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Bolsilibros - Ciclón 18. Tres diligencias, de Colby Wolford

Novela, Aventuras

El propietario de la diligencia, Frank Gilman, perdió su insignia de agente de la ley y su orgullo gracias a Deejohn, el ranchero más grande de la ciudad. Cuando Martha Lexter llega a la estación del tren para amenazar a Deejohn y su imperio, Frank se enfrenta a una elección: ignorar a Martha o venderle un asiento en el escenario, un acto que sin duda desatará a la manada de asesinos a sueldo de Deejohn y dividirá Three Springs hasta sus costuras.


Bolsilibros - Ciclón 34. Sangre hermana, de D. B. Newton

Novela, Aventuras

Rick Thompson había venido a Willow Crossing porque tenía la oportunidad de comprar un rancho barato y porque su hermano Les estaba enterrado allí. Rick era solo un niño cuando Les fue asesinado. Les era algunos años mayor y salvaje. El legendario domador de la ciudad, Vince Kirby, había afirmado haber atrapado a Les robando una oficina de correos. 
Dwight Bennett Newton (14 de enero de 1916 - 30 de junio de 2013) fue un escritor estadounidense de westerns. También escribió bajo los seudónimos de Dwight Bennett, Clement Hardin, Ford Logan, Hank Mitchum y Dan Temple. Newton fue uno de los seis miembros fundadores de los Escritores Occidentales de América.


Bolsilibros - Ciclón 37. Una soga y un revólver, de Dudley Dean

Aventuras, Novela

La tragedia le hizo abandonar la hermosa casa colonial que estaba construyendo en la parte más remota de la región del Bend. Los trabajadores que habían venido de El Paso del Norte e incluso de Austin advirtieron el cambio que se había operado en aquel hombre, al que consideraban estúpido. Cort Temple se había quitado el negro traje que se pusiera para celebrar la mensual visita de Nadine con el fin de inspeccionar el progreso de la mansión.


Bolsilibros - Colección Marcial Lafuente Estefanía 366. Cáñamo para los asesinos, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Eran las 7,30 de la tarde del día 8 de diciembre de 1883. La única y larga calle de Bisbee, Arizona, se mostraba brillantemente iluminada por los faroles y los escaparates de las tiendas, que ya mostraban los regalos de las próximas Navidades. Gente de toda clase y condición deambulaba por las aceras, admirando escaparates. No hacía frío, porque los inviernos en Arizona son, realmente, una primavera benigna. Dos hombres se colocaron en la acera, justamente enfrente al almacén general de «Goldwater & Casteñeda», uno de los establecimientos más importantes de la población.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 2. En su propia trampa, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Con la mano izquierda afianzó sobre su ganchudo apéndice los lentes con montura dorada y tosiendo levemente para aclarar la voz, advirtió: —Craig Roulyn, póngase en pie y escuche el fallo del jurado. El acusado, un hombre joven, fuerte, enérgico, de saliente mentón, ojos negros y brillantes y tez morena, vestido como un vulgar vaquero, se puso en pie a la invitación. En sus labios finos se abocetaba una sonrisa humorística, como si en lugar de encontrarse frente a un tribunal que le iba a juzgar y condenar por un delito probado, se encontrase en una fiesta de rancho donde la invitación tuviese por objeto ensalzar algún hecho heroico o invitarle a beber un vaso de whisky.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 5. El tiro por la culata, de W. Martyn

Novela, Aventuras

Furioso, Emily Rook, el ranchero, arrojó sobre su mesa el pliego de burdo papel que contenía el sobre que acababa de rasgar. Era la tercera vez que recibía el mismo papel con el mismo contenido, aunque cada vez más apremiante. «Los tres Colts», una extraña organización cuyos componentes se ignoraban, se habían obstinado en arrancar un pellizco a su bien cimentada fortuna. Se le exigían veinte mil dólares, nada menos, por dejarle gozar tranquilamente de sus saneadas ganancias y de no entregarlos en un plazo máximo de quince días, entenderíase que estaba dispuesto a arrostrar las consecuencias de su negativa, ateniéndose a los sucesos que se derivasen de ella.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 8. Dos coyotes peligrosos, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Cuando aquella tarde oscura y lluviosa, casi próximo el anochecer, Cole Boya vio abrirse ante él la sólida puerta de la pequeña cárcel de Post y cerrarse a su espalda con un tétrico portazo, cuando hubo entrado creyó que el mundo se había hundido sobre su cabeza y por un milagro de equilibrio, había quedado apretando con fiereza las cuatro paredes de aquel lúgubre edificio, amenazando con acabar de desplomarse y aplastarle entre sus escombros. Veinticuatro horas antes, se consideraba un hombre feliz y libre. Su situación económica no había sido nunca muy boyante, pero supo defender bien su vida sin grandes ambiciones y, sobre todo, había gozado de un tesoro inestimable que sólo cuando se pierde se valora justamente: la libertad.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 10. La lista negra, de W. Martyn

Aventuras, Novela

a mañana en que Jack Hamilton dio vista al poblado de San Mateo, en el Estado de Nuevo Méjico, el sol se quebró con fuerza en el plateado mango de su Colt ceñido a las caderas. A lomos de su negro y fino caballo, erguido en lo alto de una colina que le permitía distinguir el paisaje en una gran extensión, abarcaba a distancia el poblado que había crecido mucho desde que él lo abandonara; y las feraces tierras que se extendían a derecha e izquierda, tierras que un día fueron de su padre y su tío, y que según las noticias que había recibido casualmente en el exilio, ya no les pertenecían, porque los dos habían muerto a mano armada. Aquellas tierras que fueron propiedad de sus mayores, eran suyas, aunque otros las detentaran por la fuerza y aquel poblado había nacido a impulsos de los suyos, los primeros colonos que se establecieron allí, y a cuyo amparo otros llegados posteriormente asentaron sus tacones y formaron una pequeña comunidad, que con los años se había desarrollado más que él suponía.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 12. Con naipes marcados, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Éste, un hombre ya frisando en los treinta años, de excelente estatura, bien formado de cuerpo, de rostro un poco pálido quizá porque el rubio de sus ensortijados cabellos comía un tanto el color de la piel, se hallaba sentado detrás de su mesa, contando un pequeño puñado de billetes y algunas monedas de plata de a dólar. Estaba haciendo diversos montones con arreglo a una lista que tenía delante de él y cuando acabó de distribuir el dinero, exclamó con voz incolora, en la que no había vibraciones que desentonasen acusando el estado de ánimo del ranchero: —Amigos, ésta es la última nómina que cobráis por conducto mío. Con la liquidación que voy a haceros, os despido de mi servicio, porque como sabéis y ya es del dominio público, el rancho pasa a poder de Edward Heller, a causa de la hipoteca que pesaba sobre mi hacienda y que no he podido rescatar a pesar de los esfuerzos que realicé últimamente para evitar quedarme en la ruina.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 14. Amargo retorno (2ª Ed.), de W. Martyn

Relato, Aventuras

Para Elston, la vida, durante sus últimos cinco años y ya contaba veintiocho, había sido una pura aventura nada agradable. Se enroló en el ejército del Norte apenas dio comienzo la guerra de Secesión, peleó en los lugares de más peligro recibiendo tres heridas en tres acciones, y si bien de las tres había salido con vida, fue a costa de unos cuantos meses de hospitales. Esto le había valido alcanzar el grado de sargento, pero cuando la guerra tocaba a su fin y ya el ejército del Sur estaba vencido, fue cogido prisionero durante el asedio y toma de Nueva Orleans y confinado a un campo de concentración de prisioneros de donde logró fugarse con otros dos compañeros de cautiverio.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 15. La city negra (2ª Ed.), de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Era un momento culminante en el que todos estaban muy lejos de sospechar que el soplo purificador que había de barrer tanta lepra y tanta podredumbre se estaba incubando en un establo y que sería una vaca rebelde a ser ordeñada, la que con una voz inocente habría de cocear a todo un enorme poblado sumiéndole en el fuego, la ruina, la muerte y el pánico. El corazón de Chicago, lo que más tarde sería lo más nuevo, moderno y sorprendente de la época, era entonces el barrio más pobre, más sórdido, más sucio y más canalla del mundo. Los garitos, las casas de mala nota, las tabernas lóbregas, donde se reunía la hez de la ciudad, todo lo que el vicio y la corrupción encierra de pernicioso, estaba allí representado, sin que al parecer existiese fuerza humana que pudiese eliminarlo.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 19. Un vaquero en Denver, de W. Martyn

Aventuras, Novela

Desde que Camerón llegara al rancho con aires de presunto heredero y, por lo tanto, presunto dueño de la hacienda, le había sido antipático, pero sobre la antipatía general que sentía hacia él, había algo superlativo que aumentaba el encono y ese algo era la nariz del joven y presunto heredero. En justicia había que reconocer que el apéndice de Camerón era algo destacable y lo único que afeaba su rostro de líneas bien trazadas. Era una nariz que a veces daba la sensación de judaica y otras, la de algo superpuesto, para llamar la atención y hacer que se fijasen en él más detenidamente. En sus ratos de mal humor, Crisp cerraba los ojos y se forjaba en su mente el momento inenarrable en que su duro puño se aplastaba sobre aquel incitante apéndice y lo aplastaba a ambos lados, convirtiéndolo en algo exótico y risible, que, desbordando los carrillos, tenía que llegar a las orejas por ley de elasticidad.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 20. Sid, el capataz, de Fidel Prado

Relato, Aventuras

El pariente era Larry Vinant, cuñado de la que fue esposa del ranchero. Se había casado con una hermana de ésta, de cuyo matrimonio sólo tuvo un hijo, Arthur, joven a la sazón, con veinticinco años cumplidos, buen mozo, quizá excesivamente delgado, no mal parecido y hombre que se creía un ser superior, no ocultándolo a los ojos de la gente. En la vida de Meredyth había ciertas páginas demasiado bruscas a tono con su temperamento. Había sido un hombre fogoso, impulsivo, osado y atrevido para todo en la vida. Peleó mucho para subir, ganó dinero, levantó un rancho en fuerza de audacia y operaciones atrevidas y al llegar a los cincuenta y ocho años era un hombre que estaba de vuelta de muchas cosas de la vida.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 23. Un ranchero improvisado, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Zelma, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón vaquero, palpaba los dos puñados de billetes grandes que la loca fortuna le había otorgado en aquella noche memorable para él. Hombre a quien le gustaba tentar la suerte en el tapete verde, nunca había conseguido comprarse un mal sombrero Staton con las ganancias del juego, donde casi siempre se había dejado el sueldo conquistado con duro trabajo en los ranchos donde prestara sus servicios, pero esta vez se había desquitado ampliamente de los golpes que siempre le asestara la loca fortuna. Durante la noche, desde las once que se sentara ante la mesa, a las nueve, que se había levantado, aburrido de aquella atormentadora sesión de juego, había dado un importante pellizco a las ganancias del Casino. Prueba de ello eran aquellos doce mil dólares que atesoraba en sus bolsillos, a cuenta de sesenta, que era el capital que atesoraba cuando se sentó frente al tazón de la ruleta.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 27. Un equipo en vacaciones (2ª Ed.), de Fidel Prado

Relato, Aventuras

Las faenas del pesado rodeo habían concluido felizmente días atrás, el recuento de reses resultó satisfactorio y las nuevas crías, todas gordas y sanas, aumentarían el año próximo los grandes hatajos del propietario; todo estaba en orden y nada hacía adivinar el motivo de aquella llamada. Gus Previn, uno de los peones más díscolos y nerviosos del equipo, mascaba con furia su negra pipa y le decía a Bruce Marten, un californiano calmoso como un lago en verano: —No me explico esta llamada, Bruce; ¿tú qué sospechas? Bruce se rascó la rizada y rubia cabellera y masculló: —A lo mejor es que está harto de ti y piensa despedirte. Puede que pretenda hacerlo delante de todos nosotros para ver la cara de satisfacción que ponemos cuando te diga que recojas el petate y te largues al infierno, si es que te admiten allí.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 29. Hombres a prueba (2ª Ed.), de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Estaba harto de galopar por la llanura y los terrenos escabrosos, dejando a su espalda muchas millas que significaban su libertad, al menos de momento, pero una libertad muy en precario, porque sus posibilidades económicas que habían sido pocas en el arranque de la huida, ahora estaban agotadas completamente. Tres dólares de capital en el bolsillo, mucha fatiga en el cuerpo y el ansia de descansar, pero todo esto con la sombra del peligro o quizá de la muerte rozando los cascos de su agotado y cansado caballo. Pero allí, al menos, se acababa la soledad de las duras jornadas, había luz, bullicio, alegría, ambiente de distracción, algo que disipase el aplastamiento de su situación angustiosa y le proporcionase un sedante a su cerebro atormentado de tanto pensar en el porvenir


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 32. Aves de rapiña (2ª Ed.), de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Ella, con una rodilla apoyada en el asiento, asomaba parte de su bien torneado busto por el hueco, mirando con ansia, pero no sacaba la mano para despedir a nadie. Miraba fijamente y no soltaba el maletín del que parecía no estar dispuesta a desprenderse. Vibraba el último toque de campana y silbaba impaciente la locomotora, cuando la joven, no pudiendo reprimir un ligero grito, se echó hacia atrás con ímpetu y cerró el cristal, volviéndose y mirando con nerviosismo en torno de ella.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 34. Abigeos y rancheros, de W. Martyn

Aventuras, Novela

Le conocía hacía mucho tiempo. Spencer siempre se había portado decentemente prometiendo ser un hombre de provecho, y en poco tiempo había dado un cambiazo enorme; empezó a beber, a jugar, a frecuentar amistades que se reputaban dudosas, aunque no hubiese pruebas de que se tratase de elementos fuera de la ley, y esto había dado margen a que en el rancho donde prestaba servicios, se hubiese destacado como una oveja negra hasta el punto de que su patrón, que también le apreciaba enormemente, tuviese que censurarle un día agriamente delante de sus compañeros de equipo.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 37. Lew, el desbravador, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

LEW Totter, riendo a mandíbula batiente a la puerta del hotel del poblado, seguía con hilarante curiosidad los esfuerzos que Denise Allen realizaba para dominar su jaca, una jaca castaña, de finos remos, de preciosa estampa y nervios sensibles, que caracoleaba peligrosa sin permitir que la preciosa muchacha que la montaba pudiera hacerse con ella y reducirla a la quietud.


Bolsilibros - Colección Vaqueros (Ed. Cies) 40. Rufianes en acción, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El tribunal lo componían seis vecinos del poblado. Todos eran hombres a quienes se les consideraba decentes, honrados y nada partidistas y estaba entre ellos el dueño de la funeraria, el herrero, un mozo de granja, un empleado del Ayuntamiento, un talabartero y un peón de un corral de caballos. Todos se retiraron a una estancia próxima y el público que llenaba la sala se entregó a comentar el suceso y a hacer suposiciones por su cuenta respecto a la sentencia que debía o podía dictar el tribunal.