¡Hola!
Te doy la bienvenida a la gran Biblioteca Utopía.
En esta biblioteca podrás encontrar libros en español para descargar y leer. Hay casi 200000 de ellos (y se actualiza periódicamente), así que probablemente hallarás lo que andes buscando.
Este catálogo es muy fácil de entender, no como la primera versión de mi diseño que estaba toda fea.
Básicamente puedes elegir en el cuadro combinado cuántos autores quieres que se muestren, puedes ir a las distintas páginas y lo más interesante, buscar libros por autor, título, sinopsis y género. ¡Bendito GPT!
Puedes descargar los libros individuales, o los autores que quieras con todos sus libros incluidos. ¡Tú decides!
Ten presente que al descargar todos los libros de un autor en específico, presionando sobre el enlace del autor, la página puede tardar en procesar tu solicitud. Entre más libros tenga el autor que quieras descargar, más tardará en comenzar la descarga.
En cada autor puedes encontrar sus libros, los géneros (los que los tienen) y su sinopsis. ¡Así de fácil!
Estoy consciente que muchos libros no tienen sinopsis, pero a medida que voy viendo que no la tienen se las voy agregando. Sin embargo, hay algunos que por alguna razón no tienen una sinopsis registrada por ningún lado. Son minoría, pero también están ahí, para que sepas.
¡Que disfrutes la biblioteca!
Advertencia: Entre más autores decidas mostrar, más datos le estarás enviando al navegador, por lo que puede que responda más lento o que tarde en cargar los autores deseados.
¿Cómo contribuir a que esta biblioteca siga jalando?
Para que todos tengamos la mejor experiencia navegando por la biblioteca (sí, ¡yo también la uso, casi que todos los días!) puedes ayudarme reportándome links que no funcionen, clasificando libros que no tienen género, dándome ideas para mejorar la biblioteca, incluso con el nombre.
Porque a pesar de que la Biblioteca Utopía es la mayor proveedora de libros, esta en sí no es esa biblioteca. Hemos ido añadiendo nuestros propios libros también, consiguiendo metadatos que ellos no tienen, borrando libros duplicados, corrigiendo autores... así que si se te ocurre un mejor nombre, ¡dímelo y vemos!
También si quieres aportar con libros (por favor, en formato epub) puedes hacerlo. Todavía estoy subiendo los libros que faltan de la Utopía, pero si de las letras que ya están completas ves que falta algo y quieres enviármelo, hazlo, por favor.
Asimismo puedes pedirme libros para subirlos si los tengo o los encuentro, asegurándote antes de que no estén, porfis. Y finalmente, pero no menos importante, ¡recomienda libros!
Si ves libros que has leído, o si lees algún libro de aquí, por favor márcalo como leído y recomiéndalo (o no).
Debajo de cada libro tienes un botón para marcarlo como leído. La página te preguntará si quieres recomendarlo y al hacerlo, se estará guardando y se visualizará debajo de cada sinopsis.
¡Ayudémonos entre todos a descubrir lecturas interesantes!
Sangre seca es la narración de un viaje a los infiernos, y la novela con la que Alaine Agirre debutó con gran éxito en el panorama literario vasco. Sangre seca relata con crudeza el proceso de una joven que enferma mentalmente, su ingreso en un hospital psiquiátrico y su costosa recuperación. Un viaje hostil, narrado sin contemplaciones, en el que, sin embargo, también hay lugar para el humor y la ternura.
Edición especial que contiene las cuatro primeras novelas de la saga de romance erótico y fantasía Cuentos eróticos de Kargul: La esclava Kisha, La hechicera rebelde, La princesa sometida y El espía encadenado.
Kargul, una de las provincias más problemáticas del Imperio, protegida por grandes guerreros, tanto de los hombres bestias que habitan en las montañas Tapher, como de las amazonas libres del inhóspito desierto de Iandul. Hombres fuertes, poderosos y valientes. Mujeres hermosas, inteligentes y sensuales. Un lugar de belleza exótica que asalta los sentidos, y en el que te perderás sin remedio.
Cuatro novelas llenas de romance y erotismo, con historias llenas de pasión e intriga, en un paraje fantástico en el que cualquier cosa es posible, desde que el hombre más poderoso se enamore de una esclava y que por ella sea capaz de poner en riesgo todo lo que ha conseguido, hasta que una pequeña novicia muda se convierta en aliada de un espía que ha sido hecho prisionero. Cuatro novelas completas que te trasladarán a un mundo de ensueño y te harán vibrar de pasión.
Kisha es una Servidora del templo de Sharí, iniciada en el arte del erotismo desde muy joven. Siempre ha pensado que su vida sería la de una cortesana al servicio del templo y de aquellos que pudieran pagar su precio, pero el destino quiere que se convierta en una esclava más en el harén del Gobernador de Kargul, un hombre que tiene fama de sanguinario y cruel. Kayen ha sido un guerrero toda su vida pero ésta cambió cuando el Emperador, agradecido por sus muchas victorias en el campo de batalla, le hizo dos regalos: el cargo de Gobernador en Kargul, la tierra más indómita de todo el Imperio, y a la princesa Rura como esposa, una mujer egoísta y caprichosa que lo ve como a un bárbaro. Cuando Kayen y Kisha se encuentran, la pasión y la lujuria se desatan y los envuelve en una espiral que está a punto de consumirlos y acabar con sus vidas
Dayan no confía en las mujeres y no tiene ninguna intención de dejarse atrapar por una. Huye de las mujeres casaderas como de la peste y alivia sus necesidades masculinas con las esclavas del harén. Erinni no se fía de los hombres. Sabe que son violentos y caprichosos, y que no sienten ningún respeto por las mujeres. Huye de ellos como de una plaga y esgrime su independencia como un escudo para ahuyentarlos. Cuando ambos se encuentran su mundo empieza a tambalearse, y cuando la pasión empieza a convertirse en amor, deberán tomar la decisión más difícil de sus vidas: aferrarse a su desconfianza o dar una oportunidad al amor.
Rura es una princesa y ha vivido toda su vida protegida. Es caprichosa, cruel, frívola y rencorosa. Sus acciones la han llevado a perder el favor de su padre, el príncipe heredero al trono Imperial, y ha sido obligada a exiliarse en el monasterio de las Hermanas Entregadas. Hewan es el líder de los hombres bestia de las montañas Tapher. Odia al Imperio con toda su alma y está en guerra constante contra las tropas asentadas en el fuerte que vigila el paso para cruzar las montañas. Cuando Rura es hecha prisionera en el ataque que sufre la caravana en la que viaja y cae en manos de Hewan, sentimientos opuestos los asaltan a ambos: pasión, odio, fascinación, desprecio... Entre captor y cautiva se desata una lucha de voluntades de la que no puede surgir nada bueno... ¿o sí? Una historia cargada de sorpresas, de erotismo, de sensualidad, de sentimientos encontrados (en más de una ocasión se me saltaron las lágrimas... ¡lo reconozco!), que hará las delicias del atrevido lector que le dé una oportunidad a esta fantástica historia, que aunque corta, es ¡perfecta! EL CLUB DE LAS ESCRITORAS. Para mí ha sido la historia más bonita de las tres, porque el argumento es más profundo, sabemos mas del corazón, ilusiones, tristezas y deseos, de nuestros personajes principales, por lo que la historia se transforma en algo más que sus anteriores, que ojo me encanto, solo que esta tiene algo más que me llego al corazón, para mi es mas especial por sus personajes. ALEA JACTA EST. Fue sorprendente simpatizar con Rura, sin duda, pero lo que me dejó con la boca abierta, fue conocer a los hombres Bestia. A lo largo de los libros anteriores se los nombra, así por encima, te creas una imagen de ellos, al menos yo lo hice y en un momento ¡zas! todo lo que creías saber, no vale. LA VOZ QUE VIVE EN MÍ. Me sorprendió mucho cuando descubrí que Rura iba a ser la protagonista. Una mujer malvada, egoísta, déspota y caprichosa. Pero aún más me ha sorprendido el giro que la autora le ha dado, convirtiéndola así en mi protagonista preferida de toda la trilogía. CHICA SOMBRA
Akrón es un haichi, un espía y asesino que sirve al gobernador Kayen, y ha sido enviado a Romir para averiguar qué ocurre en la ciudad rebelde. Es traicionado y hecho prisionero, y encerrado en las mazmorras del templo de Sharí como un esclavo. Su única oportunidad, es convencer a la pequeña muchacha que han enviado a atenderlo para que lo ayude a escapar. Enola lleva cinco años escondida de Orian, el kahir de Romir, desde que este ordenó el asesinato de toda su familia. Durante todo este tiempo ha vivido una mentira con el único objetivo de sobrevivir. Pero cuando conoce a Akrón, el prisionero, recobra la esperanza de conseguir venganza, y de poder cambiar su vida. Pero para ello, ha de ayudarlo a escapar. Lo que ninguno de los dos espera es que los envuelva la pasión, y que esta se convierta en un amor que puede costarles la vida.
En la Biblioteca de Alejandría no habrían cabido todos los libros «únicos» que desde su destrucción se han escrito. Y aun así, sería vanidad no anunciar el carácter único de esta «Evocación» por miedo a caer en el lugar común. La singularidad de este libro tiene que ver con la perfección de sus pocas palabras y también con el hecho de que, durante veinte años, fuese el único de Alain-Paul Mallard publicado en español, siempre en cuidadas ediciones de circulación limitada. Un secreto de conocedores que no consiguen agotar, tras cada relectura, su trabajada riqueza. A eso hay que sumar la pertenencia al noble linaje de los que rascan en la parte incómoda, misántropos y escépticos radicales: esto es, arraigados —en la historia de la literatura— y de raíz. Thomas Bernhard y Robert Walser, Agota Kristof y Fleur Jaeggy vienen a la mente y esto quizá no ofendería a Stimmberg, aunque nuestro narrador, que así se llama, guarde también un aire de familia con Bartleby. Más en la línea de Vila-Matas que en la de Melville, Stimmberg es poeta pero se niega a existir como tal: imprime cincuenta ejemplares de lo que ha escrito y regala cuarenta para alimentar a una cabra. Mientras tanto, las ruinas del Tercer Reich se desploman. Así se va construyendo, ante la perplejidad del lector, la figura de un autor imaginario que acaba tornándose real, y cuyas breves viñetas autobiográficas, ferozmente irónicas y desencantadas, lúcidas y crueles, contienen su propia poética. Uno de esos textos que con el tiempo se convierten en auténtico devocionario. Devocionario que, más que a creer, nos empuja a sospechar de la realidad.
En el inquieto México de principios de siglo XIX, Nahui, la mujer más hermosa del mundo, deja de lado su educación burguesa para que pintores y fotógrafos de renombre rindan tributo a sus encantos. Nahui ama al truculento Dr. Atl; el inspirado Atl ama a la tempestuosa Nahui, juntos inician una relación tormentosa. Una historia real del México revolucionario, llena de pasión volcánica, celos y grandes pintores.
Ésta es la primera novela realista de la literatura francesa. Su acción se desarrolla en un clima de alegre despreocupación, de liviandades y engaños, donde triunfa al fin la bondad innata del protagonista. El «Gil Blas» (libros 1 a 6) fue publicado en dos tomos en 1715. La buena acogida que tuvo la novela (que se manifiesta por las sucesivas reediciones en París y Amsterdam) animó al prolífico Lesage a publicar dos continuaciones, la primera a los diez años, en 1724 (libros 7 a 9), la segunda (libros 10 a 12) a los veinte años, en 1735 (con fecha de aprobación del censor real de 1733). La edición completa de 1747, publicada en París por los «libraires associés», fue la última revisada y corregida por el autor. El éxito del «Gil Blas» fue tal que se multiplicaron ediciones y traducciones. Se han calculado en más de doscientas cincuenta las ediciones francesas de la obra y en más de un centenar las españolas. El autor del «Dictionnaire géographique», historique et critique (La Haya 1726), Antonio Agustín Bruzen de la Martinière (1662-1746), aseguró que Lesage había tomado el Gil Blas de la «Vida del escudero Marcos de Obregón» de Vicente Espinel, abriendo la inacabada cuestión sobre la paternidad y maternidad del Gil Blas. Voltaire, enemigo de Lesage, repitió tal especie en una «Lista de escritores franceses» que añadió a su «Siècle de Louis XIV». La primera traducción al español la realizó el jesuita José Francisco de Isla y fue publicada a los diez años de fallecido el traductor y cuando Lesage llevaba muerto más de cuarenta. La polémica «Conversación preliminar», que comúnmente llaman prólogo que el padre Isla antepuso a su traducción, firmada como Joaquín Federico Issalps, anagrama con el que disimuló su nombre, que se reproduce en esta edición, creó una gran polémica en Francia. «Gil Blas» es, quizá, la última gran novela picaresca de su época. El género pronto mutaría saludablemente hacia la novela realista forjada en Inglaterra. La trama de «Gil Blas» nos relata la historia de un mozo de cuadras y una doncella. Gil Blas nace en la miseria de Santillana del Mar, Cantabria, a cargo de un tío que lo educa en Oviedo, mostrando allí grandes aptitudes para el estudio. A los diecisiete años abandona Oviedo para estudiar en la Universidad de Salamanca. Su brillante porvenir se ve truncado cuando, camino a Salamanca, una banda de forajidos lo obligan a asistirlos y termina en la cárcel. Al ser liberado, debe trabajar como criado, y durante años está bajo el servicio de varios amos, lo que le permite observar las diferentes clases sociales de España, seglares y religiosas.
Hijo de un mozo de cuadras y una doncella, Gil Blas nace en medio de la miseria en Santillana del Mar, en Cantabria, y pasa al cuidado de un tío suyo, que lo educa en Oviedo, demostrando buenas aptitudes para el estudio. Con diecisiete años, deja la ciudad de Oviedo para estudiar en la Universidad de Salamanca. Sin embargo, su brillante porvenir se ve truncado cuando, de camino a Salamanca, una banda de forajidos lo obligan a ayudarles, y acaba por ello en la cárcel. Tras ser liberado, se ve forzado a trabajar como criado, y durante varios años se pone al servicio de varios amos, lo que le permite observar los múltiples grupos sociales, tanto seglares como religiosos, que había en España. Debido a su ocupación de criado, conoce a mucha gente de baja ralea, y, gracias a su adaptabilidad y astucia, es capaz de adaptarse a las difíciles situaciones que se le plantean.Tras varias vicisitudes, acaba en la Corte como favorito del Rey y secretario del primer ministro. De esta manera, escalando posiciones desde lo más bajo gracias a su inteligencia y duro trabajo, Gil Blas puede al final retirarse a un castillo y disfrutar de la fortuna y la vida honesta por la que tan duramente había luchado.
A finales de los años veinte del siglo pasado, Estrella y su hermana gemela, Alma, llevan una vida privilegiada como hijas de los marqueses de Zuloaga, propietarios de una casa solariega y una mina de hierro en un pequeño pueblo suspendido sobre el Cantábrico. Crecen rodeadas de fiestas y lujos, pero también marcadas por un poderoso misterio.
Porque Estrella y Alma no son como las otras niñas: herederas de un extraño don que pasa de generación en generación entre las mujeres de su familia, viven a la sombra de una maldición según la cual una de las dos morirá antes de cumplir los quince años. Así arranca esta historia llena de magia y pasión, que nos lleva por medio mundo tras los pasos de su protagonista, una mujer inolvidable que no dudará en hacer todo lo necesario, sin miedo al peligro ni a las convenciones sociales, por defender su tierra y el legado que lleva escrito en la sangre.
Demasiadas jóvenes desaparecidas.
Demasiadas leyendas tras la tormenta.
La pasión de una escritora imprescindible.
1901. En el idílico pueblo vasco de Ea, Dylan y Ulises Morgan contemplan en el horizonte cómo se hunde el Annabelle, el vapor de su abuelo, tras la terrible tempestad de la noche anterior. Después, el cuerpo de una joven aparece flotando en la orilla. Extrañamente, es idéntica a otra muchacha desaparecida muchos años atrás, Cora Amara, la hija menor de la dueña de la funeraria del pueblo.
Cora no es la única joven a la que nunca más se volvió a ver: varias mujeres de los pequeños pueblos de alrededor llevan años perdidas. Nunca han encontrado los cuerpos, pero la marea arrastra a la costa una corona de lirios blancos cada vez que sucede.
Hasta donde termina el mar es una apasionante intriga sobre secretos familiares, venganza y el poder redentor del amor, ambientada en los dramáticos paisajes de la costa de Vizcaya, tierra de leyendas en la que aún se oye hablar de sirenas.
Mina Índigo es la médium más solicitada de Barcelona. En su palacete del céntrico pasaje de Permanyer organiza sesiones espiritistas para ricas damas de la alta sociedad, pero, en realidad, es una experta investigadora que usa sus contactos para obtener información comprometedora de sus clientes.
En la Barcelona de 1888, a las puertas de la celebración de la Exposición Universal, Mina y el nuevo patólogo forense, el británico doctor Ellis, se verán implicados en un asesinato que conmocionará a la ciudad.
Tendrán que resolver el crimen, moviéndose entre lujosas fiestas en el Liceo y las calles más tortuosas del Raval, antes de que el escándalo y la sangre salpiquen las calles, mientras entre ellos surge una pasión inesperada.
De la mano de unos personajes fascinantes y con la prosa magnética que la caracteriza, Alaitz Leceaga nos adentra en un lugar y momento histórico apasionantes, germen de lo que llegará a ser el siglo XX.
Año 1889, La Rioja. Hay quien dice que una maldición se ciñe sobre los viñedos, secos desde hace años, de la finca Las Urracas. Mientras las grandes bodegas de la región comienzan su edad dorada, Gloria —la joven hija del propietario— languidece en la vieja mansión familiar, viendo aproximarse otro otoño sin cosecha. Sometida a la autoridad de una tía cruel y un padre ausente, Gloria verá cambiar su vida de un día para otro cuando tenga que ponerse al frente del negocio familiar. Será entonces cuando comience una larga batalla que la enfrentará a los bodegueros y caciques locales, que no conciben tener como rival a una mujer. Y menos a una que pone en duda sus viejos privilegios. Con la ayuda de sus hermanas, Gloria luchará por recuperar el esplendor de sus viñedos, al tiempo que se adentra en los secretos que esconden las habitaciones cerradas y los campos muertos de Las Urracas. Bajo la sombra de una maldición que solo al final sabremos si es cierta, las mujeres de esta novela lucharán, sin miedo a nada ni a nadie, por el poder que les pertenece.
Mi Novia Eterna es una novela de amor juvenil.
Habla de Fernando y Ximena, dos jóvenes que aprenden juntos de la vida.
Habla también de la posibilidad de que haya un alma gemela destinada a cada persona, y un día coincide con su otra parte, como si la hubiera conocido en otras vidas.
Mark Ablett, propietario de una magnífica residencia en la campiña inglesa, organiza en su casa un animado encuentro. Entre los variopintos invitados —una viuda y su casadera hija, un militar retirado, una voluntariosa actriz— se cuentan también Anthony Gillingham y su amigo Bill Beverley, a quienes dos inesperados acontecimientos empujarán a ejercer circunstancialmente de Watson y Holmes: el misterioso asesinato del hermano de su anfitrión —llegado hace poco desde Australia y considerado como la oveja negra de la familia— y la no menos inexplicable ausencia de este último tras el crimen…
«El misterio de la Casa Roja» (1922), única incursión en la ficción detectivesca del autor de «Winnie the Pooh», es considerada como una de las mejores y más imaginativas novelas de cuarto cerrado en la historia del género.
Milne es el afortunado autor de un clásico de la literatura infantil: Winnie the Pooh. Posiblemente deba a ello la frescura de esta novela policíaca, única que escribió para entretenimiento de su padre, que era un gran aficionado al género. El escenario es una casa de campo inglesa, perteneciente a Mark Ablett, llena de invitados, entre ellos un mayor británico, una actriz testaruda y un joven atleta. El hermano de Robert, la oveja de la familia, llega desde Australia y es encontrado muerto en una habitación cerrada con llave. Mark Ablett ha desaparecido, por lo que Tony Gillingham y su amigo Bill deciden investigar, avanzando casi lúdicamente, a través de la novela, mientras que las pistas se acumulan y abundan las teorías.
«Winny de Puh» es, junto con el «Alicia» de Carrol, el «Peter Pan» de Barrie y «El viento en los sauces» de Kenneth Grahame, uno de los cuatro grandes clásicos de la literatura infantil, una obra maestra tan apta para niños de menos de diez años como para adultos de un buen nivel cultural. A.A. Milne, el escritor de estas divertidas historias protagonizadas por Cristopher Robin —su verdadero hijo— y su oso de peluche Winny, nació en Londres en 1882, y sus primeros trabajos aparecieron en la popular revista satírica «Punch». Fue autor dramático, ensayista, y escribió dos novelas policiacas, un par de libros de rimas infantiles, y sobre todo las dos historias, «Winny de Puh» y «El Rincón de Puh», que le dieron fama universal y que hemos reunido en este volumen. Milne nos cuenta con poesía e ingenio los juegos y andanzas de su hijo Cristopher Robin con sus amigos favoritos: Winny de Puh, un oso de peluche glotón y un tanto zoquete y cantarín, Porquete, un cerdito inquieto y más bien miedoso, Tigle, un tigre brincador y fanfarrón, y otros habitantes del bosque. La edición incluye las ilustraciones a todo color de Ernst H. Shepard, que han contribuido no poco a convertir a Winny de Puh en un mito moderno de la cultura popular.
La vida en Panamá era un poco diferente en 1950 de lo que es ahora, pero de alguna manera esta historia de una búsqueda del tesoro español escondido se lee como si pudiera estar sucediendo hoy, tal vez porque solo están involucrados asuntos atemporales como las debilidades y las relaciones humanas. El marco, el de varios personajes que anotan en un diario la historia a medida que pasa por su camino, comienza torpemente y luego se convierte en una fascinante cadena de asesinatos, secuestros, lunáticos escapados, puentes derribados y líneas telefónicas cortadas.
Si hubiera vivido usted en las salas de este hospital, si hubiera visto a sus amigos agonizar bajo los efectos del polvo radiactivo, si supiera usted que grandes extensiones de la Tierra han sido devastadas y sus habitantes aniquilados, entonces se daría usted cuenta, como nosotros, del terror y de la frustración que hay en el conocimiento de que somos incapaces de prevenir esta destrucción masiva. Lo que los cirujanos y los científicos han hecho con usted, es únicamente el primer paso en un esfuerzo para crear una raza de hombres que puedan luchar contra este peligro.
Un país no son sus nobles ni sus reyes ni sus ricos. Un país es su pueblo y su gente corriente. Es el momento de recuperar nuestra historia. Durante demasiados años los españoles hemos vivido sintiéndonos extranjeros en nuestra propia casa, en un cruel exilio interior y sin la sensación de tener un país bajo nuestros pies. Últimamente hablar de España, de patria o de nación se asocia a ideas conservadoras, derechistas y retrógradas, pero no siempre fue así. Hubo una época en la que gritar «¡Viva España!» sirvió para derrocar reyes, expulsar ejércitos imperiales, redactar una de las primeras constituciones liberales de la historia y avanzar en derechos democráticos. Es hora de recuperar ese patriotismo decente y popular. Porque el verdadero patriotismo no se viste de banderas ni se practica odiando al diferente. Patria digna es un recorrido didáctico y accesible por la historia popular de nuestro país y una invitación a construir entre todos y todas un orgullo nacional progresista que durante décadas se nos ha negado.
Después de una noche en la ópera, encontrarse la casa desvalijada por los ladrones es un hecho siniestro. Pero si desaparece también la moqueta, el rollo del papel higiénico, el horno y el asado amablemente programado, es evidente que no se trata de un simple hurto. Y la espantada víctima ?en este caso un abogado londinense acomodado y pedante? tiene todo el derecho a pensar en una burla del destino o en una nueva fórmula, más bien desorbitada, de cámara indiscreta. Turbados por una realidad cruel y demencial, el abogado y su apagada consorte, Mr. y Mrs. Ransome, tienen que afrontar un rompecabezas de cómico suspense, del cual salen disparados, como de una caja de sorpresas, turbulentos golpes de escena.
Este libro consta de dos novelas cortas: "La señora Donaldson rejuvenece" y "La ignorancia de la señora Forbes". La señora Donaldson es una viuda reciente, de cincuenta y cinco años, con una hija casada, puritana e insoportablemente convencional que pretende que su madre viva reverenciando la memoria de un difunto marido muy aburrido. Aburrimiento contra el que la señora Donaldson no se rebelaba, y ni siquiera cuestionaba, educada en la firme creencia de que ser y hacer lo que se espera de nosotros son los pilares de la cotidiana felicidad. O conformidad. Pero ahora su vida comienza a cambiar. Ha conseguido un trabajo en un hospital: actúa interpretando a pacientes, con sus correspondientes enfermedades, para ilustrar las clases del doctor Ballantyne. Y, de interpretación en interpretación, la señora Donaldson comienza a descubrir pliegues y honduras que ignoraba de sí misma. También ha alquilado una habitación a una pareja de estudiantes que le proponen un pago en especies para saldar lo que le deben: le ofrecerán un espectáculo porno sólo para sus ojos. Y ella, contra todo pronóstico, acepta, los contempla y cuando terminan les ofrece una taza de té. Y comienza La señora Donaldson rejuvenece. En cuanto a La ignorancia de la señora Forbes, su hijo Graham va a casarse con una chica que lleva el muy vulgar nombre de Betty. Y aunque muy rica, es fea. La dominante y esnob señora no entiende el porqué de todo esto; los guapos siempre se han casado con guapas, y viceversa. Ella lo hizo, y por eso tiene un hijo guapo. Además, su familia está en el escalón más alto de la clase media, donde no se usan nombres como Betty. El señor Forbes, por su parte, asiente a todo, y lo único que le inquieta es que Graham es y ha sido la principal ocupación de su esposa, y si se casa y se marcha, todo el peso de la insoportable señora Forbes recaerá sobre sus hombros. Y el bello Graham, a su manera, quiere a Betty, y hasta puede follar alegremente con ella, siempre que haya un espejo en el que él pueda verse, y quizá imaginar otros cuerpos menos femeninos, como el de Gary, por ejemplo. Porque la señora Forbes ignora muchas más cosas de las que sabe...
En 1974, cuando Miss Shepherd y su furgoneta se instalaron definitivamente en el jardín de la casa de Alan Bennett, ya hacía varios años que ambas eran conocidas en el barrio. Tras algunos extraños encuentros, y después de que algunos gamberros comenzaran a atacarla, Alan Bennett le sugirió que pasara las noches en un cobertizo de su jardín. Aunque, afirma el escritor, él jamás se engañó pensando que su impulso obedecía a razones puramente caritativas; aquel sadismo le había perturbado demasiado, se pasaba el día vigilando a Miss Shepherd, y así no podía escribir. Y éste fue el comienzo de una convivencia que duraría quince años, hasta la muerte de la excéntrica, reservada y digna Miss Shepherd, una persona y una presencia muy reales, y con más de una identidad y una vida, como descubrió Bennett después de su muerte. «El hipnótico retrato de una marginada con un espíritu indomable, un texto sostenido a partes iguales por la fascinación y la compasión. Y también por algunos de los estallidos de comicidad más inteligentes que ha producido la escritura del siglo XX» (The Village Voice)
Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.
Flavia de Luce vive en una oscura mansión y tiene una familia poco común: dos hermanas que la odian y un padre a quien le interesa más la filatelia que lo que ocurra en su casa. Afortunadamente tiene dos aliados: su bicicleta Gladys y el laboratorio de química en el que disfruta de su curiosa afición por los venenos mientras planea la venganza contra sus hermanas. Cuando Flavia se encuentra un pájaro muerto en la puerta de su casa y a un hombre a punto de morir, no dudará en meterse de lleno en la investigación, demostrando que una niña de once años también puede resolver misterios que otros desearían enterrar.
Imagínese una vieja casa de campo en algún lugar de Inglaterra. El año es 1950. Imagínese una niña que vive allí con una familia poco común. Se llama Flavia de Luce y tiene casi once años. Imagínese un laboratorio químico victoriano abandonado décadas atrás; nadie entra allí excepto Flavia.
Con una vida en casa de lo más amarga y una complicada relación con sus hermanas, Flavia de Luce es una niña solitaria y de extraños talentos que juguetea en el laboratorio abandonado de su casa victoriana. Allí hurga en el pasado prohibido de su taciturno padre viudo, como si fuera un detective, y planea su venganza contra sus hermanas Ophelia y Daphne. En este marco no sorprende que el material para su próximo experimento científico sea el misterioso cuerpo que encuentra enterrado en su jardín. Siguiendo a su inteligente protagonista, Flavia de los extraños talentos es un libro absolutamente original, imaginativo, rápido de leer, que engancha por su inteligencia y por su humor, a veces muy negro, que se burla de la macabra seriedad de la trama. El autor escoge un marco fascinante como lo es la Inglaterra de 1950, y allí retrata la excéntrica cotidianidad de una familia cuyos miembros despiertan un inusual interés en el lector.
Inglaterra, 1950. Flavia de Luce tiene once años y tres pasiones: los venenos, molestar a sus hermanas mayores y resolver misterios. Hace un tiempo ayudó a la policía con un asesinato, pero desde entonces su único consuelo son los experimentos que realiza en su laboratorio, ubicado en un ala deshabilitada de la mansión en la que vive con su excéntrica familia. Así pues, cuando aparece una furgoneta anunciando un espectáculo de títeres, Flavia es la primera en meter la nariz en el asunto. El día de la función, aunque el lleno total hace prever un gran éxito, un trágico accidente lo enturbia todo. Aunque… ¿Seguro que se trata de un accidente? Sin perder un segundo Flavia se monta en Gladis, su fiel bicicleta, y pedalea a la caza de las pistas que le permitan resolver este nuevo enigma. ¿Podrá una niña enfrentarse sola a los peligros que le acechan en el camino hacia la verdad?
La primera parte (capítulos 1 a 12) de Hitler y Stalin abarca desde el nacimiento de ambos dictadores hasta los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, siguiendo un estricto criterio cronológico. Hitler: infancia y juventud, participación en la Gran Guerra, creación del partido nazi, asalto al poder y consolidación de un estado policial de rígida estructura vertical. Stalin: infancia y juventud, andadura revolucionaria y participación en los cruciales acontecimientos de octubre de 1917, ascenso al poder, planes quinquenales y purgas. Dedica particular atención a las semejanzas y diferencias que se observan en la trayectoria de ambos personajes. La segunda parte (capítulos 13 a20) de Hitler y Stalin abarca desde el pacto de no agresión germano-soviético (1939) hasta la muerte de Stalin (1953), siguiendo un estricto criterio cronológico. Describe, pormenorizadamente, el protagonismo de ambos líderes durante la Segunda Guerra Mundial, y dedica especial atención a la Operación 'Barbarossa', nombre en clave de la invasión de la Unión Soviética, y principio del fin del Tercer Reich. La obra se cierra con un panorama de las terribles consecuencias que tuvo el imperio de la barbarie y terror instaurado por Hitler y Stalin. En este extraordinario estudio, Alan Bullock ejerce sus mejores cualidades: organización clara y concisa de un impresionante caudal de datos, descripción del detalle sin desmedro de su importancia global, mesurada objetividad y prosa subyugante. Hasta la fecha, nunca se había publicado un análisis tan ambicioso e iluminador sobre Hitler y Stalin, y las causas que promovieron su ascenso y caída.
El primer volumen de "Hitler y Stalin" abarca desde el nacimiento de ambos dictadores hasta los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, siguiendo un estricto criterio cronológico.
Hitler: infancia y juventud, participación en la Gran Guerra, creación del partido nazi, asalto al poder y consolidación de un estado policial de rígida estructura vertical.
Stalin: infancia y juventud, andadura revolucionaria y participación en los cruciales acontecimientos de octubre de 1917, ascenso al poder, planes quinquenales y purgas.
Dedica particular atención a las semejanzas y diferencias que se observan en la trayectoria de ambos personajes.
En este extraordinario estudio, Alan Bullock ejerce sus mejores cualidades: organización clara y concisa de un impresionante caudal de datos, descripción del detalle sin desmedro de su importancia global, mesurada objetividad y prosa subyugante. Hasta la fecha, nunca se había publicado un análisis tan ambicioso e iluminador sobre Hitler y Stalin, y las causas que promovieron su ascensión y caída.
El segundo volumen de 'Hitler y Stalin' abarca desde el pacto de no agresión germano-soviético (1939) hasta la muerte de Stalin (1953), siguiendo un estricto criterio cronológico.
Describe, pormenorizadamente, el protagonismo de ambos líderes durante la Segunda Guerra Mundial, y dedica especial atención a la Operación 'Barbarossa', nombre en clave de la invasión de la Unión Soviética, y principio del fin del Tercer Reich.
La obra se cierra con un panorama de las terribles consecuencias que tuvo el imperio de la barbarie y terror instaurado por Hitler y Stalin.
En esta exploración ingeniosa, elegante e íntima, Alan Burdick, autor galardonado y redactor de la revista The New Yorker, embarca a los lectores en una búsqueda personal para comprender los relojes que hacen tictac dentro de todos nosotros. Durante casi una década, Burdick se dedicó a visitar a científicos que estudian las cuestiones más espinosas acerca de nuestras percepciones del tiempo. En su recorrido visitó el reloj más preciso del mundo (que existe solo en papel), descubrió que el «ahora» ha sucedido en realidad hace una fracción de segundo, encontró una vigésimo quinta hora en el día, vivió en el Ártico para perder por completo la noción del tiempo y, durante un instante fugaz en el laboratorio de un neurocientífico, hizo incluso retroceder el tiempo. Por qué el tiempo vuela es un clásico instantáneo, un examen vívido y profundamente conmovedor de nuestra relación con el tiempo. No lo dudes: nunca más volverás a mirar un reloj con los mismos ojos.
En este libro inolvidable relata la verídica epopeya de Gladys Aylward, misionera en China y fundadora de centros benéficos en la región de Yang Cheng en cuya cárcel dominó un motín, y convirtió al mandarín al cristianismo. Al producirse la sangrienta invasión japonesa, Gladys organizó la huida de gran número de huérfanos chinos, a los que arrastró consigo en un terrible éxodo que dañó seriamente su salud. Tras una estancia en Inglaterra, partió de nuevo para Hong-Kong y Formosa donde, sostenida por la gratitud de muchos de los que ella rescató siendo niños, prosiguió su trabajo una de las más admirables mujeres de esta generación.
Fue llevada al cine en 1958 por Mark Robson, protagonizada por Ingrid Bergman y Curd Jürgens.
Renata Von Horch mata al capitán Delteil por venganza, que condenó a muerte en Nuremberg a su padre. La policía francesa está sin ninguna pista sobre este crimen...
Una mujer cruzó rápidamente la calzada, amparándose en enorme paraguas masculino, y entró en una casa frontera. Pasó un autobús, cuyos neumáticos, al deslizarse sobre el satinado pavimento, produjeron un fugitivo rumor parecido al rasgar de la seda, Felding divisó vagamente en el interior del vehículo algunas figuras humanas y rostros sin contornos definidos.
Me largué a París después de recibir instrucciones de Gibbons. No voy a aburrirle contándole toda mi aventura en la capital francesa. Encontré a Renata Ven Horch. Se acordaba de mí. Hablamos de los viejos tiempos de la postguerra de Alemania… Era una esquizofrénica con sed de venganza. A su padre lo habían ahorcado en Nuremberg y ella no olvidaba. Pero también era muy bonita y hasta creo que, a su modo, yo la interesaba un poco. No se alarme, patrón, no voy a ponerme sentimental. Deshice todos sus manejos, me cargué a un tal Krazer, que era su jefe inmediato o algo así, descubrí lo que se traían entre manos; un asunto de envergadura, por cierto. Y al final, en una lucha contra dos de sus esbirros, en la propia casa de Renata, me deshice de uno de ellos y quedé a merced del otro. La propia Renata había dado la orden de que me liquidaran y sin embargo… disparó contra su compinche, cuando vió que éste me iba a matar. El sujeto tuvo tiempo de revolverse, herido de muerte, y la metió dos balazos en el cuerpo.
UN hombre, enfundado en una gabardina verdosa, con el cuello subido y el ala del sombrero echada sobre los ojos, penetró en el portal de una lujosa casa en la Calle Cuarenta y Tres. Había a mano derecha un pequeño mostrador de madera, tras el cual el conserje del edificio leía tranquilamente un periódico. El individuo que entrara, sin acercarse mucho ni levantar la cabeza, inquirió:
—¿El departamento del señor McCrohom, por favor?
—Séptimo piso, puerta cuatro.
El conserje reanudó su lectura y el sujeto de la gabardina entró en el ascensor. Al llegar al séptimo piso llamó al timbre de la puerta cuatro. Ésta fue abierta y Gordon McCrohom, vestido con batín de seda, apareció en el umbral.
LA polvorienta bombilla que colgaba del techo de la habitación y el rostro de brutales facciones y expresión sádica de Rocky Scott, fue lo último que el inspector del F. B. I. Brian Crowley, de la división de Nueva York, vio en este mundo.
Al apretar Scott el gatillo por tres veces, con morbosa complacencia, las balas penetraron en el pecho del maniatado inspector, que se derrumbó sin vida con un gesto de desprecio en sus ojos oscuros. Su cuerpo produjo al caer un ruido sordo, no mucho mayor que el de los disparos de su verdugo, cuya pistola estaba provista de silenciador.
Scott enfundó el arma, después de recargarla, volviéndose a mirar, orgulloso, a los tres individuos que habían presenciado el crimen con fría indiferencia.
—Uno menos —murmuró, en tono siniestro, el asesino.
Aún tenía queaguardar cuarenta minutos. Le agobiaba aquella espera lenta, enervante,mientras el viejo, allá dentro, tal vez había caído para siempre bajo el plomodel mayor Barrows. Lyne llamaba familiarmente «el viejo» al inspector, aunqueéste no lo fuera tanto como para merecer el calificativo. Llevaban muchos añostrabajando juntos y para Lyne, la policía empezaba y terminaba en el inspectorSanders. Los numerososagentes que rodeaban, a prudente distancia, el chalet donde se refugiaba elmayor Barrows, permanecían inmóviles y en silencio, esperando. Todo se reducíaa esperar. Transcurrieronotros diez minutos. Arreció el viento, empujando algunas nubes que abrieron en el cielo pequeños espacios estrellados. La lluvia, en cambio, había cesado casipor completo.
Contemplándose en el espejo, Stanley Mac Coy hizo un vago gesto de ironía. Estaba muy pálido y tenía grandes ojeras. Sentía náuseas. Abrió el grifo del agua fría y mantuvo las manos durante un rato dentro del lavabo, dejando que el agua cayera con fuerza sobre sus muñecas. Luego se alisó un poco el cabello, dio media vuelta y salió con paso vacilante.
'Dinosaurio'. Esta sugerente palabra evoca exóticos parajes prehistóricos poblados por criaturas gigantescas que se movían con paso lento y torpe, y que terminaron desapareciendo misteriosamente de la faz del planeta. Pero esta vaga imagen, si bien contiene elementos de verdad, dista mucho de ser precisa, ¿todos los grandes reptiles del pasado fueron dinosaurios? ¿No habría entre ellos algunos ágiles y listos? ¿Fueron todos tan enormes como se les suele describir? ¿Por qué sufrieron una extinción masiva hace 65 millones de años? Pocas personas podrían responder a estas y otras interesantes preguntas acerca de los dinosaurios con tanta autoridad y claridad como lo hace el paleontólogo Alan Charig en este libro. El profesor Charig, que ostenta el cargo de director del laboratorio paleontológico del Museo Británico de Historia Natural, es uno de los más reputados especialistas en dinosaurios del mundo. En su faceta de divulgador científico ha publicado numerosos artículos y varios libros para el gran público, y ha realizado una serie de televisión para la BBC sobre la historia de los vertebrados.
«Entraron. Por el momento, desde donde estaban, junto al umbral de la puerta, no vieron nada. El sillón confortable, una especie de monumental sofá, les ocultaba la escena. Pero cuando penetraron decididamente en la cámara, hasta las proximidades del televisor, ambos palidecieron intensamente, no encontrando palabra alguna para expresar el pánico que se había apoderado de ellos».
La astronave era pequeña, de líneas sencillas y estaba pintada de azul claro. Al lado de cualquier tipo de astronavíos, la que ahora cruzaba el espacio hubiese hecho el ridículo; pero lo que podía juzgarse como inferioridad manifiesta, como tamaño reducido, no era más que apariencia. En realidad, la «USA-13» era una fortaleza del espacio. Ninguna otra nave en circulación, ni los astrocruceros de las superlujosas Compañías de Astro —navegación hubieran podido reunir lo que ella tenía; sus muros de acero al tungsteno, ciento por ciento, que la hacían invulnerable ante cualquier clase de proyectil imaginable, la fuerza de sus uranio-reactores, el empuje colosal de sus toberas… Era una astronave excepcional. Había sido concebida ex profeso para misiones especiales, y, en aquellos momentos, realizaba una de ellas: ni más ni menos que el traslado a Marte de la primera reserva de oro para el nuevo Banco del planeta.
André descolgó el teléfono, dejando el cigarrillo sobre el borde del plateado cenicero, que había sobre la mesa. —¿Allo? —inquirió. La voz de la telefonista llegó hasta él. —Una periodista, señor Levigneux. Trae una autorización especial de Washington. ¿Qué le digo? André frunció el entrecejo. —¿De veras que trae una autorización en regla? —Sí, señor. Firmada por el propio señor Callowan. El joven suspiró, encogiéndose de hombros.
¡Dos alucinantes relatos de Alan Comet! Olaf se retorcía las manos de dolor. Su tercer hijo iba a nacer ¿Con un brazo sarmentoso como su primogénito? ¿Ciego como su segundo? Miró al cielo y vió aquella luz que cruzaba el firmamento. Los espíritus malignos se reunían de nuevo, en maligno aquelarre. La máquina lo había dispuesto todo, Fue ello quién desencadenó la tercera Guerra Mundial, la Gran Hecatombe. Miles de millones de seres perecieron, millones se convirtieron en Mutantes de los que nacieron mostruos horribles. Pero la máquina tenía solución para todo.
Su creador le había dotado de un mecanismo perfecto; había puesto en él los circuitos impresos que compondrían su “cerebro electrónico”, las complejas conexiones que llevarían las impresiones externas a través de las lámparas de lo que serían sus ojos, de los micrófonos y membranas sutiles que se transformarían en sus oídos y en su laringe. Y, al hacerlo, cometió el pecado de la soberbia. Porque ninguna criatura mecánica, por perfecta que sea, PUEDE AMAR.
De la misma manera que en el corazón del átomo los protones representan las cargas positivas y los electrones la contraria, en el esquema del mundo, junto a la Tierra, como al lado de todos los demás planetas, había un… Mundo Negativo.
Es muy posible que a nuestro lado, como una invisible sombra viva, se halle nuestro otro yo: un personaje idéntico a nosotros, nuestra exacta copia, nuestro idéntico reflejo, pero que habita un mundo de una dimensión opuesta al que nos sirve de cobijo.
Si llamamos al nuestro positivo, el de nuestra imagen repetida será negativo… aunque muy bien puede ocurrir, si utilizamos esta palabra en el absurdo sentido peyorativo en que solemos emplearla, que el Negativo sea este nuestro del que estamos tan estúpidamente orgullosos…
'La 'Colección Robot', publicada en Madrid por la Editorial Mando a lo largo de quince números, fue escrita por Enrique Sánchez Pascual (1918-1996) bajo el pseudónimo Alan Comet. Data de 1955. Posiblemente sean los bolsilibros más bizarros de la literatura española, lo que ya es mucho decir. Entre sus muchas maravillas, figura un ejército de hormigas gigantes de Marte que decide invadir la Tierra (¡Marte ataca!), una raza de seres voladores que se alimentan puramente de electricidad (La invasión de los electrófagos), una lucha contra una tribu de ciegos hombres subterráneos que perciben el mundo mediante antenas (La rebelión de los hipogeos), una flota de quince mil hombres y mujeres de Saturno que han sido reducidos de tamaño y tripulan robots diminutos para invadir la Tierra (Los micro-robots de Saturno), unos pulpos invisibles que se alimentan de cerebros humanos (Ventosas de demencia), etcétera. La sensación final que deparan estos libritos, tras los curiosos recovecos de su lectura, es la conciencia de la infinitud del cosmos y de las múltiples rarezas que puede brindar la biología. Una epopeya de lo raro, pero de lo raro que es también verosímil.'
Ésta es la historia de la lucha atroz de dos mundos: uno errante y en la última fase de su existencia y otro fijo, viviendo los maravillosos momentos de su evolución ascendente. El primero, sin nombre y sin destino, algo extraño y casi inconcebible; una presencia atroz en el cielo como las que deben estar, en realidad, ligadas, amarradas y ceñidas a las espantosas condiciones ambientales del espacio.
El «año de Saturno» es, naturalmente, el tiempo que el Planeta tarda en recorrer la órbita alrededor del Sol. Ese tiempo se traduce, exactamente, en veintinueve años y medio. De ahí se derivan las edades de los personajes del Imperio Saturnal que aparecen en esta novela
Los OJOS del ESPACIO nos están mirando. Detrás de nuestra atmósfera, desde los Mundos próximos o lejanos, desde nuestros vecinos los Planetas o desde algún punto que rueda alrededor de soles que brillan en lejanas GALAXIAS, los OJOS de otros SERES estudian, desde hace millones de años, nuestro orgulloso mundo… Aquel que piense que NUESTROS telescopios son los ÚNICOS del Universo; que hemos sido nosotros los primeros y los solos, entre todas las criaturas posibles de la CREACIÓN, de hacer una lente, de pulir un espejo y de manejar las ciencias exactas… ¡QUE DEJE DE SOÑAR!
La oscuridad de la noche impedía ver los gruesos copos de nieve que caían sin interrupción. Así, la blanca superficie de la tierra ofrecía un negro y sucio aspecto a la tintineante luz de las lejanas estrellas que aparecían por entre las densas capas de nubes que cubrían el firmamento casi por completo. Un viento inquieto se enredaba, aullando, por entre los cables de las líneas telefónicas, levantando de los postes los pegotes blancos de nieve que se habían ido acumulando. Entonces, haciéndose más lento por la carga que llevaba, se removía antes de estrellarse, definitivamente, contra las altas tapias del cementerio.
El monstruo avanzaba en medio de la negrura de la noche. Su monumental silueta se destacaba, a veces, en el recorte luminoso de la luz de la luna, cuando ésta vencía la densa capa de nubes que cubría el cielo. Sólo entonces, en el marco inequívoco y difuso de luces y sombras, la figura del monstruo metálico refulgía como la de un gigantesco marciano que acabase de descender sobre la superficie de la Tierra en uno de los fantásticos aparatos para viajes intersiderales.
Indudablemente, el conductor de aquel potente coche no se había percatado de la presencia del hombre del cigarrillo… Éste estaba apoyado a la pared, junto a la entrada de los grandes almacenes Sbonia, exactamente debajo del primer soportal plástico que formaba una especie de fenomenal visera ante la entrada del almacén. A aquella hora —las seis de la tarde— el Sbonia estaba ya cerrado y el hombre del cigarrillo, que no parecía prestar atención alguna a los apagados escaparates, debía esperar a alguna muchacha, de dudosa reputación, que llegaría del cercano barrio de Godwno.
CON la aparición del número extraordinario «LA HORA H HA SONADO» y el cambio de dirección de la Editorial, la colección ROBOT puede anunciar una serie de cambios fundamentales, insistentemente reclamadas por nuestros lectores desde los primeros números. Editorial MANDO, deseosa de dar a sus lectores una producción literaria que se encuentre de acorde con la presentación del libro, está dispuesta a convertir la colección ROBOT en la más preciada obra de aquellos que se interesan por las novelas de anticipación científica.
El temor histeroide a las armas atómicas impregna nuestra época de un nuevo terror que, lejos ya de la superstición, vuelve, con el mismo impulso, a sobrecoger el corazón humano. Se habló, no hace mucho de «neurosis de guerra», y ya se empieza a hablar de «neurosis atómica». Todo lo humano tiende así a encontrar una salida a su propia angustia que, es triste decirlo, en el fondo, no es más que un gran egoísmo disfrazados apenas de instinto de conservación. El miedo a la muerte bajo el fatídico sol del «hongo» monstruoso, empapa la conciencia de las gentes de toda calidad y color. Pero pocos saben que, en el caso de una nueva hecatombe, las bombas nucleares, además de sembrar la muerte y la destrucción, como cualquier clase de armas de cualquier otro tipo, tendrían mucho más fatales consecuencias para aquellos que tuviesen la desdicha de quedar con vida.
VOLÁBAMOS a poca altura; quizás no alcanzásemos los doscientos metros. Abajo era el constante desfilar de una especie de alfombra verde, de una densidad completa. Era la selva, en toda su grandeza y, al mismo tiempo, en toda, su terrible infinitud. Los gigantescos árboles y las lianas que, como serpientes inmóviles, los entrelazaban, formaban una masa opaca, haciendo imposible, en la mayoría de los casos, que pudiésemos percibir la verdadera superficie de la Tierra. De vez en cuando, y como un pozo oscuro, aparecía un claro, un diminuto redondel, que, comparando la selva a una inmensa cabellera, justificaba completamente su calificación de calvero.
EUROPA, en armas, esperaba con cierto temor el ataque de los marcianos. Todas las fuerzas armadas de Occidente estaban dispuestas, en sus lugares de combate con los ojos fijos en el aire y en el mar, únicos lugares por los que debían llegar las huestes enemigas. Los invisibles dedos del «radar» se hundían en el espacio, día y noche, ansiando captar la imagen que demostraría que la gran batalla iba a comenzar. Las escuadras de todos los países europeos, así como un total aproximado de medio millón de aviones, esperaban impacientemente en sus bases el momento de lanzarse al espacio para demostrar a los de Marte que los hombres no cederían fácilmente la tierra en la que habían nacido.
DURANTE miles de millones de años Venus, el segundo planeta en la hilera que acaba en Plutón, había vivido protegido por una densa atmósfera que parecía ocultar a los ojos del cielo los dramas humanos que en cualquier trozo de tierra estelar deben producirse cuando se reúnen aunque sea en mínima cantidad. Milenios y milenios en el que las razas y las civilizaciones fueron dejando la huella de su paso, las ruinas de las ciudades destruidas y los nuevos caminos que conducían a las recientemente elevadas sobre la superficie del planeta.
HANS marchaba lentamente por la senda que conducía a sus campos. El alba, como hacía ya bastantes años, parecía permanecer enredada en las altas montañas, como esa niebla que se pega a la tierra y que se arrastra indolentemente como un manto de gasa que fuese arrastrando alguna perezosa deidad. Hans, con sus ojos azules, con sus expertos ojos de labrador, miraba hacia el alba adormecida, retardada y lenta, frunciendo el entrecejo y haciendo que su frente se cubriese de profundos surcos paralelos. Para aquel hombre que había vivido en íntimo contacto con la tierra, rodeado de aire y de sol en la inmensidad de los campos, aquella anormalidad de la Naturaleza le producía íntima congoja.
HACÍA unas semanas que habían abandonado el espaciódromo más importante de Júpiter después de cargar una considerable cantidad de uranio, que llenaba las calas de las astronaves. Aquél era el primer viaje importante que se realizada por orden de la Astro-Company de Londres, la compañía más importante de navegación intersideral y que era, al mismo tiempo, la dueña absoluta de los más gigantescos depósitos de uranio que se habían descubierto en la tremenda superficie de Júpiter.
ERA como una grúa… Una grúa fenomenalmente gigantesca, posada sobre cuatro gruesas patas metálicas, que erguía su descomunal silueta en el fondo de aquel falso valle de tierra removida. Media docena de robots trabajaban con distintos instrumentos y el silencio se rompía solamente con la marcha de los aparatos, ya que la grúa no producía sonido alguno.
Tantas historias por contar y tan poco tiempo. Una recopilación de fantasía, magia, romance, terror, criaturas sobrenaturales, recuentos, hadas, brujas, príncipes, guerreros, monstruos, aparecidos, y viajes a otros mundos. Porque escribir y leer son solo eso. El Arte de Viajar. Ars Viatoris.
Bernardo está en su último año de bachillerato, tiene un par de amigas que comparten novio y es fanático del cine, la música y el baile. Su vida puede no ser la más normal ni él tampoco el más común de los de su clase, pero las cosas están por ponerse raras, más de lo que se imagina. Diana y Erick Matthews acaban de mudarse, además de que están en el mismo liceo que él. A primera vista, ambos parecen normales, pero el último año siempre es el primero en dejar que los secretos mejor escondidos salgan a flote. ¿Por qué a Diana le cambian los ojos de color? ¿Por qué parece evitar a Bernardo? ¿Por qué Erick lo hace sentirse tan a gusto? ¿Qué está pasando con sus amigas y ese novio que nunca le dio buena espina? Todo empezará con un videojuego, y de allí en adelante, habrá dudas, misterios, sueños, pesadillas, trampas, incluso alguien con una pistola en medio de un bingo... y dicen que el dios Bóreas está involucrado en todo esto. Una novela paranormal con raíces en el viento gélido del norte, con los problemas que enfrentan todos los adolescentes de hoy en día y un poco de música para que todo sea más llevadero. ¿Quién dijo que ir a la escuela era aburrido?
Se mueren por vivir de nuevo. Opal, Obsidian, Ruby y Amber decidieron renunciar a la vida. Los cuatro ahora están atrapados navegando por un río infinito, lleno de las almas de suicidas, al que podrían caer si no se descuidan. Un misterioso ente les hace una oferta que muchos han considerado antes que ellos: o bien permanecen en el río esperando su reencarnación natural, si es que no caen en él primero, o luchan a muerte por una segunda oportunidad. Lo que ninguno sabe es a quiénes van a condenar, y que cada uno de ellos entrenará con un experto en el arte del asesinato.
¿Dónde estaba la Tierra? Esta no era su galaxia. Un sol extraño iluminaba el cielo con rayos anaranjados. En su sueño frío, los siete viajeros del espacio habían dejado atrás su propio universo y ahora su radio receptor les decía que sobre el planeta que giraba debajo de ellos, alguien transmitía señales pidiendo auxilio. Las leyes del espacio ordenaban que debían descender, explorar y prestar ayuda. Pero llevarían armas, pues no sabían por qué, o qué era lo que los llamaba. Todo lo que sabían era que parecía ser un «Alien»… un ser extraño.
El recuerdo permanecería con Ripley para siempre: una criatura que goteaba sangre ácida a solo centímetros de ella. Destrozó al resto de la tripulación de su nave, pero ella logró escapar. Ahora, tras ser rescatada y después de 57 años en hiper-sueño, se encuentra a salvo al fin. Pero no por mucho tiempo. A cierta distancia de la Tierra, 60 familias, empleados de la Compañía, al igual que Ripley, están intentando terraformar un mundo inhóspito. Por muy duro que sea, no es nada que estos pioneros no puedan manejar... hasta que uno de ellos descubre la nave alienígena destrozada. Y los huevos. Ahora Ripley y un equipo de marines espaciales de élite deben regresar al planeta para salvar lo que pueda quedar de los desafortunados colonos... y de alguna manera luchar contra un horror que se niega a morir.
Si algo podía ir mal a bordo de la nave de exploración «Dark Star», más pronto o más tarde sucedería. Ahora, en el año 20 de su misión —destruir planetas inestables—, la nave y también su tripulación, estaban desmoronándose. Tras 20 años en el espacio, la soledad y la incomunicación habían dejado huellas. Los cuatro miembros supervivientes estaban embargados por un tedio sin consuelo. Sólo el ocasional lanzamiento de una bomba u otro de los inevitables fallos a bordo de la nave rompían aquella inevitable monotonía. Entonces, la bomba N.º 20 es preparada y dispuesta para detonar; súbitamente, la vida sobre el «Dark Star» se hace frenética.
Los Tar-Aiym habían desaparecido hacía quizá un millón de años. Ellos habían luchado contra las demás razas que poblaban la galaxia, y las dominaron; pero ahora se habían desvanecido, y sólo quedaba la leyenda de su último invento: el desaparecido Krang.
Nadie sabía con certeza qué era el Krang, pero todos lo ambicionaban. Hasta que fue encontrado…
Entonces resultó que el Krang tenía un propósito, un poder y una voluntad propios, destinados a esclavizar o exterminar.
El nacimiento de Flinx había estado envuelto en el misterio y todo lo que él sabía de sí mismo era que había sido abandonado por aquellos que le engendraron.
Criado por Madre Mastín en el mercado de Drallar Flinx, pronto descubrió que sus desconocidos padres le habían legado una rara herencia… unos extraordinarios poderes mentales que eran al mismo tiempo un valor incalculable y una peligrosísima habilidad.
Este legado le conduciría —y con él a su gran protector, el minidrag Pip— a las garras de uno de los más poderosos y depravados hombres de toda la galaxia, a una conmovedora búsqueda de la verdad sobre su nacimiento y de un mundo a otro embarcado en las aventuras más excitantes y peligrosas.
En el año 2130 la nave espacial Palomino (el nombre se refiere a los caballos de pelaje palomino) está de regreso a la Tierra después de 18 meses de búsqueda de la vida humana por el universo. V.I.N. Cent., un pequeño robot de la nave detecta por medio del radar un misterioso objeto orbitando alrededor de un agujero negro, resultando ser la 'Cygnus', una nave perdida hace veinte años a la que se le ordenó su regreso a la Tierra y que desobedeció la orden, desconociéndose desde entonces qué había sucedido con ella y con su tripulación.
En el planeta Ansion se ha creado una facción que está a punto de unirse al creciente movimiento separatista. Si las demandas de los separatistas no son aceptadas por la República se separarán del gobierno galáctico, un acto que puede provocar una reacción en cadena que conduzca a otros mundos a la rebelión y a buscar la independencia.A petición del Canciller Supremo, el Consejo Jedi decide enviar a dos Caballeros Jedi. Obi-Wan Kenobi y Luminara Unduli, acompañados por sus padawan Anakin Skywalker y Barris Offee, para resolver el conflicto.
Luke Skywalker, el inolvidable héroe de La guerra de las galaxias, vuelve ahora a vivir una serie de extraordinarias aventuras en los más distantes rincones del Universo infinito. Luke sigue al servicio de la Alianza Rebelde que se opone a la inflexible dictadura del gobierno imperial. Ahora, su arriesgada misión consiste en acompañar a la bella princesa Leia Organa hacia el cuarto planeta de la estrella Circarpo Mayor, donde se ha de realizar una importantísima reunión diplomática que, de tener éxito, ganará a los cicarpianos para la causa de la Alianza. Como siempre, ambos tienen a su servicio a los dos simpáticos personajes que ya conocemos: C3PO, el correcto y amable androide de color broncíneo y sentimientos casi humanos, y R2D2, el tozudo y sabio robot que se expresa mediante un «bip-bip» que sólo C3PO entiende y traduce. Y también como siempre, la invisible presencia de aquella fuerza misteriosa que el anciano caballero Ben Kenobi le había revelado al joven Luke cuando éste era todavía un ingenuo granjero…
Ubicación indeterminada en la línea temporal, cerca de El despertar de la Fuerza. Grummgar sabía que la caza furtiva era un trabajo peligroso. Estaba preparado para enfrentar a su presa, el letal molsume, y evadir a las autoridades. Pero iba a encontrarse con algo que no había previsto… una joven humana llamada Nysorly.
Hace más de treinta años, Star Wars llegó a la gran pantalla y se convirtió en un fenómeno cultural. Ahora, las nuevas aventuras de esta saga de éxito llegan listas para cautivar tanto a fans antiguos como nuevos… empezando con la esperadísima Star Wars: El despertar de la Fuerza. Y junto al estreno de la película llega la apasionante adaptación del maestro de la ciencia ficción y autor superventas del New York Times, Alan Dean Foster.
Situada tras El retorno del Jedi, esta fascinante aventura repleta de acción nos devuelve al mundo de la princesa Leia, Han Solo, Chewbacca, C-3PO, R2-D2 y Luke Skywalker, al mismo tiempo que nos presenta a nuevos e interesantes personajes. Puede que Darth Vader se haya redimido y el Emperador haya sido derrotado, pero la paz puede ser fugaz y el mal no se rinde fácilmente. Aun así, la simple fe en el bien todavía es capaz de hacer que individuos normales se levanten y afronten los mayores retos.Así que vuelve a adentrarte en aquella galaxia muy, muy lejana y prepárate para lo que sucede cuando la Fuerza despierta…
LA COSA. Imponentes precipicios de hielo sólido se elevaban desde el cañón que estaban explorando. Sabían que estaba allí. El miedo cabalgaba el viento aullador en copos como navajas que se arremolinaban. A una palabra apagada de Bennings, Childs activó el inyector. La punta del lanzallamas cobró vida. Bennings estaba escudriñando los resquicios dentados del precipicio cuando algo le apretó los tobillos. Miró abajo y apenas tuvo tiempo de gritar cuando su cuerpo fue arrastrado por debajo de la superficie del hielo… DOCE HOMBRES Atrapados en la Antártida. ONCE Descubren al intruso. DIEZ Combaten la fuerza alienígena. NUEVE Agonizan por la respuesta. OCHO Se desesperan por salvarse. SIETE Consumidos uno a uno. SEIS… CINCO… CUATRO… TRES… Todos morirán. A menos que algo, cualquier cosa, detenga a LA COSA.
En 1993, el Premio Internacional UPC de Ciencia Ficción consolidó su bien merecido prestigio. Elia Barceló, la gran dama de la ciencia ficción española, obtuvo el galardón con El mundo de Yarek, una interesante narración sobre un xenosociólogo desterrado a un mundo sin vida. Una historia brillantemente narrada que, además, reserva al lector una interesante e inteligentemente concebida sorpresa final. Un año, pues, importante para la ciencia ficción española, en el que Elia Barceló tuvo que competir con finalistas tan famosos como Alan Dean Foster, Michael Bishop o Gregory Benford, César Mallorquí, Rodolfo Martínez y Miguel Gómez. El segundo premio de 1993 fue para el norteamericano Alan Dean Foster por Nuestra señora de la máquina, novela concebida como un thriller en la que se narra la caza y captura de un curioso grupo mafioso que lleva a cabo extorsiones utilizando una Virgen vengadora y temible. Una idea sugerente, contada con buen pulso por un escritor famoso por sus populares novelizaciones de películas de gran éxito. Completa el volumen Baibaj, de Gustavo Santos y Henry Humberto Rojas, estudiantes de doctorado de Ingeniería Química, que presenta una historia de aventura de trasfondo ecologista en la que no se olvidan los viejos poderes del planeta.
Avanzaron cruzando los abismos del tiempo y del espacio, donde la oscuridad es absoluta y el movimiento una ilusión. Sus murmullos llenaron el espacio. - Será fácil. Somos superiores en todos los aspectos. No podemos fallar… ¡No nos arriesgaremos a fracasar! La oscuridad devolvió el eco de una carcajada, en el instante en que llegaban. Ante ellos se encontraba la Tierra, en el año mil novecientos cincuenta y seis…
La tripulación de la nave espacial Ganímedes temía que su jefe estuviera perdiendo la cabeza.
El comandante Walter Fox había explorado y abierto más mundos coloniales que cualquier otro hombre vivo; sin embargo, se rumoreaba que todavía creía que había otros seres inteligentes en la galaxia.
Ahora que el barco encalló en un terreno desconocido, la tripulación se dio cuenta de que el vuelo de rutina a Vega había sido interrumpido y sus peores temores se hicieron realidad…
Habían aterrizado en Wolf IV, el único planeta del que ningún hombre había regresado con vida.
El terror tiene diversas formas de presentarse, en este decálogo podrás encontrar diez cuentos cortos de terror, cada uno inspirado en diferentes sujetos clásicos del género literario. Descubre que se esconde detrás de cada nombre...
¡EL ESPERADO LIBRO QUE REVELA EL DETRÁS DE CÁMARAS DE LOS VIAJES DE ALAN X EL MUNDO!
Alan Estrada, host del canal de YouTube con 3.3 millones de suscriptores, te cuenta lo que ha aprendido en lugares asombrosos y aterradores por igual: desde la primera vez que viajó de mochilero a Cuba y la odisea de sobrevivir a la India hasta la sensación de sumergirse a 3,800 m para encontrarse con los restos del Titanic.
El autor, quien ha recorrido prácticamente todo el mundo, te explica cómo mantener viva la chispa del asombro en cada viaje, la importancia de admitir que no lo sabes todo, y que viajar es peligrosísimo... porque puede cambiarte la vida.
Este libro es la señal que necesitabas para emprender tu propia aventura. Compra ese boleto, pide esos días de vacaciones y descubre, con la guía de Alan, la versión de ti que está esperándote fuera de tu zona de confort.
Esta accesible exposición de los intentos científicos modernos por destronar el pensamiento empirista se ha convertido, en el transcurso de los últimos veinticinco años, en un éxito de ventas a la vez que el texto universitario de referencia, traducido a más de quince lenguas. Las grandes teorías de la filosofía de la ciencia del siglo pasado —el falsacionismo, los paradigmas de Kuhn, la teoría anarquista de la ciencia de Feyerabend, los movimientos realistas y antirrealistas— están explicadas con acierto, utilizando un mínimo de terminología técnica. La presente edición, revisada y ampliada, presenta un tratamiento conciso y esclarecedor de los desarrollos más importantes ocurridos en este campo durante las dos últimas décadas, y confirma su reputación de ser el mejor libro de texto de introducción a la filosofía de la ciencia. «Está escrito con claridad y utilizando el mínimo de términos técnicos [...]. Introduce con éxito al lector en los asuntos básicos, y lo hace de tal modo que capta su interés, a la vez que da vida a los temas tratados». F. John Clendinnen, «Journal of Philosophy». «Chalmers ha tenido la idea sumamente práctica de condensar la polémica contemporánea sobre filosofía de la ciencia. Un libro muy útil para estudiantes y un interesante interlocutor para quienes se interesen por estas cuestiones». «El País». «Un clásico introductorio a la filosofía de la ciencia». «Qué Leer».
Este libro explica, no sólo el éxito de sus protagonistas, sino el éxito recogido en las victorias conseguidas después de una derrota. Los protagonistas son famosos pero humildes. Todos fueron humillados por sus experiencias y el libro explica el precio que tuvieron que pagar para conseguir el éxito, no sólo para ganar, sino, una vez perdido, ganar de nuevo. Los obstáculos que superaron incluyen incendios, prisión, cáncer, prejuicios raciales, quiebra, y tal vez, el más difícil de todos, las consecuencias del éxito en sí, incluyendo la arrogancia y la complacencia. Los protagonistas de estas 8 historias no sólo tuvieron segundas oportunidades, sino que algunos de ellos disfrutaron de una tercera y cuarta oportunidad. -Colección de la revista FORBES -Casos reales y de estudio recomendados para empresas, emprendedores, profesionales y estudiantes de Administración de Empresas.
En ninguna nación occidental, en los últimos veinte años, un líder político ha dominado de forma tan completa la escena del modo en que lo ha hecho Berlusconi en Italia. Ningún otro ha encadenado tampoco tantas polémicas. Alan Friedman vierte en este libro el retrato íntimo de un hombre del que pensábamos saberlo todo, pero que nunca había hablado tan claro como ahora. Empezando por sus inicios como empresario, en los años sesenta y setenta, cuando sus ciudades jardín encarnaron el sueño de una Italia que descubría el bienestar, y por los comienzos de su imperio mediático, en los ochenta, cuando la televisión comercial impulsada por él inundó Italia de hedonismo a la americana. De aquella época data también la compra del A. C. Milan, equipo del que era aficionado ya de niño, y al que llevó a lo más alto. En el vivo retrato de Friedman tienen un papel fundamental los dramáticos acontecimientos internacionales de los últimos veinticinco años, de los que Berlusconi ha sido testigo y protagonista. Tras la amistad con George W. Bush y Vladímir Putin traspira su rol de mediador en la diplomacia secreta entre Moscú y Washington. Y gracias al acceso a fuentes reservadas europeas y americanas y al testimonio de excepción de José Luis Rodríguez Zapatero y José Manuel Durão Barroso, Friedman reconstruye las maniobras que acompañaron a la invasión de Irak en 2003, la intervención en Libia al principio de la Primavera Árabe y el tumultuoso vértice de la crisis económica de la eurozona del otoño de 2011. También arroja luz sobre el verdadero papel de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy en el intento de hacer caer a Berlusconi. Sus tormentosas vicisitudes judiciales, su larga guerra contra la magistratura, su pasión por las mujeres, sus triunfos, sus amargas derrotas… Friedman no ahorra ningún detalle de la vida de Berlusconi, un hombre de personalidad desbordante, tan amado como odiado, tan popular como polémico, al que si algo no se le puede reprochar es que haya hecho nada a medias.
A finales del invierno de 1938 cientos de intelectuales italianos huyeron del régimen fascista de Mussolini y hallaron un refugio incierto en París. Allí, en medio de las dificultades propias de la vida del emigrado, fundaron varias células de resistencia que, mediante periódicos clandestinos, enviaban noticias y aliento a Italia. Combatiendo el fascismo con máquinas de escribir, sacaron a la luz más de quinientas publicaciones.
Septiembre de 1939. Cuando Varsovia está a punto de caer en manos de la Wehrmacht de Hitler, el capitán Alexander De Milja es reclutado por los servicios de Inteligencia de la recién formada Resistencia polaca. Su misión: transportar hasta lugar seguro las reservas de oro del Banco Nacional de Polonia, ocultas en un tren de refugiados. Una espléndida novela de espionaje al más puro estilo clásico, una lectura apasionante rica en suspense, acción y ambientación, que relata la lucha que desde la sombra se emprendió contra la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, y cómo, en toda Europa, hombres y mujeres comunes se convirtieron en héroes de un tiempo sin ley lleno de ambigüedades.
Grecia, 1940. En la ciudad portuaria de Salónica, una guerra secreta está a punto de estallar. Mientras Adolf Hitler planea invadir los Balcanes, los espías cercan la ciudad. En los burdeles y en las trastiendas de oscuras barberías los sobres pasan de mano en mano, y los susurros corren por tabernas y locales nocturnos. Costa Zannis, un oficial de policía de avanzada edad, regresa a Salónica tras luchar contra las tropas de Mussolini. Costa es un hombre valioso, con contactos en las más altas esferas y en los bajos fondos. Pronto se ve envuelto en un operativo para ayudar a refugiados judíos huidos de Alemania. Mientras la guerra amenaza la ciudad, el erotismo y la pasión crecen entre sus habitantes. Tres mujeres cambiarán los últimos años de la vida de Costa: una dama británica expatriada, una mujer de fama poco respetable y la esposa del mayor magnate del lugar.
Ambientada en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, «Estrella oscura» narra la terrible odisea de un periodista judío nacido en Polonia. De profesión superviviente —de los pogroms polacos, de las guerras civiles rusas y, de momento, de las purgas estalinistas—. André Szara se ve forzado a participar activamente en el siniestro duelo subterráneo que, en una Europa al borde del abismo, mantienen los servicios secretos soviéticos y la Gestapo. A lo largo de los escenarios más explosivos de la época —París, Moscú, Berlín, Praga— Szara es testigo de la imparable ascensión del nazismo y de su secreta connivencia con el régimen soviético. Situado en el ojo del huracán, observador y observado, su vida pende de un delgado hilo, porque André Szara sabe demasiadas cosas… Historia de un hombre que lucha desesperadamente por su vida y su libertad en los aterradores años de Hitler y Stalin, esta magnífica novela de espionaje traza un panorama lúcido y descarnado de los espantosos acontecimientos de aquellos años, de la política internacional y de las vergonzantes motivaciones que dieron lugar a la pesadilla nazi. Una obra tan apasionante como reveladora, escrita con profundo conocimiento del tema y con subyugante vigor narrativo.
«El petróleo, la sangre de la tierra, se convierte en tiempos de guerra en la sangre de la victoria». En 1939, cuando los ejércitos europeos se movilizaban para la guerra, el Servicio Secreto británico intentó impedir la exportación del petróleo rumano hacia Alemania. Fracasaron. En el otoño de 1940 volvieron a intentarlo. Serebin, periodista y escritor ruso, romántico y antihéroe, viaja a Estambul huyendo de una Europa en llamas. Allí, su encuentro con la fascinante esposa de un diplomático francés, le conduce hasta el servicio de inteligencia británico. La misión encomendada, cortar el suministro de petróleo a los nazis, lleva a Serebin y a su amante francesa de los palacios de Bucarest a los prostíbulos de Izmir; de un elegante club náutico de Estambul a los muelles fluviales de Belgrado; de las pistas de patinaje de St. Moritz a las orillas del Danubio envueltas en niebla. Todo el continente es una inmensa red de espionaje. Detrás de cada mirada, de cada gesto, de cada sorbo de café hay una trampa y Serebin tiene que evitar caer en ella, conseguir a cabo su tarea, herir de algún modo el poder del ejército invasor.
El combate entre espías siempre precede al estruendo de la artillería. En los albores de la Segunda Guerra Mundial, los agentes de inteligencia franceses y alemanes están enfrentados en una lucha a muerte. Mientras la sombra de la esvástica nazi planea sobre Europa y el crudo invierno de 1937 se acerca a Varsovia, el coronel Jean-François Mercier, un atractivo aristócrata destinado a la embajada francesa, se suma a la lucha. Durante el día, Mercier se ve envuelto en una red de intrigas, secuestros y venganzas; por la noche, frecuenta los salones diplomáticos, con sus elegantes recepciones y lujosas cenas. En una cita a ciegas, Mercier conoce a Anna Szarbek, una abogada parisina de origen polaco que mantiene una relación con un periodista ruso exiliado. A pesar de las dificultades, Mercier se enamora perdidamente de ella.
París, 1938. En Viena, los nazis han tomado las calles. El conde Janos Polanyi, diplomático del gobierno húngaro, conspira desde su oficina parisina para evitar que su país selle una alianza con la Alemania de Hitler. Hungría es únicamente un pequeño territorio atrapado entre potencias demasiado poderosas como para permitirse pasos en falso. El conde lo sabe, y para jugar las cartas de su política clandestina necesita a los aristócratas exiliados, a los políticos británicos, a los militares alemanes renegados y, también, a Morath.
Bulgaria, 1934. Un joven es asesinado por los fascistas locales. Su hermano, Jristo Stoianev, es reclutado por los Servicios Secretos soviéticos y enviado a España para luchar en la guerra civil. Avisado de que está a punto de convertirse en una víctima de las purgas de Stalin, huye a París. «Soldados de la noche» recrea con maestría el mundo europeo de 1932-1945: la lucha entre la Alemania nazi y la Rusia soviética por el control de la Europa del Este; el París de 1937, el último lugar que mantiene la alegría del «beau monde», y las operaciones de la Resistencia en la Francia de 1944.
Mayo de 1941. Camuflado y con documentación falsa, el «Santa Rosa» navega con bandera de la neutral España rumbo a la costa de Túnez. En realidad se trata del «Noordendam», un mercante holandés bajo el mando del capitán Eric DeHaan, reclutado extraoficialmente por el servicio de inteligencia británico para llevar a cabo una delicada misión. Un oscuro viaje para DeHaan, su tripulación y la preciosa periodista rusa que les acompaña, pero también para los fugitivos ocultos en el viejo «Noordendam»: el maquinista polaco, el médico judío, el espía británico, españoles que lucharon contra Franco y alemanes que combatieron a Hitler. En la Europa ocupada no hay sitio para ellos ni hogar al que volver. Una historia épica de suspense, de amores furtivos y de coraje.
Divulgación, Memorias, Ciencias sociales, Historia
Este libro es la carta de despedida que Alan García terminó de escribir algunas horas antes de su muerte. Antes de que amaneciera ese aciado 17 de abril de 2019 que estremeció al país, un país al que había amado con tanta pasión que le entregó su vida entera. Es la carta dolorosa pero también triunfante de un hombre que sabe que su tiempo se termina. El testamento definitivo de aquel brillante líder aprista de carisma arrollador que el Perú eligió presidente cuando apenas tenía treinta y cinco años y que, a pesar de sus errores de juventud, volvió a elegir dieciséis años más tarde para que ejerciera otra vez el más alto mandato popular en un gobierno cuyos logros reconocen hasta sus críticos más feroces.
A través del análisis de los discursos de Susan Anthony, John F. Kennedy, Martin Luther King, Franklin D. Roosevelt, y por supuesto, de Víctor Raúl Haya de la Torre; así como de piezas literarias inmortales como el Quijote de Miguel de Cervantes, Enrique V de William Shakespeare o poemas de José Santos Chocano, Federico García Lorca, y Pablo Neruda, García desentraña los secretos de un discurso memorable. Gestos, modulación de la voz, claridad de la dicción, entonación y expresión corporal son elementos determinantes en el acto comunicativo. Estos, sumados a la buena memoria, conocimiento del tema sobre el que se habla y la debida preparación previa, son fundamentales para lograr una conexión con el público más allá de la mera transmisión de ideas y datos. Pida la palabra es una invitación a explorar y ejercitar estas herramientas para elaborar discursos sólidos y cautivantes.
“Isla Gorgona: paraíso de biodiversidad y ciencia” es un libro que pretende, sin alejarse de la rigurosidad técnica propia de los procesos de investigación, constituirse en un documento de divulgación y consulta general.
Dicen que sólo podemos utilizar el 20% de nuestra capacidad cerebral. El MDT-48 te permite explotar todo su potencial. Eddie Spinola es adicto al MDT-48, pero mientras esta droga le ayuda a alcanzar el éxito que siempre ha soñado, también descubre que tiene unos letales efectos secundarios. Ahora que está enganchado y su suministro se está agotando, Eddie tiene que adentrarse en el oscuro pasado de esta droga para poder alimentar su hábito y, en poco tiempo, se verá peligrosamente perseguido por misteriosos antagonistas.
¿Te imaginas una droga que hace que tu cerebro funcione al máximo de su capacidad y te permita tratar la información de una manera ultrarrápida, aprender idiomas, ganar dinero y resolver cualquier problema? Una droga que te hace encantador, atractivo, seductor, inteligente… Un sueño hecho realidad y que puede convertirse en la peor pesadilla… ¿Correrías el riesgo?
Ocultas bajo un manto de niebla, las Islas Británicas eran a principios de nuestra era un territorio frágil. Pobladas por clanes celtas en guerra, las tribus luchaban orgullosamente por su tierra, por su legado histórico y por sus creencias. Deseoso de expandir su dominio el Imperio Romano arribó a Britania en el año 43. Quienes se resistieron fueron sometidos al nuevo poder; los sometidos de forma pacífica fueron asimilados al nuevo orden. En este último grupo se hallaban los icenos, gobernados por Prasutag y Boadicea. Con su instinto guerrero atemperado por el deseo de velar por la seguridad de su pueblo, Boadicea y su esposo, el rey Prasutag, mantuvieron unidos a los icenos a lo largo de una etapa de paz. Pero en el séptimo año de su reinado, Roma reaccionó brutalmente al fallecimiento del monarca, traicionando brutalmente a Boadicea y a sus dos hijas. Azotada, humillada y dolorida, el espíritu guerrero de la reina halló un nuevo propósito. Impulsada por la fortaleza de su linaje y por el amor a su familia, su sed de justicia y de venganza unió a una legión de celtas contra el enemigo común: Roma. El Imperio de la Reina relata la historia de la mujer celta que desafió a un imperio y se convirtió en heroína legendaria para los británicos. Magistralmente escrita por Alan Gold, esta novela nos acerca la historia de Boadicea con una viveza que sólo encuentra parangón en la pasión que inflamó el propio corazón de la protagonista y que desencadenó la tragedia, el valor y la furia. ¿El deseo de venganza será capaz de borrar las cicatrices causadas por la traición del Imperio Romano y traer consigo la paz? Fruto de una investigación meticulosa y elaborado con una gran dosis de imaginación, El Imperio de la Reina es el fascinante relato épico de una mujer de roja cabellera que se atrevió a desafiar al agresivo poder del Imperio Romano. Su nombre encontraría eco en la historia. En efecto, en el año 43 Boadicea se convirtió en reina de una tribu celta y en simpatizante de Roma. Pero tras varios años de servicio leal al Imperio, se vio brutalmente traicionada. A partir de entonces, uniendo la convicción propia del héroe y el coraje digno del mejor guerrero, consiguió unir a los celtas para enfrentarse al nuevo enemigo común. La furia de su venganza infundió el caos en las fuerzas de Roma. Boadicea se convirtió en una diosa para su propio pueblo e ingresó en los libros de historia como una auténtica heroína de Britania.
Magnífica novela histórica sobre Gertrude Bell, una de las mujeres más influyentes del siglo XX
Fue la aventurera más famosa de su tiempo, la mente inspiradora de Lawrence de Arabia, consejera de reyes y jeques, y arma secreta del gobierno británico en la Primera Guerra Mundial durante la campaña contra los turcos. Brillante intelectual, alpinista, exploradora, lingüista, política y destacada figura literaria, Gertrude Bell es la heroína olvidada más importante del siglo XX. Rigurosamente documentada, la novela de Alan Gold abre con fidelidad las páginas de la historia por una mujer incomparable, que rompió todos los moldes que decretaban cómo debían comportarse las victorianas en el plano social, intelectual y físico. Mientras orientaba los acontecimientos del momento en todo Oriente Medio a través de la diplomacia pública y autorizada, y también, de la aventura, su influencia sobre los hombres situados en la vanguardia de la historia, y su destreza sin par a la hora de trazar el rumbo y la influencia de los aliados ingleses, franceses y árabes en la región, produjeron lo que tal vez fuera su mayor logro: crear ella sola el Irak de hoy día. Contando la historia como un relato biográfico, en La reina del desierto Alan Gold pone de manifiesto que esta mujer extraordinaria y de férrea determinación fue, más que ninguna otra figura individual, quien diseñó el mundo árabe como lo conocemos en la actualidad.
El dolor crónico es una epidemia. Millones de personas luchan contra los males de espalda, los dolores de cabeza o algún otro dolor que se resiste a cualquier tipo de tratamiento, y a la mayoría se les repite que no existe cura para sus dolencias. El psicoterapeuta Alan Gordon padecía uno de esos dolores crónicos. Acudió a numerosos médicos y recibió diferentes diagnósticos, pero ninguno de los tratamientos le ayudó. Frustrado por los abordajes convencionales, desarrolló la terapia de reprocesamiento del dolor (TRD), un protocolo mente-cuerpo que no solo le permitió eliminar su propio dolor crónico, sino que ha transformado la vida de miles de sus pacientes. El abordaje neurocientífico de la TRD muestra que, en la mayoría de los casos, el dolor crónico se genera debido al mal funcionamiento de los circuitos cerebrales relacionados con el dolor. La TRD logra reconfigurar el cerebro para romper el ciclo del dolor crónico.
Tres niños distintos. Una misión en común: HUIR. JOSEF es un chico judío que vive en la Alemania nazi de los años treinta. Ante la inminente amenaza de los campos de concentración, su familia y él se embarcan en un navío rumbo al otro extremo del mundo… ISABEL es una niña cubana en 1994. Con los disturbios y la agitación que asolan su país, su familia y ella se echan a la mar en una balsa con la esperanza de hallar la seguridad en Estados Unidos… MAHMOUD es un muchacho sirio en 2015. Con su patria desgarrada por la violencia y la destrucción, su familia y él inician una larga caminata hacia Europa… Los tres niños partirán en un terrible viaje en busca de refugio. Los tres se enfrentarán a peligros inimaginables: desde la posibilidad de morir ahogado hasta los bombardeos y las traiciones. Pero siempre existe la esperanza de un mañana, y, aunque Josef, Isabel y Mahmoud están separados por los continentes y las décadas, sus historias acabarán por entrelazarse de manera sorprendente. Una novela llena de acción que afronta una temática tan actual como intemporal: el valor, la supervivencia y la búsqueda de un hogar.
Alan Greenspan (Nueva York, 1926) ha sido asesor de Richard Nixon y presidente de la Reserva Federal de EE. UU. entre 1987 y 2006, con Ronald Reagan, George H. W. Bush, Bill Clinton y George W. Bush. Observador privilegiado y comentarista único de la situación económica mundial de las últimas décadas, en La era de las turbulencias, Alan Greenspan hace recuento de su vida y sus experiencias laborales, reconoce que la guerra de Irak tiene que ver con el petróleo y alude a temas candentes de la economía contemporánea, como la burbuja inmobiliaria.
Uno de los aspectos más novedosos de la cosmología del siglo XX es que cuestiones relativas al universo primitivo pueden traducirse en preguntas detalladas sobre el comportamiento de la materia a altas energías y distancias pequeñas, a nivel subatómico o subnuclear. Dentro de esta reformulación de los interrogantes fundamentales sobre el origen del cosmos, podemos utilizar todo el arsenal teórico y experimental acumulado a lo largo del siglo por la física nuclear y la física de partículas para obtener respuestas sin necesidad de crear universos en el laboratorio, algo que, además de no ser factible, no sería financiado por ningún gobierno. Relacionar lo infinitamente grande (el universo) con lo infinitamente pequeño (las partículas elementales y sus propiedades) es un logro científico de nuestro siglo, y para comprender cómo pudo establecerse una relación aparentemente tan poco probable, el libro de Alan Guth proporciona una exposición lúcida y clara de cómo el misterio de los orígenes del universo está íntimamente ligado a la física de partículas.
Cuando uno nace en Krafton, pequeño pueblo imaginario de la América profunda, solo anhela una cosa: saltar a un tren de mercancías y huir. Claro que a veces ni eso es posible. A veces hasta los mercancías se quedan varados en medio de la llanura. En el cine hace tiempo que echaron la última película. Roy Rogers desapareció en el crepúsculo a lomos de su caballo y ya no va a regresar, salvo como un triste y ridículo fantasma, mientras que la pequeña Shirley Temple ha dejado de ser una niña y anda besando soldados en Fort Apache. Las viejas camionetas de los que no se fueron se oxidan junto a los graneros abandonados, las malas hierbas, las cosechas arruinadas y las plegarias desatendidas. Hay tragedias de proporciones bíblicas, inundaciones, incendios, fratricidios… No hay escapatoria. «Es el humo que respiramos».
Volt reúne y entreteje las historias de los que se quedaron, de los que lo intentaron, se hicieron daño y al final no lo lograron. De los que, ya sin fe, decidieron pese a todo seguir lidiando con el día a día, entre secretos inconfesables y restos de pasados naufragios. Historias de violencia, mala suerte, niños muertos y decisiones equivocadas. De lealtad absurda y remordimiento.
En septiembre de 1940, mientras las bombas alemanas caen sobre Gran Bretaña, la joven Susan y su abuelo Bertie hallan consuelo criando y entrenando palomas mensajeras que el Ejército usará para transmitir información sobre los movimientos de los nazis en la Francia ocupada. A miles de kilómetros, en Estados Unidos, un joven piloto llamado Ollie decide unirse a la RAF, la Real Fuerza Aérea británica, entrando así en contacto con el Servicio Nacional de Palomas, donde conoce a Susan. Tras hacerse inseparables, ambos serán seleccionados para formar parte de una misión secreta que puede llevar al país a la victoria. Sin embargo, cuando el avión de Ollie es derribado en líneas enemigas, Susan sabe que las posibilidades de reunirse de nuevo son remotas. Pero «Duquesa», su querida y fiel paloma, demostrará a todo el mundo que nunca debemos perder la esperanza. Basada en la verdadera historia de la Operación Columba, ideada por Winston Churchill y en la que se usaron miles de palomas durante la guerra, El largo camino a casa es una fascinante y épica novela que homenajea a los seres anónimos que cambiaron el rumbo de la Historia.
Alemania, 1916. Anna trabaja como enfermera en un hospital de campaña con soldados que vuelven del frente, rotos de cuerpo y espíritu. Bruno, su prometido, lucha en el frente occidental junto al célebre doctor Fritz Haber, a quien los altos cargos del ejército alemán le han encargado utilizar armas químicas. Un día, Anna conoce al doctor Stalling, director de la Asociación de Perros de Ambulancia de la Cruz Roja, que le habla de un nuevo proyecto: crear una escuela que entrene a los perros como compañeros de los veteranos invidentes. Anna empezará a trabajar con Nia, una valiente hembra de pastor alemán que ha quedado herida y, cuando conozca a Max, un joven de raíces judías que acaba de volver ciego del campo de batalla, tendrá la oportunidad de devolverle las ganas de vivir. Entre ellos se fraguará una preciosa amistad, pero la guerra y sus consecuencias les tienen preparados otros planes.
En octubre de 1940, el apuesto David Sparsholt llega como estudiante a la elitista universidad de Oxford. Él no pertenece a la clase alta, pero trabará amistad con un grupo de jóvenes de posición más elevada que han montado un club literario al que pretenden invitar a reputados escritores como Orwell, Stephen Spender, Rebecca West o el padre de uno de ellos, A. V. Dax. Su hijo, Evert Dax, será uno de los amigos que se sentirán atraídos por el magnetismo de Sparsholt, en una época en que la homosexualidad debía vivirse de un modo clandestino. Mientras Londres sufre el infierno del Blitz y el futuro del país resulta incierto, Oxford es una suerte de limbo donde los jóvenes exploran los placeres de la cultura, la amistad y el deseo, sabedores de que en cualquier momento los pueden llamar a filas. Pero este es solo el arranque de esta vasta y ambiciosísima novela, que recorre más de medio siglo de vida británica y llega hasta nuestros días a través de tres generaciones, componiendo un deslumbrante fresco histórico. Porque Sparsholt se casará y tendrá un hijo, Johnny, que se convertirá en un prestigioso pintor especializado en retratos, mantendrá una relación amorosa con un joven francés y después tendrá una hija llamada Lucy… Y junto a ellos irá apareciendo un amplio abanico de personajes que reflejan los cambios de actitudes, costumbres, estructuras sociales y moral sexual de una sociedad. Escrita con una prosa elegante y envolvente, y una perspicaz capacidad de observación de las actitudes humanas y la intimidad de las personas, esta novela vuelve a demostrar el inmenso talento literario de Alan Hollinghurst, uno de los escritores imprescindibles de la actual narrativa británica.
Alex es un tímido, guapo y tranquilo funcionario que ha sido abandonado por Justin, su amante de los dos últimos años. Justin, algo más joven que Alex -y mucho menos tranquilo-, se ha ido a vivir con su nuevo amor, Robin, un atractivo, atlético, refinado y carismático arquitecto cuarentón a quien conoció en una de sus tumultuosas incursiones a los lavabos públicos. El comienzo de la relación entre Robin y Justin fue puro sexo anónimo, pero lo que empezó en un urinario ha acabado en una casita en la idílica campiña de Dorset y en una relación casi -o sin casi- conyugal. Pero a Justin -rubio, seductor poco menos que profesional y aspirante a actor- le encanta tener a todos sus hombres, pasados, presentes y futuros, bajo un mismo techo, e invita a Alex a pasar unos días en su nuevo paraíso. Y allí el tímido, refinado y encantador funcionario conoce a Danny, el jovencísimo hijo de Robin, fruto de un lejano pasado bisexual. Danny, gay como su padre, es un audaz explorador de la vida nocturna londinense, experto en discotecas y éxtasis diversos, y hará que la tranquila vida de Alex deje de moverse al compás de Haydn y comience a sacudirse al ritmo de la más estrepitosa música house.
En el verano de 1913, George Sawle, estudiante de Cambridge, vuelve a pasar unos días con su familia y trae un invitado. Cecil Balance, aristócrata y poeta. Los dos amigos son amantes, en secreto, como corresponde a la época. Cecil, antes de marcharse, escribe en el cuaderno de autógrafos de la hermana de George un poema que devendrá mítico para una generación, un poema no se sabe si inspirado en la jovencísima Daphne o en George. Y los secretos e intimidades de aquel fin de semana se convertirán en acontecimientos míticos de una gran historia, contada de diferentes maneras a lo largo del siglo por críticos y biógrafos, en un relato sobre la seducción y el secreto de Cecil y el enigma del deseo y de la literatura. La novela ha sido finalista del Premio Man Booker en 2011 y ganadora del Premio Galaxy National Book.
William Beckwith es un joven de veinticinco años, homosexual, aristócrata, razonablemente rico, alegremente promiscuo y decididamente hedonista. Una tarde en que está ligando en unos lavabos públicos salva la vida de Lord Nantwich, un excéntrico personaje, homosexual también pero con tantos años como el siglo, que acudió a los urinarios a recordar pasadas glorias y ha sufrido un paro cardíaco.
Edward Manners, un joven británico en busca de aires nuevos, llega a una pequeña ciudad flamenca para dar clases de inglés y no tarda en quedar prendado de uno de sus alumnos, Luc Altidore, un enigmático chico de diecisiete años al que acaban de expulsar de la escuela. Mientras en Inglaterra un antiguo amante muere de sida, en la pequeña ciudad flamenca Edward conoce a una serie de peculiares personajes: Cherif, un marroquí nacido en París que frecuenta el bar gay de la localidad; el excéntrico Matt, que vende material pornográfico y ropa íntima usada, y Paul Echevin, padre de otro de sus alumnos y director del museo local, quien lo introduce en el tortuoso mundo de Edgard Orst, un pintor simbolista fallecido durante la ocupación nazi, que vivió una arrebatada pasión por una famosa actriz y que pintó impactantes trípticos.
Nick tiene veinte años y se ha graduado en Oxford. Está escribiendo su tesis sobre Henry James, y abandona la provincia para irse a vivir a Londres, a casa de Toby Fedden, su mejor amigo y compañero de estudios. El joven está fascinado por la inalcanzable belleza de Toby, que es insistentemente heterosexual, pero también por el encanto de todos los Fedden, un encanto hecho de dinero, de clase, de cultura y de un saber vivir sin prejuicios, tan diferente de los modos de la conservadora clase media de donde procede Nick. Y no porque la familia Fedden sea de izquierdas: Gerald, el padre, es un político en alza en el gobierno de Margaret Thatcher; Rachel, la madre, es una Kessler, hija de una familia judía de las altas finanzas y hermana del barón de Hawkeswood. Es el verano de 1983, y Nick, ingenuo y cortesano como un personaje de Henry James, se implicará cada vez más en el mundo de los Fedden, en esa Inglaterra de fiestás interminables y euforia económica, donde todo parece posible. Y la espléndida, suntuosa novela de Alan Hollinghurst se abre ante el lector como un vasto retablo de la era thatcheriana, visto, vivido y contado por un joven testigo inteligente y cándidamente arribista, a la vez crítico y seducido. Pero La línea de la belleza es también el relato de la entrada en la vida de una generación, la crónica de una educación sentimental, la elegía intensa e irónica de un fugaz paraíso que ya comenzaba a desvanecerse. La línea de la belleza se ha hecho acreedora al Man Booker Prize, el más codiciado de los premios literarios británicos. Al dar lectura al fallo del jurado, su presidente, Chris Smith, ex ministro de Cultura, ha dicho, entre otras cosas, que era una novela emocionante, que trataba a fondo el tema del thatcherismo, y que nunca la búsqueda de la belleza, del amor y del sexo había sido descrita de manera tan exquisita.
HOSS surgió de las sombras y avanzó decidido. Mantenía prietas las mandíbulas y sus ojos relampagueaban de indignación. El tórrido sol de Nevada bañó sus enormes hombros, mientras el polvo de la calle principal de Slag se alzaba en diminutas nubes bajo las pisadas de sus botas, las mayores de Nevada, según apreciación de su hermano Joe.
En un mundo de olas bravías y castillos imponentes, Zafiro, una joven pirata sin memorias de su pasado, se ve envuelta en una guerra entre reinos. Criada por un capitán pirata, su amor prohibido por Lewis, el príncipe de Merén, desencadena una serie de eventos que la llevan a descubrir un secreto que lo cambia todo.
Juntos, emprenden una travesía en busca de respuestas, enfrentando peligros que ponen a prueba su amor y su determinación. A lo largo de su viaje, descubrirán la verdad sobre el origen de Zafiro y la naturaleza de su vínculo mientras se enfrentan a la oscuridad que amenaza con consumirlo todo. A través de las adversidades, su amor se fortalece, forjando una unión irrompible.
Sumérgete en esta novela de fantasía y navega hacia un mundo de aventuras junto a Zafiro y Lewis mientras luchan por un amor que desafía todas las probabilidades.
El libro analiza la posición intelectual de varios escritores de las potencias aliadas a partir del momento en el que se dan cuenta de que iban a ganar la II Guerra Mundial. Los analizados son los franceses Simone Weil y Jacques Maritain, el norirlandés C.S. Lewis, el inglés W. H. Auden y el anglo-americano T. S. Eliot.
El punto de partida es la inquietud de muchas de las mejores mentes de los países aliados acerca del modelo de sociedad que los aliados tenían que ofrecer para cuando terminase la Guerra Mundial. A partir de ese reto, como afirma Jacobs: «Muchas de las ideas más ambiciosas y provocativas de aquellos años surgieron de un pequeño grupo de pensadores cristianos». Aunque el ensayo estudia pormenorizadamente a los cinco autores citados, insiste y demuestra que era una amplia constelación de pensadores (ampliamente referenciados, con numerosa bibliografía propuesta) los que estaban muy preocupados por el futuro y buscaban «cimientos de valor» sobre los que reconstruir un mundo que estaba destruyéndose.
La acción se desarrolla en la tranquila costa de Carolina del Sur.
Logan, el protagonista con cicatrices de batalla, recibe una carta de una vieja amiga en la ciudad ficticia de Kingdom Point. A su regreso, Logan descubre el cuerpo de un anciano tirado en una playa aislada. Antes de que pueda avisar a las autoridades, las balas empiezan a volar. La joven amiga del muerto, una hermosa mujer llamada Julie, comienza a dispararle a Logan creyendo que él es el asesino. Al quitarle el arma a Julie, Logan se ve obligado a matar a uno de los tres tipos salvajes y duros que llegan a la casa de Julie.
Logan se encuentra inesperadamente como sospechoso de asesinato y debe demostrar su inocencia. Al hacerlo, Logan se ve obligado a enfrentarse al grupo de delincuentes que mataron al anciano en busca de algo valioso que poseía. Ahora, los criminales creen que Logan de alguna manera conocía al anciano y tiene lo que buscan. Pero, ¿cómo encaja Julie en este robo y asesinato?
Los americanos tienen pruebas de que el gobierno japonés de la postguerra está consiguiendo uranio en secreto para crear armas nucleares. El mayor Bob Tyler, que es el agregado militar en la embajada americana en Japón, está investigando este posible incumplimiento de los acuerdos de paz lo que le llevará a una serie de situaciones que pondrán en peligro su vida...
EN la extensa zona acotada del cabo Cañaveral se habían tomado medidas de excepción. Importantes unidades de la flota de los Estados Unidos patrullaban a lo largo de las costas y las rectilíneas playas de arena, incrustadas entre las escarpaduras rocosas, se hallaban guarnecidas por un considerable número de soldados.
También tierra adentro se habían reforzado las guardias y resultaba enormemente complicado transitar por la zona puesta bajo la jurisdicción militar.
Alan Knight ha escrito en estas páginas una de las más completas historias sobre la etapa armada de La Revolución mexicana. Recurriendo a fuentes primarias y secundarias, Knight narra analíticamente ese periodo del movimiento armado, para lo cual toma en cuenta las variantes regionales, los distintos niveles de la política y la diplomacia e incluso otras revoluciones del mundo para compararlas con esta rebelión fundamental en la construcción del México actual. Knight destaca el hecho de que la sociedad urbana y los altos círculos intelectuales se unieron a la rebelión popular y examina la actuación esencial de Villa y Zapata en ella. Además aborda la división del movimiento y el triunfo definitivo de Carranza, y reflexiona con detenimiento sobre los resultados del gran movimiento social que constituyó la Revolución mexicana. Imprescindible en la historiografía mexicana, la obra se ha enriquecido con la cuidadosa revisión de la traducción por el autor. «La obra de Knight es la más importante historia general de la Revolución mexicana. Puede decirse que es un libro ya clásico sobre el tema»(Javier Garciadiego)
Una de las cuestiones de política económica más debatidas en los últimos tiempos ha sido la de la fijación y el aumento del salario mínimo. David Card y Alan B. Krueger, dos de los economistas más reconocidos de las últimas décadas, adquirieron una gran notoriedad precisamente por desmontar los mitos que la ciencia económica mantenía acerca de esta cuestión.
Con sus rompedoras investigaciones en el campo de la economía laboral, Card y Krueger desafiaron la creencia general de que un salario mínimo más alto implica reducir las oportunidades laborales para los trabajadores de bajos ingresos. Tal cuestionamiento de la teoría económica establecida es el que se recoge por primera vez en español en Mito y medición.
El estudio, que tiene importantes implicaciones para las políticas públicas y para la orientación de la investigación económica, se sirve de abundante evidencia empírica y se nutre de experiencias recientes en Estados Unidos. Para cada uno de los casos, los economistas presentan una colección de datos que demuestran que los incrementos en el salario mínimo produjeron aumentos en los ingresos, pero no implicaron pérdidas de puestos de trabajo.
Card y Krueger, mediante métodos empíricos importados de las ciencias naturales, revisan críticamente toda la literatura existente sobre el salario mínimo y nos brindan una nueva batería de argumentos para defender la pertinencia de esta política.
Diabetes para Dummies es una guía práctica para entender y aprender a convivir con esta enfermedad. No se trata de un manual de medicina, sino de un libro práctico y muy completo, donde encontrará descripciones sencillas y breves a los distintos aspectos a tener en cuenta acerca de la diabetes y de su tratamiento, con un punto de vista constructivo. Por ejemplo, describe los últimos adelantos en diagnóstico y tratamiento, y otras cuestiones más cotidianas, por ejemplo, aprender a buscar el apoyo de las personas que rodean al enfermo o como incorporar la dieta alimenticia equilibrada y el ejercicio a los hábitos de vida como parte del tratamiento. Es el libro más indicado para quienes se reconocen ignorantes de lo que es esta enfermedad pero quieren salir de ese desconocimiento.
Novela magistral en que se basó la mítica película «Centauros del desierto» («The Searchers», 1956), dirigida por John Ford y protagonizada por John Wayne. La trama de esta novela es sobradamente conocida: dos colonos blancos se imponen la incierta tarea de rescatar a un par de niñas raptadas por una partida comanche en una de las muchas incursiones que sus guerreros hacían en el territorio de Texas, ya incorporado a los Estados Unidos. Para Amos y Martin, protagonistas de «Centauros del desierto», la búsqueda se convierte en un fin en sí mismo, en algo que monopoliza sus vidas. Persiguen a los comanches casi más allá de toda esperanza lógica, porque, en opinión de Amos, un indio cuando huye «después de un tiempo piensa que debe desistir, y comienza a aflojar. Por lo visto, no concibe que exista una criatura que persista en una persecución hasta el final». Además de un impecable western realista de aventuras, «Centauros del desierto» es una excelente recreación de los años finales de la lucha fronteriza contra comanches y kiowas, narrada con esa precisión e intensidad en los detalles que caracterizan las historias de Alan Le May. Sólo resta decir que la novela es más cruda, extensa y seria que la película de John Ford. Un motivo más para disfrutarla.
La novela narra las tentativas de los indios kiowas por rescatar a la joven protagonista, Rachel, de la familia de colonos con la que vive desde que la adoptaron cuando apenas era una niña, pues consideran que es una de los suyos. La primera parte describe con detalle los afanes y penalidades de los colonos para sacar adelante un rancho ganadero en la peligrosa frontera, así como lo que sentían las mujeres en aquellas tierras, su esfuerzo por mantener una vida civilizada, la rivalidad entre vecinas, los romances, y también la pasión culpable que Rachel siente por uno de sus hermanastros. El lector puede percibir el paisaje, el sonido casi permanente del viento, las grandes distancias vacías, la alegría de la llegada de la primavera, pero también el temor de los colonos ante la llegada de la «luna kiowa» que acompaña a la estación. Es entonces cuando los guerreros de las tribus cercanas salen en busca de botín, sangre y gloria. «The Unforgiven» («Los que no perdonan», 1957) se convirtió en película en 1960, dirigida por John Huston y protagonizada por Burt Lancaster y Audrey Hepburn.
Nos relata la historia de la cosmología e incluye las teorías, los indicios y las pruebas, los nuevos descubrimientos, las preguntas principales y las discusiones actuales. La Cosmología es la ciencia más especulativa. Por la naturaleza de sus preguntas, se sitúa en los límites entre ciencia, filosofía y religión. En los últimos años ha experimentado una verdadera revolución. Los científicos, gracias a nuevas nociones provenientes de la física subatómica han podido «tocar» el primer nonasegundo del universo y se han planteado preguntas que anteriormente se consideraba fuera del alcance de la ciencia. Recientes observaciones de la localización y movimientos de las galaxias ponen a prueba la concepción de un cosmos homogéneo y plantean serias dificultades a la mayor parte de las teorías.
Todo comienza en Berna, en 1905, cuando, en una oficina de patentes llena de fajos que contienen ideas prácticas, un invisible reloj de pared señala las seis y diez. Minuto tras minuto nuevos objetos van adquiriendo forma. En la mortecina luz del amanecer un joven oficinista duerme en su silla. En los últimos meses, ha tenido muchos sueños sobre el tiempo, y cada sueño describe la realidad bajo «una de las muchas naturalezas posibles del tiempo» : en un mundo, el tiempo procede mediante círculos o hacia atrás ; en otro aun, es lento mientras en el de al lado es acelerado. Estos sueños han estado entorpeciendo su trabajo, lo dejan tan agotado que a veces no se sabe si está despierto o si sigue durmiendo. Pero, en medio de tantos «mundos posibles», una idea parece imponerse y va tomando forma en la mente privilegiada del joven soñador, que no es otro que Albert Einstein.
En 1947 Alan M. Turing pronunció una conferencia ante un auditorio compuesto en su mayor parte por miembros del National Physical Laboratory de Londres en la que intentaba responder a la vieja y controvertida pregunta ¿Puede pensar una máquina? Lo expuesto en ese acto apareció publicado tres años más tarde en Mind —una importante revista de filosofía británica— y es lo que ofrecemos aquí al lector en su traducción castellana. Este texto se convirtió enseguida en uno de los escritos fundacionales de la lógica informática y la inteligencia artificial, al presentar las líneas generales por las que debería discurrir una respuesta precisa y manejable (aunque no indiscutible) a la pregunta formulada. Se trata del famoso Test de Turing, una prueba para decidir si una máquina es inteligente (o «piensa»). Para ello Turing diseñó un juego de imitación en el que participan una máquina y seres humanos; podemos decir que una máquina piensa si un ser humano que se comunica con la máquina y con otros seres humanos no logra distinguir cuando su interlocutor es una máquina y cuando un humano. Una «máquina de Turing» como la que participa en el juego, es un dispositivo ideal de cálculo, capaz de resolver una función computable —una función cuya solución es susceptible de ser obtenida por un procedimiento mecánico—. Pero lo más significativo es que Turing demostró que hay una máquina peculiar —la máquina universal de Turing— en la que se puede representar cualquier máquina que sea capaz de computar una función particular. De acuerdo con esto, una máquina universal de Turing sería una especie de sistema operativo en el que se implementan diferentes programas (máquinas de Turing especiales), un poco a la manera en que nos es familiar en los ordenadores personales. La denominada «metáfora del ordenador» como modelo capaz de simular la mente humana y, por ende, el pensar, tiene aquí su fuente.
Jungla premédica es un pequeño y exagerado intento de abrir un poco el telón de la medicina universitaria, y mostrar su cara más oscura. Zancadillas, bocachanclas, esquiroles y adorables repelentes, en un entorno selvático en el que muchas veces, somos nuestros peores enemigos. Todo ello, eso sí, mezclado con un humor negro, verde, y de cualquier color que se te ocurra, menos blanco. Porque medicina, a veces, es una jungla. Una que debe ser expuesta.
Cuando Tom Gray, exsoldado, pierde a su mujer e hijo a manos de un delincuente profesional, parece que no puede irle mucho peor en la vida. Pero cuando sueltan al asesino después de cumplir unos meses en prisión preventiva, Gray se da cuenta de que algo en el sistema judicial funciona terriblemente mal. Con la ayuda de sus antiguos compañeros del Servicio Aéreo Especial, secuestrará a cinco reincidentes y pedirá al público que vote para decidir su destino. ¿Deberían permitirles continuar sus actividades criminales tras recibir castigos poco ejemplares, o ha tenido ya suficiente el Reino Unido? Su web atraerá a visitantes de todo el mundo y, aunque las autoridades saben dónde está, serán incapaces de detenerlo. ¿Podrá Gray llevar a cabo su audaz plan? ¿Encontrarán Andrew Harvey y sus colegas del Servicio de Seguridad una manera de pararlo?
El 21 de septiembre de 1976, una autobomba en la capital de Estados Unidos asesinó al excanciller de Salvador Allende, Orlando Letelier, y a su colaboradora, la estadounidense Ronni Moffitt. El atentado causó impacto mundial, pues ocurrió a catorce cuadras de la Casa Blanca y acabó con la vida de uno de los opositores más activos a la dictadura de Augusto Pinochet. En un tranquilo barrio de embajadas y parques, Letelier y Moffitt murieron desangrados, ante la consternación de policías y transeúntes.
Las sospechas de ambas familias fueron confirmadas por la investigación del FBI: el crimen había sido obra del régimen chileno, a quien Estados Unidos consideraba un aliado.
El proceso para encarcelar a los responsables abarcó casi dos décadas y abrió una herida en las relaciones bilaterales. Pese a todo, la justicia nunca alcanzó a quien dio personalmente la orden: el general Augusto Pinochet, quien había sido subalterno de Letelier hasta el golpe de 1973. Pinochet falleció en 2006, sin reconocer ni este ni otros crímenes, ni haber sido condenado por delito alguno.
Basándose en los testimonios de decenas de protagonistas y testigos en ambos países, además de cartas y archivos personales, el expediente del caso y cientos de documentos secretos desclasificados por Estados Unidos, este libro responde las últimas dudas sobre uno de los actos más crueles y audaces de la dictadura chilena. No sólo reconstruye el doble crimen y la larga búsqueda por lograr la justicia. Gracias a documentos de la CIA sobre el caso, los últimos de los cuales salieron a la luz en 2016, su autor entrega las pruebas definitivas contra Pinochet, como cerebro del único atentado en suelo estadounidense perpetrado por otro país en la historia.
Tras el triunfo de Watchmen pero antes de su gran riña con DC, Alan Moore envió una propuesta a DC para una maxiserie que nunca se publicará. Llamada Twilight (Crepúsculo), la historia se centraba en el fin del Universo DC.
Descubre la historia de una joven prostituta que ha cometido un terrible sacrificio, y es capaz de ver y oír, pero no de hablar o moverse, para conseguir un poder sin parangón. Som-Som deberá resolver un terrible dilema para conseguir usar sus habilidades, ¿pero vale la pena?
En su primer libro de cuentos, que abarca cuarenta años de trabajo, el legendario creador de Watchmen, V de Vendetta, From Hell y otros clásicos modernos presenta nueve relatos que se adentran en el componente fantástico que subyace en la realidad.
Un grupo de estudio paranormal sufre la infiltración de uno de los seres de otro mundo que pretenden investigar. En un burdel para especialistas fantásticos, dos concubinas se enamoran con consecuencias trágicas. Un anciano nostálgico decide visitar un balneario de su juventud y se topa con el pasado a la vuelta de la esquina. Y en otra historia se traza el recorrido kafkiano de la industria del cómic durante los últimos setenta y cinco años desde el punto de vista de varios personajes, a veces ingenuos y a veces maniacos, pero siempre con altibajos en sus carreras; así, Moore desnuda el corazón oscuro y palpitante del negocio de los superhéroes.
Desde fantasmas y criaturas de otro mundo hasta cerebros de Boltzmann que dan forma al universo en el Big Bang, Iluminaciones es exactamente eso: las luminosas historias con las que una leyenda contemporánea arroja luz sobre el poder de la imaginación.
En la media milla cuadrada de decadencia y escombros que antaño fue la capital sajona de Inglaterra, Northampton, la eternidad se cierne sobre unas viviendas sociales propensas al incendio. Enclaustrada en el mugriento ámbar de la cotidianeidad del barrio, entre sus santos, reyes, prostitutas y vagabundos, discurre una cronología humana diferente; una sucia simultaneidad que no distingue entre los charcos aceitosos y los sueños quebrados de aquellos que los surcan.
Componiendo una opulenta mitología para quienes no tienen ni donde caerse muertos, a través de las laberínticas calles y páginas de Jerusalén pululan fantasmas que cantan sobre la riqueza y la pobreza; sobre África, sobre himnos, y sobre nuestro raído milenio. Debaten sobre la lengua inglesa tratándola como un idioma visionario que abarca desde John Bunyan a James Joyce, peroran sobre la ilusión de la mortalidad tras Einstein, e insisten en considerar tan marginal barriada como la eterna ciudad santa de Blake.
[El libro va] acerca del mensaje vital que los labios quietos de los hombres decapitados aún pronuncian; acerca del testamento que los perros negros y espectrales escriben en orín a través de nuestras pesadillas. Acerca de alzar a los muertos para que nos cuenten lo que saben. Se trata de un puente, un cruce de caminos, un lugar desgastado en la cortina que existe entre nuestro mundo y el inframundo, entre el mortero y el mito, la realidad y la ficción, una gasa raída no más gruesa que una página. Trata sobre los poderosos cánticos repetitivos y sin sentido de las brujas y su revisión mágica de los textos en los que vivimos. Nada de esto puede explicarse. Alan Moore.
Texto publicado en los comics de La Liga de los Hombres Extraordinarios Vol. 1, Vol. 2 y los especiales Century 1910, 1969 y 2009.
Incluye la introducción de Jaime Rodríguez y los Relatos de Allan y el Velo Rasgado, los acólitos de la luna y el serial Mitográfico de “el almanaque del nuevo viajero”, junto con las galerías de ilustraciones “galería de picaros” y el comic publicitario de Cigarrillos Odgen.
Escrita en la misma época que los primeros episodios de From Hell, Un pequeño asesinato es, sin lugar a dudas, una de las obras cumbres de Alan Moore y Oscar Zárate, quienes analizan el mundo de finales de los años ochenta a través del seguimiento de Timothy Hole, un aparente triunfador incapaz de enfrentarse a sus errores pasados. La aparición de un fragmento del mismo hará que toda su realidad se tambalee.
La famosa marca de automóviles Arrow presumía de tener una de las mejores escuderías de Fórmula 1 del mundo. Y era cierto. Últimamente la Arrow estaba cosechando grandes triunfos en todas las competiciones en las que intervenía. El último había sido en el circuito holandés de Zandvoort, donde Clive Power se había impuesto a los Lafitte, Nelson Piquet, Reutemann, etc. Si Guss Scopelli, el presidente de la Arrow, estaba orgulloso de su escudería, no lo estaba menos de su corredor Clive Power.
El vestuario del London Eagles1 era una especie de hervidero humano; murmullos y gritos que se mezclaban con algún que otro taco, carcajadas y voces altisonantes. Era el mismo espectáculo de siempre poco antes de comenzar un partido, aunque, a decir verdad, aquel iba a ser un partido especial: ¡los Eagles iban a jugar la final de la Copa de Inglaterra! Pero había algo que era incluso más importante que el propio partido: se trataba de la reaparición de Joy Baxter, el fabuloso número ocho de los Eagles.
El primer asesinato ocurrió del siguiente modo: El campeón italiano de golf Guido Veloso, llegó a París el día 24 de abril para participar en un torneo. Guido era un tipo muy seguro de sus posibilidades y estaba convencido de vencer sin ninguna dificultad a los participantes de aquel torneo incluido naturalmente su peor enemigo, el canadiense Fred Corben. Guido y Fred se odiaban.
Faltaban tan solo cuatro días para que comenzara el Tour de Francia y René Chabrol, director del equipo Martell, ya lo tenía todo previsto para llevar a su equipo a la victoria. Se trataba de un individuo de cincuenta y tres años, excampeón de Francia, tres veces ganador del Tour y una del Giro. Había sido un gran corredor, con un fondo físico impresionante, que jamás había dado una carrera por perdida. Eso era al menos lo que todo el mundo sabía de él. Pero había algo más. Mucho más...
Tony Lamota miró a su alrededor y sintió náuseas.
Estaba en una habitación de mala muerte en un miserable hotel del Bronx pomposamente llamado «Palace». No tenía nada mejor. Todo en su vida era malo. Había nacido con una maldición y lo más seguro era que muriese maldito.
Se levantó de la cama, se duchó y bajó al bar de Popy. Tenía tiempo de sobra antes de llegar al gimnasio.
Popy era un negro de un metro ochenta y cinco. Había sido luchador de los buenos. Se le conocía en la profesión con el nombre de «Látigo negro» por su costumbre de saltar al ring con un látigo en la cintura que, naturalmente, no podía utilizar aunque él lo había hecho en más de una ocasión para encender la sangre del incauto público.
En las paredes del bar había muchas fotografías de Popy en plena acción. Las mejores eran las que correspondían a cuando ganó el campeonato del mundo del superwalter a «Indio» Arizona, un descendiente de los apaches.
Al inspector Hopkins le pasaron la comunicación cuando se disponía a ir a tomar el té.
—¿Sí?
—Inspector, soy la señora Mason. Estoy muy preocupada por mi marido.
—Cálmese, señora Mason. Dígame qué le ocurre.
—Esta mañana, al levantarme, he encontrado una nota de mi marido en la que se despedía de mí. Al principio no le he dado excesiva importancia, pero...
—Un momento, señora Mason —cortó el inspector Hopkins—. ¿Por qué no le ha dado excesiva importancia?
—Inspector, preferiría que viniera usted a mi casa... —dijo la mujer.
El día del combate, mi padre estaba más contento que unas pascuas.
Claro que ignoraba lo que iba a ocurrir después, poco antes de subir al ring.
Recuerdo que todo comenzó del modo siguiente:
Mi padre se había estado entrenando duramente durante los últimos quince días para su combate contra el campeón londinense de los medios, Jack Silver. Nunca le había visto tan contento ni tan esperanzado.
—Hijo... —me repetía una y otra vez—. Esta vez te vas a sentir orgulloso de mí.
Dos hermanos, uno famoso piloto de carreras de coches, el otro, teniente de policía. El primero muere en un accidente cuando competía. El segundo sufre la muerte violenta de su esposa. Tantas muertes le hace sospechar al policía que la muerte de su hermano no ha sido accidental...
El señor Eneas Wilson era un respetable padre de familia de treinta y seis años.
Tenía una hermosa mujer llamada Carolina y un hijo de siete años de nombre David. Tenía también una tienda de objetos fotográficos en la calle Riverside de la pequeña localidad de Colberstone, Arizona. Era una ciudad tan pequeña de apenas mil quinientos habitantes.
El comandante Karl Luth estaba en el puente de su U-119 dejándose acariciar por la suave brisa del Pacífico. Pronto el sol se pondría detrás de la azulada y lejana línea del horizonte y el cielo se cubriría de estrellas. Habría transcurrido un nuevo día que acercaría un poco más a su amada Alemania hacia la derrota final de la guerra. Karl Luth, con más de 200 000 toneladas de buques enemigos hundidas, con un récord de doscientos tres días en un solo crucero en el océano Indico y en posesión de múltiples condecoraciones entre las que se encontraba la Cruz de Caballero de Cruz de Hierro con hojas de roble, espadas y brillantes, estaba triste.
El sargento paracaidista Jack Kowalski, se lo estaba pasando demasiado bien en Londres como para pensar en la guerra. Con su paga y unos pocos ahorros que tenía, era el hombre más feliz del mundo. Había alquilado un pequeño y ruinoso apartamento en Chelsea. No era precisamente el palacio de Buckingham, pero tampoco estaba tan mal. Tenía todo lo que necesitaba en aquellos momentos, es decir, un techo bajo el que poder cobijarse y una cama donde poder dormir y hacer el amor con la chica de turno, si es que ésta estaba dispuesta a compadecerse de un pobre herido de guerra. Y hablando de chicas…
Patrick Worcester tenía cincuenta y cinco años. Era inmensamente rico y estaba casado con una bella joven de veinticinco llamada Linda. Worcester tenía grandes pasiones; una de ellas era amasar dinero, la otra la taxidermia. Le gustaba disecar todo tipo de animales.
La primera vez que vio la mansión, de la que surgía su poderosa arquitectura entre las negras sombras de la noche, fue al apearse de su automóvil después de que éste hubiese sufrido una extraña e inesperada avería. La enorme edificación aparecía en lo más alto de la colina y su gigantesca silueta se recortaba contra la luz de la luna.
Se refería a la preciosa muñeca ataviada como a principios de siglo y con unas mejillas coloradotas que ella había ganado en el Club 46 al responder acertadamente a la pregunta que le había hecho el animador: «¿Quién descubrió América?»
Esta historia podría comenzar como un cuento de hadas…
Aunque les aseguro que no lo es.
Había una vez un caballero muy rico y excéntrico llamado Antón Werner. No era ni muy alto ni muy bajo, ni muy guapo ni muy feo. En una palabra, era un individuo del montón aunque cargado de millones.
Una historia de niños pequeños que crecen en medio de una guerra muy grande. «Wib no daba crédito a sus ojos cuando vio lo que las bombas habían hecho en la calle Paxton. La explosión había dejado un agujero en medio de la calzada, capaz de tragarse un autobús de dos pisos. También se había tragado el juego de saltar pintado con tiza, y arrancado la fachada entera de las casitas en hilera.»
Red Cameron tenía treinta años y era profesor de historia en la universidad de Sidney, Australia. Se trataba de un tipo bastante apuesto, de cabello rojizo y piel bronceada. Tenía mucha aceptación entre las mujeres por lo que había tenido serios enfrentamientos con el director de la universidad a causa de ciertos devaneos con algunas de sus alumnas. Y lo bueno del caso era que Red distaba mucho de ser un conquistador. Era demasiado tímido.
La Compañía se llamaba pomposamente Zodiac Air, pero en realidad solo se trataba de un par de viejos aviones que, desde una pequeña base en Belanga, cerca de Manila, transportaban pasajeros y carga general a las innumerables islas del Pacífico. Los propietarios de la Zodiac Air eran un par de expertos pilotos llamados Alan Gilmore y Pierre Lacroix. Su amistad era tan grande que quienes les conocían les llamaban «los hermanos».
John Malcom había sido un desgraciado toda su vida. A sus treinta y cuatro años había recibido tantos golpes que en su cuerpo ya no cabían las cicatrices. Fue eso lo que le decidió a abandonar la civilización y ocultarse en la soledad de las vastas llanuras de Sudáfrica; así que un buen día se largó de Nueva York a bordo de un carguero y, después de una interminable travesía, llegó a Ciudad del Cabo.
Reinaldo Cortés era el terrateniente más poderoso de San Miguel, un país de Centroamérica que casi no figura en el mapa y donde sus habitantes son explotados por los más ricos.
Cortés poseía las plantaciones más importantes de café y de azúcar del pequeño país. Era un hombre inmensamente rico en contraste con la terrible pobreza de sus trabajadores a los que explotaba sin compasión.
La Bestia, como se le conocía a Cortés entre su gente, era un hombre alto y flaco y de buena figura, con algunos cabellos blancos y ancho de hombros. Llevaba un sombrero de caña que caía sobre unos ojos astutos y fríos. Solía pasear a caballo por sus plantaciones llevando un látigo en una mano y un largo puro cubano en la otra y en su cintura un revólver.
Y eso es lo que hizo aquella mañana...
Me encontraba en una miserable cama de un miserable hotelucho de la miserable ciudad de Toktu (a cuarenta kilómetros de Hawái) y durmiendo una no menos miserable mona después de una miserable noche de juerga con una miserable individua de la que ni siquiera recuerdo su nombre, cuando alguien llamó de pronto a la puerta de mi miserable habitación.
—¡Adelante!
La puerta se abrió y penetró un elegante caballero que vestía totalmente de blanco; chaqueta, pantalones, zapatos y corbata, blancura que contrastaba poderosamente con su piel bronceada. Fumaba utilizando una elegante boquilla dorada y en su mano derecha lucía un grueso anillo con un sello azul.
Glasgow, enero de 1973. Cuando un joven, casi un adolescente, dispara a una chica en mitad de una céntrica calle y después se suicida, el detective McCoy tiene la convicción de que no se trata de violencia aislada. Mientras lidia con un compañero novato, McCoy utiliza sus contactos para acercarse a la familia más rica de la ciudad, los Dunlop, pues allí le llevan sus pesquisas. En el mundo de los Dunlop cada infame deseo encuentra satisfacción, a expensas de los escalones más bajos de la ciudad, donde malvive el que fuera el mejor amigo de McCoy en el orfanato, Stevie Cooper. La juventud de Harry McCoy, su temeridad y su cabezonería, que le llevan constantemente a cruzar la raya de la legalidad, son las únicas armas con las que el agente cuenta para resolver su primer caso.
Así arranca la serie policíaca protagonizada por el joven McCoy, en el preciso año en que la heroína está a punto de arrasar Glasgow.
Aún no ha amanecido sobre los húmedos tejados de Glasgow cuando la policía recibe una llamada anónima: han asesinado violentamente a un joven en la décimocuarta planta de un edificio en obras. En el pecho, le han grabado a cuchillo la palabra «ADIÓS». Ese truculento asesinato golpea íntimamente a un conocido y poderoso mafioso, Jake Scobie, y, sobre todo, a su caprichosa hija, Elaine. El agente Harry McCoy, que aún no se ha incorporado al trabajo después de la terapia a la que le abocó su anterior caso, tendrá que encargarse de la investigación. No obstante, ése no será el único cadáver de ese frío mes de febrero de 1973 en que la nieve cubre sin piedad las calles de la ciudad. Mientras tanto, el colega ya no tan novato de Harry, Wattie, trata de alcanzar heroicamente el grado de sargento. Y del horizonte emergen otras sombras, más densas que las tormentas que se ciernen sobre Glasgow: las más peligrosas son las que obligarán a nuestro protagonista, McCoy, a regresar a su atormentada adolescencia, transcurrida en orfanatos y casas de acogida.
Glasgow, julio de 1973. Se llama Alice Kelly, tiene trece años, y ha desaparecido. Han pasado ya quince horas desde que alguien la vio por última vez. El agente Harry McCoy sabe que las probabilidades de un desenlace fatal son muy altas. Apenas se ha desplegado el dispositivo policial de búsqueda cuando el guitarrista Bobby March, la estrella de rock local, sufre una sobredosis en un hotel; la víspera había actuado en un concierto en el que, a juicio de McCoy, no estuvo muy brillante. Sea como sea, los periódicos necesitan noticias sangrientas; los mandos de la policía, resultados; y la ley, respeto, cueste lo que cueste. Para colmo, la sobrina del jefe de McCoy se ha eclipsado; McCoy, discretamente, tendrá que localizarla. Pero ¿podrá Harry McCoy con todo?
Abril de 1974, día de Viernes Santo. Una bomba casera estalla en un piso de Woodlans, un barrio pobre de Glasgow. ¿Qué hace una bomba allí? ¿Será el IRA? Al fin y al cabo, y según el agente Harry McCoy, Glasgow es como Belfast pero sin bombas. En el piso encuentran un cadáver (o parte de él, pues el resto está repartido por todo el comedor). Alguien estaba construyendo una bomba y le ha estallado en las manos. En plena investigación, un hombre aborda a McCoy en un pub donde están de celebración con la familia de su colega Wattie, que acaba de ser padre. Ese desconocido, llamado Andrew Stewart, es un rico estadounidense cuyo hijo (marine, veintidós años, seis meses de servicio en el «USS Canopus») lleva tres días desaparecido; está desesperado, y tras recurrir en vano a todos los medios oficiales, acude a McCoy en busca de ayuda. Así arranca la trepidante cuarta entrega de las novelas protagonizadas por el policía Harry McCoy.
La verdad tiene un precio. ¿Quién está dispuesto a pagarlo?
Después de que tres mujeres y dos niños mueran en un incendio provocado, nadie en Glasgow respira tranquilo. Estamos en 1974, un año difícil en el que imperan la violencia, los secretos y las mafias. Los ánimos están crispados y la ciudad reclama un culpable. Cuando la policía detiene a tres jóvenes como sospechosos, la muchedumbre no quiere esperar a un juicio justo. En el traslado hacia la cárcel, unos desconocidos asaltan el furgón policial y se llevan a los sospechosos. Al día siguiente, uno de ellos aparece en una céntrica calle. Acuciado por esa carrera contrarreloj, el detective Harry McCoy desoye los consejos de su médico y sale del hospital dispuesto a encontrar con vida a los dos jóvenes que siguen secuestrados y defender su derecho a ser juzgados en los tribunales. A su favor tiene la experiencia de toda una carrera como investigador; en contra, su precario estado de salud y la oposición de toda una ciudad que clama venganza.
En los años previos del «apartheid», el destino de dos padres, un pastor anglicano negro y un terrateniente blanco, se cruzan por un trágico suceso. La belleza de la tierra sudafricana llena toda esta novela y se convierte en una de sus principales protagonistas. Ambientada en los años previos a la instauración del «apartheid», el autor nos narra el destino de dos padres, un pastor negro anglicano y un terrateniente blanco, que se cruza a causa de un trágico suceso. El anciano Kumalo se ve impelido a dejar su pequeña iglesia local en las colinas para adentrarse en la confusa y tensa Johannesburgo de finales de los 1940 en busca de su hijo Absalom… Un relato que llega directamente al corazón y que inspira una fe renovada en la dignidad del hombre. Un auténtico clásico, apasionadamente africano, intemporal y universal, y sobre todo una historia sobre la abnegación de un padre.
¿Cuál es la clave, la contraseña o la molécula inigualable que constituye la esencia de lo borgeano? Alan Pauls hilvana, a su manera, un manual de instrucciones que da cuenta de la obra más importante que dio la literatura argentina. Pero más que un conjunto de ensayos críticos, El factor Borges atraviesa los principales conceptos asociados a ese universo -originalidad, tradición, biblioteca- para mapear no solo el núcleo de sus textos, sino también la configuración de su identidad. Una búsqueda tan profunda como incesante por la imagen que proyectó durante su vida y de manera póstuma y, por supuesto, esa maquinaria perfecta que se anticipó a su tiempo y trasciende su propia sintaxis. También lo que no siempre llegamos a considerar sobre Borges encuentra una dimensión en este libro. Incluso su perseverante naturaleza pendenciera y esas estrategias sutiles pero significativas que Pauls interpreta de manera magistral, como la aparente coquetería de quitarse solo un año de edad para coincidir exactamente con el siglo que le tocó vivir.
Después de trece años de amor, Rímini y Sofía se separan. Para él, todo vuelve a ser nuevo y brillante. Pero su relación con Sofía no ha muerto; sólo ha cambiado de forma. Y cuando vuelve, emboscándolo, el amor tiene el rostro del espanto. Enamorada-zombi, espectro insomne y vengador, Sofía reaparece una y otra vez en el horizonte de Rímini para reconquistarlo, torturarlo o redimirlo. Y Rímini se hunde de a poco en un abismo de pesadilla o de comedia, donde el chantaje sentimental, la traición y hasta el crimen son moneda corriente. Lo va perdiendo todo: trabajo, salud, nuevos amores, incluso un hijo, y su calvario sufrirá un vuelco cuando conozca a las Mujeres que Aman Demasiado, una célula de terrorismo emocional liderada por Sofía. Un relato ejemplar sobre las metamorfosis que sufren las pasiones cuando entran en el agujero negro de su posteridad. Una novela de amor-horror que pone al desnudo el otro lado de esa comedia que los seres humanos llaman «pareja».
Recluido en un apartamento, un pornógrafo responde las cartas que hombres y mujeres, devorados por la pasión, le escriben. Él es, o debería ser, aquel que los guíe en un laberinto hecho de vértigo y lujuria. Para rescatarlos o darles un sentido. Es un oficio extenuante, de raíz kafkiana, que apenas le permite unas horas de sueño y lo consume emocionalmente. Sólo tiene un respiro: observar desde el balcón a su amada Úrsula, que en contados momentos del día aparece en un parque, siempre en el mismo lugar, siempre el mismo consuelo. Pero ella decide cambiar las reglas de la relación. Ya no más visual, sino epistolar. El pornógrafo por primera vez recibe y escribe cartas de amor. Un mensajero las lleva y las trae, con una urgencia creciente. La medida del tiempo pasa a ser leer a Úrsula y escribirle. En su torre de marfil del deseo, el pornógrafo descubre que su antigua vida se agota, y apenas llega a vislumbrar la que viene. Una felicidad tortuosa está al alcance de la mano, y sin embargo se evade. ¿Ansía el encuentro con la amada o sólo sus cartas? ¿Quién es ese mensajero, que se presenta con un antifaz y es tan íntimo de su dama? Mientras la incertidumbre lo paraliza, una nueva visión, la definitiva, se urde a sus espaldas. El pudor del pornógrafo es una soberbia novela sobre las paradojas y las obsesiones que puede disparar el amor. Es el relato de una relación fantasmal y de una pasión real. A treinta años de su publicación, y acompañado de un posfacio inédito escrito por el autor para esta edición, el primer libro de Alan Pauls es también un mapa en clave, y no siempre en clave, de la prosa y de los temas que su literatura ha expandido.
El dinero obsesiona al héroe de esta novela. Su padre «hace» dinero en mesas de póquer y casinos, está en su salsa en las cuevas de la especulación financiera y hace equilibrio en el filo del delito. Su madre vuelve a casarse y dilapida la pequeña fortuna que hereda en viajes, negocios desatinados y una casa de veraneo que crece sin medida. ¿Qué le queda a él, testigo de la ruina, sino el goce tortuoso de pagar, en todos los sentidos de la palabra? Historia del dinero es una novela de dinero explícito (como se habla, en el porno, de sexo explícito). Una novela de economía hardcore donde las escenas de sexo han sido reemplazadas por escenas de dinero y la economía de todo un país enloquece sin remedio, centrifugada por la inflación y la irracionalidad financiera. El libro es un espléndido cierre de la trilogía de novelas independientes con que el autor vuelve sobre los años más tempestuosos de la Argentina reciente.
A los trece años, el héroe de «Historia del llanto» ha completado una formación progresista. Ha estado cerca de los que sufren y ha devorado toda la literatura militante que los años setenta obligan a leer en América Latina. Sin embargo, en septiembre de 1973, cuando asiste por televisión al putsch contra Salvador Allende y el Palacio de La Moneda arde en la pantalla, trata de llorar y se descubre seco. ¿Y si fuera sólo un fan de la lucha armada? ¿Y si de la revolución lo único que le interesa fueran la épica, el aventurismo sangriento? Es entonces cuando el protagonista sale en busca de los secretos de su defección y revisa una educación ideológico-sentimental en la que coexisten Superman, un repugnante cantautor de protesta, una novia chilena de derechas, una piscina con un pulpo en el fondo, un oligarca torturado y un vecino militar que acaso no sea lo que parece ser. Una novela que reexamina los viejos tópicos de los setenta la clandestinidad, las dobles vidas, el sacrificio a la luz de un cruce equívoco pero fértil: el cruce entre los susurros de la intimidad y los estrépitos de la política.
El héroe de esta comedia fúnebre es un enfermo del pelo. Tiene pelo de más, pelo para regalar. Pero tiene miedo de perderlo, o de ponerlo en las manos equivocadas, o de vivir siempre pendiente de su suerte, a merced de la moda, las chicas incompetentes que lavan o los peluqueros irresponsables. El pelo es su fetiche, su obsesión, su pesadilla frívola. Pero es también el nexo que lo liga a los tres personajes con los que se cruza en esta ficción desolada: Celso, un peluquero paraguayo genial, que un buen día desaparece sin aviso; Monti, un amigo de infancia que irrumpe de tanto en tanto en su vida, y el Veterano de guerra, que después de décadas de exilio europeo vuelve a Buenos Aires. Los cuatro náufragos de «Historia del pelo» vagan a la deriva y terminan aspirados por el enigma del libro, el gran agujero negro donde confluyen la historia de un país y el cuerpo singular de sus víctimas: la misteriosa suerte corrida por la peluca que usó una guerrillera célebre para secuestrar a un jerarca militar, ejecutarlo e inaugurar así la década más sangrienta de la historia argentina.
No piensa mudarse, pero busca departamentos en alquiler. Lee avisos y visita casas habitadas, intruso fugaz en vidas ajenas. No necesita nada (y lo exaspera la tecnología), pero vaga por internet comprando gadgets, cosas viejas, bichos embalsamados, por el placer de entrar en la historia de otros. Pero ¿qué pasa con Savoy —cincuentón quieto, aficionado a los roces inocuos— cuando se cruza con Carla, una treintañera feliz, sin apegos, que viaja de país en país cuidando casas, mascotas, plantas de marihuana? ¿Cuál de los dos mundos cambia, se ilumina, pierde más la cabeza con el impacto? Entre viajes, piletas y delirios digitales, La mitad fantasma explora una superstición que sigue desvelándonos: la idea de que en alguna parte hay algo, alguien, a la medida exacta de nuestros deseos.
No siempre un niño que veranea encuentra solaz y consuelo en un adulto que escribe. La sucesión de imágenes y escenas de la playa —única, singular: la del recuerdo, la de la infancia— nos ayuda encontrar la solución a este elegante enigma. Y el genio indescriptible de quien lo resuelve, contándonos en una varias vidas: el protagonista y el autor de «La vida descalzo».
Escribí Noche en Opwijk en una capital europea de segunda línea, una de esas ciudades-pañuelo que la proa del tren ya ha dejado atrás cuando la amenaza jovial del guarda recién hace vibrar la popa aletargada en la que uno viaja. El cuento —un testimonio de su experiencia en la ciudad, por favor— fue la única contraprestación solicitada —con los modales irreprochables de siempre— por los responsables de la residencia para artistas que me habían invitado. Fue escrito, pues, en esa condición un poco límbica, puro desapego y aventura, que es la del «escritor en residencia», en un departamento céntrico que pagaban otros, bendecido por un estipendio generoso y el privilegio, casi el milagro, de no tener que hablar con nadie durante la mayor parte del día. En los ’80 eran las becas; los escritores —ciertos escritores, en especial los que manejaban con destreza la secreta guía Michelin de las universidades norteamericanas— vivían bastante agradablemente saltando de campus en campus, exhibiéndose como mascotas de un sistema educativo ávido por pavonear «creatividad». Ahora la cosa son las residencias para escritores, rubro más geriátrico pero también menos elitista. Todos los escritores pueden acceder ya a esa brochette de paréntesis que resuelve todos los dramas del escritor —dinero, tiempo, las intercepciones de la familia y la vida cotidiana— y lo enfrenta con el único imperativo para el que acaso carezca de antídoto —¡escriba!—, que los evolucionados cerebros de estas mezclas de reality show y grupo de autoayuda ya saben que deben formular, en caso de que se animen a formularlo, con extrema prudencia. Porque ¿cómo escribir cuando no hay coartada, queja ni pretexto que valgan, cuando no hay más remedio que escribir? ¿Cómo escribir cuando una combinación de filántropo naïf y de psicópata nos sirve en bandeja todo lo que siempre dijimos necesitar para escribir y nos deja a solas, como Robinson en su isla, con el deseo feroz, la supuesta pulsión que siempre acusamos al mundo de forzarnos a posponer? Algunos escritores reaccionan con pragmatismo y van y escriben. Escriben hasta por los codos, y cuando vuelven —con dos novelas listas y dos en camino— no hacen más que hablar de lo que comieron, vieron, conocieron. De lo que escribieron, ni una palabra. Otros, más tortuosos, luchan cuerpo a cuerpo con la nostalgia de la privación y su reverso, la angustia del deseo realizado, y se vuelven con una libretita cargada de forcejeos brillantes. Otros, modestos o impostores, aprovechan esos trances en que la única salida es escribir para asomarse a un vértigo delicioso, el único temblor que quizá valga la pena: dejar de escribir de una vez por todas.
Publicaciones periódicas, Ensayo, Crítica y teoría literaria, Arte, Cinematografía
Amplia recopilación de textos sobre arte, cine y literatura que incluyen diarios de viaje, crónicas, conferencias, columnas de opinión, prólogos, intervenciones periodísticas leídos y publicados en diversos espacios y medios de España y Latinoamérica durante dos décadas, desde fines de los años 90.
Un vicio, una fiebre, una neurosis que se inicia en la infancia y prospera: así se presenta en este libro la lectura, como una experiencia radical, intensa. Hace falta desdoblarse, verse a sí mismo bajo la perspectiva de una tercera persona, para describir las obsesiones que conforman el identikit del lector Alan Pauls: su adn, esa ley del deseo irrefrenable que funda la continuidad (no la escisión) entre vida y arte. Un paso más allá del lector apasionado, Trance propone un glosario de la lectura vivida hasta el fanatismo.
Apenas desembarcado en Saint-Nazaire, el puerto francés donde pasará dos meses en una residencia de escritores, un novelista argentino descubre que nada es como lo había planeado. No puede escribir. La ciudad, impersonal y vacía, reconstruida por completo después de la guerra, le quita un poco el sueño. El quiste que le ha brotado en la base del cuello no para de crecer. Su mujer se aburre y su editor, dipsómano genial, atormentado, lo mete en toda clase de situaciones equívocas. Obstrucciones y malestar: es todo lo que necesita la vida del escritor, no tan cachorro, para internarse en un laberinto de espejismos lisérgicos, trampas y peripecias delirantes. Abandonado por su mujer, que huye a Londres, y engañado por su editor; el héroe recala en París, que es sólo la máscara glamorosa de una intemperie atroz, y busca redimirse con las únicas pasiones que le quedan: el fanatismo literario y el crimen.Versión tragicómica de un viejo mito de la cultura latinoamericana —el viaje iniciático a Europa—, «Wasabi» es la crónica alucinada de un escritor que no escribe, distraído por el goce de zozobrar y perderse.
Año 1496. Las tropas francesas ceden posiciones ante la infantería del Gran Capitán en la guerra de Nápoles. Diego de Paredes, un soldado extremeño en busca de fortuna, y Tristán de Rueda, un escudero de la hueste aragonesa que aspira a convertirse en caballero, son requeridos por el Vaticano para una difícil misión: encontrar a un asesino que amenaza al santo padre. Ambos no tardarán en adentrarse en el oscuro mundo de la Roma de finales del siglo xv. La Curia vaticana convive en la infamia, la vileza y la conjura y la lista de rivales del papa Alejandro VI es larga. Mientras, los hijos de este luchan por convertirse en baluartes de la cristiandad y en elevar por encima de sus adversarios el blasón de la familia Borgia. En una época de príncipes cardenalicios, condotieros y mercenarios, Tristán y Paredes deberán resolver el enigma antes de que el asesino acabe con la vida de uno de los papas más controvertidos de la historia.
Villa de Santiago de Cuba, 1518.
Martín del Castillo aspira a convertirse en un hidalgo principal y señor de una encomienda en la isla. Pero la vida del joven dará un giro al verse envuelto en un asunto de honor y perder la herencia de su tío y único valedor.
Martín buscará recuperar la honra y sus posesiones acudiendo a la nueva expedición del gobernador hacia la recién descubierta isla de Yucatán. Será un viaje a una tierra hostil que implicará la exploración de un territorio lleno de peligros, más grande de lo que habían imaginado, y el hallazgo de una nueva civilización.
Arrastrado por una profecía, una revelación llevará a Martín a descubrirse a sí mismo y a hallar un imperio indómito al otro lado del mar.
Año 1538. Deseosos de ganar el favor de Su Majestad, una familia de mercaderes de Sevilla, los Cardeña, apuesta su riqueza en una de las campañas más ambiciosas del rey, la expedición del adelantado Pedro de Alvarado a las islas de las Especias. El joven Fernando de Cardeña se embarcará a las Indias con la intención de salvaguardar los intereses de su familia y abastecer a la flota del adelantado en la capitanía de Guatemala. Alvarado mantiene una guerra abierta con los naturales de la región y con sus enemigos en el cabildo, dispuestos a acabar con su poder. Su ambición y una revuelta en Nueva España darán un giro a los planes de su poderosa armada, mientras la sombra del virrey se cierne sobre su autoridad. Fernando se verá obligado a seguir los pasos del viejo conquistador y a luchar contra las adversidades, todo por evitar que su familia se arruine. Un largo viaje por las Antillas, Guatemala y México que lo llevará a descubrir un secreto de su pasado y a presenciar el poder destructivo y la ira de los dioses en un mundo regido por la codicia de los hombres. Una historia que cruza los océanos, hacia un crisol de culturas, donde lo hispano se funde con lo indígena y los vientos portan la última llamada a los conquistadores por alcanzar la gloria, a fuego y sangre.
Desde los más oscuros abismos de la mente distorsionada del hombre, surgen estas “historias macabras”.
Colección única de relatos llenos de suspenso, de mundos aterrorizantes y misteriosos, de lo sobrenatural…
Historias que tal vez nunca debieran contarse.
Alan S. Blinder, profesor de la prestigiosa Universidad de Princeton, columnista del The Wall Street Journal y vicepresidente de la Reserva Federal entre 1994 y 1996, explica en este libro los elementos que desencadenaron la crisis financiera de 2007. Para ello, y con un lenguaje ameno y exento de complicaciones técnicas, analiza las causas que desataron la tormenta perfecta y los déficits de regulación de los mercados financieros que permitieron engendrar la catástrofe. Tras ello, analiza el papel de la FED a lo largo de la crisis, cuya actuación, a su juicio rápida y acertada, como el de otras potencias internacionales, evitó que el desastre fuera todavía mayor. Asimismo, ofrece una serie de recomendaciones que incluyen sus Diez Mandamientos en materia financiera para evitar que lo sucedido vuelva a ocurrir.
Un famoso extenista es encarcelado por la presunta violación de una menor.
La doctora Anne Vernon, responsable de la enfermería de la prisión y de la evaluación psicológica de los presos, siente especial interés por él. Desde el primer momento sospecha que puede ser inocente, pero su fuga en compañía de otro recluso parece confirmar su culpabilidad. Sin embargo, la doctora no pierde la esperanza y, aun a riesgo de su vida, se propone averiguar la verdad.
Una joven desaparece y es dada por muerta. Pese a no hallarse el cadáver, las autoridades de Kingstown se apresuran a buscar al culpable.
El elegido es Mason Chitty, un joven del pueblo que se declara inocente e intenta suicidarse. Apenas existen pruebas contra él, y Anne Vernon, la médica y psicóloga de la prisión, le presta su apoyo. La doctora Vernon inicia una investigación por su cuenta, adentrándose en un laberinto de prejuicios provincianos y vergonzosos secretos.
Richard Kendon había ido a África Oriental a construir una línea de ferrocarril, no a combatir en una guerra ajena. Pero corría el año 1916 y, le gustara o no, el joven norteamericano se encontró a las órdenes del ejército británico. Su incompleto ramal se había convertido en la única esperanza de salvación para una guarnición cercada por los alemanes.
Entre él y las tropas se alzaba un imponente acantilado. Lograr que un tren lo remontara y superara sería la prueba definitiva de su capacidad profesional como ingeniero. Mientras tanto, la obra proseguía entre el acoso de leones devoradores de hombres y el malestar creado por unos trabajadores al borde del motín.Un soberbio relato de aventuras que llega a una perfecta culminación cuando el improvisado tren realiza su espeluznante intento de rescate.
El sábado 2 de agosto de 1941, el Washington Post informó de que Franklin D. Roosevelt iniciaría al día siguiente unas jornadas de pesca a bordo de su yate. En la mañana del día 5, el Potomac navegaba en dirección a las costas del cabo Cod, pero el presidente no viajaba a bordo. Tras desembarcar con gran discreción y en plena noche, Roosevelt, a quien se habían unido sus asesores militares de más alto nivel, se dirigía a Terranova, donde los gobiernos estadounidense y británico iban a celebrar una cumbre secreta para coordinar sus esfuerzos militares. Estados Unidos todavía no había declarado la guerra a Alemania y los británicos constataron, perplejos, la escasa preparación de los norteamericanos. Sea como fuere, lo cierto era que Estados Unidos iba a verse inmerso en la contienda en cuestión de meses. Alan Schom ha sido elogiado por su fuerza dramática y narrativa, su facilidad para la descripción de personalidades extraordinarias y su perspectiva innovadora e iconoclasta. En este libro, relata la tensa secuencia de maniobras diplomáticas, graves errores estratégicos y éxitos atronadores que se gestaron en los salones de la Casa Blanca, Downing Street y el Palacio Imperial, así como en las aguas y las costas del Pacífico. Figuras capitales de la guerra cobran vida en una serie de esbozos magistrales: el emperador Hirohito, que ansiaba ampliar la influencia de su país; el general Douglas MacArthur, egoísta y destructivo, que demostró una gran incompetencia en la campaña de Filipinas; el contralmirante Kelly Turner, que desempeñó un papel fundamental en el vuelco que iban a dar los acontecimientos; y el almirante Tanaka Raizo, frío y calculador, que fue el verdadero protagonista de los sucesos de Guadalcanal.
La soledad del corredor de fondo es un inquietante y tierno relato, en el que la dignidad del vencido se pone de manifiesto frente al poder del opresor. Colin Smith, un joven con talento para el atletismo que cumple condena por diversos hurtos en un reformatorio, toma contacto durante su internamiento con el deporte de las carreras de fondo. Allí, todas las mañanas, se le permite salir a correr con el fin de prepararse para ganar una prestigiosa carrera, trofeo que el gobernador del reformatorio quiere ganar a toda costa. La obra fue adaptada al cine con éxito en 1962, en una película dirigida por Tony Richardson.
Hay cosas que sólo pueden ocurrir al otro lado del Canal de la Mancha. Como, por ejemplo, que en un reformatorio de menores le abran cada día la puerta a un interno para que salga a entrenarse. Y es que Smith tiene que ganar la Copa con Cinta Azul de Carreras de Campo a Través de los Reformatorios de toda Inglaterra para gloria y satisfacción de su director. Correr no es problema para Smith: logra marcas inmejorables incluso cuando no lleva a un policía detrás. Lo malo es que correr le hace pensar. Y piensa que vencer esa carrera significa tragar… Pero algo podrá hacer para que los que traguen sean ellos.Relatos incluidos en el volumen:- La soledad del corredor de fondo- Tío Ernest- El señor Raynor, maestro de escuela- El cuadro de la lancha pesquera- El tiovivo- Sábado por la tarde- El partido de futbol- La desgracia de Jim Scarfedale- Ocaso y hundimiento de Frankie Buller
Una de las autobiografías más sinceras e impactantes escritas por un novelista en el siglo XX. Un retrato del artista obrero en la durísima Inglaterra industrial. Descatalogada desde hace años, y recientemente rescatada en una nueva edición, estamos ante una de las autobiografías más impactantes escritas por un novelista en el siglo XX. Alan Sillitoe, considerado un autor clave de la generación más brillante de la literatura inglesa de posguerra, narra aquí su formación como escritor: sus años de infancia y de penurias en una casa de protección oficial en la ciudad industrial de Nottingham, la evacuación durante la guerra y sus años en el ejército, en Malasia, la tuberculosis y su renacimiento como polémico miembro del movimiento de los Jóvenes Airados; la publicación de sus primeros libros y su éxito como autor generacional. Un libro que evoca, en toda su crudeza, el alma de una época, y constituye un relato vívido de la escena cultural y social de la Inglaterra, entre sórdida y triunfalista, que alumbró a Graham Greene, Muriel Spark, Kingsley Amis o Philip Larkin.
Auténtico monumento de la literatura obrera inglesa y piedra de toque del movimiento de los Jóvenes Airados británicos, Sábado por la noche y domingo por la mañana fue la novela que lanzó a la fama a Alan Sillitoe. Arthur Seaton, su protagonista, es un muchacho de veintidós años, poco amante de los compromisos y que trabaja a destajo de lunes a viernes en una fábrica de bicicletas, en el sombrío Nottingham de los primeros años de la posguerra. Pero Arthur vive con los ojos puestos en el fin de semana. Cada sábado por la noche bebe hasta caerse redondo en el pub, se mete en todas las peleas que encuentra y trata de llevarse a la cama a las esposas de sus compañeros de trabajo. Sin embargo, pronto descubrirá que lo que cree que le hace libre constituye en realidad una cárcel, y que su existencia de rebelde tiene un lado oscuro cuyo rigor le es difícil imaginar.
Los mínimos desgarramientos, las trivialidades, el humor, la tensión poética cotidiana de obreros y pequeños burgueses urbanos. Una literatura sensible a las flexiones coloquiales, precisa en la representación y, al mismo tiempo, crítica.
En la primavera de 1996 una revista americana de prestigio –la «Social Text»– publicó un artículo bajo el inquietante título de "Transgredir las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravitación cuántica". Su autor, Alan Sokal, reforzaba sus divagaciones con citas de intelectuales, franceses y americanos, célebres. Posteriormente él mismo reveló que se trataba de una parodia. Su intención era desenmascarar, a través de su sátira, el uso intempestivo de terminología científica y las extrapolaciones abusivas de las ciencias exactas a las humanas. De un modo más general, Sokal había querido denunciar con su artículo el relativismo posmoderno para el cual la objetividad es una mera convención social. Esta parodia desencadenó un intenso debate entre los intelectuales más relevantes de Francia y de otros países. En este libro los autores recogen y comentan textos que ilustran las mistificaciones físico-matemáticas de autores como Jacques Lacan, Julia Kristeva, Luce Irigaray, Bruno Latour, Jean Baudrillard, Gilles Deleuze, Felix Guattari, Paul Virilo, Henri Bergson... todos ellos autores que gozan de una notoriedad importante en todo el mundo. Sokal y Bricmont muestran que, tras la imponente jerga y la aparente erudición científica, el rey está desnudo. Alan Sokal es profesor de Física en la Universidad de Nueva York. Jean Bricmont es profesor de Física Teórica en la Universidad de Lovaina.
Saga "Cruzados de las Estrellas"
Libros:
1. Orden de las Estrellas
2. Orden del Acero
3. Orden de la Cruz
4. Orden de la Vida
5. Orden Cronista
6. Armagedón: El Destino del Ala-Tres
7. El Báculo de Osiris
8. El Cayado de Osiris: Heka
Cruzados de las Estrellas relata las peripecias de la Flota Cruzada, una gigantesca comunidad guerrera que vaga por el cosmos buscando pistas sobre la raza genocida que atacó la Tierra, vista desde los ojos de Théodore Reygrant. Este médico de la Orden de la Cruz deberá encontrarse con su destino secreto
-¿El Ejecutor tiene historia propia? Tiene pinta de tío duro, pero me encantaría saber de dónde salió-No entiendo muy bien quién es Isabel VII, ni por qué aparece de repente tan convencida de que debe salvar el día. Estaría bien que se desarrollara más-Me he quedado con ganas de saber qué le pasó a Grant...-¿Volverá a aparecer la chiflada de (Moluka) Harley?Sugeridos por los lectores cero de los volúmenes tres y cuatro, estos relatos completan algunas lagunas de tres personajes de Cruzados de las Estrellas. No es necesario leerlos para seguir la historia principal, si bien resultan interesantes en sí mismos como ventanas a las tres sociedades de la humanidad: Confederación, Imperio y Flota.Incluye los relatos:-El Hombre de Obsidiana:-Yo, Isabel:-Veni, Vedi, Dedici:
Sugeridos por los lectores de la saga, estos relatos han sido seleccionados de una lista de sugerencias. No es necesario leerlos para seguir la historia principal, nos abren una ventana para saber lo que pasa con uno de los colectivos más vulnerables de la humanidad, el de los niños.
—¿Eso es un código de evacuación planetaria? No. Es una evacuación del Sistema Solar completo. El Sistema Solar está ya largamente habitado, con Marte y Venus terraformados en planetas habitables. La humanidad ha conquistado ya muchos mundos en otros sistemas estelares. Sin embargo, como sucede con todas las colonias, la Confederación se ha alzado en armas reclamando su independencia de la metrópoli; destruyendo el Ala-Tres, la flota de Venus en la Batalla de Armagedón. El almirante Irons recibe un críptico mensaje del mayor Sender, un famoso ingeniero naval a bordo de la estación orbital venusiana Vesta, que le suplica evacuar el Sistema Solar. El mensaje termina antes de que pueda explicarles qué sucede. Irons llama a su primer oficial, Jeremías Tuor, para pedirle su opinión. Ambos ignoran que la guerra civil colonial está a punto de terminar. Así empieza el primer libro de la saga "Cruzados de las estrellas". La humanidad es asaltada por un ataque inesperado y despiadado. Ahora los supervivientes deberán lograr sobrevivir... y volver para vengarse.
Théodore Reygrant retoma su vida tras sus vacaciones, que ha invertido volviendo a ver una vez más los recuerdos de Jeremías Tuor, fundador de la Orden de las Estrellas. Reygrant está obsesionado con EVA, la ciborg que controla la Nave Nodriza, hasta el punto que cree escuchar su voz cuando nadie lo ha hecho en ocho centurias. Tras hablar con su amigo ingeniero Gregor Slauss, ambos descubrirán los más oscuros secretos que esconde la Darksun Zero.
Los documentos perdidos del Fundador Marshall han revelado que en la aparentemente unida Flota Cruzada, no todo es lo que parece. Tras adentrarse en las profundidades de la Darksun Zero; Théodore, Gregor y Helena deberán llevar a cabo un rescate imposible. Intentarán evitarle daños a su protegida a toda costa, y los demás, tratarán de matarlos a los cuatro.
Después de escapar por muy poco de sus implacables perseguidores, Théodore Reygrant y sus cuatro compañeros deberán sobrevivir en uno de los entornos más hostiles de la civilización post-terrestre: los abandonados niveles bajos de una ciudad capital confederada. Atrapados en un entorno post-apocalíptico, con un equipo limitado y una pequeña cantidad de energía, comida y agua; los Cruzados deberán encontrar la forma de evitar caer en las garras de las bandas de criminales que infestan la superficie planetaria Hayfax II - C. Por si fuera poco El Dolor de Orfeo, una nave capital enemiga, sigue acechando en la órbita mientras lanza a sus milicianos contra ellos. Si intentan escapar al espacio los matarán, y si se quedan, deberán aprender a vivir en el mismísimo infierno.
Tras conseguir sobrevivir al infierno de Hayfax II y convencer al famoso Coronel Justice y a sus hombres de su inocencia, Reygrant y sus compañeros deberán afrontar la peligrosa tarea de regresar con vida a la Flota Cruzada para derrocar al tirano que gobierna desde las sombras. Sin embargo, no será fácil hacerlo: Los modelos sociológicos de Théodore indican que si le comunican la traición de Héctor al Almirante, habrá una sangrienta guerra civil que podría acabar con millones de vidas. Para evitarlo, será necesario pedir ayuda a los hombres y mujeres más duros de la galaxia: Los Cuervos Negros. Si consiguen convencerlos de llevar a cabo un ataque quirúrgico, podrán enfrentarse al Último Fundador sin poner en peligro a los inocentes. La mala noticia es que se enfrentan a un Cíborg de ochocientos años de edad con el cociente intelectual de un súper-ordenador.
La cruzada de las estrellas no empezó con el ataque a la Tierra. Esta es la historia que Ibrahim Marshall nunca contó. Situada en el universo de Cruzados de las Estrellas anterior a la caída de la Tierra, Armagedón relata la historia del Ala-Tres de Venus y del hijo de Marshall, Isaac. La flota venusiana parte a un mundo minero para tratar de sofocar la rebelión de una vez por todas. Si consiguen derrotar a los padres de la patria confederados que se han refugiado en él, la guerra civil colonial terminará. Sin embargo, no será fácil: tras una larga serie de derrotas, la Confederación está lo suficientemente desesperada como para recurrir a cualquier método, por vil que sea. En medio del fragor de la desastrosa batalla, desatarán un horror inimaginable que nadie puede controlar.
Han pasado más de cuatro décadas desde que el tirano Héctor fuera derrotado por los héroes que revivieron la Darksun Zero. Desde entonces, los nuevos núcleos contribuyeron enormemente a los avances científicos y tecnológicos de la Flota, y la venganza de los Cruzados parecía cada día más cercana. Sin embargo, los Cosechadores parecen haberse enterado de la muerte del Cronista Supremo, y están cada día más activos. Las batallas se suceden y la Flota de la Tierra pierde un palmo más de terreno en cada una. Las naves Xenos destruyen colonias confederadas y buques de guerra sin oposición. La galaxia está cada vez más nerviosa cuando ADAN y EVA descubren con ayuda de Gregor Slauss un detalle insignificante que puede suponer un giro total a los acontecimientos. El anciano, a pesar de tener más de cien años y una enfermedad cerebral que acabará matándole derivada del accidente que le dejó mutilado, se ofrece a colaborar en una última misión desesperada: él, su esposa, y los mejores especialistas de la Flota y la Confederación; deberán encontrar pruebas del retorno de los Cosechadores para exponerla a todas las demás facciones humanas y unirlas como especie. Incluso, si les es posible, deberán dar con alguna pista que ayude a detener a la poderosa raza genocida… sin que la Confederación lo descubra, pues si lo hace, estallará una segunda Guerra Civil humana.
Empujada por la escalada de violencia iniciada por los Cosechadores, la Orden de la Vida ha predicho que la Confederación se desgarrará en una cruenta guerra civil si los acontecimientos continúan su curso. Una humanidad dividida no tendrá nada que hacer frente a los alienígenas, y será barrida de la historia de la Vía Láctea sin esfuerzo. Para evitar la extinción, la Flota envía una misión secreta con la esperanza de recuperar vieja tecnología alienígena que pueda desencadenar la gloriosa batalla que llevan tanto tiempo buscando. Si consiguen hacerse con ella, podrán acabar con los Xenos de una vez por todas. El capitán corsario Erik Smith y su primer oficial Néstor «Sabueso», explorarán Frigia, un peligroso mundo selvático que incluso la Confederación se ha negado a explotar.
En el lugar más protegido del espacio humano, Yriia, es donde Yuste Jarred escondió un secreto que podría dar la vuelta a la contienda entre la Flota de la Tierra y los Cosechadores. Las teorías acerca de qué podría ser son muchas, pero hay un punto en el que todas coinciden: se trata de un artefacto de los viles alienígenas. Puede que sea tecnología, conocimiento, o una brújula que permita encontrar su mundo natal. Sea lo que sea, la Flota Cruzada lo necesita desesperadamente, pues si el ritmo de los acontecimientos continúa, la humanidad corre el riesgo de acabar autodestruyéndose debido al pánico. La misión de Lía Smith y su equipo no puede ser más clara: recuperar el contenido de la Bóveda del Presidente con la ayuda de los mejores especialistas que el dinero puede comprar. Fuera lo que fuera lo que el constructo escondió allí, es lo suficientemente importante como para poner a toda la Confederación a vigilarlo. Si los Cruzados pueden usar ese artefacto o tecnología contra sus creadores, la guerra podría dar un giro violento a su favor. La contrapartida es que si los descubren, igual que al equipo de Erik Smith, estallará una segunda guerra civil humana que diezmará la civilización.
Doce años tras la derrota de Héctor y treinta antes de los eventos narrados en El Báculo de Osiris, el coronel David Hussman de los Cuervos Negros recorre la galaxia destruyendo a los mecanizados que encuentra para evitar que la tragedia del Tirano Cronista se repita. Su brújula moral ha ido rotando tan lentamente hacia la caza, alejándose tanto de los «Cosechadores», que siente que ha perdido el rumbo. Obsesionado con la muerte de Helena Blane, Hussman ve su vida como una sucesión de combates sin sentido en los que busca una paz interior que siempre se le escapa. Su aventura más inesperada comienza al recibir el informe de Recnis VII, un mundo arrasado por una guerra nuclear corporativa en el que parece haber una inusual actividad cibernética patrocinada por la Corporación Tesurian, abanderados de la producción de asesinos-máquina de la Confederación. A medida que desciende con su escuadra a la superficie del planeta; el coronel no puede imaginar las consecuencias personales que tendrá para él, quienes le ayuden e incluso para la Flota. Lo que debía ser una misión rutinaria se convertirá en su peor pesadilla.
Tras salir con vida de la desastrosa misión en Frigia, el equipo Llama dirigido por Erik Smith consigue regresar al punto donde les espera el portaaviones «Estrella de Ragnar», habiendo capturado una fragata híbrida de los «Cosechadores». No solo eso, sino que han logrado atrapar a dos de ellos, que se habían infiltrado en sus filas y causado la mayor parte de las desgracias que han padecido. Sin embargo, tal como se vio en el episodio 8, al regresar se encuentran que su nave de mando está siendo atacada por la Confederación, lo que significa que la Flota y esta han entrado en guerra, uno de los escenarios que temían los Triarcas de la Orden de la Vida. Lejos de solventar los problemas que aquejan a la Flota, el conflicto reavivará las disputas internas del Consejo del Almirantazgo, aún calientes a pesar de los años transcurridos desde la muerte de Héctor. Erik y su tripulación, entre la que se encuentra ahora una máquina autoconsciente que se designa a sí misma como Tek, deberán convencer al testarudo Almirante de que el mejor curso de acción es tratar de atajar la guerra cuanto antes en lugar de deponer a la Gran Cámara de Comercio y tomar el control por la fuerza de las armas. Sin embargo, la siniestra prisionera conocida como Heather O’Rourke tiene mucho que decir al respecto, cambiando para siempre la percepción que la humanidad tiene sobre los «Cosechadores».
Después de incapacitar los sistemas de defensa de la capital confederada con un virus informático, una extraña nave rescatará al Uas de la destrucción por parte de la flota confederada. ¿Quiénes son esos misteriosos salvadores? ¿Se tratará de los secuaces del terrible Dios Estelar? ¿De los camaradas de los Bai N’the que luchan contra él? Heridos y agotados, los supervivientes del equipo Sombra deberán enfrentarse a una situación nunca antes vivida por la humanidad, que les proporcionará nuevas pistas sobre cómo enfrentarse a los inalcanzables «Cosechadores». Pero lo más extraño está aún por suceder.
Tras poner paz entre el Almirante Elroy Grant y el resto del Consejo del Almirantazgo, los componentes del equipo Llama han logrado una tarea poco menos que imposible: sonsacar una terrible información a la prisionera Bai N’the, gracias a la que se ha formado una Alianza entre los Bina’ai, el Imperio de Solaria y la Flota Cruzada. Esta hercúlea fuerza es, por ahora, un ejército sin enemigo. Como es necesario rearmar todas las naves con la tecnología obtenida de los Cosechadores y la guerra con la Confederación sigue rugiendo tras el ataque de falsa bandera perpetrado por los Bai R’the a Telesto, el Almirante Grant decide intentar reclutar a la Hermandad Corsaria para ayudarles en la contienda. El problema, sin embargo, es complejo de resolver. Isla Monkar, la base de operaciones del gremio de los corsarios, está a mucha distancia y bajo asedio confederado. Los han declarado traidores debido a la relación de la Reina con los hermanos Smith, y tratarán de matarlos antes de que puedan defenderse en los tribunales de apelación. La ayuda está en camino, pero hará falta demasiado tiempo para llegar hasta ellos y su ayuda puede ser clave, pues poseen muchos secretos de la Confederación y un artefacto alienígena conocido como el Legado del Héroe. La Alianza espera, con ayuda de ese artefacto, ser capaz de encontrar a más especies dispuestas a luchar contra los Cosechadores y su temible Dios Estelar. Por ello, Grant decide probar el prototipo de motor de Hiperpulso, una tecnología imposible capaz de hacer traslaciones cuánticas rompiendo la barrera que separa el universo normal de la cuarta dimensión. ¿Serán capaces Erik y Bob de completar la traslación, y de llegar a tiempo para salvar a la Reina y el artefacto? ¿Tendrá este algún uso? ¿Podrá la Alianza detener el conflicto desatado por los Bai R’the entre Flota y Confederación, y de plantar cara a un enemigo tan superior como son los «Cosechadores»?
La flota Bai R’the ha llegado a la capital confederada, dispuesta a hacer explotar la guerra civil entre las facciones humanas de una vez por todas destruyendo el planeta más poblado de la historia. Mientras las armas rugen en los cielos de Yriia y su escudo se mella, una famosa empresa de seguridad está al borde de la quiebra, y su presidenta y principal accionista no está dispuesta a permitir su caída.
El remoto e inaccesible sistema Frontera, último bastión de la Federación Cradnian, ahora tiene una brecha en sus defensas estelares naturales. Los astros han seguido bailando alrededor de los agujeros negros binarios que presiden el sector, y por fin existe un canal entre los campos de gravedad lo suficientemente grande como para que una flota pueda pasar a través del mismo. Guiada por Erik y su coro en navegantes Primus Gamma, la descomunal armada de la Alianza arriba a un lugar tan extraño como desconocido. La confluencia de facciones es enorme: los Cruzados, los Bina’ai, el Imperio de Solaria, el último de los Bai N’the y la Confederación de Sistemas Independientes van a encontrarse con los supervivientes del equipo Sombra y con los Cradnian; antiguos señores del cosmos. Y lo hacen justo cuando una niña humana enviada por los supuestos dioses, Tanit, ha acudido con su familia alienígena desde el pasado para llevarse el último Orbe de la Trascendencia y alejarlo de Bai A’thok. A ninguno de los implicados se le escapa que su destino está siendo manipulado por fuerzas que nadie comprende, pero todos ellos saben lo que está en juego. Bai A’thok también sabe ya dónde está el último Orbe, y si lo consigue, recuperará suficiente poder como para poder aniquilarlos a todos en un parpadeo. ¿Serán capaces los campeones de la Alianza de colocar las últimas piezas del rompecabezas antes de que la brecha se abra por completo y sea demasiado tarde? ¿Qué planes tienen los demás rivales del terrible monstruo, alienígenas con el poder de un dios, para la humanidad y sus aliados?
Más de ochocientos cincuenta años después de la destrucción del Sistema Solar, la humanidad estaba dividida y en guerra consigo misma, como siempre lo ha estado. Sin embargo, las heroicas acciones de un grupo de individuos excepcionales ha acortado las distancias entre las facciones hasta hacerlas colaborar como nunca antes se había visto. La Confederación, el Imperio Solarian, la Flota de la Tierra, los Bina’ai, algunos voluntarios Cradnian y Arpidiannos, la embajadora del pasado y el terrible Gha’mhet; se han unido al inmenso frente común que pondrá fin a la Cruzada de las Estrellas. Frente a ellos, los terroríficos asesinos de mundos Bai R’the y su Dios Estelar. Bai A’thok es conocido como el Caído, el Primordial y el Alto Maestro de los Embustes. La criatura tiene muchos nombres, y ninguno de ellos es capaz de describir lo que realmente es. Para los nosotros, es un ser tan superior evolutivamente hablando que puede considerarse una divinidad en toda regla, prácticamente imposible de destruir. Sin embargo, aún está encadenado a una terrorífica estación de combate móvil, y la única llave que le falta para escapar está en manos de la Alianza que forma la humanidad con los alienígenas que se les han unido.
En 1858, Thomas Glover, un joven aventurero escocés, acepta un empleo de mercader en Japón. En los siguientes diez años amasa una gran fortuna, aprende las tradiciones de los samuráis y colabora en la destitución del Sogún. Sin embargo, tras el éxito se esconde un hombre que no es feliz. Su historia de amor con una cortesana quedaría inmortalizada en la famosa ópera Madame Butterfly.
Moderna novela épica e inolvidable viaje del espíritu, La Tierra Pura recrea la trayectoria de la auténtica ascensión y declive de la vida de Glover y describe una saga de cien años que culmina con la destrucción de Nagasaki en 1945.
El sobre que había en la bandeja no era del formato y color de los que Helen solía utilizar. Tampoco parecía ser igual al que recibió unas semanas antes con una estúpida amenaza, seguramente nacida del cerebro alterado de un loco.Treinta astronaves modernas, potentes, de las que la mitad estaban destinadas exclusivamente a pasajeros, surcaban sin cesar el espacio, con llegada a media docena de los más importantes espaciódromos de la Tierra. Billones de dólares andaban siempre en juego y no era nada extraño que el director y presidente de una compañía como «Tierra-Marte» hubiese envejecido un tanto prematuramente.El papel que contenía el sobre era de lo más vulgar y corriente, pero no así el contenido que tuvo la facultad de cortar en seco la sonrisa optimista que llevaba Frank al entrar en el despacho.
Todas las llamadas de urgencia debían hacerse, obligatoriamente, a través de un visófono, de modo a que la policía pudiese conocer el rostro del demandante que, sin que él lo supiese, era fotografiado mientras duraba la comunicación.El rostro de una mujer se dibujó claramente en la pantalla.No era muy joven, pero poseía aún el encanto de una belleza pasada. De todos modos, sus rasgos estaban ajados por el reciente llanto y tenía los ojos ligeramente hinchados.
Los vasos se fueron sucediendo, pero Fred no cayó, como podía esperarse, en un estado de embriaguez excesivo. Estaba tan acostumbrado a beber que el alcohol no podía descentrarle por completo, produciéndole tan sólo aquella especie de delicioso nirvana en el que gozaba plenamente de sus facultades. Sentado en una mesa, al fondo del local, el hombre que le había seguido le observaba atentamente. Era alto, delgado, con un tono de piel macilento y como enfermizo. Sus ojos eran negros y penetrantes y su nariz afilada y de paredes casi transparentes. Tenía los cabellos negros e iba vestido con un traje gris serio, como el de cualquier empleado de tipo medio, sin las estridencias que podía permitir el calor de aquel verano en Washington. Habla pedido un vaso de leche, con esa naturalidad de un hombre que ha superado la fase en que se avergüenza de no beber, como todo el mundo, bebidas alcohólicas. No fumaba, pero sacó una boquilla gastada y se entretuvo en mordisquearla sin despegar los ojos de Fred.
En una de las mesas, al fondo, mordiéndose impacientemente las uñas, se encontraba Alex, el hermano de la muchacha, de la linda muchacha que, en aquellos momentos, estaba finalizando una de las melodías del gusto del público y que iba a cosechar, en cuanto acabase, una estruendosa ovación. Pero Alex Flagg no esperaría... Había intentado dominar sus nervios, fumando mucho, pero bebiendo poco, como le habían aconsejado. Sus diecinueve años contaban mucho en aquel nerviosismo, en aquella impaciencia angustiosa que le ponía fuera de sí. Entornó los ojos, pensando en Ben Box y Davis Morris, sus dos compañeros que le esperaban dos manzanas más arriba, en el «Tampico», junto a la calle Veinticinco. Sus dos compañeros...
DOCE cámaras de televisión estaban dispuestas para enviar a las cinco partes del mundo, la emisión en color-relieve más importante del año. En los estudios de la «Pan América Televisión» y por los canales de la «International American Voice», más de doscientos técnicos disponían los filtros especiales, pendientes de los aparatos que iban a encadenar la formidable emisión. En el estudio central de la I. A. V., miembros del gobierno y representantes de la Confederación Europea ocupaban los asientos de la tribuna, con las miradas fijas en la estrada-escenario donde, al lado de algunas personalidades relevantes de la ciencia y del locutor Milker, se encontraba el personaje del día: el joven profesor Karl Hembert.
'Desde hacía bastantes años, las leyes mundiales habían abandonado sus anticuados procedimientos de castigo a la última pena. Inglaterra fue la primera en no ahorcar a nadie, Alemania dejó enmohecer las hachas de los verdugos, Francia arrinconó las inservibles guillotinas y España retiró para siempre el garrote vil. Incluso, los Estados Unidos, desde la firma del tratado internacional, que aunaba todos los esfuerzos policíacos bajo el mando de la SIP, destrozó la vieja silla eléctrica y la cámara de gas, adaptando el procedimiento internacional de la «cámara electrónica».
La «cámara electrónica» estaba basada en el funcionamiento del corazón [...] los hombres de ciencia inventaron un procedimiento que [...] producía una muerte instantánea, por parada del corazón, anemia cerebral y todo lo demás. Sólo era necesario, sin que el reo lo supiese, colocarle una camisola que llevaba en su parte posterior y en el lado izquierdo, una urdimbre metálica que atraía la radiación electrónica que la cámara producía.'
Al penetrar en el vetusto salón familiar, que las modernas tendencias no habían logrado cambiar y que seguía poseyendo el sabor rancio de otros tiempos— de otro siglo, exactamente—. Dan apretó la mano de su joven esposa con un poco más de fuerza, como si desease infundirle el ánimo que para él mismo deseaba. Durante todo el viaje en el supereactor que los había traído de Tokio, había hecho lo imposible por volver a explicar, por enésima vez, a su esposa, las características de aquella familia que era la suya; pero, en realidad, ¡era tan difícil explicar quiénes eran los Nichols! Porque… ¿quiénes eran? Para Dan, antes que nada, eran una familia que había logrado, con el complejo negocio de las exportaciones de algodón y fibras industriales que lo habían sustituido en gran parte, una fortuna colosal. Pero, además, los Nichols eran gente extraña, atadas al pasado por raíces que se hundían profundamente en el tiempo.
El agente nocturno dejaba oír sus pasos sobre la acera de la calle desierta. Su silueta, al juego de las pocas luces que allí había, se agrandaba o achicaba, tomando extensiones desproporcionadas, gigantescas, para después reducirse, como si la sombra correspondiese a la de un pigmeo. Hacía frío. Un viento helado llegaba del río, disfrazado de bruma, densificando la atmósfera y dejando un trazo de humedad por donde pasaba. Robert Cone estaba acostumbrado a aquellas rondas nocturnas; pero, a pesar del hábito, experimentaba la desagradable sensación de tener toda la noche por delante, en absoluta soledad, sólo con sus ideas y sin poder echarse a coleto un buen vaso de «whisky». Sólo una vez cada hora, cuando llegaba al extremo de la avenida, solía encontrar a Pryor, el agente del otro sector que, en realidad, le esperaba para fumar un cigarrillo juntos y permanecer, en animada charla, el corto tiempo que les era permitido estar juntos: tres minutos.
El hombre uniformado, se acercó al rincón de la sala donde Donald Callowan, el jefe de la SIP, siglas de la famosa Spacial International Police, llevaba pacientemente más de una hora, fumando cigarrillo tras cigarrillo,-Señor Callowan…Donald levantó la cabeza y una sonrisa entreabrió sus labios.
-¿Ha llegado mi turno?-Sí, señor. Pero debe perdonar. Ya sabe lo pesados que son estos debates del Consejo Mundial. El señor Barton estará seguramente desolado de haberle hecho esperar tanto tiempo.Siguió al uniformado personaje, atravesando la amplia sala y penetrando por una puertecilla que daba a un pasillo, a cuyo fondo se hallaba la entrada del despacho particular de William Barton.
Contento, comandante? Harold Arnett se pasó la mano por la sien derecha, donde los cabellos plateaban ya con intensidad.Sí, estaba contento, ¿Para qué negarlo?De todas las naves de la línea, Venus-Tierra, la suya, el «Spacius», era, sin ningún género de dudas, la preferida para los viajes de las más importantes fortunas de ambos planetas. Había ya quien la había puesto el sobrenombre de «Real» y hasta «Imperial».Y no eran exageraciones.El «Spacius», hermano gemelo del «Monitor», superaba a éste por la «clase» de su pasaje, por la calidad de las personas que lo elegían.Por todo.
El zumbido del teléfono hizo que Howard frunciese el entrecejo, sin que su atención dejase, por ello, de concentrarse en los planos y diseños que tenía ante él y que llevaba examinando y estudiando hacía dos horas, iRingggggg…! Se apoderó con un gesto brusco del aparato y, antes de que la voz de la secretaria sonase, exclamó: —¿No he dicho que no se me molestase bajo ningún motivo, señorita Cursell? —Perdone, señor, pero… —¿Pero qué? —Pero ese hombre insiste. ¡Lleva una hora y media esperando! El entrecejo de Howard se frunció más intensamente. —¿De qué hombre me está usted hablando?
Lukas Sfaiss había fruncido el entrecejo; pero, no obstante, sonrió. Luego: —O me he vuelto demasiado viejo o demasiado idiota, pero no os comprendo. Hans se agitó en su asiento. Se había explicado bastante bien, creyendo obrar de una manera tan recta cómo debe ser la de un buen agente de la Spacial International Police; pero su jefe directo, el encargado de la Sección Berlín, Lukas Sfaiss, el hombre que tenía enfrente, sentado tras la mesa de despacho, no le había, por lo visto, comprendido. —Yo sólo deseaba saber si había algún trabajo pendiente —dijo: —¿Otra vez? ¿Es que no quieres, en verdad, disfrutar de estas dos semanas de vacaciones que te corresponden? —Yo…
Por encima del ruido del tractor, Tom podía adivinar, más que oír el del motor del helicóptero que sobrevolaba «Prince’s Valley», No era una novedad la presencia de aquel aparato que, desde hacía una semana, poco más o menos, había aparecido, como un moscardón curioso, recorriendo el Valle de un lado para otro, volando a poca altura y dejando ver los rostros de sus ocupantes, con sus cámaras cinematográficas y sus otros aparatos que asomaban frecuentemente por las ventanillas. Tom frunció el ceño. Había dejado ya de hacerse preguntas respecto a la presencia de aquel aparato, del mismo modo que el resto de los moradores del Valle que, pasada la primera jornada de novedad, hablaban ya muy poco del helicóptero en las reuniones de las noches. No ocurría igual con Jones.
Miró por el cañón de su metralleta. Había pasado toda la tarde limpiándola, cuidadosamente, con cariño, pieza por pieza. Porque pensaba, de la misma manera que lo hubiese hecho un cirujano, que era una obligación suya preparar el «instrumental» antes de usarle. ¿No debía hacerlo así? Por eso lo había desmontado, pieza por pieza, aceitando el delicado y preciso mecanismo que, una vez montado, brillaba ahora como si el arma acabase de salir de la fábrica. La contempló con cariño.
La familia Morgan escogió aquel día una ruta un poco extraña para pasar su fin de semana. Pero Harry Morgan era un hombre que odiaba las aglomeraciones desde pequeño y prefería pasar con los suyos una jornada tranquila, en un lugar apartado, lejos del tumulto de los que, con sus coches, iban a pasar sábado y domingo en los bosques recién importados de la Tierra, al Este de Joyce City, la flamante capital de Marte. Cuando, muy de mañana, Harry anunció a los suyos que había elegido el Sur de la ciudad, la región montañosa que terminaba donde daba comienzo el llamado Desierto Rojo, los únicos que vitorearon fueron los dos pequeños, que ya se veían jugando en aquella región, donde las más extraordinarias aventuras les esperaban.
CLEMEMT PAYNE bostezó otra vez. Su posición no podía ser más cómoda, ya que se había sentado en el sillón giratorio y tenía los pies sobre la mesa, maculando el secante que había sobre su carpeta. La máquina de escribir estaba, a un lado, sobre una mesita auxiliar. Y en posición semejante, Charles Weber estaba al otro lado de la habitación, resolviendo un crucigrama y bostezando al mismo ritmo que su compañero.
Jim era un muchacho despierto, para sus doce años. Y, por otra parte, fuera de las horas que dedicaba al estudio, generalmente las de la siesta, ya que su padre le había comprado un “hipnoteacher”(1), el resto del tiempo lo pasaba correteando de un lado para otro, recorriendo los caminos entre las granjas, que conocía palmo a palmo. La Lander Zone era su campo de acción y el médico lo había encontrado, cuando iba a visitar a sus enfermos, en los sitios más inverosímiles, viéndose obligado muchísimas veces a llevarle a su casa, distante de sus preferidos lugares de correrías.
DESDE lo alto de la cúpula metálica, que emergía del conjunto de los edificios como una giba brillante, John Botts podía ver no sólo la masa de los departamentos que le rodeaban, sino la extensión árida y estéril de las rocas volcánicas de Fobos, hasta su horizonte no muy lejano, con el disco brillante de Marte a lo lejos.
La lluvia tamborileó unos instantes sobre los cristales, haciendo que Arthur levantase la cabeza de los papeles que estaba consultando. Sonrió. Al levantar la vista echó una ojeada complaciente a cuanto le rodeaba, en aquel pequeño despacho en el que acababa de instalarse, con su persona, la Delegación de la SIP en Marstown. Curioso, ¿eh?
NADA más levantarse, todavía en pijama, se acercó al balcón y lo abrió por completo. Echó una ojeada a la bahía. El mar, de un intenso azul, parecía un espejo. La temperatura era agradable en extremo y la brisa marina llegaba hasta él, aquella deliciosa mañana. El Mediterráneo se prolongaba hasta el horizonte, recibiendo los rayos del sol que ponían trazados de oro sobre sus aguas. La ciudad se extendía desde el hotel hasta la misma orilla del mar. Era un conjunto de chalets a cuál más artístico y bello.
A Nakuda le temblaban las manos. Enfundado en su traje protector contra radiaciones, parecía un monstruo enorme, todo en blanco, con la placa de plástico transparente que cubría su rostro. El largo extractor electrónico, que sujetaba con sus manos enguantadas, se hundía en la tierra, excavando gran cantidad de arena y piedra, dejando al aire libre las parduzcas rocas que encerraban, en sus entrañas, el tesoro del uranio.
NADA más insignificante que el hombre que descendió, en aquella clara mañana de mayo, de la astronave que acababa de llegar de la Tierra. Su rostro era corriente, su tipo corriente y sólo su frente y sus ojos, aquélla amplia y éstos vivaces, podían haber hecho denotar su personalidad nada vulgar. Ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco: uno de esos millones de seres que se ven en todas partes. O mejor dicho, que pasan desapercibidos en todas partes.
¡Qué error había cometido haciendo creer a aquella mujer que estaba locamente enamorado de ella! Y ahora, examinando detenida y fríamente todos los detalles, llegaba a la conclusión de que ella jugaba un papel desesperante, una comedia burda con la mente fija en su fortuna. Hasta entonces, mientras las cosas fueron bien, él no llegó nunca a pensar que Alice tuviese sus hermosos ojos fijos en su talonario de cheques. Pero ahora estaba seguro. No podía comprender, de otro modo, la escena de aquella noche, cuando ella, por un fútil motivo, se había echado a llorar, diciéndole que jamás le había hablado de matrimonio. ¿Matrimonio?
La nieve caía densamente, pero la oscuridad de la noche hacía que su blancura no existiese más que en los lugares donde la luz artificial se reflejaba sobre ella. El resto estaba hundido en la negrura y la blanca capa que ya cubría la tierra tenía un color indefinido y sucio, casi grisáceo cuando la penumbra llegaba hasta el suelo. Un viento inquieto se enredaba aullando por entre los hilos telefónicos, arrancando de los postes los blancos copos que se habían acumulado en ellos.
La casa, un chalet de construcción moderna y línea agradable, estaba situada en las afueras de la ciudad. El Sena pasaba cerca, entre olivos que recortaban la pureza azul del cielo. Se respiraba calma en aquel lugar. Milo había detenido su coche ante la puerta del jardín de la casa y ahora, sin abandonar su asiento, la contemplaba, como si desease sacar conclusiones de aquella construcción que reflejaba, sin duda, una manera de vivir, como el de todos los hogares humanos.
Le habían tendido una trampa... Él sabía que la muchacha, Judy, de quien se había enamorado a lo largo de aquella interminable investigación, estaba en el interior de la casa, y que ellos, los hermanos Rossini, armados hasta los dientes, le esperaban allí, pendientes de su primer fallo para llenarle el vientre de plomo. Dorick sonrió, pero fue más una mueca y un rictus que una sonrisa, lo que entreabrió sus labios.
No estaba nervioso, pero mientras se incorporaba se preguntó si todo lo que el verdadero Singer le había enseñado iba a ser, finalmente, de alguna utilidad. Miró la caja. Era una «Huster», de un modelo reciente, pero cuyo sistema de cerradura no podía alejarse mucho de los tipos que él había estudiado con detenimiento. Se arrodilló ante ella, pasándose por los labios, para humedecerlos suavemente, las yemas de los dedos, una tras otra. Luego empezó a trabajar.
«Un pez no sabe que está en el agua hasta que lo sacan de ahí». La mayor parte de nuestros pensamientos diarios son negativos, cambiar esta forma de pensar se vuelve un reto ineludible si queremos desarrollar nuestras capacidades y vivir felices. Todos queremos alcanzar nuestras metas, sentir que avanzamos, sentirnos seguros y plenos. «No esperes que la vida te quiebre la pecera y te haga salir dolorosamente de ahí». La capacidad del ser humano hoy en día de vivir consciente es clave, para ello debemos entrenar la capacidad de poner atención, tomando consciencia del «cuento que te cuentas» durante toda tu vida, mirando los resultados que estás obteniendo, el impacto que produzco en mí y en otros, ¿es lo que busco y quiero...? En este libro, encontrarás una serie de técnicas, que te ayudarán a limpiar tu mente, a cambiar tu relación con el mundo externo y contigo mismo.
UNA MUJER: Morvern es una veinteañera harta de despachar fruta y verdura en el supermercado de su barrio y dispuesta a dejar el cigarrillo sólo cuando alguien le ofrece un porro, alguna droga de diseño o la ocasión de practicar sexo en grupo. Viéndola actuar, nadie diría que le duele el recuerdo del cadáver que yace en la cocina de su casa. UNA TIERRA: Morvern se mueve por las tristes calles de un pueblo escocés azotado por el frío y el mar. La rudeza del paisaje y la miseria honda de su gente se refleja en el rostro de pescadores, ferroviarios y mineros que no han tenido en su vida más aliado que el alcohol ni otra defensa que los sueños y la locura. La única posibilidad de salvación es la huida, y Morvern se encamina hacia el Sur para olvidar la muerte y celebrar el sol. UN AUTOR: tan austera como la geografía y la realidad escocesa, tan lejos de la moralidad al uso como de cualquier sospecha de sentimentalismo, así suena la voz de Alan Warner en esta primera novela que se saborea como un fruto fresco y ácido a la vez.
Las Sopranos son un grupo de alumnas de un colegio católico de una pequeña ciudad portuaria escocesa que cantan en el coro y viajan en autocar a Edimburgo para participar en un concurso de coros escolares. Pero las chicas no están interesadas en ganar premio alguno, sino en ser eliminadas lo antes posible para regresar a su ciudad, porque en el puerto ha fondeado un submarino nuclear y por la noche los marineros de permiso se pavonearán en la discoteca. Pero antes de volver a casa, hay que pasárselo bien en Edimburgo… Aunque no todo son juergas para estas chicas. La vida es dura en la Escocia de los 90 y ser adolescente en esta sociedad marcada por el paro, las drogas y el excesivo consumo de alcohol no es un alegre paseo por una bucólica campiña de postal. Cada una de las Sopranos tiene su historia: una ha padecido leucemia, otra lleva en las entrañas un hijo no deseado, otra es tan pobre que la casa en la que vive parece a punto de derrumbarse, otra descubre que probablemente sea lesbiana… Integrante de la nueva hornada de airados narradores escoceses, Alan Warner se mete en esta novela radical y arrebatadora en la piel de cinco adolescentes con ganas de transgredir la rígida moral católica en la que son educadas, de experimentar con el sexo, de hacerse adultas antes de tiempo…
Alan Watts posee una facilidad prodigiosa a la hora de hacer asequible al gran público conceptos densos y complejos de la mística o la espiritualidad oriental. No en vano ha sido considerado el mejor comunicador de la filosofía oriental en el mundo occidental. Este libro —compuesto íntegramente por sus famosos «seminarios japoneses»— es una lección magistral acerca del pensamiento y la enseñanza budistas. Watts parte del contexto indio en el que el budismo surgió, hace 2500 años, y presenta las similitudes y diferencias con respecto al hinduismo. Seguidamente, en el capítulo «El camino medio», toca las enseñanzas capitales del budismo, entre las que destacan las «cuatro nobles verdades» y el «óctuple noble sendero». Luego pasa a explicar el método del despertar a la experiencia del no-yo y de la no-religión, un tipo de instrucción que todavía subsiste en la tradición Zen y, finalmente, nos introduce en el universo del budismo tibetano y acaba explorando el simbolismo de los yogas tántricos. Se trata, en suma, de una visión completa y didáctica del budismo y sus distintas escuelas, escrita con el estilo directo y cautivador característico de Alan Watts. Por su brevedad, sencillez y brillantez el presente volumen constituye una de las mejores introducciones al pensamiento budista.
Este libro contiene once breves ensayos de Alan Watts, hasta ahora inéditos, en los que aborda temas tales como los límites del raciocinio y el lenguaje ante los grandes misterios de la existencia, y la importancia de los arquetipos psicológicos que el cristianismo comparte con otras grandes religiones. En estos escritos breves Alan Watts hace gala de toda la inteligencia, claridad de pensamiento y simplicidad de lenguaje que le convirtieron en el intérprete más popular de las filosofías orientales. Habla de temas diversos, tales como la voluntad de vivir en armonía de los taoístas, los límites del lenguaje ante las verdades inefables de la espiritualidad y el simbolismo psicológico del pensamiento cristiano. Estos escritos harán las delicias de sus millones de fans, así como de los lectores que quieran empezar a conocer su obra.
Médicos, juristas y filósofos se han encontrado con el llamado problema de las «drogas místicas» que parece producir, sin ningún daño físico aparente, cambios en la conciencia comparables a los más elevados niveles de experiencias estéticas y religiosas. Este libro de A. Watts, uno de los mejores investigadores en psicología de la religión, supone una objetiva evaluación sobre estas sustancias y sus acciones, con la ventaja de las propias experiencias personales del autor. El reportaje de sus propios experimentos es un intenso recuento lírico de las valiosas transformaciones que pueden ocurrir en la mente humana. La elevación de la conciencia recorre el camino, desde la naturaleza y sus estéticas e intuitivas sugerencias, hasta una visión filosófica de la existencia, como una comedia a la vez diabólica y divina, que tiene como desenlace personal una verdadera revolución «cosmológica, unitariamente individual, en todo caso gozosa». T. Leary y R. Alpert, los legendarios ex-profesores de psicología de Harvard escribieron la introducción. El libro se completa con unas muy interesantes fotografías de formas naturales, como expresión gráfica del texto, ciertamente «inquietante…»
Todas nuestras angustias, depresiones y miserias arrancan del hecho de vivir en la ilusión de creernos individuos aislados y cerrados, separados del prójimo, de la naturaleza y del cosmos, cuando la verdad es que somos manifestaciones de lo divino dentro de un contexto ecológico universal. En «El arte de ser Dios», Alan Watts aplica este diagnóstico y nos propone una nueva visión de las religiones —«un Dios más allá de la teología»— y una nueva aproximación entre mística y ciencia. Escrito con inspiración, humor y entusiasmo, «El arte de ser Dios» es, indiscutiblemente, uno de los libros más importantes de Alan Watts.
Inspirándose en los antiguos textos de Lao-tzu, Chuang-tzu, el libro de Kuan-tzu y el I Ching, así como en los estudios de Joseph Needham, Lin Yutang y Arthur Waley —entre otros—, Alan Watts ha escrito, con su inimitable estilo, un libro destinado a convertirse en el texto occidental básico sobre el Taoísmo. El libro comienza con un capítulo acerca del lenguaje chino —que, según Watts, pasará a convertirse en el segundo idioma internacional después del inglés—, para explicar, a continuación, lo que significa el Tao (el fluir de la naturaleza), wu wei (la no-acción) y te (el poder que emana de ello). Cuando le sorprendió la muerte, a fines de 1973, Watts se proponía completar su obra escribiendo acerca de las implicaciones políticas y tecnológicas del Taoísmo y sobre su significado actual. Aunque no pudo terminar el libro, un amigo y colega, el maestro de t’ai chi Al Chung-liang Huang —que asistió y codirigió las últimas conferencias y seminarios que escribió Watts, y que dieron pie al presente libro— completó el texto y proporcionó, además, muchas de las caligrafías chinas que componen el material ilustrativo. El camino del Tao no es únicamente una introducción a la esencia del Taoísmo sino, en cierto modo, la opera magna que recapitula la vida y obra de Alan Watts.
El Zen, la variante japonesa del budismo, según muestra Watts en esta obra, tiene mucho que ofrecer al hombre occidental de nuestro tiempo, ya sean propuestas de actitudes vitales o pautas de comportamiento. En este amplio estudio, Watts traza los rasgos principales de esta filosofía de un modo claro, ameno e instructivo, pero también riguroso, y analiza los puntos de contacto del Zen con el Tao y el budismo indio, con lo que, al cabo, consigue dar al lector una imagen clara, concisa y fiel del pensamiento Zen. Esta obra de Alan Watts está considerada en el ámbito académico como una de las más serias y documentadas acerca del Zen.
Los seis ensayos y conferencias transcritas que ocupan este volumen suponen una buena representación de la obra de Alan Watts, desde su celebrado primer ensayo sobre el Zen hasta el último seminario que dio tan solo unas semanas antes de su muerte, en 1973. En «El camino del Zen» Watts trata de forma concisa e inspiradora el tema que sirvió de base a uno de sus más conocidos libros. «Juego y supervivencia: ¿Están necesariamente en contradicción?» es un brillante ensayo que nos muestra la evolución de su pensamiento, donde jovialidad y paradoja convergen para abrir la mente del lector. En «La relevancia de la filosofía oriental» el autor pone a sus lectores de formación cristiana frente a las contradicciones internas de una tradición empeñada en negarse a sí misma la posibilidad del contraste y la referencia. «La suspensión del Juicio» plantea la cuestión de si es posible mejorar y el sentido del esfuerzo como arma espiritual. «Chuang Tzu. La sabiduría de lo ridículo» es un ensayo tan ameno como profundo sobre el filósofo favorito de Watts y el Taoísmo. Por último, «La práctica de la meditación» es un texto práctico donde el autor ofrece consejos, trucos y claves para alcanzar el punto justo, la actitud adecuada para concentrarse, sintonizarse y entrar en el aquí y ahora.
Estos ensayos sobre la materialidad discurren sobre el tema de la confusión en que ha caído el hombre civilizado, atrapado entre símbolo y realidad. Así, suele producirse la absurda situación de preferir el dinero a la riqueza, o de preferir el «menú» a la comida. Entretenido con números y conceptos, el hombre civilizado termina olvidando su dependencia del aire, el agua, las plantas, los animales, y hasta las bacterias. El pensamiento del famoso filósofo y orientalista Alan Watts fue una pieza clave en el movimiento contracultural, y sus libros sobre budismo zen, taoismo o psicología de la religión son todavía hoy las mejores introducciones a las filosofías orientales destinadas al gran público occidental.
En los últimos años de su vida, Alan Watts, ya mundialmente famoso, tenía una gran multitud de seguidores, y trataba de presentar sus ideas con la mayor sencillez. Fruto de ello son sus últimas charlas y conferencias, una selección de las cuales presentamos hoy bajo el título significativo de «El gurú tramposo» que es, precisamente, el capítulo inicial del libro: un examen lleno de humor y de indulgencia sobre la figura del gurú. Así, pues, «El gurú tramposo», junto con los otros ensayos contenidos en este libro, es la quintaesencia del pensamiento y de la prosa de Alan Watts. En él, se reflejan, totalmente maduros, los grandes temas de reflexión del que fue, evidentemente, un «gurú tramposo», un gurú irónicamente virtuoso, el primer taoísta de Occidente, el maestro que trató de liberarnos de la pesadilla de una cultura presidida por la culpa y el pecado.
¿Cuál es el auténtico y actual tabú de toda nuestra civilización occidental? ¿Qué es aquello secreto que toda nuestra educación ha tratado de silenciar? El libro del tabú da una respuesta a estas preguntas. Indiscutiblemente se trata de uno de los libros más importantes de Alan Watts, y en él nos enfrentamos no ya con los viejos tabúes religiosos y sexuales, sino con algo más profundo. El libro del tabú es, en cierto modo, un desarrollo actualizado y vertido en lenguaje accesible da la milenaria filosofía del Vedanta hindú. Probablemente, es una catástrofe cultural el hecho de que el mundo occidental se haya cerrado en sí mismo, impermeable a la reserva de sabiduría contenida en otras tradiciones. Alan Watts ofrece en este trabajo una vigorosa síntesis de su pensamiento y una exposición tan brillante como accesible de esta otra sabiduría.
Los libros sobre el tema de la felicidad se clasifican en general en dos grandes tipos: los que nos dicen cómo ser felices cambiando nuestras circunstancias, y aquellos que nos dicen como serlo cambiándonos a nosotros mismos. Esta obra intenta no caer en esas dos categorías, ya que su autor cree que la felicidad absoluta es algo fuera del alcance de cualquier técnica humana. Watts, no obstante, afirma que su libro es profundamente práctico, aunque no expone ni una sola cosa que pueda hacernos feliz. Podemos entonces preguntarle: ¿no hay entonces nada que podamos hacer para lograr la felicidad? La conclusión del pensador no es desalentadora, por el contrario, el propósito de este libro es probar a hombres y mujeres algo sobre sí mismos, sobre lo que son aquí y ahora que, si es comprendido, puede convertirse en la mayor felicidad que un ser humano puede conocer.
Ensayo, Espiritualidad, Filosofía, Salud y bienestar
El tema principal de este libro es la relación entre experiencia mística y vida cotidiana. El capítulo titulado Conciencia cósmica incluye un relato del autor sobre sus propias aventuras en este reino interior. En Instinto, inteligencia y angustia se estudian las paradojas de la autoconciencia. En Espiritualidad y sensualidad encontramos una animada discusión sobre la falsa oposición entre espíritu y materia. En La nueva alquimia, Watts hace un estudio equilibrado sobre los estados de conciencia y la acción del ácido lisérgico. En el libro se incluye también el famoso texto de Watts sobre Zen beat, Zen inveterado y Zen. Esto es eso resulta ser, así, un compendio del mejor Alan Watts. Escrito con su inimitable estilo. Tocando sus temas más propios.
En este fascinante libro, Alan Watts examina la historia de las rebeliones de la conciencia, centrándose particularmente en aquellas que se desarrollaron en contra de la sabiduría convencional. Watts busca las raíces del movimiento de la contracultura en las antiguas culturas tribales y los pueblos chamánicos de Asia, Siberia y las Américas. En el proceso, emergen las grandes cuestiones que cada generación se ha planteado: ¿cuál es la naturaleza de la realidad? ¿En qué modo afecta a la realidad nuestra relación individual con la sociedad? ¿Cómo despertar a la dimensión espiritual? La cultura de la contracultura ofrece una clara visión del aspecto principal de la contracultura: su radicación en la experiencia, y en particular, en la experiencia de lo divino. Watts analiza asimismo el inevitable impacto que esta forma de democracia espiritual tendrá en el arte y en la ciencia.
Este libro significa una inversión radical del pensamiento ordinario sobre la búsqueda de la seguridad. El autor plantea la pregunta: ¿cómo vivir en un mundo de inseguridad? ¿en un mundo privado del consuelo de las tradicionales creencias religiosas? Y la respuesta la encuentra en la ley de la retrocesión: los seres humanos sufren y perecen debido a los esfuerzos mismos que hacen por no sufrir y por no perecer. Ya lo expuso Lao-tzé, el viejo maestro del pensamiento paradójico: “Quienes se justifican, no convencen”. “Para conocer la verdad hay que liberarse del conocmiento”. “Nada más poderoso que el vacío”. No es una filosofía del nihilismo sino al contrario: es una llamada a vivir el presente sin la ansiedad generada por el espejismo del tiempo y la historia. Es una filosofía, evidentemente taoísta, que enseña que la salvación comienza cuando uno asume que no hay “salvación”, y que la seguridad surge cuando uno asume su más radical inseguridad. Escrito con estilo lúcido y ameno, este libro de Alan Watts posee inagotable actualidad en nuestra época de incertidumbre y crisis.
«Las dos manos de Dios» es una obra erudita, exploratoria y enormemente atractiva sobre los mitos de la polaridad, las relaciones simbólicas entre opuestos como la luz y la oscuridad, el bien y el mal, el nacimiento y la muerte, la acción y la inacción, el «yin» y el «yang», etc. Esa polaridad de términos opuestos muestra, al mismo tiempo, su profunda unidad interna, su inseparabilidad. «Las dos manos de Dios» es un estudio de mitologías comparadas (el libro recoge abundantes mitos y relatos tomados de fuentes chinas, indias, egipcias, iraníes y cristianas) y es también una obra llena de contenido para una nueva y más profunda manera de vivir. La realidad no puede aprehenderse de una sola faceta; hay que unir los antagonismos y recuperar una sabiduría tan antigua como nueva. Escrito con su peculiar estilo lúcido y ameno, este libro de Alan Watts posee la inagotable actualidad de sus mejores ensayos.
La civilización moderna, sostiene Watts, se encuentra en un estado de caos porque su liderazgo espiritual ha perdido el conocimiento efectivo de la verdadera naturaleza del hombre. Ni la filosofía ni la religión actuales nos dan la conciencia de que en el centro más profundo de nuestro ser existe una realidad eterna, que en Occidente se llama Dios. Pero sólo de esta conciencia surgen la serenidad y el poder espiritual necesarios para una sociedad estable y creativa. En «La suprema identidad», una de sus más influyentes obras tempranas, Alan Watts examina la realidad del deteriorado estado espiritual de nuestra civilización y ofrece soluciones a través de un riguroso debate teológico sobre la metafísica oriental y la religión cristiana. Watts desafía a los lectores a reevaluar las esencias de las religiones que antes parecían tan familiares y a percibir la «unidad» vedántica como un punto de encuentro de todas las cosas: el «bien» y el «mal», y lo hace con un ingenio irónico que atraerá a las mentes inquietas en busca de poder y sabiduría espirituales.
La figura y la enseñanza de Alan Watts se van agigantando a medida que transcurre el tiempo. Sus libros, traducidos a todos los idiomas, son a la vez profundos, amenos incitantes, iluminadores. «La vida como juego» ofrece una nueva perspectiva para los temas perennes de la vida, la muerte, la existencia, la meditación, la eternidad, la «divina locura», etc. Editado por Mark Watts, hijo de Alan, «La vida como juego» es un compendio de las últimas enseñanzas del maestro. Procedente de unas charlas orales, el libro posee un inimitable frescor, una vivacidad y un poder de evocación que han sido fielmente respetados en el texto.
«¿Pensáis acaso que el propio Dios se toma en serio a sí mismo? Conozco a un maestro Zen que enseña que la mejor aproximación a la meditación consiste en estar de pie, las manos sobre las caderas, y riendo a carcajadas, todas las mañanas, durante diez minutos.» «Las personas realmente religiosas siempre se han burlado un poco de su propia religión.» «El secreto de la vida está en saber reír y en saber respirar.» «Siempre he sido un hombre sedentario y contemplativo, un intelectual, un brahmán, un místico, pero también una especie de epicureo no demasiado honorable. Jamás he hecho la guerra. No he explorado ninguna montaña ni ninguna selva virgen. Tampoco he hecho política. Bien mirado, en estas Memorias no evoco tanto la historia de mi vida como su misterio. Si me he decidido a escribirlas no ha sido para justificarme —ni mucho menos para “edificaros”— sino por puro placer, placer que espero sea compartido, pues, debo confesarlo, encuentro mi vida muy interesante.» —Alan Watts
Gracias a la fama mundial adquirida con sus libros, Alan Watts introdujo a millones de lectores occidentales en el conocimiento de la mística de Oriente y en los aspectos más profundos de las religiones comparadas. Watts ha gozado así de un enorme prestigio también en círculos teológicos, donde se le considera un brillante y mordaz comentarista de la tradición judeocristiana. «Mito y religión» reúne todas esas facetas en una lúcida exposición del pensamiento oriental y una contundente crítica a las religiones institucionalizadas. En la primera sección. «¡Olvidemos lo que debería ser! Es lo que es», Watts ahonda en las diferencias entre la mitología oriental y la occidental, y se cuestiona si la imagen de un patriarca divino sigue siendo plausible a la luz de nuestro conocimiento actual del universo. A continuación, indaga en los orígenes del cristianismo en «Jesús: ¿su religión o una religión sobre Él?». Con una brillante y documentada crítica de la Iglesia, Watts analiza la forma en que la religión cristiana se ha desviado de sus fuentes. En «La democracia en el reino de los cielos» desarrolla este discurso y cuestiona hasta qué punto tiene sentido mantener una religión «monárquica» en una sociedad democrática. Revisa luego la concepción antropomórfica que se tiene de los dioses en «Las imágenes del hombre». Finalmente, en «La religión y la sexualidad», Watts vuelve a ocuparse con fino humor de la religión organizada para concluir que las iglesias no son hoy más que organizaciones reguladoras del sexo, una hábil estratagema para disimular la falta de profundidad que las caracteriza.
La obra del famoso filósofo y experto en tradiciones orientales Alan Watts ha adquirido una extraordinaria relevancia y suscitado un apasionado interés entre millones de discípulos y admiradores. A diferencia de algunas estrellas efímeras, los ensayos de Alan Watts no hacen sino ganar en consistencia y se van convirtiendo en motivo de un creciente estudio y meditación. Con su estilo inimitable, a la vez profundo y ameno, lleno de humor y paradojas, Alan Watts ha sido durante décadas el principal intérprete de las filosofías orientales en Occidente. Toda una nueva generación se ha enriquecido con sus libros, grabaciones, conferencias, programas de radio y televisión. Poco antes de su muerte, Alan Watts consagró cierto tiempo a dar término a un proyecto que había acariciado largamente. En la atmósfera calma y retirada de su vivienda, el ferryboat Vallejo, y en su retiro montañés de Druid Heights, dio forma a los principios básicos de su filosofía. Ahora aparecen estos últimos trabajos reunidos por primera vez en esta edición que no solo es una magnífica introducción y guía para quienes comienzan a aventurarse en la obra de Alan Watts, sino que representa un legado imprescindible para quienes son ya sus seguidores.
No vienes a este mundo, surges de él. Eres un síntoma del estado del Universo; una parte integral del cosmos. Todo lo que viene a ti es el regreso de todo lo que ha salido de ti. Cuando dejas de pensar, descubres que estás en un eterno aquí y ahora. Hay que ser muy sensible para descubrir la línea de menor resistencia, el camino o la corriente. Quien lo logra, consigue fluir. Cualquier visión que se tenga del mundo no es más que una manera de ver las cosas. Y existen infinitas maneras de ver. Imagina a Dios Madre en lugar de a Dios Padre. Y en vez de una luz resplandeciente, una obscuridad impenetrable de la cual surge todo. OM. He aquí una nueva meditación póstuma del gran Alan Watts, cuya obra se agiganta y va ganando millones de lectores en todo el mundo.
Antes de convertirse en un icono de la contracultura, Alan Watts era conocido como un profundo conocedor de la psicología y la filosofía orientales y occidentales. En este clásico de 1961, Watts demuestra su profundo conocimiento tanto de la psicoterapia occidental como de las filosofías espirituales orientales del budismo, el taoísmo, el vedanta y el yoga. Examinó el problema de los seres humanos en un universo aparentemente hostil de forma que cuestionó las normas sociales y las ilusiones que atan y constriñen a los humanos modernos. Marcando una síntesis innovadora, Watts afirmó que los poderosos conocimientos de Freud y Jung, que habían llevado a la psiquiatría al borde de la liberación, podrían, si se fusionaban con la sabiduría hasta entonces desconocida de las tradiciones orientales, liberar a las personas de sus batallas con el yo. Cuando la psicoterapia se limita a ayudarnos a ajustarnos a las normas sociales, argumentaba Watts, no llega a la verdadera liberación, mientras que la filosofía oriental busca nuestra relación natural con el cosmos.
A lo largo de su vida, pero especialmente en sus últimos años, Alan Watts dictó una serie de charlas y conferencias que tuvieron un inmenso impacto. Mark Watts, hijo de Alan, ha recogido en varios libros lo mejor de estas enseñanzas. Salir de la trampa pertenece a dicha serie. Tal como indica su título, el libro es una muestra de la prodigiosa habilidad de Watts para detectar las ideas que limitan nuestros horizontes y nos mantienen perpetuamente aferrados al ego. Watts se ríe de esa contradicción creada por nosotros mismos y que revela la ignorancia de la verdadera naturaleza humana. «Salir de la trampa» es, así, liberarse de nuestras falsas ideas y descubrir la divinidad da la vida cotidiana. El libro contiene, además, espléndidas reflexiones sobre la naturaleza, el yoga, el budismo y la experiencia mística. Sin olvidar un homenaje a la figura de Carl Jung.
Alan Watts es mundialmente conocido como el mejor intérprete occidental del pensamiento oriental. Profundo conocedor del hinduismo, del budismo y del taoísmo, insistió en dar una perspectiva del ser humano como un aspecto integral de la naturaleza. «No vinimos a este mundo: crecimos de él», solía decir. Alan Watts daba sus charlas y conferencias sin utilizar notas escritas. A menudo hablaba durante una hora antes de inquirir si alguien tenía preguntas que hacer. Una de las más frecuentes era: «¿Qué me ocurrirá cuando muera?» A lo cual solía responder: «¿Quién hace la pregunta? Si se identifica usted como un individuo aislado que existe separado del mundo, lo normal es pensar que será aniquilado; pero si se ve usted a sí mismo como un acontecimiento de la Vida, sin aferrarse a la identidad individual, todo cambia». «Vivir el presente» reúne enseñanzas de Alan Watts relacionadas con toda esta sabiduría. El libro pertenece a la ya famosa serie de escritos editados por Mark Watts, hijo de Alan y que incluye títulos como «Salir de la trampa», «La vida como juego» y «Qué es la realidad».
Este libro contesta con rigor esta fascinante pregunta y explica cómo nuestras enormes infraestructuras se hundirían; cuánto tardarían las principales ciudades en reforestarse y las llanuras africanas en recuperar el esplendor de su fauna; por qué algunas de las construcciones más antiguas podrían ser las últimas en desaparecer y cuáles de nuestros objetos quedarían inmortalizados como fósiles. Partículas de plástico indestructibles, gatos domésticos que se convierten en depredadores de éxito, plagas urbanas -como las ratas o las cucarachas- que se extinguen y estatuas de bronce que perviven milenios son solo algunos de los elementos que el lector se encontrará en este apasionante recorrido por un mundo tan familiar como extraño.
Una propuesta fascinante para salvar el planeta.
Un título que toma especial relevancia en el Día mundial del medioambiente.
La cuenta atrás es un libro audaz, inteligente y provocador, que nos explica cuáles son los efectos de nuestro desmesurado crecimiento demográfico y plantea la alternativa más rápida y razonable para restaurar el equilibrio. Una investigación de conclusiones revolucionarias que cambiará la manera en que vemos nuestras vidas y nuestro destino.
El crecimiento de la población mundial se ha disparado hasta límites insostenibles: dado que cada cuatro días y medio nace un millón de personas más en un planeta finito, la población actual precisaría de los recursos de tres Tierras para alcanzar un nivel de vida semejante al de los países desarrollados, y con el sobrecalentamiento de la atmósfera y las alteraciones de los océanos, lasperspectivas de un futuro sostenible para la humanidad son cada vez más dudosas.
Weisman ha recorrido todo el planeta para hablar con personas que viven bajo sistemas políticos distintos, y para saber cómo viven y qué piensan gentes de distintas nacionalidades, culturas y religiones. Quiere conocer para poder dar respuesta a las preguntas que, según todos los expertos, son las más importantes y también las más difíciles de responder.
Un clásico del ecologismo que narra la historia del pueblo que reinventó el mundo. Al norte de la selva amazónica colombiana, Los Llanos, una de las zonas más hostiles de la Tierra, se ha convertido en el sorprendente escenario de una de las historias medioambientales más esperanzadoras que existen. A finales de los años 60, Paolo Lugari, un joven colombiano experto en desarrollo, se preguntó si esta árida región podría transformarse en un lugar habitable. No podía imaginar que cuarenta años más tarde su experimento llegaría a convertirse en un paradigma del desarrollo sostenible, un pueblo llamado Gaviotas. Ante la falta de infraestructuras, los primeros gavioteros inventaron molinos de viento, bombas manuales capaces de extraer agua de acuíferos profundos y paneles solares que podían calentar e incluso potabilizar agua bajo los cielos siempre nubosos de Los Llanos. Con el tiempo, los pobladores de Gaviotas han conseguido recuperar un ecosistema perdido y se está regenerando la selva tropical que una vez cubrió la región. En los tiempos inciertos en los que vivimos, con un crecimiento desmesurado de la pobreza y el agotamiento de los recursos naturales no renovables, Gaviotas es un testimonio inspirador de compromiso, creatividad y esfuerzo comunitario para construir una sociedad autosuficiente y un futuro sostenible. Un clásico del ecologismo que narra la historia del pueblo que reinventó el mundo. Un libro que toma especial relevancia en el Día mundial del medioambiente.
«La maldad política es una de las grandes cuestiones intelectuales de nuestro tiempo. Al intentar responder a ella, no debemos correr a la guerra o levantar las manos con resignación y desesperanza. Lo primero no sólo nos tienta a implicarnos nosotros mismos en el mal, sino que exige que nos enfrentemos a éste en el campo de batalla preferido por los malhechores. Lo segundo permite que el mal continúe y les dé lo que anhelan a quienes están sedientos de sangre. La maldad política no desaparecerá nunca. Razón de más para que, la próxima vez, nuestra respuesta a ella sea la correcta.» Con estas palabras, Alan Wolfe se une a una extensa nómina de pensadores –Hannah Arendt, Reinhold Niebuhr o Arthur Koestler– que, a lo largo del pasado siglo, hicieron del mal en la esfera política el argumento central de su obra. En La maldad política, qué es y cómo combatirla, el autor examina casos de genocidio, terrorismo, limpieza étnica y tortura, en escenarios tan diversos como Oriente Medio, Darfur, Ruanda, los Balcanes, Irak o Irán, y analiza las contradictorias respuestas que la comunidad internacional ha dado para su resolución. Michael Ignatieff ha sabido sintetizar a la perfección las enseñanzas de Wolfe: «La precisión moral es una precondición para la precisión política. Nada se gana, y mucho se pierde si, tratando de movilizar a la opinión pública para detener una masacre, la llamamos genocidio. La magnitud del ultraje se degrada. La próxima vez, cuando digamos que viene el lobo, nadie nos creerá».
Alan Woods realiza una exhaustiva investigación de la génesis del bolchevismo, desde los años heroicos del Grupo por la Emancipación del Trabajo, dirigido por Plejánov, o los intentos de estructuración del movimiento socialdemócrata y la aparición de Iskra, pasando por el II Congreso del POSDR y la división del partido entre mencheviques y bolcheviques, la revolución de 1905, los años posteriores de reacción, el nuevo auge de la lucha de clases y la I Guerra Mundial y, por supuesto, la crisis revolucionaria subsiguiente que conduciría finalmente al triunfo de Octubre.
Engels definió la dialéctica como 'las leyes generales del movimiento de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano'. En La Dialéctica de la Naturaleza, en particular, Engels se basó en el estudio cuidadoso del conocimiento científico más avanzado de su tiempo para demostrar que 'en última instancia, el funcionamiento de la naturaleza es dialéctico'. El contenido de este libro, es que los descubrimientos científicos más importantes del siglo XX son una brillante confirmación de esto. Un estudio en profundidad del materialismo dialéctico es la condición sine qua non para cualquier persona inteligente que aspira a comprender el mundo en que vivimos. Solo una comprensión seria de la dialéctica nos permite penetrar en los misterios más profundos de la época en que vivimos. La dialéctica no tiene nada de mística. Es una herramienta muy eficaz que ofrece a la nueva generación de luchadores la posibilidad de adquirir una comprensión racional del mundo. Éste es el primer paso en la lucha para transformarlo. Y como explica Carlos Marx: Los filósofos solo han interpretado el mundo de diferentes maneras. Sin embargo, nuestra tarea es transformarlo. Alan Woods.
El día de Navidad de 1941, el Presidium del Soviet Supremo de la URSS instituyó una medalla por la defensa heroica de Leningrado. Y ese mismo día, tres mil setecientos habitantes de la ciudad murieron de inanición. Pero la ciudad no estaba destinada a sufrir solamente en ese invierno, sino durante novecientos días.
Cuando se trata de la posición del perro, él está detrás de ti al 100 %.
Preston Evans es una leyenda dentro y fuera del dormitorio. Es muy alto, hermoso y famoso porque su exnovia filtró un video íntimo de ellos donde practicaban la posición del perro. Peor aún, para capitalizar su infamia, él abrió una tienda de mascotas llamada Doggy Style. No me importa si sus abdominales están cincelados, sus brazos están tatuados, y su cara pertenece a la cubierta de una revista. ¡Cada perro vendido y con crías significa un perro de albergue muerto!
Me encadené a su tienda en protesta, pero en vez de llamar a la policía, me hizo una propuesta.
Si lo ayudo a abrir su tienda de mascotas, él la transformará en un centro de adopción de perros rescatados, lo cual salvará la vida de unos miles de perros. Y entonces nunca tendré que ver a este sexi idiota de nuevo. ¿Cuán duro estará él… digo, será?
El sexo está fuera de la mesa. Entonces, ¿por qué quiero que Preston me incline sobre una?
Todos los sueños por los que tanto ha luchado Alicia se desmoronan justo cuando a cuatro meses de irse a cursar uno de los másteres más prestigiosos de bioquímica, se queda sin trabajo. Sin poder afrontar los gastos de la vida en Odense, solo ve una solución al problema: encontrar otro lo más rápido posible. Y ese nivel de desesperación suele suponer un porrón de horas mal pagadas. Así que cuando su compañera de piso le consigue un enchufe como camarera en un resort de esquí, no es capaz de negarse aunque eso signifique tener que separarse de sus amigas en lo que iban a ser sus últimos meses juntas. Una vez allí, demasiado concentrada en su carrera y en dar una buena impresión, lo último que necesita son más dolores de cabeza. Y eso es lo primero con lo que tropieza. Un dolor de cabeza en forma de técnico de pistas de metro noventa y con ojos del color del humo. Duro, tosco y exasperante, Ethan parece ser un chulo más. Sin embargo, algo en la mirada de ese hombre la noche en la que sucede una desgracia terrible le hace ver a Alicia que quizás las cosas no son siempre tan sencillas...
Nacido en el privilegio, preparado para ser un playboy... es el último día de Dakon como hombre libre. Un joven e ingenuo semental no es rival para el principal criminal de la Galaxia. Cuando sus padres engañan al psicópata jefe del cártel de MarZan, Dakon tiene que pagar... posiblemente con su vida. Esta novela explica cómo Dakon pasó de ser un jugador despreocupado a convertirse en Shadow, un gladiador alfa desfigurado lleno de ira y angustia.Esta novela contiene escenas de sexo apasionadas y está dirigida a mayores de 18 años. Es la precuela de Shadow, el libro 2 de la serie romántica de abducción alienígena Gladiadores de la Galaxia. Sólo está disponible de forma gratuita en el sitio web de la autora y no tiene un "felices para siempre", para lo cual es necesario leer Shadow: Libro dos de la serie.
Arrebatada de la Tierra. Atada a la esclavitud. ¿Puede el amor ofrecer una escapatoria? Secuestrada de la Tierra, a bordo de una nave de esclavos, Anya es arrojada a una celda con Zar, un apuesto gladiador medio león, y obligada a reproducirse o ser asesinada.La vida de Zar es una pesadilla ininterrumpida que consiste en dormir, comer, luchar, repetir. No está interesado en ayudar a Anya, y definitivamente no está interesado en el amor. Excepto que ella es la primera mujer que toca su corazón, o que le recuerda que tiene alma.Si te gustan los extraterrestres alfas, las mujeres terrestres que planean insurrecciones y los romances sexys de acción, echa un vistazo a Zar, el primer libro de la serie romántica paranormal Gladiadores de la Galaxia. Este libro independiente contiene escenas de caliente sexo con un "felices para siempre" garantizado, sin trampas y sin final desgarrador.Advertencia de peligro: Anya y Zar se ven obligados a aparearse; estas escenas se tratan con delicadeza
A veces la felicidad está, justamente, donde nunca esperaste encontrarla.
Mara es una chica de ciudad que, por circunstancias de la vida, necesita un cambio de aires. Axel es un chico de campo con un recelo importante por la gente de la ciudad. ¿Podrá el tiempo hacerles ver que nada es lo que parece? ¿Conseguirán llegar a entenderse?
Cuando las cosas se complican y se ven obligados trabajar juntos para proteger lo que más quieren, las situaciones los pondrán contra las cuerdas, forzándolos a tomar una decisión que podría cambiar para siempre sus vidas, pero solo si son capaces de dejar a un lado sus prejuicios y confiar el uno en el otro.
Narrada desde una singular y desgarradora voz en primera persona, La mala costumbre recorre la adolescencia de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar, que intenta comprenderse a sí misma y al mundo en el que vive, desde su infancia en una familia de clase obrera en el barrio de San Blas, arrasado por la heroína en los años ochenta, hasta las noches clandestinas en el centro de Madrid de los noventa. Como en una versión bastarda del viaje del héroe, yonquis, divas pop y ángeles caídos la acompañan en un viaje vital en el que, al final, serán otras mujeres quienes le ayuden a superar la violencia que encuentra a cada paso.La mala costumbre es una novela cruda y feroz, pero también poética y conmovedora, en la que los extremos se tocan para mostrarnos por qué el resentimiento y la rabia contra el sistema son completamente válidos para sobrevivir en una sociedad que no acepta a los que son diferentes.Dueña de un universo creativo único en el que conviven el teatro, la historia clásica y el activismo, Alana S. Portero debuta en la ficción con esta novela deslumbrante que se ha convertido en un fenómeno editorial internacional antes de su publicación.
Toda nube oscura tiene su lado bueno.
Cada año, durante diez semanas, los Blue Angels descienden del cielo y aterrizan en El Centro, California. Los residentes tratan a dichos pilotos como si fueran dioses. Los miembros del concejo organizan galas de etiqueta, las ancianitas les llevan tartas caseras y las fanáticas los esperan en sus habitaciones para satisfacer sus deseos. Todo el mundo les adora, bueno, todos menos yo. Odio la forma en la que entran de manera desenfadada en mi pobre ciudad y enamoran a todos los habitantes, para luego desaparecer en el cielo.
Pero ni siquiera yo puedo permitirme el lujo de decir que no, cuando consigo la oportunidad de ser la niñera de Sky, la hija del sexi y engreído piloto Beckett Daly. Este empleo es mi única esperanza para alimentar a mis hermanas y, quizás, algún día salir de esta ciudad.
No importa lo cerca que esté de Beckett, no importa lo mucho que ansíe su abrazo, nunca bajaré la guardia por este demonio disfrazado de ángel.
Cuenta regresiva
Sie7e Navy SEALs letales están unidos por un secreto sobre una noche que terminó en tragedia.
6eis meses ha pasado mi hermano Joaquín, acusado de asesinato, en una cárcel.
5inco horas al día he entrenado para una misión encubierta con el único objetivo de descubrir la verdad.
Cua4ro cirugías plásticas me han transformado en una mujer provocativa para ingresar al mundo de los SEALs.
Tr3s chupitos de tequila que me tomo cada noche, antes de desnudarme y bailar para los SEALs.
Do2 años, y un poco más, han pasado desde que dejé a Grant, mi alma gemela y el único hombre que puede ayudarme ahora.
1na estríper ha sido hallada drogada y estrangulada, después de pasar la noche con mi hermano.
Cer0 espacio para el error.
Soy la única que se preocupa por la libertad de Joaquín. Acepto mi arrogancia. Ningún pecado será demasiado depravado, ningún reto será demasiado grande, aunque eso signifique destruir mi alma.
Sie7e Navy SEALs letales. Nuestra lealtad no tiene límites.
6eis meses han pasado desde que le cerré la puerta en la cara a mi exnovia, Mia..
5inco años he conocido a mi mejor amigo Joaquín, quien ahora se pudre en la cárcel..
Cua4ro días desde que una estríper llamada Ksenya ha entrado a mi vida..
Tr3s son las formas en las que Ksenya me recuerda a Mia: sus labios, su olor y su sonrisa..
Do2 veces evité ayudar a Mia en su intención de exonerar a Joaquin..
1na despampanante mujer desnuda, duerme en mi cama mientras pretende engañarme..
Cer0 dudas en mi mente de que mis sospechas son ciertas..
Mi amada chica, la misma que se estremecía ante la idea de liberarse de sus inhibiciones, ahora quiere jugar conmigo. ¿Quiere tener algo salvaje? Cumpliré todas sus fantasías..
Pero ahora soy yo quien controla el juego, no ella. Se acabará cuando yo diga que se acabe, solo espero hacerlo antes de sucumbir al irresistible deseo que siento por Mia.
Sie7e Navy SEALs letales no son los héroes que yo imaginaba.
6eis tragos de ron tomé la noche en la que fui violada.
5inco meses me escondí para que nadie descubriera mi secreto.
Cua4ro veces visité a Grant en el hospital antes de dejarle.
Tr3s empleos tuve para proteger mi verdad.
Do2 días vivió mi ángel en esta tierra.
1na marca permanente dejé en mi atacante.
Cer0 oportunidad de que él pueda huir ahora que he descubierto su identidad.
No me reinventé para buscar venganza, mi meta es exonerar a mi hermano. Dedicaré hasta mi último aliento para conseguir su libertad, pero primero conseguiré la mía. El hombre que arruinó mi vida debe pagar por ello. He perdido el control, he colapsado. Estoy frenética.
Sie7e Navy SEALs letales no pueden salvarme ahora.
6eis meses que he desperdiciado solo para que se descubra mi secreto.
5inco días desde que conocí al niño en el que no puedo dejar de pensar.
Cua4ro horas me he sentado en silencio desde que me enteré de que mi farsa ha terminado.
Tr3s veces he visto a mi hermano tras las rejas.
Do2 años desde que me despedí de mi bebé.
1na increíble noche de éxtasis con mi alma gemela.
Cer0 ideas tengo de lo que Grant me hará ahora que sabe que le mentí.
Después de años separados, Grant y yo al fin hicimos el amor de nuevo. Fue embriagador, una mezcla perfecta de placer y pasión, pero ahora que conoce mi secreto, estoy a su merced. Soy adicta a él. No esperaba que la pasión entre nosotros fuera tan insaciable.
Sie7e Navy SEALs letales en los que no puedo confiar.
6eis meses lloré hasta quedarme dormida luego de que mi hijo murió.
5inco años desde que mis padres murieron y se llevaron sus secretos a la tumba.
Cua4ro horas desde que Grant desapareció apresurado.
Tr3s días desde que mi farsa fue expuesta.
Do2 noches de pasión hemos compartido Grant y yo después de haber vuelto a su vida.
1n minuto ha pasado desde me enteré de una noticia que cambia toda mi vida.
Cer0 posibilidad de que esta nueva información esté errada.
Mi mundo ha sido sacudido. Todo en lo que he creído ha cambiado. Salvar a mi hermano ya no es mi prioridad. Debo averiguar qué le pasó a mi hijo. Reunirme con él es mi deseo más ferviente.
Cuenta regresiva
Sie7e Navy SEALs letales ya no son los hermanos en los que confiaba.
6eis meses desde que Mia se transformó en otra mujer.
5inco minutos desde que me enteré que me ha traicionado.
Cuenta regresiva
Sie7e Navy SEALs letales me han traicionado.
6eis meses de mi vida he desperdiciado en una mentira.
5inco días desde que supe que Joaquín no es mi hermano biológico.
Cua4ro horas desde que Grant confesó un asesinato que no cometió.
Tr3s sospechosos del secuestro de Julián.
Do2 días desde que me casé con el amor de mi vida.
1na sola opción tengo para rescatar a mi hijo.
Cer0 oportunidad de que Grant pueda salvarme ahora.
La vida de mi hijo corre peligro y su supervivencia depende de que yo logre la actuación más importante de mi carrera. Debo convencer a un psicópata de que lo deseo, aunque me haga ver como una perversa.
Carrie y Rodrigo disfrutan de una vida repleta de felicidad: están muy enamorados, viven en Ibiza, trabajan de forma remota (ella como economista y él como informático) y viajan cada vez que pueden permitírselo.
En definitiva, tienen todo lo que cualquier veinteañero podría desear: salud, amor y dinero. O eso es lo que parece. Hasta que la policía encuentra a Rodrigo asesinado, de madrugada en un callejón de Dalt Vila, el centro histórico de la capital ibicenca, sin que nadie pueda llegar a imaginarse por qué.
Ni siquiera Carrie, que sospecha durante semanas que su marido le está siendo infiel, y junto a su nueva vecina y amiga Catalina, intenta averiguar con quién.
Sin embargo, cuando ha recopilado pruebas suficientes y está a punto de resolver este enigma, ya es demasiado tarde.
Luciana es una mujer divorciada con un hijo de seis años que vive en medio de la confusión de su gran fracaso y se la pasa conociendo hombres por Internet. Un día visita a una tarotista que la induce a indagar sobre sus vidas pasadas.
Engaños, ángeles, mentiras, cábala, pasión, hipnosis, sexo, misticismo y amor envuelven a la protagonista mientras trata de descubrir la verdad ¿ las almas gemelas existen?
Solo eres humano en un 10%. Para cada una de las células que conforman tu cuerpo, existen otras nueve células impostoras. De modo que no eres un individuo, sino toda una colonia. Pero no nos alarmemos: estos microbios desempeñan un papel fundamental en la salud. Mantenernos sanos es imposible sin ellos. La bióloga Alanna Collen se basa en las últimas investigaciones para demostrar cómo nuestra colonia personal de microbios influye en nuestro peso, en nuestro sistema inmunológico, en nuestra salud mental e incluso en nuestra elección de pareja. Y nos brinda una gran noticia: los microorganismos son fundamentales para nuestra salud, porque a diferencia de las células humanas, sí podemos cambiarlos a ellos para mejorar nuestra vida. Este libro fascinante nos convencerá de que, para ser felices, es importante que cuidemos la relación más fundamental y duradera: la que mantendremos durante toda la vida con nuestra colonia personal de microbios.
La colección de bañadores Cartagena Blues fue el gran éxito en las pasarelas de la Semana de la Moda de París. Azul, playas, elegancia y distinción caracterizaron la muestra más reciente del atelier Darmond Swimwear. Para la talentosa diseñadora de modas Avery Darmond este triunfo representaba el fruto de años de trabajo y esfuerzo que colocaron su marca en la cima del mundo de la moda internacional, donde convergen el estilo, la intriga, la pasión... Y por supuesto: la envidia. Pero, luego de saborear la dulzura del éxito, la suerte dejó de sonreírle. Avery vio cómo el mundo se le desmoronaba ante los ojos y tuvo que huir en busca de refugio. Nunca imaginó que llegaría a un paraíso en medio del mar Caribe ni que su protector sería un viejo amor de juventud. ¿Salvaría su futuro este reencuentro con el empresario Paul Coleman? ¿Pondrían las sábanas a arder otra vez? ¿Le rompería el corazón en mil pedazos…, otra vez?
Larissa Sena es una joven ingeniera que trabaja para la filial de una reputada firma londinense, establecida en su natal Santo Domingo, República Dominicana. Su vida discurre entre largas horas de trabajo, sus estudios de postgrado y la fuente de su felicidad que es su práctica de danza. Su primer encuentro con Jack Seller, un nuevo cliente de la firma, debió haber sido una reunión de rutina, pero en un abrir y cerrar de ojos estaba fuera de sus aguas y en medio de un apasionado romance que pondría en juego su empleo y su reputación. Jack Seller es un ejecutivo estadounidense de mediana edad, quien persigue una alta posición directiva en un importante consorcio internacional. La oferta de una promoción ocupando una gerencia regional en el Caribe era un claro atajo hacia su propósito. Jack pretendía que su estancia en Santo Domingo le diera un acelerado crecimiento profesional, mientras que en lo personal fuese un tiempo relajado y sin ataduras. Al conocer a Larissa vislumbró una deliciosa oportunidad de dar sabor a unas cuantas noches con una mujer joven, vibrante y sin complicaciones. Pero apenas en su primera cita todo el panorama cambió, ambos descubrieron que los unía una pasión sin igual que merecía mucho más que una relación casual, pero a la que también se impondrían importantes obstáculos y limitaciones.
Un acelerado ritmo de trabajo, proyectos globales, viajes y una intensa vida sexual son la nueva realidad para Larissa Sena, quien ha logrado establecerse exitosamente en su nueva posición ejecutiva en Carthis-Amaranto & Co. En pocos meses, ha llevado la firma al cumplimiento de interesantes retos y a un extraordinario crecimiento de la cartera de clientes en toda la región del Caribe. Pero, a pesar de su magnífico desempeño, dentro de la empresa algunos no asimilan su promoción y, muy por el contrario, tratarán de quitarla de en medio. En esta etapa, Larissa disfruta más que nunca de su trabajo y hace esfuerzos por mantener su concentración a pesar de enfrentar continuamente experiencias que sacuden su vida y también su noviazgo. ¿Y qué mejor momento para conocer a la tradicional y aristocrática familia Seller? Un episodio que le traerá brillantes alegrías y gran desconcierto. A pesar de los obstáculos y las complicaciones, la joven ingeniera disfruta del balance que le brinda su relación con el atento y encantador Jack Seller. Se maravilla de lo fácil que ha sido para los dos establecer una cómoda rutina que les permite combinar sus importantes obligaciones, con vibrantes y candentes noches en la cama. Sabe que la insaciable pasión que los une no tiene nada que ver con lo rutinario y, confiada, hace planes de escuchar pronto el repicar de las campanas de boda para ellos.
Cuando el ingeniero Jack Seller decide regresar a la ciudad de Santo Domingo, lo hace con la misión de recuperar lo que le pertenece. Vivió y sufrió intensamente, cruzó muchos límites y se convirtió en un hombre de enorme éxito, fortuna… y algunos secretos. A estas alturas de su vida, Jack cuenta con importantes logros, entre ellos: haberle ganado la batalla a la muerte más de una vez. Aun así, ha muerto de muchas otras maneras. Cayó al abismo y conoció el infierno. Vivió el dolor desgarrador de ver al amor de su vida pasar la página demasiado rápido y olvidarlo. Pero el tiempo le dio las fuerzas necesarias para recuperarse y tomar aliento nuevamente. Ha encontrado la fortaleza en sus desgracias, mató sus miedos, se convenció de que puede vivir su sueño y ahora está dispuesto a todo para volver a ser feliz. Con el traslado de las oficinas principales de su megacorporación, Osell International, a la República Dominicana, él obtiene la excusa perfecta para atraer a su vida a la mujer madura, decidida y orgullosa a quien quiere reclamar como suya. Sin embargo, aún queda una duda por despejar: ¿Se habrá preparado Jack lo suficiente para asimilar las sorpresas que recibirá cuando descubra cómo la decepción, el tiempo y la distancia transformaron a Larissa?
Tarareando una cancioncilla popular, Herbert Lovett se dispuso a penetrar en la peluquería que James Drake regentaba en la Avenida de la India. Pensó que su amigo, conocedor de la fecha de su llegada del Vietnam para convalecer de una herida en el pecho, le reprocharía la tardanza en visitarle, pero estaba seguro de ser disculpado. Le pospuso a Sarah Larkey, la muchacha más bonita de Chinatown.
EL moscardón atrajo por un momento el interés de los que, con las manos apoyadas en las culatas de los revólveres, contemplábanse con fiereza. En el almacén de provisiones de Las Cruces, propiedad de Francisco Salazar, famoso en el Estado de Nuevo Méjico, por su extraordinaria habilidad en el manejo del cuchillo, el silencio, al ser roto por el zumbido del insecto, pareció perder dramatismo. La gran mosca, de color pardo obscuro, revoloteaba entre los hombres, con sus rápidos giros. Un individuo joven, de rostro desfigurado por las viruelas, hizo un brusco ademán con la mano derecha, en un vano intento por golpear al moscardón, a la par que murmuraba: —¡Traen mala suerte! Huelen la muerte desde muchas millas de distancia. He visto cientos de cadáveres plagados de moscas como esta. —Tienen buen olfato, Boges, pero no debemos preocuparnos. Somos siete hombres contra uno. El final no es dudoso. ¿No lo crees así, Lytton?
Perry Sullivan frunció el ceño al oír tales palabras. El general Speifer no era partidario de desorbitar los problemas. En pie, en posición de firme, interrogó a su jefe con la mirada, sin pronunciar palabra.En el despacho del segundo jefe del Estado Mayor de la capital de la Unión reinó el silencio, un silencio denso roto sólo por el tintineo de las espuelas de Speifer, que paseaba despacio, en actitud meditativa.
A los dos meses y medio de la toma de Fuerte Sumter por los confederados, lo que dio comienzo a la guerra de Secesión, ciento noventa mil reclutas esperaban ansiosamente su bautismo de fuego. Hasta entonces, el conflicto entre el Norte y el Sur había sido una romántica empresa, algo pleno de emoción que daba a la vida su más hermoso aliciente: el heroísmo. Los soldados, que a las órdenes de oficiales dedicaban unas horas escasas cada día a la instrucción y el manejo de las armas, caminaban por pueblos y ciudades con aires fanfarrones y extraños atuendos, ya que la uniformidad de ropa era imposible de conseguir pese a que numerosas mujeres trabajaban en grandes talleres improvisados al efecto.Era el de Lincoln un ejército extraño. Por ser muy admirados los turcos, algunos de los reclutas llevaban raros turbantes rodeando sus cabezas y no pocos, al igual que los zuavos, envolvían sus piernas en vendas de sedas multicolores. Mientras unos optaban por echarse el fusil a la espalda, los más sosteníanlo en la mano derecha, suspendido, e iban por las calles golpeando las piedras con las culatas o lo que era peor, lanzándolo al aire mientras gozaban con la ingenua e infantil admiración de los muchachuelos, quienes considerábanles héroes.
El caballo avanzaba lentamente, retenido por las riendas de un jinete envuelto en pieles.
La tormenta fue terrible; pero los últimos nubarrones se perdían ya en la distancia, hacia las Dakotas, para quizá crecerse de nuevo en los fríos territorios del Norte.
Había sido, Fred Burke no lo ignoraba, el último coletazo del invierno. No lo sorprendió desprevenido porque en el mulo de reata llevaba mucho equipaje, y entre él ropa de abrigo como la que se apresuró a ponerse sobre el ancho capote de soldado; ropa apropiada para las llanuras y montañas a atravesar, de Washington a Indiana, de Indiana a Illinois, de Illinois a Iowa y de Iowa a Nebraska, al otro lado del Missouri, la última frontera, la segunda y definitiva frontera porque, al decir de las gentes, las tierras civilizadas terminaban al este del Mississippi.
GEORGE Kenton, con ademán nervioso, se subió el cuello de la americana, hundiendo sus manos en los bolsillos del pantalón. Llovía. Un agente le miró con desconfianza. Aquel hombre semejaba ser, por su aspecto, uno de los muchos indeseables que pululaban en San Francisco, la ciudad más corrompida del mundo. El cielo ofrecía un inquietante aspecto, Los relámpagos iluminaban el espacio, dando a las estrechas calles de «Chinatown» una iluminación fantasmagórica. De los sórdidos establecimientos de bebidas, de vez en vez, salían individuos que, por su porte, denotaban habitar en el famoso «barrio chino».
Seigo calló. En la estancia reinaba un profundo silencio. El reo se inclinó hacia adelante y empuñó la daga con resolución, sosteniéndola a la altura del vientre. Iba a consumarse el harakiri. El haishaku vigilaba al condenado, dispuesto a cortarle la cabeza al menor gesto de cobardía. Tranquilizado ante el semblante sereno de Hakano se situó a su lado, siguiendo la lenta trayectoria del arma blanca. De pronto, el puñal cobró una vida insospechada. El que parecía decidido a ofrendar su existencia a una causa y a un código caballeresco, se incorporó, hiriendo mortalmente a Ogawa en el cuello. Después se volvió al otro hombre, que, asombrado, quiso defenderse. Seigo le clavó el cuchillo en el corazón.
Los ojos de George Kenton centelleaban de cólera, fulminando a la mujer que le miraba con desprecio. —Todo lo que eres me lo debes a mí, a un dinero que he ganado con riesgo de mi vida. ¡Puedes permitirte el lujo de tener un estrecho concepto del honor, porque no conociste el hambre! Te ha horrorizado mi profesión. ¿Por qué no repites con desprecio la palabra espía? No te dé vergüenza. Los que militamos en los Servicios Secretos sabemos dominar nuestros impulsos. Estamos acostumbrados a que se nos considere como a seres viles, sin alma…
El potente cuatrimotor volaba sobre las cumbres del Himalaya, en la frontera de China con la India. Los treinta y dos pasajeros, ajenos a la belleza del paisaje a sus pies, fumaban o leían revistas que las stewardess les facilitaban sonrientes. En el interior del gran aparato reinaba el silencio. Los hombres, de nacionalidad americana o inglesa, con excepción de un francés que tomaba pequeños sorbos de «coñac», aparentaban ignorarse entre sí, preocupados, sin duda, por los negocios que les forzaron a efectuar el largo viaje desde Tokio.
El paisaje, en la noche tropical, era maravilloso. Los gigantescos árboles caucheros, los bananos y las palmeras se alzaban al cielo rompiendo con sus verdes hojas los rayos de luna. El silencio, turbado únicamente por el leve murmullo de las aguas del río Kalani, tenía algo majestuoso, a tono con el alma sencilla y bárbara de los veddas, primitivos habitantes de Ceylan, la hermosa isla del Océano Indico.
Giovanni Melotti, eminente director musical, mientras dirigia la «Séptima Sinfonía», de Beethoven, recibe un disparo. Es el comienzo de una serie de atentados en Hollywood...
Fred Power no tuvo un momento de vacilación. Aparentó ponerse en pie, cual si fuera a obedecer las indicaciones, de sus agresores y cargó el peso del cuerpo en el lado de estribor. La lancha se inclinó peligrosamente y el del C. I. A. se hundió en las aguas. Al caer oyó el tableteo de la ametralladora, más las balas, altas, se perdieron a lo lejos. Buceando, Power se alejó hacia la orilla opuesta del Parque, buscando la protección de los centinelas que montaban la guardia en el Arsenal de la Marina, mientras su cerebro trabajaba rápidamente. Pensándolo mejor, rasgó en menudos fragmentos los papeles y, convencido de que ya sólo la vida podrían arrebatarle, asomó unos centímetros la cabeza llenando sus pulmones de oxígeno. Vio a sus perseguidores oteando el río en todas las direcciones y se trazó un plan a tono con su temperamento audaz.
TARAREANDO una cancioncilla popular, Herbert Lovett se dispuso a penetrar en la peluquería que James Drake regentaba en la Avenida de la India, en el barrio chino de San Francisco de California, la ciudad famosa en el mundo por su perversión. Pensó que su amigo, conocedor de la fecha de su llegada de Corea para convalecer de una herida en el pecho, reprocharíale la tardanza en visitarle, pero estaba seguro de ser disculpado. Sarah Larkey era la muchacha más bonita de Chinatown.
ALFRED WARING aspiró voluptuoso el humo de un «Abdullahs» mientras, deteniéndose en breve paseo, giraba la vista en torno suyo. Hallábase frente al Auditorium, en la avenida de Michigan de Chicago. Examinó la guía que le facilitaron en el hotel, comprobando que los datos estadísticos, por muy fieles que sean, no reflejan ni remotamente la grandiosidad y la belleza de las cosas. El Auditorium, de más de cien metros de fachada y diez pisos de ladrillo y granito, es un edificio espléndido con gran hotel frente al lago y un teatro con capacidad para más de cinco mil espectadores.
Un «Cadillac» negro se deslizaba veloz por Oxford Street, horadando con sus potentes focos los cendales de niebla que envolvían Londres. Eran las tres de la madrugada y la ciudad, dormida al parecer, presentaba un triste aspecto. El macadán de las calles y avenidas relucía al reflejo de los faros con pequeñas y brillantes tachonaduras. En el interior del automóvil iban, silenciosos, cuatro hombres.
El agente Walter Carry, último de su promoción, recibe las ordenes del Alto Estado Mayor del C.I.A. para ser instruido durante meses por un especialista en oriente sobre las características de Japón, nación a la que debe viajar para incorporarse como miembro de la escolta secreta del general Mac Arthur. La irrupción en la trama de una desconcertante mujer trastocará la ya de por si complicada misión encargada al bisoño agente. Sólo en sus manos estará el impedir la realización del atentado urdido contra la importante personalidad de la que ha sido encargada su custodia.
LOS numerosos transeúntes que, en las primeras horas de la mañana, se dirigían a sus quehaceres, detuviéronse sorprendidos al ver pasar ante ellos, a meteórica velocidad, a un automóvil que, con las dos ruedas laterales en alto, dobló la esquina de la calle Carpenter con la Octava, perdiéndose a lo lejos. Aún no había transcurrido un minuto cuando oyéronse sirenas policiales y un coche de la patrulla de la Metropolitana tomó la misma dirección que el vehículo anterior.
El Reloj de la Muerte es una impresionante narración, en la que se mezclan las vidas de audaces ladrones de guante blanco, con las de Agentes Secretos del Central Infelligence Agency, Alar Benet, SE SUPERA UNA VEZ MAS EN El Reloj de la Muerte en donde un hombre malvado se regenera por el amor, ¿Cómo? Se enterará leyendo el próximo número, de esta sin par colección.
EN el sórdido barrio chino de San Francisco de California, la mayor concentración oriental en el mundo, si exceptuamos los países asiáticos, la noche iba acompañada del delito. Las principales calles rebosaban de establecimientos de bebidas y cabarets de baja estofa, cuyos negocios principales eran el tráfico de drogas y el juego. ¡Resultaba inconcebible tanta perversión!
El grupo de mujeres, que escuchaba atentamente en la azotea de la casa situada en la Avenida de Odgen, muy cerca de la de Kedzie, constituía un conjunto en el que predominaban la inquietud y el temor. Eran las dos de la madrugada y la ciudad de Chicago semejaba, con sus luces multicolores, parpadeantes, un fantasma de sombras salpicado de luciérnagas.
Miraba por la ventanilla con curiosidad el inmenso gentío que lentamente se fué perdiendo hasta desaparecer por completo en una curva y pensé que el signo de la época, del momento, era la incertidumbre, el temor. Íbamos a atravesar la zona soviética de Alemania y la experiencia me gritaba que hasta que no me viese en la americana no podía considerarme seguro. En breve, en cuantos lugares parásemos, patrullas soviéticas subirían al tren para pedirnos, una y otra vez, la documentación con aquellos bruscos modales que tanto me irritaban.
En Fairbanks, la importante ciudad de Alaska situada en la margen derecha del río Tanana, en los montes de Mac Kinley, con la llegada del invierno llegaban también un tropel de gentes de todas las nacionalidades. Unos, los menos, mineros que esperarían entre juego y alcohol el buen tiempo para reanudar sus explotaciones; los más cazadores que iniciarían expediciones para cobrar piezas cuyas pieles se cotizaban a gran precio. Y, al olor del dinero y la aventura, hombres y mujeres de toda condición se apiñaban en las tabernas, dispuestos a desvalijar a quienes se lo permitieran.
Como si la Naturaleza quisiera desmentir la tradición de las nieblas londinenses, la mañana era espléndida y el sol, iluminando calles y plazas, alegraba el ánimo de los ingleses que se dirigían a sus centros de trabajo. Los ferrocarriles de superficie iban abarrotados de público, así como los autobuses y toda clase de vehículos.
¿Un crimen tenebroso... en un marco de apasionada intriga, y aventura: pletóricas de mil sorpresas y peligros. SOMBRAS. Este es el título que refleja en sus capítulos, trazado por mano maestra las hazañas de los agentes secretos del C. I. A. norteamericano, convertidos, prácticamente, en sombras del espionaje, que constituye, gracias a su patriotismo, los ojos y oídos de la gran Nación Norteamericana. Alar Bener nuestro celebérrimo colaborador, reúne en ésta su nueva obra, las características del éxito indiscutible. Un misterio que obsesiona, y del que surgen nuevas complicaciones. Un sacrificio heroico, pleno de vida y emotividad. Una historia, apasionante y extraña de un superhombre de corazón firme y resuelto.
El dardo, al clavarse en uno de los árboles inmediatos a Harry Lamborn, produjo un ruido vibrante, estremecedor. La caravana se detuvo y todos miraron espantados la lanza pequeña, arrojadiza. Una liebre saltadora cruzó como un meteoro por entre las piernas de Alicia Collins, quien no pudo contener un grito de terror, al que siguió un comentario con voz no muy firme:
—No es nada. Tengo los nervios deshechos y…
Un joven de unos treinta años, muy alto y en cuyas manos llevaba un rifle en disposición de disparar, tranquilizó a la muchacha...
Todo sucedió con tan increíble rapidez que Margaret Langley y Donald Cookman no tuvieron tiempo de lanzar un grito de espanto. El profesor Raymond, que marchaba a la izquierda del guía de la expedición, fatigado por el tremendo esfuerzo de caminar por un terreno pantanoso, apoyó su diestra en el tronco de un árbol. Una serpiente de anteojos, que se hallaba agazapada en las ramas bajas, molesta, por la presencia inmediata del hombre o temerosa de ser atacada, movió rápidamente la cabeza, “en golpe de hacha”, según frases de los indígenas, para asestar a Raymond Langley una pequeña mordedura en la mano izquierda, desapareciendo enseguida de la vista de los miembros del safari.
—¡Marisa! ¡Marisa!
La voz bronca de Harold Tuner espantó a una bandada de pájaros de vistosos colores que se habían posado en la pequeña explanada que daba acceso, desde el bosque, a la casa de troncos, en cuya puerta, con expresión inquieta, hallábase una mujer cuya edad frisaba en el medio siglo.
—Esa chica acabará dándonos un serio disgusto. Tú tienes la culpa de ello, Harold, por haberla educado igual que a un muchacho.
EL hechicero, vestido extrañamente con ropas entre las que predominaban las pieles de animales salvajes, alzó ambos brazos echando la cabeza hacia atrás con tanta violencia que los que integraban el safari dirigido por el profesor Arthur Evatt temieron que el cuello del negro se quebrase o que fuera víctima de un ataque epiléptico.
Las hogueras iban apagándose lentamente sin que los dos blancos, un hombre y una mujer, y los negros que como porteadores, formaban parte del safari, repararan en el enorme peligro representado por las numerosas fieras que merodeaban en torno al campamento situado en las estribaciones de los montes Muchinga, cerca del río Luangua, en territorio del Nyasa... Conforme las llamas decrecían, los rugidos de los animales carnívoros percibíanse más cercanos y en la oscuridad, entre los árboles inmediatos al claro del bosque, brillaban los ojos de los felinos al acecho de sus presas.
ROBERT Baker masculló un taco «impresionante». Acababa de tropezar por tercera vez con un obstáculo que resultó ser una papelera adosada a la pared, a media altura.
Todas las situaciones, personajes y entidades de esta novela son producto exclusivo de la fantasía del autor, por lo que cualquier semejanza con hechos actuales o pasados será mera coincidencia.
Dedicó un entrañable recuerdo a su jefe inmediato, el inspector Vincent Lubbok, de la plantilla del F.B.I. en Nueva York, quien le propuso a Washington para aquella misión en Inglaterra.
Los tres compañeros del muerto, agentes del F. B. I., pusiéronse firmes de nuevo, mientras que sus ojos adquirían una expresión acerada, mortal. Y en ese preciso instante, John Kane, esgrimiendo con increíble velocidad una «German Luger», gritó, apuntando a lo alto:...
En el cruce de la calle de Monroe y Dearborn en Chicago, álzase el magnífico edificio del First National Bank, el más importante establecimiento bancario de la ciudad. Eran las doce de la mañana y el sol lucía esplendoroso en las anchas aceras de las avenidas, festoneadas de árboles y de bien cuidados jardines.
EN uno de los palcos del Opera House, del suburbio de Harlem, dos hombres de edad madura charlaban en voz baja, sin prestar ninguna atención al espectáculo, animado por un bello ramillete de « glamours girls». Eran el senador Harold Wallman y el inspector del Federal Bureau of Investigation, Stephen Hadfield. El primero insistía, una vez más:
—Sólo ustedes serían capaces de terminar con el actual estado de cosas. No me fío ni de los políticos ni de la Policía. Hay muchos millones destinados a comprar su silencio. Nadie ignora la perfecta organización de los sindicatos de juego ni aún los nombres de algunos de sus presidentes, camuflados en empresas o sociedades anónimas absurdas, y, sin embargo, éstos continúan su criminal industria, mofándose nuestras leyes. Jueces, magistrados y jefes de Policía son nombrados por la influencia de los sindicatos, y me consta que entre mis compañeros los hay a sueldo de aquéllos a quienes tenemos el deber de combatir. Créame, inspector, si el F. B. I., no interviene en este asunto llegará un momento en que sea demasiado tarde.
LOS relámpagos iluminaban fantásticamente el paisaje de la zona montañosa que comprende de Rockampton a Brisbane, al norte de los llamados Alpes Australianos. El cielo parecía que iba a desgajarse, a juzgar por los estampidos horrísonos de los truenos. Del Océano Pacífico, un viento huracanado azotaba las cumbres de las grandes moles de granito, produciendo en sus oquedades y gargantas un sonido gigantesco, que el eco retransmitía a muchas millas. La lluvia azotaba las piedras, y en la espantosa noche, indiferentes a la fuerza de los desencadenados elementos, dos hombres, jinetes sobre otros tantos caballos, caminaban por un estrecho desfiladero, en donde corría el agua formando un pequeño riachuelo.
La promoción de la muerte es la historia más apasionante de contra-espionaje. Un auténtico alarde novelístico de ALAR BENET, el mismo autor de REBELIÓN DE LOS MUERTOS, EL DELATOR, EL COLOSO DE HIERRO y MUERTE EN EL CARIBE que tantos laureles alcanzaron a su publicación. La promoción de la muerte: Los agentes del F. B. I., luchan contra ocul¬tos espías en Estados Unidos, saboteadores vengativos que van demoliendo una obra nacional mediante las tretas más sucias y sangrientas que imaginarse pueda.
Un audaz agente del F. B. I. se adentra temerariamente en el laberinto misterioso de una intriga sorprendente. Su misión es resolver la incógnita, su misión le impulsa a cometer un acto heroico, de FIDELIDAD, que figura con letras de oro en los anales del F. B. I.
EN el crepúsculo vespertino, el horizonte sangraba. La estepa rusa era un inmenso mar de hielo. De los montes Urales, de la Siberia, cual si fuese el aliento de los forzados, llegaba un aire frío que iba congelando las aguas del Vitchegda, en las proximidades de Kotlas. Los lobos hacían oír su monótono himno de muerte. Sin embargo, pese a la crudeza del invierno y a los múltiples peligros, un hombre, cubierto de pieles, sobre un «tachanka» tirado por dos caballos y provisto de anchos deslizadores, recorría la llanura. Su rostro denotaba una firmeza límites. Al alcance de su mano descansaba un moderno rifle de repetición.
JIM Bypas, enfundado en su traje negro de Impecable corte, estrechaba mecánicamente las manos que se le tendían sin oír las frases de condolencia de sus numerosos amigos, obsesionado aún por la lectura de una carta póstuma del hombre al que acababan de enterrar en el cementerio Calvary, de la avenida Parker.
Terminada la ceremonia, entró en un moderno automóvil, en cuyo interior había un individuo de complexión robusta y rostro brutal.
—Apéate, Huhg. No te necesito.
El aludido obedeció, no sin advertir:
—Le seguiré en un «taxi», jefe.
En el ambiente más misterioso, rodeado de enemigos, sintiendo a su alrededor el silbido siniestro de los proyectiles, un hombre audaz y astuto, sufre las mayores torturas físicas y espirituales. Se presenta al prototipo de hombre, servidor del deber y de la justicia, que, en determinada ocasión, sufre una crisis emotiva que lo lleva a la deriva, internán¬dose en un peligro que lo acecha desde la sombra.
Hacía tiempo que ocurrió un delito criminal, y cuando el agente especial del F. B. I. recibió la orden de seguirlos, su primera dificultad estuvo en ir descubriendo y recomponiendo, a costa de jugarse la vida, los...
Roger Bradford, situado junto a la puerta de entrada a la habitación, de forma que cuando la hoja de madera se abriese quedara oculto por ella, no pudo evitar una sonrisa de superioridad, Estaba seguro de haber engañado horas antes al comisario Frederick Wilder, Al oír unos pasos, que se aproximaban, por la gran galería del City Hospital, situado en Welfare Island, entre los municipios de Queens y Manhattan y en el centro del East River, el gesto de triunfo del hombre se hizo más amplio mientras sus ojos se posaban en el reloj de pulsera. —No se retrasa—musitó. Aun sin desearlo, los músculos de Roger se tensaron. ¡No era tarea sencilla escapar de las garras del comisario Wilder! ¿Podría conseguirlo de acuerdo con lo proyectado?
Lou Witman cerró el libro de contabilidad. Su expresión era de cansancio. De asco también. Reconstruir la marcha de un negocio en quiebra partiendo de cinco años atrás, a veces sin los datos necesarios, resultaba arduo. Cuando aceptó el encargo de su jefe, el viejo Reginald Overton, no suponía que aquello pudiera ser tan largo. La idea de trabajar solo, sin horas fijas, en el antiguo departamento comercial de la firma que investigaba, le pareció admirable. Así dedicaría más tiempo a sus estudios, sin sujetarse al rígido horario del Banco, sin tener que soportar a los apoderados, perdiendo de vista a su jefe inmediato, el envidioso Percy Herbert.
—¿Quién quiere al chatito más que yo? Peter Tilling, esforzándose en dominar un gesto de fastidio, se echó ligeramente hacia atrás para impedir que los dedos de la rubia que le acompañaba se posaran por enésima vez en su raíz, algo deforme desde su época de universitario. —Cambia el disco, preciosa. Te repites mucho. Había un leve matiz de impaciencia y de enojo en su voz que no fue captado por Clara Peck, algo alegre por las repetidas copas de champaña. —¿Ya no te gusto, chatito? —inquirió ella, con un mohín de coquetería, dejándose caer materialmente sobre el hombre.
El edificio del Pennsylvania Insane Asylum, de enormes proporciones y severa arquitectura, parecía dormido. Sin embargo, en una celda, un enfermo hacía inauditos esfuerzos por librarse de la camisa de fuerza, mientras sus ojos, desorbitados, reflejaban un odio sin límites. En los dormitorios individuales cientos de seres olvidaban sus tragedias con el sueño. Algunos gemían sin despertarse. Tal vez el subconsciente les mostraba escenas de la vida pasada. El enfermo del guardia del Pabellón del Sur paseaba fumando un cigarrillo. Sus manos temblaban.
En una sucursal bancaria próxima al muelle 32… Se hizo el silencio. Un silencio denso. De muerte. —Esto es un atraco. ¡Que nadie haga tonterías! Preferimos llevarnos el dinero sin derramar sangre; pero no nos importará liquidar al imbécil que pretenda presumir de héroe. Las palabras sonaron secas, tajantes, estremecedoras.
La batalla de Gettysburg, famosa en la historia de los Estados Unidos, desarrollábase con incierto resultado para los ejércitos del Norte y del Sur. En la noche del 2 de julio de 1863, en el campamento del general Roberto Eduardo Lee reinaba extraordinario júbilo.
—En dos días les hemos producido más de veinte mil bajas a los yanquis —informaba el jefe supremo de las tropas de la Confederación a los oficiales a su mando—. Pronto cumpliremos la promesa hecha a los soldados. En Pennsylvania la carne es abundante, y todo será fácil, sin privaciones. Cuando entremos en Washington, los Gobiernos de Francia y Gran Bretaña tendrán que reconocemos. Mañana daremos el asalto definitivo a las posiciones enemigas. ¿Tienen algo que oponer, señores?
Rodney Henderson, dejando en el suelo el estuche de pinturas, miró en torno suyo. Merecía la pena haber abandonado la grata compañía de Susan y la Exposición de Crisantemos de los jardines de Dango-Zaka para contemplar tan hermoso paisaje. Sobre la colina de Maruyama, en el Parque Shiba, el más popular de Tokio, por centrarse en él hasta 1877, los sentimientos budistas de un pueblo profundamente religioso, Rodney Henderson tenía a sus pies la gran puerta Sammon, único vestigio del derruido templo de Zojoji, erigido por la secta «Yadó». Los «Monumentos Mortuorios», maravillas del arte japonés, alzábanse, pregoneros de la milenaria cultura de una raza fuerte.
La cabeza de Douglas golpeó en el vientre al atracador, quien rodó por el suelo, perdiendo la automática. Para Waring fue un juego aprovechar la sorpresa del ataque, y reducir al joven mediante una «llave» de lucha libre. Apoderándose del arma del que quiso desvalijarle, le dijo...
La ciudad comenzaba a despertar. Para los habitantes de Filadelfia aquélla era una madrugada más, preludio de un día de trabajo, gozo y dolor, tríptico que no abandona a los humanos para recordarles que la vida es transito.
Al sur de Lombard Street, en el barrio habitado por negros, italianos y judíos, unas detonaciones rasgaron el silencio, mensajeras de odio. Los disparos restallaban como latigazos.
Tres obreros, que se dirigían a sus ocupaciones.
—La estatua de la Libertad, que para los Estados Unidos es un símbolo, fue inaugurada el 28 de octubre de 1886. Como pueden ustedes comprobar, representa una mujer sosteniendo una antorcha. En su mano izquierda, pegada al cuerpo, lleva unas tablas de la ley en las que hay escrita la fecha memorable del 4 de julio de 1776, día de la Declaración de Independencia. Sobre la cabeza, una diadema de puntas, y a los pies unas cadenas rotas…Mientras el cicerone hablaba, el doctor Paul White miró a los que, como él, habían contratado los servicios de una agencia para conocer los lugares más típicos de Nueva York. Las dos mujeres, que atrajeron su atención en el muelle de Battery Park, primero, y en «ferry-boat», después, conversaban animadamente. Una de ellas, muy pálida, retorcía el bolso entre las manos, presa de visible nerviosismo. Ambas eran jóvenes de una belleza provocativa. Sus palabras, en inglés no muy correcto, que a veces llegaron a oídos de Paul White, las denunciaban como extranjeras.
—John… John —como no obtuviera respuesta del hombre que pasaba, a pocos pasos de distancia, el comandante Tiller llamó autoritario—: ¡Sargento!
El aludido, cuadrándose con rigidez, dio vista a su jefe.
—A la orden, señor.
—Sígame.
El suboficial situóse a la izquierda del que le hablaba, algo retrasado, guardando la distancia reglamentaria. Algunos soldados cuchichearon al verles atravesar la explanada central del campamento de Belmont, al sur de la Gran Cuenca Cerrada y al norte del Desierto Ralston, en Nevada. Nadie ignoraba la rivalidad que existía entre los dos hombres, ligados por el lazo indisoluble de la sangre.
—¡Calla! ¡Estás borracho!
Las irritadas palabras de Leo Kerr sonaron como trallazos, dominando la algarabía de la taberna en la que hombres y mujeres charlaban y bebían, sin prestar atención a lo que no fuesen los propios problemas, derivados en parte de vicios y carencias económicas.
En el establecimiento congregábanse todas las noches los que por desarrollar sus actividades en el puerto no se alejaban de él ni en las horas de descanso, cual si las turbias aguas les atrajeran con un secreto poder. En torno a descargadores, marinos y obreros, numerosos seres de ambos sexos, favoreciendo desviadas inclinaciones con olvido de la moral y la ley, iban resolviendo los angustiosos problemas de la diaria subsistencia.
—Por favor, no me interrumpa. Lo que he de decirle es algo de suma importancia. Dentro de media hora se detendrá cerca de su oficina uno de los autocares que se dedican a mostrar la ciudad a los turistas. Le he reservado dos plazas. Una para usted y otra para su secretaria. A las nueve en punto de la noche apéense en Nidda Strasse y caminen hasta la confluencia de dicha calle con la de Moselstri Windmühl. En una de las casas que hacen esquina se cometerá el asesinato de un súbdito americano. Obedezca todas mis instrucciones.Paul Larmon, al notar que su invisible comunicante hacía una pausa, preguntó con avidez:—¿Quién es el que habla? Necesito saber su identidad o no haré lo que indica.—Peor para usted —fue la seca respuesta—. Morirá un compatriota suyo. Será inútil que avise a las autoridades. En Jefatura no darán crédito a su denuncia y si lo hicieran…
Richard Miles, aferrado al volante, sentía como el corazón se aceleraba en su marcha y, al enviar la sangre con rapidez a sus venas —poderoso motor del organismo—, un fuego extraño le dominaba, enrojeciéndole. Como en otras ocasiones, duros momentos emocionales, hubo de parpadear con fuerza. La carretera que enlazaba Sing-Sing con Nueva York comenzó a desdibujarse, y el chófer, con un gemido de impotencia, luego de una hábil maniobra, detuvo el lujoso automóvil, un «Ford Zephyr Zodiac», de seis cilindros y 2262 centímetros cúbicos, ganador en 1953 del Rallye de Montecarlo.
Todas las fuerzas de seguridad de Filadelfia fueron movilizadas. Numerosos coches oficiales circulaban por las amplias calles, casi desiertas pese a no haber anochecido aún. Las zonas próximas a los ríos Delaware y Schuylkill, entre los que se alza la ciudad, estaban siendo evacuadas ante la certeza del desbordamiento de ambos cursos de agua. Un clima de angustia, habíase creado con las advertencias lanzadas por prensa, radio y televisión. El cielo, gris plomizo, oscurecíase más y más y un viento fuerte anunciaba a los vecinos de la gran población, denominada popularmente «Ciudad de las Viviendas», que las predicciones meteorológicas eran ciertas, que no se trataba de una falsa alarma.
Caminaba despacio, con la cabeza hundida entre los hombros, la mirada huidiza y un gesto extraño en el rostro. De vez en vez, se detenía para observar en todas direcciones, como si esperase a alguien. Solo entonces sus ademanes denotaban inquietud y sus facciones se crispaban en un gesto angustioso, desesperado.
Un indio, vestido de blanco, con zapatillas del mismo color, cubierto con el clásico sarape o capote de monte mejicano, que masticaba sin cesar hojas de «coca» para, privando a la planta de sus nervios, hacer una bola y, mezclándola con cal, precipitar la cocaína, noche tras noche llamaba la atención a Peter Cochano, habitual contertulio a «El As de Trébol», una taberna con pretensiones de «nigth-club». Siempre le encontraba al entrar. ¿Cómo conseguía los fondos para que no le faltara el toxicó? El indio no reparaba en lo que sucedía en torno suyo. Sentado en la acera, con la espalda apoyada en la pared, sacaba del bolsillo hojas frescas que añadía a las masticadas. Sus movimientos eran los de un autómata.
Asomado a la ventanilla, miré de nuevo el reloj. ¡Qué despacio marchaba el segundero! Tenía conciencia de un grave peligro. Necesitaba alejarme rápidamente de Potsdam. Hasta que no me encontrara en la zona occidental de Alemania no podía considerarme a salvo. No ignoraba que en cuantos lugares parásemos, patrullas soviéticas subirían al tren para pedimos, una y otra vez, la documentación.
Los dos hombres y la mujer se detuvieron en la ancha acera, tambaleantes. La noche era cálida. En el cielo parpadeaban las estrellas, como si se burlaran de unos seres que buscaban la alegría en el alcohol. —No cantamos mal del todo, ¿verdad, Emily? —inquirió un joven de unos veinticinco años que, apoyado en el brazo de sus camaradas, hacía inauditos esfuerzos por mantenerse en pie. —¡Eres un artista! ¡Tiemblo pensando en una posible competencia! El que había hablado primero se detuvo, y con la seriedad característica de los beodos, dijo: —No será posible, aunque me agradaría. Cualquier cosa es mejor que reparar automóviles en un mísero garaje. ¡Eres insustituible, Emily! No puede imitarte nadie. La mujer sonrió complacida mostrando una blanca dentadura tras los labios rojos y sensuales.
La noche, vencedora del crepúsculo, se extendía sobre la ciudad de Chicago. Irving Carroll, de unos treinta años, alto, de rostro ancho y pronunciada mandíbula, cerciorándose de que no le amenazaba ningún peligro, dijo al que guiaba el automóvil y a otro individuo: —Tened el motor en marcha y las armas preparadas. Con paso elástico, apeándose del vehículo, penetró en uno de los muchos restaurantes italianos de la ciudad. Por lo prematuro de la hora, se hallaban vacías casi todas las mesas. En el mostrador, un grupo de hombres jugaban a los dados volteando un cubilete de cuero. Al ver al que llegaba, uno de ellos llevó su diestra a la funda sobaquera. La sonrisa de Irving cortó su actitud defensiva. —No vengo en son de guerra, Franc Price.
Arrojó la corta espada junto a uno de los cadáveres y abandonó la estancia, llegando al cuarto de trabajo, del que tomó una cartera con documentos para pasar a sus habitaciones particulares. Estaba solo en la casa. Dos horas antes tuvo la precaución de alejar a los criados. Se despojó de la vestidura de las grandes ceremonias, poniéndose un traje de corte americano. Con la nueva ropa pareció adquirir más corpulencia. Sin la menor muestra de nerviosismo, hábilmente, comenzó a maquillarse.
Los dos hombres miráronse con seriedad en el amplio y lujoso despacho, mientras, acomodados en los sillones del tresillo, guardaban silencio. Uno de ellos tendría setenta años y, su rostro, de líneas duras, evidenciaba un carácter enérgico. Sus cabellos eran blancos y escasos, principalmente en la nuca. Vestía un batín azul y llevaba anudado al cuello un pañuelo de seda.
En la sala de conciertos de Andrew Carnegie se habían dado cita las figuras más destacadas de Nueva York No pocos políticos, financieros y diplomáticos se trasladaron desde Washington y otras poblaciones para escuchar a Giovanni Melotti en el único concierto que dirigiría en los Estados Unidos. El eminente músico pensaba ir a Europa para refrendar, mía vez más, su indiscutible genio.
Janet Hogan terminó de ordenar pendientes en el amplio escaparate de la joyería. Su jefe, un rumano evadido de su patria, Lascar Bratiano, la miraba desde la caja con expresión satisfecha. La jornada había sido magnífica, con una venta superior a los cincuenta mil dólares, y aún faltaba una hora para el cierre del establecimiento, situado en Cedar Street, frente a la Clearing House, en las inmediaciones de Broadway. El negocio prosperaba y, justo era reconocerlo, debíase en gran parte a la amabilidad y al don de gentes de Janet Hogan. Lascar Bratiano le daba, a título de gratificación, el cinco por ciento de los beneficios, con lo que ella podía vivir lujosamente, frecuentando los mejores círculos sociales de Nueva York. La mujer puso en la amplia vitrina la bandeja de terciopelo negro y regresó al mostrador para atender a un caballero que acababa de entrar en la tienda. —¿Qué desea? —Decirle que es usted preciosa y…
La mujer aspiró voluptuosa el humo del cigarrillo emboquillado, mientras, distraída en apariencia, miraba en torno suyo. A través del cristal del departamento por el que pasaba vio a un hombre de unos treinta años y facciones enérgicas que leía un libro. ¿Por qué, estando solo, no corrió la cortinilla interior para ocultarse a la ajena observación? En la plataforma del tren se repitió la misma pregunta, sin acertar a darse una respuesta. ¿Cuál era el misterio de aquel desconocido que rehuía el trato de los demás viajeros del expreso? ¿Por qué le irritaba su actitud?
La porra de goma cayó sobre la nuca del hombre con increíble fuerza. Fue un golpe capaz de derribar a un toro, pero con gran sorpresa de los atacantes, no surtió efecto. El coronel Michael Carter se tambaleó, sin caer, mientras retrocedía, sintiéndose dominado por una extraña turbación, y de cara a sus enemigos, dos sujetos de aspecto patibulario que surgieron de forma imprevista a su espalda, a la altura del Golden Gate, comprendió que necesitaba ganar unos minutos para que su cerebro se despejara de las tinieblas que le envolvían.
El que hablaba era alto, delgado sin exageración, de mirada vivaz y rostro extraño, quizá debido a la nariz ganchuda y prominente, lo que le daba el aspecto de un ave de rapiña. Su aspecto, sin embargo, no repelía, debido a que el resto de las facciones eran correctas y a que la expresión de la cara denotaba inteligencia y sinceridad. A veces los labios se distendían en una mueca agradable, poco común. Era un hombre con personalidad, uno de los que se destacan siempre entre las gentes.
Soy un cold turkey encerrado en la «lata de conservas» de la penitenciaría de Trenton. ¿Mi condena? Diez años. Continúan instruyendo sumarios contra mí. A juzgar por la primera sentencia tendré que cumplir unos trescientos cuarenta y ocho años de presidio, aproximadamente. —¡No me lo harán! Sería el Matusalén carcelario. Un personaje famoso. Hasta quizá pudiera escribir mis memorias. Las memorias de un delincuente fino, que después de vulnerar todas las leyes, va a vivir a perpetuidad por cuenta del Estado sin asomarse a ese cuartito pequeño donde hay una silla con abrazaderas metálicas. Estafas, violencias, tráfico de drogas… Toda una serie de actos piadosos. Sin sangre. Al menos, sangre que echarme a la cara. Eso dice mi expediente.
El silencio de la noche fue turbado por un grito de terror. Después reinó el silencio, un silencio pegajoso, denso como la niebla que envolvía la gran ciudad. Un hombre que caminaba rápidamente por Piccadilly Circus, con las manos hundidas en los amplios bolsillos de su gabardina, se detuvo. Acababa de leer en el «The Times», una información del ministro de Salud, Mr. Mac Leod en la que se pedía a todos los londinenses que colaboraran con las autoridades a fin de evitar que aumentaran las muertes producidas por accidentes y enfermedades de toda índole, agravadas por la niebla, que iba adquiriendo un dramatismo superior al de muchas inundaciones y catástrofes recogidas por la Prensa en grandes titulares.
A las tres de la madrugada la ciudad de Chicago no dormía. Su segunda vida hallábase en peligrosa efervescencia. En los suburbios —¡terrible barrio del Loop!— y hasta en las más céntricas calles, hombres y mujeres vibran a los impulsos del odio, las pasiones, los vicios y la muerte. En las tabernas, entre juramentos, humo de cigarrillos y alcohol, se concertaban proyectos que harían estremecer a los que, ajenos al nocturno volcán, descansaban del honrado trabajo diario, disponiéndose a enfrentarse con los quehaceres de la nueva jornada.
Una historia de la ética puede escribirse de muchos modos. Pero si la escribe MacIntyre hay tres cosas que son seguras. La primera es que esa historia se va a escribir con el método de la filosofía narrativa —tan propio de este autor-. La segunda es que el enfoque desde la ética de la virtud, el gran tema del pensador escocés en su afán por superar una ética meramente práctica, va a estar siempre presente. Y la tercera, por supuesto, es que la calidad y profundidad del pensamiento están más que aseguradas, sin que eso suponga que MacIntyre escriba sin dejar espacio al diálogo e incluso al debate con el lector. Conviene notar que se trata de una historia de la ética hasta 1966 (aunque también es cierto que, desde entonces hasta ahora, en el campo de la reflexión ética más que novedades lo que ha habido es variaciones no especialmente llamativas sobre modelos ya existentes), y que no es anecdótico que el título original hable de una «breve» historia de la ética, centrándose, además, en la ética del mundo occidental. No se olvide tampoco que MaIntyre ha escrito después otras obras que matizan algunas de las afirmaciones que aquí hace, sobre todo en su visión del tomismo y, también, en la reflexión sobre el oscurecimiento del horizonte ético que parece dominar a buena parte de la humanidad del siglo XXI (aunque ya está presente este tema en la obra). Poco más se puede decir de un libro que, sea cual sea el pensamiento filosófico propio, es ya un clásico de lectura obligada por todos los que, en la forma que sea, reflexionan sobre el «buen hacer» y el «buen vivir» del ser humano.
Este libro se ha convertido en un clásico de la filosofía moral contemporánea por dos razones: de un lado, porque hace un diagnóstico brillante de la moral de nuestro tiempo y, de otro, porque fue pionero de una línea de pensamiento moral y político que no ha dejado de crecer desde su publicación: el comunitarismo. El estilo filosófico de Alasdair MacIntyre es el de un provocador que critica tanto los sistemas morales de los filósofos modernos como los límites convencionales de las disciplinas académicas. Aunque el diagnóstico que hace de la moral en las postrimerías del siglo XX es desalentador, sostiene que aún es posible una ética de las virtudes, pero sólo con una condición: que renunciemos a hacerla universal. Para el profesor MacIntyre, lo que hoy hay que buscar son nuevas formas de comunidad que configuren determinados modelos de persona y nos permitan hablar de virtudes, es decir de la excelencia de tales modelos: «Sólo así se podrá construir una moral realmente capaz de movilizar a los individuos de nuestras atomizadas sociedades actuales en torno a un proyecto común»
¿Qué deseo? ¿Por qué deseo? ¿Lo que deseo, es realmente lo mejor?
McIntyre salva el abismo entre filosofía y vida corriente, mediante ejemplo de Hume, Aristóteles, Tomás de Aquino y Marx, caracterizando las claves del actual orden social.
Miguel Indurain es el mejor ciclista español de todos los tiempos y uno de los más grandes corredores que jamás haya visto el Tour de Francia. Es el único ciclista que ha ganado el Tour en cinco ocasiones consecutivas. Esta es su historia. Como el gran conquistador y héroe de los 90, Miguel Indurain enseguida huyó de la fama y de las cámaras, manteniéndose humilde, tímido y muy cercano a sus raíces y a su tierra. A través de su personalidad, de su voluntad de hierro y de sus soberbias habilidades para dominar la bicicleta, Indurain fue descrito muchas veces como una máquina perfecta del ciclismo. Todavía en 1996, año en el que de manera abrupta decidió poner fin a su carrera profesional y a su supremacía, se vio al mejor campeón del Tour de todos los tiempos con una fuerza arrolladora. En este libro, Alasdair Fotheringham llega al corazón de este enigmático campeón, reviviendo sus logros históricos y explorando la dirección que siguieron varias generaciones de ciclistas españoles, llevando a su deporte a un nivel jamás conocido en España. A través de decenas de entrevistas con directores del Tour de Francia, ciclistas contemporáneos, compañeros de equipo y con Prudencio Indurain, hermano de Miguel, el autor nos desvela en esta vibrante biografía el lado más humano de uno de los mejores deportistas de la historia de España.
«Lanark» fue un acontecimiento literario en el momento de su publicación, en 1981, y recibió grandes elogios de la crítica (El «TLS» lo tildó de «extraordinaria obra maestra»). Convertido en un clásico con el tiempo, el libro toma de Kafka y del cómic americano, de la ciencia ficción y del realismo más formal para construir un relato muy humano, a la vez divertido y apocalíptico. Alasdair Gray sigue el rastro del protagonista en el mundo que conocemos y unos cuantos más (no en orden cronológico, por cierto), una prolongada penitencia moral que le permite proyectar una alegoría gigantesca de nuestra sociedad. Artista además de escritor, Gray es también el autor de la impactante obra gráfica del libro, que se ha respetado en el interior y recuperado para las cubiertas con la vuelta al diseño original.
Desde el año 1979 el gobierno conservador de Gran Bretaña se ha dedicado esforzada y concienzudamente a devolver al país a la era victoriana. Alasdair Gray, para no ser menos, ha hecho a un lado la etiqueta de escritor posmodernista que le habían colgado los críticos y ha escrito una novela a la última moda... del siglo diecinueve.
Ambientada en Glasgow y en el Mediterráneo, cuenta las vidas y amores de dos médicos y de una deslumbrante mujer creada -en parte, al menos- por uno de ellos. La historia abunda en relaciones sexuales no santificadas por el sacramento matrimonial pero, a diferencia de la anterior novela del autor, Vestida de cuero, no hay en ella perversiones dignas de mención. Cuando aparece alguna, como en el caso del general Sir Aubrey de la Pole Blessington, es considerada un pequeño capricho, o a lo sumo un refinado desliz, que no empaña la imagen de un héroe nacional de la talla de sir Aubrey.
Nada de lo que sucede en esta apasionante novela sorprendería a Mary Shelley, Lewis Carroll o Arthur Conan Doyle, ni haría ruborizar a los inocentes jóvenes... de la era victoriana.
En un mundo sumergido casi por completo por el mar, un hombre llamado Bran lleva los últimos diez años viviendo en una isla desierta. Fue enviado allí por aquellos a los que antaño lideraba y marca cada día que pasa en la pared de su cueva, esperando el final. Un día, ocurre algo que despierta en Bran unos recuerdos y una nostalgia que lo convencen de que regrese, aunque eso conlleve su ejecución.
Su recepción es tan inesperada, tan difícil de explicar, que se desespera tratando de averiguar qué es real y qué imaginario. Solo la amistad de una niña le servirá de apoyo mientras rememora los terribles hechos de los que es responsable e intenta volver, después de su gran traición, a los brazos de quien amó.
Marcas en la pared es una novela profundamente conmovedora sobre la culpa, la pérdida y la memoria narrada con una prosa desapasionada de gran elegancia.
Tanner Mirabel era un experto en seguridad que nunca cometía errores… Hasta que una mujer a su cargo muere asesinada durante un ataque dirigido por un joven postmortal llamado Argent Reivich. Tanner persigue a Reivich más allá de su mundo natal, hasta llegar a Ciudad Abismo, un asentamiento humano construido bajo una cúpula en el inhóspito planeta Yellowstone. Pero la ciudad no es lo que era, ahora es un lugar poblado por máquinas extrañas, misteriosas facciones y nuevos juegos mortales. Antes de que finalice la persecución Tanner tendrá que enfrentarse a verdades inquietantes que se remontan siglos atrás, al espacio profundo, a una atrocidad que la historia casi ha olvidado…
Tom Dreyfus es uno de los mejores prefectos de Panoplia, el cuerpo de policía de la multifacética sociedad utópica del Anillo de Luz, un vasto remolino de hábitats espaciales que orbitan el planeta Yellowstone. En este momento, su trabajo es su vida.Se produce un grave ataque asesino contra un hábitat del Anillo de Luz, pero parece un caso fácil de resolver. Sin embargo, cuando Dreyfus comienza revolver en los asuntos de personas muy poderosas, lo que descubre es mucho más grave que un mero asesinato: existe una opa hostil secreta por parte de Aurora, una enigmática figura (que una vez fue humana pero, sin duda, ya no lo es), para quien los habitantes del Anillo de Luz ya no deberían llevar las riendas de su propio destino.
Algo aniquiló a los amarantinos hace novecientos mil años. Para los colonos humanos que se están asentando en Resurgam, el planeta natal de esta civilización perdida, se trata de un hecho de escaso interés científico, a pesar del descubrimiento de una ciudad perfecta y una estatua gigantesca que representa a un amarantino alado. Para Dan Sylveste, sin embargo, es algo más que una mera curiosidad intelectual. Este científico, brillante y despiadado, no se detendrá ante nada hasta conocer la verdad, por elevado que sea su coste. Pero no sabe que los amarantinos fueron exterminados por una razón… ni tampoco que el peligro está más cerca y es mucho más grande de lo que imagina.
Estamos a comienzos del siglo XXVII. Hace cincuenta años, el hombre puso en marcha un antiguo sistema alienígena que detectaba el nacimiento de formas de vida inteligentes. Los inhibidores llevan mucho tiempo esperando, pero ahora se preparan para volver… Mientras tanto, una fuerza desconocida ha sembrado el terror en el Sanctasanctórum de los combinados. A medida que la naturaleza de la nueva amenaza se vuelve más clara, Clavain, uno de sus guerreros, empieza a plantearse que es hora de volver al combate. En Resurgam se ha descubierto un cargamento de armas devastadoras que podrían ser utilizadas para el bien de la Humanidad, pero alguien ya ha logrado hacerse con su control…
Los Inhibidores son antiguas máquinas de matar, diseñadas para localizar y destruir cualquier forma de vida que alcance cierto nivel de inteligencia. Ahora, agitados tras eones de letargo, han alcanzado su último objetivo: la Humanidad. La primera ola de Inhibidores obligó al veterano de guerra Clavain y a un grupo de refugiados a ocultarse. Su liderazgo vacila y la situación se hace cada vez más desesperada. Pero su pequeña colonia acaba de recibir una visita inesperada: un ángel vengador con el poder de liderar a la Humanidad hacia un lugar seguro… o para dominar al peor de sus enemigos. Mientras les conduce hacia una aparentemente insignificante luna a años luz de allí, Clavain y sus compañeros comienzan a entender que para vencer a una amenaza quizá sea necesario forjar una alianza con algo mucho peor…
El pack contiene:
Espacio Revelación por Alastair Reynolds
Ciudad Abismo por Alastair Reynolds
El arca de la redención por Alastair Reynolds
El desfiladero de la absolución por Alastair Reynolds
El prefecto por Alastair Reynolds
Periódicamente, los shatterlings del clan Gentian han de reunirse en una ostentosa celebración para intercambiar sus recuerdos. Pero algo no va bien: dos de ellos van a llegar unas décadas tarde a la reunión. A su crimen se suma el hecho de que están enamorados. Lo único que se interpone entre ellos y una posible excomunión del clan es un robot llamado Hesperus, de la metacivilización de los mecánicos. Sin embargo, Hesperus tiene amnesia. Mientras los amantes esperan el castigo que puedan sufrir a manos de sus hermanos clones, interceptan una inesperada y angustiada comunicación que les aconseja que eviten el lugar de reunión a toda costa. Tras seis millones de años de estabilidad, alguien ha decidido que ha llegado el momento de poner fin al clan Gentian.
Laura trata de llevar una vida de lo más tranquila. Tras bloquear su corazón ante las jugarretas de Cupido, decide centrarse en ayudar a Alaia a superar todo lo ocurrido, pero el destino no estará de acuerdo. Un desafortunado encontronazo la pondrá en el punto de mira de una peligrosa organización obligándola a cruzar su vida de nuevo con Aarón y Julen, dos imponentes hombres que la llevarán a afrontar las situaciones más arriesgadas y apasionantes que ella jamás hubiese imaginado. La ternura, el placer y el deseo, se mezclan en una doble tentación de la que salir y tomar una decisión, será muy complicado.¿Cuál será su elección final? Doble tentación, la historia que tanto han pedido los lectores tras leer Tu piel en mi piel.
La vida de Alex, una joven estudiante de penúltimo curso de derecho, no ha sido sencilla ni mucho menos, pero gracias a la ayuda y apoyo incondicional de su buena amiga Ainhize poco a poco comienza a salir del profundo pozo en el que se había hundido. Incapaz de mirar a ningún hombre como tal, el destino se ocupa de cruzar en su camino a Carlos. Un importante cirujano al que la vida no ha tratado demasiado bien y con el que descubre que puede volver a sentir.
Una historia de amor, odio, sexo y confesiones, en la que el corazón puede volver a romperse con el simple chasquido de los dedos de terceras personas que no querrán mantenerse al margen.
Los días ya no tienen sentido para Carlos desde que Alexia se marchó, las noches son eternas y el alcohol invade sus venas en un vano intento de poder olvidarla, de no sentir ese dolor tan profundo que se tiene cuando pierdes lo que más quieres en este mundo. Pero el destino se ocupa de que todo esto pase a un segundo plano cuando él recibe una llamada y escucha la peor noticia que le podían dar. Situaciones complicadas en las que el corazón pasa por encima de la razón, en las que todo se enreda de nuevo demostrándonos hasta dónde es capaz de llegar para recuperar eso que tanto anhela; su vida, sus sueños, su princesa...
Al igual que en "He vuelto a soñar contigo" el amor, odio, sexo y las confesiones vuelven a invadir sus vidas, poniendo ante sus ojos un futuro incierto.
Tras ser arrestado por el asesinato de Saúl, el temperamental Erlantz se encuentra en una de las peores situaciones de su vida. Su querida Ane, está sola en una de las zonas marginales de Bilbao y teme que sin su protección ella corra peligro.
Alaia, una inexperta abogada que asumiendo su primer caso se presenta ante él. Cautivada por su cliente decide ayudarle más allá de sus responsabilidades, sumergiéndose así en un mundo completamente desconocido para ella.
Viviendo situaciones que les llevarán al extremo descubrirán cómo el pasado lleno de tristezas y el presente desafortunado de Erlantz tiene un origen común.
Sus almas apasionadas se verán entrelazadas en situaciones cargadas de acción, suspenso, amor, deseo y desesperación.
La nueva voz salvaje de la literatura contemporánea.
Los relatos que conforman Pellejos son una bofetada de talento narrativo, un huracán de aire fresco. Alba Álvarez irrumpe en el panorama con unas historias que nos alejan de nuestra zona de confort y que a menudo son inquietantes y descarnadas. Las relaciones, el sexo, la soledad, la imagen del cuerpo propio, la autoestima, el desamor o el acoso son algunos de los pilares sobre los que se construyen estos relatos, a veces salvajes, en los que se diseccionan nuestros miedos, nuestras expectativas y nuestra búsqueda de la felicidad.
Cada uno de estos textos hará que el lector se remueva en la silla y no siempre estará cómodo, pero su prosa hipnótica y la verdad desnuda de sus páginas hace casi imposible detener la lectura de esta escritora brillante e irreverente que ha llegado para quedarse.
El descubrimiento de un libro olvidado, el tercer tomo de las obras completas de Clara Dubasenca, despierta en Laia la curiosidad por investigar a esa poeta desconocida, de la que no tiene ningún dato. Sería un buen motivo para el trabajo de fin de máster, piensa. El libro le llegó a través de su profesora de literatura del instituto; gracias a ella contacta con la viuda del verdadero dueño del libro, Ramón, a quien Clara le dedicó el ejemplar. Lo que empieza como una investigación académica se torna otro tipo de búsqueda, entre lo detectivesco y lo personal. A través de testimonios de personas que la conocieron, a Laia le llegan relatos fragmentarios y a veces contradictorios del personaje. La búsqueda es cada vez más intensa y Clara empieza a ejercer sobre Laia una atracción casi hipnótica que la llevará a descubrir una Laia que desconocía.
Álvaro Aliaga, el protagonista de Rari nantes, es un profesor de literatura que un día se queda helado al encontrar, por casualidad, una novela protagonizada por él mismo. La frenética búsqueda de su autor, al que considera un intruso en su vida, dará lugar a una singular relación rodeada de misterio, a través de la cual Alba Ballesta somete al lector a un brillante juego literario: ¿Quién es el lector y quién el autor? ¿Es preferible ser real o ser un personaje de ficción? La novela es un homenaje a la literatura —en el que desfilan Dostoievsky, Flaubert, Zola, Julio Verne, Unamuno, Machado, Max Aub, Bolaño y tantos otros— y al mismo tiempo un mosaico de personajes cuya humanidad conmueve al lector. Ellos son como Rari nantes, los escasos nadadores supervivientes al naufragio de La Eneida, que «comparten un mismo fin, el objetivo de salir a flote, de dejar de nadar sin rumbo»… Rari nantes es una suerte de thriller literario. Ha obtenido el Premio Joven de Narrativa de la Universidad Complutense de Madrid 2014.
Si tienes miedo de volver a enamorarte, adelante. Ama con miedo, pero ama. Sara Martin ya no cree en el amor. En el último año, su vida se ha vuelto un caos: su padre acaba de morir, su exmarido le ha puesto los cuernos y, para rematar, sus finanzas están más secas que la mojama. Hasta que, de repente, todo da un giro radical cuando se entera de que ha ganado el prestigioso premio Neptuno de novela romántica. Además, la editorial le anuncia que, en vista del éxito de ventas alcanzado, una productora quiere hacer una película con su libro. Rodeada de cámaras y flashes, Sara no podía sospechar que se vería envuelta en una espiral llena de emociones de la mano del arrogante actor Devon Stelin, el hombre que intentará poner su corazón patas arriba y que se convertirá en el único protagonista de su corazón. Con Devon, nada es como parece ser, y Sara tendrá que enfrentarse a cada uno de sus miedos.
¿Confiarías en la buenaventura de Romerita Heredia? Mónika jamás creyó en esas cosas, sin embargo, se cruzará en su camino con ella y a partir de ese momento, entrará en un bucle de desgracias. Un inesperado viaje acompañada por sus dos mejores amigos, amenaza con cambiar su vida repleta de manías y rutinas. Alan, un hombre que no cree en el amor y que en algunas ocasiones es difícil de entender, conocerá a una bailarina de danza del vientre que trastocará su estabilidad emocional por completo. Ambos se darán cuenta de que quizás, existan los flechazos, pero... ¿Qué hacer cuando te separan miles de kilómetros y la confianza amenaza con romperse? ¿Dejarías atrás las diferencias o en cambio, aprenderías a convivir con ellas? Tras una serie de revelaciones, Mónika tomará una decisión que marcará su camino hacia algún lugar que tendrás que descubrir a través de las páginas de Búscame en la Alhambra.
Desde que entró a trabajar en la agencia, María está cansada de ver el desfile de conquistas de su jefe. La última está sentada junto a su mesa. Con ella siempre se ha comportado como un estirado y ya está acostumbrada. ¿Qué pasa si eso cambia? Podía manejar al jefe borde ¿podrá también con el seductor aún a sabiendas de que le oculta algo?
Mientras dibujábamos la silueta del símbolo me contó que el Theherd era el símbolo celta del amor eterno y que estaba formado por dos trisqueles. Cada uno de los trisqueles tenía tres puntas que simbolizaban los tres aspectos del ser humano, el cuerpo, la mente y el alma. Se unían formando un círculo que representaba el amor eterno, la vida o la eternidad. La figura completa representaba la unión de dos personas en cuerpo, mente y alma en amor eterno.
Recorre la historia reciente de Galicia y parte de la historia contracultural de todo un país —el nacimiento de la conciencia ecologista, la llamada «movida viguesa», la ruta del Bakalao en la Valencia de los años noventa— a través del destino de tres personajes oriundos de un pueblo de las Rías Altas, para quienes el chapapote marcará unas vidas atravesadas por sus propias tinieblas familiares.
Recorre tres décadas salpicadas de petróleo y música pop, en cuyas páginas se refleja cómo las grandes catástrofes medioambientales no solo comprometen el futuro político y económico de un país, sino que son capaces de condicionar las existencias minúsculas de quienes las sufren de cerca.
La enigmática llamada de teléfono que recibe Federico en la piscina municipal de Chamberí y una extraña oferta de trabajo son el punto de inicio de una aventura indagatoria protagonizada por un cuarentón con estudios universitarios y sin perspectiva alguna de futuro. Este, obligado por las circunstancias a convertirse en una suerte de espía mercenario, se verá envuelto sin remedio por una realidad turbia en la que nada es lo que parece, y en la que el odio, la venganza y la hipocresía terminarán por contagiarlo. Un Madrid contemporáneo y «underground» sirve como escenario para una historia en la que los personajes, todos ellos perdedores a su manera, luchan por sobrevivir en un entorno hostil y tratan de escapar de su marginalidad, pero terminan por chocarse con aquello de lo que tratan de huir: con lo que en el fondo son. La ópera prima de Alba Carballal, que bebe de referentes literarios como Eduardo Mendoza, Juan Marsé, J. K. Toole, David Foster Wallace o Michel Houellebecq, pero también de cineastas como Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia, José Luis Cuerda o Woody Allen, toma el estereotipo del bufón y lo pervierte para transformar una aparente comedia ligera en un amargo ejercicio de empatía con todos sus personajes.