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Bolsilibros - Selecciones Servicio Secreto 268. Tres criminales para un crímen, de Burton Hare

Intriga, Novela, Policial

Había una gran multitud aguardando en el muelle, mientras el gran navío se acercaba de costado para amarrar. Los focos del puerto convertían la noche en día, y el resplandor de los centenares de luces del trasatlántico hacía que las aguas, siempre sucias, lanzaran destellos opacos como heridas por mil estrellas. Delante de la multitud, un grupo de reporteros, cámaras en ristre, forzaban la mirada en busca de su objetivo. Había incluso operadores de los noticiarios. Fumaban y charlaban, ajenos al barullo de la gente.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I. (Ed. Rollan) 68. Cuatro hacia el infierno, de Anthony G. Murphy

Novela, Policial

ACABABAN de dar las ocho de una mañana fría y gris de finales de otoño. El cielo tenía matices cenicientos y el ambiente estaba cargado de un especial aroma a tierra mojada. 
Con su acostumbrada y cronométrica puntualidad, el inspector-jefe del F. B. I., Tobías O’Connor, penetró en su despacho. Sentado ante la mesa, encendió el primer cigarrillo del día. Tobías O’Connor era un hombre de cuarenta y cinco años, más bien alto, de anchas espaldas ligeramente cargadas, y enérgicas facciones. Tenía en el mentón una antigua y profunda cicatriz que restaba armonía a su rostro.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I. (Ed. Rollan) 96. Sangre en la autorruta, de J. Wotman

Novela, Policial

—¡ATENCIÓN, atención…! 
La voz de los altavoces se deformaba a través de las salas del aeropuerto. Eran las tres de la tarde y un sol denso y pesado caía sobre las blancas y lisas pistas de Le Bourget, el aeropuerto transatlántico de París. 
—¡Atención, Atención!, el Stratocrussier de la T. W. A., procedente de Nueva York y Londres, tomará tierra en la pista número siete dentro de cuatro minutos.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I. (Ed. Rollan) 387. Operación «Rescate», de J. Tell

Novela, Policial

Mi primer servicio como agente del F. B. I. me llevó a Miami, lo que no es mala cosa si se considera que algunos compañeros han ido a parar a Groenlandia o al Congo. 
Miami... Bueno; ya saben ustedes lo que es Miami. El sueño de toda joven que posea un par de piernas bonitas. No, maldita sea. 
Me sería sencillo asegurar que soy una belleza. Pero no quiero que si alguna vez llegan a verme queden defraudados. La sabia naturaleza—lean la «estúpida»—me escatimó todos sus dones.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I. (Ed. Rollan) 490. La heredad de los Lawson, de Don Lassiter

Novela, Policial

DAVID Lawson llenó su pipa de cerezo con buen tabaco de Virginia, y salió al porche que rodeaba la casa. Estaba cerca el verano y hacía calor aquella noche. La casa, situada en el centro de la heredad, estaba rodeada de acres y más acres de manzanos. A la luz de la luna se veían las ordenadas hileras de los frutales cargados. Algunos árboles tenían tanto fruto que había sido necesario apuntalarlos para que no se quebraran las ramas. El viento traía un delicioso olor a heno, y de la parte del río llegaba el croar de las ranas.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I. (Ed. Rollan) 520. Besa y mata, de Eddie Thorny

Novela, Policial

ABRÍ los ojos con un esfuerzo y miré el reloj: las nueve. El sol entraba a raudales por el ventanal. No sentía el menor deseo de tirarme de la cama, grité malhumorado: 
—¡Fíjese dónde llama, estúpido, y déjeme en paz! 
Estaba seguro de que sufría una grave equivocación el sujeto que en aquel instante oprimía el botón del timbre con entusiasmo digno de mejor causa. 
Era domingo, no tenía servicio hasta el miércoles, y ninguno de mis amigos o conocidos cometería la insensatez de llamarme a tales horas. 
Pero el timbre continuó sonando con la misma insistencia y fue inútil que me tapase la cabeza con las mantas. El agudo repiqueteo parecía metérseme en los sesos, y no había forma humana de conciliar de nuevo el sueño. Sólo quedaba una solución: abrir la puerta y tirar por la escalera al tipo que se atrevía a interrumpir mi descanso.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I. (Ed. Rollan) 553. Brindis por un muerto, de Anthony G. Murphy

Novela, Policial

LA cerrada niebla prestaba a toda la ciudad como un fantástico mundo de sombras. Apenas si se podían distinguir los objetos a un metro de distancia, y las luces del alumbrado público, encendidas durante todo el día, eran impotentes para taladrar la espesa bruma que parecía adherida al asfalto húmedo de las calles, a las fachadas de los edificios, al espacio mismo, convertido en un impenetrable muro. 
Terrence Conway ahogó una maldición al chocar con cierto individuo, al torcer una esquina. 
—Perdone —dijo el otro—. ¡Esta maldita niebla!


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I. (Ed. Rollan) 660. Chicago 71, de Adam Surray

Novela, Policial

EL hombre de canosos cabellos hizo una breve pausa. Su mirada vagó con escalofriante indiferencia. Sus azules ojos no reflejaban emoción alguna. Carecían de brillo. De vida... Eran los ojos de un hombre ciego. Sus sarmentosas manos, de largos y temblorosos dedos, aprisionaban una Biblia de maltrecha encuadernación. El no podía leer, sin embargo todos los pasajes del sagrado libro estaban grabados en su mente con absoluta fidelidad.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I 20. Amorosamente mortal, de Donald Curtis

Novela, Policial

—Es su misión, Ulah. —¿Matar? —Matar, sí. Ya sabe a quién. Limítese a eso. No haga ninguna otra tarea durante su estancia en los Estados Unidos. Simplemente… mate. Mate a esa persona. Es todo. —Sí, señor. Cumpliré mi misión. —Eso esperamos… Y si no lo consiguiera, si viese que de un modo u otro puede ser aprehendida…, recuerde las instrucciones para casos desesperados. Ulah afirmó despacio. Miró fijamente a la persona de quien recibía órdenes. Su voz se expresó glacial, hermética: —Las recuerdo muy bien, señor. Si no he sabido matar…, deberé morir. Me mataré. En el acto.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I 62. Seda para morir, de Donald Curtis

Novela, Policial

El lápiz carbón corrió nervioso sobre el papel granulado, fuerte. Casi escapó al llegar a la cadera. Pero recuperó el trazo, y siguió la estilizada silueta femenina. Terminó en el tobillo, tras recorrer la suave curva de una pantorrilla delicada, de una pierna casi escultural. Luego, aquel perfil se cubrió de trazos rápidos, seguros, con otro lápiz de carbón azul intenso, ultramar. Botones, cortes, pliegues, solapas, mangas, falda y pespuntes rápidos. Un traje. Un traje femenino de sorprendente línea moderna, corto sobre las rodillas —muy por sobre las rodillas en realidad—, chaqueta abotonada, casi militar, evocación de la «línea Mao».


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I 63. Seguro de muerte, de Donald Curtis

Novela, Policial

Era pelirroja. La pelirroja más hermosa que jamás viera Aaron Ruark. La pelirroja capaz de hacerle desistir de sus obstinados proyectos de soltería. La pelirroja que arrebató su terco corazón y le llevó a la oferta sorprendente incluso para él mismo: —¿Quieres casarte conmigo, Thelma?


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I 84. Réquiem por un G-Man, de Donald Curtis

Novela, Policial

Se incorporó. La camisa se adhería a su piel a causa de la copiosa transpiración. El calor era intolerable. Incluso con aquel irritante ventilador zumbando en el techo de la habitación. Aplastó la punta del cigarrillo en el cenicero. Luego, se volvió a la mujer que sollozaba en el rincón. —No llores más —ordenó. Ella obedeció sólo en parte. Levantó los ojos hacia él, gimoteando. Tenía la mejilla hinchada y enrojecida. Un hilillo de sangre muy tenue se había secado sobre su barbilla. La mirada del hombre, al fijarse indiferente en ella, no reveló la menor compasión por su estado. —Me duele —se quejó ella roncamente.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I 93. Código invisible, de Donald Curtis

Policial, Novela

Recordaba uno de los luminosos, policromos óleos de Gauguin. Una de sus obras bajo el sol radiante de Tahití, con su mescolanza de color, de armonías, de sensualidad caliente y humanísima. Pero no era un lienzo, ni siquiera una bella postal turística o una composición sofisticada, obra de cualquier realizador 'standarizado' del rutinario Hollywood del celuloide. No, no era nada de eso, aunque poseía la belleza misma de todo ello en perfecto combinado. No correspondía a la perfección técnica de un artífice, un decorador, un experto de la cámara o el procedimiento cromático de una película sensible al color. Nada de eso. Era realidad. Pura realidad, aunque vista a través del enfoque de los poderosos y fieles binoculares, pudiese parecer simple reproducción de un paisaje idílico, con todos los elementos propios de una estampa gráfica bien estudiada y medida.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I 315. El secreto del costurero, de Fred Hercey

Policial, Novela

JACK Howard miró con ojos nostálgicos las desnudas paredes de la habitación que acababa de alquilar por un plazo de tres semanas en la posada veraniega del «Aguila», cerca de Londres. Había estado allí una vez y siempre deseó volver. Fue durante la guerra. Una breve licencia de quince días, que aprovecharon Stan y él para disfrutarlos en soledad en aquel apartado rincón de Inglaterra. Stan era un atlético muchacho de Kansas. Su mejor camarada de la guerra. A las tres semanas de haberse incorporado al frente, Stan cayó para no levantarse más, casi segado por la mitad por una ráfaga de ametralladora. Allí se truncaron los hermosos planes que ambos habían forjado para el futuro en la soledad de la posada.


Bolsilibros - Selecciones del F.B.I 532. Secreto en un cadáver, de Ben Bryons

Novela, Policial

La noche, inmensa, cálida, silenciosa, excitaba los sentidos. Arriba, el cielo, cuajado de estrellas, sin una sola nube; abajo, la masa negra y ondulante de las aguas. Ambos iban acercándose en la distancia y, finalmente, se unían en el confuso y oscuro horizonte. Eran millas y millas de monotonía y soledad, dejadas atrás lentamente por el «Cincinatti», cuya proa partía sin piedad la uniforme masa líquida, haciéndola resbalar por sus costados, convertida en espuma.El murmullo sordo e ininterrumpido de su avance subía por la banda de estribor hasta donde el hombre se encontraba, apoyados los codos sobre el borde de la primera cubierta. Durante unos instantes pareció escuchar el rumor. Luego debió convencerse de que no se trataba de nada nuevo y sacudió la cabeza.—La monotonía me excita —pensó—. Esta travesía ha terminado por ponerme nervioso.


Bolsilibros - Selección Terror extra 12. ¿Y después de morir…?, de Curtis Garland

Intriga, Policial, Terror, Novela

La luz era ya un resplandor que nos envolvía. Supe que estaba a punto de atravesar la última frontera, de penetrar en lo eterno.Acaso de verme ante él.Ante Dios.Rodeado por todos mis felices parientes y amigos, con la misteriosa y bellísima Hazel guiándome con todos los demás, como si me conociera de toda la vida, pisé el umbral de la Eternidad.


Bolsilibros - Selección Terror extra 13. Macabra melodía, de Frank Caudett

Intriga, Policial, Terror, Novela

¿Gotas? Claro. ¡ES SANGRE!Sangre, sí. ¿Por qué? ¿De dónde surge esa sangre?De súbito veo más. Veo como esos dedos sufren una extraña, incomprensible metamorfosis y se convierten, se transforman, ¡en las alas abiertas de un enorme murciélago, con pico!La melodía sigue sonando.Y el murciélago revolotea cruel, macabro, chorreando sangre por el pico y las alas.


Bolsilibros - Serie Naranja 72. La dama que lloraba a solas, de Carolyn Byrd Dawson

Intriga, Novela, Policial

“…, Y aun entonces me sentía tan desasosegada que permanecí, ensimismada, en el portal, hasta que mis zapatillas se calaron y me fue forzoso subir al dormitorio a cambiármelas. Sospecho ahora que este simple acto de cambiar el calzado suscitó, a buen seguro, ese mi tonto impulso que me llevó a embarcarme en una empresa absurda, vana, peligrosa, que desencadenó sobre todos nosotros buena parte de las angustias sufridas en el decurso de las semanas subsiguientes. Ahora sé que uno de nosotros estaba ya fuera de toda ayuda humana a esa hora de la noche de la desencadenada borrasca, pero siempre lamentaré no haber estado en casa para responder al insistente repiqueteo del teléfono que llamó dos veces. Llamó y repercutió su campanilleo en medio de la soledad de una casa vacía”.


Bolsilibros - Serie Naranja 138. Lo que la noche revela, de Cornell Woolrich

Relato, Policial

Contiene Lo que la noche revela (THE NIGHT REVEALS). Cuento de sobremesa (After Dinner Story). Aventuras de una manzana (AN APPLE A DAY). Marihuana (MARIHUANA). Ventana trasera (Rear Window). Cuento policial (Murder—Story).


Bolsilibros - Servicio Secreto 2. Entre tinieblas, de Jack Grey

Novela, Policial

SERVIDOS por el silencioso mayordomo James, Donald Bretty y su hijo Alan cenaban en el espacioso comedor de su residencia de la calle Ocho, esquina a la Quinta Avenida. Hablaban saltando de un asunto a otro con volubilidad, riendo a veces sin motivo, cual si pretendieran animarse y convencerse mutuamente de que se hallaban a gusto, de que no advertían la falta de calor moral que se padecía en aquella casa desde que, hacía ya ocho meses, la señora Bretty falleció. Con frecuencia, tanto porque sus respectivas obligaciones lo imponían como porque no sentían la llamada del hogar, padre e hijo comían fuera, cada uno por su lado; pero los jueves y sábados, sopena de que algún suceso imprevisto e ineludible la exigiese, lo hacían juntos allí, alentados por el deseo de no perder el contacto por completo.