Alexandre Dumas escribe la historia que su amigo Charles Nodier le transmitió en su lecho de muerte. Trata sobre Theodor Hoffmann, pintor, compositor y escritor alemán, que decide realizar un viaje a París antes de casarse con Antonia, la hija de Maese Gottlieb Murr (su mentor y director de la orquesta del teatro de Mannheim). Antes de partir Hoffmann, a petición de Antonia, jura por la vida de ella que renunciará al juego y que le será fiel en cuerpo y alma. Una vez en París no encuentra lo que esperaba; pintura, literatura, música y política, sino que se topa con la dura realidad de una ciudad convulsa inmersa en el Reinado del Terror jacobino. Los museos y bibliotecas están cerrados pero las ejecuciones de la plaza de la Revolución, donde se haya la guillotina, se suceden. Viendo la representación de El Juicio de Paris Hoffmann se enamora perdidamente de la bailarina de la ópera Arsenia, quien resulta ser la amante de Danton. A partir de ese momento el protagonista lucha para mantener las promesas realizadas a su prometida Antonia y acontecen numerosos hechos sobrenaturales.
La vida de Kathryn discurre plácidamente en una ciudad de provincias junto al mar. Pero una noche esa placidez se trunca repentinamente; un desconocido acude a visitarla de madrugada para anunciarle la muerte de su marido en un extraño accidente de aviación.La investigación que debe aclarar los hechos sumerge a Kathryn en la incertidumbre y la sospecha, que la obligará a replantearse su matrimonio y todas las certezas sobre las que había construido su mundo.
La condesa del Zarzal, acostumbrada al fausto y a la riqueza y, por su extrema hermosura, al rendimiento total de los que se hallan en su presencia, inopinadamente se encuentra al borde de la catástrofe económica en el momento en que los cincuenta y seis años de edad le revelan el principio del angustioso e inexorable declive de su hermosura. A la condesa se le vienen abajo los dos sillares que sustentan su vida: la opulencia y la hermosura, El modo como la condesa reacciona frente a tal ruina, consiste la fuerza motora de la acción que, por consiguiente, se bifurca en los dos episodios fundamentales en la vida de la condesa, dominada por la ambición e impulsada siempre por sus instintos sexuales. Para evitar la inminente catástrofe económica, la condesa seduce a su confesor, don Felipe, para que éste, en la confesión, aconseje a la joven Galindo, rica y huérfana, que se case con su hijo, Enrique, joven enfermo e impotente. De esta forma recuperaría su poder económico. Se las arregla, además para seducir al joven artista Eudoro Gamoda, quien, hasta los veintidós años, «abstraído, separado, emancipado del mundo externo por sus ambiciones y tareas..., se había olvidado de amar».
Un padre omnipotente en el que se descubre la clara similitud con el padre de los Kennedy, decide el destino de sus dos hijos: uno será Presidente de los Estados Unidos y el otro cardenal. Qué podría oponerse a su soberana voluntad y a sus millones que dominan y aterrorizan no sólo a su ciudad, Chicago, sino también a diversos estamentos del poder. Para completar este sueño de grandeza falta una mujer que dé continuidad a la estirpe y también la elige el padre: Nora, la hija de unos amigos muertos a la que ha adoptado. Pero el verdadero amor no se produce entre el futuro presidente y la joven sino entre ésta y Sean, el hijo destinado a la Iglesia. Pero los pasos previstos se cumplen: el casamiento, el ordenamiento de Sean, la carrera política del hijo mayor al amparo de Bob Kennedy y también cumplen los dramas que nadie se atrevió a pensar. De la historia de dos hombres que han querido escalar una dura pendiente por dos caminos diferentes, uno a través del mundo en el que la corrupción es moneda corriente y el otro a través de luchas en las que muy a menudo se olvida que el destino es Dios y la gracia, el autor logra un perfecto cuadro del mundo actual. Bajo su palabra implacable caerá una vez más la jerarquía de la Iglesia, se verá la cara putrefacta de los sueños del poder. Los hombres y el autor también quisieran serenarse con la visión de políticos honestos y de sacerdotes sin mácula, pero Andrew M.Greeley ha tenido la valentía de decirnos que por ahora ese sueño debe ser abandonado. Son sólo hombres dominados por el huracán de los instintos animales. Este libro que durante meses permaneció en las listas de bestsellers en un lugar importante completará la imagen que el lector ya tiene de este autor que lo asombró e impactó con su gran éxito Los pecados cardinales. Al igual que ese libro que alcanzó cifras de venta millonaria La mujer de tu hermano deslumbrará por su audacia, por su osadía al mostrar la avaricia de los miembros de la Iglesia y sobre todo el pecado que da fundamento a esta narración: el flagelo de la lujuria.
Novela ganadora del Premio Nacional de las Artes 2002. En la novela de María Teresa Andruetto hay un mandante y una solicitud: la recopilación de acontecimientos que giran en torno a la figura de Eva Mondino Freiberg, una víctima del terrorismo de Estado durante la última dictadura argentina. Con las ventajas que ofrece la crónica a la hora de edificar un informe —aglomeración de percepciones diversas, solapamiento de sucesos en la historia dentro de una estructura no lineal, aceleración deliberada de la velocidad narrativa—, el informante trata de saciar este mandato: aglomerando inferencias, entrevistando a personas vinculadas a la víctima, «desgrabando cassettes», fotocopiando cartas, revisando fotografías. La consigna es «cartografiar» la historia de una vida marcada por la ambigüedad de los episodios padecidos.
«La mujer en la Muralla» es la parábola de un emperador feroz y genial y de la construcción de su obra ciclópea, la Gran Muralla China. Pero es también la aventura múltiple y fascinante del pueblo que admiró y padeció al déspota. Por las páginas de este libro desfilan en sordina el cauteloso sabio Lai Chú, los letrados caídos en desgracia, la ascendiente secta de los eunucos, y también esposas, concubinas y prostitutas idealizadas. Y, en el corazón de la historia, la abnegada Men Chiang Nü, que sigue hasta los confines del imperio a su marido letrado, porque éste ha sido reclutado para trabajar en la inhumana construcción de la Muralla. Con el absurdo como uno de los elementos más verosímiles de la realidad, y mediante un rigor documental digno de toda confianza.
Beatriz Mella, escritora de prestigio casi confidencial y maestra de talleres literarios, establece a veces relaciones que le convienen con miras al gran reconocimiento crítico y del público. Mientras tanto, en sus escasísimas publicaciones, suele firmar como Milena Betancur. Ya llegarán la fama, el poder, la gloria, piensa. La cosa es que no, no llegan; de hecho, parecen eludirla. De hecho, parecen huirle. ¿Por qué?, se pregunta. Con su talento, su gran prosa, sus virtudes escriturales, su dedicación total a la literatura… Así las cosas, va conociendo diversos otros fracasos: como mentora, como amante, como esposa, hasta que la vida se porta realmente perra con ella y la hace replantearse sus metas. Porque es traicionada. Porque es ignorada. Porque es acusada de plagio. Novela de y sobre la escritura y los escritores, y sobre todo, compendio de los males (concretos y metafísicos) que aquejan a quien se propone escribir, esta obra acusa recibo de intensas lecciones de naturaleza humana, en particular respecto a la de quienes quieren ver su nombre impreso en la portada de un libro, y tener por ello fama perdurable, dinero abundante, prensa elogiosa, groupies…
Lorenzo, un periodista italiano de 33 años, está profundamente enamorado de su esposa Nora. Con ella comparte la silenciosa felicidad de un matrimonio bienavenido que sin secretos ni preocupaciones vive su dicha en una armonía deliciosa. Pero la sinceridad y absoluta confianza de Nora, tan ajena al engaño y a la mentira, se convierte en un peligro para el equilibrio de la pareja cuando a raíz de un viaje conjunto al Gabón, confiesa a Lorenzo que se siente atraída por la serena madurez de Giorgio. Abocado repentinamente al abismo de los celos, Lorenzo vivirá las vacaciones en el Gabón como un auténtico calvario de pasiones inconfesables en el que comprenderá que la esencia felina de su mujer, tan sincera como misteriosa, se ha convertido de la noche a la mañana en la clave de su desesperación. Sin tener nunca la certeza de una infidelidad, enfrentado tan sólo a sus propios miedos y dudas, el viaje a la impenetrable selva africana acabará por convertirse en una experiencia mística en la que tendrá que aprender que el amor se siente y se comparte, pero no se puede poseer.
En un pequeño pueblo situado junto al mar Blanco, al norte de la Unión Soviética, Vera todavía espera, treinta años después, al hombre al que ama y que en 1945 partió al frente. El narrador de esta historia, un joven escritor de veintiséis años, queda fascinado con esta mujer cuando, en otoño de 1975, acude desde Leningrado a la remota región de Arjánguelsk con el encargo de escribir un informe sobre las costumbres y tradiciones de las gentes que allí viven, un informe que él pretende convertir en sátira antisoviética. Sin embargo, a medida que pasan las semanas, al narrador cada vez le resulta más difícil contemplar con sarcasmo esos pueblos, en su mayoría abandonados, pobres, habitados por ancianas que únicamente hablan de los hijos y los maridos que perdieron en la devastadora segunda guerra mundial. Así, se siente más y más atraído por Vera, con quien se encuentra en diversas ocasiones. La mujer le cuenta al narrador pasajes de su vida que aumentan su admiración por ella. Pero todo da un giro inesperado desde el momento en que la anciana Zoïe le desvela la verdadera historia del soldado a quien aguarda Vera.
La máquina del amor desglosa la vida de Robin Stone, un escritor y periodista, joven, rico y guapo, sobre el que giran numerosos personajes. La historia transcurre en EEUU entre Nueva York y Hollywood, aunque aparecen también otros escenarios. Robin Stone lo tiene todo, pero nunca está a gusto con lo que consigue, posee un gran afán de superación, y una extraña manera de comportarse con las mujeres. Por el hecho de no mostrarse nunca vulnerable y su gran frialdad a Robin se le empieza a conocer como La máquina del amor. Robin nunca admite que necesita a otra persona, y eso le lleva en ocasiones a granjearse numerosos enemigos y problemas. Aunque el señor Stone consigue ser admirado por todos, y sobretodo por todas, nunca se siente satisfecho. Es a mitad de la historia cuando se desvela el profundo secreto del protagonista, que es a la vez la causa de su comportamiento. El libro nos adentra en el mundo de las cadenas de televisiones norteamericanas, y desmigaja cómo se comportan los presidentes de las cadenas, sus amistades, y todo el círculo que lo compone. Pero, además entrelaza la vida de los espectáculos, los actores de Hollywood, las actrices que sueñan con trabajar en alguna película de algún gran director, y los negocios y artimañas que cada uno elabora. A pesar de la cantidad de personajes que aparecen por la obra, destacan Amanda, una supermodelo que a pesar de su gran belleza tiene debilidades y complejos, Maggie Stewart, una actriz cuyo matrimonio no fue lo que esperaba y que ahora lucha por su carrera, y Judith Austin, esposa del director de la IBC, acostumbrada a ser portada de las revistas por su elegancia y sus fiestas. Todas diferentes, sin ningún nexo de unión, salvo Robin Stone. Con La máquina del amor te sumerges en una historia llena de alegrías y penas, injusticias y logros, amores y desamores.
Eduardo y Julia son dos viejos amigos que se reencuentran a sus setenta años. No se consideran una pareja, mucho menos un matrimonio: uno es para el otro esa deseada compañía que los ayuda a afrontar los achaques propios de la edad, pero también a compartir sus inquietudes y sus ganas de vivir, aún intactas. Ella es inquieta y divertida; él es un hombre paciente y amable que vive pendiente de las necesidades de su nuevo amor. Con ironía y humor, la novela retrata las peripecias de dos personas para quienes, a pesar de los años y la nostalgia por la juventud perdida, la vida es un permanente comienzo.
Un periodista encuentra en una alfombra traída de la India un mensaje del niño que la ha tejido. Es una petición de socorro, un grito desesperado, y no puede permanecer ajeno a él. Aunque millones de niños son explotados en el mundo, el mensaje tiene un nombre, Iqbal, y una procedencia: la ciudad de Madurai. Un viaje a la tienda donde fue comprada la alfombra enfrentará al protagonista con la realidad de los niños esclavos que son vendidos por sus propios padres. Pero ¿qué puede hacer un occidental ante lo desconocido y en un mundo que permite la esclavitud infantil? El insólito desenlace de la historia, lleno de fuerza y coraje, es un canto de esperanza, tan necesaria en estos momentos en los que la sociedad se enfrenta al reto de erradicar definitivamente la explotación infantil.
La música de una vida, aquí tambien el autor contrapone el trágico destino del protagonista y su lucha interior por la supervivencia —física y moral— a la epopeya vivida por el pueblo ruso bajo la tiranía de Stalin y la invasión alemana en la segunda guerra mundial. Los primeros meses de 1941 son tiempos difíciles para los habitantes de la Unión Soviética, pues al terror estalinista se unen los rumores de una pronta invasión nazi. Una tarde de mayo, un joven pianista moscovita, Alexei Berg, recibe el aviso de que no regrese a su casa, pues, en una de sus incontables redadas, la policía del régimen ha detenido a sus padres, acusados de supuestos e intrincados delitos políticos, y le busca también a él. Alexei tiene que huir precipitadamente a una aldea ucraniana donde unos parientes campesinos le esconden en un henil.
La navaja de Ockham es una reflexión novelada sobre los valores y dilemas de la sociedad de hoy. A partir del plagio cometido en una tesis de maestría en una universidad ficticia de la cosmopolita ciudad de Panamá, nudo gordiano del relato, se ponen de manifiesto las pendencias de celos y envidia de dos universitarios que, subrepticiamente, se baten por el corazón de una condiscípula. La aldea global de que hablaba Marshall McLuhan, se alimenta de los tóxicos de guerrillas burocráticas y académicas. El espeluznante final de la obra contrasta con la atmósfera contenida y alambicada del claustro. Queda claro que, bajo la apariencia de normalidad, pululan las peores pasiones. Dos ciudades, el claustro y la urbe capitalina, en simbiosis alimentan móviles insanos y sombríos. La decencia y la esperanza son convidados de piedra, perfectos estorbos. La novela nos estrella con la certeza de que no hay omisiones en dilemas cruciales sin consecuencias. La posverdad, la corrupción y la ambición desmedida nos pasarán factura. No hay modo de escapar de este escenario de oprobio. Los personajes de La navaja de Ockham, en carne viva, lo comprueban. De vale su absurda negación.
Después de la muerte de su mejor amigo, Erika se encuentra más perdida que nunca. Con un exmarido al que tiene vetado en su orgulloso corazón, y con la soledad que ni sus hijas ni el trabajo consiguen ahuyentar, siente que su vida está estancada y de color gris. Pero entonces un inesperado y mágico regalo hace que tenga que sacudirse la tristeza, en un fin de semana en el que deberá construir recuerdos nuevos para poder mirar al futuro con una sonrisa.
El autor de El lector vuelve a lo grande con una nueva novela sobre las relaciones humanas y las grietas de la historia de Alemania.
En los años sesenta del pasado siglo, Birgit huyó por amor y ansias de libertad de Berlín Este para reunirse en el Oeste con Kaspar. Ahora, tras el fallecimiento de Birgit, Kaspar descubre que su esposa pagó un precio por esa decisión. Dejó atrás a su bebé, una niña, cuya existencia le ocultó toda la vida. Kaspar, que tiene una librería en Berlín, decide partir hacia la antigua Alemania del Este en busca de esa niña que ya es una mujer. Así, emprende un viaje al pasado y al presente de Alemania, y cuando por fin da con Svenja, la hija perdida, descubre que vive en una comunidad rural, está casada con un neonazi y tiene una hija, Sigrun. Kaspar querría ver en ellas una nueva familia, pero todo un universo ideológico los separa, pese a lo cual tratará de acercarse a quien considera su nieta y darle una visión diferente del mundo…
Bernhard Schlink retoma aquí la vasta ambición de su obra más celebrada, El lector. De nuevo nos presenta un retrato político de Alemania complejo, alejado de cualquier maniqueísmo.
El resultado es un libro profundo y deslumbrante, que habla de la historia en mayúsculas y de cómo afecta a los individuos, de las heridas todavía abiertas de la reunificación y de los retos del presente. Pero es además una novela bellísima sobre el amor, la pérdida, el entendimiento y la redención.
La niña de Luzmela, primera novela brotada de la pluma de la ilustre escritora, y que a la hora de su aparición alcanzó un éxito que el tiempo no amortigua. Nárrase en esta novela la emotiva historia de una huérfana, Carmencita, hija ilegitima de un hidalgo poderoso, Don Manuel. Este muere, y su testamento equivocado pone a Carmencita en el camino de indecibles sufrimientos y acciones impulsivas siendo inolvidable la figura de Doña Rebeca, hermana del muerto, magistralmente trazada por la novelista, y en la que toda la herencia quimérica de los Luzmela se transforma en sórdida insania. Una tristeza irremediable, un gran desamparo van envolviendo a la huérfana, y sólo su pureza encantadora logrará ponerla a resguardo de las mezquindades que la acechan durante los largos años en que se convierte en una bella muchacha.
Esta es una historia real que nunca debió ocurrir.
Este es el retrato de un mundo que nos acecha de nuevo.
La vida de una mujer que concentra la emoción de todo un siglo.
1937. Mientras los aviones se abalanzaban sobre Guernica, Teresa Alonso miraba las bombas caer desde una colina cercana y, con solo doce años, supo que la vida que había conocido se enterraba bajo los escombros. Fue entonces cuando su madre decidió que partiera hacia la URSS, donde los hijos de republicanos españoles se refugiaron durante la Guerra Civil.
Esta novela cuenta la historia de la juventud de Teresa, de los personajes que conoció —los más importantes de la izquierda europea— y de su sed de pasión y libertad, algo que en ningún momento ha dejado atrás. Pero también es el relato de la guerra que oscureció el continente y de un amor que, cuando todo se desplomaba, fue capaz de sostener su universo.
Celia Santos nos traslada a una Rusia ya extinta a través de los recuerdos actuales de Teresa Alonso. Así, este emocionante libro exquisitamente documentado se convierte también en un homenaje a la última generación que ha vivido la época que marcó, como ninguna otra, la historia de la humanidad.
Una novela que testimonia y denuncia la agresión sexual padecida por la autora siendo niña. Un libro valiente, perturbador y necesario. Un soleado domingo de mayo, Adélaïde, una niña de nueve años de familia parisina acomodada, sufre una agresión sexual por parte de un desconocido en el hueco de la escalera de su casa. Como mecanismo de autodefensa, su mente bloqueará los recuerdos del episodio. Pero el trauma de lo vivido derivará en soledad, tristeza y una persistente sensación de culpa y vergüenza que marcarán su vida. Ella tratará por todos los medios de ocultar a los demás el abismo de un sufrimiento que no ceja y tendrá problemas en la adolescencia y en su iniciación en la sexualidad. Veintitantos años después, superado —al menos en parte— ese trauma infantil, Adélaïde revivirá lo ocurrido de nuevo. La policía ha detenido al presunto culpable, un hombre apodado el Electricista, sospechoso de ser autor de decenas de abusos sexuales a menores. Ella —como otras muchas víctimas— es llamada a declarar en el juicio, lo cual la obliga a enfrentarse, cuando ya no contaba con ello, al individuo que le destrozó la vida. Esta es una novela desgarradora sobre la pérdida de la inocencia, sobre un trauma de difícil —acaso imposible— superación y sobre las dolorosas y perseverantes secuelas que deja en quien lo ha padecido. Es también un testimonio valiente sobre los tabúes, las trabas burocráticas y la insensibilidad institucional que rodean a estos casos cuando llegan a los juzgados. Una historia narrada desde la propia experiencia, con voluntad de denuncia y con una poderosísima voz literaria que la eleva más allá del mero testimonio. Un libro demoledor, inquietante, veraz y necesario.
De los lugares más oscuros, nace un viaje hacia la esperanza.
Inspirada en la labor humanitaria de Nicholas Winton, que salvó a cientos de niños del Holocausto.
En la Praga de 1939, la joven Eva sabe que la única manera de salvar a su pequeña Miriam de los nazis es enviándola lejos, muy lejos, incluso si eso significa no volver a verla jamás. La niña, sola, sube a uno de los trenes que la alejará, como a muchos otros, para siempre de su familia.
En Londres, Pamela no siente que la guerra se acerca. La ciudad es como una isla en medio de la ola de terror que empieza a recorrer Europa. Pero pronto los rumores llegan hasta ella y decide implicarse como voluntaria, buscando familias a los pequeños procedentes del continente.
Desde Checoslovaquia a Inglaterra, La niña del andén relata la experiencia de cientos de niños que escaparon del Holocausto gracias a los trenes del Kindertransport, una historia conmovedora sobre el coraje de dos mujeres, los sacrificios de una madre y la generosidad en tiempos difíciles.