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Biblioteca Clásica Gredos 130. Historia Libros VIII-IX, de Heródoto de Halicarnaso

Crónica, Historia

Heródoto es el primer escritor en prosa con una obra extensa conservada: su «Historia», en nueve libros. Es además el fundador de la Historia como género literario y como perspectiva intelectual, lo que lo convierte en uno de los mejores representantes de la época dorada del siglo V a. C. Con un estilo directo y claro, nadie duda hoy de su amenidad, su inteligencia y su enorme capacidad para recoger, recontar y criticar los hechos más diversos. Éste es el cuarto y último volumen que culmina la obra con la narración de los hechos y batallas más destacados de la Segunda Guerra Médica, como las batallas de Salamina y Platea.


Biblioteca Clásica Gredos 223. Cartas I, de Marco Tulio Cicerón

Crónica, Memorias

Las «Cartas a Ático» son uno de los mayores legados de la literatura latina: un relato, en tiempos de una extraordinaria agitación política, de una personalidad excepcional que se hallaba en el centro de todo. Frente a la solemnidad y gravedad de sus tratados y discursos, la producción epistolar de Cicerón (106-43 a. C.) ha recibido una consideración menor. Sin embargo, el conjunto de cartas (más de ochocientas) que envió y recibió (de estas segundas se han conservado casi un centenar, de autores y estilos muy distintos) entre los años 68 y 43 a. C. puede ser la parte de su legado que el lector contemporáneo sienta más próxima, debido a su viveza y frescura y por el hecho de constituir una fuente excepcional para conocer una de las épocas más apasionantes de la historia de Roma, el fin del periodo republicano, puesto que participó intensamente en la política de este tiempo y mantuvo correspondencia con miembros de diferentes opciones políticas. Por añadidura, Cicerón se nos muestra más íntimamente que cualquier otro personaje del mundo antiguo, pues en las cartas consigna su carácter y sus acciones. Tito Pomponio Ático (110-32 a. C.) fue un amigo íntimo de Cicerón, con quien se conocieron en la juventud, cuando estudiaron juntos, y mantuvieron una relación sincera hasta la muerte del escritor. Nacido en Roma, abandonó la capital para establecerse en Atenas, donde residió muchos años (su cognomen remite a la célebre zona helena). Se abstuvo de alinearse activamente en cualquier facción del agitado periodo político romano, aunque ayudó en lo personal a miembros de ambos bandos, y llevó una vida moderada según los preceptos del epicureísmo. Llegó a acumular una gran riqueza y adquirió varias propiedades en el Epiro. Disponía de muchos esclavos que copiaban manuscritos, y que contribuyeron a la difusión de los escritos de Cicerón. Fue amigo de Augusto, y quedó emparentado por línea directa con la familia imperial. Protegió a Terencia, esposa de Cicerón, cuando éste partió al exilio, y su hermana Pomponia se casó con Quinto, hermano de éste y también receptor habitual de sus misivas. La colección de «Cartas a Ático» empieza en el año 68. Cicerón se dirigió con frecuencia a él, con afecto y a menudo en busca de consejo en materias diversas, pues Ático poesía una cultura muy amplia: juntos tratan cuestiones de política, literarias, sociales, pero también íntimas. Esta gran colección es de una enorme espontaneidad; Ático la conservó como un preciado tesoro, y aunque Cicerón no pretendía dar a conocer esta correspondencia privada (en la que abundan las efusiones personales y las indiscreciones), acabó publicándose, al parecer en el reinado de Nerón. Cornelio Nepote, que pudo consultarla antes, comprendió que quien la leyera tendría una historia prácticamente continua de aquellos tiempos.


Biblioteca Clásica Gredos 224. Cartas II, de Marco Tulio Cicerón

Crónica, Memorias

Las «Cartas a Ático» son uno de los mayores legados de la literatura latina: un relato, en tiempos de una extraordinaria agitación política, de una personalidad excepcional que se hallaba en el centro de todo. Frente a la solemnidad y gravedad de sus tratados y discursos, la producción epistolar de Cicerón (106-43 a. C.) ha recibido una consideración menor. Sin embargo, el conjunto de cartas (más de ochocientas) que envió y recibió (de estas segundas se han conservado casi un centenar, de autores y estilos muy distintos) entre los años 68 y 43 a. C. puede ser la parte de su legado que el lector contemporáneo sienta más próxima, debido a su viveza y frescura y por el hecho de constituir una fuente excepcional para conocer una de las épocas más apasionantes de la historia de Roma, el fin del periodo republicano, puesto que participó intensamente en la política de este tiempo y mantuvo correspondencia con miembros de diferentes opciones políticas. Por añadidura, Cicerón se nos muestra más íntimamente que cualquier otro personaje del mundo antiguo, pues en las cartas consigna su carácter y sus acciones. Tito Pomponio Ático (110-32 a. C.) fue un amigo íntimo de Cicerón, con quien se conocieron en la juventud, cuando estudiaron juntos, y mantuvieron una relación sincera hasta la muerte del escritor. Nacido en Roma, abandonó la capital para establecerse en Atenas, donde residió muchos años (su cognomen remite a la célebre zona helena). Se abstuvo de alinearse activamente en cualquier facción del agitado periodo político romano, aunque ayudó en lo personal a miembros de ambos bandos, y llevó una vida moderada según los preceptos del epicureísmo. Llegó a acumular una gran riqueza y adquirió varias propiedades en el Epiro. Disponía de muchos esclavos que copiaban manuscritos, y que contribuyeron a la difusión de los escritos de Cicerón. Fue amigo de Augusto, y quedó emparentado por línea directa con la familia imperial. Protegió a Terencia, esposa de Cicerón, cuando éste partió al exilio, y su hermana Pomponia se casó con Quinto, hermano de éste y también receptor habitual de sus misivas. La colección de «Cartas a Ático» empieza en el año 68. Cicerón se dirigió con frecuencia a él, con afecto y a menudo en busca de consejo en materias diversas, pues Ático poesía una cultura muy amplia: juntos tratan cuestiones de política, literarias, sociales, pero también íntimas. Esta gran colección es de una enorme espontaneidad; Ático la conservó como un preciado tesoro, y aunque Cicerón no pretendía dar a conocer esta correspondencia privada (en la que abundan las efusiones personales y las indiscreciones), acabó publicándose, al parecer en el reinado de Nerón. Cornelio Nepote, que pudo consultarla antes, comprendió que quien la leyera tendría una historia prácticamente continua de aquellos tiempos.


Biblioteca Clásica Gredos 233. Discursos II, de Elio Aristides

Crónica, Otros

Nacido en la Misia oriental en 117, Elio Aristides vivió largamente en la costa jonia, en Esmirna, Pérgamo y Éfeso, viajó a Roma, y gozó de una extensa fama como sofista y retórico hasta su muerte en 180 d. C. Su primera biografía la encontramos en las «Vidas de los sofistas» de Filóstrato. Es, sin duda, una de las figuras más destacadas de esa época que algunos han caracterizado como un primer Renacimiento del mundo clásico griego. Bajo la dinastía de los Antoninos el mundo cultural griego recobra una singular efervescencia. La retórica, el aticismo, la mímesis de los modelos clásicos, expresan ese renacer de los antiguos ideales, bajo renovadas formas. Es una época de grandes prosistas, que copian los modelos clásicos y comentan a los autores del período áureo de Atenas, desdeñando los logros menos puros de la época helenística inmediata. Como Dión de Prusa, Elio Aristides ha dejado una extensa obra que revela su talento retórico y sus inquietudes intelectuales y espirituales. Fue un gran escritor muy de su tiempo, y también una personalidad muy representativa por su religiosidad, muy de su siglo también. Devoto de Asclepio, leal al Imperio de Roma, celoso proclamador de la grandeza espiritual y cultural de Atenas, Aristides es, como Alcifrón, Luciano, Dión, Filóstrato, y algunos más, como el famoso Galeno, médico y filósofo, un testigo excepcional de ese Renacimiento. En estos cinco volúmenes se recoge todo lo que nos ha quedado de la pluma de Aristides: el primer volumen incluye el «Panatenaico» y «Contra Platón: en defensa de la retórica»; el segundo, «A Platón: en defensa de los cuatro» y el «Tercer discurso platónico: A Capitón»; el tercer tomo está integrado por las doce declamaciones; el cuarto incluye los «Discursos XVII al XXXV», entre los que se encuentran los discursos de Esmirna y su discurso «A Roma»; el quinto y último volumen contiene el «Discurso Egipcio, los Himnos, los Discursos Sagrados y el Panegírico al acueducto de Pérgamo», con el que se cierne la serie. En total, cincuenta y tres discursos, vertidos por primera vez al español por cinco especialistas que han intentado reflejar fielmente en sus traducciones la habilidad retórica y la ideología cultural de Elio Aristides.


Biblioteca Clásica Gredos 234. Discursos III, de Elio Aristides

Crónica, Otros

Nacido en la Misia oriental en 117, Elio Aristides vivió largamente en la costa jonia, en Esmirna, Pérgamo y Éfeso, viajó a Roma, y gozó de una extensa fama como sofista y retórico hasta su muerte en 180 d. C. Su primera biografía la encontramos en las «Vidas de los sofistas» de Filóstrato. Es, sin duda, una de las figuras más destacadas de esa época que algunos han caracterizado como un primer Renacimiento del mundo clásico griego. Bajo la dinastía de los Antoninos el mundo cultural griego recobra una singular efervescencia. La retórica, el aticismo, la mímesis de los modelos clásicos, expresan ese renacer de los antiguos ideales, bajo renovadas formas. Es una época de grandes prosistas, que copian los modelos clásicos y comentan a los autores del período áureo de Atenas, desdeñando los logros menos puros de la época helenística inmediata. Como Dión de Prusa, Elio Aristides ha dejado una extensa obra que revela su talento retórico y sus inquietudes intelectuales y espirituales. Fue un gran escritor muy de su tiempo, y también una personalidad muy representativa por su religiosidad, muy de su siglo también. Devoto de Asclepio, leal al Imperio de Roma, celoso proclamador de la grandeza espiritual y cultural de Atenas, Aristides es, como Alcifrón, Luciano, Dión, Filóstrato, y algunos más, como el famoso Galeno, médico y filósofo, un testigo excepcional de ese Renacimiento. En estos cinco volúmenes se recoge todo lo que nos ha quedado de la pluma de Aristides: el primer volumen incluye el «Panatenaico» y «Contra Platón: en defensa de la retórica»; el segundo, «A Platón: en defensa de los cuatro» y el «Tercer discurso platónico: A Capitón»; el tercer tomo está integrado por las doce declamaciones; el cuarto incluye los «Discursos XVII al XXXV», entre los que se encuentran los discursos de Esmirna y su discurso «A Roma»; el quinto y último volumen contiene el «Discurso Egipcio, los Himnos, los Discursos Sagrados y el Panegírico al acueducto de Pérgamo», con el que se cierne la serie. En total, cincuenta y tres discursos, vertidos por primera vez al español por cinco especialistas que han intentado reflejar fielmente en sus traducciones la habilidad retórica y la ideología cultural de Elio Aristides.


Biblioteca Clásica Gredos 238. Discursos IV, de Elio Aristides

Crónica, Otros

Nacido en la Misia oriental en 117, Elio Aristides vivió largamente en la costa jonia, en Esmirna, Pérgamo y Éfeso, viajó a Roma, y gozó de una extensa fama como sofista y retórico hasta su muerte en 180 d. C. Su primera biografía la encontramos en las «Vidas de los sofistas» de Filóstrato. Es, sin duda, una de las figuras más destacadas de esa época que algunos han caracterizado como un primer Renacimiento del mundo clásico griego. Bajo la dinastía de los Antoninos el mundo cultural griego recobra una singular efervescencia. La retórica, el aticismo, la mímesis de los modelos clásicos, expresan ese renacer de los antiguos ideales, bajo renovadas formas. Es una época de grandes prosistas, que copian los modelos clásicos y comentan a los autores del período áureo de Atenas, desdeñando los logros menos puros de la época helenística inmediata. Como Dión de Prusa, Elio Aristides ha dejado una extensa obra que revela su talento retórico y sus inquietudes intelectuales y espirituales. Fue un gran escritor muy de su tiempo, y también una personalidad muy representativa por su religiosidad, muy de su siglo también. Devoto de Asclepio, leal al Imperio de Roma, celoso proclamador de la grandeza espiritual y cultural de Atenas, Aristides es, como Alcifrón, Luciano, Dión, Filóstrato, y algunos más, como el famoso Galeno, médico y filósofo, un testigo excepcional de ese Renacimiento. En estos cinco volúmenes se recoge todo lo que nos ha quedado de la pluma de Aristides: el primer volumen incluye el «Panatenaico» y «Contra Platón: en defensa de la retórica»; el segundo, «A Platón: en defensa de los cuatro» y el «Tercer discurso platónico: A Capitón»; el tercer tomo está integrado por las doce declamaciones; el cuarto incluye los «Discursos XVII al XXXV», entre los que se encuentran los discursos de Esmirna y su discurso «A Roma»; el quinto y último volumen contiene el «Discurso Egipcio, los Himnos, los Discursos Sagrados y el Panegírico al acueducto de Pérgamo», con el que se cierne la serie. En total, cincuenta y tres discursos, vertidos por primera vez al español por cinco especialistas que han intentado reflejar fielmente en sus traducciones la habilidad retórica y la ideología cultural de Elio Aristides.


Biblioteca Clásica Gredos 255. Cartas, de Cipriano de Cartago

Crónica, Memorias

San Cipriano (muerto en 258 d. C.) fue obispo de Cartago y destacado autor del inicio del cristianismo: el primer escritor latino que alcanzó una posición oficial en la Iglesia. Probablemente nació en el norte de África, quizás en Cartago; pertenecía a la etnia púnica o bereber, y era de familia acaudalada. Recibió una esmerada educación clásica pagana, pero se convirtió al cristianismo, en cuya iglesia se encumbró hasta el obispado. Tras superar las persecuciones del emperador Decio (249-251), murió martirizado en Cartago a raíz de la prohibición del cristianismo que decretó el emperador Valerio (258). En la biografía que de él escribió Poncio —la biografía cristiana más antigua— se le presenta como un hombre enérgico y generoso, que afrontó con valor su turbulenta época.


Biblioteca Clásica Gredos 261. Breviario. Libro de los Césares, de Eutropio & Aurelio Victor

Crónica, Historia

Las obras de Eutropio y de Aurelio Víctor, junto con la de Amiano Marcelino, son una positiva nota de contraste en el alicaído panorama historiográfico del Bajo Imperio posterior a la obra de Tácito. Este volumen reúne dos textos de temática afín y muy próximos en el tiempo. De Eutropio, alto funcionario romano de la segunda mitad del siglo IV d. C., nos llega el «Breviario» o «Breviarium ab urbe condita» en diez libros, un panorama a vista de pájaro de la historia de Roma desde su fundación hasta la muerte del emperador Joviano y la subida de Valente al poder en el 364. Se trata de una obra concienzuda y rigurosa, que informa acerca de los hechos principales, sobre todo militares y del extranjero, en una narración cuidadosamente estructurada que no hace concesiones a excursos ni a preciosismos estilísticos. Eutropio es el mejor de los muchos autores de epítomes, y su obra gozó de gran popularidad durante siglos. «Libros de los césares», por su parte, es un compendio histórico de Sexto Aurelio Víctor, nacido en África hacia el año 320, de origen humilde, y gobernador de Panonia Segunda. La obra es un resumen de la historia de Roma desde Augusto a Juliano (360). Víctor trata la historia de Roma por reinados, con un método biográfico. Pero al mismo tiempo intenta rebasar los límites de la biografía y establecer relaciones de causalidad histórica, sin abstenerse de introducir juicios de valor morales y políticos. Así pues, su ambicioso propósito consiste en escribir una historia del Imperio Romano que combine el interés por la personalidad individual de los emperadores y una valoración moral general del Imperio.


Biblioteca Clásica Gredos 262. Discursos V, de Elio Aristides

Crónica, Otros

Nacido en la Misia oriental en 117, Elio Aristides vivió largamente en la costa jonia, en Esmirna, Pérgamo y Éfeso, viajó a Roma, y gozó de una extensa fama como sofista y retórico hasta su muerte en 180 d. C. Su primera biografía la encontramos en las Vidas de los sofistas de Filóstrato.
Es, sin duda, una de las figuras más destacadas de esa época que algunos han caracterizado como un primer Renacimiento del mundo clásico griego. Bajo la dinastía de los Antoninos el mundo cultural griego recobra una singular efervescencia. La retórica, el aticismo, la mímesis de los modelos clásicos, expresan ese renacer de los antiguos ideales, bajo renovadas formas.
Es una época de grandes prosistas, que copian los modelos clásicos y comentan a los autores del período áureo de Atenas, desdeñando los logros menos puros de la época helenística inmediata. Como Dión de Prusa, Elio Aristides ha dejado una extensa obra que revela su talento retórico y sus inquietudes intelectuales y espirituales. Fue un gran escritor muy de su tiempo, y también una personalidad muy representativa por su religiosidad, muy de su siglo también. Devoto de Asclepio, leal al Imperio de Roma, celoso proclamador de la grandeza espiritual y cultural de Atenas, Aristides es, como Alcifrón, Luciano, Dión, Filóstrato, y algunos más, como el famoso Galeno, médico y filósofo, un testigo excepcional de ese Renacimiento.
En estos cinco volúmenes se recoge todo lo que nos ha quedado de la pluma de Aristides: el primer volumen incluye el Panatenaico y Contra Platón: en defensa de la retórica; el segundo, A Platón: en defensa de los cuatro y el Tercer discurso platónico: A Capitón; el tercer tomo está integrado por las doce declamaciones; el cuarto incluye los Discursos XVII al XXXV, entre los que se encuentran los discursos de Esmirna y su discurso A Roma; el quinto y último volumen contiene el Discurso Egipcio, los Himnos, los Discursos Sagrados y el Panegírico al acueducto de Pérgamo, con el que se cierra la serie.
En total, cincuenta y tres discursos, vertidos por primera vez al español por cinco especialistas que han intentado reflejar fielmente en sus traducciones la habilidad retórica y la ideología cultural de Elio Aristides.


Biblioteca Clásica Gredos 291. Colección de hechos memorables o El erudito, de Cayo Julio Solino

Crónica, Ciencias naturales

La «Colección» es una obra miscelánea dirigida a satisfacer el afán del lector por conocer noticias curiosas sobre naturaleza, historia, religión, etc.; hoy, es un enorme almacén de saberes de la Antigüedad. Cayo Julio Solino fue un gramático latino de mediados del siglo IV, autor de varias obras misceláneas. Una de ellas es «De mirabilibus mundi», subtitulada «Collectanea rerum memorabilium» («Colección de hechos memorables»). Se trata de un ameno inventario de curiosidades, con noticias históricas, sociales, religiosas y naturales en su mayoría tomadas de la «Historia Natural» de Plinio el Viejo y la «Geografía» de Pomponio Mela, además de alguna otra fuente desconocida. La obra trata de dar una «visión del mundo» romano, e incluye gran cantidad de datos interesantes que satisfacen el afán del lector por adquirir informaciones curiosas: pueblos, costumbres, animales reales o fabulosos, plantas con propiedades curativas o mágicas, etc., al hilo de la descripción geográfica del mundo conocido, especialmente en torno al Mare Mediterraneum. Como escribe Francisco J. Fernández Nieto en la Introducción, «ya es hora de devolver una cierta confianza a la «Collectanea», con todas sus imperfecciones, para situar en la medida exacta la contribución de Solino a la cultura latina de época tardía, cultura que es el reflejo de una sociedad para la que aprender significó entretener y de unos lectores a quienes agradaban los catálogos y las disgresiones trufados de todo linaje de materiales. Lejos de las inquietudes científicas de los siglos I y II, los resúmenes y compendios cumplieron una misión literaria y social digna de estudio y todavía podrán suministrar, si logramos desentrañar sus claves y problemas, jugosos datos sobre el acervo de los conocimientos del mundo antiguo». Esta traducción viene enriquecida por un rico aparato de notas explicativas, cerca de 1.500, que además de aclarar cuestiones filológicas e historiográficas aportan una gran información sobre las distintas ciencias del mundo antiguo.


Biblioteca Clásica Gredos 295. La Ilíada latina. Diario de la guerra de Troya. Historia de la destrucción de Troya, de Dictis Cretense & Dares Frigio

Crónica, Historia

Tres recreaciones y evocaciones, escritas en latín, del siempre presente y abierto legado homérico. La huella que dejaron los textos homéricos fue tan intensa que, ya desde la Antigüedad, proliferaron todo tipo de obras sobre el ciclo épico troyano. En este volumen recogemos tres de ellas. La primera, la «Ilíada Latina», escrita en el siglo I d.C., es un resumen versificado, en latín, de la «Ilíada» de Homero, compuesto quizás con fines pedagógicos. Las otras dos son las traducciones al latín de dos originales griegos perdidos que pretendían ser sendas crónicas de primera mano de la Guerra de Troya, una escrita por un soldado griego (Dictis), la otra por un combatiente troyano (Dares); se trata en realidad de dos ejercicios retóricos de la Antigüedad tardía que nos presentan una versión de la leyenda troyana en muchos episodios distinta de Homero. Estas obras están en la base de una tradición literaria entre cuyos deudores figuran, en mayor o menor medida, Benoît de Sainte-Maure, José Iscano (ambos del siglo XII), el Libro de Alexandre, Alfonso X, Geoffrey Chaucer y William Shakespeare.


Biblioteca Clásica Gredos 304. El retorno. Geógrafos latinos menores, de Claudio Rutilio Namaciano

Crónica, Geografía

Crónica parcial de un viaje desde la saqueada Roma hacia la Galia asolada por los visigodos, en una época de turbulencias y violencia, «El retorno» es una de las últimas grandes muestras de la literatura latina. Poeta galo de finales del siglo IV d. C. o principios del V, Namaciano describe en su poema «El retorno» («De reditu suo») su viaje de vuelta desde Italia (donde el autor desempeñaba un elevado cargo administrativo) a la Galia en el 417, pero que en el fragmento conservado sólo alcanza Luna, en la bahía de La Spezia. El hecho de que esté escrito en dísticos elegíacos indica que tuvo como modelo las Tristes de Ovidio, pero Rutilio aporta elementos propios de la poesía clasicizante de la Antigüedad tardía, en particular su tono declamatorio. El hecho de que el viaje sea por mar, desde el puerto de Ostia hacia la Galia azotada por los vándalos, indica el grado de inseguridad de las vías terrestres, en manos de los bárbaros, que las hacían intransitables. El poema, tal como lo conservamos, comienza con un encendido discurso sobre la grandeza de Roma y una larga despedida del poeta a la ciudad, tras lo cual relata día a día las etapas del viaje, combinando la descripción con reflexiones sobre el pasado de los lugares, y la referencia a amigos del poeta vinculados a cada punto. El poema alcanza sus pasajes más emotivos cuando describe el clima de decadencia de las tierras del Imperio, que el autor atribuye a los bárbaros y al cristianismo. Pese al reciente saqueo de Roma por Alarico y los estragos que los visigodos hacían en su Galia natal, el poeta confía en la recuperación de Roma y de sus tradiciones. «El retorno» nos ha llegado en forma fragmentaria (como mínimo la mitad del poema se ha perdido), y aun así es una de las últimas grandes muestras de literatura latina.


Biblioteca Clásica Gredos 348. Historias curiosas, de Claudio Eliano

Crónica, Historia

Claudio Eliano recoge la anécdota curiosa, la paradoja, el hecho extraordinario o divertido de la mitología, la historia, las ciencias naturales o las tradiciones populares. Un león resulta herido y se traga un mono para curarse; Sócrates se negó a ponerse los lujosos vestidos que le ofrecía Apolodoro para beber la cicuta; a Platón no le gustaban ni la forma de vida ni el refinamiento de su discípulo Aristóteles; Alejandro Magno instituyó en la India un concurso de bebedores de vino: he aquí algunas de las anécdotas que refieren las Historias curiosas de Claudio Eliano. En este claro exponente de la literatura miscelánea, Eliano consigna las noticias que le han interesado de sus lecturas al tiempo que nos ofrece datos preciosos para el conocimiento de las obras clásicas por él citadas y, en muchos casos, hoy perdidas. Eliano no busca el rigor histórico o científico, sino la anécdota curiosa, la paradoja, el hecho extraordinario o divertido. Son historias breves extraídas de la mitología, la historia, las ciencias naturales o las tradiciones populares, contadas más para asombrar y entretener que para edificar.  Claudio Eliano (Preneste, s. II-III d. C.) profesor de retórica griego, pasó casi toda su vida en Roma. Filóstrato dice de él, sin embargo, que escribía en griego como un ateniense de pura cepa. Su estilo claro, conciso, suave y aticista se engloba dentro de la Segunda Sofística griega. De él se conservan también la Historia de los animales y las Cartas rústicas (ambas en Biblioteca Clásica Gredos).


Biblioteca Clásica Gredos 366. Cartas III, de Marco Tulio Cicerón

Crónica, Memorias

Frente a la solemnidad y gravedad de sus tratados y discursos, la producción epistolar de Cicerón ha recibido una consideración menor. Sin embargo, el conjunto de cartas (más de ochocientas) que envió y recibió (de las que se han conservado casi un centenar, de autores y estilos muy distintos) puede ser la parte de su legado que el lector contemporáneo sienta más próxima, debido a su viveza y frescura y por el hecho de constituir una fuente excepcional para conocer uno de los periodos más apasionantes de la historia de Roma, el fin del periodo republicano. Por añadidura, Cicerón se nos muestra más íntimamente que cualquier otro personaje del mundo antiguo, pues en ellas consigna su carácter y sus acciones. Las «Epistulæ ad familiares» («cartas a sus amigos», aunque la colección también contiene misivas recibidas por Cicerón) fueron conservadas y editadas por el secretario de Cicerón, Tiro. Las 435 cartas se dividen en dieciséis libros y se agrupan por destinatarios. Abarcan un periodo de veinte años, del 62 al 43 a. C., de suma importancia para la historia de la República romana, que se relata con gran precisión y minuciosidad, y resultan (por la gran diversidad de destinatarios y remitentes) muy variadas, con multitud de perspectivas. Las cartas varían mucho en cuanto a contenido, interés y estilo: hay de índole literaria o política e histórica, referentes a situaciones cruciales en la historia de Roma o en la vida de Cicerón, y otras que son poco más que textos formales. Poseen un interés enorme tanto como retrato de la transición de la República al Imperio como por reflejar la rica cultura y vida privada de su autor; junto con las «Cartas a Ático» (también publicadas en esta colección) son uno de los exponentes fundamentales de la literatura epistolar en toda la literatura clásica.


Biblioteca Clásica Gredos 374. Cartas IV, de Marco Tulio Cicerón

Crónica, Memorias

Frente a la solemnidad y gravedad de sus tratados y discursos, la producción epistolar de Cicerón ha recibido una consideración menor. Sin embargo, el conjunto de cartas (más de ochocientas) que envió y recibió (de las que se han conservado casi un centenar, de autores y estilos muy distintos) puede ser la parte de su legado que el lector contemporáneo sienta más próxima, debido a su viveza y frescura y por el hecho de constituir una fuente excepcional para conocer uno de los periodos más apasionantes de la historia de Roma, el fin del periodo republicano. Por añadidura, Cicerón se nos muestra más íntimamente que cualquier otro personaje del mundo antiguo, pues en ellas consigna su carácter y sus acciones. Las «Epistulæ ad familiares» («cartas a sus amigos», aunque la colección también contiene misivas recibidas por Cicerón) fueron conservadas y editadas por el secretario de Cicerón, Tiro. Las 435 cartas se dividen en dieciséis libros y se agrupan por destinatarios. Abarcan un periodo de veinte años, del 62 al 43 a. C., de suma importancia para la historia de la República romana, que se relata con gran precisión y minuciosidad, y resultan (por la gran diversidad de destinatarios y remitentes) muy variadas, con multitud de perspectivas. Las cartas varían mucho en cuanto a contenido, interés y estilo: hay de índole literaria o política e histórica, referentes a situaciones cruciales en la historia de Roma o en la vida de Cicerón, y otras que son poco más que textos formales. Poseen un interés enorme tanto como retrato de la transición de la República al Imperio como por reflejar la rica cultura y vida privada de su autor; junto con las «Cartas a Ático» (también publicadas en esta colección) son uno de los exponentes fundamentales de la literatura epistolar en toda la literatura clásica.


Biblioteca Clásica Gredos 421. Cartas V, de Marco Tulio Cicerón

Crónica, Memorias

Este volumen culmina la serie de libros que la Biblioteca Clásica Gredos dedica a la correspondencia escrita y recibida por Cicerón. Las cartas, en su conjunto, suponen el camino ideal para descubrir su legado más próximo a la sensibilidad actual, por su viveza, su frescura, por ser testimonio de vida cotidiana, pero también por constituir una fuente de excepción para conocer uno de los períodos más apasionantes de la historia de Roma: el final del antiguo régimen republicano. «Cartas V» abarca las veintisiete dirigidas a su hermano Quinto, las veintiséis que se conservan de su intercambio epistolar con Marco Bruto, incluidas las respuestas de este, y fragmentos transmitidos en otras obras. Además, como apéndice encontramos el «Prontuario de campaña electoral», probablemente escrito por su hermano y la «Epístola a Octaviano», falsamente atribuida a Marco.


Biblioteca argentina de historia y política 5. Yrigoyen, de Félix Luna

Crónica, Historia

La figura de Hipólito Yrigoyen está indisolublemente ligada a una etapa de profunda transformación de la realidad argentina. La historia reconoce en él al protagonista del proceso de quiebra del monopolio del poder que ejercía la minoría oligárquica consolidada al compás del auge económico de las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del XX, proceso que condujo a una efectiva democratización de la base política del Estado. Félix Luna recrea en su libro las circunstancias personales y políticas del líder radical: su militancia inicial en el autonomismo, su paso por la docencia, influido por el ideario krausista, su participación en la revolución del Noventa, todavía bajo la sombra de Alem, los fallidos intentos revolucionarios de 1893 y 1905, la paciente labor de organización que le permitiría alcanzar la presidencia de la Nación y entrar en el tiempo de las grandes realizaciones, aquellas que, en palabras del autor, hacen que Yrigoyen viva, «como viven los personajes cuyo quehacer no lo fue para un momento, sino para siempre».


Biblioteca argentina de historia y política 12. Historia económica de la ganadería argentina, de Horacio Giberti

Ciencias naturales, Historia, Otros, Crónica

La actividad ganadera fue durante largo tiempo la principal fuente de riqueza del país y prácticamente la única en generar bienes exportables; determinó las modalidades de apropiación de la tierra y los patrones de asentamiento de la población en la región pampeana, y a su calor se constituyó una clase terrateniente que ha venido jugando un papel decisivo en la historia argentina.El libro del ingeniero Giberti vio la luz en 1954, convirtiéndose rápidamente en un clásico; la presente versión, revisada y actualizada, se publicó por primera vez en 1981. Las distintas etapas atravesadas por la ganadería en nuestro país —las vaquerías, el saladero, el ciclo del lanar, el frigorífico— son objeto de un clarificador análisis, que no sólo ilumina las bases económicas y técnicas en las que se ha ido asentando sucesivamente el sector, sino que aporta elementos fundamentales para la comprensión del complejo entramado social y político que se fue articulando en cada momento histórico en torno a este elemento clave de la economía nacional.


Biblioteca argentina de historia y política 28. La república conservadora, de Ezequiel Gallo & Roberto Cortés Conde

Crónica, Historia

Un período de nuestro pasado caracterizado por la rápida modernización de la economía y la concentración de la autoridad política, el que se abre con el ascenso de Nicolás Avellaneda a la presidencia, en 1874, y se cierra en 1916 con la victoria electoral del radicalismo, constituye el tema del presente volumen, publicado originalmente como parte de la Historia argentina que dirigió Tulio Halperín Donghi. Ezequiel Gallo examina las etapas iniciales del proceso de consolidación política, enmarcadas en una economía que transita de la fase depresiva iniciada en 1873 a otra de expansión que se extiende a lo largo de la década del ochenta, consolidación y expansión resultarán gravemente amenazadas por la crisis de 1890. Roberto Cortés Conde estudia la rápida recuperación y el vertiginoso crecimiento posterior, apoyado fundamentalmente en el auge de la agricultura cerealera. En el orden político, por su parte, se hará necesario ensayar esquemas de creciente complejidad para absorber las presiones de los grupos que no se conforman con la perpetuación de un sistema autoritariamente dirigido desde su cúspide.


Biblioteca argentina de historia y política 29. Alvear, de Félix Luna

Historia, Crónica

La figura de Marcelo T. de Alvear ha quedado claramente vinculada, en la visión de las generaciones actuales, a algunos de los momentos más bajos de la trayectoria histórica del radicalismo. Su mandato presidencial representó un freno para el impulso reformista que Yrigoyen había dado al país; su actuación posterior estuvo signada por una actitud claudicante ante el rumbo antidemocrático que tomó la política nacional en los años treinta.Colocándose frente al personaje en una actitud francamente critica, Félix Luna no deja por ello de presentarnos una imagen matizada. En la década de 1930, ha dicho, «Alvear centró la lucha del radicalismo contra el fraude electoral. Pero esta lucha implicaba el cuestionamiento de la concepción del país impuesta por las fuerzas conservadoras; y es aquí donde Alvear padeció una serie de contradicciones derivadas de la insuficiencia de su ideología, así como de las raíces de su propia personalidad. Lo que este libro intenta describir, en consecuencia no es solamente una etapa de nuestra historia contemporánea, sino también el drama de un personaje, admirable por muchos motivos, pero cuya acción fue condenada al fracaso por las limitaciones que lo neutralizaron».