Justo antes de que caiga la era eduardiana, en los albores de la Primera Guerra Mundial, tiene lugar esta historia de traición, romance y el horror de las trincheras. En el centro de la narración está la escandalosa separación de Christopher Tietjens, un clásico caballero inglés, conservador y convencional, e impecable súbdito de la corona inglesa, y su esposa Sylvia, una mujer bella, arrogante, contestataria y símbolo de los nuevos tiempos. Christopher ve cómo su matrimonio se desmorona mientras Europa es consumida por la tragedia. «El final del desfile» está integrada por las novelas «Hay quien no» (1924), «No más desfiles» (1925), «Se podría estar de pie» (1926) y «El toque de retreta» (1928), que se recompilaron por primera vez en un solo volumen en 1950.
Esta novela es una profecía que ya se está cumpliendo: todo parecido con la realidad no es casualidad, es la confirmación.
Vuelve una de las pensadoras más certeras del panorama español.
Todo empezó en los años veinte del siglo XXI.
«La historia que voy a contar es nuestra parte de la historia, nuestra contribución al final de un mundo. La madre de Caperucita que cada una escondía en su interior -y la conciencia de haber sido Caperucita antes- emergió. El resultado, aquella forma de dinamitar un mundo definitiva y radicalmente, fue obra de todas.
Porque mientras el lobo sea lobo, se las va a comer. Y aquel era un mundo de bosques: cada bosque con su lobo, cada lobo con su apetito y todo apetito, insaciable».
Con el ritmo de una novela negra y la crudeza de una profecía descarnada, Cristina Fallarás nos presenta un relato original, divertido y brutal en el que realidades como las sex dolls, los medios de comunicación y la misoginia convierten la violencia sobre el cuerpo de la mujer en la gran protagonista de esta historia.
Nicolás Mon, abstraído y desdibujado, perdido en la bata blanca manipulaba en las probetas y hacía las mezclas de casi todos los días. A su lado, diseminados por el laboratorio, como seres mecánicos, se veían varias personas. Pero Nicolás sólo pudo mirar a través del espejo que tenía enfrente que tomaba toda una fachada y que además de multiplicar los miles de tarricos que había aquí y allí, reflejaba en aquel momento la silueta de una mujer. Una mujer joven de cabellos leonados sujetos por un prendedor de carey casi junto a la nuca y formando en torno al casi perfecto óvalo de su cara dos matas de cabello semicayendo en torno a sus mejillas. Unos ojos canela enormes, que si bien pasearon la mirada en torno, no se detuvieron en nadie.
Chappy amaba a los niños, los amaba tanto —especialmente a Alice, una enigmática niña de doce años— y de maneras tan prohibidas, que desde hace veintitrés años está en la cárcel. Vive allí en un infierno de cuerpos maduros y homosexualidad, en una oscura jerarquía de dominación y sometimiento, hasta que un día comienza a recibir las cartas de una joven universitaria que ha vuelto a casa por vacaciones y planea seducir a un niño de doce años, fascinada ella también por la inmadurez, por la terrible y excitante inocencia de la fruta verde. ¿Y quién puede saber de esto más que Chappy? Al comienzo, el recluso y su corresponsal no muestran todas sus cartas, en un juego de fingimientos y medias verdades. Pero poco a poco, entre mentiras, trampas y trampantojos, irá surgiendo la atroz verdad del prisionero, que se presenta como un doliente Humbert Humbert, desolada y triste víctima de sus deseos, y también la verdad de su joven corresponsal y cómplice, que ya mira con los ojos perversos de un adulto el territorio de la infancia, pero está ella misma perdida en la desolación del pasaje a la madurez, en la soledad de una tierra de nadie de la sexualidad y de la vida.
Cansada de su marido, Sarah Miles desaparece a menudo de casa sin que nadie sepa donde pasa su tiempo. Lo que no podía imaginar es que fuera un viejo amante, el escritor Maurice Bendrix, quien contratara a un investigador privado para que la siguiera. Una apasionante y extremadamente conmovedora historia de adulterio, celos y remordimientos.
Andrew Harlan ha cometido un crimen, pero su acto no es un simple delito. Porque la ley que ha quebrantado es la más importante de todas para un Ejecutor: la ley que impide que miles de años de historia sean borrados y reescritos de forma irreversible por la guerra, la muerte y la decadencia. Pero ni siquiera la Eternidad, la organización a la que pertenece, puede detenerle. Harlan ha sido entrenado para introducir cambios en el tiempo, y sólo él puede rescatar a la única persona que le importa antes de que uno de los cambios la haga desaparecer para siempre. Lo que Harlan no sabe, sin embargo, es que lo que está en juego es mucho más de lo que él cree. Y lo que no podría imaginar de ningún modo es la partida de ajedrez temporal de la que forma parte, una partida que puede decidir el futuro de la humanidad.
Enormes naves extraterrestres surgen de la nada y se posan sobre las principales ciudades del planeta…
Todos reconocemos esto como un recurso múltiples veces utilizado como preludio a una invasión extraterrestre. En esta ocasión, en la obra de Arthur C. Clarke, con la llegada a la Tierra de una raza extraterrestre bautizada como superseñores, la humanidad conocerá sus mejores tiempos. Bajo su tutela, se acabará con las guerras, el hambre, las fronteras…
Pero algo no va bien, nadie ha visto nunca a un superseñor y esto hace que surjan grupos radicales contrarios a la política de los superseñores. Karellen, interlocutor por parte de los superseñores, hace público que en cincuenta años se presentarán a la humanidad, cuando ésta esté preparada…
La idílica infancia de Marty, Liz y Jules estalla en pedazos cuando sus padres mueren en un accidente de tráfico. Los tres son enviados a un sombrío internado público donde cada uno construirá su propio destino. Mientras sus hermanos se refugian en el éxito profesional o los paraísos artificiales, Jules, el narrador, se cierra al mundo para convertirse en un joven ensimismado que busca el consuelo de la ensoñación literaria. Pero su búsqueda también lo acerca a Alva, una misteriosa compañera de estudios con quien forja un vínculo lleno de secretos e inesperadas confesiones. Solo años después tomará conciencia de lo mucho que ella le ocultaba. Envuelto por esta tupida red de lazos y emociones, cautivado por el aliento humano de los personajes, el lector descubrirá los caminos que conducen al fin de la soledad. Tanto la crítica internacional como los jueces que concedieron a esta novela el Premio de Literatura de la Unión Europea 2016 han destacado la destreza de Benedict Wells para manejar una compleja trama cargada de elementos dramáticos sin caer en la grandilocuencia o el alarde sentimental, para tejer una historia que es a un tiempo melancólica y luminosa. El fin de la soledad recorre los laberintos del amor, la amistad y la familia en busca de una salida. Al final la encuentra.
El escritor venezolano más importante de su generación, Alberto Barrera Tiszka, vuelve con una novela cautivadora y ágil que invita a leer con avidez. El fin de la tristeza es un thriller psicológico descarnado que encierra una sugestiva reflexión filosófica sobre la salud mental.
Cuanto más lejos estés de las noticias, más cerca estarás de la felicidad. Así piensa y así vive Gabriel Medina. Hasta el día en que, sorpresivamente, la policía detiene a su psiquiatra. A partir de ese momento, un orden diferente parece tomar su vida y empujarlo hacia un destino inesperado. Al tratar de ayudar a su terapeuta, Gabriel se involucra en una trama policial y termina en el centro de un escándalo mediático. Desesperado, cree que sólo una historia de amor, nacida de una casualidad, puede ayudarlo a enfrentar la cotidianidad alucinante, donde lo real y lo imaginado se confunden, donde todo parece ser un permanente simulacro y la única certeza es la incertidumbre.
Dos historias paralelas se desarrollan en escenarios de nombre evocador: una transcurre en el llamado «fin del mundo», una misteriosa ciudad amurallada; la otra, en un Tokio de un futuro quizá no muy lejano, un frío y despiadado país de las maravillas. En la primera, el narrador y protagonista, anónimo, se ve privado de su sombra, poco a poco también de sus recuerdos, e impelido a leer sueños entre unos habitantes de extrañas carencias anímicas y unicornios cuyo pelaje se torna dorado en invierno. En la segunda historia, el protagonista es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución gubernamental, enfrentada a otra organización no menos siniestra en una guerra por el control de la información; sus servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la manipulación de la conciencia y de la mente y vive aislado en la red de alcantarillado, una red poblada por los tinieblos, tenebrosas criaturas carnívoras.
El director de documentales Kyle Freeman está pasando por una mala racha. Se enfrenta a la bancarrota y al olvido, hasta que acepta el encargo para hacer un documental nada corriente. En 1975, la secta del Templo de los Últimos Días se autoinmoló en una noche de violencia ritual. Desde entonces, se rumorea que los secretos místicos y las experiencias paranormales del grupo han permanecido ocultos tras su legado de asesinatos, perversiones sexuales y condenas de prisión. Al iniciarse el rodaje empiezan a sucederse una serie de hechos inexplicables: Kyle recibe inquietantes visitas nocturnas y descubre objetos espantosos que parecen advertencias dirigidas a él, mientras que sus entrevistados comienzan a morir de forma repentina. Kyle descubre, demasiado tarde, que está metido de lleno en el horrible legado de la secta y que existe una buena razón para que los implicados en el caso hayan mantenido silencio durante décadas…
Días turbulentos es un relato de corte tradicional y, aunque narración independiente, constituye la primera parte de la serie El fin de los linajes, en la cual Ángel Oliver se propone evocar un medio siglo provinciano de interesantísimo contenido. La acción discurre en El Ferrol en 1903 y en la cercana aldea de Doniños.
En la prosa de Ángel Oliver, desarrollada con un gran sentido clásico, el humor y el dramatismo están dosificados con sorprendente habilidad y galanura, por lo que se revela como un autor que domina la amenidad del relato en forma magistral y retrata toda una época española. Escrita en estilo claro y con gran pureza literaria. Días turbulentos es una obra que se lee con interés, haciendo que el lector se identifique con los protagonistas y con el pintoresco ambiente bellamente descrito.
Dormir ha pasado a la historia en Ciudad Resurrección. Gracias a un sofisticado proceso que se creó durante la guerra, ya nadie malgasta ocho horas diarias en el descanso. Pero el cerebro humano sigue necesitando soñar. Por eso, una red controlada por el Gobierno elabora sueños artificiales, según las necesidades del inconsciente de cada individuo, con el fin de poner a punto la mente en pocos minutos. Una misteriosa joven aparece en los sueños de dos chicos muy diferentes: Ismael es el hijo de un artesano onírico clandestino de los suburbios; Anna es una privilegiada que vive en las alturas de la ciudad, hija de una importante burócrata. La joven les suplica que la salven, que la liberen de la oscuridad. Anna e Ismael se sienten inmediatamente atraídos por ella, y pronto descubren que no han sido los únicos que han recibido esas enigmáticas visitas. Pero ¿existe esa chica en el mundo real? Solo hay una manera de averiguarlo: adentrarse en el mundo onírico, donde no sirven las leyes de la lógica y la imaginación es la única vía para sobrevivir.
Un grupo de antiguos amigos se reúne para pasar un fin de semana en el campo y rememorar los viejos tiempos. Pero no se trata de una reunión cualquiera: uno de ellos, Jörg, exmiembro de la Fracción del Ejército Rojo (más conocida como Baader-Meinhof), acaba de salir en libertad. Tras más de veinte años encerrado en prisión por sus acciones terroristas, con cuatro asesinatos a las espaldas, ha recibido el indulto del presidente alemán. Christiane, su devota hermana, ha reunido a sus amigos para darle la bienvenida a su nueva vida en el mundo libre: Use, profesora de instituto que intenta ser escritora; Ulrich, exitoso dueño de unos laboratorios dentales, con su mujer y su promiscua hija adolescente; Henner, amigo de la infancia y periodista; Andreas, su abogado; Karin, pastora protestante, con su marido, y Marko, un joven y entusiasta radical que ha conocido a Jörg en los últimos años y pretende recuperarlo para la causa. A lo largo de tres días, todos estos personajes sacados de una pieza de Kammerspiel hablarán, discutirán y se verán confrontados con el olvido y el recuerdo, el odio, el rencor, la amistad, la hipocresía y el perdón. En una sucesión de situaciones magistralmente entrelazadas, veremos resurgir heridas mal cicatrizadas y reflexiones sobre el pasado, la violencia y la lucha política. «Si me dices que nuestra guerra fue un error, no voy a contradecirte», admite Jörg interpelado por sus antiguos compañeros de ideología. Una vez más, Schlink explora la memoria colectiva alemana, esta vez para rememorar los años de plomo en una novela que, probablemente, plantea más preguntas que respuestas.
«Mientras estuve escribiendo El fin de un primitivo, un aura y un aroma de sensualidad emanaban de mí como si fuera una especie de miasma que intrigaba y atraía simultáneamente a toda clase de pervertidos y puritanos blancos, aunque no sean cosas muy distintas.» Así comentaba Chester Himes en su biografía la experiencia de escribir El fin de un primitivo en su exilio europeo. Himes buscó en esta novela un ajuste de cuentas con varias obsesiones: las relaciones sexuales entre blancos y negros, el racismo, la violencia… y lo logró. El fin de un primitivo es probablemente su obra maestra.
Ella se prometió no volver. Él se prometió no amarla jamás. Una vieja historia que ha quedado impresa en un diario desconocido. 2013. Tras una turbulenta ruptura amorosa que la ha dejado muy marcada, Valentina, después de trece años, regresa a su casa familiar para intentar poner en orden su vida. Allí se encontrará con Rosario y Alfonso, a los que había olvidado que quería. Y, además, el destino le tiene guardada otra sorpresa, porque sus pasos la llevarán a reencontrarse con Pablo. Pero el hallazgo de una misteriosa fotografía los pondrá en el camino de un pasado desconocido para ellos. 1949. Lena vuelve a España después de casi veinte años. Su padre, una importante figura en la España franquista, la reclama como moneda de cambio, pues ha concertado para ella un buen matrimonio con Álvaro, el hijo de un destacado empresario. Pronto, la joven pareja forjará una unión que parece infranqueable. En sus miradas se reconoce un amor incipiente. Sin embargo, un giro en su vida y su añoranza hacia todo lo que dejó atrás no le impedirán que viva un apasionado romance. Mientras la relación entre Pablo y Tina se afianza, desempolvarán décadas de secretos, mentiras y traiciones que cambiarán el curso de sus vidas.
Tras el asesinato de su apuesto marido en extrañas circunstancias, Aurora se da cuenta de que la persona con la que había estado casada no era quien decía ser. Con el fin de averiguar quién era en realidad, inicia un periplo que le llevará hasta el pequeño pueblodonde nació su esposo. Con la ayuda del inspector de policía, Adolfo Quiroga, y haciéndose pasar por escritora, alquilará una casaen Tremore. Allí se topará con un escollo insalvable: un terrible secreto que tiene que ver con un pequeño fiordo solamente accesible por mar, donde se encuentra la gruta de la Quimera, a la que nadie quiere que se acerque. Aurora luchará contra los obstáculos que encuentre a cada paso con el fin de descubrir el misterio, y además tratará de resistirse con ahínco a lo que es, sin ninguna duda, el comienzo de un nuevo amor.
Novamos a resumir aquí el argumento de la novela para no quitarle al lector elgusto de irlo descubriendo en sus múltiples desarrollos. Se trata de unahistoria larga, de numerosos personajes, llena de incidentes y de sorpresas,como lo exige la novela de folletín, o de entregas, como lo fue El fistol del Diablo, y como lopedía también la amplia perspectiva de la vida mexicana que el autor quisopresentarnos. Correnen la novela dos corrientes: la vida de la gente acomodada y la vida popular,hasta sus más bajos niveles. Entre una y otra se establecen contactos yrelaciones debidos, unas veces, a la casualidad y, las más, a aquellasocasiones en que ambas corrientes se acercan por motivo de intereses. Estosintereses suelen ser nobles y caritativos, como cuando la gente acomodadasocorre y auxilia a los pobres; otras veces son perversos y condenables, comocuando los ricos acuden a la colaboración del hampa para ciertas fechorías, ocuando el hampa se allega a los ricos para explotarlos, robarlos o aprovecharsede ellos de algún modo.
Diez años más tarde el protagonista recibe el inesperado convite de un antiguo amigo para regresar a Brasil, país donde pasó buena parte de una difícil juventud arrastrado por un padre cuyos intentos siempre estuvieron abocados al fracaso. Su pasión un tanto obsesiva por la fotografía se alía a un intenso deseo por reencontrarse con los viejos compañeros de la escuela nocturna y revivir con ellos los inolvidables momentos que compartieron juntos entonces, cuando la frustración por un mundo sin oportunidades espoleaba la rebeldía de sus jóvenes corazones y una voluntad irrefrenable de disfrutar la vida al máximo. Pero la búsqueda por rescatar una parte de su pasado pronto se transforma en una aventura que le llevará a conocer los más insólitos personajes y situaciones y a hallar muchas más cosas de las que creyó haber dejado atrás. Algunas de las ellas, muy a su pesar, serán ya irrecuperables.
Navidad de 1999. El mundo se prepara para el fin del milenio. Como un anticipo de catástrofes venideras, una ola de crímenes sacude la ciudad. Pero esto no inquieta al solitario protagonista de esta historia, a quien encontramos dando los últimos toques a su belén. Lo que nuestro fotógrafo ignora es que está a punto de embarcarse en la más extraña e hilarante de las aventuras. En su particular descenso a los infiernos le servirá de guía el inspector Facundo Moya, un policía fascista y brutal que, sin embargo, es tal vez el único héroe en un mundo de canallas. "El fotógrafo que hacía belenes" no trata sobre fotografía ni sobre belenes. Es más bien un relato sobre la mala vida, habitado por personajes menesterosos, violentos y marginales, pero a la vez entrañables, instalados en el submundo de una ciudad de provincias. Una trama desquiciada y trepidante que nos arrastra de una página a otra entre sorpresa y jolgorio hasta que, sin respiro, agotamos la lectura.