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Banca Catalana, de Francesc Baiges & Enric González & Jaume Reixach

Ciencias sociales, Ensayo, Historia

Banca Catalana: Más que un Banco, más que una crisis constituye la primera obra sobre la historia de Banca Catalana en su integridad, desde su fundación en 1959 a partir de una modestísima entidad local, hasta su crisis y la posterior acción fiscal.  Este libro es el fruto de la investigación desarrollada durante varios meses por tres periodistas barceloneses, interesados en descubrir y explicar todo lo que hasta ahora había quedado oculto al público.  El funcionamiento interno de Banca Catalana, sus dirigentes, sus numerosas incursiones en todos los ámbitos financieros, culturales y sociales, sus éxitos y sus fracasos, en un relato periodístico escrito con el máximo rigor.  Banca Catalana: Más que un Banco, más que una crisis es un libro polémico sin duda. Y lo es porque los sucesos que han girado en torno a esta institución han abierto auténticas heridas en algunos sectores de la sociedad catalana.  El libro, estrictamente informativo, no toma partido por nadie. Se limita a exponer, con respeto pero sin timidez, el cómo y el porqué de la mayor crisis bancaria convencional de la historia financiera europea.


Banderas lejanas, de Fernando Martínez Laínez & Carlos Canales Torres

Ensayo, Ciencias sociales

En gran parte desconocida por los propios españoles, la gesta de la exploración, conquista y defensa que llevó a cabo España en lo que hoy son los Estados Unidos de América supone un acontecimiento histórico capital. Durante trescientos años, soldados, navegantes, misioneros, colonos y descubridores al servicio de España plantaron sus banderas en fuertes, poblados, misiones y ciudades repartidos por toda América del Norte, que recibía el nombre de Nueva España (desde el México actual hasta la frontera canadiense y Alaska). Españoles fueron los primeros europeos que avistaron el Cañón del Colorado, cruzaron el río Misisipí, atravesaron las llanuras de Kansas, se internaron en los desiertos de Nevada o fundaron ciudades como Los Ángeles, Santa Fe o San Francisco. Mucho mucho antes de que Estados Unidos existiera como nación, España había conquistado ya el «Far West» (que era lejano y era salvaje, pero bastante menos cuando llegaron los estadounidenses) y combatido o pactado con las principales tribus indias que luego el cine de Hollywood haría famosas. Desde Florida a California las enseñas hispanas ondearon sobre un enorme territorio que fue defendido con escasísimos recursos pero con una voluntad forjada por la Historia y la voluntad de permanencia. Este libro incluye por primera vez la lista de todos los fuertes, puestos fortificados, misiones y presidios españoles en lo que ahora es Estados Unidos y Canadá. Con amenidad y rigor documental, presenta también una panorámica completa de los esfuerzos políticos y militares, y de los personajes que contribuyeron a fijar la historia apasionante, violenta en ocasiones y casi siempre heroica, de unos hechos que merecen ser rescatados del olvido y formar parte de la memoria colectiva de hispanoamérica.


Barcelona, Madrid y el Estado, de Jacint Jordana

Ciencias sociales, Ensayo

Este libro aborda el conflicto catalán desde un punto de vista que difiere de la gran mayoría de las interpretaciones actuales. El origen de esta crisis interminable se encuentra en la escalada de tensión entre Barcelona y Madrid y sus territorios de influencia, en un contexto en el que las grandes tendencias mundiales son cada vez más determinantes. Aunque ambas ciudades no compiten entre sí de forma exclusiva, sí existe una rivalidad entre ellas por atraer recursos vinculados al crecimiento y al poder económico en España. A medida de que el autor examina algunos patrones clave del conflicto, vamos observando un problema que va más allá del duelo entre metrópolis y de la pugna sobre identidades nacionales. Se trata de una crisis del Estado, de carácter más estructural, sobre deficiencias institucionales y falta de equilibrios territoriales en la toma de decisiones que no solo afectan al caso catalán.


Barcelona, vuelvo a casa, de Manuel Valls

Ensayo, Memorias, Ciencias sociales

Como si de cumplir con el conocido dicho catalán Roda el món i torna al Born se tratara, después de años fuera de su ciudad natal, Manuel Valls vuelve a Barcelona, su casa, donde vivió parte de su niñez y de su juventud. Una ciudad de la que nunca ha estado desvinculado, donde conserva familia, amigos y referencias sentimentales y culturales, y a la que ahora brinda toda la intensa y brillante experiencia política desarrollada en Francia. Desde sus inicios, muy joven, en el Partido Socialista Francés de la mano de Michel Rocard hasta su nombramiento como primer ministro, pasando por su eficaz papel al frente de la Alcaldía de Evry y el duro y difícil Ministerio del Interior. En Barcelona, vuelvo a casa, Manuel Valls demuestra su unión vital y personal con su ciudad, su compromiso para convertirla en un lugar habitable para todos sus ciudadanos, moderna, cosmopolita, más segura y, por supuesto, llevarla a ocupar de nuevo un lugar de primer orden en Europa y en el mundo.


Barcelona y la modernidad, de Ferran Mascarell

Ensayo, Ciencias sociales

Los últimos treinta años han ratificado la definitiva urbanización del planeta. En las ciudades se expresan los nuevos problemas del mundo y en ellas se buscan las mejores fórmulas para resolverlos. A lo largo del período algunas ciudades han vivido metamorfosis excepcionales, y Barcelona ha sido una de ellas. En clave de memoria vivida se vindica la experiencia de transformación de casi un cuarto de siglo que ha experimentado la ciudad, se pone de relieve la amplitud e intensidad del proceso y se reclama una lectura cultural y proyectual de la ciudad y de su futuro. El caso Barcelona explica que una ciudad es, antes que cualquier otra cosa, un producto cultural, una expresión de la cultura humana, y puede alcanzar una notable calidad de transformación si además se la aprende a tratar como un proyecto de cultura. Frente al pesimismo que invade a muchos sobre el futuro de la ciudad el autor propone fortalecer la memoria, reforzar la cultura democrática y construir el futuro desplegando las dimensiones reales de la cultura.


Benjamin Graham y el poder de las acciones de crecimiento, de Frederick K. Martin & Nick hansen & Scott Link & Rob Nicoski

Ciencias sociales, Memorias, Divulgación

Benjamin Graham es el padre de la inversión, pero su mayor éxito inversor provino de una acción de crecimiento que aumentó su patrimonio personal con una cantidad muy por encima de todas las demás inversiones juntas. Este libro le ayuda a redescubrir la legendaria estrategia de inversión en acciones de crecimiento con un enfoque de vanguardia que busca la rentabilidad en la volatilidad de los mercados actuales. El reconocido inversor Fred Martin comparte el enfoque inversor basado en la fórmula de valoración de Graham. El método de Martin permite valorar de forma segura y precisa empresas en crecimiento para una estrategia de compra y mantenimiento de acciones que atenúe el riesgo y posicione su cartera de valores en busca de una mayor rentabilidad a largo plazo. Esta guía muestra cómo: Apartar su dinero de fondos de inversión y gestores de inversiones. Crear una previsión a siete años para las empresas idóneas para su cartera de inversión. Estimar el valor futuro de una empresa en cuatro pasos. Garantizar beneficios a largo plazo con una estrategia constante de compra y mantenimiento.


Bernarda's Coño Management para cafres, de Emmanuel Wood Gothiers

Humor, Divulgación, Ciencias sociales, Manuales y cursos

Bernarda's Coño Management es la metodología de organización del trabajo que estaba esperando. No sólo eso, probablemente, la lleve usando toda su vida en el trabajo y en la vida diaria. Es hora de que la conozca de manera sistemática, rigurosa, bien para aprovecharla hasta sus últimas consecuencias, bien para terminarla de saber identificarla y huir de ella como de la peste.  En clave de humor, pero de una manera rigurosísima, verá con claridad como todo el caos y la ignorancia que desde siempre lo han rodeado, sin saber porqué, tienen un profundo sentido y una unidad orgánica e intelectual; es BCM, el Coño de la Bernarda.  También quedará destapado, aunque de manera muy sucinta, quien fue tal Coño, y que lugar fue Bernarda. Todo eso y más, y una plétora de personajes que ya conoce aparecerán en este libro: el pringao, el pasota, el colegui, el externo...


Biblioteca Ayacucho - Colección Clásica 220. Nuevo mundo, mundo nuevo, de Arturo Uslar Pietri

Ciencias sociales, Crítica y teoría literaria, Historia, Otros, Ensayo

Junto al Uslar Pietri (1906-2001) narrador, figura estelar de la novela y el cuento, hay el ensayista de casi medio centenar de libros en los que se medita constantemente sobre el modo de ser de los hispanoamericanos con su peculiaridad racial y ética de criollos, pero asimismo, acerca de cómo la aparición de estas tierras americanas en el mapa de la Europa renacentista, todavía un poco medieval, cambió para siempre la conciencia que el mundo occidental tiene de sí mismo desde entonces. Su conciencia diferente nos alcanza a los nacidos en esta parte del mundo. De ahí que el ensayista Uslar Pietri recorra momentos claves de nuestra historia, de nuestra psicología y civilización para profundizar en lo que es y ha pretendido el ser latinoamericano. En este libro se dan cita trabajos como «Lo criollo en la literatura», «Las carabelas del mundo muerto», «Un juego de espejos deformantes» o «Realismo mágico» entre otros treinta y siete ensayos. La cronología y bibliografía del autor ha sido actualizada por Horacio Becco especialmente para esta edición.


Biblioteca Clásica Gredos 35. Discursos Políticos I, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual. Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, o abogado en casos particulares, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien más de una docena parecen de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. No tardó, sin embargo, en interesarse por la actividad política: en 354 a. C. ya pronunció sus primeros discursos en público en este ámbito, y dedicó años a oponerse a la expansión de Macedonia y su rey Filipo II. Demóstenes, que conservaba el ideal de Atenas desde la lectura de Tucídides y quería preservar la libertad de la ciudad, trató de pactar con Filipo que no atacara Grecia. El orador fue decisivo para que Atenas y Tebas tomaran armas contra Alejandro Magno en la batalla de Queronea, en la que cayeron ante el conquistador macedonio. Demóstenes se suicidó antes de que los soldados del sucesor de Alejandro, Antípatro, pudieran acabar con su vida. Sus mayores empeños fueron restablecer el espíritu público en Atenas y conservar la cultura griega ante la crisis de la ciudad-estado. Entre sus discursos políticos cabe mencionar, los iniciales de confrontación con Eubulo, el político más poderoso en la Atenas del momento. Después se centró por completo en la política exterior ateniense, en relación con Filipo II de Macedonia, al que veía como gran amenaza para todas las ciudades griegas. Contra él escribiría, a lo largo de muchos años, cuatro Filípicas, en las que exhortaba a sus conciudadanos a enfrentarse a él para proteger la independencia de Atenas. A raíz de la conquista de Olinto, ciudad de la Calcídica, por Filipo II, Demóstenes escribió las tres Olínticas, en las que reclamó que los atenienses apoyaran a su aliado, pero esta ayuda militar fue en vano. Demóstenes participó en una embajada para firmar un acuerdo con Filipo, y se mostró partidario de contemporizar con el macedonio, desde una perspectiva posibilista, reconociendo sus conquistas en la Hélade a cambio de evitar otras posteriores (razona su postura en Sobre la paz). En la Segunda y la Tercera Filípicas (considerada su mejor discurso), escritas a raíz del incumplimiento de la contención expansionista, Demóstenes se volvió resueltamente contra Filipo. Pero la mayoría de griegos veían en éste un garante de su seguridad. Abundó en esta línea en Sobre el Quersoneso. Demóstenes tomó el control de la política ateniense y se convirtió en el líder político más influyente de Atenas. La Cuarta Filípica es una declaración de guerra que condujo a una nueva derrota griega frente los macedonios: la de Queronea, aunque sirvió para demorar la conquista macedonia de parte de Grecia y de Bizancio. Demóstenes pronunció el discurso fúnebre por los atenienses muertos en la batalla. En Sobre la Corona, su discurso más famoso, escrito tras la muerte de Filipo y de su sucesión por su primogénito, Alejandro Magno, Demóstenes deplora la paz pactada con Macedonia y sus efectos, al tiempo que defiende su propia trayectoria política en favor de Atenas, frente al partido promacedonio de Esquines. La fama de Demóstenes perduró a través de los siglos. Los filólogos de la Biblioteca de Alejandría editaron los manuscritos de sus discursos, y los estudiantes de Roma los leyeron para formarse en retórica. En su honor, Cicerón tituló Filípicas sus discursos contra Marco Antonio. En la Edad Media y el Renacimiento fue el más leído de los oradores antiguos, y al cabo de los siglos influyó a los oradores de la Revolución Francesa y a los partidarios de la Constitución de los Estados Unidos.


Biblioteca Clásica Gredos 64. Discursos privados I, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual. La importancia de la oratoria en su tiempo era enorme, puesto que en la justicia ateniense lo decisivo era la habilidad de acusador y demandado en la presentación del caso (en Grecia era la parte, no su abogado o logógrafo, quien hablaba ante el jurado, si bien de costumbre su parlamento consistía en un discurso que le había escrito el segundo). Demóstenes brilló como nadie en este campo.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien una docena parece de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. En cuanto cumplió la mayoría de edad presentó una demanda contra sus tutores, que habían dilapidado el patrimonio familiar de su difunto padre, miembro de la clase mercantil enriquecido con el comercio de las armas, y que le había legado al morir (teniendo siete años) sus bienes en fideicomiso. Contra ellos pronunció cinco discursos: tres contra Afobos y dos contra Ontenor, y logró recuperar una parte de su herencia. Demóstenes se dedicó después a redactar discursos para su utilización en pleitos privados de terceras personas, y tuvo mucho éxito en su profesión. Los últimos discursos privados de Demóstenes anuncian ya su creciente interés por los asuntos públicos: Contra Androcio y Contra Leptino atacan a individuos que pretendían eliminar unas exenciones de impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates denuncian situaciones de corrupción.


Biblioteca Clásica Gredos 65. Discursos privados II, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual. La importancia de la oratoria en su tiempo era enorme, puesto que en la justicia ateniense lo decisivo era la habilidad de acusador y demandado en la presentación del caso (en Grecia era la parte, no su abogado o logógrafo, quien hablaba ante el jurado, si bien de costumbre su parlamento consistía en un discurso que le había escrito el segundo). Demóstenes brilló como nadie en este campo.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien una docena parece de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. En cuanto cumplió la mayoría de edad presentó una demanda contra sus tutores, que habían dilapidado el patrimonio familiar de su difunto padre, miembro de la clase mercantil enriquecido con el comercio de las armas, y que le había legado al morir (teniendo siete años) sus bienes en fideicomiso. Contra ellos pronunció cinco discursos: tres contra Áfobo y dos contra Onétor, y logró recuperar una parte de su herencia. Demóstenes se dedicó después a redactar discursos para su utilización en pleitos privados de terceras personas, y tuvo mucho éxito en su profesión. Los últimos discursos privados de Demóstenes anuncian ya su creciente interés por los asuntos públicos: Contra Androcio y Contra Leptino atacan a individuos que pretendían eliminar unas exenciones de impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates denuncian situaciones de corrupción.


Biblioteca Clásica Gredos 86. Discursos Políticos II, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, o abogado en casos particulares, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien más de una docena parecen de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. No tardó, sin embargo, en interesarse por la actividad política: en 354 a. C. ya pronunció sus primeros discursos en público en este ámbito, y dedicó años a oponerse a la expansión de Macedonia y su rey Filipo II. Demóstenes, que conservaba el ideal de Atenas desde la lectura de Tucídides y quería preservar la libertad de la ciudad, trató de pactar con Filipo que no atacara Grecia. El orador fue decisivo para que Atenas y Tebas tomaran armas contra Alejandro Magno en la batalla de Queronea, en la que cayeron ante el conquistador macedonio. Demóstenes se suicidó antes de que los soldados del sucesor de Alejandro, Antípatro, pudieran acabar con su vida. Sus mayores empeños fueron restablecer el espíritu público en Atenas y conservar la cultura griega ante la crisis de la ciudad-estado. Entre sus discursos políticos cabe mencionar, los iniciales de confrontación con Eubulo, el político más poderoso en la Atenas del momento. Después se centró por completo en la política exterior ateniense, en relación con Filipo II de Macedonia, al que veía como gran amenaza para todas las ciudades griegas. Contra él escribiría, a lo largo de muchos años, cuatro Filípicas, en las que exhortaba a sus conciudadanos a enfrentarse a él para proteger la independencia de Atenas. A raíz de la conquista de Olinto, ciudad de la Calcídica, por Filipo II, Demóstenes escribió las tres Olínticas, en las que reclamó que los atenienses apoyaran a su aliado, pero esta ayuda militar fue en vano.  Demóstenes participó en una embajada para firmar un acuerdo con Filipo, y se mostró partidario de contemporizar con el macedonio, desde una perspectiva posibilista, reconociendo sus conquistas en la Hélade a cambio de evitar otras posteriores (razona su postura en Sobre la paz). En la Segunda y la Tercera Filípicas (considerada su mejor discurso), escritas a raíz del incumplimiento de la contención expansionista, Demóstenes se volvió resueltamente contra Filipo. Pero la mayoría de griegos veían en éste un garante de su seguridad. Abundó en esta línea en Sobre el Quersoneso. Demóstenes tomó el control de la política ateniense y se convirtió en el líder político más influyente de Atenas. La Cuarta Filípica es una declaración de guerra que condujo a una nueva derrota griega frente los macedonios: la de Queronea, aunque sirvió para demorar la conquista macedonia de parte de Grecia y de Bizancio. Demóstenes pronunció el discurso fúnebre por los atenienses muertos en la batalla. En Sobre la Corona, su discurso más famoso, escrito tras la muerte de Filipo y de su sucesión por su primogénito, Alejandro Magno, Demóstenes deplora la paz pactada con Macedonia y sus efectos, al tiempo que defiende su propia trayectoria política en favor de Atenas, frente al partido promacedonio de Esquines. La fama de Demóstenes perduró a través de los siglos. Los filólogos de la Biblioteca de Alejandría editaron los manuscritos de sus discursos, y los estudiantes de Roma los leyeron para formarse en retórica. En su honor, Cicerón tituló Filípicas sus discursos contra Marco Antonio. En la Edad Media y el Renacimiento fue el más leído de los oradores antiguos, y al cabo de los siglos influyó a los oradores de la Revolución Francesa y a los partidarios de la Constitución de los Estados Unidos.


Biblioteca Clásica Gredos 87. Discursos Políticos III, de Demóstenes

Ensayo, Ciencias sociales

Demóstenes (Atenas, 384 a. C.-Calauria, 322 a. C.) es uno de los grandes oradores de todos los tiempos (Cicerón escribió que era «el orador perfecto») y estuvo intensamente implicado en la política ateniense y griega. Vivió en el siglo IV a. C., tiempo de gran agitación política, de declive de la ciudad-estado ática y de creciente hegemonía macedonia, a la que se opuso con toda su energía y capacidad intelectual.  Tras sus estudios de retórica, en los que se familiarizó con los oradores anteriores y sus recursos lingüísticos y argumentativos, así como con los del historiador Tucídides, Demóstenes trabajó un tiempo como logógrafo, o abogado en casos particulares, componiendo los llamados discursos privados, o forenses, de los que la tradición ha conservado muchos: más de cuarenta, si bien más de una docena parecen de otros autores. En este ámbito, sus discursos más famosos son los que afectan a asuntos personales del autor y los que discuten la herencia y la suerte de la familia del banquero Pasión. No tardó, sin embargo, en interesarse por la actividad política: en 354 a. C. ya pronunció sus primeros discursos en público en este ámbito, y dedicó años a oponerse a la expansión de Macedonia y su rey Filipo II. Demóstenes, que conservaba el ideal de Atenas desde la lectura de Tucídides y quería preservar la libertad de la ciudad, trató de pactar con Filipo que no atacara Grecia. El orador fue decisivo para que Atenas y Tebas tomaran armas contra Alejandro Magno en la batalla de Queronea, en la que cayeron ante el conquistador macedonio. Demóstenes se suicidó antes de que los soldados del sucesor de Alejandro, Antípatro, pudieran acabar con su vida. Sus mayores empeños fueron restablecer el espíritu público en Atenas y conservar la cultura griega ante la crisis de la ciudad-estado. Entre sus discursos políticos cabe mencionar, los iniciales de confrontación con Eubulo, el político más poderoso en la Atenas del momento. Después se centró por completo en la política exterior ateniense, en relación con Filipo II de Macedonia, al que veía como gran amenaza para todas las ciudades griegas. Contra él escribiría, a lo largo de muchos años, cuatro Filípicas, en las que exhortaba a sus conciudadanos a enfrentarse a él para proteger la independencia de Atenas. A raíz de la conquista de Olinto, ciudad de la Calcídica, por Filipo II, Demóstenes escribió las tres Olínticas, en las que reclamó que los atenienses apoyaran a su aliado, pero esta ayuda militar fue en vano.  Demóstenes participó en una embajada para firmar un acuerdo con Filipo, y se mostró partidario de contemporizar con el macedonio, desde una perspectiva posibilista, reconociendo sus conquistas en la Hélade a cambio de evitar otras posteriores (razona su postura en Sobre la paz). En la Segunda y la Tercera Filípicas (considerada su mejor discurso), escritas a raíz del incumplimiento de la contención expansionista, Demóstenes se volvió resueltamente contra Filipo. Pero la mayoría de griegos veían en éste un garante de su seguridad. Abundó en esta línea en Sobre el Quersoneso. Demóstenes tomó el control de la política ateniense y se convirtió en el líder político más influyente de Atenas. La Cuarta Filípica es una declaración de guerra que condujo a una nueva derrota griega frente los macedonios: la de Queronea, aunque sirvió para demorar la conquista macedonia de parte de Grecia y de Bizancio. Demóstenes pronunció el discurso fúnebre por los atenienses muertos en la batalla. En Sobre la Corona, su discurso más famoso, escrito tras la muerte de Filipo y de su sucesión por su primogénito, Alejandro Magno, Demóstenes deplora la paz pactada con Macedonia y sus efectos, al tiempo que defiende su propia trayectoria política en favor de Atenas, frente al partido promacedonio de Esquines. La fama de Demóstenes perduró a través de los siglos. Los filólogos de la Biblioteca de Alejandría editaron los manuscritos de sus discursos, y los estudiantes de Roma los leyeron para formarse en retórica. En su honor, Cicerón tituló Filípicas sus discursos contra Marco Antonio. En la Edad Media y el Renacimiento fue el más leído de los oradores antiguos, y al cabo de los siglos influyó a los oradores de la Revolución Francesa y a los partidarios de la Constitución de los Estados Unidos.


Biblioteca Clásica Gredos 116. Política, de Aristóteles

Ensayo, Ciencias sociales

La Política tiene tres fines (y secciones) diferenciados: completa el análisis sobre la plenitud humana iniciado en la Ética al plantear qué tipo de organización política alcanza el bien; instituye principios morales y políticos que permiten entender y analizar los diversos tipos de Estados reales y sus Constituciones; ofrece propuestas para mejorar los Estados existentes.
Aristóteles define al ser humano como «animal Político» porque sólo puede satisfacer sus necesidades y aspiraciones en el seno de una comunidad política, y puesto que es indeseable una vida humana al margen de la de sus semejantes, la realización del individuo debe llevar aparejado el bien de los demás miembros de su comunidad, que como en Platón es la pólis, organización completa y autosuficiente. Se da así una estrecha vinculación entre naturaleza humana, bien humano y comunidad política, que se consolidan, refuerzan y mejoran mutuamente: el individuo desea participar en el funcionamiento de su organización política, y ésta no sólo favorece su bienestar material y protección, sino que le permite ejercitar su dimensión moral mediante la participación en los asuntos comunes.
No cumplen este objetivo las organizaciones oligárquicas (que cifran el bien y la felicidad en la riqueza material) ni las democráticas (que obedecen a una concepción insuficiente acerca de la libertad humana, reducida a evitar la esclavitud). El fin adecuado de la pólis es el bien común, basado en una correcta comprensión de la naturaleza de la felicidad humana.
A partir de todas estas consideraciones, Aristóteles traza las características del Estado ideal, desde las condiciones geográficas y económicas hasta los criterios para la restricción de la ciudadanía (a la que no acceden ni los esclavos ni las mujeres). Entre los ciudadanos debe haber una paridad de riqueza y una semejante intervención en la administración del poder. Las instituciones públicas proporcionan los mejores fundamentos políticos, sociales, económicos y educativos para el ejercicio de las virtudes morales y de la vida intelectual o contemplativa, que el autor ya había calificado como la mejor de las posibles para el ser humano.


Biblioteca Clásica Gredos 139. Discursos Vol. 1, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Ciencias sociales

Este volumen incluye parte de las Verrinas, una de las más destacadas piezas discursivas de Cicerón. En el año 70 a. C. formuló, a petición del pueblo siciliano, una acusación contra Gayo Verres, corrupto gobernador de Sicilia entre los años 73 y 70 a. C., y a quien defendía Hortensio, un famoso abogado. Tal fue la brillantez oratoria de Cicerón que, tras su primer discurso como acusador, Verres abandonó el caso y se exilió a Massilia (Marsella). De todos modos, Cicerón publicó ese primer discurso y los cinco extensos apartados que debían haber constituido la segunda fase del juicio, y la excelencia del discurso, así como la constatación de los grandes trabajos preliminares, le reportaron de inmediato una enorme fama como abogado y cruzado contra la corrupción. A diferencia de la práctica en los discursos forenses griegos, que pronunciaba el litigante, en Roma contaba mucho la personalidad y el prestigio del abogado. Cicerón aparece en Verrinas como un hombre joven y valeroso, un hombre «nuevo», con un tono vehemente y hasta declamatorio proclive a la invectiva, que le valió el apoyo de los oyentes y, después, el de los lectores.


Biblioteca Clásica Gredos 140. Discursos Vol. 2, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Ciencias sociales

Este volumen incluye la segunda parte de las «Verrinas», una de las más destacadas piezas discursivas de Cicerón. En el año 70 a. C. formuló, a petición del pueblo siciliano, una acusación contra Gayo Verres, corrupto gobernador de Sicilia entre los años 73 y 70 a. C., y a quien defendía Hortensio, un famoso abogado. Tal fue la brillantez oratoria de Cicerón que, tras su primer discurso como acusador, Verres abandonó el caso y se exilió a Massilia (Marsella). De todos modos, Cicerón publicó ese primer discurso y los cinco extensos apartados que debían haber constituido la segunda fase del juicio, y la excelencia del discurso, así como la constatación de los grandes trabajos preliminares, le reportaron de inmediato una enorme fama como abogado y cruzado contra la corrupción. A diferencia de la práctica en los discursos forenses griegos, que pronunciaba el litigante, en Roma contaba mucho la personalidad y el prestigio del abogado. Cicerón aparece en Verrinas como un hombre joven y valeroso, un hombre «nuevo», con un tono vehemente y hasta declamatorio proclive a la invectiva, que le valió el apoyo de los oyentes y, después, el de los lectores.


Biblioteca Clásica Gredos 152. Discursos Vol. 3, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Ciencias sociales

Se reúnen aquí varios de los primeros discursos que Cicerón pronunció en su calidad de abogado, profesión en la que no tardó en descollar tanto por la excelencia de su oratoria como por la escrupulosidad con que preparaba los casos. «En defensa de P. Quincio», del año 81, es su primer discurso conservado (aunque no el primero pronunciado, pues se refiere a otros anteriores), y defiende a Publio Quincio frente a un acusador cuyo abogado era el gran orador Hortensio, con motivo de una disputa sobre una granja de la Galia. «En defensa de Q. Roscio, el cómico» está al servicio de un gran actor, al que la acusación le reclamaba una granja que se le había entregado anteriormente como compensación por el asesinato de un esclavo del que Roscio era copropietario. «En defensa de A. Cecina», del año 69, concierne a una herencia de tierras. «Acerca de la ley agraria», o «Contra Rullum» consiste en tres discursos pronunciados durante los primeros días de posesión del consulado (63 a. C.), el primero ante el Senado y los otros dos ante el pueblo, contra la propuesta de ley agraria del tribuno P. Servilio Rulo (y tras la cual estaba probablemente César), sobre ventas y adquisiciones abusivas de tierras en Italia y más allá, con el fin de fundar colonias; Cicerón arguyó que la propuesta era injusta con los pueblos extranjeros y con los aliados afectados, y que no beneficiaba en nada al pueblo romano. El plan no prosperó. «En defensa de L. Flaco», del año 59, representa a un pretor acusado de extorsión.


Biblioteca Clásica Gredos 195. Discursos Vol. 4, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Ciencias sociales

«En agradecimiento al Senado» y «En agradecimiento al pueblo» componen el «Post reditum», que probablemente Cicerón pronunció en el 57 a. C. a su regreso del exilio (aunque se ha puesto en duda su autenticidad), en los que agradece a ambas instancias que le hayan permitido regresar, repasa los hechos recientes y ataca a sus enemigos. «Sobre la casa» («De domo sua») es un discurso pronunciado ante el Colegio de los Pontífices, en el que Cicerón reclama la devolución de un terreno donde había estado su casa antes de marchar al exilio en el 58 a. C., que un rival político había destruido para a continuación consagrar el lugar y erigir en él un monumento a la Libertad (el orador obtuvo la anulación de la consagración con el argumento de que era injusta e impía). «Sobre la respuesta de los arúspices» fue pronunciado ante el Senado en el 56 a. C., y está estrechamente relacionado con el discurso anterior. Clodio, el rival político que destruyera la casa de Cicerón, sostenía que los adivinos, al atribuir a la ira de los dioses (por acciones impías como la profanación de lugares sagrados) unos ruidos misteriosos oídos cerca de Roma, apuntaban a la reconstrucción de dicha casa en su emplazamiento original. Cicerón replicó que la impiedad la había cometido Clodio. «En defensa de Sestio», del año 56, representa a un tribuno acusado por un adversario político de alterar el orden público. En el discurso Cicerón menciona los servicios que ha prestado a Roma y defiende la dignidad aristocrática frente a los triunviros.


Biblioteca Clásica Gredos 211. Discursos Vol. 5, de Marco Tulio Cicerón

Ensayo, Ciencias sociales

Los discursos reunidos en este volumen muestran a Cicerón en su faceta de abogado, la que le convirtió en modelo de prosa latina. «En defensa de Sexto Roscio Amerino», del 80 a. C., concierne a una acusación de parricidio. Es el primer discurso de Cicerón en una causa criminal. Sostiene que el padre de Roscio fue asesinado en Roma por vecinos y parientes agraviados. Mediante intrigas políticas y jurídicas, un liberto se había quedado con las posesiones del padre, y para asegurar el éxito de la operación acusó del crimen al hijo. Cicerón le desenmascara y le pone en evidencia. «En defensa de la ley Manilia», conocido también como «Sobre el mando de Pompeyo», del año 66 y pronunciado ante el pueblo siendo Cicerón pretor, abona la propuesta del tribuno Manilio con relación a extender el mando de Pompeyo en Asia a Bitinia, Ponto y Armenia, a fin de permitirle combatir a Mitridates. Es el primer discurso de Cicerón sobre asuntos plenamente públicos. El mando se concedió a pesar de la oposición del Senado. «En defensa de Aulo Cluencio», del año 66, se pone de parte de un hombre que anteriormente había acusado a su padrastro de haber intentado envenenarle y había logrado su condena al exilio (en un proceso muy turbio); un hijo del padrastro había acusado después a Cluencio de envenenarle durante el exilio y haber sobornado al jurado. El discurso, muy lucido, ofrece además mucha información sobre las relaciones familiares en Roma. «En defensa de Lucio Murena», del 63 a. C., defiende al hombre que debía ocupar al año siguiente el cargo de cónsul, a quien Catón acusaba de haber ganado la elección mediante soborno. Cicerón se muestra aquí muy pragmático: ridiculiza el excesivo envaramiento moral y afirma que si el cargo es desempeñado por una persona capaz resulta secundario cómo lo haya obtenido ésta.


Biblioteca Clásica Gredos 257. Banquete de los eruditos Libros I-II, de Ateneo de Náucratis

Ensayo, Ciencias sociales

Ateneo, autor de cuya vida poco más sabemos, nació en el siglo II d. C. en Náucratis, ciudad de Egipto con una larga tradición cultural griega. Imbuido de una amplia erudición e inmerso en la corriente cultural griega conocida como Segunda Sofística, de él ha llegado hasta nosotros el «Banquete de los eruditos» («Deipnosophistaí»), en quince libros. Basándose en el «Banquete» de Platón y en las «Charlas de sobremesa» de Plutarco, entre otros, Ateneo reúne en un simposio a veintitrés sabios que, mientras disfrutan de los placeres de la buena mesa, conversan en profundidad acerca de los más diversos temas: gramática, medicina, filosofía, música, leyes, zoología, gastronomía, etc., en una clara muestra de la literatura miscelánea tan del gusto de la época. Además de ser una lectura sumamente placentera, el Banquete constituye una fuente incomparable de noticias sobre costumbres, alimentos y personajes de la Antigüedad, y las numerosas citas textuales que contiene (en muchos casos de escritores ya casi desconocidos en época del autor) lo convierten en una vía de transmisión inestimable de fragmentos de obras por lo demás irremisiblemente perdidas. La traducción, primera completa al español, mereció el Premio Nacional de Traducción en 1999 por los dos primeros volúmenes de esta colección (libros I al V).