La vida de Justo José de Urquiza no es sólo el inicio en una política con nuevos paradigmas. Después de él quedaron sellados para siempre los destinos del Río de la Plata. Es la figura central para comprender la organización nacional y el desenlace de la larga guerra civil en la región. Allí, en el filo de la historia, Urquiza construye una nación. En un momento en el que las decisiones políticas, militares y sociales provienen más del encadenamiento de los hechos que de la estrategia fría. Una época de crímenes y muertes trágicas de los protagonistas que entretejen la trama de la política. ¿Traidor o traicionado? El triunfador de Caseros es, al mismo tiempo, el último caudillo y el líder que constituyó una nación. Y que marcó un eje vertebrador de nuestra historia, desde sus primeros pasos, que está signado por la traición. Con una prosa deslumbrante, Hernán Brienza nos acerca a un hombre apasionado en una era turbulenta, de cambios valientes.
La crónica, descarnada y humana, del proceso judicial por el atentado islamista contra la sala Bataclan. Viernes 13 de diciembre de 2015. En tres puntos diferentes de París se producen atentados yihadistas. El más grave es el de la Sala Bataclan. El resultado de los ataques es más de un centenar de muertos y casi medio millar de heridos. Años después, durante nueve meses, se celebra el juicio. Hay catorce acusados: el principal es el único superviviente entre los terroristas de Estado Islámico que participaron en la masacre. Sobrevivió porque no detonó su cinturón con explosivos. ¿Porque falló el mecanismo? ¿Porque tuvo miedo? ¿Porque tuvo un fugaz momento de arrepentimiento y humanidad? El resto son colaboradores en diverso grado. Y además están los testigos –supervivientes que explican historias de una gran crudeza–, los familiares de los fallecidos, los severos fiscales, los abogados defensores, el tribunal… Periodismo convertido en literatura a través de la perspicaz mirada de Carrère.
Crónica autobiográfica de sus años de juventud articulada en torno a su fascinación por el cine y la ciudad. Alberto Fuguet vuelve en VHS a la no ficción para contar su adolescencia y juventud en los años 70 y 80, marcadas a fuego por su desatada aición al cine, al tiempo que descubría la ciudad y vivía su despertar sexual y sus inicios profesionales de manera intensa. Analizando las películas de su vida y la trayectoria de algunos de sus cineastas y actores favoritos, como Matt Dillon o Jacqueline Bisset, comentando el arte del aiche y del tagline, rememorando sus idas a las viejas salas de cine o a los videoclubs que invadieron Santiago hace tres décadas, contando anécdotas candentes de su paso por los medios de comunicación y relexionando sobre la onda disco y el pop, Fuguet logra articular un libro divertido y a la vez emotivo, fragmentario y coherente, desfachatado y versátil, que echa mano a versos, fotos y archivos personales. "En todos los libros de Alberto Fuguet que he leído hay siempre, junto con la historia que cuentan, una voluntad de innovar, tanto en la lengua como en la estructura narrativa." Mario Vargas Llosa
«Era el rey de los perseguidos, de los ocultos. Era el más escueto y el de la más sincera palabra. Era la compañía ideal para caminar por la senda de los dioses. Todavía ayuda al desarraigado en su lucha. Su camino estaba hecho de la más desnuda de las verdades y de muerte. Él nos proporcionó visiones de absoluta claridad y sueños de todo. Era enemigo de la vida y maestro de los deseos, más allá de cualquier anhelo de existencia. Fue el asesino de manos rojas que murió violentamente, joven». Éste es el retrato que presenta Jack London de quien fue su compañero y demonio particular a lo largo de su vida: John Barleycorn, es decir, el alcohol. Contradictorio y emotivo, como el autor, John Barleycorn (escrito poco antes de su muerte) es el relato autobiográfico de las vivencias y aventuras de London, pero desde el punto de vista de su relación con el alcohol: una relación que se estableció en los días de su juventud callejera y vagabunda alrededor de las tabernas y en compañía de los rudos hombres de Oakland, y que le acompañó a lo largo y ancho de su peregrinaje por el mundo, hasta el día de su muerte, el miércoles 22 de noviembre de 1916, a consecuencia de sus grandes excesos con John Barleycorn y con la vida…
Marcos Ana tiene noventa y tres años de edad, setenta de vida. La diferencia la marcan los veintitrés que pasó en las cárceles; ha sido el preso político más longevo de España. Lejos del odio y de la venganza, Marcos Ana rescata hoy los valores que siempre le han mantenido de pie, la unidad y la fuerza de las ideas para hacer frente a esta crisis económica y moral. Asiste indignado al robo de muchos de los derechos que a tantos compañeros suyos le costaron la vida, al descrédito político, a la corrupción en el poder, al desmantelamiento de los servicios sociales públicos, al olvido del pasado reciente o al hondo calado de la pobreza en muchas familias. Así levanta su voz de nuevo un poeta que entregó sus mejores años a la defensa de aquello que ha dirigido su vida: la solidaridad entre los pueblos. Este libro es un manual contra la injusticia, escrito por un hombre sencillo con una vida apasionante y apasionada que cruza toda la historia del siglo XX.
En 2013, con veinticinco años, Anna Wiener decide dejar su precario empleo de asistente editorial en una agencia literaria en Nueva York por las seductoras promesas de las florecientes startups tecnológicas. Una aventura que la llevará a mudarse a San Francisco y a fichar por una novedosa compañía de análisis de datos. En el efervescente micromundo de Silicon Valley se codeará con jóvenes y entusiastas emprendedores inmersos en una febril carrera hacia la innovación, la riqueza y, por supuesto, el poder.Con singular lucidez, Anna Wiener desvela la cara oscura de Silicon Valley –los falsos ideales, las interminables jornadas, el corporativismo alienante, la misoginia endémica–, y recorre la fina línea entre utopía y distopía en la que operan unos emporios tecnológicos que pretenden cambiar radicalmente el mundo pero que ponen en peligro nuestras sociedades: desde el inexorable control que las apps y las redes ejercen sobre nosotros, hasta la brutal desigualdad que ha desfigurado las señas de identidad de su epicentro, la ciudad de San Francisco. Una crónica excepcional, que se lee como una novela, sobre una todopoderosa industria y las personas que la conforman, que ha situado a su autora como una de las voces imprescindibles para descifrar esta vertiginosa era digital.
En la mitología germánica las Valkirias son doce hermosas divinidades femeninas que habitan el Walhalla —el paraíso—, donde recompensan a los héroes por sus hazañas terrenas. Audaces diosas de la guerra que cabalgan por el aire, presencian los combates que ellas mismas arbitran y escogen a los combatientes que mueren en las batallas. Aunque siempre subordinadas a Odín, el dios supremo. No cabe ninguna duda de que las mujeres alemanas, como las Valkirias, desempeñaron un papel importante en el Tercer Reich, mucho mayor que el que su führer les había preparado, mezcla de diosa de la fecundidad y ama de casa. De hecho, la llegada al poder de Adolf Hitler en 1933 no habría sido posible sin su apoyo ni su voto. Tanto de las que vivían muy alejadas del prototipo ideal que exigía el partido, como de las que lo cumplían a rajatabla en las asociaciones femeninas del régimen.De eso trata este libro, de todas esas mujeres —unas anónimas, y otras no tanto—, que compartieron los duros años de posguerra que iba a iluminar la República de Weimar con sus cambios, pero acabaron sumergidas en la profunda oscuridad del nacionalsocialismo. De las que apoyaron a Hitler de forma incondicional, dispuestas incluso a morir por él; de las que no lo hicieron tanto y, por supuesto, de Eva Braun.
José Enrique Varela (1891-1951) fue uno de los militares españoles más importantes del siglo XX, empezó su carrera como soldado raso y la terminó como capitán general. Compañero de Franco en Marruecos, estuvo al mando de las tropas indígenas, el puesto de mayor peligro para los oficiales jóvenes, y demostró una verdadera capacidad de mando y pericia militar que le valieron dos Laureadas, algo sin igual en el ejército. Cuando estalló la guerra civil, Franco le puso al mando de las fuerzas que asaltaron Madrid en noviembre de 1936 y, tras la contienda, le nombró ministro del Ejército. Desde este puesto llevó a cabo la supervisión de la transición militar a la paz y la preparación del ejército para los desafíos de la guerra mundial. Por sus profundos principios religiosos y morales, hizo todo lo posible para evitar un compromiso bélico de España con la Alemania nazi. Finalmente dimitió en 1942 tras ser víctima de un atentado perpetrado por unos falangistas. Sin embargo, no perdió la confianza de Franco, que le nombró alto comisario del protectorado de Marruecos en 1945. Allí demostró su amplio conocimiento del país y su talento para administrar, con el mayor respeto hacia sus costumbres y religión, las relaciones con sus habitantes.
Si la obra maestra de Vasili Grossman, Vida y destino, se hubiera publicado en vida del autor, lo hubiera hecho a la vez que Doctor Zhivago de Pasternak y antes de Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn, pero Vida y destino fue secuestrada por el KGB. Cuando se publicó póstumamente, décadas después, fue reconocida como la Guerra y Paz del siglo XX.
Vasili Grossman (1905-1964) se formó como ingeniero, pero abandonó su trabajo en los años treinta para dedicarse en exclusiva a la escritura. Tras el estallido de la segunda guerra mundial se convirtió en corresponsal de guerra para el Ejército Rojo, publicando aclamadas crónicas de las batallas de Moscú, Stalingrado, Kursk y Berlín. Su testimonio sobre los campos de exterminio nazis, escrito tras la liberación de Treblinka, se encuentra entre los primeros documentos escritos acerca del Holocausto judío y fue utilizado como prueba en los juicios de Núremberg.
Después de la segunda guerra mundial, la fe de Grossman en el Estado soviético se vio socavada por el giro antisemita del régimen de Stalin. Aunque nunca llegó a ser arrestado por las autoridades soviéticas, sus dos obras maestras (Vida y destino y Todo fluye) fueron censuradas por antisoviéticas, y cuando Grossman falleció en 1964 Vida y destino permanecía inédita y seguiría estándolo hasta que pudo ser publicada en Occidente merced al trabajo de una red de disidentes. La primera edición en la Unión Soviética data de 1988, durante la fase aperturista del gobierno de Mijaíl Gorbachov. La obra alcanzó rápidamente un éxito enorme y pasó a ser aclamada como una de las cumbres literarias del siglo XX.
Un día de julio de 1941, la mitad de los habitantes de lo población polaca de Jedwabne se levantó contra la otra mitad. En una enloquecida cruzada, a la que el ejército alemán de ocupación asistió como mero espectador, acabaron con la vida de casi todos los judíos del pueblo: mil seiscientas personas entre hombres, mujeres y niños. No fueron nazis anónimos quienes apalizaron, acuchillaron, estrangularon o prendieron fuego a los judíos de Jedwabne, sino sus propios vecinos con los que hasta entonces habían convivido normalmente, gentes de nombres y rostros conocidos, viejos compañeros de escuela, sus tenderos, sus clientes, aquellos con los que solían pararse a charlar en las calles. «Vecinos» nos cuenta esta historia brutal y estremecedora que nunca antes se había narrado y que había sido ignorada por la historia oficial. Es el estudio más revelador que se ha publicado sobre las relaciones entre polacos y judíos en tiempos de ocupación y que, por las apasionadas polémicas que ha levantado en la prensa internacional, se está convirtiendo ya no sólo en un clásico de la literatura del Holocausto, sino también en una contribución de primer orden a la historia universal de la infamia.
«El pintor de los pintores», así describía Manet, en una carta enviada desde Madrid a su amigo Fantin-Latour, al artista que acababa de admirar en el Museo del Prado: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. De Renoir a Picasso y de Édouard Degas a Francis Bacon, todos los grandes han suscrito este juicio. Al poner en escena tanto a los humildes como a los reyes, a los bufones como a los hombres de Iglesia, al no vedarse ningún género, ni el cuadro de historia ni el paisaje ni el desnudo femenino, Velázquez encarna en sí mismo toda la pintura española y quizá toda la pintura. Sin embargo, el más conocido de los pintores en cuanto a su obra es también el más desconocido en cuanto a su vida. Ningún testimonio directo, ninguna correspondencia íntima, ningún documento de archivo han permitido hasta ahora describir al hombre que fue. Ha sido necesario aguardar al cuarto centenario de su nacimiento, conmemorado en 1999, para que numerosos coloquios, congresos y simposios hicieran avanzar la investigación. Con ayuda de esos descubrimientos, Bartolomé Bennassar se propone aquí ahondar en los secretos del autor de «Las meninas» y arrojar luz sobre un artista del que un gran especialista dijo que no se podía escribir su biografía «porque nada le pasó».
Todo el mundo sabe que Agatha Christie fue una de las más prolíficas y exitosas escritoras de novela criminal de su tiempo. Lo que muchos menos saben es que, gracias a su matrimonio con el prestigioso arqueólogo Max Mallowan, recorrió todo el Oriente Medio acompañando a su marido. Ven y dime cómo vives es el recuento de cuatro temporadas de excavación arqueológica en Siria e Irak, un testimonio escrito, como dice la propia autora, en respuesta a las innumerables preguntas que sus amistades y conocidos le hacían acerca del tipo de vida que llevaban en esos extraños lugares. Las peripecias y aventuras de este grupo de occidentales, conviviendo entre nativos en incómodas condiciones, son narradas por la gran escritora con toda la agudeza propia de la hipercivilizada Gran Bretaña; porque, al fin y al cabo, ¿qué problema no puede ser sorteado con una buena dosis de sentido del humor o una taza de té bien cargado?
Vera Ellen ha sido considerada como una de las mejores bailarinas del cine americano de todos los tiempos, aunque su popularidad no alcanzara nunca la de otras actrices menos dotadas. Con su menuda figura y su cabello rubio, se movía con una agilidad que ninguna otra bailarina podía lograr, contando, además, con recursos ilimitados que la permitían improvisar sin que el espectador fuera consciente de ello. Formando pareja con los tres bailarines del musical americano más importantes, Gene Kelly, Fred Astaire y Donald O’Connor, aportó no solamente una compañera que se movía al unísono con ellos, sino también alguien que era capaz de obligarles a desplazarse y a seguirla en sus ágiles movimientos. Con su cara de niña buena, sus andares enérgicos y su figura estilizada, consiguió que cualquier oponente masculino pudiera destacar a su lado, aunque ello supusiera pasar ella a segundo plano.
Una obra maestra del reportaje donde el Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway cuenta la estancia de un mes —diciembre de 1933— en África, dedicado a una de sus grandes pasiones: la caza mayor. La luz africana, el paisaje febril, la excitación y la tensión que produce la cinegética se convierten para Hemingway en motivos de reflexión que van mucho más allá del safari y la simple narración turística. Como siempre, Hemingway logra elevar la anécdota a la categoría de mito, explorar la condición del hombre a través de sus instintos más primarios y, en definitiva, indagar en torno a la eterna cuestión de la muerte, el deseo y la supervivencia.
Tras un paseo poco placentero por la bulliciosa y atestada calle de una de nuestras ciudades, Fernando Aramburu busca consolación en el jardín botánico. En ese entorno más amable y lejos ya del ajetreo, se anima a abrir el libro de poesía que lleva en la mochila, y siente que su lectura lo sosiega y lo transporta a un lugar seguro, lejos del mundanal ruido. De esta forma es como Aramburu entiende la poesía, como algo parecido a un refugio. Este nuevo libro del escritor vasco quiere ser una invitación a degustar algunos de sus poemas más queridos, eso sí, nos previene el autor, «no se trata de un libro de abundante terminología académica o de un estudio crítico», nada más lejos de sus intenciones. Con «Vetas profundas», Fernando Aramburu ha querido pensar y paladear la poesía —la de Rosalía de Castro, Góngora, Vallejo o Pizarnik, por poner algunos ejemplos— al margen de los aspectos históricos y técnicos que abundan en los manuales de literatura; prefiere ligarlos, con frecuencia, a hechos de su experiencia vital. Un libro de celebración de la poesía sea cual sea la forma en la que esta se manifiesta. Y un relato emocionado destinado a contagiar esa visión.
James Gleick, el prestigioso autor de La Información y Caos, explora en este libro las ideas generadas por el anhelo humano de viajar en el tiempo: sus orígenes subversivos, su evolución en la literatura y la ciencia, y su influencia en nuestra comprensión del tiempo en sí mismo.
Partiendo de La máquina del tiempo de H.G. Wells, Gleick rastrea las distintas teorías científicas y relatos de ficción relacionados con la evolución de la idea de viajar en el tiempo y demuestra que esta idea forma parte ya de la cultura contemporánea. Para ello acude a todo tipo de fuentes en ámbitos tan dispares como la física, la filosofía, la literatura, el cine, los cómics o las series de televisión. De esta manera, en las reflexiones de Viajar en el tiempo conviven, entre muchos otros, James Clerk Maxwell con Jorge Luis Borges, Marcel Proust o Woody Allen; Hermann Minkowski con el cyberpunk de William Gibson; Gottfried Leibniz con David Foster Wallace; San Agustín con Isaac Asimov y Kurt Gödel o Pierre Laplace con la serie de televisión de ciencia ficción Doctor Who o con la trilogía de películas de Regreso al futuro.
En 1901, el escritor francés Marcel Schwob emprende un viaje a Samoa. Se embarca en Marsella, hace escala en Ceilán, cruza el océano austral, pasa por Sydney y llega finalmente a Samoa, donde se relaciona con los indígenas a los que seduce con su amabilidad. Durante el viaje, Schwob redacta un diario en forma de cartas a su esposa, cartas donde describe los espejismos del cielo y del mar, y que conforman un libro que mereció los elogios de otro gran maestro del lenguaje: Jorge Luis Borges.
En julio de 1925, André Gide emprendió un viaje a las posesiones francesas de África ecuatorial como enviado especial del Ministerio para las Colonias. De aquella estancia, que duró aproximadamente un año, surgió este Viaje al Congo, una dura crítica de la política colonial del Elíseo que tenía muy poco que ver con otras obras contemporáneas escritas al dictado de determinados intereses políticos o comerciales. El libro, que provocó una verdadera convulsión social en Francia, no es tan sólo un testimonio vivo de una de las actuaciones más infamantes del hombre blanco en el continente negro, sino uno de los grandes exponentes de la literatura de viajes de todos los tiempos.
«La vida se inventó para vivir y para dejar vivir, para caminar, para amar a las mujeres que cruzan por el camino, para comer el pan honesto y el jamón curado, para beber el agua de la fuente y el vino de los lagares, para ver mundo y hablar de las cosechas y las navegaciones, para bañarse en el restaño del río que cae del monte y secarse después del sol, sobre la yerba». Con esta premisa, Cela nos adentra en un recorrido apasionante por parajes de privilegiada belleza, como el Pallars Sobirà, el puerto de la Bonaigua o el Valle de Arán o Salardú. Sin abandonar su estilo inconfundible, aquel que mezcla con acierto la descripción poética y a la vez irónica con diálogos vivos e implacables, Cela capta de manera magistral la idiosincrasia de un lugar y de una época excepcionales. Una obra que recordará al viajero al Cela de obras tan emblemáticas como «Viaje a la Alcarria», «Del Miño al Bidasoa» o «Primer viaje andaluz».