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Bolsilibros - Servicio Secreto 559. Red escarlata, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

—No sé si tendré valor para hacerlo, Paul. —¡Es necesario, Eva! ¡Tienes que hacerlo! —Resulta fácil ordenarlo, Paul. Dirigirme a distancia, decirme lo que tengo que hacer. Pero lo terrible es hacerlo. Llevarlo a la práctica. El hombre entornó los ojos. Éstos eran grises y fríos. También eran duros. Se encogió de hombros, tras una pausa que destinó a estudiarla a ella. Y dijo: —Alguien tiene que dirigir. Y siempre existe el que realiza, el que hace posible que lo proyectado tenga forma. Yo soy el cerebro, Eva. Tú, mis manos. Haz que éstas actúen. Confío en ellas, igual que confío en mi propia inteligencia. Esto hay que hacerlo, Eva. ¡No tenemos más remedio!


Bolsilibros - Servicio Secreto 561. Margarita negra, de Clark Carrados

Intriga, Policial, Novela

Todo empezó con un tropezón; un encuentro involuntario, pero de cierta violencia, lo cual provocó la caída del bolso de la dama, al suelo.Normalmente, esto es una cosa que suele ocurrir con alguna frecuencia cuando uno lleva prisa, porque el que camina delante la tiene mayor todavía. Si a ello le añadimos la transitada entrada de unos grandes almacenes en la hora de mayor afluencia de clientela, tendremos que el incidente, bien mirado, carece en absoluto de importancia.Estábamos, pues, en que había tropezado con la dama. Yo no la vi, francamente, y eso que era una mujer que detonaba a mil leguas de distancia. Alta, cimbreante, de una delgadez casi increíble, pero sin la menor huella de huesos en su exterior, poseía unas enormes pupilas verdes que relucían como fuego hecho de esmeraldas, y un cabello de un tono negro, del que un cuervo se habría sentido, y con razón, terriblemente envidioso. Su boca era una pincelada roja en un rostro blanquísimo, pero bajo el cual se adivinaba, no obstante, latía una sangre cálida y ardorosa.


Bolsilibros - Servicio Secreto 565. Hampa brillante, de A. Rolcest

Intriga, Policial, Novela

El inspector de policía americano Fadner llega a Roma de vacaciones junto con su mujer. Allí se encuentra con el agente del FBI Travis Wick y la pintora Gladys Blair. La esposa sospecha que entre los dos hombres hay algo más que amistad y que su marido en realidad ha venido a Roma en misión secreta. Por la noche, las dos parejas acuden a un club nocturno. Allí actúa una bailarina llamada Yona, a la que Travis conoce desde hace tiempo.A la mañana siguiente Fadner y Travis se van en coche sin indicar su destino. La policía italiana encuentra el coche con los dos hombres asesinados a bordo.

Unos días después llega a Roma el periodista americano Jeff Rayner para investigar la muerte de los dos hombres. Jeff era amigo personal de Travis Wick y también conoce a Yona.


Bolsilibros - Servicio Secreto 568. Dólares y balas, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Medio millón de dólares obtenidos de forma criminal. Cinco bandidos queriendo su parte del botín.Augie hace creer a los bandidos que Ofelia, antigua compañera de Augie, fue encargada de repartir el dinero, pero no estaba en su poder. Para así vengarse de su antigua amante. Ofelia contrata al abogado Jerry Braxton para ayudarla a convencer a los bandidos de que nada sabía de ese dinero. ¿Podrá librarse de las amenazas?


Bolsilibros - Servicio Secreto 569. Reportaje para el crimen, de Donald Curtis

Novela, Policial

Un hombre enamorado, un hombre que desafía el poder familiar para acudir a una cita que significa la mayor decisión de su vida..., ha sido muerto por alguien. El robo no se cuenta entre las teorías predilectas de la policía. No era un hombre rico. En su bolsillo se había encontrado su dinero, poco más de trescientos dólares, seguramente toda su pequeña fortuna, reunida para arrostrar la gran aventura junto a su amada. ¿Quién tuvo interés en eliminar a Tony Ganner la víspera de Navidad? ¿Y por qué? Dos preguntas difíciles de responder, Un tortura mental para Janis, su prometida. Una incógnita para la policía. Y para Dan Rogers, el joven periodista que tanto había luchado por esclarecer la ausencia de Ganner primero, y su extraña muerte después. Ella había esperado hasta las ocho en el estribo de un tren. Le había creído un cobarde, imaginó lo que no era. Mientras tanto el hombre a quien había esperado, estaba muerto en un oscuro callejón vencido por la muerte, sobre el volante de su coche, cuando iba a su encuentro. Una tensa historia de intriga, con extrañas muertes aparentemente sin motivación, pero que trascurre en un delirante carrusel de fuertes emociones, que explotan con gran violencia, en el sorprendente final, obligado en toda buena narración de suspense.


Bolsilibros - Servicio Secreto 570. Vendaval en Laos, de A. Rolcest

Novela, Policial

Antes de meterse en la callejuela, todavía se volvió una vez más para embelesarse en aquella inmóvil explosión de cerámica multicolor que se reflejaba en las aguas del Menam. 
El Vat Arun, el «Templo de la Aurora», encaraba al sol sus ochenta metros de mosaicos. Un gigantesco vigía de oro y pedrería, ardiendo en una orgía de colores.


Bolsilibros - Servicio Secreto 572. La chica del calendario, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

La chica del calendario era para mí una obsesión. El calendario estaba situado en la pared frontera a mi mesa de despacho y cuando no tenía que hacer, que solía ser las más de las veces, me pasaba las horas muertas contemplándolo. Por supuesto, tenía mucho que contemplar. Merecía la pena perder, no una hora, sino diez diarias en mirar el calendario. Era muy sencillo y sin estridencias. La chica estaba retratada en una postura indolente, más no excitante en modo alguno, como si el fotógrafo la hubiera sorprendido en un momento de reflexión a solas. Además, estaba vestida de pies a cabeza.


Bolsilibros - Servicio Secreto 573. ¡Ella sabe demasiado!, de Donald Curtis

Intriga, Novela, Policial

—¡Vera, ponme un café bien cargado! Y un sandwich caliente. —Lo siento, Fred. Tendrás que conformarte con un sandwich frío. Es muy tarde. Ya debería de haber cerrado hace más de un cuarto de hora. —Está bien, Vera. Dame lo que tengas. No soy exigente —sonrió el cliente—. Con tal de que el café ruedas servírmelo… —Por ser para ti, lo haré. Pero, otra noche, procura venir antes. —Lo siento, querida. El camión sufrió una avería, en la carretera. Una nadería, pero perdí casi veinticinco minutos con él. Espero que no vuelva a ocurrir. —Yo también. Con esa nevada, es mejor llegar al parador, y tomar el café caliente. Espera un momento…


Bolsilibros - Servicio Secreto 576. Duerme para siempre, de Donald Curtis

Novela, Policial

La pistola se apoyó en su sien. Era automática. Del nueve largo. 
—Vamos, Kirby. Sin hacer aspavientos, ¿eh? 
La pelirroja del seno agresivo, quiso chillar. Todas quieren gritar en casos así. Él la hizo callar, aplastando la mano contra su boca. Se llenó de rouge. Pero ella no gritó. 
—Quieta, muñeca —dijo—. No es para tanto. 
El de la pistola miró alrededor. No le gustaba que la cosa se prolongara. Podía entrar alguien en el reservado del Palladium.


Bolsilibros - Servicio Secreto 579. «Blues» para el muerto, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

Un creciente suspense llena las páginas de esta novela policíaca, centrada en el mundo de la música, y ambientada en su mayor parte en las tórridas playas de Florida. La suplantación de personalidad, y el secreto oculto de una mujer que se esconde temerosa del peligro que amenaza su vida, son los principales ejes de la oscura trama que el autor teje con buen pulso en torno a los angustiados protagonistas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 580. El tributo del desierto, de A. Rolcest

Novela, Policial

Veía que el barrio árabe en El Cairo tenía fama, y con razón, de ser una de las redes urbanas más complicadas del mundo. Un beodo tambaleándose sobre una llanura de arena no trazaría direcciones más absurdas. 
Por fin ocurrió lo que una hora antes, al empezar a seguir a aquella pareja, estuvo temiendo: se acababan de meter en un callejón sin salida. 
Aunque se diera mucha prisa en retroceder, le verían. Para mayor contrariedad, había muy pocos turistas en ésa callejuela y de una sola mirada podían verse los que vestían a la manera occidental.


Bolsilibros - Servicio Secreto 584. Huellas en el mar, de A. Rolcest

Novela, Policial

La samba desplegó el embrujo de su sensualidad y tristeza, y los ojos de las parejas adquirieron un nuevo brillo. 
Los cuerpos de las mujeres —sirenas con escamas de seda y joyas—, adoptaron un cimbreo juguetón, tal vez lascivo. 
El salón resplandecía por el joyerío de luces, por el oro y piedras preciosas brillando sobre bustos casi desnudos, por los valiosos trajes y tocados caprichosos. 
El inmenso salón donde se celebraba la fiesta era un arca conteniendo todo lo opulento, todo lo bello de aquel mundo fácil, alegre, de personas acostumbradas a manejar inmensas riquezas. 
El palacio de Samuel Karby, en Oregón, entre acantilados frente al Pacífico, concentraba aquella noche a lo más destacado de la política y las finanzas que se encontraba en la costa en plan de vacaciones.


Bolsilibros - Servicio Secreto 587. Radiación, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Tuvimos la primera pista de que iba a ocurrir algo muy gordo cuando el agente Juan Sánchez detuvo a Mickey «El Chinche» con una pesada maleta en la mano, cuyo origen no pudo explicar de manera satisfactoria. Mickey «El Chinche» es un vagabundo cuyo historial está lleno de arrestos y condenas por todos los motivos, excepto violación y asesinato. En Palmer Springs le conocemos todos tanto como a nuestro respetable papaíto, de modo que cuando Sánchez lo vio con aquella maleta en la mano, de la cual no era el dueño, pese a lo que pudiera jurar en contrario, lo metió en su coche y, tras haberlo sujetado a la manija de la portezuela con las esposas, lo trajo a la Jefatura.Una vez con nosotros, empezamos a levantar el atestado, cosa de la que se encargó el sargento Madison. Estaba delante el marido de mi hermana Mary, Lear Marlin, un científico atómico que trabaja en una de esas bases atómicas que no se pueden nombrar tan siquiera, pues se hallaba de vacaciones y le gustaba venirse de vez en cuando a mi despacho para presenciar un poco el rutinario funcionamiento de los métodos policiales.


Bolsilibros - Servicio Secreto 590. Maquillaje para morir, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

Se llamaba Marty Rhy.Llegó a Long Beach en los primeros días del verano. No pensaba hacerlo, pero «Blondie» renqueaba un poco. No tuvo otro remedio que hacer escala en Long Beach.«Blondie» era su pequeño yate. Casi una motora, pero algo más que una motora, en realidad. Tenía cuerpo blanco, esbelto y agudo. Superficie de tablas color ocre, brillantes y lustrosas. Una cabina exterior con timón, y una cabina interior, dividida en tres cuerpos o estancias, donde había distribuido su dormitorio, su comedor y cuarto de estudio, y su almacén destinado a toda clase de viandas y provisiones.Marty Rhy estimaba a su pequeño yate, casi tanto como a su propia vida. En realidad, «Blondie» era su mejor amigo. O mejor dicho, su único amigo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 593. Los muertos necesitan hielo (2ª Ed.), de Clark Carrados

Novela, Policial

Mi jefe me había mandado llamar. 
Acudí a su despacho preguntándome qué pecado podría haber cometido. Por lo general, el jefe no solía llamar a nadie a menos que tuviera precisión de echarle una buena reprimenda. Pero éste —al menos yo lo creía así— no era mi caso. Sin embargo, uno no puede nunca saber en qué agujero prohibido ha metido la pezuña, por lo que, aunque mi exterior era de indiferencia, la procesión, como suele decirse, iba por dentro.


Bolsilibros - Servicio Secreto 597. Yo, el juez, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

El alguacil dijo: —Acusada, póngase en pie.La acusada obedeció.—La acusada mirará al jurado. El jurado mirará a la acusada.Doce rostros se volvieron hacia la acusada. El rostro de ésta se enfrentó con los de sus juzgadores.Entonces, yo dije:—Señor presidente del jurado, ¿han llegado ya ustedes a un acuerdo acerca de la culpabilidad o inocencia de la acusada?—Sí, Señoría —contestó el requerido.—Y ¿cuál es el veredicto?


Bolsilibros - Servicio Secreto 599. El asesino blanco, de A. Rolcest

Novela, Policial

Dave volvió la cabeza para mirar a la pista. No tuvo necesidad de buscar mucho. La acompañante de Bud Laskey parecía una antorcha encendida en medio de las demás parejas. Su espléndida escultura se revelaba a través del tenue vestido y cuando las evoluciones del baile hacían que estuviera de frente, Dave veía un óvalo perfecto, con el corte acentuado por el rímel, de unos ojos de trazo asiático y una boca pequeña, encarnada, con el labio inferior un poco adelantado en el que parecía asomar algo desdeñoso.


Bolsilibros - Servicio Secreto 600. La dama del aspa roja, de Clark Carrados

Novela, Policial

EL jefe de guardianes hizo girar el pomo de la puerta con la mano derecha y con la izquierda efectuó un gesto definitorio. —Pase, Brendyck. Al cruzar el umbral me quité el gorro. Avancé unos cuantos pasos y me detuve ante la pesada mesa de despacho, tras la cual se hallaba el alcaide de la penitenciaría examinando unos papeles. Homer Dugson era un hombre fornido y cuadrado, con mandíbula de luchador, bajo cuyo aspecto nadie hubiera podido sospechar se hallaba el cerebro de un abogado y un graduado en Sicología. Quitóse las gafas y separó la vista del papel para clavarla en mi rostro.


Bolsilibros - Servicio Secreto 602. La cueva de los muertos, de A. Rolcest

Novela, Policial

TODAVÍA no se había acercado al pueblo. El helicóptero descendió en la misma playa, y a muy pocos pasos del aparato, frente al mar, estaba el hotel. Aquel viaje estaba lleno de sorpresas, desde que salió de los Estados Unidos, con plaza reservada en el avión, hasta su llegada a Londres. Y luego el salto del Canal, en helicóptero, para llegar a Saint-Jacques. La última sorpresa había sido encontrar alojamiento en el hotel de lujo. Una cómoda habitación en el primer piso, cuyo ventanal enfocaba precisamente los acantilados que tantos recuerdos contenían para Jerry Skinson.


Bolsilibros - Servicio Secreto 603. El pasado amenaza, de Cliff Bradley

Novela, Policial

Uno de los lugares donde puede aprenderse más acerca de la especie humana es detrás de una mesa de juego. Roy Douglas estaba plenamente convencido de ello. 
En sus treinta y dos años de existencia había tenido amplias oportunidades para convencerse, aunque hasta los veinte fue nada más que un buen estudiante de Ciencias Económicas. Después, una mujer torció el curso normal de su hasta entonces tranquila existencia. Ejerció muchos oficios, pasó por muchas experiencias, a la sazón, era uno de los jefes de sala del «Seven Palms», en Las Vegas. 
Decir Las Vegas es, como se sabe, decir juego y sus derivados en gran escala. Toda clase de derivados. Roy llevaba cinco años largos allí. Sabía, pues, mucho acerca de los seres humanos.