La novela es la segunda de las que habrían de componer (la prematura muerte del autor las dejó en dos) el llamado «Ciclo de Pío Cid»; personaje central de las dos obras en el que la crítica ve una autoficción o alter ego de su creador. En referencia a la naturaleza autobiográfica que estas dos novelas encierran, algunos estudiosos postulan por enmarcar «La conquista del reino de Maya…», «Los trabajos del infatigable…», y «El escultor de su alma», en una trilogía autorreferencial en la que «La conquista…» sería una obra introductoria, «Los trabajos…» tomarían el protagonismo de eje central, y «El escultor…», encarnado en la figura de Pedro Mártir, pondría el simbólico broche final (testamento místico) a la serie autoficcional. «Los trabajos del infatigable creador Pío Cid» es la obra con la que Ganivet logró aproximarse a uno de sus más queridos proyectos: autocrearse en la literatura, identificar la búsqueda de sí mismo con la creación artística. Es una novela costumbrista, una novela madrileña, en la que aparece el Madrid de sus años de estudiante, donde conoció, además, el amor. Es también novela autobiográfica y psicológica, plena de episodios, escenarios, ideas y circunstancias, de los que arranca el relato, bello y melancólico. Es novela sociológica, en la que propone la reforma social de España, a la que compara graciosamente con Purilla, la criadita temerosa que se acerca a él para aprender a leer y escribir. Es, en suma, una gigantesca novela de ensayo, en la que realiza una exposición de todas sus ideas. Pero el verdadero tema es el conflicto consigo mismo. El profundo análisis que realiza sobre la persona de Pío Cid, las continuas reflexiones sobre sus vivencias, desilusiones, desengaños, no son más que la búsqueda de una respuesta a su vacío de fe, a su desesperanza, que concluyen en un fatalismo que le lleva a la muerte.
Manuel Ciges Aparicio, por encargo de Vida Nueva, se trasladó a Mieres para informar acerca de la represión que siguió a la «Huelgona» de 1906 y tras residir aquí unos meses escribió la novela «Los vencedores», en la que retrata la vida de las diferentes clases sociales de la villa durante esas fechas. A través de conversaciones con diferentes personajes de la villa, Ciges desgranó el día a día de los mierenses de principios del siglo XX y retrata la España del momento. La industrialización voraz, la avaricia de los inversores e industriales, la miseria de los obreros, la transformación del paisaje, el incipiente movimiento obrero, la desconfianza en la clase política… En la novela Ciges no se limitó a recopilar los datos de sus artículos periodísticos, sino que amplificó esos materiales para hacer de ellos un texto literario construido a partir de unas circunstancias históricas contemporáneas. El objetivo del autor fue, pues, adecuar ese germen reflejado en los artículos publicados a nuevos criterios formales y dotarlo de una disposición temporal que se correspondiera con el hilo narrativo propio de una novela. A pesar de ello, Ciges suprimió en la novela los nombres propios y los topónimos, con la probable intención de otorgar a su obra un carácter más universal, aun cuando cualquier lector informado tuviera meridianamente claro que la familia propietaria era los Guilhou y el pueblo anónimo donde se ubicaba la historia era Mieres. La crítica que contienen sus páginas a la familia Gilhou, propietaria de la Fábrica de Mieres en cuyas minas se había desarrollado el conflicto, determinó que fuese perseguido y amenazado por el llamado «gabinete negro» hasta que tuvo que abandonar la región. «Los vencedores» se publicó en 1908 y todos los ejemplares que llegaron a Asturias fueron adquiridos por los dueños de la Fábrica. En la presente edición se han mantenido las normas ortográficas y tipográficas de la edición de 1908, a partir de la cual se ha realizado esta.
Toni, un profesor de instituto enfadado con el mundo, decide poner fin a su vida. Meticuloso y sereno, tiene elegida la fecha: dentro de un año. Hasta entonces cada noche redactará, en el piso que comparte con su perra Pepa y una biblioteca de la que se va desprendiendo, una crónica personal, dura y descreída, pero no menos tierna y humorística. Con ella espera descubrir las razones de su radical decisión, desvelar hasta la última partícula de su intimidad, contar su pasado y los muchos asuntos cotidianos de una España políticamente convulsa. Aparecerán, diseccionados con implacable bisturí, sus padres, un hermano al que no soporta, su exmujer Amalia, de la que no logra desconectarse, y su problemático hijo Nikita; pero también su cáustico amigo Patachula. Y una inesperada Águeda. Y en la sucesión de episodios amorosos y familiares de esta adictiva constelación humana, Toni, hombre desorientado empeñado en hacer recuento de sus ruinas, insufla, paradójicamente, una inolvidable lección de vida.
«Los vencidos» constituye un testimonio único sobre la posguerra civil. La obra permanecía inédita en España hasta el año 2005, pese a haber sido escrita en 1960, ya que la censura franquista impidió entonces su aparición. Fue publicada por la editorial Feltrinelli en Italia, por Gallimard en Francia, traducida al alemán, al neerlandés y a varios idiomas más. Incluso llegó a circular una edición clandestina en catalán y una edición francesa en español. En «Los vencidos» encontramos de nuevo al mejor Ferres, y sus cualidades literarias nos recuerdan al Baroja de las obras madrileñas, nos acercan a Sender y a Aldecoa. Max Aub dijo de Antonio Ferres que «su pasión de verdad le da una calidad que va más allá de la literatura». El valor literario de la obra es difícil de disociar de su valor documental. «Los vencidos» refleja con fidelidad el drama político y humano de quienes perdieron la guerra, cuya crudeza se revela magistralmente en sus páginas.
Fue en Alicante, bajo la inspiración del «rumor de la olas del mar», y en el periódico «El Liberal» en 1891 donde nacieron en folletín los episodios de esta novela autobiográfica del estonio Ernesto Bark, el futuro Basilio Soulinake de «Luces de Bohemia». Ese año y en la misma imprenta, aquellas paginas volvieron a ver la luz en forma definitiva de libro. Se trata de una version novelada del activismo político de un idealista propagandista: el lector acompañará a su «alter ego», el joven revolucionario Erico Orloff, en un azaroso viaje desde Rusia a España a finales del siglo XIX. El compromiso político y la aventura amorosa constituyen la trama de esta obra donde los ecos de crisis históricas y cambios políticos auguran ya las futuras democracias modernas y la construcción europea. Viaje e historia, amor e ideología, política y periodismo quedan perfectamente imbricados.
Después del éxito internacional de La perra de tres patas de la señora Petrovna , nos llega una novela conmovedora acerca de las inesperadas segundas oportunidades que aparecen en el otoño de la vida.
Gor tiene una vida muy ocupada. Debe ensayar un espéctaculo de magia, está esperándole una nueva ayudante y necesita urgentemente desbrozar su dacha. Pero se distrae con el vuelo de una mosca. ¿Será cosa de la edad? Tolya ha salido de una larga enfermedad, pero sus recuerdos se han evaporado. Retirado en un sanatorio con la vista de un pino como único entretenimiento, recibe encantado la propuesta del joven doctor Vlad de estudiar su caso. Con un entusiasta oyente a su lado y la ayuda de deliciosos dulces caseros de contrabando, recupera recuerdos de su infancia que van a revelar oscuros secretos… Los viejos primos de Azov es una tierna y maravillosa historia de dos hombres que, en el otoño de sus vidas, tienen la oportunidad de aprender que los recuerdos pueden sanarte, además de perseguirte.Un autor tiene que ser muy ingenioso para hacerte reír y llorar al mismo tiempo.
Ambientados en ciudades e islas del Mediterráneo, y unidos por un nexo temático, los ocho relatos de Los zorros vienen de noche pueden leerse como una novela en la que se reflexiona sobre el recuerdo, la vida y la muerte. Sus protagonistas coleccionan y reconstruyen fragmentos de vidas muy intensas que han cristalizado en la memoria o en el detalle de una fotografía. En Paula, el narrador evoca la breve y misteriosa vida de una mujer a la que amó; en Paula II, la misma mujer es consciente de que aquel hombre sigue pensando en ella. Paula recuerda el tiempo que pasaron juntos y el miedo del hombre a la oscuridad de la noche, cuando vienen los zorros… Y sin embargo el tono de estos relatos está lejos de ser pesimista: la muerte no es algo a lo que se deba temer…
Los Ídolos es una de las muestras más personales, refinadas y sutiles del arte narrativo de Manuel Mujica Lainez. Externamente podría describirse como la historia de una falsa indagación detectivesca en torno al enigma de la personalidad de un poeta decadente, en la atmósfera irreal y remotísima de una aristocracia crepuscular. Pero, como en ciertos relatos de Henry James o de Borges, el enigma literario es aquí proyección y metáfora del enigma humano esencial. En pocas ocasiones la prosa de Mujica Lainez ha extremado tanto la perfección y en pocas ocasiones ha rayado a tal altura su capacidad de sugerir y evocar, en un mundo extinguido, el envés de fantasmagorías que forma la trama oculta de lo cotidiano.
La novela tiene su origen en una reflexión acerca del misterio del mal, del misterio del pecado. El autor está fascinado por la inmensidad y variedad de formas con que se reviste el mal y condiciona el destino humano. He aquí ante nosotros a un criminal por la gracia de Dios, y predestinado al pecado desde su infancia. Para Gabriel Gradére, el mal es simplemente una emanación de la vida. Un peso natural, una inclinación apenas perceptible del carácter lo empuja hacia el mal, del mismo modo que el agua discurre por la pendiente de su lecho. En la confesión de su vida dirigida al joven cura de Liogeats, Gradére, de cincuenta años, expresa su perplejidad ante esa latente predisposición hacia el mal, ante toda su vida absurda y fútil, estérilmente arruinada y dedicada al vicio y el libertinaje. E incluso se siente casi como una especie de receptáculo pasivo y abúlico, lleno de cobardía, que desborda y se expande a través del mundo. Bruno Schulz
Novela de aprendizaje y educación sentimental, a la vez que parodia política y social.
La crónica satírica y burlesca del periodismo cutre, visto a través de los ojos de un adolescente que lleva a cabo, en tan sórdido y disparatado contexto, su aprendizaje de la vida e incluso su iniciación al amor. El sentido del humor y del absurdo hallan vehículo idóneo en la extraordinaria destreza narrativa de que da muestras el escritor.
«Esta novela es eso mismo. Yo no elegí vivir con mis abuelos maternos y tampoco elegí trabajar en el diario La Prensa cuando aún no había cumplido quince años. La suma de esos dos hechos azarosos (o debidos a la voluntad de mi madre) me dejó en la memoria unos personajes y unas atmósferas que años después intenté recrear en esta novela».
Loxandra —una mujer de carácter, indiscreta y rezongona, pero también protectora, generosa y tierna— vive en la bulliciosa y extraordinaria Constantinopla finisecular, cohabitada por griegos, turcos y muchas otras etnias. Trasunto de las heroínas que pueblan las comedias clásicas, Loxandra no sólo lleva las riendas de su propia vida sino que es también el alma de su familia, con la ayuda, claro está, de la virgen de Baluklí. Y así, los matrimonios, los duelos, las tristes despedidas en el puerto de la ciudad, los alegres y sabrosos festines de reencuentro o las mudanzas marcan el ritmo de su vida. Crónica de una familia y de una ciudad, esta vitalista y hermosa novela de María Iordanidou —inspirada en la vida de su abuela— nos transporta a una ciudad dominada por la música, los sabores y los colores, y evoca la frágil felicidad que truncó la guerra.
Atenta y cariñosa, Juliette se entrega en cuerpo y alma a los demás, pero a veces se olvida de sí misma. Esta enorme vocación hace que los pacientes del hospital la consideren mucho más que una enfermera. Y así se entrega también a Roméo, un joven bombero que acaba de ser ingresado tras entrar coma al precipitarse de un piso en llamas cuando salvaba a un niño. Con suma ternura, Juliette lo acompaña durante todo ese tiempo en que él bucea en la oscuridad. Cuidar de los demás permite a la enfermera abstraerse de sus propios problemas, de su batalla interior. Juliette ansía ser madre, pero la naturaleza le niega ese deseo que empieza a convertirse en una obsesión para ella. Además, en casa, su pareja no la entiende e incluso la menosprecia y la humilla. Los momentos junto a Roméo, que lucha por sobrevivir y recuperarse, la insuflan de vida y se convierten en un soplo de esperanza que conlleva toda una lección: para ser feliz lo importante es mirar hacia dónde vamos y no de dónde venimos.
Con la excusa de terminar una traducción, Célia Vidal, una escritora barcelonesa, decide huir de la ciudad y se traslada a Lisboa para pasar el invierno. Allí conoce a Eusebio Sena, hombre ya en edad madura, antiguo profesor en Madeira,que fue represaliado en el pasado por la dictadura de Salazar. Eugenio Sena es un personaje singular, que ha vivido un largo periplo existencial, con un halo de misterio que escapa a la grisura y a la mediocridad y que intriga a Célia Vidal. A partir de las voces del ex profesor y de la escritora, dos extranjeros en la Lisboa actual, el autor recrea magistralmente el mundo perdido de Sena en Madeira, pone en pie diversos personajes y fantasmas que han cruzado por su vida azarosa, y nos expone las dudas y los anhelos de Célia Vidal, mientras una sensación de extrañeza planea sobre esta historia de traiciones políticos y amores frustrados enmarcada en una Lisboa cuya magia -magníficamente plasmada por el autor- empapará el ánimo del lector. Es una novela muy bien escrita, con tonos líricos, poética, llena de nostalgias y, a la vez, de serenidad, con honduras anímicas muy bien desarrolladas, sin retórica ninguna.
Con el mismo estilo que la crítica aplaudiese en su debut narrativo, e idéntico acierto para captar instantes que revelan existencias casi completas, Irene Jiménez vuelve para ofrecernos una selección de historias tan comunes como los lugares que las albergan, y a la vez tan singulares como lo es la aventura diaria de cada uno de nosotros.
En 1978, el gran Gianni Celati publicó por primera vez en Italia esta novela mítica y desopilante. Giovanni se enamora en una playa de su país de una jovencita alemana y la sigue hasta el Hamburgo de The Beatles —son los años sesenta— presa de cien mil furores. De la carne y del espíritu. He aquí un filósofo andarín, un amante caballeroso pero con un agujero en el zapato, un pobre que filosofa con profundidad mediante palabras sencillas. Esta divertidísima novela, escrita en estado de gracia, entre la oralidad y el «gran estilo» (a veces incluso de aire británico), ofrece humor a raudales y aventuras que nos llevan hasta la literatura picaresca. Querido lector, querida lectora, ¿has conocido en alguna ocasión a un moralista entrañable apasionado por los altos cielos norteños y el amor a primera vista? Pasa, te lo presentamos.
Eneko y Aritz compaginan estudio y trabajo con su militancia política en la izquierda abertzale. El azar querrá que conozcan a Libia, una joven hippie que vende bisutería en la calle, e inicien un trío sentimental en el que amistad, amor y sexo se confunden. Aritz cruzará la tenue línea que separa la violencia callejera del terrorismo para colaborar con un comando de ETA, cuya desarticulación le obligará a huir a Francia e incorporarse a la banda. La vida de los tres protagonistas sufrirá entonces un vuelco de dramáticas consecuencias para ellos y sus familias. En un inesperado final, el periodista Luis Daroca descubrirá el secreto que ha determinado fatalmente el destino de los tres jóvenes. Luz negra es una novela vibrante que muestra el funcionamiento interno de la organización armada a través de unos personajes complejos y alejados de los estereotipos acuñados en torno a este fenómeno. Un relato valiente y honesto de una realidad trágica ante la que es imposible permanecer indiferente.
Jordi Sierra i Fabra tuvo con este libro, publicado en 1978, su primer best seller a ambos lados del Atlántico. Investigando en manicomios de toda Catalunya y otras zonas de España, reunió 12 historias verdaderas, tenebrosas en algunos casos, sobre las prácticas médicas con los pacientes en la dictadura. Con Franco recién muerto y la transición a la democracia, la novela fue una de las primeras en denunciar los crimenes de la época más reciente de la historia de España.
Un simple drama local sirvió a Flaubert para iniciar un trabajo de creación «sobre nada», que tuvo por fruto una de las novelas capitales de la literatura: con esa nada, Flaubert construyó no sólo un personaje, sino un modelo de mujer que resume los dramas íntimos de muchas mujeres educadas en sentimientos heredados del romanticismo. Emma Bovary, esposa de un médico rural, y enamorada del amor, servirá al novelista para trazar un tipo femenino permanente en el tiempo, utilizando un realismo minucioso que refleja la verdad y afirma la voluntad de perseguir la belleza, en un ambiente de mediocridad humana en el que la ley social del dinero impone sus coacciones, para terminar llevando a Emma a un destino fatal. Esta edición se enriquece con tres fragmentos hasta ahora inéditos sacados de los manuscritos, en los que se discuten temas capitales para entender intrínsecamente al personaje, como la propuesta de Homais de que debería prohibirse la lectura a las mujeres, vieja idea medieval que viene arrastrándose de siglo en siglo.
Los rumores, compartidos en el círculo de amigos de Zola, relativos a la colaboración creciente de la periodista Julia Allan en la obra novelística de su marido, el escritor Alphonse Daudet, inspira la historia de la pareja de artistas que protagoniza «Madame Sourdis», relato que, tras su primera publicación en San Petersburgo, en 1880, debió esperar veinte años para imprimirse en Francia. Zola nos ofrece unas páginas, que bien pudieran servir de antesala de «La obra» (1886), en las que la relación fáustica mantenida por los Sourdis es observada a través de los secretos del taller de trabajo y en el contexto de la sociedad artística parisina de las últimas décadas del siglo XIX, con sus Salones y sus complacencias al gusto mayoritario. Entre estos relieves, Zola compone una sugerente alegoría del triunfo de la mediocridad. «Madame Sourdis», hasta ahora inédita en español, posee un lugar propio entre las piezas literarias que, ya desde «La obra de arte desconocida» (1831), de Balzac, han dirigido su curiosidad a los entresijos del «atelier» de creación y a las peculiaridades del mundo artístico francés en aquel siglo. Luis Puelles Romero es profesor titular de Estética y Teoría de las artes de la Universidad de Málaga. Entre sus últimas publicaciones destacan «Mirar al que mira, Teoría estética y sujeto espectador» (2011), ganador del II Premio Iberoamericano de Investigación Universitario Ciudad de Cádiz, y la edición de los «Escritos sobre Manet», de Émile Zola.