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Bolsilibros - Servicio Secreto 1636. ¡Mata, si quieres vivir!, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Eran siete las personas que se encontraban en la habitación, cuyas cortinas, de espeso terciopelo rojo, estaban corridas sobre los amplios ventanales. Sólo una lámpara, situada en un rincón, daba luz a la estancia, dirigiendo su haz principal de rayos hacia determinado punto. Había una mesa semicircular y siete sillas. Frente a la mesa se veía otra silla. Cinco de las personas eran hombres. Había dos mujeres.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1638. Modelo para un asesinato, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Medio año más tarde, Falk regresó al hogar y empezó a preguntarse qué podría hacer a partir de aquel momento, puesto que había gastado un tercio del dinero heredado y el que le quedaba no era suficiente para vivir de renta, a menos que tuviese vocación de cartujo y viviese como tal. No le corría prisa encontrar un trabajo, pero sabía que no siempre iba a estar mano sobre mano.’ Se preguntó si valdría la pena matricularse en alguna escuela de arte. Siempre había tenido gran facilidad para el dibujo y algunos de sus trabajos eran de verdadero mérito. Además, poseía una memoria fotográfica y era capaz de reproducir fielmente el rostro de una persona, aunque hubiese pasado mucho tiempo desde la última vez que la vio. Mientras tomaba una decisión, pensó que no estaría de más darse una vuelta por el parque.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1640. Alias «el Reptil», de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

Howard Miller miró hacia atrás, preocupado. Era la primera vez que le sucedía algo así. Habitualmente, cuando él trabajaba, eran los demás quienes tenían que mirar a sus espaldas, pero no él. Experto en su tarea, frío profesional de cuerpo entero, jamás había sentido la impresión de verse perseguido, vigilado. Ésta era una sensación rara, insólita para él. Y acababa de sentirla. Por supuesto no vio nada. Ni a nadie. La calle aparecía totalmente desierta, y las ventanas herméticamente cerradas en ambos lados de la misma. Sin embargo, la sensación continuó, inexplicable. Seguía sintiéndose observado.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1643. Cabeza de oro, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Estaba en el extremo menos concurrido del gran parque, esperando a alguien, cuando, de pronto, vio llegar un coche negro que se detuvo junto a un espeso grupo de palmeras. Un hombre se apeó y miró a su alrededor con ojos de curiosidad. Justin Donahue quería dar una sorpresa a la dama a quien aguardaba y por dicha razón se hallaba escondido tras un enorme macizo de buganvilias. Pero la dama, haciendo honor a todos los tópicos sobre el retraso crónico de las mujeres en llegar a una cita, se retrasaba más de lo conveniente. Donahue le concedía solamente quince minutos más; si no había llegado en ese plazo, se marcharía y no volvería a verla en los días de su vida. Otro individuo apareció, caminando apaciblemente por el sendero de la derecha. El primero se volvió, le divisó y pareció ponerse nervioso.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1645. Nuestro hombre en Tampico, de Adam Surray

Novela, Intriga, Policial

De entre los Estados Unidos Mexicanos existe uno denominado Tamaulipas, cuya capital es Ciudad Victoria. Y dentro del estado de Tamaulipas se encuentra la bella ciudad de Tampico. A orillas del golfo de México, en la desembocadura del Panuco. Una zona productora de maíz, azúcar y tabaco. También pesca y ganadería. Otra de las fuentes de riqueza es el puerto de la ciudad. Uno de los más importantes puertos mexicanos. Al puerto de Tampico arriban la mayoría de los barcos procedentes del extranjero. Los habitantes de Tampico, algo más de los cien mil, viven felices. Unos más que otros, como en todas partes. El hombre más feliz de Tampico no es ciudadano mexicano, sino súbdito norteamericano. Su nombre es Barry Shatner.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1647. Me maté a mí mismo, de Curtis Garland

Intriga, Policial, Novela

Una ambulancia misteriosa penetra en un área restringida. En una celda del corredor de la muerte un preso espera su fatal destino. El preso sólo puede evitar su fatal destino haciendo de donante al agente de la CIA que va en la ambulancia. La suplantación de identidad va más allá de lo que se le puede exigir incluso a un condenado a la pena máxima.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1649. Telaraña entre sombras, de Curtis Garland

Novela, Policial

Tras sufrir un fuerte golpe en la cabeza, atropellado por un automóvil que se da a la fuga, un fotógrafo artístico, Edgar Crabbe, dedicado a retratar a las más bellas modelos, descubre con terror que ha perdido la visión de sus ojos. El único apoyo en su reciente ceguera es Belinda una hermosa modelo por quien siente más que una simple simpatía, y la esperanza de localizar a su socio y compañero Kenneth Paxton, misteriosamente desaparecido. 
A partir de este momento, la vida de Edgar se transformará en una pesadilla, su socio aparece muerto por un disparo de escopeta, el estudio fotográfico y su apartamento destrozados por un brutal registro. Cada vez es más fuerte el presentimiento de que alguien le vigila y le acecha en su ceguera, que una presencia oculta sigue sus pasos. 
El Servicio Secreto británico, tomará cartas en el asunto, ante la certeza de encontrarse ante un asunto de espionaje internacional de primera magnitud. La búsqueda de unas fotos microfilmadas que rebelarían la secreta identidad de un agente traidor infiltrado en Inglaterra.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1650. Nido de espías, de Clifford Hilton

Novela, Intriga, Policial

Lorna era una de aquellas mujeres con las que uno sueña en las noches solitarias de tormenta. Tendría veinticuatro o veinticinco años, era pelirroja de ojos azules, nariz pequeña y algo respingada, labios carnosos y sensuales. Mediría un metro sesenta y cinco y cada centímetro de su piel era una verdadera obra maestra. Sus pechos eran exuberantes, su cintura estrecha y sus caderas ondulantes. Sus piernas estaban perfectamente contorneadas y tenía todos aquellos ingredientes capaces de volver bizco a un ciego. Estaba tumbada sobre la cubierta del yate dejando que el sol broncease su deliciosa piel. Envidié al sol. Cuando me vio subir por el puentecillo del barco, se puso de pie y me quedé sin respiración. Llevaba un diminuto bikini que no le cubría más que lo imprescindible. —Buenos días, señor Haden. Respondí al saludo lo mejor que pude.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1652. Vegetales asesinos, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

Matar era su oficio. Y era un buen profesional. De los mejores. Frío, eficiente, seguro de sí mismo, lúcido y práctico. Parecía un ejecutivo, elegante y de inmejorable presencia. Un buen traje gris azulado, de impecable corte, maletín plano de aluminio recubierto de piel, gafas de sol con montura metálica, aire impersonal y sonrisa fácil. Justo lo que cualquier empresa espera de un buen empleado; lo que cualquier cliente desea de aquella persona con quien ha de tratar de negocios. Sin embargo, no se dedicaba a seguros de vida ni a vender terrenos o fincas. Tampoco representaba a ninguna firma de automóviles o de joyería. Ni tan siquiera a una entidad bancaria o a una firma de ventas a plazos. Su trabajo era asesinar. El crimen era su profesión.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1654. Pájaros negros, de Clark Carrados

Novela, Policial

Cuando recibió la carta, lo primero que pensó fue que se trataba de la obra de un bromista con un pésimo sentido del humor. Luego, tras un detenido examen de su contenido, se dio cuenta de que no, que no era una broma y que el autor de la misiva la había redactado sin el menor humor, totalmente en serio. 
La carta, pulcramente escrita a máquina, en un papel de excelente calidad, mencionaba una serie de hechos y acciones, con inclusión de fechas, lugares y otros datos, que la convertían en un pequeño relato en el que la imaginación estaba excluida. Todo parecía auténtico y real y todo debía de haber sucedido tal como aseguraba el autor del mensaje.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1656. ¿Quién es mi asesino?, de Clark Carrados

Novela, Policial

Frank E. Gulden fue hallado en su despacho privado, muerto, con un balazo en el cráneo. Cuando el mayordomo lo encontró, estaba caído sobre la mesa y todavía con los dedos de la mano derecha la pluma con que escribía en el momento de su muerte. 
Dado que la bala le había entrado por la nuca, la policía descartó inmediatamente la hipótesis del suicidio. Pero, además, la carta que escribía en el momento de morir, fue la base principal para confirmar la teoría del crimen premeditado. 
Gulden era un importante hombre de negocios y su asesinato causó un enorme estruendo. Sobre todo, cuando un periodista avispado consiguió fotografiar la carta que Gulden escribía en aquellos terribles instantes y que jamás podría concluir.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1658. La sargento Brown, culpable de asesinato, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

A lo peor, uno se ha pasado la vida hasta los treinta y tantos años yendo de un lado a otro y conociendo chicas bonitas, pero todo se reduce siempre a la misma monotonía del sexo por el sexo, lo que, sin ser desagradable ni mucho menos, llega a resultar de lo más aburrido. Y entonces se llega a la conclusión de que todas las mujeres son iguales, que siempre ofrecen lo mismo, y que, por tanto y en definitiva, lo mismo da una que otra, puestos a satisfacer ciertas necesidades. Sí, por bonitas que sean, llega el momento en que uno piensa que lo mismo da una que otra. Mas de pronto, un buen día, ¡zas!, uno ve una mujer determinada, y entonces siente como si le acabasen de disparar un cañonazo en pleno estómago, y nota una cosa rara en las piernas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1661. Disparo de ida y vuelta, de Clark Carrados

Novela, Policial, Intriga

Caminaba tranquilamente por la calle, cuando oyó el chirrido de los neumáticos del coche que arrancaba a toda velocidad. Un oscuro instinto le hizo saber que algo iba a ocurrir y saltó lateralmente, a fin de buscar refugio en algún lugar de relativa seguridad. Mientras lo hacía, volvió la cabeza y divisó al coche que se acercaba, acelerando brutalmente. Junto a él, una mujer gritó y tiró de ella casi sin saber lo que se hacía. Un paso más adelante encontró el refugio de un portal y trató de aplastarse contra la pared, notando que algo blando le impedía tocarla. En el mismo instante, empezaron a sonar los disparos. Percy Boles volvió la cabeza y vio la boca del arma que emitía unos pálidos fogonazos. En la acera, a dos pasos de distancia, un hombre empezó a saltar de un modo ridículo. Los saltos concluyeron cuando el individuo se desplomó al suelo. El coche de los agresores huyó a toda velocidad. Por todas partes sonaban gritos y se veían muchos cuerpos de personas tendidas en el suelo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1662. Buscando a Jennifer, de Adam Surray

Novela, Intriga, Policial

Faltaban menos de quince minutos para la emisión del programa de mayor audiencia de la KSM. El show de Barry Gammon. Ya todo preparado. Estudio, cámaras, decorados, artistas invitados… —¡Señor Gammon! ¡Señor Gammon! Barry Gammon, sentado tras la mesa de su despacho, ordenaba en una carpeta los papeles que marcarían la pauta en aquel nuevo programa. Gammon siempre improvisaba, pero alguno de los personajes a entrevistar no aceptaba aquel juego y solicitaba un cuestionario previo. Luego, en pantalla, eran dominados por el cínico y punzante Barry Gammon. Con gran regocijo de los telespectadores.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1663. Gente de oro, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

El sheik Abdullah El Feisal, del Emirato Árabe de Mullahj, sonrió complacido, mirando con una nueva luz en sus negros ojos cansados el paisaje urbano que podía distinguirse desde la ventana de su habitación en aquel centro médico norteamericano. —Mi respuesta, naturalmente, es «sí» —dijo con lentitud. Su interlocutor sonrió a su vez, inclinando ceremonioso la cabeza. —Me complace que confíe en nosotros —declaró suavemente—. Sabía que iba a tomar una decisión inteligente, señor. —Espero que lo sea —el árabe volvió sus ojos sagaces al otro hombre—. Por supuesto, me ha dado todas las garantías… —Puedo dároslas, os lo aseguro. Vos mismo habéis visto ya un ejemplo concreto, alteza…


Bolsilibros - Servicio Secreto 1665. Un crimen en mi escalera, de Frank Caudett

Novela, Intriga, Policial

Abrí, por ser lo que procede cuando están llamando a la puerta de uno. Sea cobrador o sea el buen samaritano, ¿qué más da? Y abrí la puerta de par en par. Como tiene que ser, ¡qué leches! Y el tipo casi que se me tira encima. ¡Vaya desespero por cobrar!


Bolsilibros - Servicio Secreto 1667. Despedida de sangre, de Burton Hare

Novela, Intriga, Policial

Una luz gris, color de vómito, entraba por la ventana cuando Dan Farrell abrió los ojos. Al instante un cuchillo al rojo barrenó sus sienes. El dolor fue tan agudo que le arrancó un quejido. Intentó adivinar qué hora sería, pero no encontró fuerzas suficientes para echar un vistazo al reloj de pulsera. Había pesadas sombras bajo sus ojos y un apagado brillo mortecino en sus oscuras pupilas. Volvió a quejarse en voz alta y trató de dar la vuelta en la cama. Así descubrió a la mujer tendida a su lado. La sábana se había deslizado al suelo y la contempló en su absoluta desnudez.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1669. Una prójima de cuidado, de Clark Carrados

Intriga, Novela, Policial

La joven caminaba con pasos largos y fáciles, recta la espalda y levantada la barbilla. Era alta, delgada, de silueta perfecta y cabello intensamente negro. Vestía un traje bastante ajustado y la falda llevaba en el lado izquierdo una abertura, que le permitía más facilidad de movimientos en las piernas que habrían dado envidia a una «prima ballerina». Pendiente del hombro llevaba un bolso, suspendido por una correa y en todo momento ofrecía una rara sensación de firmeza y seguridad en sí misma. Los pasos de la joven resonaban rítmicos en el silencio de la noche. Inesperadamente, un hombre surgió de las tinieblas de un callejón cercano y, arrojándose sobre la joven, la empujó hacia la pared. Ella vaciló, sorprendida. Él consiguió arrastrarla hasta el interior del callejón. Entonces, la aplastó de nuevo contra la pared y apoyó la punta de una navaja en su cuello de cisne.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1671. Final de ruta: la tumba (2ª Ed.), de Clark Carrados

Intriga, Policial, Novela

Salía de la tienda con unos paquetes en la mano y, después de sortear a unos cuantos transeúntes se situó en el borde de la acera, esperando la luz verde para los peatones. Los coches, en la calzada, se habían parado a muy pocos pasos de distancia y ya se disponían a arrancar. Entonces fue cuando oyó la voz femenina a su lado. —A ese pobre le quedan muy pocos días de vida, quizá horas tan sólo. Asombrado, Patrick Benn se volvió hacia la mujer que acababa de pronunciar tan fatídico vaticinio. Ella le dirigió una mirada inescrutable. —Sí, a ése me refiero, al tipo del descapotable de color verde claro —añadió ella.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1673. Tiburones de tierra firme, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Salió del tugurio y caminó con paso inseguro a través de las calles relucientes de humedad. El aire fresco de la noche despejó muy pronto las nieblas que el alcohol había puesto en su cerebro. Bick Barnaw respiró profundamente, en cierto modo aliviado porque había de olvidarlo todo con la bebida. El licor, se dijo, no iba a resolver sus problemas. No era emborrachándose como saldría de la situación en que se hallaba sumido. Debía reaccionar adecuadamente, pensó, mientras, casi de modo maquinal, encaminaba sus pasos hacia los muelles cercanos. Los barcos subían y bajaban suavemente, amarrados a los malecones. Las luces de muchos de los buques se reflejaban en las tranquilas aguas de la bahía. Con amargura, Barnaw pensó que ya no volvería a poner los pies sobre la cubierta de ningún barco. Nadie le quería ni de simple marinero.