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Bolsilibros - Centauro 675. Fanfarrones y pendencieros, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Minutos más tarde, cuando Sanford se alejaba de aquel grupo de vaqueros, iba preocupado. La actitud de Houston no le gustaba. Sabía que era una mala persona y que terminaría complicando la vida al joven Chester Beck. Dispuesto a hablar seriamente con Selma, se dedicó a preguntar por ellos.


Bolsilibros - Centauro 686. Con sus propias armas, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Pero el de la placa no estaba de acuerdo. La muchacha colocó el rifle en la funda del caballo de nuevo, y marchó hacia la plaza. Los de la posta estaban metidos en ella, asustados. Dentro estaba uno de los hombres del equipo de Lees.


Bolsilibros - Centauro 708. Sentenciados por mí, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

En Austin había un movimiento extraordinario de forasteros. Y no era por estar en fiestas, ya que éstas habían sido casi dos meses antes. La causa de esta animación en las calles y en particular en los saloons, bares y clubs, era el juicio contra un capitán de los rurales. Había sido detenido un mes antes, acusado de complicidad con los contrabandistas que andaban por El Paso, la ciudad “sin ley” de Texas. Acusación que había sorprendido a la población de San Antonio, en la que el acusado había estado bastante tiempo destinado.


Bolsilibros - Centauro 715. ¡Como lobos!, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Tucuncary era una pequeña población, muy pequeña. Y míster Bruce Roswell uno de sus pocos habitantes. Pero esa pequeña población tenía un encanto para él. ¡La tranquilidad! Tenía una esposa: Maud, y una hija: Peggy. 
La relaciones matrimoniales no se podía decir que fueran muy armoniosas. Pero Bruce tenía una gran virtud: tenía una dosis excelente de paciencia. Y cuando Maud, enfadada, y se enfadaba con frecuencia, le gritaba, miraba sonriendo a su esposa y no decía nada. Esto era lo que más enfurecía a Maud. 
La propiedad que tenía era modesta como modesta era la vivienda. 
En sus enfados, después de insultarle, le amenazaba con marchar. Pero esto lo había dicho centenares de veces.


Bolsilibros - Centauro 721. ¿Te das cuenta? ¡Qué desastre!, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Grace Slade, propietaria del saloon Red, era una especie de «institución» en Cheyenne. Era sin duda alguna la mujer más estimada de la ciudad. Entre los dos centenares de locales que había en Cheyenne, había bastantes mujeres al frente de locales, similares en la instalación al Red, pero Grace era un caso extraordinario. Con la indudable estimación, iba un respeto hacia la persona. Y cuando salía de su local, era saludada por las mujeres que se cruzaban con ella.


Bolsilibros - Centauro 724. La historia más absurda del Oeste, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los viajeros en el mismo vagón, se miraban en silencio… Cada uno iba pensando en sus cosas. Y no era tiempo aún para las primeras palabras que solían decirse en situaciones como ésa. 
Era lógico que las miradas de los ocupantes recayeran sobre una joven de gran belleza y única mujer que iba en ese departamento: La joven iba violenta y trataba de fijar su atención en el paisaje, visto a través de la ventanilla que había junto a ella. De este modo, eludía el mirar a los viajeros. Pero lo que llamó la atención, no fue la belleza de la joven, sino la inquietud de uno de los viajeros que se levantaba cada vez que el tren se detenía y escuchaba el tiempo de parada, descendía del vagón y regresaba en el momento de volver a poner en movimiento.


Bolsilibros - Centauro 737. ¡Vaya coronel!, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Esa mañana, en los muelles de Pall, dábase cita lo más heterogéneo de la población. Acudían de todas las clases sociales y las más distintas profesiones. La guerra de Secesión, no hacía mucho que había terminado, por lo cual se veían en los hombres una mezcla extraña de vestuario. El barco que llegaba de Topeka atracaba en esos momentos en el muelle y los curiosos e interesados que esperaban en el mismo, se apiñaban para subir a él.


Bolsilibros - Centauro 758. Fiesta de sogas, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Varios viajeros dejaron de jugar y se acercaron a la mesa donde Mac jugaba. El croupier hizo señas a uno de los empleados del barco y habló con él. Poco después, éste salía. Regresó poco más tarde con el capitán.


Bolsilibros - Centauro 762. Recuerdos de violencia, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Su padre, sin pérdida de un solo segundo y con gran seriedad, censuró duramente la actitud del hijo. 
Los asesores del padre, viendo el asombro que las palabras de éste causaba al joven, sonreían comprensivos. 
Y todos, apoyando el criterio del padre, intentaron convencer al joven para que no prestara oídos a cuánto escuchase sobre el padre. 
Alan, impasible y respetuoso, escuchó con atención al padre y a quienes con él estaban.


Bolsilibros - Centauro 776. Así mueren los rurales, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los golpes dados en la puerta de la Misión San Antonio de Valero rasgaron el profundo y respetuoso silencio que reinaba en el interior. 
Volvieron a repetirse los golpes acudiendo uno de los franciscanos fundadores de la misión dispuesto a recibir a los nocturnos visitantes, suponiendo habían varios al otro lado de la puerta.


Bolsilibros - Centauro 778. Pieles ensangrentadas, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

El día había amanecido muy despejado y el sol iluminaba todo el valle llenándolo de vida, sin embargo, la humedad era muy grande debido a las fuertes lluvias que se habían venido precipitando en la zona los días anteriores.


Bolsilibros - Centauro 781. Incendiarios, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Joe Scott esperaba impaciente a que le fuera permitido el acceso al despacho del alcaide del presidio de Tucson en el que había permanecido preso durante un año. 
Mientras aguardaba, pensaba en todo lo que le había contado el guardián que hasta allí le condujo. 
Seguramente podría recuperar la libertad de la que fue privado por una sentencia que le condenaba a cumplir tres años de prisión por un delito que no había cometido. 
Su nerviosismo aumentó cuando se abrió la puerta del despacho y salía el guardián.


Bolsilibros - Centauro 787. Oro y muerte, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

En 1848, un carpintero llamado James W. Marshall encuentra unas pepitas de oro en la colonia de Nueva Helvecia, instalada en el valle del Sacramento, en California. 
Todos los habitantes de esta pequeña colonia abandonan sus quehaceres cotidianos y se dedican exclusivamente a la búsqueda del dorado metal, que abunda en toda la región del valle.


Bolsilibros - Centauro 790. La pesadilla del juez, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Abrió los ojos, asustada, su esposa. No podía sospechar que fuera, capaz de algo parecido. Macley, el herrero, entraba en ese momento, y se quedó en la puerta, escuchando, como los demás, la discusión. Bárbara mostróse demasiado brusca con su esposo.


Bolsilibros - Centauro 804. Trágico vaticinio, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Sam Leman, después de varios meses de ausencia, regresó a su pueblo. Como era muy querido y estimado por la mayoría, pronto se vio rodeado por muchos amigos que le saludaban con cariño. —¿Vienes a quedarte o volverás a marchar? —le preguntó uno. —Mi propósito es quedarme... y echar raíces.


Bolsilibros - Centauro 822. Odiad a los gringos, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los caballos que participaban en las pruebas estaban considerados como lo más selecto de la ganadería de Bernard Gottfried. 
Jennifer y su prima Julie disfrutaban contemplando el espectáculo que, en honor a ellas, se estaba representando en la propiedad de Gottfried.


Bolsilibros - Centauro 828. Sueños de ambición, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Harry Gay, sin duda el ranchero más temido y poderoso de todo el condado de Lincoln, en Muevo México; paseaba bajo el porche de entrada a su magnífica casa, pensativo y preocupado. Varios de sus hombres, contemplándole en silencio, no se atrevían a interrumpir sus pensamientos, en la seguridad de que algo que ignoraban no iba bien.


Bolsilibros - Centauro 832. Halcones del desierto, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Un mes después Milton estaba en el vecino Estado de Nevada, dedicado a la dura vida de la pradera y el desierto, utilizando a cada momento y con cualquier motivo sus armas. Cada día veíase más rápido, y eso que siempre suponía que no seria posible adquirir mayor celeridad. En el bolsillo izquierdo de su chaleco de piel de antílope, llevaba la insignia estrellada de sheriff, y a respaldo una inscripción, hecha por orden del gobernador, indicaba amplias instrucciones. Este escrito lo llevaba oculto en la vuelta de sus altas botas de montar, que fueron cosidas con el documentó oculto. Siempre que lo necesitara podría, con su cuchillo liberar este papel.


Bolsilibros - Centauro 840. Un rifle en cada ventana, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

El coronel Baldwin temía que su hija no se acostumbrara a la vida del fuerte, porque estaba habituada a vivir en ciudades populosas y rodeada de lujo. 
Deseaba que se reuniera con él, ya que llevaba bastantes años separado de su hija. Y, sin embargo, no se atrevía a pedírselo. Hubo de ser la muchacha quien le dijo que deseaba pasar por lo menos una larga temporada junto a él. Hacía tiempo que no se veían y, en las cartas, decía ella que terminarían, de seguir así, por no conocerse cuando se vieran.


Bolsilibros - Centauro 845. Acontecimientos sangrientos, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Leo Murray, mientras galopaba alejándose por momentos de sus perseguidores, iba paseando en el grave error cometido al aceptar la invitación que le hicieron a los pocos minutos de llegar a Ratón para formar parte de una partida de póker. Tenía la certeza de que le habían invitado a jugar por haberle visto el mucho dinero que llevaba encima, y sin duda para desplumarle.