La pequeña de los Marlowe tenia carácter. Mia era una joven impetuosa y obstinada, indomable como un potro salvaje. Siempre había actuado de forma libre y sin compromiso, hasta que el vaquero Ryan Holt irrumpió en su vida. Mia se negaba a reconocer que Ryan le había robado el corazón y el aliento desde el día que lo conoció. Sin embargo Ryan huía del amor. Su pasado escondía un terrible secreto que nadie sabía. Por ello no podía amar a ninguna mujer, aunque de Mia se había enamorado como loco. La pasión entre ambos es inevitable.
El orgullo de Mia, y la furia de Ryan chocaran peligrosamente. ¿Podría Ryan alejar a los fantasmas de su pasado para ser feliz? ¿Le perdonaría Mia sus errores? Pasión, amor, y oscuros secretos se ciernen sobre la familia.
Venganza. Esa era la única palabra que albergaba el oscuro y frío corazón de Christopher. Su profundo y remarcado odio hacía la familia Marlowe lo había cegado por completo hasta tal limite que había olvidado lo que era vivir. Su objetivo era destruirlos como habían hecho con él en un pasado no muy lejano. Su plan había dado resultado, pero al llegar a Texas su mundo se pondría patas arriba al reencontrarse de nuevo con ella, Kimberly Dauson, a la que había conocido en un cabaret de la ciudad de Las vegas y con la cual había mantenido una aventura pasajera. Christopher no había esperado volver a verla y sentimientos contradictorios despertarán de nuevo en él. Una tormenta que desatará el pasado más oculto de los Marlowe hará tambalearse a la familia. ¿Mantendrá Christopher sed de venganza? ¿Qué secreto esconde?
La vida de Brithanny Stevenson dio un vuelco total, después de la muerte de sus padres, dejó atrás parte de su familia y amigos para aprender a vivir con una hermana que para ella era una completa extraña. David Muller es un hombre sexy y arrogante, cuya enigmática sonrisa esconde muchos secretos. Para él Brit es un fastidio y para ella David es un cabrón. Una noche puede cambiarlo todo. En medio de los conflictos, una profunda atracción surge entre ellos, envolviéndolos en un huracán de sensaciones donde prima el deseo y el único lenguaje es el placer, sin sentimientos, sin nombres, sin ataduras, simplemente dos adultos disfrutando de su sexualidad ¿qué puede salir mal?
Aburrida, mire hacia el otro lado de la barra y mis ojos se encontraron con los suyos. Destellos de imágenes comenzaron a desfilar ante mis ojos, hasta que todo dejo de existir entre nosotros. Solo estábamos él y yo, mirándonos el uno al otro, deseando poseernos. Respiré hondo, simplemente no llegaba a comprender como podía sentirme tan atraída por alguien a que apenas conocía. Por increíble que parezca, sentí que era el hombre de mi vida hasta que se abrió la puerta. Mire hacia ella con la boca abierta cuando la vi entrar y se dirigió hacía el para besar los labios que yo llevaba deseando besar otra vez. Me miró de una forma tan intensa... Que por un instante se me olvidó respirar.
Y mientras tanto, te quiero narra las vivencias de dos familias con muy distintos orígenes a través de tres generaciones. En concreto dos de sus integrantes, Ángel y Emilia, son los verdaderos protagonistas de la historia, el hilo conductor de esta novela que narra paralelamente a sus andanzas una crónica de España desde finales del siglo XIX a mediados del XX. Un relato marcado por las guerras de la época y en el que destaca el lado humano de los personajes. Los difíciles y convulsos años en los que se desarrolla la trama se reflejan en las vidas paralelas de ambos jóvenes hasta el momento en el que se conocen, configurando de esta manera la trama principal de una novela romántica y dramática a un tiempo.
¿Qué serías capaz de hacer para proteger tu secreto mejor guardado? Simon ha hecho lo impensable: ceder al chantaje de Martin. O Simon se las ingenia para que su amiga Abby salga con Martin o este… le hablará a todo el mundo de los correos electrónicos. De los correos electrónicos que Simon, escondido tras un seudónimo, intercambia con un tal Bluegreen, que es el chico más divertido, desconcertante y adorable que Simon ha conocido nunca. Y es que Simon, pese a su afición al teatro, prefiere no exponer a los focos su identidad sexual… al menos de momento. Sin embargo, seguirle la corriente a Martin no será la solución a sus problemas, sino más bien el comienzo de un enorme embrollo. ¿Qué hará Martin si no consigue conquistar a Abby? ¿Cómo reaccionará Abby si se entera del chantaje? ¿Qué pensará Bluegreen de Simon si la intimidad de ambos queda comprometida? Y, la cuestión más importante: ¿Quién demonios es Bluegreen?
Imagina que tu gemela empieza a salir con el hombre de tus sueños.
Según Freud, tu «Yo» diría «pues me alegro por ellos, me da igual…». Tu «Superyó» pensaría «¡Supéralo ya, estás por encima de ese idiota!». Pero tu «Ello» gritaría «¡Malditos hijos de perraaaa!».
Es difícil ponerse de acuerdo entre lo que dices, lo que de verdad piensas y lo que crees que deberías pensar. Pero el tal Freud olvidó un concepto fundamental en su famosa teoría… a «Elle». Alguien que compartió la bolsa amniótica conmigo, pero no estaba dispuesta a compartir al hombre de nuestras vidas.
Maraima, hija de una rica familia de Afganistán, lejos de su país y de las asfixiantes condiciones de vida que en él padecen las mujeres, encuentra el verdadero amor en la persona de un inglés. Pero ese amor le traerá el sufrimiento y la conducirá de nuevo a su patria. Con la guerra civil y el régimen absolutista talibán como telón de fondo, Maraima se ve atrapada en un matrimonio de pesadilla. La trascendental presencia de Peter se convierte en la única luz de su vida, y por él transgredirá todas las convenciones sociales de su cultura. La historia real de una mujer valiente y profundamente enamorada, tal como ella misma se la reveló a la escritora.
Me llamo Nicolás. Tengo cuarenta y seis años y no he cumplido ninguno de mis sueños, si es que alguna vez soñé con algo. Hace ya tiempo me divorcié de Raquel y tuve que volver a casa de mamá, que murió hace tres años. Desde entonces estoy solo en el mundo. Esta mañana, mientras hago deporte en el parque, se me acerca una chica rubia. Parece que tiene ganas de charla, y quizá de algo más. Es Hada. Reconozco que al principio me da miedo; tengo la sensación de que está un poco zumbada. Pero cuando se quita las gafas de sol y me atraviesan esos ojos verdes, caigo rendido a sus pies. La primera noche es perfecta. Es una mujer maravillosa. Sólo vivo para esa segunda cita por la que muero. Nunca me ha interesado este puto trabajo de comercial, pero ahora me importa todavía menos. Ya sólo quiero ensoñarme con Hada, con su coño, con su olor y su risa, con sus ojos. Sus ojos. En nuestra segunda cita salimos a cenar, y antes de ir a mi casa a, ya saben, entramos en un bar y nos la pillamos a base de tequila. Gran error, porque después, en la cama, no puedo, y Hada reacciona aguijoneándome con furia: «¿Qué pasa? ¿No te gusto? ¡El típico mariquita! ¿Te pones la ropita de tu mamá cuando estás solo?». Al principio escucho atónito sus provocaciones, después, la cólera se apodera de mí y la abofeteo con saña, me regodeo en insultarla y termino echándola de mi casa. Es curioso, pero me parece que a pesar de mis malos modos, se resiste a marcharse. Despierto con una resaca infernal. Le escribo varios mensajes suplicando su indulgencia. Hasta que a última hora de la noche se digna a contestarme: «Nico, eres un loco. Te perdono pero no quiero volver a verte». Pero claro que volveremos a vernos, porque bajo la hermosísima piel de Hada, se esconde el terrible destino que me espera agazapado entre las sombras.
¿Y si un fenómeno atmosférico cambiase la vida de miles de personas? A Rosie le tocó ser una de ellas. En 1975, cuando todos salían a celebrar el fin de la dictadura en España, un meteorito pasó tan cerca de la Tierra que dejó una estela. Esa estela hizo mutar a ciertas personas. Desde entonces, Rosie tuvo que marcharse, huir durante muchos años, pues eran muchos los que codiciaban su talento. Finalmente, cansada de dar tumbos a lo largo del tiempo, accedió a colaborar con la MUAW, la policía que se encarga de rescatar a los mutantes de los desaprensivos. Sin embargo, un encuentro con Jules, un mutante de clase uno como ella, hace que se desestabilicen todas sus creencias. Sus dudas la hacen ponerse en peligro en un lugar donde no es lo que parece. Además, comienza a sentir algo por Jules.
Sonia fue arrastrando los dedos por el pecho de Chad, y le besó ella a su vez. Lo hacía con ansiedad. Ella amaba a Chad. Lo amaba sobre todas las cosas. Confiaba en él. Sabía que amaba tanto a Paul como ella misma. Al fin, y al cabo, decidieron adoptarlo los dos a la vez. Chad nunca estuvo receloso en contra de la ansiedad de su mujer. Aquel mismo día, casi cuatro años después de haberse casado, ella y Chad pasaron por la consulta de un experto doctor, y al salir decidieron que adoptarían un niño. —¿Y si tenemos niños nosotros? El doctor no dio plena seguridad de que no los tuviéramos —aducía Chad. —Lo querremos igual ¿no?
Esta novela trata sobre el reencuentro, el amor, la vida, el destino y las ganas de continuar. Habla de Natalia, una chica normal que persigue sus sueños. Y de Vera, que aunque ni siquiera ella lo sabe, también está persiguiendo sus sueños. Natalia tiene una vida por delante, quiere redescubrirse, encontrarse, continuar creciendo y hacer algo grande. Vera cree que su vida ya ha pasado y que lo único que puede hacer es resignarse. Esta novela trata sobre aprender, tropezar, levantarse y equivocarse. Quizás no en ese orden, pero sí sobre todo eso. Y mucho más. ¿Te apetece viajar a Roma o a Nueva York?
¿Qué serías capaz de hacer por amor? ¿Te inscribirías en un curso de yoga avanzado porque va la chica que te gusta, aunque tengas la flexibilidad de un palo de escoba? ¿Te irías de retiro espiritual porque ella se ha apuntado? Jorge hace eso y más para conocer a Andrea. Comienzan así una historia de amor casi típica hasta que Jorge le dice que no puede acompañarla al entierro de su abuela y Andrea, desencantada, decide que ya no lo quiere en su vida. A partir de ese momento Jorge intentará recuperarla mientras se ve envuelto en todo tipo de desastres laborales, sentimentales y legales que dan la vuelta a su vida. Yoga a primera vista es una novela fresca, repleta de humor, aventuras y desventuras que nos hace reír, pero también reflexionar sobre eso llamado amor de lo que tanto nos hablaron pero que nadie nos explicó bien cómo funciona.
—En los pueblos pequeños —seguía diciendo tía Patty, ajena a los pensamientos de su sobrina—, no se descubre tanto la maldad. La gente se conoce toda. Pero en Nueva York… Ándate con cuidado, Ini. Por Dios, no bebas nada que te dé un desconocido. Ni fumes, ni nada de eso. Ya sabes las cosas que se dicen de las drogas. ¡Es horrible! Tú vas a estudiar abogacía. ¡Eso no! Es peligroso. Sólo puedes echarte novio de un chico que conozcan los Reyna. No te olvides de eso, por favor, Ini. ¡Me da tanto miedo la ciudad! —Sí, sí, tía Patty. Pero lo mejor es que bajes del tren. Está al salir.
—Es cierto que solo lo sé yo, Fred —decía Patrick resignado—, y Nat y ahora tú… Y te aseguro que no lo sabrá nadie más, excepto nosotros. A Nat no le dije que venía a verte. Realmente la conversación definitiva la tuvimos ayer. Nat comprendió. Fred se contuvo para no romperle la cara, pero sí dijo con voz ronca: —Y aceptó la situación, en la cual tú le haces responsable de lo que no es. —Ya sabía que ibas a decirme eso, Fred. Tú siempre has sido algo Quijote. —Y tú no has querido jamás a Nat lo suficiente.
Una chica con el corazón roto.
Un viaje.
Un chico capaz de sanar heridas con su voz.
Los planetas se alinean para que se encuentren en la ciudad más antigua de occidente.
Se conocen.
El destino vuelve a conjurarse para separarlos.
La música intervendrá para intentar unir sus caminos y sus corazones.
¿Lo conseguirán?
Incluye: Yo no creo en príncipes azules ¿Y tú?Yo no creo en príncipes azules... Ni en sus cuentos. Abril es una chica de 29 años que no cree en el amor ni en príncipes azules, después de dos desengaños amorosos ha dejado de creer en los hombres. Este verano, después de un duro año de trabajo, decide viajar con sus dos mejores locas amigas a Fuerteventura. Lo que Abril no sabe es que este viaje pondrá sus vacaciones y su vida patas arriba. ¿Qué le pasará a Abril y a sus amigas? ¿Se dejará llevar por la razón o por su corazón?
Silvia es una abogada en plena crisis personal y familiar, y Lola una profesora de bachillerato que está inmersa en una relación tormentosa. Ambas deciden tomarse un paréntesis en sus vidas. En esa huida de su realidad coincidirán de la forma más inesperada y acabarán compartiendo tres días con Paco, editor profesional, y Mario, neurólogo y psicoanalista, viviendo una serie de experiencias que les llevará a creer en la fuerza de lo inexplicable. Pero la novela nos lleva un paso más allá: la conexión que experimentan los personajes escapa de la racionalidad científica y los cuatro buscarán una explicación a lo ocurrido durante esos días. “Yo no decidí soñarte' es una novela inquietante donde la realidad y el mundo inconsciente se mezclan y confunden por momentos. Valorada por el departamento de lectura de la agencia Sandra Bruna como una novela “sin cargas retóricas ni pretensión de adoctrinar al lector, en la que la autora transmite unas teorías a través de la voz narrativa de sus personajes y es el lector quien decide la postura que quiere tomar”, 'Yo no decidí soñarte' nos hace plantear las siguientes preguntas: ¿Podemos conectar desde el inconsciente? ¿Somos dueños de nuestros sueños? ¿Hasta qué punto nuestro deseo es capaz de crear?
—He venido a pedirte perdón. Cuando me dijiste el otro día que Carlota me engañaba con otro, te rompí la cara. Hoy lo he comprobado. Vine, pues, a pedirte perdón, y ahora me voy. —Aguarda. —¿Para qué? —Escucha, Diego. Estás hecho polvo. ¿Por qué no haces un viaje y descansas? —¿Descansar de qué? Yo era un hombre bueno, Julián. Tú eres mi mejor amigo. Mi único amigo, por eso me dolió lo que me dijiste el otro día. Ahora ya sé que es verdad. No creo que Carlota ignore que lo sé. Voy a empezar de nuevo. —¿De qué manera? Me das miedo. —No sé de qué manera. No merece la pena pensarlo. Lo que sí puedo asegurarte es que jamás creeré en una mujer.