El marido de Josie, Conan Zarcourt, era un hombre alto, moreno y terriblemente atractivo. Pero era también un hombre prohibido para Josie. Su matrimonio sólo era de nombre. Conan se había casado con ella para poder darle el apellido de la familia al hijo que Josie esperaba... el hijo de Charles Zarcourt. Pero cuando un accidente provocó una amnesia temporal en Josie, ésta asumió naturalmente que Conan era su marido y el padre de su hijo. Y hasta que la joven recordó la verdad, Conan se mostró encantado de poder tener a Josie en su cama...
La doctora Kate Burnett era feliz ejerciendo la medicina con su tío, hasta que éste sufrió un accidente. Lo sustituyó su hijastro, Guy Shearer.
Aunque inicialmente cautelosa, Kate acabó teniendo una buena relación con él. Y empezaba a preguntarse a dónde los llevaría aquello cuando volvió su ex novio con intención de casarse con ella...
¿Qué debía hacer ahora?
Cuando Joss estuvo nuevamente en brazos de Dan Armstrong, supo por qué se había acostado con él el día en que se habían conocido. La intensidad de la experiencia con aquel extraño había quedado grabada en ella. Joss no había pensado que aquello durase más de una noche, hasta que descubrió que estaba embarazada. Dan insistió en que debían casarse, pero Joss no estaba segura. Él había deseado su cuerpo, y ahora deseaba al hijo de ambos... Pero, ¿realmente la quería por esposa?
Jason estaba asombrado ante la transformación sufrida por Georgia. Asombrado... e intrigado. Siete años antes, ella había iniciado inocentemente su única y espontánea noche de pasión, y tras quedar embarazada, desapareció. Georgia había vuelto convertida en otra mujer: sofisticada, seductora y muy deseable. Jason estaba convencido de que lo había traicionado, y no la había creído cuando trató de explicarle lo ocurrido. Pero él estaba decidido a descubrir de una vez por todas la verdad...
Megan Cross no había vuelto a la isla caribeña de San Felipe desde el desagradable divorcio de sus padres y el segundo matrimonio de su madre. Su padrastro, gravemente enfermo, quería su perdón por haberla separado de su madre, y eso la decidió a volver. Muchas cosas habían cambiado en los dieciséis años pasados y lo que más el hijo de su hermanastra, Remy. El niño se había convertido en un joven increíblemente atractivo, cuyas bromas la turbaban profundamente y cuya intimidad sabía que no debería alentar...
Michelle se quedó atónita cuando Nikos Alessandros le contó su descabellado plan. Necesitaba una acompañante, y la hermosa y sofisticada Michelle era, exactamente, lo que él necesitaba. Además, ella también lo necesitaba para espantar a un desagradable pretendiente.
Pero el papel no resultó tan fácil de representar, pues Nikos era tremendamente atractivo y Michelle jamás había sentido antes una atracción como aquélla.
No obstante, las circunstancias se encargaron de que no le quedara otra opción. Pero, ¿qué sucedería si la ficción se convertía en realidad?
Leigh llevaba meses retrasando lo inevitable. Debía ponerse en contacto con Nicholas Kendall para revelarle que la aventura de una noche con su hermana había tenido como resultado una hija. Ella tenía la custodia de la pequeña Amy y, porproblemas económicos, se veía obligada a recurrir a un hombre al que despreciaba… Pero Nicholas no resultó ser tan desagradable como ella imaginaba. Todo lo contrario; era un hombre guapísimo y encantador. Nicholas se encandiló con su inesperada hija e insistió en que las dos fueran a vivir con él. Leigh habría hecho cualquier cosa para no separarse de la niña, pero… ¿casarse con un extraño?
La doctora Susan Wheelan se horrorizó al descubrir que su hermana, Annabel, le había concertado una cita a ciegas.
Después de soportar la firme presión de Annabel para que aceptara ir al encuentro del desconocido, su único consuelo fue descubrir que el cirujano Adam Hargraves también había sido víctima de la manipulación de Barbara, su propia hermana.
Adam era tan maravilloso que Susan no podía comprender por qué necesitaba ayuda para encontrar una mujer que lo quisiera... ¡que por cierto no sería ella!
Pero Adam tenía otras ideas...
Después de cuatro largos años, durante los que Fliss había creído muerto a su marido, ocurrió lo inesperado: Morgan estaba vivo y volvía a casa. El amor de Fliss hacia su marido había sido inmenso, pero la vida había continuado tras su presunta muerte y estaba a punto de casarse.
¿Qué derecho tenía Morgan a mostrarse celoso? Era casi un extraño para ella, después de tanto tiempo. Pero su vuelta pronto comenzó a despertar los deseos que Fliss había tenido reprimidos durante aquellos años.
Estaban ya cerca del año nuevo. ¿Podría ser también aquel año el comienzo de una nueva vida en común?
Sam Fletcher era un empresario de éxito, acostumbrado a mandar. Siempre se enfrentaba con éxito a cualquier situación, por muy difícil que fuera. Por eso, cuando Josie Nolan le dijo que estaba esperando un hijo suyo... Bueno, Sam se quedó algo perplejo, pero no por ello iba a flaquear. Con un Fletcher en camino, tendría naturalmente que haber boda. A Sam el matrimonio le parecía la solución lógica al problema del embarazo, pero Josie deseaba casarse por amor, no por las convenciones sociales. El nacimiento del bebé era inminente y Sam tenía que convencer a Josie lo antes posible...
Leigh Durant, a la que su familia siempre la había hecho sentirse como el patito feo y que siempre había sido rechazada por su padre, se quedó anonadada cuando Richard le pidió que se casara con él. ¿Podría él darle la sensación de pertenecer a alguna parte y el amor que ella siempre había ansiado? Su proposición era muy tentadora. Y compartían una intensa atracción física. Pero, ¿era ella realmente la esposa que él quería... o sólo la forma más fácil de llegar al poder?
Cuando Ryder Hogan abrió los ojos y la miró con adoración, Amelia Enderling se dio cuenta de que algo había cambiado en él. El hombre al que había amado había perdido la memoria. Pero estaba dispuesto a aceptar sus responsabilidades... respecto a ella y a sus hijos.
El nombre de Ryder no significaba nada para él, y su familia eran unas personas desconocidas. Pero Amelia... Tenerla en sus brazos era como volver al hogar. Cuidarla era algo natural. Al margen de lo que hubiera sido en el pasado, este Ryder quería ser un hombre mejor, un hombre dedicado a Amelia y a sus hijos. Pero cuando recuperó la memoria...
David James estaba contento de volver a trabajar en su antiguo hospital como cirujano, hasta que la reacción de la doctora Lisa Kennedy le hizo perguntarse si lograría superar su reputación de playboy. Nunca le había costado encandilar a las mujeres, pero Lisa parecía inmune a su encanto, y cuanto más intentaba impresionarla como colega, y como amante en potencia, más lo rechazaba ella. ¿Lograría romper las barreras que Lisa había erigido y convencerla de que estaba dispuesto a renunciar a su vida de soltero por ella?
Conocer al atractivo y dinámico magnate Alex Salomos había cambiado la vida de Lisa. En las siete semanas que habían pasado desde su apresurada boda, su felicidad había sido plena. Pero Lisa descubrió que no podía confiar algunas de sus dudas a su marido. Había partes de la vida profesional y personal de Alex que él insistía en mantener en secreto. Lisa se decía a sí misma que eran sólo imaginaciones suyas, hasta que hizo dos sorprendentes descubrimientos en una misma noche...
Para Gemma Fellows y su hija de seis años, Daisy, la casa en el campo que habían heredado de la tía abuela fue como un regalo del cielo. Les permitía empezar de nuevo después del estrepitoso fracaso de su matrimonio. Nada más llegar, descubrió que necesitaban una enfermera en el pueblo. ¡Aquella era una oportunidad que no podía dejar escapar! El doctor Mallory pensó que Gemma y Daisy eran perfectas para él. Sólo que cuando el ex-marido apareció, empezó a dudar de que ella opinara lo mismo...
Jade no era capaz de convencer al millonario hombre de negocios Curtis Greene de que ella no perseguía la fortuna de su hermano. Sobre todo porque cuando Curtis regresó a la casa que había pertenecido a la familia, se la encontró viviendo allí... Curtis estaba decidido a proteger a su hermano y controlar a Jade, fingiendo incluso estar comprometido con ella. A Jade no le dieron ni siquiera la oportunidad de protestar, y se quedó atónita por el escándalo que se organizó, así como por la atracción que sentía hacia su fingido prometido.
Candy se puso a la defensiva cuando Quinn Ellington le sugirió que, si se casaban, ambos saldrían beneficiados. Sabía que su tío le había pedido a Quinn, su mejor amigo, que cuidara de ella mientras se recuperaba de un terrible accidente... Pero pedirle que se casara con él era ir demasiado lejos.
Quinn le dijo que necesitaba una esposa, pero a Candy no le parecía un hombre que necesitara a nadie. Muchas mujeres habían intentado llevarlo al altar. ¿qué razones ocultas habría detrás de su propuesta?
Jane Ogilvie estaba fascinada por Liam McGuire, un hombre sexy, oscuro y con un alma atormentada. Y era evidente que Liam apenas podía reprimir el deseo que sentía por ella. Tras una noche apasionada, Jane estaba en apuros. No sólo se había enamorado ciegamente de Liam, sino que cabía la posibilidad de que estuviera embarazada. Sabiendo que Liam había jurado que nunca pondría en peligro sus sentimientos otra vez, ¿podría Jane tolerar un matrimonio sólo por el bien del bebé?
Cuando Michel Lanier obligó a Sandrine a elegir entre su carrera y su matrimonio, Sandrine decidió que debía marcharse. A pesar de que sólo hacía seis meses de su boda y de que amaba a su marido apasionadamente, no podía permitir que controlara su vida.
Ahora Michel quería que volviera. Y cuando la carrera de Sandrine alcanzó un punto de crisis, él vio la oportunidad perfecta para hacerle chantaje y que volviera a su cama...
Ruth, que trabajaba en la empresa de Franco Leoni, se sintió abrumada desde el momento en que lo conoció. Y se quedó aún más sorprendida cuando un hombre tan dinámico y apuesto como él empezó a interesarse por ella. Sabía que no debía, pero no pudo evitar enamorarse de su jefe. Franco no deseaba mantener un idilio en secreto, pero Ruth tenía miedo al escándalo. Intentó disimular sus sentimientos y ocultar la pasión que los unía. Pero había algo que no podía ocultar: el bebé que estaba esperando de Franco.