Dos ámbitos de razones convierten a la Crítica del juicio en una obra actual y de lectura ineludible. El primero recoge razones fundamentalmente académicas. Por ejemplo, qué posición ocupa la noción de «juicio reflexivo» en el sistema filosófico kantiano. En las Críticas anteriores, Kant ha probado la posibilidad de los juicios sintéticos a priori para el conocimiento y la moralidad; ahora trata de probar la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la esfera del sentimiento. Esta clase de juicios reflexivos sólo intenta estimar los objetos según leyes de libertad y bajo criterio de fin. Por este camino la Crítica del juicio pretende ser un puente entre la Crítica de la Razón Pura y la Crítica de la Razón Práctica. El segundo tipo de razones que hacen estimulante la lectura de esta obra desbordan el campo académico, y hacen de la Crítica del juicio uno de los referentes teóricos más decisivos en todo aquello que se refiere a la discusión sobre los orígenes y diversos desarrollos de la modernidad. La facultad que capacita a los hombres para juzgar, descubierta por Kant en la primera parte de esta obra, y que no es otra que la ampliación de la forma de pensar como resultado de «cotejar el propio juicio con los juicios de los demás, no tanto con los juicios reales como con los meramente posibles, poniéndonos así en el lugar de todos los otros», constituye todavía la principal referencia de una democracia normativa para este final de siglo.
Entre el 24 de julio y el 28 de agosto Cioran no escribe nada en sus Cuadernos (presumiblemente dejados en París). La primera anotación de ese 28 de agosto de 1966 dice escuetamente: «Vuelta de Ibiza. Sólo soy capaz de una forma de valor: el valor de desesperar. (¡Siempre lo mismo!)». El 19 de noviembre de ese mismo año (1966) escribe: «Tendré que decidirme de una vez a escribir La Noche de Talamanca, proyecto que he abandonado vergonzosamente». El 5 de septiembre había escrito: «Un atardecer en Ibiza, solo frente al mar, experimenté de una forma aguda el sentimiento del absurdo del honor o, si se prefiere, de la honorabilidad». El Cuaderno de Talamanca está formado por las notas que tomara Cioran el verano de 1966 en Talamanca, un pequeño pueblecito de Ibiza. «Es el testimonio de una crisis» nos dice su editora Verena von der Heyden-Rynsch, pero es que la obra toda de Cioran es el testimonio de una crisis como nos demuestran el resto de sus libros. No es fácil de digerir el conocimiento sin esperanza.
Además de una obra filosófica excepcional, E. M. Cioran dejó a su muerte treinta y cuatro cuadernos manuscritos que empiezan el 26 de junio de 1957 y terminan en 1972. «Llevo el fragmento en la sangre», señaló el propio autor, y, efectivamente, casi a diario Cioran fue anotando estas reflexiones dispersas que ahora ofrecemos a nuestros lectores a partir de la selección realizada para la edición alemana por Verena von der Heyden-Rynsch, escritora, traductora al alemán de los libros del pensador rumano y experta en su obra. No es éste un diario al uso; las entradas son por lo general breves y sólo están fechadas en ocasiones muy excepcionales. En cambio, el Cioran intimista y, al tiempo, desinhibido de estos Cuadernos nos brinda una galería de retratos —fruto, por ejemplo, de sus encuentros con autores como Beckett o Ionesco— de verdadera antología. No faltan el aforismo angustiado sobre el dolor de existir ni la humorada sarcástica acerca de la estupidez humana, pero tal vez lo más interesante sean los fragmentos, esbozos y proyectos literarios rebosantes de un nihilismo provocador y que nos permiten descubrir un Cioran inédito, pero implacable en su escéptica observación de los seres humanos.
Sobre el conocimiento contiene dos importantes y debatidos trabajos: El uso del conocimiento y La pretensión del conocimiento.
El primero de estos ensayos ha llegado a ser un clásico de nuestro tiempo, y es donde Hayek plantea por primera vez su tesis del sistema de precios como un desarrollo social que resulta de un proceso evolutivo y no del diseño deliberado, lo que permite descubrir y transmitir la información económica que se encuentra dispersa y fragmentada entre miles y miles de individuos. Emerge así una teoría que ve en el mercado un método de transmisión y utilización del conocimiento.
El segundo es su discurso de aceptación del Premio Nobel en 1974, donde amplía estas ideas y, además, realiza una profunda crítica a la profesión por la aplicación de métodos de las ciencias físicas para el análisis y la realización de previsiones económicas. Sostiene además la imposibilidad de que una persona o un planificador central pueda tener o acumular todo el conocimiento para la ejecución de un proyecto, y que solo a través de «prueba y error» se puede avanzar.
Completa esta edición de ePL el discurso presidencial que Hayek pronunció el 10 de noviembre de 1936 ante el London Economic Club. Publicado pocos meses después como Economía y conocimiento , Hayek reafirmaría muchos años más tarde su valor debido al importante papel que jugó en el desarrollo de su pensamiento, cerniéndose claramente sobre sus propias reconstrucciones retrospectivas.
Los Cuatro ensayos sobre la libertad están entre las obras más representativas del pensamiento de Isaiah Berlin, tanto en lo que respecta a la originalidad de sus ideas como en lo que concierne al carácter brillante e incisivo de su estilo. «Las ideas políticas en el siglo XX» pasa revista a las grandes corrientes del pensamiento de dicha centuria; «La inevitabilidad histórica» constituye una lúcida reflexión sobre los condicionamientos históricos de la acción humana. «Dos conceptos de libertad» es una defensa del pluralismo y de la libertad individual. Finalmente, «John Stuart Mill y los fines de la vida» se ocupa del papel que desempeña el ideal de la libertad en el pensamiento de uno de sus más devotos campeones. En la larga introducción escrita para esta edición, Isaiah Berlín contesta a las críticas sobre sus ensayos formuladas por algunos destacados pensadores (E. H. Carr, Ernest Nagel, Morton White, S. H. Hampshire), dividiendo sus respuestas en cuatro apartados principales: el determinismo y su importancia en las ideas acerca de los hombres y de su historia; el lugar de los juicios de valor, especialmente los juicios morales, en el pensamiento histórico y social; la distinción en el ámbito de la teoría política entre libertad positiva y libertad negativa; finalmente, la cuestión del monismo y de la unidad o armonía de los fines humanos.
Jean Baudrillard se ha convertido en el sociólogo por antonomasia de la era «post-marxista». Sus análisis sobre el mundo de los signos, el fin de los social, del delirio de explicarlo todo, se han hecho celebres. Un atentado terrorista, ¿es una farsa política? La búsqueda de pruebas «objetivas» se pierde en el vértigo interpretativo. El caso es que nos enfrentamos con una lógica de la simulación que no tiene ya nada que ver con la lógica de los hechos. La simulación se caracteriza por la precisión del modelo sobre el hecho.
En mundo entero ya no es real sino que pertenece al orden de lo hiperreal y de la simulación. No se trata ya de interpretar falsamente la realidad (ideología) sino de ocultar que la realidad ya no es necesaria.
Las masas absorben toda la electricidad de lo social y de lo político; la neutralizan sin retorno. Las masas no son buenas conductoras, no irradian sino que, al contrario, absorben toda la radiación de la Historia, de la Cultura, del Sentido. Las masas son inercia; son el poder de lo neutro, un fenómeno altamente implosivo.
Con una prosa nerviosa y sincopada, con un aliento cuasi profético, con una sensibilidad ya post-moderna, Jean Baudrillard va desarrollando sus mas provocativas ideas a lo largo de los ensayos que componen este libro.
Profundidad, erudición y sentido del humor son los ingredientes básicos de un texto lleno de sabor y color, escrito para el disfrute y la reflexión. El ateísmo como culminación de la madurez de la persona y como conquista de la razón libre… Escrito por Antonio López Campillo, Doctor en Física por la Universidad de la Sorbona y peatón de principios del s. XX y Juan Ignacio Ferreras, profesor en Francia, EE. UU. y España e investigador del CSIC, en respuesta a una ley de educación que concedería a la religión «rango de asignatura con puntuación validable académicamente».
El cristianismo es el gran corruptor de la prístina teología, conocida por los antiquísimos egipcios y transmitida por la tradición platónica. La divinidad es el universo infinito y animado, transido de conexiones del todo y las partes que permiten el paso de lo inferior a lo superior. Mediante una vida activa y autónoma, el sabio-mago puede conseguir la ascesis y regeneración a un nivel superior. Para Giordano Bruno la corrupción de la teología genuina está representada por la formulación paulina del cristianismo, agudizada por el celo reformista y la piedad católica de la Contrarreforma. El pecado fundamental, fustigado ya desde la «Expulsión de la bestia triunfante», es esa santa asinidad, esa ignorancia cristiana que predica una actitud religiosa pasiva de entrega vil, consistente en esperar la salvación en virtud de una fe sin obras en un redentor. Tal negación de la vida activa del sabio arruina justamente la parte divina del ser humano. La Cábala del caballo Pegaso ataca esa perversión mediante el recurso retórico de ensalzar y loar lo que se critica. El sarcasmo e ironía de Bruno reducen así al cristianismo a la condición de un esperpento ridículo. No es pues de extrañar que las autoridades católicas saliesen de la pasividad religiosa para procesar al autor y, sometiéndolo a procesos químicos en hoguera pública, hacerlo ascender en forma de humo y cenizas hacia los astros divinos.
«Cálculo y ser (Aproximación a Leibniz)» pretende ser una contribución a la tarea de demostrar que en toda la obra de Leibniz se trata de «una sola cosa». Ello ocurre de manera tal que el conseguir apuntar hacia la «sola cosa» en cuestión equivaldría a encontrar en Leibniz a uno de los pensadores esenciales de la gran filosofía, como Kant o Hegel o Aristóteles o Platón.
Desde la perspectiva constructivista foucaultiana, esta obra examina los principales avatares de la conceptualización de la sexualidad en la filosofía contemporánea y su relación con la tan mentada crisis de la razón. Pero su enfoque incluye una dimensión ausente en Foucault: el análisis de género proveniente de la filosfía feminista.El recorrido parte del feminismo de Schopenhauer y E. Von Hartmann, momento particularísimo en que la sexualidad hace su entrada triunfal en el campo de la Filosofía al convertirse en categoría fundamental de la Metafísica con su noción de Inconsciente. La misma dinámica de la historia del pensamiento conduce a un segundo hito fundamental: su reconciliación con la Vida y el sexo que, con Nietzsche, el surrealismo y figuras como W. Reich y H. Marcuse, desemboca en el pensamiento contestatario del mayo francés. Finalmente, el concepto de erotismo de Georges Bataille, su hombre tranagresor que encarna la animalidad sagrada o sed de infinito, son examinados en sus relaciones con el marqués de Sade y en su significación en tanto proyecto político del patriarcado moderno.Como ha señalado Celia Amorós a propósito de este libro, “la reconstrucción de la lógica patriarcal de los tres momentos es de una originalidad impecable y nos restituye en su organicidad, si se quiere el despliegue diacrónico —o, si se prefiere, su inteligibilidad sincrónica— de este conspecto cuyos “ligamentos naturales' —como las coyunturas del ave que trincha el buen cocinero del Fedro— remiten u la matriz sadiana (anti-genealogismo militante, liberación catártica, transgresión soberana)'
Un original e ingenioso manual de retórica y argumentación. Una obra basada en el brillante arte de persuasión de los gatos. Del autor del superventas ¡ Gracias por discutir! Jay Heinrichs, el autor que ha modernizado los principios de la retórica, vuelve con una original introducción al arte de la persuasión inspirada en los negociadores más hábiles del planeta: los gatos. Combinando el humor con una gran capacidad didáctica y las deliciosas ilustraciones de Natalie Palmer-Sutton, Jay Heinrichs desarrolla un principio que nuestros amigos felinos, hábiles manipuladores donde los haya, conocen bien: en caso de desacuerdo, el enfrentamiento directo no es la mejor estrategia. Recurriendo a las herramientas de Aristóteles y otros retóricos clásicos, el autor desgrana los trucos de persuasión más eficaces para «llevarse el gato al agua»: escoger el mejor momento para saltar sobre el adversario, hacerle creer que tiene el poder, desmontar una falacia, convencer mediante el lenguaje corporal, ganarse el respeto del otro y convertir, en suma, un desacuerdo en una excelente relación. Tan práctico como accesible, Cómo discutir con un gato es el manual infalible para conseguir que cualquiera colega, jefe, pareja, amigo o rival se pliegue a nuestros deseos. Incluidos los gatos.
Una filosofía de acción clara y concisa para ayudarnos a encontrar un sentido profundo a nuestra vida en comunidad: hallar un término medio entre la adhesión y la huida del sistema.
Cada vez somos más los que soñamos con escapar del sistema. Escapar de esa maximización del beneficio que nos rodea por todas partes, devastando nuestras sociedades y el planeta. Pero romper con la forma de vida convencional requiere sacrificios que pocos de nosotros estamos dispuestos a hacer. Entre la pertenencia plena y la fuga, ¿hay un camino?
Sí, responde Alexandre Lacroix, que ahonda en las raíces de nuestro malestar al desvelar la lógica de nuestra modernidad conectada. Ese mundo donde el emprendimiento, el teletrabajo y las verdades alternativas de las redes sociales borran las fronteras entre lo público y lo privado, jornada laboral y tiempo libre, explotador y explotado, verdadero y falso.
Desnudar este mecanismo proporciona nuevos puntos de referencia a cada uno de nosotros y nos permite introducir un poco de juego. Al liberarnos del utilitarismo dominante y al adoptar un ideal no negociable que guíe nuestra acción, es posible retomar las riendas de nuestra existencia.
A diferencia de la filosofía estoica, de la que se ha escrito mucho, nuestra percepción del epicureísmo suele ser errónea, pues tendemos a confundirlo con el hedonismo. Esta falsa percepción, basada en el ideal epicúreo del placer como bien supremo, en nada representa a esta filosofía, que fue una de las cinco grandes escuelas grecorromanas, junto con el platonismo, el estoicismo, el escepticismo y el aristotelismo. Dadas las malas interpretaciones, vale la pena preguntarnos hoy en qué creían Epicuro y sus seguidores, y cómo podemos hacer uso de sus lecciones en nuestro día a día. Basándose en una sabiduría antigua que reflexiona acerca de la naturaleza, la sociedad y la vida personal desde el optimismo, pero actualizando estas enseñanzas para el público contemporáneo, Catherine Wilson nos revela el pensamiento epicúreo a partir de los principales temas de la existencia. Cómo ser un epicúreo es una guía sobre la importancia de mantener las amistades, vivir con menos miedo y arrepentimientos, saber qué actitud tomar frente a las adversidades y descubrir cuál es la principal fuente de placer en la vida.
La temática del evolucionismo surgió con vigor en el siglo XIX gracias a los descubrimientos de la Paleontología y la Biología. Desde entonces, el tema de la evolución se ha convertido en uno de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo. ¿Qué significado dar a la proposición «lo real evoluciona»? La Biología, la Filosofía y la Teología han mostrado diversas posturas en su determinación. Etienne Gilson (París, 1884) ofrece en «DE ARISTÓTELES A DARWIN (Y VUELTA)» uno de los estudios más penetrantes y lúcidos de la filosofía contemporánea sobre el problema evolucionista. El autor, uno de los más célebres filósofos franceses de los últimos años, era miembro de la ACADÉMIE FRANÇAISE y ha ejercido su magisterio en Francia, Canadá, Estados Unidos, Inglaterra e Italia. Sus conocidos estudios sobre historia de la Filosofía han sido traducidos a todos los idiomas europeos. «Una ciencia contemporánea como la Biología —señala Roberto Saumells en el prólogo— tan rica en hechos como pobre en ideas, ha de celebrar la aparición de un ensayo como el presente, lleno de orientaciones estimulantes, de críticas y valoraciones certeras y agudísimas, que han de contribuir sin duda al ejercicio de la reflexión filosófica y a la formación de un verdadero espíritu científico».
«De Kant a Hölderlin» pretende señalar cómo para poder acercarse desde la historia de la filosofía a la trayectoria de Hölderlin es fundamental precisamente aquella lectura de Kant que queda descartada cuando este pensador es leído desde dentro del idealismo. Esa lectura y el propio Hölderlin señalan a algo que, por ser lo que el idealismo pretende reducir, es determinante en la historia del propio idealismo.
Charles Webster demuestra que es posible encontrar en la evolución del pensamiento científico y filosófico de la época una línea de continuidad. En el contexto social del derrumbe del orden feudal, el auge del racionalismo es, en realidad, simultáneo al auge de las profecías bíblicas, la alquimia, la magia y las predicciones astrológicas apocalípticas.
Los ensayos reunidos en Debates y combates, escritos en los últimos ocho años, se ocupan de cuestiones cruciales vinculadas a la actual discusión política de la izquierda. En ellos, Ernesto Laclau realiza una crítica minuciosa de los trabajos de filósofos como Slavoj Žižek, Alain Badiou, Giorgio Agamben, Michael Hardt y Antonio Negri. En la primera de las contiendas Laclau demuestra las falacias del enfoque de Žižek y se concentra en los argumentos teóricos referidos al populismo, la lucha de clases, la categoría de demanda y la teoría marxista, como así también en los sujetos emancipatorios zizekianos —casi marcianos— y en la liquidación ultraizquierdista de lo político. En el caso de Agamben, cuestiona su genealogía por no ser suficientemente sensible a la diversidad política estructural. Prueba que su tesis de la reducción del bíos a zoé —cuyo paradigma biopolítico occidental no es la ciudad, sino el campo de concentración— simplifica las alternativas brindadas por la Modernidad. Sus desacuerdos con Hardt y Negri giran en torno a la constitución de las identidades colectivas. Laclau analiza si la inmanencia —según ellos, concepto central y fundamento de la unidad de la multitud— puede explicar las luchas sociales y si, por consiguiente, no sería necesaria una articulación horizontal, un vínculo político, entre las distintas movilizaciones. A pesar de la gran afinidad de su propio enfoque hegemónico con el de Badiou —uno de los pensadores más originales y promisorios de la filosofía actual—, Laclau analiza su ética para demostrar los límites de la distinción esencial entre situación y acontecimiento. Ernesto Laclau ofrece cuatro combates intelectuales intensos, acerca de los cuales afirma en su introducción: «Detrás de cada una de las intervenciones de este volumen hay un proyecto único: retomar la iniciativa política; lo que, desde el punto de vista teórico, significa hacer la política nuevamente pensable. A esta tarea ha estado destinado todo mi esfuerzo intelectual».
Este breve tratado aborda una doctrina fundamental de la metafísica platónico-aristotélica. Está dedicado a A. Poliziano, quien había invitado a Pico a tomar posiciones en la controversia entre neoplatónicos como Marsilio Ficino y Lorenzo de Medici, para quienes el uno es superior al ser, puesto que como principio en sustancia se encuentra más allá del ser, y peripatéticos o filólogos aristotélicos, como Poliziano, que entendía el ser y el uno simplemente como términos con la misma extensión semántica. Pico, que ya se había ocupado del problema en una discusión con Eliah del Medigo (autor de una Quaestio de ente et essentia et uno) y conocía también el escrito De ente et essentia de Tomás de Aquino, entró en la polémica con una interpretación de los pasajes pertinente del Parménides platónico (que Ficino había traducido con el título De uno rerum principio) y propuso una conciliación entre platonismo y aristotelismo. También a esto se debe el sobrenombre de princeps concordiae que los amigos le concedieron.
De la causa, principio y uno es la segunda obra en lengua italiana que Giordano Bruno publica en Londres el año 1584. Articulada en cinco diálogos, y dedicada al embajador de Francia del cual era huésped, Michel de Castelnau. Prosiguiendo la exposición iniciada con La cena de las cenizas, el filósofo, defendiendo la unidad de causa y principio universal, elabora una concepción animista de la materia, una materia eterna, infinita, viva.
A finales del 1486, con 23 años, Pico ya tenía compuestas sus famosas “900 tesis” que quería defender en Roma frente a un auditorio compuesto por un buen número de eruditos europeos. Las tesis versaban sobre la dignidad del hombre. Esta obra póstuma que le encumbró hasta nuestros días se conoció más adelante como Oratio de hominis dignitate (Discurso sobre la dignidad del hombre). Sin embargo, trece de aquellas tesis no gustaron a la curia, ni tampoco al papa italiano Inocencio VIII (1434-1492). Una comisión formada por un grupo de teólogos, obispos y juristas, declararon que 13 de las tesis eran heréticas y paganas. La comisión condenó 7 por no ser “ortodoxas” y a otras 6 por “dudosas”. En su presentación, Pico quería demostrar que sus tesis estaban muy sopesadas y que él, a pesar de su juventud, podría y sabría defenderlas. Pico defendía a un hombre, a diferencia del pensamiento escolástico, indefinido, que se forma a sí mismo. Sus 900 tesis suponían una recopilación de todo su saber, y una demostración de que abarcaba todos los campos del conocimiento humano, desde la historia hasta la filosofía, desde la magia hasta la teología. Pero su apuesta por la libertad de pensamiento y de albedrío se vio cercenada, prohibida, porque el papa Inocencio VIII consideró que aquellas tesis eran contrarias a la religión.