Los pilares que han sustentado hasta el momento la existencia de Jane, se derrumban cuando aparece el cadáver de su padre desaparecido durante su infancia. A partir de ese momento, Jane compagina la búsqueda de la verdad sobre su pasado con el intento de sobrevivir a un amor, que el tiempo ha ido transformando en una pesadilla de la que no puede despertar. Con la ayuda de su amiga Serena, que posee un extraño don que le permite percibir la vida de una manera muy peculiar, Jane intentará urdir un arriesgado plan para huir de una vida, que nada tiene que ver con la que siempre soñó. Pero quizá tenga que pagar un precio demasiado caro a cambio de su libertad..
16 de julio de 1936, Islas Canarias. Un asesinato desencadena el golpe de Estado de Franco y el inicio de la Guerra Civil española.20 de julio de 1969, Rabat, Marruecos. Una familia celebra el aterrizaje en la Luna en el jardín de una antigua mansión. Un asesinato tendrá lugar esa misma noche, destrozando el destino de la familia.Madrid, época actual. Helena Guerrero es una artista de renombre internacional, conocida por las sombras que invaden sus cuadros y que, aparentemente, reflejan un misterio de su pasado que nadie ha sabido nunca explicar. Ahora, después de muchos años viviendo en el extranjero, en Adelaida, Australia, tres sucesos conspiran para traerla de vuelta a Madrid, tres episodios que reconfigurarán su pasado y su futuro: una terapia psicológica llamada «constelación», una boda en su familia y un correo electrónico de su distanciado cuñado le darán las pistas para descubrir qué sucedió realmente con su hermana Alicia, en 1969. Junto con Carlos, su pareja actual, Helena irá en búsqueda de respuestas a las terribles preguntas que la han acechado durante toda su vida. Viajará a Rabat, a la antigua mansión de su familia, La Mora, y se adentrará de nuevo en los frondosos jardines que han resguardado, durante años, con recelo, un oscuro y silencioso secreto familiar, el mismo secreto que parecía hablar, desde hace mucho tiempo, a través del color y de las sombras de sus cuadros.
La Segunda Guerra Mundial sacude Europa y sus posesiones de Ultramar en la India. Proliferan los movimientos revolucionarios entre una sociedad dividida. Los días que preceden al monzón son el marco de una historia de amor escrita en tiempos de guerra. Año 1942. Sam Hawthorne, capitán de las fuerzas armadas estadounidenses, llega a la selva birmana con el objetivo de rescatar a una misionera del cruel asedio japonés. Tras el éxito de esta arriesgada operación, Sam planea su marcha hacia un pequeño principado al norte de la India dispuesto a averiguar el paradero de su único hermano, que se encuentra desaparecido. Allí se aloja en casa de un alto funcionario indio; solamente cuenta con cuatro días, pero son suficientes para que el joven y la bella hija de su anfitrión se entreguen a un amor tan fulminante como imposible: la joven está prometida a un príncipe indio. Una extraordinaria historia de amor que se desarrolla en tiempos turbulentos, una pasión ensombrecida por el azote de la Segunda Guerra Mundial y por los prejuicios del agonizante Imperio británico de la India.
Hombre de costumbres disolutas al que sigue rodeando cierta aura de «artista maldito», el genial Caravaggio es objeto de este original ejercicio de estilo con que Andrea Camilleri sorprenderá una vez más a su numerosa legión de fieles lectores. En una pirueta narrativa con tintes de rocambolesca aventura personal, el propio Camilleri se convierte en personaje del relato al recibir, en el transcurso de un viaje a Siracusa, un mensaje de un desconocido que lo convoca a una cita secreta. Por deformación profesional, Camilleri es incapaz de resistirse a la tentación de un misterio que llama a su puerta y acepta dejarse llevar clandestinamente hasta un lugar en el campo donde descubrirá un precioso manuscrito de Caravaggio que ha permanecido oculto durante cuatrocientos años. Así, los supuestos diarios del gran maestro de la pintura italiana constituirán una suerte de relato criminal, plagado de sombras, extravíos y curiosidades, y una brillante exploración de los aspectos más profundos del mundo del barroco y de las contradicciones de un artista único.
Annette nunca esperó que un dibujo y una chica nueva trajeran tantos problemas a su amistad con Esteban, su mejor amigo desde que podía recordar. Ni tampoco esperó sentir que el cariño que le había tenido desde niña avanzaba a algo mucho más grande de lo que podía imaginar, aun cuando se negó completamente a ello. Esteban siempre tuvo presente el papel tan importante que desempeñaba Annette en su vida y rechazaba por completo que alguien llegase a ocupar el lugar que ella tenía en su corazón. Pero la llegada de Anne —la chica con nombre similar al de su mejor amiga, pero completamente contraria a esta—, pondrá en duda todo lo que, hasta ese momento, había querido. Una promesa, dos mejores amigos y situaciones que les mostrarán que un juramento de niños no es tan inocente y fácil de cumplir como parece. Mucho menos si el cariño dio paso a un sentimiento más grande.
Esta es la historia de dos hermanas norteamericanas de raza negra. Nettie ejerce como misionera en África y Celie vive en el Sur de Estados Unidos. Casada con un hombre al que odia y abrumada por la vergüenza de haber sido violada por quien cree que es su padre. A lo largo de treinta años ambas mantienen el recuerdo y la esperanza de reencontrarse y vuelcan sus sentimientos en unas cartas conmovedoras. Pero la dramática existencia de Celie cambiará cuando entre en su vida la amante de su marido, una extraordinaria mujer llamada Shug Avery. Galardonada con el Premio Pulitzer, esta novela ha sido llevada al cine por Steven Spielberg.
Una de las mejores selecciones de relatos cortos de Howard Phllips Lovecraft. Por sus páginas desfilan los habitantes del alucinante universo privada de este autor norteamericano, reconocido hoy como el más importante escritor del género de horror y fantasía, desde Edgar Allan Poe.
Tres jóvenes señores belgas —un príncipe, un escultor y un rico comerciante— emprenden un viaje al sur de Europa, a Nápoles. Estamos a finales del XVIII. El pretexto de la visita es un conocido fabricante de guantes que vive en Santa Lucia con sus hijas, la filosofía es la del Grand Tour… Así empieza la novela, con una impronta que marcará toda la narración: transparencia y misterio… El aire que se respira es ligero, exultante, de sublimada ópera bufa; el trasfondo, pura tiniebla metafísica. Cada una de las figuras es un hilo de una trama vertiginosa, que corta el resuello: trama de pasiones y oscuros y alusivos sufrimientos, de visiones y magias, de sucesos y personas que cambian de rostro y de sentido a medida que se multiplican. Creemos, al principio, enredarnos en una maraña de historias humanas, muy humanas —en una novela «que trata de Amores y de Asesinos»—, que se van complicando con intrigas naturales y sobrenaturales. «Las fechas, en esta larga historia a varias voces, o voces diversas, no coincidían, pero nada coincidía, bien mirado, en el conjunto de estos relatos o versiones de una memoria familiar tan lindante con las habladurías, tan anómala en cuanto a virtudes reales, señal de que había una mentira básica, y muchos añadidos de la imaginación a su meollo.» Entre verdad y mentira, entre personajes que cobran cuerpo, se transforman o se desdibujan, reina indudable doña Elmina, una figura de mujer tierna y patética, martirizada por el Colorín; éste, al principio víctima de siniestros juegos infantiles, pronto se muestra omnipotente y omnipresente, tirando de los hilos de las ajenas vidas. En palabras de su editor italiano Roberto Calasso, «su voz está destinada a perdurar en la mente de quien tiene la ventura de oírla. Y así ocurrirá, esperamos, con esta novela».
Escrito en 1941, Henry Miller nos describe en «El coloso de Marusi» su viaje a la isla de Corfú; para ver a su amigo Lawrence Durrell; a medio camino, como toda su literatura, entre la autobiografía y el surrealismo, las imágenes oníricas y el más crudo realismo, este libro narra su vivencia del año que pasará en Grecia y las islas del Egeo, de las amistades que hará y de la revelación de su propia vida. Bellísima y extraordinaria obra de viajes, es un descubrimiento interior y exterior, un reto para la civilización agónica de Occidente y un canto, al mejor estilo whitmaniano, a la dignidad de la tierra, a la ascensión espiritual y a la excepcional amistad de hombre como Durrell, Seferis o el incomparable Katsimbalis. Estamos, sin duda, ante un libro extraordinario, ante literatura con mayúsculas.
«Un día, mucho antes de que yo naciera, mi madre soñó conmigo». Así empieza la extraña aventura de una joven que, tras la muerte de su madre y deseando encontrar sus orígenes, emprende un viaje a un rincón perdido de los Pirineos. Allí conocerá a sus tíos, Bebo, Lucas y Tomás, se alojará en la Casa de la Torre, recorrerá los parajes donde su madre, de niña, jugaba al diábolo y los tíos construían canales en el jardín, o «columpiaban por turno a Eloísa, su querida Eloísa…». Pero no todo resulta tan placentero como en las pocas fotografías viejas y cuarteadas que la narradora ha llevado consigo. A estas instantáneas se irán sumando otras. Cada vez más desconcertantes, más enigmáticas. Sólo al final la joven comprenderá su asombroso papel en este inquietante álbum de recuerdos ajenos.
Me llamo Víctor Lobo y soy comandante de una de las mejores aerolíneas chárter del mundo. Estoy a punto de convertirme en jefe de pilotos y no puedo perder mi tiempo con relaciones románticas, la sola idea me aburre. Para mí, ahora, todo empieza y acaba en una noche. No soy el tipo de hombre que manda flores ni de los que llaman al día siguiente. O eso creía hasta que ella irrumpió en mi vida. Es una mujer tremendamente sexi, pero también demasiado complicada y exasperante. Sin embargo, estoy acostumbrado a conseguir todo lo que quiero. Y ahora, la quiero a ella. No va a ser la excepción, ¿o sí? Abróchense los cinturones. En este vuelo sobrevolamos un área de turbulencias.
Guillermo Brown es una de las figuras decisivas de la historia argentina. Sin embargo, el trato que la historia le ha dado a menudo ha oscurecido al hombre y acartonado al prócer. Este libro de Marcos Aguinis —«esta biografía con ritmo de novela», como el mismo la define— es, además, una lúcida y exitosa operación de rescate. Rescate del héroe y del personaje, puesto que el almirante Guillermo Brown aparece en toda su dimensión épica; pero también porque tal dimensión no borra ni excluye los rasgos que lo convierten en el protagonista de un libro de aventuras. Alguien, como consigna el autor, cuyas vicisitudes hubieran apasionado por igual a los novelistas del siglo diecinueve y del siglo veinte. Y que apasionarán a los lectores. Redactada en tiempos difíciles, cuando la incertidumbre y el desaliento parecían volver impensable una obra de esta laya, El combate perpetuo invita a ser leída y releída como cautivante relato y también como forma de tratar la historia de un modo distinto, nunca esquemático ni maniqueo, siempre riguroso e inteligente. «Evoco la mezcla de entusiasmo y de miedo que me embargaban mientras escribía la vida de Guillermo Brown. Eran años de soberbia, maniqueísmo y corrupción esmeradamente disimulados con altas dosis de hipocresía. Una de las más cotizadas herramientas del encubrimiento era el culto de los héroes. Culto rígido, frío, estereotipado, que adora las apariencias. Yo quería humanizar al prócer. Devolverle carnadura, ambición, fatiga y rabia, transformando su gesta en algo verosímil, recuperando así nuestra capacidad de admiración. Quería desquitarme de los soporíferos textos que dificultaron en mi juventud el aprendizaje de la historia argentina. Proponía que, indirectamente, nos emocionáramos con la historia para mirar mejor nuestro presente».
Cuando Jim Wilson, un cómico en decadencia, aparece muerto en la cama de su hotel al final de una semana de trabajo en un teatro del sur de Gales, su esposa Joanne se niega a creer que se haya quitado la vida. Su investigación privada consiste en interrogar a las tres últimas mujeres que lo vieron con vida. Lo que descubre es perturbador y profundamente chocante, y en el transcurso de la considerable persecución de personas que parecen reacias a hablar con ella -con la ayuda de Henry, el director del hotel- persiste resueltamente en su búsqueda de la verdad. Joanne no se dará por vencida hasta que lo sepa todo. Sin embargo, ¿está dispuesta a descubrir la verdad sobre su marido?
En esta novela autobiográfica Gabriela Ybarra trata de comprender su relación con la muerte y la familia a través del análisis de dos sucesos: el asesinato de su abuelo en 1977 a manos de ETA y el fallecimiento de su madre en 2011 por un cáncer. Así, la primera parte de El comensal es una reconstrucción libre (por tanto, no esconde la parte de ficción de toda memoria) del secuestro y posterior asesinato del empresario español Javier de Ybarra, quien también fue alcalde de Bilbao y presidente de la Diputación de Vizcaya durante el régimen franquista. Aunque esta muerte ha sacudido a todo el clan familiar (los padres de la protagonista tienen que abandonar el País Vasco y convivir con un escolta), no es hasta que la madre de la narradora enferma fatalmente que los duelos no hechos y las herencias políticas no asumidas (a veces por ignorancia) estallan. El comensal es una novela importante por dos cosas: la narración de un conflicto histórico desde un lugar personal procurando la huida del victimismo y el reconocimiento de la importancia que tiene el hacer visible la muerte para asumirla. Acostumbrados como estamos a que los procesos de deterioro y fin de la vida se escondan, la novela sorprenderá por lo que tiene de reconciliación con la enfermedad, que aquí es relatada con luminosidad y sin puritanismo ni autocompasión.
Nuria era una sevillana que se fue con una beca de Erasmus a Edimburgo el primer año de carrera. Quería ser profesora de primaria. Le gustaban los niños. Y le gustó tanto ese año la universidad que solicitó beca para seguir estudiando y hacer la carrera allí, claro con ayuda de sus padres que eran de clase media alta. Cuando acabó, enseguida encontró trabajo en un colegio privado y se quedó allí. A través de una de sus alumnas pequeñas Sensa, de siete años, conoció al primer hombre de su vida. El tío de Sensa, Evan Mclean. Pero la vida de Evan y cómo llevar las relaciones, era incompatible con cómo pensaba ella, que no quería relaciones abiertas. Y solo duraron una noche. Sin embargo, tuvo que cuidarle un tiempo a su sobrina y fue invitada a su casa en Navidades, y allí conoció al abogado de la empresa Edon Gib. Y salieron ese año, hasta el verano en el que tuvieron un malentendido. Un mail dirigido a Edon, llegó a manos de Evan y eso haría que Nuria y Edon rompieran… porque Evan estaba tras los huesos también de Nuria. Pero ese lio, en un marco incomparable y bonito, ¿tendría solución con alguno de los dos hombres de su vida?...
Florencia, verano de 1963. El comisario Bordelli soporta el calor en una ciudad desierta por las vacaciones. La banal rutina veraniega se ve interrumpida por la aparición del cuerpo sin vida de una anciana señora en su villa del siglo XVII. Las circunstancias de la muerte y la autopsia realizada por Diotivede, el forense de confianza y amigo de Bordelli, inducen a pensar que se trata de un crimen. El comisario, poco amante de las reglas y más partidario de seguir su propio código ético, inicia una investigación que le va poniendo en contacto con los familiares y personas que solían frecuentar a la víctima. Con «El comisario Bordelli», primera novela de esta serie ambientada en Florencia, Marco Vichi crea una original figura de investigador que continúa sus pesquisas en «Muerte en Florencia» y «La fuerza del destino».
Estamos en abril de 1964, pero la primavera no se decide a llegar. Florencia está cubierta por un cielo gris y húmedo, un cielo triste que no anuncia nada bueno. Tampoco anuncia nada bueno la llegada a la comisaría de un hombre muy muy pequeño que, con aspecto alarmado, pide insistentemente ver a Bordelli. Es Casimiro, su amigo enano, que acaba de descubrir en un campo el cadáver de un hombre. Bordelli se apresura a ir al lugar del delito, pero no hay ni rastro del cuerpo. Sólo encuentra una botella de coñac francés y un perro que intenta morderle. Pocos días después, es hallado el cuerpo sin vida de una niña entre los matorrales de un parque. En el cuello hay señales de estrangulamiento y, en el vientre, un feo mordisco. Empiezan las investigaciones y uno de los períodos más sombríos para Bordelli desde el final de la guerra, aquella guerra cuyas imágenes vuelven a menudo, obsesionando su memoria durante las noches de insomnio. Una llamada telefónica anuncia que se ha encontrado un nuevo cuerpo: se trata de otra niña, otro absurdo homicidio con ese mismo mordisco, que parece una macabra firma. Y, tampoco esta vez hay ningún rastro, ningún sospechoso, ningún indicio, nada que permita entrever el rostro del asesino. Realmente es un asunto sucio para el comisario Bordelli y para su equipo habitual, los agentes Piras y Mugnai y el forense Diotivede: un asunto que parece destinado a convertirse en una pesadilla sin fin, tan oscuro como el cielo de Florencia.
Florencia, diciembre de 1965. Un hombre es hallado asesinado en su casa: el asesino le ha clavado unas tijeras en la nuca. Se sabe cuál era la profesión del muerto, una profesión tan rentable como desagradable: era un usurero, y la gente, como queriendo subrayar que no era natural de la ciudad, le llamaba «el recién llegado». De la primera inspección no emerge ningún indicio significativo. La primera pieza del rompecabezas la ofrecerá la autopsia realizada por el forense, Diotivede. El comisario Bordelli, encargado de echar luz sobre un delito que suscita en él sentimientos contrapuestos —la necesidad de hacer justicia pero también una profunda hostilidad hacia la víctima— se dispone a iniciar una investigación que se presenta, como mínimo, ardua… Mientras tanto el agente Piras ha regresado a su casa, en Cerdeña, para pasar allí una larga convalecencia debida a una grave herida resultado de un tiroteo. Sus jornadas, marcadas por la rutina y el aburrimiento, cambian de forma inesperada el día en que se ve mezclado en un caso que se presenta también como un verdadero rompecabezas. En su tercera cita con el comisario Bordelli, Marco Vichi vuelve a ofrecernos un personaje vitalista, con sus costumbres y estados de ánimo y una profunda humanidad, sobre un fondo constituido por un asunto siniestro y a la vez revelador de una determinada realidad italiana.
Florencia, octubre de 1966. El pequeño Giacomo Pellissari desaparece sin dejar rastro. Una anciana ha sido la última en verlo: el cuerpo delgado, corriendo con la cartera balanceándose a la espalda… Parece que se lo haya tragado la tierra. El comisario Bordelli investiga incansablemente. Sabe que siempre hay una explicación más simple para estos misterios, aunque quizá tan oscura como el río Arno. Un diluvio, como ya no recuerdan los florentinos, desborda el río e inunda la ciudad entera. Bordelli piensa que esta tragedia impedirá seguir con las investigaciones del caso de Giacomo, de inquietantes implicaciones. Teme que el delito quede impune, pero su tenacidad no tiene límites ni para este caso, ni para conquistar a la bella Eleonora, la joven de la que se ha enamorado y que teme perder.
Tras el aluvión de noviembre de 1967, Florencia renace lentamente. Bordelli dimite de la policía, a causa de las brutales amenazas recibidas durante su investigación del homicidio de un muchacho, y rehace su vida en el campo, preguntándose a menudo, «si es el destino o la casualidad lo que gobierna el mundo». Pero será el destino lo que le otorgará la ocasión de la revancha. Él, por supuesto, no se echa atrás, aunque haya perdido la fe en la justicia que lo caracteriza. A partir de ahí, su aventura queda marcada por el deseo de nivelar la balanza, guiado por el amor y una honradez primordial que se convierte en obstáculo para toda absolución. Con «La fuerza del destino», el lector accede a una de las aventuras más emocionantes del inspector Bordelli, en la que descubre su lado más humano.