Nina solo roba lo que otros no echan de menos… y solo a quienes pueden permitírselo. Esto es lo que va a pasarle al próximo millonario que se cruce en el camino de Nina: cuando la velada que acaban de compartir se convierta en un vago recuerdo y él coja sus maletas #louisvuitton para una escapada con sus amigos de la jet set con botellas de #domperignon y trajes de #versace, ella aparcará una furgoneta frente a la mansión vacía de su nueva presa. Usará los códigos de la alarma que ha conseguido la noche anterior y se llevará algunas piezas. Podría robarle más, pero no lo hará. Seguirá sus propias reglas… hasta que su situación cambia de repente. Ahora necesita mucho más dinero. Su próxima víctima no será desconocida.
«Tú serás la última mujer de mi vida» es la confesión que escucha María una Nochevieja de boca de su marido, un matemático especialista en la teoría del caos que parecía el hombre perfecto. Perpleja por la separación, María debe afrontar también la repentina aparición de su padre biológico. Sin embargo, gracias al cortejo de un joven vecino aficionado a la ornitología y a la amistad entrañable de Perla, «doctora en Psicoanálisis, consejera matrimonial y escritora», sus pasos emprenden un nuevo rumbo.
Divertido, inteligente, rápido, ameno, dotada de humor inglés, negro y a veces surrealista. Así podríamos describir este libro de Beryl Bainbridge, una de las escritoras inglesas más importantes de este siglo. Se trata de una historia acerca de dos mujeres inglesas que trabajan en una fábrica italiana de embotellado de vino y que un buen día se van de excursión con sus compañeros de la fábrica, inmigrantes italianos humildes, a pasar el día a Windsor. Del argumento poco más podemos contar. Del cadáver, tampoco. «Luego de volver la última página de La excursión de la fábrica de botellas el lector no puede hacer otra cosa que quedarse boquiabierto y buscar la palabra justa. Una atmósfera como ésta, de inminente perdición, no había sido creada desde Brighton Rock… excepto que Beryl Bainbridge es implacablemente cómica en vez de (como Graham Greene) implacablemente virulento. Capaz de ir sumando los más asombrosos detalles, domina de tal modo este maravilloso relato que el lector está pendiente de cada una de sus palabras, desde la primera hasta la última. Qué originalidad, qué placer». Ronald Blythe, Sunday Times «Una historia horripilante y tremendamente divertida». Graham Greene
Un caluroso día de 197..., a 9as 13 horas y 1 minuto, en ia central nuclear Helios, de Grenzheim, a orillas del Rin, se produce un 'accidente en cadena de máxima intensidad'. La probabilidad de este tipo de accidente en una central nuclear es sólo de uno por cada 17.000 años, aseguraban quienes propugnaron la construcción de Helios. Tal vez ese año sea el venidero, replicaron los detractores del complejo nuclear. Y la catástrofe sobreviene incluso antes de cumplirse ese plazo. A los cincuenta minutos de explotar la última bomba, colocada por una mano criminal, de la central se desprende una nube radiactiva que comienza a avanzar rumbo a Darmstadt y Frankfurt, aniquilando todo lo que encuentra a su paso. He aquí los trazos de esta impresionante historia, sobre un hecho que acaso pueda acaecer alguna vez en alguna parte, y cuyo sobrecogedor realismo induce a una grave reflexión, no ya sobre los sistemas de seguridad de las centrales nucleares, sino sobre su vulnerabilidad frente a atentados tan minuciosamente planeados como el que nos describe Hans H. Ziemann en su novela. Lo que en ella no es más que patético simulacro, ¿podría llegar a ser fatal realidad?
Una misteriosa joven extranjera se adentra en la gótica Catedral de Burgos. Aunque se dirige al confesionario, tras sus palabras no hay confesión alguna sino preguntas sin respuesta. Durante cuatro días relatará al sacerdote cómo su padre asesinó a sangre fría a su madre, todo ocurrió veinte años atrás en un pequeño pueblo de Noruega. Un asesinato que nadie comprendió en su día y tras el cual su padre huyó del país abandonándola. El sacerdote español escuchará la confesión de la extranjera queriendo consolarla. Pero el relato de ella cobrará tanta fuerza que el cura se verá obligado a visitar su propio pasado. Un pasado que querría seguir manteniendo oculto y olvidado, un pasado de dolor, muerte y sacrificio del que ya no puede huir. Una novela original y sorprendente en la que el suspense y la mitología nórdica se unirán para mantenerte sin aliento.
La muerte es extraña a la vida, y extraños a los vivos son aquellos que entran en el mundo de la enfermedad incurable. Los fuertes vínculos que unen a una hija con su madre se trastornarán de repente cuando esta última se vea afectada por el mal. Toda la historia de una vida, la juventud tempestuosa, los amores, la fascinación y las luchas de esa mujer a la que ya no reconoce la hija desfilan ante la mirada de ésta mientras las dos avanzan por la tierra ignota de la enfermedad, descubriéndose distintas de antes, llenas de sentimientos desconocidos, incapaces de comunicarse. Demasiado cercanas y al mismo tiempo demasiado alejadas entre sí, tendrán que compartir con el mismo desconcierto la relación con los médicos y los hospitales . Un escenario con frecuencia inhumano y contradictorio que se oculta tras las buenas intenciones ilusorias o el encarnizado celo de los médicos que no ven en el enfermo a un ser humano herido que sufre. Narrado con extrema delicadeza, La extraña es un relato subyugante y conmovedor, lleno de dulzuras y de asperezas, en el que el pasado se hace presente. Diario, reflexión, coloquio íntimo con la idea de la separación y de la muerte, el nuevo libro de Elisabetta Rasy es una indagación sobre la realidad universal del dolor y sobre aquello que, pese a todo, le sobrevive.
Ante el inminente cierre del viejo hospital psiquiátrico de Cauldstone, en Edimburgo, las autoridades comunican a Iris que debe hacerse cargo de su tía abuela Esme Lennox, quien será puesta en libertad tras sesenta y un años de internamiento. El desconcierto inicial de la joven, que desconocía la existencia de la anciana, se verá pronto superado por una genuina curiosidad. ¿Qué motivo llevó a la reclusión de Esme cuando tenía sólo dieciséis años? ¿Por qué se ocultó su historia al resto de la familia durante décadas? Entre los recuerdos de Esme y los escasos momentos de lucidez de su abuela Kitty, Iris reconstruye la vida de las dos hermanas: la infancia en la India y la primera juventud en Escocia, el rechazo de la joven Esme a las rígidas reglas de la alta burguesía escocesa y, repentinamente, la terrible exclusión. Así, bajo el cúmulo de revelaciones late un misterio cuyo suspense va creciendo a lo largo del relato hasta alcanzar un desenlace tan original como impactante.
Henry es un osito de peluche que lleva algunos años en la vitrina de una tienda de juguetes antiguos hasta que una escritora se queda prendada de él y lo compra. Pero cuando la señora va a pasar el control del aeropuerto para volver a casa, resulta que el escáner de rayos X descubre algo sospechoso dentro de Henry y no les dejan pasar hasta que se aclare que hay en el pecho del osito de peluche. Por supuesto, él sabe que lo que ha hecho saltar las alarmas no es más que el amor que Alice puso dentro de él cuando nació. Solo y a la espera de una investigación, Henry tiene tiempo para repasar su interesante vida, sus viajes, sus amigos. Y es que desde que Alice Sheridan acabó de coserle su segundo ojo en Bath, el sábado 16 de julio de 1921, dándole la vida y depositando en su interior el tesoro más preciado, ha vivido casi cien años de aventuras. Alice necesitaba un compañero, alguien con quién hablar de William, perdido en la Gran Guerra, y compartir todo el amor que no había podido darle a su regreso. Pero los caminos del destino son inesperados, como bien sabe Henry N. Brown, y Alice sólo será la primera de un montón de amigos con los que el osito compartirá sueños, lágrimas y alegrías.
Esta historia de una pionera familia del Sur se desarrolla en esta historia de triunfo y tragedia. En 1842, Tom Benton llega en el Valle del Río Rojo, un paso por delante de un pelotón de Texas decidido a colgarle. En 1920 su esposa Sara, a los noventa y siete años, muere en paz en su mecedora en el porche de la extensa plantación Tom Benton, conocida como Broad Acres, ubicado en el exótico y misterioso estado de Louisiana. Ésta es una fascinante historia de cuatro generaciones de peleas entre los Bentons una familia que llega a un final violento causado por su propia ilícita rama negra.
Nueva York, 1933. Las familias del crimen han prosperado durante los últimos años, pero al acercarse el fin de la Prohibición, se aproxima una guerra que determinará cuales organizaciones sobrevivirán y cuales verán su final. Para Vito Corleone nada es más importante que el futuro de su familia. Mientras sus tres hijos menores asisten al colegio, desconocedores de la verdadera ocupación de su padre,su gran preocupación es Sonny, su primogénito. Vito quiere que Sonny se convierta en un respetable hombre de negocios, pero éste, impaciente, y con tán solo diecisiete años de edad quiere algo más; seguir los pasos de su padre y ser uno más en los negocios de la familia.
A través de la historia de tres generaciones de una familia judía, los Karnowsky, esta novela, publicada originalmente en 1943, nos ofrece un fresco extraordinario de la primera mitad del siglo XX. David, el patriarca, que en los albores del siglo abandona el shtetl polaco donde nació para instalarse en Berlín, animará a su hijo Georg a adaptarse y a convertirse en 'judío entre judíos y alemán entre alemanes'. Georg se convertirá en un respetable médico berlinés y encarnará así la cumbre de la integración y el éxito social de la familia. Su hijo Yegor, nacido durante el nazismo y profundamente marcado por el antisemitismo, desembarcará en una Nueva York inhóspita y culminará el accidentado destino de su linaje. En la presente obra, Singer no sólo escribió páginas de inusual belleza, sino que vislumbró además con una clarividencia sobrecogedora la suerte de los judíos tras la Segunda Guerra Mundial, confirmando, a su pesar, la capacidad profètica que sólo los auténticos escritores poseen.
«La familia de León Roch» es una novela de Benito Pérez Galdós escrita en 1878. Clasificada dentro del grupo de sus «novelas de tesis», fue la última publicada de ese ciclo, tras «Doña Perfecta» (1876), «Gloria» (1876-77) y «Marianela» (1878). Obra de transición, bajo el soporte argumental de un triángulo amoroso y apasionado entre dos mujeres y un hombre, el escritor, habiendo madurado su estudio de la sociedad, dispara en ella sus últimas salvas de tesis e ideología, dispuesto a contar la realidad en su desnudez material. León Roch representa al mundo de la ciencia, de la actividad práctica y del laicismo, mientras que su mujer, María Egipcíaca, ejemplifica el tradicionalismo conservador, el ocio contemplativo y el cultivo de la exterioridad religiosa. Si bien la novela se propone en gran medida mostrar las consecuencias dramáticas de los conflictos de creencias, los personajes logran, sin embargo, independizarse en ella de la fábula moral y pedagógica para cuyos propósitos habían sido creados. Se escribe en los umbrales de la «nueva manera» galdosiana. Esta obra anticipa la complejidad estilística, densidad conceptual y verosimilitudes afines al «renacimiento» de la narrativa española decimonónica. La crítica ha señalado sus deudas textuales con el racionalismo armónico de la filosofía krausista. También parece evidente el propósito del autor de prestigiar ciertos valores burgueses encarnados en el protagonista en detrimento de corruptos hábitos aristocráticos. La novela elabora multiplicidad de discursos literarios, religiosos, estéticos y sociopolíticos unificados por su aspiración regeneradora y simultáneamente paródica, que supusieron el desencuentro de Galdós con la opinión pública de su época. «La familia de León Roch» nos presenta, en definitiva, una poliédrica representación de la sociedad española postisabelina.
El joven Louis Pian, huérfano de madre, sufre la fuerte influencia de la segunda esposa de su padre, Brigitte, la «farisea». Esta mujer tiene una concepción de la fe católica que la impulsa a buscar la santidad en todos los actos de su vida pero, no contenta con infligirse a sí misma los rigores de una práctica religiosa ascética, oprime a los que la rodean con su preocupación por la perfección. Conocida por el obispado por su ferviente celo, se le ha confiado la tarea de reintegrar a las personas que, después de haber experimentado la tribulación, regresan a la Iglesia (¡a veces sólo para encontrar un lugar para comer y una comida!). Brigitte Pian está, por lo tanto, a la cabeza de una pequeña institución que dirige con la buena conciencia de un elegido de Dios: Destroza, mediante una denuncia, un idilio entre dos feligreses aún devotos y rechaza a los pobres que no se inclinan ante su autoridad. Louis, el narrador, está satisfecho con la escuela y su familia, pero que en realidad sufre por la ausencia de un padre apenas vislumbrado durante la narración, termina siendo enviado por esta madrastra a un internado religioso. Allí, un sacerdote se compadece de él y lo ayuda a volver a la escuela.
Esta novela nos captura con un tono confesional y estilo sencillo desde las primeras líneas, en las que la autora reconoce su confusión e invita al lector a esclarecer el nudo de este relato. Por otra parte, toma ese silencio ancestral de muchas mujeres ante la figura del patriarca, llevándolo hasta fatales consecuencias. Recordé al seguir los pasos de la protagonista, la novela de Mariana Marianni, La larga vida de María Ucría , donde la heroína es sordomuda. “La palabra es una manera de hacerse justicia, porque el mundo nos está malinterpretando”, comentó al respecto Germán Dehesa, al explicar esta novela, y se convirtió en una de las frases más importantes en mi devoción por la palabra escrita. Andrea Sol, al igual que María Ucría, emprende un doloroso y necio medio de expresión, que hable por sus silencios. No necesariamente se es sordomuda cuando se nace así, en el caso de Andrea es la violencia psicológica y física del padre y del esposo lo que la silencian y paralizan y —en un momento fatídico— toma las proporciones de una tragedia
Cuando comenzaba la última década del siglo XIX, Armando Palacio Valdés publicó 'La fe', una novela de conflictos morales en la que oponía la ciencia a la teología, o lo que es lo mismo, la razón a la fe. La trama nos presenta al padre Gil, protagonista de la novela, que en su empeño por convertir al ateo recalcitrante don Álvaro de Montesinos, acaba dudando de su propia fe. Por su parte, una beata local, Obdulia, enamorada en secreto de don Gil acusa a este de haberla seducido. La novela utiliza para exponer su tema central los postulados de un naturalismo que podría calificarse de espiritualista, y coloca la acción en Luanco (Asturias), que toma aquí el nombre de Peñascosa, topónimo inventadopero que Palacio Valdés escogió seguramente pensando en lo escarpado de sus costas, y, por extensión, en lo espinoso y árido del dilema que iba a plantear. Palacio Valdés llama reiteradamente a los habitantes «peñascos». Aclamada por sus contemporáneos, la novela fue objeto de graves censuras por adentrarse en el delicado problemas de las creencias religiosas.
Gregorio odia a su padre, ese viejo músico pedante y engreído. Lo odia y desea su muerte. Pero también odia su propia mediocridad, así que cuando el anciano finalmente fallece —casualidad o milagro— el hijo abandona su vida de apariencias y se autoexilia en el inframundo de los mendigos y los vagabundos, los invisibles, los menos que nada. Liberado de toda aspiración, Goyo se redescubre en ese mundo paralelo donde imperan otra ley y otra moral, más humanas pero, por lo mismo, más salvajes y perversas. Aquí el amor se conoce entre la mugre, bajo un techo de cartones por los que no hay que pagar treinta años de hipoteca; aquí el éxito y el fracaso son términos carentes de significado para los miembros de esa sociedad de ángeles caídos.
Solitario hasta el punto de que un fotógrafo extranjero lo considera el último habitante de una ciudad de la que todos se han fugado, el narrador de este libro se propone contar cómo ha vuelto a La Habana, después de veinticinco años de prohibición, la fiesta. O, dicho más exactamente, su remedo. Hurga con ese fin en lo que él denomina «caja negra de la fiesta». Sus asuntos, mientras tanto, no marchan del mejor modo: las autoridades políticas han dictado contra él orden de censura, y verá denegado cada intento suyo de salir del país. Lo acusan, entre otras cosas, de recibir dinero de una agencia extranjera de inteligencia. No es casual, entonces, que él eche mano de una historia de la Guerra Fría -Our Man in Havana-, donde Graham Greene narraba las peripecias de un falso espía y de una red de espías falsos. Por la fiesta de estas páginas cruzan Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Dizzie Gillespie y la Orquesta Aragón, Edith Wharton y Ernesto Guevara, John Lennon y Ernest Hemingway, Compay Segundo y Ry Cooder, un perro disecado y un doble de Gene Hackman. Junto a una multitud de seres sin nombre: prostitutas, gente de cabaret, escritores exiliados y suicidas, funcionarios estatales... La narración avanza no en el estilo barroco que supondría un carnaval así, sino mediante una prosa irónica y austera. Piezas disímiles se combinan para conducir al final de toda fiesta de disfraces: el momento de abandonar las máscaras. La Habana de hoy es recorrida en paseos reflexivos (se incluye una «teoría de la ruinas») que terminan en el Museo del Ministerio del Interior. Llegado allí, el narrador solicita un expediente secreto, pregunta por las pruebas de su culpabilidad. Búsqueda de ascendencia kafkiana, la suya resulta atemperada por el ejemplo de otra criatura literaria ante el absurdo: la Alicia que, en el País de las Maravillas, echa en cara a quienes la juzgan que no son más que un mazo de naipes. Sólo que, a diferencia de Alicia, el narrador de La fiesta vigilada no tiene la ventaja de haber crecido por encima de sus jueces.
Noga es una música cuyos dedos están habituados a tocar con delicadeza las cuerdas del arpa. Ahora está lejos de su amado instrumento y de la vida que ha construido en Holanda, pues tiene que volver repentinamente a Jerusalén para ocuparse del apartamento familiar donde creció. Han cambiado muchas cosas desde que se fue. Los vecinos ya no son los mismos, pero también ha cambiado Noga. Durante su estancia en Jerusalén, su hermano le encuentra un trabajo como figurante en películas de cine y televisión. Estas nuevas identidades borran los límites de su comportamiento, antes protegidos por la música. Noga, siempre una figurante en la historia de otros, siente que puede decidir el argumento de su vida.
Decenas de migrantes perecen, entre llamas y disparos, durante un feroz ataque contra el albergue oficial en donde pernoctaban. Irma —una joven funcionaria de la Comisión Nacional de Migración, a quien apodan la Negra— es enviada a Santa Rita para repatriar a las víctimas, pero su llegada cae como una piedra en el agua… Viajar con su hija a ese mísero pueblo del sureste, paso obligado de legiones de centroamericanos en tránsito hacia Estados Unidos, ya es poco cauto; pero dar apoyo a una sobreviviente resulta casi insensato, pues, como Irma descubre, en Santa Rita los migrantes importan menos que el ganado… «La fila india» es una novela coral en la que todos tienen voz: los centroamericanos agredidos y abandonados, los reporteros oportunistas, los sanguinarios polleros, las autoridades corruptas, los funcionarios incompetentes, el meloso e hipócrita discurso oficial en los medios e, incluso, esos biempensantes convencidos de que sobre ellos no pesa culpa alguna… En clave de «thriller», pero con las armas de la ironía y la tragedia, Antonio Ortuño retrata en esta novela necesaria y radical «un país de víctimas, con fauces y garras de tigre»