California. Verano de 1969. Evie, una adolescente insegura y solitaria a punto de adentrarse en el incierto mundo de los adultos, se fija en un grupo de chicas en un parque: visten de un modo descuidado, van descalzas y parecen vivir felices y despreocupadas, al margen de las normas. Días después, un encuentro fortuito propiciará que una de esas chicas Suzanne, unos años mayor que ella la invite a acompañarlas. Viven en un rancho solitario y forman parte de una comuna que gira alrededor de Russell, músico frustrado, carismático, manipulador, líder, gurú. Fascinada y perpleja, Evie se sumerge en una espiral de drogas psicodélicas y amor libre, de manipulación mental y sexual, que le hará perder el contacto con su familia y con el mundo exterior. Y la deriva de esa comuna que deviene secta dominada por una creciente paranoia desembocará en un acto de violencia bestial, extremo&
Este libro puede leerse como una novela corta apabullante. También puede considerarse como una dramática colección de cuentos. O, de pronto, como un híbrido que hace historia en la literatura colombiana. Es la narración de la muerte con la simpleza de la crueldad. Hombres y mujeres, víctimas y asesinos, todos a una, se salen de las páginas para volverse inolvidables. Torrentosa pero cantarina. Esculpida con el cincel del gran artista, termina siendo una telaraña que atrapa desde el primer renglón la atención del lector y obliga con su parrafada final a un gran aplauso.
Villa Veneno, Cuba, mediados de la década de los cincuenta. El joven Lucifer Domínguez Amargo se enfrenta a la turba de indignados ciudadanos que pretenden lincharlo, acusándolo de un horrible asesinato. A sus veintiún años Lucifer siente que su muerte no es una tragedia, sino la liberación de una vida que no ha sido más que un continuo calvario de desprecio y rechazos. Salvo un puñado de momentos de pasiones culpables, nadie jamás le ha querido, ni siquiera su madre, quien, nada más nacer, lo entregaría al ostracismo del olvido y a los brazos de una criada negra que, de vez en cuando, se apiadaba de él. Su destino estaba escrito desde su llegada al mundo, incluso mucho antes, cuando tuvo lugar la arrebatadora pasión entre el coronel Amargo y Santa Cecilia, sus abuelos maternos. De su veleidoso amor nacerían la bravía Leonor, su madre, y su meliflua tía Nina, dos hermanas cuyo sino maldito se refrendaría cuando en su camino se cruzara Jacinto, un macho de leyenda, fornido y cetrino. De las relaciones clandestinas de éste y de Leonor nacía Lucifer, a quien su propia madre señalaría como hijo del mismísimo Satán, que la había poseído mientras dormía, marcando así la vida del desdichado retoño para siempre.
A través de la mirada de un adolescente, Mabanckou narra la vida en el Congo de los convulsos años 70.
Michel, un chico de trece años con fama de soñador, vive en la localidad congoleña de Pointe-Noire. Su vida transcurre con normalidad: va al colegio, juega, tiene sus más y sus menos con los vecinos; su madre trabaja en un puesto de plátanos en el mercado y su padre, en un hotel. Pero en marzo de 1977, de arrepente, estalla la noticia: el camarada presidente Marien Ngouabi ha ser brutalmente asesinado. El atentado tiene distintas consecuencias en la vida de Michel y su familia, el aprendizaje de la mentira no será la menor de ellas.
Con humor y emoción, a través de la mirada ingenua del protagonista adolescente, el autor se vale del universo familiar para ofrecernos un fresco de la descolonización y los callejones sin salida del continente africano, de los que el Congo es un doloroso ejemplo.
Dueño de un universo literario único y considerado como uno de los escritores francófonos más importantes de la actualidad, Mabanckou mezcla intimidad y tragedia política en esta historia de un chico que se rompió de golpe con la realidad de la vida.
Al terminar su formación en un hospital de Londres, el joven señor Harrison acepta un puesto de ayudante de médico rural en la pequeña ciudad −«yo lo llamaría pueblo»− de Duncombe. «Le parecerá a usted un dato estadístico curioso –le dice su mentor al llegar−, pero cinco de cada seis cabezas de familia de cierto rango en Duncombe son mujeres. Tenemos un gran número de viudas y solteronas ricas. A decir verdad, querido señor, creo que usted y yo somos casi los únicos caballeros.» Y, aunque el recién llegado se fija inmediatamente en Sophy, la hija del párroco, no tardará en convertirse en el centro de una equívoca red de expectativas y decepciones que pondrá a prueba su paciencia… y también su vanidad. Las confesiones del señor Harrison (1851) prefigura claramente Cranford: en su ambiente, en su humor delicado, en su retrato de las pequeñas peripecias que cambian o prolongan el modo de vida de una comunidad apartada y aparentemente tranquila, se percibe ya el interés de Elizabeth Gaskell por trazar, a su manera, una «historia de la vida doméstica en Inglaterra».
Cuatro días antes de su boda, Julia recibe una llamada del secretario personal de Anthony Walsh, su padre. Walsh es un brillante hombre de negocios, pero siempre ha sido para Julia un padre ausente, y ahora llevan más de un año sin verse. Como Julia imaginaba, su padre no podrá asistir a la boda. Pero esta vez tiene una excusa incontestable: su padre ha muerto. Al día siguiente del entierro, Julia recibe un extraño paquete y descubre que su padre le ha reservado una última sorpresa, la más extraña y rocambolesca que se pueda imaginar. Gracias a ella, Julia se embarcará en el viaje más extraordinario de su vida. Un viaje que la llevará a descubrir un pasado inesperado y le permitirá conocer a ese hombre que fue su padre, con el que quedaron tantas cosas por decir.
Hadler Rosenthal, nuevo canciller de Alemania, se hace con el poder de Europa, sumida en la peor crisis de su historia. Éste divide a la población en sectores económicos, marginando a los pobres. La policía alemana, la W-W, ocupará cada ciudad y pueblo del sur de España. Nauzet y sus amigos tendrán que luchar en Granada y en Campotéjar para sobrevivir entre los lazos de amor y amistad que se crean
Segunda parte de Las Crónicas de Nauzet I. Nauzet sigue vivo, pero no quiere seguir luchando. Cristina le ayuda a descubrir qué tiene que hacer. Campotéjar vuelve a la normalidad, ocupado por la W-W. Rosales y Daniela son juzgados y llevados a Alemania. Jesús y su grupo están perdidos en las montañas. Hadler Rosenthal ahora se ve amenazado por la Tercera Guerra Mundial, cuando algo va mal...
Aparecido en 1977, después de ser rechazado por la censura debido a sus «tendencias antisociales», Las cuatro estaciones fue el primer libro de relatos de la prestigiosa autora rumana Ana Blandiana, de quien ya publicamos en Periférica el también extraordinario Proyectos de pasado. Como este, Las cuatro estaciones se inscribe en la nutrida tradición fantástica de la literatura de su país, a la vez que dialoga con otras tradiciones, de Poe a Kafka. Blandiana se sirve de lo fantástico para denunciar, de manera encubierta, la dimensión grotesca de la existencia en un estado totalitario; es decir, estos cuatro relatos pertenecen tanto a la literatura fantástica como a la literatura de testimonio: la narrativa de Blandiana combina el tono confesional de un diario realista con las incursiones de una imaginación visionaria. Si la parábola de «La capilla con mariposas» denuncia los efectos de una fascinación utópica que falsifica los valores espirituales, «Queridos espantapájaros» es una inocente súplica que incita a la insurrección de la conciencia, dirigida a todos aquellos que están al servicio de las fuerzas dictatoriales. A su vez, «La ciudad derretida» refleja la visión apocalíptica de un mundo ardiente y «Recuerdos de infancia», por último, dibuja la crónica sutil de una época: la quema de libros emprendida por el padre de la narradora evoca la represión comunista durante los años cincuenta.
Diego y Claudia ultiman los preparativos de la fiesta de inauguración de su casa en Menorca. Pocos días antes del evento, mientras pasea con su familia, Diego reconoce en una terraza a una extranjera con la que había coincidido en un festival en Estados Unidos. Esa mujer, cuyo nombre Diego desconoce y a la que lleva veinte años sin ver, le ayudó a superar un suceso traumático. Diego quisiera saludarla pero no se atreve, porque entonces tendría que contarle a Claudia cómo se conocieron. Intrigado, se las ingeniará para verla de nuevo en un encuentro que quizá le cambie la vida. Tras el éxito internacional de «Los días perfectos», Jacobo Bergareche regresa a la novela con una emocionante historia que ahonda en la pasión, en la pérdida y en la fuerza del recuerdo. Un libro en el que despliega todo su talento narrativo y que lo confirma como uno de los escritores más prometedores del panorama literario español.
Viena, 1925. Hace siete años que reina la paz. Únicamente un puñado de oficiales del regimiento Las dos Sicilias, que luchó del lado del desintegrado Imperio Austro-Húngaro, ha sobrevivido. Durante una velada de la alta sociedad vienesa, mientras el coronel del regimiento mantiene una inquietante charla con un misterioso personaje, la hija del primero se deja cortejar por uno de los oficiales que, al término de la recepción, aparecerá asesinado. A partir de este episodio, la novela narra la suerte que correrán los restantes miembros del regimiento, que tendrán que enfrentarse a la progresiva aniquilación de sus compañeros mientras tratan de resolver el caso del asesinato. Al final sólo quedarán dos. Pero Las dos Sicilias es mucho más que una novela de intriga. Ésta crece a medida que avanza la lectura, pero, además, temas como el del doble, el azar «ordenado», la muerte como destino original o el fin del mundo, señalan la profundidad y la magistral construcción de esta narración mayúscula. La grandeza de esta novela imprescindible estriba en la manera en que el escritor austríaco Alexander Lernet-Holenia (1897-1976) muestra las distintas actitudes de los personajes ante la muerte, en el lirismo exquisito con que describe el misterio de la Viena de los años veinte, en la apasionante concepción del mundo y del destino, la del autor, que recuerda en gran medida al mejor Borges.
Molly Bowser es una mujer de unos treinta y cinco años, de dudosa reputación, que ha vivido una vida miserable marcada por una infancia desgraciada. Ahora, que se ha quedado viuda, ve con resignación que las ocasiones de volver a casarse se desvanecen; en su lugar, pone todo su empeño en encontrar para su hija Lily, de dieciséis años, un buen marido que las saque de su precaria situación. Entretanto, Lily es deseada y perseguida por varios hombres: Jethro, el cuñado de su madre; Perry, el hijo adolescente de unos vecinos; Claude, un empleado de banco. De oponerse a las ambiciones de Molly se encargarán los representantes de la «buena» sociedad del pueblo, siempre dispuestos a excluir de la misma a las personas que no se adaptan a sus convenciones. Esta es la primera novela que Erskine Caldwell escribió con una mujer como protagonista absoluta, y el resultado es plenamente satisfactorio. Con un tono de aparente comedia, los episodios cómicos, casi vodevilescos, se alternan con otros más dramáticos. En La segura mano de Dios no falta crítica social, aquí centrada no en el racismo como es habitual en otras obras suyas, sino en la discriminación generada por la diferencia de clases entre los blancos. Pero, por encima de otros factores, destaca la potente figura de Molly Bowser, sin duda uno de los personajes más memorables salidos de la pluma del escritor sureño.
«Cuando eres joven, crees que todo es posible. Te mueves en el presente, jugando con el tiempo como si fuera un juguete a tu disposición. Piensas que puedes deshacerte de cosas y personas, y aun no sabes bien que tienen la mala costumbre de volver.» Margaret Atwood Es un lunes cualquiera de enero de 2013 y Felix pasa el control de seguridad para acceder al centro correccional de Fletcher. Los guardias lo miran con simpatía y benevolencia; para ellos este hombre solo es el señor Duke, un cincuentón que en sus ratos libres se dedica a organizar funciones de teatro con los reclusos. El autor elegido siempre es Shakespeare, y este año el profesor les propone La tempestad. Felix accede sin problemas al recinto de la cárcel, llevando consigo algo muy peligroso pero imposible de detectar a través de un escáner: son las palabras, aún vivas, robustas, sonoras, de una obra donde la venganza viaja a través del tiempo y se instala en el presente. De a poco, ensayo tras ensayo, los chicos de Fletcher, que quizá nunca antes habían oído hablar de Shakespeare, convierten la obra en algo muy personal. Ahí se encuentran con sus fantasmas y con algo de sí mismos que no sabían, pero hay más: Felix, ese profesor terco y a veces aburrido, el día del estreno de la obra también podrá vengarse de quien le arruinó en el pasado.
Malasia, 1955. Lydia Cartwright regresa de un viaje de tres semanas tras visitar a una amiga enferma. Al llegar se encuentra la casa vacía, los criados se han marchado, el teléfono no tiene línea… Su marido, Alec, un funcionario de la administración colonial, y sus hijas, Emma y Fleur, han desaparecido. Asustada y desesperada intenta averiguar qué ha pasado. Todo parece indicar que a Alec lo han destinado al norte del país. Pero ¿por qué no la ha esperado? ¿Por qué no ha dejado siquiera una nota? Lydia, sobreponiéndose a la angustia, sin apenas dinero, se embarca en un azoroso viaje por la península de Malaca, a través de una peligrosa selva sacudida por la guerra e infestada de bandas armadas y minas terrestres. Lo sacrifica todo para encontrar a su familia, incluso se verá obligada a recurrir a Jack Harding, un hombre al que años antes había jurado no volver a ver jamás. En este largo viaje hacia lo desconocido, hacia la verdad que le aguarda, Lydia no tardará en enfrentarse a una terrible traición de la que quizá no pueda recuperarse…
Ciro Alegría es el novelista peruano más destacado de la primera mitad del siglo XX. ‘La serpiente de oro’, publicada originalmente en 1935, fue su primera novela. Sus personajes —ha escrito Alberto Escobar— se recortan sobre el molde de ese río imponente y furioso que es el Marañón, mas si la naturaleza define al hombre es la acción de éste, con su poesía y su tragedia, con su sentido rural y su lenguaje arcaico, lo que sublima en arte verdadero ese contacto. El «indigenismo» literario del periodo empieza a tornarse «nativismo», se proyecta lo particular a lo universal y en el proceso se define el destino de un pueblo.
Situada contra un fondo que abarca cabalmente todo el siglo XX, desde el fin del Imperio Otomano hasta nuestros días, pasando por la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial y los violentos episodios del conflicto árabe-israelí, Las Escalas de Levante título con el que Amin Maalouf hace referencia a las ciudades comerciales que durante largo tiempo fueron crisol y punto de contacto de los hemisferios oriental y occidental narra la apasionante historia de Ossyane Ketabdar, emblema de la ancestral encrucijada de caminos que ha sido desde siempre el Cercano Oriente y cuya azarosa existencia encarna a la perfección la de todos aquellos individuos a quienes la ciega violencia de los hombres y los vaivenes de la Historia han desposeído de lo que más aprecian.
En la Galicia rural, el matrimonio formado por Enrique y Susana recibe la visita de Luis, un compositor, ex-novio de ella, desorientado porque no alcanza a concretar la melodía que ronda en su cabeza. Pone, entonces, su atención en una leyenda local, según la cual, en una gruta del lugar, podrá recibir la señal ansiada a través de un arpa eólica. Susana, contrariada por la situación de contemplar la confrontación de sus dos hombres, decide escapar. Suena entonces la melodía mágica esperada. Finalmente, se descubre que fue Susana la que entonó la señal. El matrimonio retorna a su normalidad a la espera del hijo que llegará y Luis acepta el rechazo final.
«Será el primer caso, creo, de novela en que se hace burla de la heroína y de su galán. Pero la ironía no perjudica al pathos; al contrario, la ironía subraya el aspecto patético», escribió Gustave Flaubert en el largo proceso de redacción (1851-1856) de La señora Bovary. Alarmados por su «invencible tendencia al lirismo», algunos amigos le habían aconsejado centrarse en «un tema banal, uno de esos sucesos que abundan en la vida burguesa». Al final, tanta sujeción al «tema banal» y tanta refutación del «lirismo», volcadas en la historia de un adulterio en una ciudad de provincias, escéptica ante el espíritu romántico tanto como ante el científico, le valieron un proceso por «ofensa a la moral y a la religión». No han dejado desde entonces de correr ríos de tinta en torno a La señora Bovary, que hoy presentamos en una nueva traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Defendida en su día por Baudelaire y Sainte-Beuve («Flaubert maneja la pluma como otros el escalpelo»), reivindicada por Zola y el naturalismo, rescatada por Sartre y los autores del nouveau roman, admirada por Nabókov por su «incomparable imaginación plástica», es aún hoy un modelo central de lo que debe y no debe ser una novela.
Elsa T., una joven de diecinueve años, despierta e inquieta, pasa unas apacibles vacaciones de verano en un hotel de la frontera austroitaliana junto con su tía Emma y su primo Paul, hasta que la llegada de una carta de su padre rompe de modo irreversible la armonía un tanto crepuscular de su entorno. Irónica y amarga, «La señorita Elsa» (1924) lleva la capacidad de Schnitzler para dar un completo retrato psicológico de un personaje a una de sus más altas cimas, centrando la atención narrativa en el aislamiento humano y en la trágica separación del yo de su realidad circundante. En «Huida a las tinieblas», Schnitzler, el maestro incomparable de la introspección psicológica, penetra en la mente enferma del protagonista, Robert, y describe paso a paso cómo va produciéndose su deslizamiento por el tobogán de la locura paranoica hasta el desastre.
August Strindberg fue un escritor y dramaturgo sueco, uno de los más importantes de Suecia, reconocido en el mundo, principalmente, por sus obras de teatro. Es considerado como el renovador del teatro sueco y precursor o antecedente del teatro de la crueldad y el teatro del absurdo. Su carrera literaria comienza a los veinte años de edad y su extensa y polifacética producción ha sido recogida en más de setenta volúmenes que incluyen todos los géneros literarios. «La señorita Julia», una de sus obras más conocidas, es un drama escrito en 1888. Está resuelta en un acto y consta de tres personajes. En ella se cuenta la historia de Julia, una joven con cierto desequilibrio mental, hija de un conde, y su relación con Juan, uno de sus criados. Durante la noche de San Juan, mientras el conde está ausente y el pueblo se entrega al festejo y a la alegría, la señorita Julia, excitada por esa algarabía, invita al criado Juan a bailar con ella y es seducida por él. Juan es un joven inescrupuloso, rudo, cínico y servil, cuando es preciso, que pretende usar a Julia para realizar su sueño de convertirse en propietario de un hotel de lujo y para ello, la impulsa a que robe a su padre, con la promesa de huir juntos. Julia aborrece la idea pero se siente subyugada por él: entre la vergüenza y el odio, ha perdido la voluntad. La tragedia se vuelve inminente cuando Juan mata a un canario que Julia quería llevarse con ella, pero antes, se desplegarán sobre el escenario todos los componentes que la han provocado: el pasado, las diferencias, la pasión y la personalidad de los protagonistas. Strindberg dijo, refiriéndose a sus personajes, que intentó construirlos «carentes de carácter, oscilantes e incoherentes, mezcla de viejo y de nuevo. Entre la condesita Julia y Juan no podía nacer el amor en su sentido superior…». El drama consiste, pues, en el encuentro y la lucha de instintos elementales; no es un contraste de caracteres ni de ideales sino, más bien, una confirmación de las tesis de Darwin sobre la supervivencia del más fuerte, representado por la figura de Juan, cuyo único impulso es el de ascender socialmente sin que importen los medios o la ocasión para lograrlo.