J. T. Malone, un hombre común, un farmacéutico de una ciudad sureña, a los cuarenta años de edad descubre súbitamente que le queda poco tiempo de vida. Todo le parece gris y sin sentido. El tiempo pierde todo su valor. Es como mirar un reloj sin manecillas. Malone sólo es capaz de confiarse a un viejo y admirado conocido, un ex legislador fanático, el juez Fox Clane, que está obsesionado por la descabellada idea de restaurar todo el prestigio y grandeza al viejo Sur. Escrita a página diaria, en plena parálisis que llevaría a la autora a una muerte prematura, Reloj sin manecillas (1961) es la última de las novelas escritas por Carson McCullers sobre ese mítico Sur de sus fábulas anteriores, metáfora del aislamiento espiritual, la alienación y la soledad universales. A diferencia de sus otras obras, ésta es la única que se ocupa específicamente de un asunto público: el fanatismo racista.
¿Qué tiene que suceder para que nos veamos obligados a redefinir nuestra idea de la infancia? La aparición de treinta y dos niños violentos de procedencia desconocida trastoca por completo la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical encajonada entre la selva y el río. Veinte años después, uno de sus protagonistas redacta esta República luminosa, una crónica tejida de hechos, pruebas y rumores sobre cómo la ciudad se vio obligada a reformular no solo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilización durante aquel año y medio en que, hasta su muerte, los niños tomaron la ciudad.
Tensa y angustiosa, con la nitidez del Conrad de El corazón de las tinieblas, Barba suma aquí, a su habitual audacia narrativa y su talento para las situaciones ambiguas, la dimensión de una fábula metafísica y oscura que tiene el aliento de los grandes relatos.
Retorno es una calle del caótico y potente México DF donde se entrecruzan las pasiones y la supervivencia de sus habitantes. Sus historias abrevan de los dos grandes mitos de la literatura: el amor y la muerte, y están pobladas de personajes contradictorios: unos ocultan lo que son, otros actúan desde convicciones inquebrantables y los más conviven con la más terrible violencia, entre la búsqueda y el descubrimiento, entre la dignidad y la caída al abismo.
La publicación en 1914 de Dublineses , que reúne quince relatos escritos por James Joyce entre 1904 y 1907, coincidió con la terminación del Retrato del artista adolescente , que innovó el género de la novela al desplazar su centro de gravedad hacia la perspectiva en que el protagonista sitúa los acontecimientos que vive o padece. Stephen Dedalus, figura en la que resultan fácilmente adivinables los perfiles del autor, recorre el itinerario que separa su infancia de los estudios universitarios en una serie de etapas cuyos cambios de tonalidad quedan reflejados en las modificaciones de la prosa que los describe. La variación de los enfoques que implica el paso por diversos tránsitos vitales somete los componentes biográficos a un tratamiento de distanciamiento e ironía en la presentación de un largo aprendizaje que concluye con la ruptura con la Iglesia y el descubrimiento de la vocación artística. La traducción castellana fue realizada en la década de los veinte por Dámaso Alonso, lo que permite apreciar en toda su riqueza los valores de esta obra clásica de la narrativa contemporánea.
Jody es madre de un niño de cinco años, Will, y una prometedora artista que, de momento, trabaja como fotógrafa de bodas en Virginia. Su novio, Mel, quiere casarse con ella y trata de convencerla para que se mude a Nueva York, donde él trabaja en una galería de arte. Will va a visitar a su padre a Florida, pero este vive cada una de las visitas de su hijo como una intromisión en su intimidad. Las vidas de los personajes que pueblan Retratos de Will muestran la complejidad de la familia postmoderna, fruto de un tiempo en el que las relaciones humanas son cada vez más fragmentarias y adoptan formas menos estables y definidas. Esta novela es un inquietante relato sobre la supervivencia emocional, pero también una acertada reflexión sobre temas tan universales como la aversión al compromiso, el sexo o los miedos infantiles.
Un día de principios de otoño de 2002, la luz de una pequeña y recóndita librería de la plaza del Rialto de Sevilla se apagó, sin ruido ni apenas despedidas, definitivamente. Su fundadora había empezado a vender libros diez años antes en otras librerías, donde aprendió muchas cosas, además de su oficio. En la sucesión de vivencias que conforman estas deliciosas memorias parciales, Rubiano comparte con los lectores la insobornable vocación que le llevó a establecerse como librera en una esquina del mapa. Y lo hace con humor y con cándida sinceridad, porque salvo la satisfacción de trabajar entre libros y lectores entendemos desde el principio que nada es como había soñado y que en el oficio no faltan tormentas, marejadas y amargas decepciones. Pero también hay, afortunadamente, momentos delirantes, impagables lecciones y grandes alegrías. Ante todo, la valía de estas páginas, que el lector recorrerá entre la carcajada libre y la más profunda empatía, reside en la vitalidad y el personalísimo estilo con el que Rubiano nos habla de su particular devoción por los libros y de cómo uno puede llegar a arriesgar cualquier seguridad por perseguir un sueño.
Romanticismo narra los acontecimientos que transcurren en un hogar del madrileño barrio de Salamanca, en los años que van desde la muerte de Franco hasta la victoria de la derecha en la primavera de 1996. Los Arce-Matesanz son una familia franquista de las de toda la vida, con una sólida fortuna e ideología conservadora, que asiste estupefacta a los cambios que se producen en España en los años de la transición y del posterior triunfo socialista.La riqueza de la prosa de Manuel Longares nos transporta a ese mundo sociológico, a sus tiendas, bares, cafés, donde los símbolos y las convenciones son la razón de ser de algunas existencias, y donde la rebeldía sólo se da para que en algún momento todo pueda volver a su cauce.
A veces, quien más te quiere es quién más daño te hace. Lily no siempre lo ha tenido fácil. Por eso, su idílica relación con un magnífico neurocirujano llamado Ryle Kincaid, parece demasiado buena para ser verdad. Cuando Atlas, su primer amor, reaparece repentinamente y Ryle comienza a mostrar su verdadera cara, todo lo que Lily ha construido con él se ve amenazado.
«Rosas de otoño» es una obra de teatro del dramaturgo español Jacinto Benavente estrenada el 13 de abril de 1905. La pieza narra las peripecias de Isabel, segunda esposa de Gonzalo, al constatar que su marido ha puesto los ojos en otra mujer, llamada Josefina. Ésta última es además objeto de atención de Pepe, a su vez, marido de María Antonia, hija del primer matrimonio de Gonzalo. Gonzalo, viejo, Don Juan al que ya se le fue el tiempo, paga lujos y saraos a Josefina, mujer con pasado y al marido de Josefina lo coloca en su firma comercial para que haga la vista gorda; finalmente se impone el sentido común y las abnegadas Isabel y María Antonia mantienen sus respectivos matrimonios, pese a la vida de infidelidades que sus respectivos maridos las han hecho pasar y aún las harán sufrir.
Hace poco más de 70 años, un ranchero a las afueras de Roswell reportó ante el sheriff del condado un conjunto de restos que al parecer impedían su jornada laboral. A su vez, el responsable de la comisaría informó sobre el hecho a la Octava Fuerza Aérea en el aeródromo de Roswell para resolver el inconveniente, sin imaginar que aquella llamada telefónica cambiaría la historia del pueblo y de Nuevo México para siempre.
¿Un auténtico platillo volador fue capturado en el desierto? ¿Fue un ataque sorpresa por parte de la Unión Soviética? ¿O simplemente un escenario planteado por Estados Unidos para alterar el rumbo de la Guerra Fría?
Uno de los encubrimientos militares más trascendentales en la historia de la ufología hecho thriller.
El lector sabrá darle una equilibrada conclusión.
Este libro, que es de una inmensa belleza, refleja perfectamente la sensibilidad e inteligencia de una escritora, Concha Espina, que estuvo a punto de ganar el Premio Nobel de Literatura en 1929 y, sin embargo, ha sido injustamente silenciada. Con una fuerza de voluntad inquebrantable, escribió hasta el último día se su existencia, a pesar de que se había quedado ciega.
Rumble es la historia de una chica que se tira de cabeza a la pileta para descubrir que el fondo estaba mucho más cerca de lo que pensaba. Aunque mucho no piensa. Tiene doce años, es hija de una familia numerosa, católica y de derecha que vive en un barrio acomodado, y lo único que le importa es escaparse a la calle donde sucede su verdadera vida. Las aventuras/desventuras de esta mini-adulta que todo lo descubre como quien ya todo lo ha visto transcurren en la convulsa Buenos Aires de los años setenta, entre la muerte de Perón y el Mundial 78. Los rituales inútiles de los padres, las miserias entre hermanos, la relación ambigua con su amigo colectivero, el internado para chicas pobres, su experiencia alucinógena, el tiro que se le escapa… todo va perfilando el viaje iniciático de esta autoexiliada de su colegio, de su familia y de su propia clase. Hay en Rumble amor por las imágenes, calidez en el trato de las emociones, ternura y una buena dosis de maldad. La música de las páginas del libro, el tono y el lenguaje resuenan con una gracia sorprendente.Maitena Burundarena logra dar vida a un relato admirable y a un personaje con voz original. La voz de una niña inocente y cínica que no puede dejar de transmitirnos su temblor y ese Rumble que al final de la historia se revela único.
Rumbo al Sur se acerca a los paraísos perdidos que no se pueden recuperar. A la esperanza y las segundas oportunidades. A Xoel, Marie y Diana. La soledad y la desesperación. La costa de Lugo, Santiago y Las Palmas. Los náufragos de la vida. El idealismo de la juventud perdida y las nuevas ilusiones. La angustia. Los puentes que se construyen entre personas que son islas. La literatura como algo a lo que aferrarse. Botellas vacías y cigarros compartidos con la complicidad que solo otorgan el amor y la amistad. El jazz. El miedo y la redención. Las madrazas de Samarcanda que nunca se visitarán. Madres poetas y padres distantes que fuman en pipa. El sexo y el suicidio. La lluvia que cae con paciencia infinita pero sin furia y los cielos en los que no se dibujan las nubes. La culpa y el dolor de la pérdida. Maternidades tardías y paternidades inesperadas. El alcohol y la tristeza. Wish you were here y El guardián entre el centeno. Las casas sin tejados y las cucarachas que vuelan. La muerte. Películas de Truffaut, porros de marihuana, incienso y vinilos antiguos. Renuncias y rendiciones. El final de la inocencia y esas sensaciones de paz imposibles de quebrantar por nada.
Un suceso real. Cuidadosamente ocultado desde la oscuridad de los años cincuenta hasta ahora. Un sacerdote al que una parte de la ciudad consideró un santo. Muchos lo tuvieron por un iluminado. Para otros no pasó de ser un depravado que utilizó la religión para cumplir los deseos más turbios. ¿El altar fue usado para su martirio o para una profanación sacrílega? Elevación espiritual, ceremonias sensuales, matrimonios eróticos, orgías. El secretismo, manejado por el régimen franquista y por la Iglesia, envolvió a este personaje, Hipólito Lucena. Un niño que ingresó en el seminario persiguiendo la sombra de san Bruno, el ascetismo, el silencio, y acabó envuelto en una leyenda de perversión. Esta es su historia.
Todos podemos ser el demonio del otro. Todos podemos ser el sacrificio humano de ese otro. María Fernanda Ampuero, una de las voces imprescindibles de la literatura latinoamericana actual, nos empuja magistralmente a un universo húmedo, podrido y hostil donde la violencia marca la narrativa de nuestras vidas. En ese mundo se yergue una bestia de muchas cabezas que aterroriza y muerde a los débiles, a los marginales, a los sacrificables en aras del silencio, de la desigualdad, del odio, del abuso, de la muerte. Así, cada historia es un grito que contempla a las víctimas de estos sacrificios humanos que permanecen cada día en los altares de aquellos que los celebran, los ocultan o miran hacia otro lado.
Juan Gaussín, un joven provinciano del sur de Francia, llega a París y donde conoce a Safo, una mujer mayor que él, aún muy hermosa, que ha sido antes amante de varios artistas. Poco a poco los dos quedarán atrapados en una relación convulsa. Demasiadas contradicciones: él se ha criado en el moralismo rural y ella en la bohemia urbana; él busca el amor y en ella encuentra el sexo. Y el personaje de Safo irá convirtiéndose, bajo la mirada cargada de asombro de Daudet, en una mujer independiente, dispuesta a salir a empujones del infierno en el que la sociedad la ha colocado. Safo es una mujer contemporánea capaz de decidir libremente y de sacrificarlo todo por su independencia.
En el verano de 1988, Paul Gompitz, camarero de Rostock, zarpó con su velero hacia Dinamarca dejando atrás Hiddensee, isla norteña de la por entonces República Democrática Alemana.Había esperado una noche propicia y unos vientos favorables para franquear por mar la frontera de la RDA y alcanzar las costas occidentales como hicieron otros muchos antes de él.Sin embargo, el caso del camarero de Rostock gozó de cierta repercusión en la prensa occidental porque, a diferencia de sus compatriotas fugados, Gompitz no manifestaba la intención de huir hacia la libertad de Occidente. A Gompitz no le resultaba insoportable la vida en el Este. Su temeraria travesía, planeada durante años, debía llevarlo a Trieste, y en último término a Siracusa, emulando el viaje que su adorado Seume inmortalizó en el Paseo a Siracusa en el año 1802.
William Dubin, biógrafo de éxito de mediana edad, vive apaciblemente con su mujer en una pequeña ciudad cercana a Nueva York. Su hijastro Gerry, desertor huido a Suecia, y su hija Maud, estudiante universitaria algo perdida, se encuentran lejos de la casa familiar. Dubin estudia y escribe sobre la vida de otros (Thoreau, Twain, Lincoln) con la intención inconfesada de entender mejor la suya. Mientras trabaja en una nueva biografía, la del «escandaloso» escritor y poeta inglés D. H. Lawrence, su mundo se viene abajo al iniciar una relación con Fanny, una admiradora inteligente y atractiva treinta años más joven que él. El erotismo de su joven amante despierta en el biógrafo un deseo incontrolable, alimentado por una repentina y profunda nostalgia de juventud perdida. En «Las vidas de Dubin» Malamud, maestro de la ironía, compone un relato tragicómico sobre el matrimonio, el sexo, la literatura y el paso del tiempo.
Un sábado de enero de 1943 una joven alemana recorre las calles del centro de Roma en dirección a la iglesia luterana, donde tiene previsto asistir a un concierto.
De ella solo conocemos sus pensamientos, que fluyen en un crescendo emotivo hasta perfilar a la perfección el retrato de una joven inocente de veintiún años, embarazada de ocho meses y recién llegada a la capital italiana en busca de su marido, un oficial de la Wehrmacht repentinamente movilizado a África.
Página tras página, las reflexiones de la protagonista y las callejuelas de Roma se entrelazan hasta confundirse, y la mente reconstruye sus sueños y esperanzas por el niño que está a punto de nacer. La ingenuidad de las primeras reflexiones da paso a preguntas más profundas e inquietantes sobre el futuro de la guerra y de Europa. Solo la fe y la música de Bach, en este atardecer romano, parecen sugerir una respuesta, haciendo vacilar las débiles certezas de la protagonista. El narrador de este paseo por las calles de Roma no es otro que el propio hijo de la protagonista, quien consigue con una extraordinaria habilidad narrativa unir historia y sentimientos.
Andrija Sučić, exsoldado y antiguo miembro de la Guardia personal del primer presidente de Croacia, ha sido ejecutado delante de su casa. Hablaba demasiado: fosas comunes, asesinatos de civiles… y además estaba el extraño asunto de los elefantes. Se había vuelto loco y era peligroso para quienes habían hecho negocios durante la guerra e intentaban afianzar su carrera política en la nueva Croacia.
Su muerte no parece importar a nadie, excepto a su hijo secreto Boško, que trabaja en el Servicio de Seguridad Nacional y decide investigar por su cuenta. Las pesquisas de Boško lo llevan hasta las cloacas del Estado, donde fiscales, generales y políticos poderosos se mezclan sin rubor con mafiosos de regreso a casa tras reinar en «las tres calles de Fráncfort en las que no se habla alemán».
La segunda novela de Ivica Djikić describe, a través de la voz de varios narradores, unos tiempos oscuros mediante una prosa brillante y afilada que lo confirma como uno de los mayores exponentes de la nueva narrativa balcánica.