En este libro de relatos se habla del sentimiento que provoca una ciudad arraigada en el mapa y con muchos siglos de historia que, pese a presentarse con los mismos nombres del callejero, parece otra cuando se somete al análisis del observador y en algún punto de su geografía muestra la cara oculta de la evidencia, donde la realidad del catstro no proviene de intereses económicos sino de una especulación literaria sobre las leyendas, las historias y las gentes que han suscitado ese encuentro con la ciudad aparentemente conocida.
La ciudad sitiada relaciona la crónica de la transformación de São Geraldo, ciudad del interior en crecimiento en unos nebulosos años veinte, con el proceso de liberación de Lucrécia Neves, una mujer «sitiada». En su inquieta trayectoria, Lucrécia intentó acercarse a una asociación de jóvenes, fue novia del agresivo Felipe y del bello Perseu, pero se casó con un próspero comerciante, Mateus. Fogosa como un caballo o inalcanzable como una estatua del parque, Lucrécia Neves, sobre los tacones de sus botines, a veces «andaba entre el equilibrio y el desequilibrio, otras se enderezaba sin moverse para no desmoronarse». Pero São Geraldo la asfixiaba. La inevitable modernización de la ciudad sirve de metáfora a la subterránea e inexorable transformación de la mujer.
Segunda y última novela de Hermann Ungar. «La clase» relata la historia de un profesor de escuela de débil constitución física y escasa fuerza de voluntad que respeta al máximo el orden establecido y pretende imponer a sus alumnos su férrea disciplina en contraste con su compañero de infancia que se revela contra el rígido orden social. El novelista explora un universio cuya única ley es el desequilibrio.
Una inolvidable novela de superación para aficionados a historias como Intocable y El indomable Will Hunting. En medio del bullicio de la Gare du Nord de París el Preludio y Fuga nº 2 en Do menor de Bach se escucha claramente. Frente al piano de uso libre de la estación se sienta Mathieu, de 20 años. La música es su secreto, del que no habla en el barrio de la periferia donde vive. Allí pasa el tiempo con sus colegas mientras tratan de montar dudosos «negocios», vigila a su hermano pequeño y ayuda a su madre, que trabaja día y noche. Pero una tarde uno de los golpes de Mathieu y sus amigos acaba mal y este no sabe a quién pedir ayuda. Salvo quizá a ese desconocido, Pierre, quien tras haberle escuchado tocar en la estación le entregó su tarjeta. Pierre solo pone una condición: deberá cumplir sus horas de servicio a la comunidad haciendo la limpieza del Conservatorio Nacional Superior de Música, del que es director. A regañadientes, Mathieu acepta, pero Pierre en realidad tiene otra idea en la cabeza: el chico es un genio de la música y su instinto le dice que este puede ser el último tren para relanzar su carrera. Pero ¿están ambos preparados para dar un giro a sus destinos? ¿Tenemos todos derecho a una segunda oportunidad?
Ante la mirada de un mundo sobrecogido tras la invasión del Capitolio de los Estados Unidos, Amanda Gorman tomó la palabra a continuación del presidente Joe Biden. Era la poeta más joven que recitaba en una ceremonia de investidura, como antes lo hicieron Robert Frost o Maya Angelou, y cautivó a millones de personas que veían en ella la luz de una esperanza, y en los versos de La colina que ascendemos la inauguración de una nueva era.Afroamericana criada por una madre soltera en un modesto barrio multicultural de Los Ángeles, defensora del medio ambiente, la igualdad racial y la justicia de género, Gorman se ha convertido en la voz de los olvidados.
Zeno Cosini, protagonista de esta novela, es un hombre de cincuenta y siete años, un fumador empedernido que decide someterse al psicoanálisis con el objetivo de intentar descubrir la causa de su adicción al tabaco. El psicoanálisis, desacreditado ya en el preámbulo, será la excusa para viajar a través de las irónicas memorias de Zeno, que el doctor le pide que escriba, de la conciencia y el inconsciente de Zeno, un hombre triste y adúltero del que conoceremos sus deseos, sus anhelos, su obsesión por las mujeres, su temor a la muerte, el tiempo que le toca vivir, la guerra, su entrega a los negocios… Novela de rasgos autográficos, en la que se percibe la influencia de Joyce y de Proust, Svevo nos muestra la complejidad de la realidad existencial más allá de las teorías uniformadoras de Sigmund Freud.
Parientes en un improbable árbol genealógico, que reúne al azar primos de príncipes de Petersburgo y cabecitas negras de las provincias, el Conde Vladimir Hilario Orlov, aristócrata del arte del relato, y Don Aniceto, gaucho viejo y socarrón, sobrellevan la velada con una auténtica tan irónica como cortés payada estilística: de un lado, la narración improvisada, de comienzo realista y final fantástico, hecha de misterio, sutileza y elegantes asimetrías, del otro, en desafiante contrapunto, la historia proletaria y miserabilista, cruel y transparente, del pobre marginal. Mientras tanto, una sola expectativa, un solo miedo visceral, ocupa masivamente la atención flotante del Conde, nueva encarnación del monstruo airiano y cultor seguramente de la ley suprema del astuto balzaciano el secreto: el terror a la revelación. Harán falta no poco virtuosismo y una buena dosis de elegancia años, tal vez, de virtuosismo y de elegancia para que la proliferación del relato no acabe en confesión.
Edgar Musgrave se reúne en un balneario con su hermanastro David para tomar las aguas. Allí coinciden con John Guest, un corredor de bolsa al que Edgar acusa de haberle estafado veinte mil dólares. Por su parte, David se enamora de la hija de Guest, al tiempo que este es forzado por Edgar a confesar por escrito su culpabilidad, ante la pasividad de David. Esta humillante confesión acarreará conflictos morales en todos ellos y condicionará dramáticamente sus decisiones. En la década de los años’70 del siglo XIX, el joven Henry James, en el inicio de su carrera literaria, se dedicó preferentemente a escribir cuentos y novelas cortas, como ejercicios previos a las grandes novelas que caracterizan su etapa de madurez. Gran parte de estos relatos primerizos no se reeditaron hasta hace unos cincuenta años, por lo que son prácticamente desconocidos del gran público. Sin embargo, no son nada desdeñables, y algunos de ellos, como La confesión de Guest, contienen temas, escenas de la vida americana, personajes y elementos narrativos que más tarde empleará James en sus creaciones mayores con su habitual maestría.
En «La confesión de un hijo del siglo», Octave, escéptico y desconfiado por un episodio amoroso desgraciado y años de disipación, conoce a Brigitte Pierson, una mujer mayor que él, sensible y devota. Después de poco tiempo de amor e incapaz de vivir la felicidad alcanzada, Octave duda de los sentimientos de Brigitte y la atormenta recelando deslices. Una y otra vez, él se arrepiente de su perversidad y es perdonado por Brigitte. Finalmente, Octave sospecha que ella está enamorada de un tal Smith, hombre honesto y modesto, e intenta asesinarla, pero Brigitte lo detiene y, en un momento de generosidad, él la deja marchar.
En el dulce calor de su salón, Clotilde recibe a una mujer. Escucha sus penas, los golpes, las llagas abiertas de los maltratos. Clotilde está cansada, pero la escucha. Como a tantas otras mujeres.
En 1926, Carmen de Burgos ofrece un relato potente, a imagen del resto de su obra narrativa y ensayística. En La confidente , su prosa ágil y fluida nos hiere como algunas de sus líneas escritas en el frente. De hecho, retrata con sinceridad a varias generaciones de mujeres, ricas, pobres, las de su tiempo. Y la desgarradora historia de su condicionamiento. En esos nueve capítulos breves se quiebra un primer silencio que ocultaba la violencia. Es un gesto magistral que resuena por su actualidad y revela una España arcaica y machista. Que aún es un poco la nuestra.
«¿Qué puedo decirte, pobre Borges?… Quedarás solo en esta casa. La ceguera no es tiniebla, es forma de soledad. Escribirás el libro.» Con estas palabras, Jorge Luis Borges, el 25 de marzo de 1983 anunciaba su propia muerte para el 25 de agosto siguiente. Era uno de los diálogos más largos escritos por él; se entablaba entre Borges joven y Borges viejo. El 7 de abril de 1983 publica en el diario Clarín el argumento de «una novela que por razones de ceguera y ocio no escribiré». Ahí se propone una conjura de viejos contra jóvenes. ¿Incitación o trampa?… Enrique Kedinger, nacido en Buenos Aires, corre el riesgo de caer en la celada y acepta el desafío. Esta es, entonces, una novela donde Borges muere, se multiplica, urde una vasta conspiración internacional y finaliza quebrando antiguos tabúes de tiempo y espacio. A su vez, el texto descubre una propuesta literaria, innovadora en el panorama argentino, cuya estructura admite varias interpretaciones y deja al lector vasto margen de libertad. En esta ficción Borges no es más que la máscara de varios personajes. O al revés.
Dos personas divididas por los paradigmas: masculino o femenino; tren o calle; pintura o fotografía; observación o movimiento; carta o e-mail; McCartney o Lennon; nacional o extranjero. Y por el medio una existencia implosiona. Ella podría ser él y viceversa... Esta obra obtuvo el "I Premio Internacional Albert Camus".
En un futuro, no muy lejano de nuestro presente, la ciencia médica ha logrado vencer a la muerte. Las pocas excepciones proporcionan el material para un nuevo programa de televisión dirigido a masivas audiencias ávidas de presenciar la muerte en directo de otras personas. Cuando a Katherine Mortenhoe le comunican que tiene cuatro semanas de vida, sabe que no es solo su vida la que está a punto de perder, sino también su privacidad. A Katherine se le diagnostica una enfermedad cerebral terminal causada por la incapacidad de procesar un volumen cada vez mayor de información sensorial, y de inmediato se convierte en una celebridad para un público «hambriento de dolor». Katherine no aceptará ser la estrella del programa, sus últimos días no serán grabados por ninguna cámara. Pero ella no sabe que, desde el momento de su diagnóstico, ha sido observada no solo por los productores televisivos, sino por un nuevo tipo de periodista sin cámara que la graba con su propio ojo que nunca parpadea.
«Son relatos de apariciones y desapariciones, de presencias y ausencias, como si el autor, en el teatro de su propia fantasía, persiguiera fantasmas evitando deliberadamente descubrir sus rostros, su origen, su nombre. »El estilo de Moravia conserva en estos relatos sus características: es tajante, áspero, unido al fondo cenagoso de lo cotidiano, y de pronto se eleva desde ese fondo a la blanca luminosidad de la claridad lógica… »La realidad rugosa, ingrata, que la mirada de Moravia ha indagado siempre con obstinación (y que desde siempre, en sus palabras, se ha animado de manera insólita con el hálito de la poesía), en estos relatos y pienso sobre todo en “La cosa”, “Al dios ignoto”, “Trueno revelador”, “La mujer en la casa del aduanero” parece observada por una mirada extraviada y aparece como vivida a través de un desapego y una lejanía que hacen ver su espesor como un precipitado de cristales. »Muchos de estos relatos son fábulas eróticas: el bien, el mal, el destino, el miedo, el éxtasis adquieren en ellas tonalidades de hechizos o reclaman el auxilio de la poesía para hundirse en la existencia: por ejemplo, la espléndida cita de “Las mujeres condenadas”, de Baudelaire, en el feroz egotismo de “La cosa”. Pero todos los relatos conservan el aliento, el hálito remoto de la fábula: así, los hechos narrados, la intriga, parecen descender de una antigua y desconocida tradición de memorias. »Libro hermosísimo y nuevo, “La cosa” confirma las virtudes de uno de los principales narradores contemporáneos de Italia. Virtudes que no son únicamente la capacidad de realización y plasticidad, de conocimiento y percepción de ese puro misterio que es el corazón humano. Virtudes que son, además, las de alguien capaz de una vívida evocación. El eros, en estas páginas, se transforma en motivo de sufrimiento y aun de reflexión religiosa, de dialéctica entre la pasión y la razón». Enzo Siciliano
En la novela corta «La costurera y el viento» César Aira hace uso de lo que más sabe. Su facilidad para imaginar y a través de la imaginación confrontar al olvido, para que junto a la memoria como apoyo, ir cosechando los recuerdos de a uno, que sin su ayuda sólo serían desechos en la playa después de la marea. César Aira (a los nueve años) juega con su amigo Omar en la caja del acoplado de un camión gigante, curiosamente llamado ‘el chiquito’. En esa tarde de verano, en su pueblo natal, Coronel Pringles, Omar y Aira, juegan a asustarse dentro del acoplado. Un lugar extraño para jugar a eso, aunque la imaginación de los chicos no encuentre límites.
Unos años después de finalizada la Cuarta Cruzada (1201-1204), en 1212 y bajo el papado de Inocencio III, tuvo lugar la que se conoce como «Cruzada de los Niños», unos extraños y sorprendentes sucesos de los que existen diversos y contradictorios testimonios cargados de fantasía, hasta crear una extensa leyenda, que, aunque parece estar basada en algunos hechos reales, es aún objeto de debate entre los historiadores. «La cruzada de los niños» fue la última obra narrativa de Marcel Schwob y para ella se sirvió de tres crónicas medievales que narraban aquella sorprendente cruzada trufada de muchos elementos legendarios. Como dice María José Hernández Guerrero, la síntesis de erudición, imaginación y sensibilidad da lugar a una pequeña obra maestra en la que las áridas crónicas medievales que le sirvieron de inspiración están muy lejos del texto resultante. Schwob cuenta la tragedia en una polifonía de voces, ocho monólogos de diversos personajes directa o indirectamente relacionados con la cruzada, que se complementan, se aclaran y se oponen; y todo escrito en una hermosa prosa poética. Esta disposición narrativa —una suerte de anticipo de las técnicas de la denominada historia oral— tenía su antecedente en el poema narrativo «The Ring and the Book» (1868) de Robert Browning. La primera traducción al castellano de «La cruzada de los niños» —utilizada en la edición de Tusquets de 1971— fue efectuada en 1917 por Rafael Cabrera, miembro del célebre grupo mexicano de los Contemporáneos. Igualmente, Jorge Luis Borges prologará la edición argentina de 1949, reconociendo su deuda literaria con Schwob.
La acción se desenvuelve en un país indeterminado, que sintetiza al continente o expresa la nostalgia por su unidad perdida. Puede considerarse esta novela un mordaz fresco de Hispanoamérica. Calificada de «profética» por la intensidad de sus denuncias y por anticiparse a la dictadura de los años 70, la historia gira en torno a las actividades de un joven sacerdote que, junto a un anciano párroco en una capilla de suburbios, intentan poner por obra las enseñanzas evangélicas, tal como las entienden, apoyados por un entusiasta grupo de universitarios e intelectuales. Una serie de denuncias alertan a las autoridades sobre estas «sospechosas actividades» y éstas, deciden intervenir con el pretexto de «mantener el orden». Se desencadenará así, un violento conflicto donde no faltarán feroces luchas, dentro y fuera de la Iglesia, muertos, presos y excomulgados, reunidos en un intrincado relato que la hábil pluma de Aguinis, hace transitar, brillantemente, por los senderos del humor negro y del grotesco.
Este libro, galardonado con el premio Cheltenham, nos presenta una mitología provocativamente subvertida que se encuadra en una serie de cuentos de hadas transformados. Dichos cuentos representan obras extraordinarias, extrañas y sensuales en las que aparecen vampiros, amantes tigres, piratas y toda una serie de mitos literarios que asaltan al lector camuflados en un erotismo perturbador. Obra fantástica de una escritora admirada, entre otros, por figuras tan relevantes como Linda Roberts, Salman Rushdie o Tom Robbins.
Si bien, tradicionalmente, la pluma se ha considerado como un arma tan peligrosa como la espada a la hora de zaherir al prójimo, Felipe Santa-Cruz nos la presenta como una daga que alcanza, más que a nadie, al propio poeta. Con este tema de fondo, vamos internándonos en los diversos anhelos, flaquezas y pesares propios del ser humano, para terminar encontrando que, para cada herida, para cada puñalada, existe una promesa de sutura.
LA NOVELA REVELACIÓN DEL AÑO
SECRETOS Y GRANDES PASIONES EN LA MÍTICA FÁBRICA DE LA CARTUJA DE SEVILLA
«Inma Aguilera entra a lo grande en el mundo editorial». Diario de Sevilla
Autora Ganadora del XXI Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla
UNA FÁBRICA MÍTICA DONDE SE CREAN LAS VAJILLAS MÁS LUJOSAS DE EUROPA
Sevilla, 1902. Una joven británica llega sola a la ciudad. Lleva consigo un antiguo plato exquisitamente pintado a mano. Podría ser la clave para resolver un misterio familiar ligado a La Cartuja, la prestigiosa fábrica donde se producen, desde hace décadas, las delicadas vajillas que adornan las mesas más elegantes del continente.
UNA ESTIRPE DE MUJERES ARTESANAS EN LA SEVILLA DEL SIGLO XIX
Siguiendo los pasos de la protagonista, esta apasionante novela nos hará viajar a mediados del siglo XIX para descubrir la historia de una estirpe de alfareras del barrio de Triana. El talento de estas artesanas llamará la atención de los marqueses de Pickman, los propietarios de la fábrica, y marcará sus destinos para siempre.
UN LEGADO INOLVIDABLE QUE LLEGARÁ HASTA NUESTROS DÍAS
Desde los talleres de cerámica de la época hasta los ambientes de la aristocracia sevillana, Inma Aguilera nos traslada a un mundo marcado por las diferencias de clase y los amores imposibles. Un relato envolvente y evocador en el que tres mujeres muy distintas se enfrentarán a los prejuicios de su tiempo para crear un legado inolvidable.