Leyendo «Contra la corriente», primera colección de ensayos y retratos sobre historia de las ideas, publicada hace más de treinta años, es difícil comprender por qué tantos ignoraron lo que era evidente en cada página: que Isaiah Berlin nunca abandonó la filosofía. Las cuestiones a las que se enfrentaba en el libro eran cuestiones sobre las que los filósofos se han ocupado durante milenios: el alcance y los límites de la razón, la naturaleza del lenguaje, el papel de la imaginación, los fundamentos de la moralidad, el concepto de justicia, las afirmaciones en conflicto de la ciudadanía y la comunidad, el significado de la historia.
«Contra la postmodernidad» entabla una polémica con las principales contribuciones políticas, sociológicas y filosóficas de los últimos tiempos. Comparecen ante el tribunal pensadores como Zygmunt Bauman, Anthony Giddens, Agnes Héller, Toni Negri, Simon Critchley, Gianni Vattimo, Eloy Fernández Porta y Jean-François Lyotard, entre otros. Se discuten las falacias de la economía neoclásica, el fetichismo de la alteridad radical y la retórica de la diferencia. A esto se añade una ardua polémica con aquella forma de filosofía obsesionada con el suicidio de la razón, la muerte de la metafísica y la superación de la Modernidad. También se debate sobre la crisis del proyecto europeo y sobre movimientos sociales recientes como el 15-M o la primavera árabe. La tesis principal del libro afirma que la postmodernidad hace tiempo que llegó a su fin, sus categorías no son aplicables a un tiempo como el nuestro, marcado por una grave crisis económica, ecológica y social. Asistimos al regreso de la lucha de clases, la geopolítica, las estrategias neocoloniales, el populismo y el fundamentalismo étnico, cultural y religioso. En este contexto de grandes transformaciones, la apuesta normativa del postmodernismo resulta intelectualmente muy pobre y políticamente inútil. El afán por las cuestiones culturales e identitarias lleva a que muchos de sus autores olviden deliberadamente el análisis económico del sistema. Por este motivo, el postmodernismo resulta ser, en la mayor parte de los casos, una réplica exacta de la ideología neoliberal. «Castro se enfrenta a auténticas fobias, las de todos nosotros como ciudadanos, y por ello «Contra la posmodernidad» es un libro desagradable y hostil, necesario y urgente». ANTONIO J. RODRÍGUEZ «El libro está escrito de manera anti-posmoderna: directo, claro y preciso, lejos del barroquismo y farragosidad tan habitual en muchos de los estudiosos de la materia. Nos transmite entre otros cómo paradójicamente el metarrelato neoliberal ha colonizado nuestras vidas apelando a los derechos democráticos». PACO BARRAGAN, Artishock.cl
En estas valientes reflexiones en torno al problema de los nacionalismos en España, el conocido pensador Fernando Savater estudia las implicaciones sociales, políticas, psicológicas y simbólicas de las identidades colectivas y su relación con la legitimación del terrorismo. Aborda, además, nociones clave como la plurinacionalidad, denuncia ideas establecidas de consecuencias fatales y ayuda a desvanecer algunos tristes tópicos sobre la violencia en el País Vasco. Un lúcido alegayo contra la colectivización de la violencia y las unanimidades forzosas.
Al analizar los vínculos que mantienen los grandes movimientos sociales y la obsesión contemporánea de la producción, Jean Baudrillard se sitúa en el centro de la problemática de una generación rebelde a las referencias impuestas por la omnipotencia del mercado. A la «virtualización» de nuestro mundo, a la univocidad del «comercio» de los signos, a las virtudes ilusorias de la transparencia y a la mixtificación del valor mercantil, opone la prodigalidad del intercambio simbólico, el desafío de la seducción, el juego íntimo de lo aleatorio, la reversibilidad del destino. Agentes seductores de un pensamiento que se reivindica como provocador y paradójico, dieciséis contraseñas cristalizan aquí las ideas clave de sus obras, siguiendo el principio estético y pedagógico de un abecedario. Un libro accesible y de una gran libertad de tono, una especie de paleta que reparte a pinceladas los principales conceptos filosóficos de Baudrillard. «Desde hace un cuarto de siglo, Jean Baudrillard —ojo melancólico, voz de barítono— publica libros como arrojando al mundo sus mensajes radicales y crípticos. Solitario, nietzscheano, posmoderno. Un desperado que acecha con delectación el apocalipsis… En el fondo Baudrillard es un analista de un mundo amenazado por el consenso y desertado por la razón». (Jean-Paul Enthoven, Le Point). «Dieciséis contraseñas como otros tantos Sésamos destinados, si no a abrir, por lo menos a facilitar la entrada a la obra consecuente de Jean Baudrillard». (La Ouinzaine Littéraire).
Ha llegado la hora de subvertir la idea de que el credo religioso merece respeto por sí mismo y de que se debería tratar con guantes de seda. Ha llegado la hora de rechazar tener que andar de puntillas al pasar junto a las personas que reclaman respeto, consideración, un trato especial o cualquier otra forma de inmunidad por el simple hecho de tener fe religiosa, como si tener fe fuera una virtud privilegiada, como si fuera más noble creer en afirmaciones sin fundamento y en antiguas supersticiones. Ha llegado la hora de decirles en voz alta a los creyentes que sus decisiones personales son irracionales y que sus elecciones en la esfera privada suelen ser dudosas. Todo el mundo es libre de creer lo que quiera, siempre y cuando no moleste (ni coaccione, ni mate) a los demás; pero nadie tiene derecho a reclamar privilegios por el simple hecho de ser devoto de una u otra de las muchas religiones del mundo.
Entre los años 1303 y 1307, aproximadamente, Dante Alighieri abordó la escritura de esta ambiciosa obra, en la que declaraba haber superado su etapa juvenil «stilnovista» por haber encontrado un amor que sublimaba al de Beatriz: el amor por la Filosofía. Con el Convivio —así titulado porque su idea matriz es la metáfora de hacer un convite de sabiduría—, Dante retoma y revitaliza al mismo tiempo el procedimiento ya ensayado en la Vida Nueva, la antología y exégesis de su propia producción lírica, e inaugura una etapa en su itinerario intelectual, espiritual y poético, con la que trata de resarcirse de dos experiencias traumáticas, la muerte de Beatriz y el destierro de su Florencia natal. A través de un tributo constante a toda la tradición literaria anterior, Dante narra su formación filosófica, sapiencial y metalingüística. Frutos de ese proceso son la teorización y aplicación de la dignidad literaria del romance toscano, así como la convicción de que para alcanzar la plena humanidad, el individuo debe impregnarse de la sabiduría y la nobleza que emanan de su Creador. La inconclusión de la obra, debida al progresivo desinterés del poeta por la dimensión municipal y terrenal de la existencia humana a favor de una concepción más universal y trascendental de la misma, supuso la incuria del texto autógrafo y su difusión póstuma y defectuosa.
Este libro reúne parte de la correspondencia de Immanuel Kant, traducida por primera vez al castellano. Las noventa y ocho cartas seleccionadas por la editora y traductora de las mismas permiten una aproximación al gran filósofo alemán desde una diversidad de lecturas. Así, en ellas se puede indagar sobre la figura intelectual y humana del autor de la «Crítica de la razón pura» y sobre su relación con sus contemporáneos, al tiempo que se asiste al intercambio de ideas e impresiones en un tiempo en que se fraguaba una de las mayores cumbres del pensamiento occidental.
En los últimos años han ido saliendo a la luz cada vez más detalles sobre la relación entre Hannah Arendt y Martin Heidegger, pero aún faltaba un elemento sustancial: el conocimiento directo de la correspondencia. Con la presente edición, el lector español cuenta por fin con la oportunidad de conocer de primera mano el diálogo entre dos de las voces filosóficas más importantes del siglo XX. En los años veinte, atraída por la seductora fama de Heidegger, Hannah Arendt acudió a la universidad donde él enseñaba. Fue entonces cuando entre el profesor y la alumna se estableció una relación amorosa que sería decisiva para ambos. La figura de Hannah Arendt, a quien consideró la «pasión de su vida» e inspiradora de su trabajo, no abandonó al filósofo. Por otra parte, Heidegger supuso una influencia decisiva para las posturas filosóficas de Hannah Arendt. La Correspondencia está dividida en tres partes, que corresponden a tres períodos (1925-1932, años cincuenta, 1966-1975). Las cartas del período entre 1925 y 1932 nos muestran el inicio de la relación hasta una carta de Heidegger en que se defiende de una acusación de antisemitismo. Luego hay un silencio de varios años, debido al distanciamiento que se produjo y sobre todo a los avatares políticos que pusieron a ambos en bandos opuestos. Heidegger es miembro del NSDAP, mientras que Hannah Arendt se ve obligada a huir de Alemania por su condición de judía y por sus convicciones políticas. Por iniciativa de ella en 1950, se reestablece la relación bajo la atenta mirada de la esposa de Heidegger. El filósofo dedica cartas y poemas apasionados a su antigua amante. Sin embargo, el nexo vuelve a enfriarse a mediados de los cincuenta y se retoma a mediados de los sesenta hasta la muerte de Hannah Arendt. El epistolario no sólo permite profundizar en la personalidad de sus autores, sino que es también un recorrido por la historia del siglo XX. Escrito precisamente en su centro (1925-1975), refleja todas sus tensiones. Por otra parte, el diálogo también permite conocer más a fondo algunas de las posturas filosóficas de los epistológrafos, sobre todo las de Heidegger, y también su obra más íntima, como son la poesía y los poemas y textos personales de Hannah Arendt. La edición, muy cuidada, precisa, completa y al mismo tiempo llena de tacto, corre a cargo de Ursula Ludz, editora de otras obras de Hannah Arendt.
Este libro inédito de Javier Pradera, escrito en 1994 -dieciséis años después de aprobada la Constitución-, saca a la luz la conexión existente entre corrupción y sistema democrático que se produjo a lo largo de la entonces todavía joven democracia española. Veinte años después, una vez confrontados a la espeluznante sucesión de casos de venalidad política que han inundado nuestro escenario público, su contenido es de una actualidad asombrosa y nos estalla en la cara como una mina de efecto retardado. Tanto es así, que el principal mensaje que podemos extraer de él podría ser el siguiente: '¡Desdichados los países condenados a no aprender de su propia historia!'. Porque lo que en aquél momento se vivió como una patología puntual, como las andanzas de una serie de 'pillos', ha resultado ser un rasgo casi 'sistémico' de nuestro sistema político, algo de lo que Pradera ya advertía en este texto. ¿Cómo es posible que, a la vista de la facilidad con que los ocupantes de cargos públicos caían en estos usos y la reiteración de su denuncia, no frenáramos su reproducción en el tiempo? ¿Por qué no hicimos nada? ¿En qué nos equivocamos? ¿Qué impidió que no pudiéramos aprender de los errores? En unos momentos en los que se hallan inmersos en casos de corrupción desde la más alta institución del Estado, pasando por el partido en el Gobierno, el principal partido de la oposición, los sindicatos, la patronal, hasta cargos de todos los colores políticos en cualquier territorio, el eco que despiden las advertencias de uno de los analistas políticos más emblemáticos de las últimas décadas apela a nuestra irresponsabilidad colectiva.
No resulta ninguna novedad afirmar que el rasgo que define el pensamiento de Heidegger es la pregunta por el sentido del ser. Él mismo confirmó este hecho en múltiples declaraciones autobiográficas. Sin embargo, lo que todavía despierta el interés del lector de Ser y tiempo es observar cómo el horizonte de esa pregunta se va perfilando en el contexto de un rico juego de superposiciones filosóficas que, de una u otra manera, recorre el camino que conduce de la vida humana a la cuestión del ser. En este sentido, el presente tratado El concepto de tiempo (1924), que amplía considerablemente la conferencia homónima dictada el mismo año ante la Sociedad Teológica de Marburgo, ofrece una excelente aproximación a la temática heideggeriana que conducirá al lector a través de un sugestivo análisis de los diferentes modos de existencia impropia hasta la posibilidad extrema de la muerte como antesala que coloca al hombre ante el horizonte histórico y temporal de su propio ser.
Una obra original y valiente que resume las lecciones aprendidas por el autor cuando, siendo un joven buscador, decidió un día sumergirse, de la mano de un gurú, en el estudio y la práctica de las filosofías orientales. Lejos de los estereotipados libros de autoayuda, estas páginas llenas de sabiduría constituyen una revisión crítica de los conceptos más trascendentales de la vida —Dios, el amor, el sexo, las emociones, la voluntad...— llevada a cabo desde una óptica sorprendente y, en cierto modo, revolucionaria.
Dado que sin duda el presente es el único lugar donde el pasado puede vivir, las universidades y los museos se tornan lugares problemáticos. Y si hoy el arte se ha vuelto para nosotros una figura —acaso la figura- eminente de ese pasado, entonces la pregunta que debemos hacernos es: ¿cuál es el lugar del arte en el presente? La expresión arqueología de la obra de arte presupone que en sí misma la relación con la obra de arte hoy se haya convertido en un problema. Y puesto que, como sugería Wittgenstein, los problemas filosóficos son en última instancia preguntas sobre el significado de las palabras, ello significa que el sintagma obra de arte hoy es opaco, si no ininteligible, y que su oscuridad no tiene que ver tan sólo con el término arte, que dos siglos de reflexión estética nos han acostumbrado a considerar problemático, sino también y principalmente con el término, en apariencia más simple, de “obra”. Sólo una genealogía de este concepto ontológico fundamental (pese a no hallarse registrado como tal en los manuales de filosofía) permitirá hacer comprensible el proceso que ha conducido a la práctica artística a asumir esas características que el así llamado arte contemporáneo lleva al extremo en formas inconscientemente paródicas.
Este libro tiene como objetivo clarificar un aspecto de la ética del sistema capitalista, a saber, el significado de la idea de justicia dentro de la economía de mercado. Probablemente ningún otro aspecto moral del capitalismo ha provocado controversias tan amargas ni despertado emociones tan violentas. Los críticos del capitalismo han denunciado este sistema como explotador, y lo han condenado por haber creado una estructura de distribución de rentas que consideran injustificable e injusto. Tales denuncias se han centrado a veces en la desigualdad económica que es inseparable del capitalismo, pero es sin duda la acusación de injusticia la que invariablemente subyace y anima estas y otras críticas similares.
Philosophy, General, History & Surveys, Modern, Psychology, Ensayo, Filosofía
En el último periodo de vida lúcida, Nietzsche resume su lucha contra las falsas concepciones que conforman la tradición de la filosofía, la moral y la religión de Occidente. Para llevar a cabo tal ataque, el filósofo decide auscultar aquellos ídolos que han aparecido a lo largo de esta tradición como valores supremos que guían y regular un tipo de comportamiento que se corresponde con un modo de vida.
Esos ídolos, cuando se les toca con el martillo, suena a hueco, no son nada más que fuegos fatuos que el propio hombre ha introducido en la realidad y que se desvanecen ante la sola mirada atenta de quien los contempla con atención y sensatez.
«El crepúsculo de los ídolos» es el ocaso de los grandes valores «eternos» que han dominado una civilización y una forma de vida, un ocaso que tal vez preceda a una nueva aurora llena de promesas, a un cambio de todos los valores.
Félix Rodrigo Mora, ex-componente del desaparecido grupo anti-desarrollista «Los Amigos de Ludd» nos aporta con este ensayo una herramienta excepcional de reflexión para nuestros días, por lo clarividente y oportuno de sus contenidos. Félix da un repaso a las que para él son las principales crisis que afectan en estos momentos a la humanidad, no sólo la crisis económica, sino la crisis de libertad, crisis de valores, la crisis medioambiental y el agotamiento de recursos. Con este texto el autor pretende abrir nuevos caminos aportando ideas apropiadas al siglo XXI que a menudo difieren de las del pasado, porque las circunstancias históricas se han modificado, pero sin que ello altere la meta sustancial, una revolución que liquide la dictadura del Capital y del Estado y constituya una sociedad libre.
Cuando el hombre usa de la razón para dirigir su conducta, ¿qué función le es posible desempeñar a aquella? ¿Puede ser solamente la de arbitrar los medios más adecuados para conseguir fines que ella no ha dictado, provenientes de instancias de otra naturaleza? ¿O podría también proponer por sí misma a la voluntad del hombre, enteramente franca de ajenos intereses, objetivos de índole originalmente racional?La pretensión de dar una respuesta suficiente a esta precisa cuestión llevó al filósofo prusiano Immanuel Kant, a finales del siglo XVIII, a escribir este libro, ofreciendo en su «Crítica de la razón práctica» un penetrante análisis, que se ha hecho ya clásico, de todo el uso práctico de la razón humana.Su Analítica descubre, junto al uso servil, empírico y meramente instrumental de la razón práctica, otro uso libérrimo, puro e incondicionado de ésta, que es su uso propiamente moral. De aquél proceden las recomendaciones que pretenden hacer feliz al hombre; de éste, las exigencias que podrían hacer al hombre bueno. Uno y otro objetivo vienen a converger en el viejo ideal del bien supremo, cuya presunta imposibilidad examina y discute también Kant en las páginas de la Dialéctica.Su célebre doctrina de los postulados de la razón pura práctica —Dios, libertad e inmortalidad—, expuesta en esta obra, ha venido ofreciendo, por su parte, singulares e inexploradas posibilidades al pensamiento de ambición metafísica, algunos de cuyos desarrollos pueblan hoy todavía el horizonte de la filosofía contemporánea.
El hecho de que todas las teorías morales contemporáneas continúen dialogando aún hoy con las premisas y planteamientos formulados por Immanuel Kant permite hablar, en la historia de la ética, de un antes y un después del filósofo de Konigsberg, cesura que marca el carácter de punto de inflexión que, para la filosofía moral, representa su formalismo ético. En este sentido, cabe calificar la «Crítica de la Razón Práctica» como una verdadera biblia por lo que atañe al pensamiento moral de la modernidad. La presente edición, a cargo de Roberto R. Aramayo, une al depurado rigor de la traducción y las notas unos útiles índices que contribuyen al manejo y estudio de la obra, así como una cronología que la sitúa en su adecuado contexto.
Se ha dicho que la «Crítica de la razón pura» constituye la mayor innovación filosófica desde el platonismo. La razón había sido, hasta ese momento, el instrumento para la indagación de las primeras causas y los primeros principios de las cosas; con esta obra se convierte en el tema mismo de una investigación exhaustiva que examina los límites de su validez y los campos en los que puede aplicarse con legitimidad. Las consecuencias de esta formidable innovación del modo de pensar llegan hasta nuestros días y no han agotado todavía sus posibilidades. Las filosofías de los siglos XIX, XX Y XXI no pueden ignorar la revolución kantiana y se constituyen en diálogo con ella. Ofrecemos aquí una versión bilingüe que contiene tanto la versión A, de 1781, como la B, de 1787. La traducción directa del alemán es escrupulosamente fiel; se señalan en notas todas las desviaciones inevitables, las opciones de lectura y las posibles interpretaciones de pasajes dudosos. El estudio preliminar, la extensa bibliografía, los índices y tablas cronológicas, así como las equivalencias terminológicas con otras traducciones facilitan al lector la investigación y son una contribución a la indagación científica sobre la obra.
Tras una larga gestación de once años, el gran filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) publicó en 1781 la obra filosófica más influyente de los dos últimos siglos: Crítica de la razón pura. Partiendo de una síntesis superadora del racionalismo y del empirismo que caracterizaron el siglo XVIII, con esta obra Kant se propone dotar a la metafísica de un método científico similar al que habían alcanzado las matemáticas y la física y que necesita para volver a ocupar su posición anterior como ciencia fundamental para la comprensión del universo. De esta forma, su idealismo trascendental le lleva a construir los cimientos de una nueva concepción de la experiencia y del conocimiento basada en la razón.Esta edición de la Crítica de la razón pura se completa con una exhaustiva introducción que incluye información detallada de la vida de Kant y sobre esta obra, así como una cronología y una bibliografía muy útiles para el estudio de Kant. Como en las ediciones precedentes, se ha tomado como base el texto de la segunda edición original alemana, con importantes modificaciones respecto de la primera, indicando en cada caso de que edición se trata. En los márgenes del texto se incluyen las referencias correspondientes a la paginación de las dos ediciones alemanas.Ésta es una traducción completa de la Crítica de la razón pura (1977) y la mejor considerada de las realizadas. Otras destacadas traducciones anteriores como las de Perojo (1883) y [url=https://www.epublibre.org/libro/detalle/11131]García Morente[/url] (1928) son incompletas. Posteriormente Rovira Armengol completó la de Perojo. Existe una edición completa (1934) de Manuel Fernández Núñez, poco reproducida y distribuida. Recientemente (2007) Mario Caimi editó una [url=https://www.epublibre.org/libro/detalle/44697]nueva traducción completa[/url].
Crítica de la razón pura es la mayor obra del filósofo alemán Immanuel Kant. Tuvo su primera edición en 1781. El propio Kant llegó a corregirla en vida, publicando en 1787 una segunda edición. Se trata de una indagación trascendental (acerca de las condiciones epistémicas del conocer humano) cuyo objetivo central es lograr una respuesta definitiva sobre si la metafísica puede ser considerada una ciencia, lo que en términos kantianos significa la posibilidad de existencia de juicios sintéticos a priori (es decir, juicios que agregan nueva información -donde el predicado `no está contenido` en el sujeto- y que son de carácter universal y necesarios). Intentando así superar la crítica al principio de causalidad (ergo al saber científico) que había hecho David Hume, sin una respuesta satisfactoria hasta su época. La existencia de juicios sintéticos a posteriori es innegable, son los juicios fácticos, empíricos y por tanto contingentes. Lo que quiere hacer Kant es trascender la gnoseología humeania de cuestiones de hechos y relaciones de ideas (juicios sintéticos a posteriori y juicios analíticos a priori) y superar la metafísica dogmática de los racionalistas. Kant comienza la obra dando por sentado la existencia de juicios sintéticos a priori en la física y la matemática, entonces existen esos juicios. Lo que va a indagar es `cómo son posibles esos juicios` cuya existencia es `obvia`. Para, a partir de esa investigación, ver si es posible la existencia de este tipo de juicios en la metafísica (lo cual tendrá una respuesta negativa). Cabe decir que si bien la parte donde `muestra` como son esos juicios sintéticos a priori en las matemáticas está correcta, la parte de la existencia de esos mismos juicios en la física es, a criterio de una gran cantidad de críticos (Korner, Romeo & Molina, Martin, etc.) bastante dudosa. En esta obra, Kant intenta la conjunción de racionalismo y empirismo, haciendo una crítica de las dos corrientes filosóficas que se centraban en el objeto como fuente de conocimiento, y así, dando un giro copernicano al modo de concebir la filosofía, estudiando al sujeto como la fuente que construye el conocimiento. En síntesis, la Crítica de la razón pura es una obra clave de la filosofía moderna, que inaugura lo que Kant denominaría: idealismo trascendental.