirujano, que era una obligación suya preparar el «instrumental» antes de usarle. ¿No debía hacerlo así? Por eso lo había desmontado, pieza por pieza, aceitando el delicado y preciso mecanismo que, una vez montado, brillaba ahora como si el arma acabase de salir de la fábrica. La contempló con cariño.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 42. Rejas de arena, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

La familia Morgan escogió aquel día una ruta un poco extraña para pasar su fin de semana. Pero Harry Morgan era un hombre que odiaba las aglomeraciones desde pequeño y prefería pasar con los suyos una jornada tranquila, en un lugar apartado, lejos del tumulto de los que, con sus coches, iban a pasar sábado y domingo en los bosques recién importados de la Tierra, al Este de Joyce City, la flamante capital de Marte. Cuando, muy de mañana, Harry anunció a los suyos que había elegido el Sur de la ciudad, la región montañosa que terminaba donde daba comienzo el llamado Desierto Rojo, los únicos que vitorearon fueron los dos pequeños, que ya se veían jugando en aquella región, donde las más extraordinarias aventuras les esperaban.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 45. Policía podrida, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Policial

CLEMEMT PAYNE bostezó otra vez. Su posición no podía ser más cómoda, ya que se había sentado en el sillón giratorio y tenía los pies sobre la mesa, maculando el secante que había sobre su carpeta. La máquina de escribir estaba, a un lado, sobre una mesita auxiliar. Y en posición semejante, Charles Weber estaba al otro lado de la habitación, resolviendo un crucigrama y bostezando al mismo ritmo que su compañero.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 47. ¡Llega el Ku-Klux-Klan!, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Policial

Jim era un muchacho despierto, para sus doce años. Y, por otra parte, fuera de las horas que dedicaba al estudio, generalmente las de la siesta, ya que su padre le había comprado un “hipnoteacher”(1), el resto del tiempo lo pasaba correteando de un lado para otro, recorriendo los caminos entre las granjas, que conocía palmo a palmo. La Lander Zone era su campo de acción y el médico lo había encontrado, cuando iba a visitar a sus enfermos, en los sitios más inverosímiles, viéndose obligado muchísimas veces a llevarle a su casa, distante de sus preferidos lugares de correrías.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 52. ¡Callowan culpable!, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Policial

DESDE lo alto de la cúpula metálica, que emergía del conjunto de los edificios como una giba brillante, John Botts podía ver no sólo la masa de los departamentos que le rodeaban, sino la extensión árida y estéril de las rocas volcánicas de Fobos, hasta su horizonte no muy lejano, con el disco brillante de Marte a lo lejos.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 54. Un gángster en la SIP, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

La lluvia tamborileó unos instantes sobre los cristales, haciendo que Arthur levantase la cabeza de los papeles que estaba consultando. Sonrió. Al levantar la vista echó una ojeada complaciente a cuanto le rodeaba, en aquel pequeño despacho en el que acababa de instalarse, con su persona, la Delegación de la SIP en Marstown. Curioso, ¿eh?


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 56. Trampa para caballeros, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

NADA más levantarse, todavía en pijama, se acercó al balcón y lo abrió por completo. Echó una ojeada a la bahía. El mar, de un intenso azul, parecía un espejo. La temperatura era agradable en extremo y la brisa marina llegaba hasta él, aquella deliciosa mañana. El Mediterráneo se prolongaba hasta el horizonte, recibiendo los rayos del sol que ponían trazados de oro sobre sus aguas. La ciudad se extendía desde el hotel hasta la misma orilla del mar. Era un conjunto de chalets a cuál más artístico y bello.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 58. Tráfico inhumano, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

A Nakuda le temblaban las manos. Enfundado en su traje protector contra radiaciones, parecía un monstruo enorme, todo en blanco, con la placa de plástico transparente que cubría su rostro. El largo extractor electrónico, que sujetaba con sus manos enguantadas, se hundía en la tierra, excavando gran cantidad de arena y piedra, dejando al aire libre las parduzcas rocas que encerraban, en sus entrañas, el tesoro del uranio.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 61. Locura dirigida, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

NADA más insignificante que el hombre que descendió, en aquella clara mañana de mayo, de la astronave que acababa de llegar de la Tierra. Su rostro era corriente, su tipo corriente y sólo su frente y sus ojos, aquélla amplia y éstos vivaces, podían haber hecho denotar su personalidad nada vulgar. Ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco: uno de esos millones de seres que se ven en todas partes. O mejor dicho, que pasan desapercibidos en todas partes.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 62. Póquer de Damas, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

¡Qué error había cometido haciendo creer a aquella mujer que estaba locamente enamorado de ella! Y ahora, examinando detenida y fríamente todos los detalles, llegaba a la conclusión de que ella jugaba un papel desesperante, una comedia burda con la mente fija en su fortuna. Hasta entonces, mientras las cosas fueron bien, él no llegó nunca a pensar que Alice tuviese sus hermosos ojos fijos en su talonario de cheques. Pero ahora estaba seguro. No podía comprender, de otro modo, la escena de aquella noche, cuando ella, por un fútil motivo, se había echado a llorar, diciéndole que jamás le había hablado de matrimonio. ¿Matrimonio?


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 68. ¡Ultimátum!, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

La casa, un chalet de construcción moderna y línea agradable, estaba situada en las afueras de la ciudad. El Sena pasaba cerca, entre olivos que recortaban la pureza azul del cielo. Se respiraba calma en aquel lugar. Milo había detenido su coche ante la puerta del jardín de la casa y ahora, sin abandonar su asiento, la contemplaba, como si desease sacar conclusiones de aquella construcción que reflejaba, sin duda, una manera de vivir, como el de todos los hogares humanos.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 69. Ojo por ojo, de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

Le habían tendido una trampa... Él sabía que la muchacha, Judy, de quien se había enamorado a lo largo de aquella interminable investigación, estaba en el interior de la casa, y que ellos, los hermanos Rossini, armados hasta los dientes, le esperaban allí, pendientes de su primer fallo para llenarle el vientre de plomo. Dorick sonrió, pero fue más una mueca y un rictus que una sonrisa, lo que entreabrió sus labios.


Bolsilibros - S.I.P. (Spacial International Police) 73. Legado de un «gangster», de Alan Star

Ciencia ficción, Intriga, Novela, Policial

No estaba nervioso, pero mientras se incorporaba se preguntó si todo lo que el verdadero Singer le había enseñado iba a ser, finalmente, de alguna utilidad. Miró la caja. Era una «Huster», de un modelo reciente, pero cuyo sistema de cerradura no podía alejarse mucho de los tipos que él había estudiado con detenimiento. Se arrodilló ante ella, pasándose por los labios, para humedecerlos suavemente, las yemas de los dedos, una tras otra. Luego empezó a trabajar.


Bolsilibros - Scottland Yard 22. Cuando el velo se rasga, de J. M. Diez Gómez

Novela, Policial

Parecía increíble. Pero iba a suceder. 
Ese instante final, que todos sabemos nos espera, llegaba. 
Vio, con angustia, cómo le apuntaban los fusiles. Vio también los fogonazos y, en el mismo instante, como si el Universo girase locamente en el interior del cerebro, sintió el horrible dolor moral y material de los proyectiles que le arrebataban la vida. 
Antes de caer muerto sintió la sangre derramándose, caliente y viva, al interior y al exterior del cuerpo. Y después... 
¡Muerto! Lo supo al sentir, sin dolor, cómo un sueño profundísimo, invencible, le obligaba a hundirse en una negrura espesa, profunda, horriblemente infinita.


Bolsilibros - Selecciones Servicio Secreto 11. La noche de Bright Garden, de A. Rolcest

Policial, Novela

Apenas servía de nada la lámpara automática con que alumbraba el que marchaba delante. Tan espesa era la niebla que ni siquiera se adivinaban los faros encendidos de los coches dejados en la carretera. Bajando los últimos escalones, el que sostenía el cadáver por las piernas lo soltó e hizo caer al que marchaba detrás. La cabeza de la muerta quedó apoyada entre sus rodillas. —¡Idiota! ¿Qué haces? El otro soltó una risa nerviosa. —No sé… Me pareció que me daba un puntapié. Como si estuviera viva. Los que estaban ya al mismo borde del río, retrocedieron. —¿Qué ocurre? —Ése, que está borracho. ¡Venga, agárrate y terminemos!


Bolsilibros - Selecciones Servicio Secreto 23. Horror en Broadway (2ª Ed.), de Donald Curtis

Novela, Policial

La fortaleza inexpugnable, los muros de enorme espesor y gran altura, las torretas metálicascon agentes armados de ametralladoras y de potentes reflectores, el sistemaelectrónico e infrarrojo detector de fugas, la misma nutrida fuerza policial dela prisión, todo, en suma, había sido inútil para evitar la desaparición delcondenado a muerte. «El Reptil» habíadesaparecido como evaporado en el aire. O al menos, ésa fue la creenciageneral, hasta que el reverendo regresó al despacho del alcaide, cerca ya delmediodía, con el teniente Harris, de la guarnición especial de Sing-Sing.


Bolsilibros - Selecciones Servicio Secreto 75. ¡Bésame, muerte! (2ª Ed.), de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

Tenía las manos rígidas, agarrotadas, colgando por los lados del lecho, como si hubiera querido asirse a las dos pequeñas alfombras. Shelby entró en la habitación lentamente, en un estupor silencioso y aturdido, hasta inclinarse y rozar con sus dedos las manos del infeliz. Estaban aún calientes, sin el «rigor mortis» de un cuerpo que lleve varias horas carente de vida. Se irguió, pensativo, volviéndose hacia la ventana entreabierta del dormitorio. Entonces la vio a ella. Era la rubia del cuadro de los velos, y si llevaba algo encima de la parte del cuerpo que se veía sobre el alféizar de la ventana, no era mucho más espeso que el velo del cuadro.Estaba allí, mirándole con ojos de profundo terror, como si colgara del vacío, junto a la fachada del edificio, asomándose entre las cortinillas aguadas por el frío aire matinal.


Bolsilibros - Selecciones Servicio Secreto 84. Te veré en la morgue, de Donald Curtis

Novela, Policial

—ESTOY convencido, Wynter. Ella me engaña. Hace tiempo que me engaña, lo sé. Y quiero descubrirla de una vez para siempre. Eddie Wynter no, respondió de momento. Se limitó a extraer humo de su cigarrillo, expeliéndolo después en lentos cercos que parecían reptar hacia el techo de la oficina. —¿En qué se funda para crear eso? —preguntó al fin—. Linda parece una buena chica. —Posiblemente lo sea. Pero me esconde algo. Y las chicas como ella tienen un concepto muy ligero del matrimonio, usted lo sabe.


Bolsilibros - Selecciones Servicio Secreto 138. Divórciate y muere, de Donald Curtis

Novela, Policial

Para Lewis, era una pelirroja fuera de serie, Su cabello llameaba, sus gafas eran de montura ligera y estética, que en nada la afeaban, dándole, por el contrario, un aspecto enigmático. Debajo de su rostro encantador, tal vez excesivamente maquillado, un cuerpo sensacional se recostaba en el asiento, con total descuido de sus extremidades, que el nylon satinaba deliciosamente. Por cierto que se veía bastante nylon. Y el resto de su anatomía, aunque esbelta, era una sinfonía de curvas capaz de marear a cualquiera. El ceñido suéter amarillo y la falda negra, no hacían nada por ocultarlo.


Bolsilibros - Selecciones Servicio Secreto 194. Los muertos necesitan hielo, de Clark Carrados

Novela, Policial

Mi jefe me había mandado llamar. Acudí a su despacho preguntándome qué pecado podría haber cometido. Por lo general, el jefe no solía llamar a nadie a menos que tuviera precisión de echarle una buena reprimenda. Pero éste —al menos yo lo creía así— no era mi caso. Sin embargo, uno no puede nunca saber en qué agujero prohibido ha metido la pezuña, por lo que, aunque mi exterior era de indiferencia, la procesión, como suele decirse, iba por dentro.