¡Hola!
Te doy la bienvenida a la gran Biblioteca Utopía.
En esta biblioteca podrás encontrar libros en español para descargar y leer. Hay casi 200000 de ellos (y se actualiza periódicamente), así que probablemente hallarás lo que andes buscando.
Este catálogo es muy fácil de entender, no como la primera versión de mi diseño que estaba toda fea.
Básicamente puedes elegir en el cuadro combinado cuántos autores quieres que se muestren, puedes ir a las distintas páginas y lo más interesante, buscar libros por autor, título, sinopsis y género. ¡Bendito GPT!
Puedes descargar los libros individuales, o los autores que quieras con todos sus libros incluidos. ¡Tú decides!
Ten presente que al descargar todos los libros de un autor en específico, presionando sobre el enlace del autor, la página puede tardar en procesar tu solicitud. Entre más libros tenga el autor que quieras descargar, más tardará en comenzar la descarga.
En cada autor puedes encontrar sus libros, los géneros (los que los tienen) y su sinopsis. ¡Así de fácil!
Estoy consciente que muchos libros no tienen sinopsis, pero a medida que voy viendo que no la tienen se las voy agregando. Sin embargo, hay algunos que por alguna razón no tienen una sinopsis registrada por ningún lado. Son minoría, pero también están ahí, para que sepas.
¡Que disfrutes la biblioteca!
Advertencia: Entre más autores decidas mostrar, más datos le estarás enviando al navegador, por lo que puede que responda más lento o que tarde en cargar los autores deseados.
¿Cómo contribuir a que esta biblioteca siga jalando?
Para que todos tengamos la mejor experiencia navegando por la biblioteca (sí, ¡yo también la uso, casi que todos los días!) puedes ayudarme reportándome links que no funcionen, clasificando libros que no tienen género, dándome ideas para mejorar la biblioteca, incluso con el nombre.
Porque a pesar de que la Biblioteca Utopía es la mayor proveedora de libros, esta en sí no es esa biblioteca. Hemos ido añadiendo nuestros propios libros también, consiguiendo metadatos que ellos no tienen, borrando libros duplicados, corrigiendo autores... así que si se te ocurre un mejor nombre, ¡dímelo y vemos!
También si quieres aportar con libros (por favor, en formato epub) puedes hacerlo. Todavía estoy subiendo los libros que faltan de la Utopía, pero si de las letras que ya están completas ves que falta algo y quieres enviármelo, hazlo, por favor.
Asimismo puedes pedirme libros para subirlos si los tengo o los encuentro, asegurándote antes de que no estén, porfis. Y finalmente, pero no menos importante, ¡recomienda libros!
Si ves libros que has leído, o si lees algún libro de aquí, por favor márcalo como leído y recomiéndalo (o no).
Debajo de cada libro tienes un botón para marcarlo como leído. La página te preguntará si quieres recomendarlo y al hacerlo, se estará guardando y se visualizará debajo de cada sinopsis.
¡Ayudémonos entre todos a descubrir lecturas interesantes!
¡No es demasiado tarde para detener la cuenta atrás! ¡Todavía podemos salvarnos! Necesitan ahora ellos una absoluta sumisión y podemos obligarles a respetar nuestras demandas si les convencemos de que no la obtendrán. Enviar un cohete al espacio con pasajeros en abierta rebelión sería demasiado peligroso. Nadie corre esa clase de riesgos cuando se es responsable del éxito o del fracaso de un proyecto que cuesta cinco millones de dólares.Incluye además el RELATO: •Criaturas de la Fortuna(Children of Fortune, 1957) D. A. Jourdan
Sean diseñadores, publicistas, artistas o artesanos 2.0, los profesionales de la creatividad parecen tener trabajos de ensueño donde solo hay espacio para la ideación, la experimentación y la novedad. Pero detrás de esta fachada de cristal se esconden personas que deben aprender a conciliar su yo creativo con el exceso de trabajo, el miedo a la hoja en blanco, las rutinas y las prosaicas exigencias de la vida real. Este libro te enseña a llevar una vida creativa que armonice con éxito tu yo artístico con la cotidianidad. Con la lucidez y el buen humor que ya caracterizaron a su best seller precedente, Psicología para creativos, en este nuevo título Frank Berzbach te ofrece una serie de recursos y técnicas para recuperar la espiritualidad sin que el estrés, el pensamiento negativo y, en definitiva, el lado más tedioso del trabajo hundan en lo más profundo de tu ser el verdadero sentido que te llevó a tomar la decisión de dedicar tu vida a la creatividad. ¡Aprende a llevar una auténtica vida creativa!
Primeros auxilios para conservar el ingenio y sobrevivir en el trabajo. Cumplir con los plazos de un proyecto, estar a la altura de las expectativas del cliente, trabajar en casa de forma disciplinada, trabajar por cuenta ajena sin perder la motivación, lograr jornadas laborales que no se extiendan hasta altas horas de la madrugada, priorizar y ordenar acertadamente el trabajo pendiente... ¿Eres diseñador, ilustrador o creativo y te has enfrentado alguna vez a cualquiera de estas situaciones? Los psicólogos definen la creatividad como “la producción de ideas novedosas y adecuadas en cualquier ámbito de la actividad humana”, pero la creatividad también es un oficio y, como tal, acarrea una serie de condiciones y situaciones laborales que no siempre son fáciles de llevar. En este libro, Frank Berzbach analiza con humor y lucidez los factores que condicionan el rendimiento y la capacidad creativa del profesional del diseño, y proporciona una serie de reflexiones y consejos prácticos para desenvolverse en el día a día laboral del estudio, la agencia o el aislamiento sin que decaigan los ánimos. Desde los ilustradores que trabajan solos en su casa hasta los directores de arte publicitarios que tienen a su cargo un gran equipo multidisciplinar, cualquier perfil de creativo encontrará en estas páginas un iluminador retrato del mundo laboral y una guía práctica para adquirir buenos hábitos de trabajo y no bloquearse a lo largo de la trayectoria profesional.
Una aventura épica que desafía el tiempo y la imaginación.
Acción, misterio y fantasía histórica, para los amantes del suspense y lo sobrenatural.
James Edwards, un agente del MI6 cuya longevidad sobrenatural le ha permitido ver el auge y caída de imperios, descubre que una antigua organización está tras un artefacto místico que, en manos equivocadas, puede ser fatal para la humanidad.
Desde Londres hasta los antiguos tiempos griegos, James y su compañera Sarah, una brillante agente e historiadora, se enfrentan a retos inimaginables. Con cada pista y enemigo derrotado, emerge una historia de poder, traición y redención que ha perdurado durante siglos.
Adéntrate en un viaje donde pasado y presente convergen para decidir el destino de la humanidad.
Anécdotas, trucos y consejos para aquellos que se estrenan como papás. Tu chica y tú estáis sentados en el sofá y no precisamente para ver Gran hermano. Vais a haceros un predictor. Resulta increíble pensar que tu futuro depende de una gotita de pis, ¿verdad? Si el test es positivo y estáis embarazados, ¿cómo reaccionarás?, ¿qué harás a partir de ahora?, ¿cómo vivirás las fases previas a la llegada del bebé?, ¿estás empezando a hiperventilar y no sabes nada de las clases preparto?, ¿te sientes aterrorizado y no te atreves a decirlo? Mantén la calma y disfruta del momento. Vas a ser un padre primerizo como lo fue Darth Vader o tu padre. Que la fuerza te acompañe en este viaje, con toda probabilidad el mejor de tu vida. Frank Blanco, director y presentador de Atrévete en Cadena Dial y padre por segunda vez, explica en Cómo ser padre primerizo y no morir en el intento su experiencia en el desconocido mundo de la paternidad y mediante un estilo fresco y rebosante de humor nos ofrece anécdotas y blanconsejos sobre cómo puedes actuar antes y después de la llegada de ese pequeño ser tierno y rosa al que no entiendes y que de pronto empieza a colonizar tu vida.
Todo llega en esta vida y un buen día, como el que no quiere la cosa, al que fuera ese niño con pantalón corto, ese chavalito del insti, ese treintañero interesante, van y le dicen «señor» por la calle. Así, sin anestesia. Y te tienes que aguantar... Este libro, lleno de anécdotas, chistes y frases memorables, aborda lo que significa estrenar y vivir la década de los cuarenta, demostrando que soplar cuarenta velas o más no es ninguna desgracia, sino todo lo contrario; una época en la que cambia nuestra percepción sobre el amor, los amigos, la salud, el trabajo, el ocio, el sexo, la familia... Una década en la que sorprendentemente todo va encajando hasta que, al fin, un día te levantas dándote cuenta de que lo mejor está por llegar. Un libro perfecto para leer y regalar.
Agente de libertad condicional. Un chico duro, veloz, que es descartado... pero Sam Garrett había visto a tantos tipos deshabilitados para siempre en centros de rehabilitación que había terminado sintiéndose más culpable que por cualquier sujeto que hubiera apretado en sus años como policía. Sus liberados condicionales se perdieron en una jungla de la que no había salida. Y fue la selva la que hizo que se fueran del pueblo, se emborracharan, saltaran de los puentes. Y todos estos consuelos estaban expresamente prohibidos para el hombre que había cumplido condena, por lo que un oficial de libertad condicional solo podía esperar estar cerca cuando una persona en libertad condicional comenzaba a buscar un autobús, una botella o un puente. A Sam Garrett no le importaba estar cerca en momentos como esos, pero cuando la policía se enteró de lo que estaba haciendo la esposa de Sam, fue Sam quien añoró el autobús, la botella, el puente.
Johnny Staccato, músico pianista de Jazz y detective, es contratado por su antigua novia, cantante exitosa, para que demuestre que no es una asesina. La víctima era un influyente disc-jockey que uso su habilidad para ganar dinero con las compañias discográficas y explotar a los cantantes. Staccato se propone averiguar quien mató al disc-jockey, y tiene muchos sospechosos para acusar. Todo lo que sabe con seguridad, es que la mujer con voz de angel que una vez amó,no es una asesina, incluso cuando los cuerpos empiezan a amontonarse... La novela data de 1960 ,es la única de Johnny Staccato, pero previamente en Estados Unidos fue serie de tv en los años 1959-1960 con 29 episodios. Autor: Frank Boyd (pseudónimo de Frank Kane, 1912-1968)
Ambicioso, riguroso y totémico, este libro se propone contar la historia del DJ en toda su complejidad: desde sus humildes orígenes en las escenas underground de Londres, París y Nueva York hasta su conversión en superestrellas que viajan por el mundo ganando sueldos propios de un actor de Hollywood. Del reggae al tecno, pasando por la música disco, el hip-hop y el house.El DJ siempre ha tenido que abrirse camino comercial y musicalmente para reivindicar su papel transformador y su carácter de artista. Porque por mucho que le duela a la academia, sin él la música no sería lo que es hoy. Su recorrido a través de géneros y países es, en realidad, la historia musical del siglo xx.Anoche un DJ me salvó la vida es uno de los libros musicales más importantes de los últimos cincuenta años. Una obra de referencia para todo amante de la música... y de la fiesta.
Una investigación de los síndromes «vinculados a la cultura» que, no hay duda, son mucho más extraños de lo que parecen. ¿Por qué, por ejemplo, algunos hombres creen, contra toda razón y evidencia, que los vándalos les robaron sus penes? ¿Qué motivó que grupos de personas en la India creyeran tener un lagarto bajo la piel? ¿Cuál es el origen del vudú que está presente tanto en África como en América? ¿Y qué me dicen del latah, ese curioso estado al que William Burroughs se refería en El almuerzo desnudo, y que provoca bailes y movimientos espasmódicos? Frank Bures viaja por todo el mundo para rastrear en sus orígenes los síndromes ligados a la cultura y, mientras se ocupa de eso, nos cuenta una historia extraordinaria sobre todas las cosas extrañas en las que creemos. Pero no pensemos que la extravagancia mental es patrimonio de mundos «primitivos» o remotos porque la creencia en lo increíble también se filtra por las muchas grietas de la razón contemporánea. Lo insensatez es obstinada, el desvarío no conoce fronteras y la anomalía se incorpora a la norma. Lo vemos (e incluso lo padecemos) a diario. Frank Bures ha logrado construir una compleja, sutil y fascinante reflexión sobre las ficciones que nos definen como especie.
Dan Burkhart salvó la vida de un anciano, y ese anciano nunca lo olvidó. Era Cariboo Jack, un viejo panhandler desafortunado y sin dinero entonces; pero diez años más tarde, cuando Burkhart lo volvió a encontrar, el destino lo había convertido en uno de los hombres más ricos de Idaho. Era dueño de una mina de oro e incluso habían nombrado a la ciudad en auge en su honor: Cariboo City. Su suerte ciertamente había cambiado, ¿o sí? Porque cuando el oro comienza a salir del suelo, los asesinos se mudan, y Dan Burkhart descubre que tiene que intervenir para salvar al anciano de nuevo, de más de una manera, y poner su propia vida en el bloque para hacerlo.
En un universo alternativo la Unión no pudo vencer a la Confederación y Estados Unidos quedó irremediablemente fragmentado en dos naciones. En el Norte la libertad fue dada a todos los hombres. En el Sur la esclavitud aún impera y el algodón sigue siendo "El Rey".
Bajo este bizarro escenario, un crimen cometido en territorio de la Unión -presuntamente por un esclavo fugitivo- obligará al Marshall Matthew Craig de Harkon Cutty, a perseguir la justicia cruzando la frontera hacia el Sur.
Una misión suicida, pues Craig - un ex soldado de la Unión con un fuerte sentido de la justicia- pretende nada más y nada menos que llevarse al presunto esclavo al pueblo de Cutty, para ser juzgado en libertad y poder determinar su correcto castigo.
Sin embargo, a veces la Ley y la Justicia no van de la mano, y en las tierras de la Confederación los esclavos no son tratados como seres humanos, sino como propiedad privada. Posesiones preciadas que la ley Confederada defiende hasta las últimas consecuencias.
En este duelo entre lo justo y lo legal, los revólveres hablarán, una chispa desatará una tormenta y la verdad estará oculta en el Susurro de las Cadenas.
Vive una aventura al mejor estilo Western en esta primera entrega de la trilogía La Bala Perdida. Una crónica descarnada y salvaje de un pasado que pudo ser tan real cómo resultó el nuestro. En este universo ficticio, un pequeño accidente cambió todo el destino de una nación. Y preparó el terreno de la imaginación para que el escritor y periodista Frank Calviño nos planteé una serie de preguntas intrigantes
¿Tenemos un destino manifiesto del que no podemos escapar? ¿Qué pasa cuando los hombres buenos deciden no intervenir ante las injusticias? ¿Existen las guerras justas? ¿Puede la esclavitud encadenar al amo junto al siervo?
Una novela veloz, de lectura apasionante e ideal para los amantes de la historia, y con un final explosivo que invita a la mente a imaginar lo fácil que podría haber resultado, de una manera completamente diferente, la historia de la humanidad.
La Atlántida, mítica isla desaparecida que representó la cúspide de la civilización occidental, ha regresado. Y ahora ni siquiera todo el poderío de Estados Unidos y la Unión Europea combinados podrán detener su venganza. Los atlantes quieren de la humanidad el pago de una antigua deuda. Su poder es descomunal, y su tecnología está milenios por encima de la nuestra. Solo la comprensión del verdadero origen atlante salvará a la especie humana. ¿Puede una mentira dicha hace milenios por el legendario Agamenon condenar a la humanidad?
La lluvia y la ventisca habían azotado con fuerza el toldo de lona de la carreta durante toda la tarde grisácea e invernal. Jack Stuart, instalado confortablemente en un cómodo hueco, entre dos sacos de grano, había dormitado durante la mayor parte del viaje. Seguía aún medio amodorrado cuando un brazo velloso asomó por la tapa trasera y le tiró de la bota.
Dallas Querland, comisario de Fort Sand, en el Territorio de Arizona, había dormido cuatro horas, lo máximo que conseguía descansar de una vez, cuando Ed Brant, el carcelero, le despertó, sacudiéndole por un hombro.
—Jarboe me dijo que le despertase a las cinco —explicó el hombre.
Querland se incorporó, bostezando en medio del calor pegajoso de aquella habitación trasera, perteneciente al edificio que hacía las veces de cárcel y de oficina del representante de la ley. Mientras recogía las botas, preguntó:
—¿Está aquí Lasher, Ed?
Tres años atrás había sufrido un recio golpe y quedado un año sin memoria de su pasado. Un día recordó todo y casi deseó haber seguido con la amnesia. Él era Brad Adams, superintendente del Parque Nacional y había recibido un nuevo golpe en la cabeza que le había hecho perder el conocimiento. Al despertar se encuentra con un hombre y una muchacha que lo estaban atendiendo. Reconoció a la chica como la secretaria del administrador del Parque, pero ¿el hombre quién era? Pronto salió de la duda: era el doctor Poryin, un médico de malos antecedentes que lo reconoció, y al hacerlo lo obligó a enfrentarse con el pasado y resolver la cuenta pendiente que tenía.
Julie Towers tenía muy poco que agradecerle a la madre natura. Para ser exactos y justos, no tenía nada que agradecerle. La naturaleza, con ella, habíase mostrado excesivamente despiadada. Pero puede que hubiese obrado con justicia porque Julie Towers no se merecía nada mejor.
Él, estimulado por aquellas palabras roncas que nacían de lo más íntimo de su mujer, dobló la cabeza para depositar en la boca de Beverly un beso largo, apasionado, febril, que hizo de sus alientos uno solo. Después fue dejando que su boca resbalara por la tersa garganta de la hembra hasta llegar a la aureola de los pechos agrestes, erguidos, que se tambaleaban por la creciente excitación que volvía a estimularlos, hasta adueñarse por completo de ellos y dedicarles las más sutiles y encendidas caricias.
Glenn Kennedy miró con atención a su interlocutor: se trataba de don Fernando Yarza de Molinares, propietario de la hacienda más importante de Los Ángeles, denominada «Los Almendros», y se trataba al mismo tiempo de un genuino descendiente de los colonizadores españoles así como de una de las primeras fortunas de California. Yarza de Molinares había acudido al despacho del militar con la intención de advertirle de los graves riesgos que estaba corriendo dada su conducta y la de sus compatriotas, siempre en detrimento y desprecio, cuando no en deshonor, de los legítimos moradores de la ciudad.
Lou Montoro era un tipo feo. Pero no vulgar. Más bien sobrecogedor. Si se le veía de espaldas, impresionaba muy gratamente. Era muy alto, ancho de hombros, fuerte; llevaba los cabellos muy largos, formando rizos rubios en la nuca. Pero cuando Lou se volvía y se le podía ver el rostro, hacían falta unos nervios muy bien templados para disimular el sobresalto.
Había sido un ataque por sorpresa. Rápido. Fulminante. Como solían y sabían hacerlo los pieles rojas. Venían siguiendo la diligencia desde Blanca Peck, por lo alto de las montañas, sorteando con la habilidad que nadie como ellos dominaba, los riscos y acantilados, sin dejarse ver, como sombras furtivas, como dibujos de humo en el aire, esperando el momento adecuado de caer sobre su presa.
El tipo entró como una exhalación y con evidente nerviosismo en la oficina de Perry Kimble, gritando: —¡Sheriff! ¡Kirk Brand acaba de meterse en un buen lío! Kimble, sheriff de Amarillo, cincuenta años bastante bien llevados, experiencia a carros acumulada sobre sus anchas espaldas, pulso firme y mente despierta, siguió limpiando el rifle, engrasando cuidadosamente el gatillo, sin alterarse lo más mínimo. Luego, despacio, alzó sus ojos grises hacia el individuo que tanta excitación denotaba, comentando: —Brand no es de los que se meten en líos. —Siempre hay una primera vez, sheriff.
Wichita Falls, Texas, septiembre de 1885.
Brutal...
Era brutalmente hermosa.
Porque hay mujeres que no se conforman con ser simplemente hermosas.
Son brutalmente hermosas.
Salvajemente deseables.
Bárbaramente excitantes.
Sensualmente agrestes.
Agresivas.
Enloquecedoras...
Más que mujeres son hembras.
Con un toque de salvaje libertad que recuerda las yeguas que trotan alegremente por las praderas, atrevidas, licenciosas como el viento y la propia naturaleza, conscientes de su fuerza vital, de su poderío, de su grandeza...
Charlene Howard era así.
La mujer que se encontraba tras uno de los mostradores del establecimiento, estuvo a punto de echarse a llorar.
Desde luego, no había para menos.
La puerta del General Store de Curtis Turner —uno de los comercios más importantes de Big Spring, Texas —acababa de abrirse, a hora muy temprana de la mañana, para dejar paso a tres individuos.
A cuál más «bonito» y menos recomendable.
Tres tipos muy capaces de resucitar a un muerto y de enviarlo a la tumba de nuevo, segundos después, en cuanto se hubiese percatado de las cataduras de aquellos elementos.
El tipo entró como una exhalación y con evidente nerviosismo en la oficina de Perry Kimble, gritando:
—¡Sheriff! ¡Kirk Brand acaba de meterse en un buen lío!
Kimble, sheriff de Amarillo, cincuenta años bastante bien llevados, experiencia a carros acumulada sobre sus anchas espaldas, pulso firme y mente despierta, siguió limpiando el rifle, engrasando cuidadosamente el gatillo, sin alterarse lo más mínimo.
Luego, despacio, alzó sus ojos grises hacia el individuo que tanta excitación denotaba, comentando:
—Brand no es de los que se meten en líos.
Canto de guitarras, vaharadas de sudor y pescado frito, gritos en todos los idiomas, carcajadas, estridencias de mujer a las que se trataba de poseer por menos dinero del que ellas exigían, ladridos lastimeros de perros vagabundos... Todo aquello, y posiblemente más, componía la atmósfera singular y heteróclita del barrio chino de Monterrey.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
—No seas estúpido, Crane. Tú estabas con los del Norte y colaborabas con el Sur. Yo lo sé. De la misma forma que he sabido que estabas aquí. Nadie te hubiese dicho entonces que llegarías a ser sheriff. Lo más probable es que te hubiesen colgado de llegar a enterarse de tu traición. Las guerrillas de un misterioso individuo llamado Petter Wilson asaltaron muchos correos oficiales en los que se transportaba el oro para pagar a los soldados de la Unión. Tú, gracias a estar destinado en el Estado Mayor, informabas. Ya ves que hasta hoy no te he molestado...
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Era un rostro extraño. Misterioso e irreal. Con unos ojos verdes, extraordinariamente verdes, penetrantes, profundos como un abismo hipnótico. Bronceada la piel del rostro. Firme la barbilla, enérgica, decidida. Sensuales los labios.
Al instante, un zumbido suave pero continuado, dejóse oír en el interior de la estancia. Se extinguió la blanca luz, dejando paso a un verdoso tamizado. Y al tiempo que desaparecía la pantalla del televisor, un hueco rectangular abrióse exactamente debajo de la silla que ocupaba el profesor Glenn McAllister. Dos cilindros de acero, a modo de ejes, se dispararon desde el fondo de la abertura.
Muy serio y con cara de lechuza no había podido contenerse ya. El de los alborotados cabellos rubios y penetrante mirada azul mar se excusó en silencio ante la irónica risita que flotaba en los deliciosos labios de Carol. Sí, en los cementerios había que callarse, guardar respeto, llorar si era preciso. El ataúd, negro por supuesto, trasladado en hombros por aquellos que en vida tanto habían querido, admirado, apreciado y convivido con el finado, esperaba en tierra, inmóvil y siniestramente brillante, a que la sepultura fuese abierta.
La mini-lancha torpedera «zumbaba» de lo lindo. Y Evans, in mente, se dijo que los técnicos del laboratorio de Dawning Island eran verdaderas «hachas» a la hora de hacer inventitos como aquel... porque la lancha de marras tenía algo así como un piloto automático que la conducía con un rumbo fijo determinado, mientras... Miró fijamente a la mujer, tan fijamente como el rumbo que seguía la lancha, y le dijo: —Nyjta... con esa túnica tan mojada adherida al cuerpo vas a pillar una pulmonía.
Donald Evans, EO-002, recibía diariamente un ejemplar de la primera edición de los diecisiete rotativos más importantes del país —los de mayor tirada, por supuesto—, a las 14,45 horas. Y todos aquellos periódicos, sin excepción, habían aireado la noticia como se merecía durante los últimos cinco días. Todos en primera plana.
Como una sirena de los escritos de Homero, como una walkiria, como una diosa pagana de la belleza exuberante. Fantástica. De exhaustiva naturaleza plagada de maravillosos dones físicos, de pródigos encantos que muy difícilmente se podían tan siquiera igualar. Esplendorosos atractivos los de aquella hembra alta, flexible, ágil, cimbreña, que despertaba la admiración de los componentes del sexo opuesto estuviera donde estuviese. Pero Donald no pronunció ninguno de los halagos o requiebros de matiz siempre intencionado que ella estaba acostumbrada a escuchar de sus labios.
Se llamaba Nicoló-Francesco Machiavelli Urbino-Fazzio. Era corso de nacimiento, aunque había recorrido las cinco partes del mundo, habiéndose establecido indefinidamente en un punto determinado de cada una de ellas, para estudiar el idioma y la idiosincrasia, para versarse en los sui generis de cada raza, para asimilar sus costumbres y su manera de reaccionar ante un hecho concreto, reacción que luego comparaba con la de otras razas y otros individuos.
Nuestro héroe de los rizos rubios que solían rielar su frente, ancha y despejada, prestándole una nota de personalidad, se había quedado sin ellos en el transcurso de su última misión, pues ya recordarán los lectores que sus enemigos, para evitar que les sorprendiera con el truco de la triple reproducción electromagnética, le habían pelado al cero.
John Fitzgerald Kennedy, en el transcurso de su nueva, segunda en realidad, campaña electoral, había llegado a Dallas, La comitiva de coches había llegado y casi instantáneamente salió de Love Field —poco después de las 11,50 horas de la mañana— y atravesó las poco pobladas zonas de los arrabales de Dallas a una velocidad de 40 a 50 kilómetros por hora. A indicación del presidente, su automóvil se detuvo dos veces, la primera para permitirle responder a una invitación, y la segunda para estrechar las manos de un grupo que deseaba saludarle ansiosamente.
Era una sala de vasta extensión, la cual, por sus peculiaridades de mobiliario demostraba estar destinada a biblioteca y despacho. Tres, de las cuatro paredes, estaban cubiertas por estanterías de moderno diseño, trabajadas en armazón metálico y madera de poliéster color natural, las cuales contenían una ingente cantidad de volúmenes de distinto espesor, la mayoría ricamente encuadernados en piel y con ribetes o rebordes de hilo de oro.
La guerra, y con eso no descubro nada y caigo en la perogrullada, es muerte, destrucción, sufrimiento y penalidades; es hambre, sed y escasez.
Tiró el cigarrillo y lo pisó furiosamente con el alto tacón de sus finos zapatos negros.
Recogió el bolso.
Dejó un billete sobre la mesita, al tiempo que se ponía en pie.
Con ambas manos a la altura de las caderas, trató de alisarse el vestido, coquetamente, sin conseguir que desaparecieran del todo las arrugas de la tela.
En el último confín del Universo Factor Tiempo: Relativo. Pudo suceder en cualquier momento, en cualquier año. en cualquier siglo. Sucedió en el Tiempo El Cerebro les llamó. Y acudieron, claro. Todos. Desde los lugares más insospechados del confin. Eran muchos. Miles de ellos. Quizá millones. Acudieron como uno solo a la llamada del Cerebro. Del ser Supremo. Del que suponían su fuente creadora. Pero no todos tuvieron acceso a su presencia Sólo un reducido grupo. Aquéllos a quienes llamaban los Elegidos. Cuando los Elegidos traspusieron los limites del vergel donde residía él, se les manifestó. Todos quedaron sobrecogidos.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
En los albores del siglo XXI rusos y norteamericanos estaban más empecinados que nunca en obtener la supremacía espacial, el control absoluto del cosmos de acuerdo con sus posibilidades y conocimientos, en arrogarse de una vez por todas el título de adelantados o conquistadores del espacio...
También constituía una gran y grave preocupación para los dos colosos mundiales adquirir la preponderancia total en el apartado de armamento nuclear e ingenios destructores bacteriológicos, que les permitieran —o que les permitirían— las máximas garantías en el caso (cada vez más cercano y probable) de producirse un enfrentamiento bélico entre las dos grandes potencias.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Melissa Koster, además de la propietaria, sí era una gran cosa. Llena, rebosante, además, de grandes cosas. Cosas muy ostensibles bajo el tenue entramado de su malla escarlata… tentadora, insinuante. Más ostensibles todavía cuando las mallas iban cayendo, con habilidad demoníaca, entre cadencias de bongos, tecleo rítmico de un piano febril, y ambiente cálido en la apretada sala, en algo menos que penumbra, donde los caballeros —es un decir— contenían a duras penas su agitada respiración y las damas —también es otro decir— su desbocada envidia. Melissa Koster… divina. Y Michael Brown, que la contemplaba atentamente, supuso que además de divina, con mucha «tela», con mucho dinero.
Las huellas de cansancio, agotamiento mejor, estaban indelebles en el rostro de los dos hombres, sudorosos, transpirando copiosamente pese al rigor de la estación climatológica, que ya no corrían, que avanzaban a paso rápido eso sí, pero deteniéndose con frecuencia para darse un respiro e inhalar con fruición el aire que faltaba en sus pulmones. Los troncos de los arbustos que trataban de eludir en su ya menguada carrera por el tupido bosque, les servían a menudo de apoyo y se recostaban contra ellos respirando agitada, ruidosamente. Sus jadeos cobraban tal sonoridad que a veces parecían palabras torpes, incoherentes, o medias frases ininteligibles y excitadas.
El día que Robert se decidió a revolver armarios privados en busca de «esqueletos», no tenía ni un centavo. Bueno, la licencia. Y un viejo despacho en el Brooklyn, con dos butacas de raído tapizado. ¡Ah!, y tres cuadros —impresionistas según el autor—, obtenidos de un bohemio a cambio de una botella empezada de «Spey Royal». Su clientela de entonces se reducía a un pequeño grupo de esposas desesperadas, cincuentonas la mayor parte, que habían adquirido un marido joven con la desinteresada intervención de un juez de paz. El problema que las hacía golpear la puerta, sin letrero, del detective, era común a todas ellas. Su joven marido, una rubia de cualquier espectáculo con muy poca ropa y menos prejuicios, la merma considerable de su cuenta bancaria.
Di vuelta a Addison St., camino de mi oficina. Otros la llamaban agujero infecto y asqueroso. Tenían razón y no me pesaba. Era un edificio viejo y deslucido ubicado en una callejuela angosta que pertenecía a un barrio sórdido. Todo un poema, pero la vaca no daba para más. Me detuve en la esquina, a la entrada de la callejuela. Tiré la colilla que sostenía entre los labios. Desde el lugar en que me encontraba podía ver con claridad las ventanas que correspondían a mi agujero. Y la del antedespacho derrochaba luz.
—La Mafia… ¿todavía? —Sí. Nunca se la extermina por completo. Es como un inmenso volcán, apagado en apariencia, que cuando entra en erupción, en lugar de materias incandescentes, arroja sangre y cadáveres. El que había preguntado se llamaba Richard Maine. Agente especial del Federal Bureau of Investigation, que llevaba dos semanas escasas fuera de la Academia de Quántico. Muchacho de elevada estatura, fornido, de pelirrojos cabellos, aspecto jovial y mirada inteligente. La respuesta había nacido en labios de Charlie Adams, hombre de sienes plateadas, reposados ademanes, ojos de expresión serena, y segundo de a bordo en la nave de Edgar Hoower.
Sólo un segundo había separado al día de la noche. Una de esas noches que llegan de improviso, que nacen de forma inesperada, que lo envuelven todo en una oscuridad agobiante. Esa noche en la que hasta la luna parece negarse a salir por el firmamento a efectuar su cotidiano paseo. Esa noche de espesas tinieblas.
Ha nacido un mundo misterioso. Espirales retorcidas de tinieblas densas cuya oscuridad impenetrable arrulla el infinito silencio. Un mundo en el que se está ciego y en el que nada se oye. Rueda por él una mente dormida y un subconsciente despierto. La tensión es dolorosa, lacerante. Se sufre porque se espera. De un instante a otro va a surgir la vida en ese mundo misterioso. Una mano.
En el preciso instante de poner la mano sobre el interruptor un sexto sentido avisó a Godard de la presencia de un peligro tan inminente como invisible. Retiró los dedos del conmutador con lentitud y sigilo para hundir la mano en el bolsillo de su «saco» en busca de la linterna. Con la derecha extrajo el revólver. Pulsó el encendido de la lámpara barriendo las tinieblas en zig-zag para apagar enseguida. Vio brillar el fogonazo.
Han transcurrido ya veintisiete años desde los inicios de la Segunda Guerra Mundial. Pese al tiempo y aun considerando los factores negativos y positivos que dimanan de cualquier gran contienda, entiéndase abandono y decadencia de cierto sector humano, evolución y progreso en los campos de la ciencia y el saber, el desarrollo de la vida política, social y económica, nos recuerda una y otra vez que nuestra época actual está entrañablemente unida a las resoluciones trascendentales de aquel período de seis años, 1939 − 1945. La solución de lo que fue un conflicto universal ha dejado una huella impresa, indeleble, imperecedera, en el rostro sonriente de nuestra época actual. Todos los estudios y análisis efectuados al reanudarse esa normalidad que permite a los hombres preguntarse el cómo y el porqué de las cosas, no arrojaron los frutos objetivos que trataron de encontrarse apenas terminado el conflicto. Hoy, actualmente, es posible establecer un juicio terminante, casi certero, de hechos y problemas que entonces pasaron poco más que inadvertidos.
Samuel Tanner era uno de los profesores de Hendon. Inglés nato. Ya no por su flema y ponderación, por su meticulosidad y paciencia, sino por el prisma frío y real conque enfocaba la vida. Tanner les decía a sus alumnos que un policía no se limitaba a ser un individuo con olfato, de eso también tenían los perros y no llevaban uniforme ni pistola. Insistía además en que un policía no debía ser nunca la imagen novelesca del detective arriesgado, audaz, violento y espectacular que sembrando el terror con puñetazos y llaves de judo descubría al autor del más enrevesado crimen con pasmosa facilidad.
—F.B.I., al habla, ¿quién llama? El muchacho que sostenía el auricular pegado a la oreja, apoyándolo contra el hombro derecho, dejaba libres sus manos para anotar en el cuaderno que había en la mesa frente a sus ojos. Ante el silencio del comunicante, insistió: —F.B.I., al habla, ¿quién llama? Silencio. Y por fin, una voz queda, tenue, temblorosa: —¿Es… la Oficina Federal? —Le he dicho eso, dos veces consecutivas. ¿Quién es usted? —Mi nombre no importa. Tengo algo importante que comunicarle. —Adelante, tomo nota.
Eva Dubois reencarnaba a entera satisfacción, con toda brillantez, muchos siglos después, a su homónima del Paraíso. Ella, hoy, era mujer y serpiente. Como hembra, extraordinaria. Verdaderamente excepcional. Insuperablemente hermosa. La belleza exuberante de su ser arrancaba desde la raíz de sus áureos cabellos para terminar en la punta de los dedos de unos pies diminutos, bien formados, broncíneos. Aquella cascada de oro compuesta por finísimas hebras resbalaba por encima de sus hombros, por la espalda, cual indómita catarata de chorro voluptuoso, de caudal inagotable. Ella, las recogía ahora en cautivador moño sobre la nuca, dejando al descubierto el grácil cuello de cisne. Sonreía a través de la pulida luna del tocador.
Debí leer en alguna parte lo que ha dado título a esta novela. Y quizá, al recordar hoy lo que leí entonces he pensado en que se ha escrito mucho sobre las tres letras, las siglas que resumen a una de las organizaciones policíacas más eficientes del mundo. Al decir se ha escrito, me refiero a que se ha… permíteme que así lo diga, a que se ha abusado mucho de la abreviatura F.B.I. Incluso se ha dicho: «Esto es F.B.I.», para no decir nada, para no explicar nada concreto acerca del F.B.I.
No nos veíamos.
Pero nos estábamos mirando por el magnífico espejo que Elmer Hopkins había colocado tras de él, al otro lado del mostrador, en lo que decía ser mejor snack de todo Oakland.
Él, bebía.
Yo, tres cuartos de lo mismo.
—¿Sabes lo que pienso de ti, Bryan? —le pregunté.
Arqueó las cejas, dejó su vaso encima del mostrador, ladeó la cabeza ligeramente para escrutarme, inquirió a su vez:
—¿Qué piensas?
Caudett nos lleva en esta divertidísima novela a través de una serie de asesinatos que, a priori, solo tienen como conexión un bizarrísimo 'modus operandi' y el hecho de todos son realizados en circunstancias casi imposibles. Estamos ante un 'noir' un poco diferente a lo habitual, en el sentido de que retiene la estética y manierismos de las obras de Chandler y Hammet (detective sardónico en oficina con secretaria a la que acosa de forma encantadora, tirante pero cordial relación con la policía, diálogos cortantes llenos de ironía y mala baba), pero en este caso la trama es más propia de Arthur Conan Doyle y Agatha Christie. En el caso del primero tenemos la ya mencionada serie de asesinatos, tan inverosímiles y casi sobrenaturales en su ejecución que parecen uno de las clásicos misterios absurdos en los que Holmes se suele ver envuelto –además de que todas las víctimas recibieron una carta con una esmeralda justo antes de morir, cosa que me retrotrajo un poco a casos como 'El Signo de los Cuatro', 'Las cinco semillas de naranja', etc…) – y por otro lado tenemos una investigación muy 'christiana', con lista de sospechosos, falsas coartadas, pruebas encontradas en los lugares más insospechados, ecos del pasado, etc… En resumen, un goce para los sentidos. Hay que pasar un poco la mano con las habilidades detectivescas del ex-agente del FBI que protagoniza la historia, porque despliega a veces tan sobrenatural poder de deducción con los más nimios elementos que parece que tenga habilidades telepáticas. Aparte de esto, entretenimiento absoluto.
Acuciada por la falta de casos, una bella detective privado de grandes ojos negros y cimbreante figura, Magali Ocraz, acepta trabajar en el rodaje de una película como doble de la protagonista principal, la exuberante Barbara Majors. Durante los preparativos del rodaje, toda clase de complicaciones rodean a los componentes del reparto. Se descubren los planes de una ingeniosa trama para transportar droga aprovechando una secuencia de acción . Lo cual desata la intervención del FBI en la persona del joven y apuesto agente Ben Saunders, que se infiltra entre el elenco de la película como doble del actor protagonista. La turbias relaciones entre los componentes del film, en forma de viejas venganzas, celos y odio, explotarán en una sucesión de crueles asesinatos en un plan maquiavelicamente concebido por un rencoroso criminal que no cejara en su empeño hasta ser detenido por la pareja de intrépidos protagonistas.
Laura Queen era la secretaria. Melvin Adams era el detective. —¡Hola, preciosa! Lo era, desde luego. Con sus dorados cabellos peinados en alto, crespados a la moda, que lanzaban hacia los ojos un gracioso flequillo pleno de coquetería. Azules como el mar eran sus redondas pupilas, grandes, vivas, que recorrían el sugestivo trazado de las órbitas oblicuas. La nariz, de un trazo recto y respingón, deteníase ante unos labios gordezuelos, rojos, encendidos, que se curvaban en arca suave y atractivo. —Hola, jefe —respondió, inclinándose ligeramente cuando lo lógico era hacer todo lo contrario. Pero así, el cuadrado escote del jersey amarillo apuntaba la fugaz visión del inicio. Melvin, inclinándose a su vez; tomó con suavidad la barbilla en que culminaba aquel rostro ovalado y buscó los rojos labios con avidez.
Milton Douglas, en aquellos instantes, se consideraba el más afortunado de los mortales. Y creía, en su ingenuidad o ignorancia, que era difícil que existiese en el mundo otra persona más feliz que él. En realidad, todos los hombres, a sus veintiocho años, solteros y con la planta física de Milton, podían considerarse pero que muy felices. Douglas frisaba los seis pies de altura, algo así como un simpático gigantón en agraz, tenía el cabello muy negro, azulado de tan negro, y lo peinaba en anchas ondas. Sus ojos grandes, móviles, pletóricos de vida, jovialidad y entusiasmo eran asimismo de un color muy negro, si bien el tono difería al del cabello. Una boca de labios sensuales, de rictus un tanto escéptico, encajaba encima de la partida barbilla entre dos mandíbulas levemente acusadas, varoniles, que ponían en aquel rostro agradable un puntazo de dureza y virilidad. Su cuerpo respondía en todo al del más y mejor consumado gimnasta, no sólo por la contextura, sino también por la metódica eliminación de grasas y la impecable puesta a punto de unos músculos ágiles, elásticos, de una ductilidad casi felina.
Cuando conocí a Bernard Anslinger, todavía era el surintendent Grantley. Anslinger se había doctorado en siquiatría recientemente. Su carácter distaba mucho de atender a esa flema británica con cielo brumoso de que estamos aureolados los ingleses en todas las partes del mundo. Era un muchacho joven, de edad pareja a la mía, activo, dinámico, excesivamente influenciado por las teorías asimiladas durante varios años de estudio, que demostraba una enorme ilusión, unos deseos arrolladores de convencer y constatar que con sus teorías podía cambiar y revolucionar el complejo y misterioso mundo de la mente humana.
Otra vez yo, Curtis Talbot, al aparato.
Hablándoles.
Para decirles simplemente, como ya he advertido en un principio, que el prólogo que acaban de escuchar es; fue, el génesis de aquel asunto en el que me vi metido, o me metí, mejor dicho, hasta las orejas.
Creo haber advertido también que me metí en él por causa de Cynthia.
No… no exactamente porque estuviese loco de amor por ella, no.
Decir que Wernon Priest era un viejo marrano, asqueroso y repulsivo, es decir una verdad como un templo. Afirmar que Wernon Priest era un «judío» avaro que estaba forrado de dólares, es decir una verdad como un castillo. Asegurar que Wernon Priest no se había casado porque había pensado que a las mujeres las mantuviera su padre, también es cierto.
Pero un día le ocurrió algo extraño, algo raro. Podía tomarse como una «chochería» de viejo… pero se trataba de una cosa más seria que todo esto.
La muerte. Uno de los Cuatro Jinetes... De esos Cuatro Jinetes espectrales, nocturnos, ásperos, esqueléticos, que convierten a todo el mundo en un sendero de catástrofes. Pero la muerte es mucho más perseverante que sus tres fantasmales compañeros. Y ahora sus cascos baten más fuerte... los cascos del caballo sobre el que galopa un jinete llamado terror. El terror que tú has sentido al pensar que alguien te seguía.
El hombre estaba sentado en una butaca de la habitación fumando un largo cigarrillo emboquillado.
Preguntó:
—¿Sabes por qué se te ordenó que cultivaras su amistad, Gina?
Gina Costello estaba de pie, ante el espejo del tocador, terminando de dar unos toques graciosos a su peinado alto, moderno.
Era una mujer de factura exquisita. Bien proporcionada, de líneas perfectas, esbelta, grácil y estilizada. Una belleza mediterránea; morena, de ojos negros, nariz breve y respingona, barbilla dividida por un gracioso hoyuelo, que se acentuaba al reír.
Gordon Bennet, tranquilo, acodado en el mostrador de aquel tugurio de Harlem —dentro del cual todo era humo de cigarrillos y de alguna que otra yerba de las que se utilizaban para ir de «viaje», ponerse en trance para reunir el valor necesario que normalmente no se tenía para cometer cualquier desmán o bien para estimular el apetito sexual y acudir en busca de nuevas emociones lúbricas—, consumía el matarratas que un barman de color le había escanciado en el vaso, procedente, en teoría, de una botella de whisky.
Con su rostro de estudiante jovial y despreocupado que engañaba a quienes no le conocían bien ya que, con una brillantez extraordinaria, fuera de lo común, había sido el número uno de su promoción. Una verdadera eminencia. Y además, la clase de hombre con quien toda mujer, sin importar la edad ni condición, soñaba muchas veces en su vida. Su cuerpo era delgado (quizá influyera en ello la altura) y musculoso, con fibrosos tendones moviéndose bajo la piel un tanto cetrina, y con músculos tensos y duros que denotaban el mucho interés y la gran voluntad que dedicaba a su preparación física. Tenía unos ojos grises, risueños y joviales como su expresión, en los que brillaban extrañas lucecitas que a veces podían convertirse en llamas. Desordenados por hábito los negros cabellos levemente rizados.
Graham McKenna, con ambas manos hundidas en los bolsillos de la cazadora de pana, dio una vuelta sobre sí escrutando a su alrededor con ojos inquisitivos, cual si buscase un detalle que inicialmente le hubiera pasado desapercibido. Junto a él, su compañero Dustin Howard, también sargento de la Brigada de Homicidios y con el que formaba equipo, murmuró: —El fulano estaba en pelotas. ¿Es que ya no se estila el pijama para acostarse?
Derek Brown. Gusto en conocerles. Y yo, Derek Brown, no podía quejarme de cómo me había tratado la vida en los últimos tiempos. No todo el mundo puede decir lo mismo en la época en que tenemos la desgracia de arrastrarnos por este valle de lágrimas. Pero no siempre había sido cuestión de coser y cantar.
El médico de la prisión miró al muchacho con expresión de desconcierto. —¿Pretendes burlarte, Steve? Tus muelas están más sanas que las de una mula. —Cierto, doctor —sonrió el otro—. Pero tenía que apuntarme a reconocimiento para poder hablar con usted. —¿De veras? Y… ¿sobre qué tenemos que hablar tú y yo? —Voy a fugarme, doc. Con su ayuda, claro.
Ella, precisamente, que llevaba un periódico en la mano y que miraba de un extremo a otro del interminable pasillo que más bien semejaba el andén de una concurrida terminal ferroviaria, daba la sensación de sentirse como perdida, torpe, abrumada… entre aquel tropel dinámico, entre aquella jauría febril de gente que iba, venía, cruzaba y transitaba, por el inmenso vestíbulo del edificio ubicado en Shore Parkway 1317. Al fin, con un suspiro de alivio y con la misma alegría que el perdido mercader en el desierto se manifiesta al caer de bruces en el refrescante oasis, descubrió la garita del ordenanza, que parecía un moderno kiosko perdido en la lejanía interior de aquella mole granítica, y se fue rectamente hacia ella.
Foster Maxwell, hombre de recia constitución física, tórax poderoso y rostro sanguíneo —pregón al menos aparente de que debía disfrutar de una salud envidiable—, unos cincuenta y tres años de edad, general de división del ejército USA, director militar de aquella base en la que al parecer se «cocían» proyectos secretos, le sonrió al médico y dijo: —Verá, doctor…, la gente tiene un concepto de nosotros, los militares, que muchas veces y erróneamente nos sitúan fuera o por encima de las normales características humanas. Suponen que somos insensibles al dolor físico, por ejemplo, e incluso al moral.
Era un rito consuetudinario. Un hecho que se repetía diariamente y a la misma hora. Algo así como una tradición secular. El coche, un Fiat negro, blindado y reluciente, cuyas ventanillas traseras ocultaban la identidad de su pasajero tras unas oscuras y tupidas cortinas, se detenía a las once y treinta y cinco minutos de la mañana en la confluencia de Viale Lacio con Via Della Libertá, en pleno centro de la siciliana ciudad de Palermo.
Kevin Buchanan era un muchacho pelirrojo de cabellos alborotados, ojos metalizados de mirada penetrante e inquisitiva, facciones duras como sus maneras, varoniles y agradables, con mentón pronunciado que denotaba su personalidad. En aquella cara había unos labios carnosos, una barbilla partida y un algo en general que gustaba a las mujeres. Sin embargo, sus métodos, a quienes no gustaba era a los que llegaban al Precinto como presuntos culpables de algo.
Le llamaban Morgan A Secas porque nadie, ni por lo visto él, sabía su apellido. Eso le había creado algún que otro problemilla a la hora de pedir documentos o extenderlos, donde los estamentos habían decidido colocarle un apellido muy raro que no gustaba a Morgan. También aquello le había traído fricciones con la bofia, no sólo por lo de A Secas, sino porque le costó mucho comprender que debía andar por el mundo con una carta de identidad que entregar a la poli, cuando éstos se la pidieran.
Stuart Martin puede que no fuese un genio en la íntegra acepción del vocablo, pero sí un hombre brillante. Un tipo a considerar. De aquellos que siempre había que tener en cuenta hiciera lo que hiciese y estuviera donde estuviese. Tampoco, en lo físico, era lo que podía llamarse un «clásico» de la novela negra; de la intriga policíaca plasmada en unos buenos metros de celuloide, O sea, que no respondía a las exigencias de un galán literario, ni a los méritos, de espectacularidad requeridos por el cinematógrafo.
Vi dos barcas desiguales, estrafalarias, enormes, que navegaban de una forma extraña ante mis ojos. Después comprendí que no. Que no se trataba de dos barcas desiguales, estrafalarias y enormes, sino de mis pies, metidos dentro de unos zapatos marrones, descoloridos, con polvo incluso. Me di cuenta en aquel momento de que tenía los pies grandotes y hasta feos.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Llovía. Posiblemente en los últimos cinco años ninguno de los habitantes de Carson City, en el Estado de Nevada, recordaban haber visto caer tanta cantidad de agua y tan ininterrumpidamente como la que estaba cayendo aquel día. Era igual.
Juntos tú y yo, cogidos de esa mano imaginaria que nos une, de esa mano que se llama letras, papel impreso, vamos a introducirnos en la vida y la mente de dos mujeres horriblemente torturadas…, de dos mujeres unidas por el espectral vínculo de la guillotina, de dos mujeres a las que han llamado brujas…, de dos mujeres que aman y odian al mismo tiempo, que quieren morir y dar muerte…, de dos mujeres cuya vida no ha sido más que una vorágine en la que, como un torbellino de rabia, se han sucedido escenas terribles, extrañas, diabólicas…De dos mujeres que… han jurado volver desde el más allá.
MONIQUE Dubois es una mujer realmente impresionante; una auténtica fuera de serie. Su belleza arrasa los cauces de la normalidad y deja atrás las fronteras de lo inverosímil para alcanzar un grado de exquisita perfección que debe causar estupor a la propia natura creadora.
Malcolm Lester, cirujano del Memorial Hospital de Manhattan, entidad agregada a la Facultad de Medicina de Nueva York, miró a su compañero Cotten, forense de guardia en aquella noche, y le anunció:¿Te has enterado de la noticia, Donald? El otro movió la testa en sentido negativo.No. Además, aquí pasan cientos de noticias al día. ¿A cuál te refieres?Lloyd Logan ha muerto.
El palacete de los Walden era digno de verse. La imaginación, allí, se quedaba corta. De película, si. Los terrenos propiedad de la dinastía comenzaban en el desvío situado 15 millas al norte de la carretera Los Angeles-Santa Mónica-Santa Bárbara, en el interior de una zona de agreste vegetación. En plena jungla, podía decirse.
Craig Majors era un hombre gris, anodino, de esos miles de centenares que desfilan por la vida sin pena ni gloria. O con más pena que gloria; según se mire. Pura y simple cuestión de conceptos. Era, en definitiva, Craig Majors, un tipo vulgar. Como vulgar, sin que ello encierra sentido peyorativo, era su profesión: taxista.
—¡Papá…! ¿Me oyes? ¡PAPA! Sé que puedes oírme… ¡PAPA! ¡Contéstame! ¡Sé que me estás oyendo!Charlotte Renaud se despertó, sobresaltada.Incorporándose en la cama con una extraña sensación de agobio en la garganta, algo así como si el aire no llegase a los pulmones, presión en el tórax y una nube oscura y densa, tormentosa, envolviendo la caja de sus pensamientos.
En enero de 1968, el Vietcong lanzó a todos sus hombres en la ofensiva del Tet (Año Nuevo Budista), logrando llegar hasta el centro de Saigón y ocupar la ciudad imperial de Hué conjuntamente con otras 30 capitales de provincia. Pero sufrió tantas bajas (quizá 40.000 muertos) que jamás se recuperó de aquel baño de sangre. Unos doscientos mil combatientes, casi todos sudvietnamitas huidos al Norte, entraron desde Laos y Camboya por la ruta Hó Chi Minh, y el ejército de Hanoi, al mando del legendario general Giap, actuó por primera vez a gran escala. Más de cinco mil marines quedaron aislados en Khe Sanh durante dos meses y medio, y las fuerzas norteamericanas sufrieron grandes pérdidas. No obstante y pese a ello, la ofensiva del enemigo fracasó.
Intentó, en inútil reacción, echar la cabeza atrás. Pero la esquelética mano parecía estar dotada de férrea violencia y la obligó a bajar más todavía.MÁS.Y el otro brazo del ente también centelleó exhibiendo un afilado, largo, monumental cuchillo cuyos destellos azulados, letales, chispearon frente a sus ojos horrorizados.Y el grito, ahora sí, lo quebró todo.
¿Gotas? Claro. ¡ES SANGRE!Sangre, sí. ¿Por qué? ¿De dónde surge esa sangre?De súbito veo más. Veo como esos dedos sufren una extraña, incomprensible metamorfosis y se convierten, se transforman, ¡en las alas abiertas de un enorme murciélago, con pico!La melodía sigue sonando.Y el murciélago revolotea cruel, macabro, chorreando sangre por el pico y las alas.
En el espacio de unoscuarenta años, muy pocos desde luego, el satanismo se ha convertido en unaespecie de pájaro infernal cuyas alas se extienden a todo lo largo y ancho deGran Bretaña. De núcleo dedicado en exclusivaa un pequeño número de individuos excéntricos y pervertidos sexuales, ha pasadoa constituir una amplia red nacional —con miembros procedentes de cualquier yde todos los estatus sociales—, una peligrosa organización que se desarrolla conalarmante celeridad.
Para de pronto, bestial ysádicamente, clavar las agudas puntas una y otra vez, de manera alternativa, enlos ojos de papel, en los ojos que se reproducían en la portada del libro. Consaña. Babeando, casi, de aberrante placer. De morboso éxtasis. Cada vez que laspuntas agudas, finísimas de las tijeras, bajaban con desesperación paraincrustarse en uno de aquellos ojos, algo muy parecido a un gorgoteo febril, deansiedad y locura, se gestaba en la garganta del cuerpo y estallaba al instanteen sus labios.
Las calles olían mal. A mezcla de escombros, orín, excrementos, animales muertos en estado de descomposición y toda clase de porquerías no imaginables. El ambiente de aquel barrio misterioso, sombrío y mezquino, último baluarte de una civilización que en su mismo cénit encontrara el ocaso, era denso y agobiante como doscientos años atrás. La vida de aquellos seres podía decirse que seguía igual. La lucha por la subsistencia seguía siendo tan primitiva como entonces. Frankie McCasland giró la cabeza levantando los ojos hacia el «Mirador de Europa».
Creo necesario este prólogo explicativo, al efecto de disipar las pequeñas dudas que puedan surgir ante la lectura del título de esta obra, un tanto desconcertante si se quiere. Es Cosmógono, el versado en Cosmogonía. Es Cosmogonía (del griego kosmogonía, de kosmogonos; de gosmos, mundo, y de gignomai, ser o producirse), la ciencia que traía de la génesis del Universo. Por tanto, problema que interesa por un igual a científicos, filósofos y teólogos. La ciencia, partiendo de la observación, de la investigación directa y de la experiencia, estudia especialmente lo referente a las causas segundas; la filosofía, remontándose más arriba, se ocupa de la causa primera creadora de la materia, de la energía, de la vida, del hombre y de todas las cosas naturales, valiéndose para ello de las luces de la razón; la teología, avanzando más que la ciencia y la filosofía, estudia los datos de la Biblia sobre la creación del mundo por Dios, y da de ellos una interpretación correcta. He aquí una síntesis de la Cosmogonía y de su importancia.
Maravilloso y negligente descuido. Presidiendo el cruce de aquel par de magníficas y broncíneas piernas que, al término de su cobriza tonalidad mostraba un apetecible sonrosado. Frankie McCasland, que hasta entonces escuchara en silencio el relato de la sugestiva Mildred, miró abiertamente aquel «cruce» que pedía con urgencia una señal de stop. Walter Cihac, el hombre que el Servicio Secreto Norteamericano había afincado en Casablanca bajo la apariencia de un cansado millonario que enterraba sus dólares en la construcción de un sensacional motel a lo Miami, paseaba por la estancia con indiferente curiosidad. Los vivos e inquietos ojos negros de IS-009 se clavaron expresivamente en los de Frankie.
Parecía estar colgando sobre el pulido asfalto de la calle. Sostenida encima de la ciudad por unos hilos misteriosos. Era sólo un efecto óptico. La enorme mansión, lóbrega y silenciosa, abrigada por un espeso manto de tinieblas se hallaba en lo alto de una colina. Desde allí, no obstante, el trazado urbano de las populosas arterias parecía poder tocarse con los dedos, inclinándose, simplemente, hacia delante. Se veían los modernos edificios, los rascacielos, las luces, el verde parpadeo de los semáforos, ora rojizo, ora amarillo, el vertiginoso circular de los coches por encima de un cielo negro y alquitranado.
Vernon Taylor —secretario de míster George Alfred Emerson, cónsul de los EE. UU. en Estocolmo—, era un hombre joven quizá demasiado para el cargo que ocupaba, de aspecto agradable, facciones un tanto risueñas, aire de public-relations, desenfadado y al mismo tiempo muy cauto. Lo que nadie podía discutir era su inteligencia y preparación. Con su habitual jovialidad, recibió al detective Russell, invitándole de seguido que tomase asiento al otro lado de la mesa. Dijo, con abierta sonrisa: —Casi es un honor conocerle, Waldrip.
El night-club más en boga de la famosa Via Broadway, eje de la vida nocturna de la considerada ciudad más cosmopolita del mundo, es, sin duda, el Music Tropical. Concurre allí la gente que maneja los «grandes» sin muchos reparos. Pero el Music corresponde a los dispendios de su clientela haciendo desfilar por el escenario las atracciones más famosas, cotizadas y admiradas. En ello radica principalmente su éxito. Aquella noche el programa superaba en mucho, que ya es decir, al presentado en días anteriores. Una pareja de coreógrafos mundialmente cotizada; un cantante melódico, primero en la última edición del San Remo, y una bailarina hindú, fidelísima exponente del difícil y complicado arte genuinamente oriental.
James Easton era un agente de banca y bolsa de cierto renombre en la ciudad de Nueva York. James Easton, era en realidad, un marrullero. Siempre jugaba a la baza fácil y bien remunerada. Para Easton los negocios eran los negocios. No sentía el menor escrúpulo de conciencia al meter la mano en algo que no fuese demasiado limpio. ¡Había que vivir! Vivir costaba «pasta». Y había que agenciarse el dinero de la forma que fuese. Cuanto más cómoda y con menos esfuerzo, por supuesto, que mejor.
—¿Qué motivos le impulsaron a solicitar su ingreso en el FBI, señor Drake?
Y en vista del silencio del otro, insistió:
—¿Qué motivos?
Después, sin formular más preguntas, esperó a que el muchacho decidiera cuál era la mejor respuesta para dar.
Milton Drake reflexionó, sin ponerse nervioso, por espacio de un par de largos minutos. Luego, vino su respuesta. Que sonó conspicua, comedida:
—Lo cierto es, señor, que nunca me he detenido a hacerme esa pregunta. Pero quizá si no me lo he preguntado es porque, precisamente, deseaba y deseo ser agente del FBI por encima de todo.
Les he dado mi palabra, y aquí estoy… porque he venido.
Como también vino Curtis Teller.
Recuerdo que era una mañana en la que yo no tenía absolutamente nada que hacer y en la cual, luego de leer varios prospectos propagandísticos de Florida, llamé a Lulú (que ya he dicho que tiene las piernas mejor formadas que su compañera), para que tomase unas cartas en taquigrafía dirigidas a varias agencias de viajes.
El «Z-2» era uno de los muchos bares y snacks que existían entre las Calles 42 y 50 Oeste de Nueva York. Bueno, en aquella zona, además de bares y snacks, se ubicaban un total de 45 cines y teatros, de los cuales, entre una y dos de la madrugada, surgía una auténtica e ingente masa de público que iba a desembocar cual una riada humana enfrente de la enorme y luminosa X que, en Manhattan, al cruzarse, formaban la Séptima Avenida y la Vía Broadway.
Telly Crawford, para servirles. De profesión, mis investigaciones privadas. Con domicilio social abierto al público que quiera venir a encargarme algo para ganar unos dólares en Sullivan Street, una de las calles que componen el abigarrado crucigrama urbano en South Brooklyn, a las orillas del East River y frente por frente a la Governors Island. Con secretaria y todo. Pero de Peggy les hablo luego.
Allí estaba el añorado mobiliario, caro, señorial, recargado incluso, labrado, de color caoba, con aquella enorme cama en la que reposaba bajo el palio que sostenían las columnas de madera emergiendo de los respectivos extremos, en la colcha de un blanco impoluto y su recubierta de gasa trasparente, las artísticas mesillas a cada lado, el enorme peinador con sus cajones de asas doradas y el gran espejo ovoidal enmarcado en oro con artísticos relieves de delicada artesanía… Delante del espejo, ella. Allí estaba, sí.
Abrí, por ser lo que procede cuando están llamando a la puerta de uno. Sea cobrador o sea el buen samaritano, ¿qué más da? Y abrí la puerta de par en par. Como tiene que ser, ¡qué leches! Y el tipo casi que se me tira encima. ¡Vaya desespero por cobrar!
Aquel chico era un enamorado del amor.
Algo así como la propia quintaesencia del más maravilloso de los sentimientos que puede motivar la trayectoria del hombre.
Cosa fina, que se dice ahora.
Y poético… ¡cosa mala!
Ellas se rendían ante sus atributos de Apolo, pero sobre todo, frente a la sensibilidad insinuante de su dulce retórica…
Cosa fina, sí.
Elena Monroe, que entre otras cosas se acababa de quitar el sujetador que dominaba la explosividad de sus pechos guerrilleros, cuyas menudas coronas tostadas se habían disparado hacia los labios del hombre como un par de misiles eróticos… lo escuchaba embobada, como en éxtasis.
Sonia Yarza estaba tirada en un ángulo de la estancia. Acurrucada y encogida contra la pared. Temblando. —Lo que habéis hecho conmigo es una canallada —disparó de un tirón, como temiendo que de hacerlo despacio no llegara a consumar la frase. Apostillando—: ¡Tú eres un canalla, Lou! El tipo soltó una risotada con varios matices. Escarnio, ofensa, desprecio y repugnancia. —Das asco, chica.
Yo, Osiris von Sydow, no podía esperar aquello. No podía esperar de ningún modo que la vida, el destino o quien fuera, tuviesen preparado para mí aquel golpe tan bajo. Tan cruel. Y quizá ello se debiera al hecho de que hasta entonces, la vida, el destino o quien fuese, me habían tratado bastante bien. El balance de mi estancia en este valle de lágrimas —no tan de lágrimas para mí, hasta entonces— era positivo. Favorable. Y a mis veintisiete años había vivido mucho más que otros a los cincuenta. Había acumulado tal cantidad de experiencias como muchos no conseguían obtener en todo su largo período de existencia.
Se lo dije a Stuart Olson. —Necesito quince días libres, tío. El inspector-jefe de la delegación en Nueva York del Federal Bureau of Investigation, tras mirarme con fijeza, con fijeza y de muy mala manera, exclamó: —¡Joder, tú! Y exclamó eso porque Stuart Olson es un grosero y un mal hablado integral. Y fue el responsable directo de que yo, siempre moderado en mis expresiones, montando en cólera y cabreo, dijera a mi vez: —¡Joder! ¿Qué…?
El despertador se hizo presente como lo hacía cada día a la misma hora. ¡Riiiiiiiiiiiiiiiiing! —¡Jo, qué mierda! —Fue la primera frase que brotó de los labios de Trevor Conrad a su salida del mundo de los sueños. Luego le pegó un manotazo al reloj, silenciándolo. Bostezó, se desperezó y rozó con los dedos de una mano el cuerpo cálido, vital, de la hembra. Una sonrisa floreció en sus labios vivificando y endulzando el amargo despertar. —Eres bonita porque tu madre te parió bonita… ¡Eh! ¿Me oyes?
Joan Shearer era, últimamente, la compañera más asidua de aquel atleta de pelo negro, muy morenote y con muchas espaldas, que se llamaba Curtis Monroe. Y la más hermosa también —dicho sea de paso y para precisar—, sensual y excitante, de cuantas había lucido a su vera el hombre de moda, el hombre del año no sólo en Nueva York, sino en toda la geografía del tío Sam. Y era Curtis Monroe el hombre de moda, del año, por su aparición en el cine, aparición sorprendente y deslumbrante, interpretando el papel estelar en el film La Boda del Horror donde encamaba al detective Lew Parker —él era precisamente investigador privado en su vida profesional—; película cuyo argumento procedía de un caso real, verídico, que había estremecido a la opinión pública estadounidense ya que una pareja de recién casados había amanecido brutalmente asesinada en el motel donde decidieron pasar su noche de bodas… ambos cónyuges fueron hallados por una de las camareras de servicio bañados en su propia sangre y brutalmente descuartizados.
Frío, sí. Hacía mucho frío. Eran las 9.40 de la mañana. La gente ya hacía varios minutos que acababa de abandonar el coche cama y lo mismo había hecho el personal de servicio. Aquel vagón, ahora, estaba tremendamente solitario, como perdido, en la vía uno de la terminal helvética. Pero igual que si dentro de él se hallase un oculto y valiosísimo tesoro, la pareja de tipos que andaban por los andenes lo mismo que si se hubieran perdido por la estación seguían fijos, pendientes, casi absortos, en el coche cama y sus aledaños. ¿Qué esperaban?
La mujer, suspiró profundamente. Todas las mujeres suspiraban, ponían los ojos en blanco y ofrecían expresión de hallarse en éxtasis cuando Faisal Saad Mubarak acariciaba «profesional» y profundamente sus pechos, retozaba las coronas con el filo de los dientes, rodeaba con su lengua las aureolas y por último subía con los labios por la garganta femenina causando verdaderos estragos en la columna vertebral que era donde se reflejaban las cosquillas, el zigzagueo electrizante, que producía en la hembra el caudal erotizante desplegado por aquel extraordinario ejemplar masculino. Y acababa robándoles la boca para depositar en ella un beso volcánico, rugiente lo mismo que un huracán de Florida… Todas, todas suspiraban, sí.
Nunca había creído en el destino ni en otras excusas de mal pagador al uso. No entendía que los hombres, algunos, claro, aceptaran resignadamente la manipulación irreversible de unos hechos de los que eran protagonistas, eludiendo, a la par, todo protagonismo.
Bien mirado, o mirándolas bien, las piernas de aquella rubia preciosa hacían olvidar cualquier ortodoxia, estricta o tolerante, porque su perfección y sensualidad imponían una ley tan vieja como el mundo que rompía con los dogmas moralistas de todos los tiempos. Y frente a esa ley, los preceptos éticos y demás monsergas al uso caían, precisamente, en el desuso.
Había llegado a París, al iniciarse el otoño del 64, con la obligación profesional de convencer a un puñado de empresarios franceses y hombres de negocios sobre las grandes posibilidades de futuro que tenía la informática y la ineludible necesidad de estar al minuto en aquel campo tecnológico, auténtica rampa de lanzamiento en el despegue hacia una nueva era, tan espectacular como novedosa, en el transcurso de la cual el que no estuviese debidamente preparado e integrado en su momento, ¡adiós muy buenas!
John Cárdenas había buscado una vez más refugio en el cuarto de los juguetes, no sabía muy bien por qué. O sí lo sabía. Procurando no abundar en aquellos pensamientos que tanta confusión le producían, se dispuso a divertirse con el «Scalextric».
Y lo aceptó con tal espíritu de sacrificio que en muchos momentos comenzó a dudar de sí misma acabando por admitir la posibilidad de que, en sueños o sometida al influjo de algún poder maligno sin ella saberlo, hubiese recibido en su cuerpo la presencia física de un diablo enviado por el Príncipe de las Tinieblas, que hubiera engendrado en sus entrañas aquel fruto siniestro que había nacido sin ojos.
2ª Guerra Mundial. Un paracaidista alemán se lanza en tierras griegas en una misión secreta y por casualidad da con un importante descubrimiento. Tras la guerra se pone de acuerdo con un arqueólogo estadounidense para contarle su gran secreto y le envía un enigmático geroglífico. Este oculta la extraordinaria noticia hasta los años 80 cuando decide darla a conocer al mundo pero es asesinado instantes antes de la rueda de prensa. La hija del académico se pone en contacto con un detective privado para arrojar luz sobre este gran misterio. Historia muy entrentenida y que hasta el último instante tiene en ascuas al lector/oyente. Altamente recomendable.
En 1930, el físico teórico Wolfgang Pauli postuló la existencia de una diminuta partícula que se emitiría en ciertas transiciones radiactivas: no tendría carga ni prácticamente masa, y apenas interaccionaría con la materia. Pero ¿cómo detectar esa partícula fantasma?
Fue Enrico Fermi quien la bautizó como neutrino, y hoy sabemos que billones de estas partículas extraordinarias, reliquias del Big Bang generadas constantemente por el Sol y otras estrellas, atraviesan la Tierra como si no hubiera nada. «Si nuestros ojos fueran capaces de ver los neutrinos —escribe Close—, la noche sería tan brillante como el día: los neutrinos del Sol lucen con la misma intensidad durante el día y durante la noche».
En este relato fascinante, Frank Close nos explica los primeros indicios teóricos que confirmarían la esencia de tal partícula, así como los sucesivos esfuerzos para capturarla y comprenderla. La historia de su descubrimiento no solo involucró a personajes variados, sino que también exigió litros de líquido de limpieza en los depósitos subterráneos de minas situadas a gran profundidad. Por diminutos que sean, los neutrinos traen información sobre remotas estrellas y galaxias desde las profundidades, y hoy ya existe una rama entera de la astronomía consagrada a su estudio, pues a través de ellos ha sido posible explorar los primeros momentos del Universo.
De un internado supuestamente moderno a los paradisíacos bosques de Florida, de Nueva York a Copenhague, las memorias de Frank Conroy transitan entre trabajos peculiares, amistades perdidas, sorprendentes aficiones y amores primerizos. La temprana muerte de su padre acelera el fin de la infancia de Frank, que se hará adolescente en un hogar en el que la precariedad, el desarraigo y el desorden son la norma. Frente a esa dura situación, Stop-Time se erige en un canto a la amistad y a la libertad, los dos principales apoyos con los que el joven Conroy se enfrentará al devenir de los acontecimientos y logrará salir adelante.
Lo que podría haber sido un libro violento, vengativo, se convierte gracias a la pericia de su autor en una triunfal celebración de la juventud, en una autobiografía que se lee como una novela y cuya principal virtud, como afirma su prologuista, es su claridad encandiladora. Reconocida desde su publicación en 1967 como una obra maestra del género autobiográfico, la fama e influencia de Stop-Time no ha dejado de agrandarse desde entonces.
Frank D. McConnell, profesor en la Northwestern University y autor del libro «The Confessional Imagination: A Reading of Wordsworth’s «Prelude»» (1974), muestra en esta su segunda obra cómo el film está imbuido de las mismas asunciones de realidad, lenguaje y creatividad que las que caracterizan la literatura romántica y posromántica. En consecuencia, relacionando el cine con la literatura, McConnell describe el curioso y ambiguo sentido de veracidad que los films nos ofrecen: un sentido que abarca a la par la «realidad» de un dibujo animado y la «realidad» de una fotografía; el lenguaje en el film y el film como lenguaje; la politica en sus facetas más cotidianas de «normalidad»; los films de género (en especial, el «thriller», el terrorífico y el «western») y la personalidad de los grandes protagonistas de una película. Todo este entramado teorético viene sustentado y argumentado mediante numerosos y acertados ejemplos, desde películas recientes y notables hasta otras más clásicas y famosas de la historia del cine, analizando sobremanera algunos de los títulos definitivos de los géneros citados. Otra de las «audacias» de McConnell, por no hablar de virtud u originalidad, es la de situar a un mismo nivel de lectura y relación personajes de la popularidad de Frankenstein o Tarzán, al lado de autores como Byron, Proust, Wordsworth o Descartes, por ejemplo. Igual podría decirse con actores o directores de fama mundial y entidad profesional incuestionable (Godard, Keaton, Hitchcock, Chaplin, Kubrick, Bogart, Eisenstein, Welles, Bergman). Sin olvidar los puntos de vista de crítica y teoría cinematográfica aportados por Bazin, Tyler, Kracauer y Sarris, entre otros. Por último, el autor, al sostener que el film es una nueva clase de literatura, pone en primer plano lo que de sueño tiene, en el sentido de un sueño de la propia realidad.
Janice y Bill Templeton y su hija de diez años, Ivy, viven felices en Manhattan, donde habitan en un lujoso dúplex y Bill trabaja como ejecutivo en una empresa... Pero los Templeton empiezan a fijarse en que hay un extraño que les vigila, que les sigue, que está siempre frente a la puerta del colegio cuando sale Ivy... Finalmente, el extraño, cuyo nombre es Elliot Hoover, les ruega hablar con ellos. Janice y Bill acceden, y Hoover les cuenta la tragedia de su hija de cinco años, Audrey Rose, que murió diez años atrás, carbonizada en un horrible accidente de automóvil junto con su esposa... Y les cuenta algo que desafía todas sus creencias: tras la revelación de un vidente y después de años de estudio en la India, Hoover ha llegado a la conclusión de que Ivy Templeton es la reencarnación de su hija, Audrey Rose... Los Templeton rechazan lo que consideran una completa locura... Pero Ivy empieza a sufrir terroríficas pesadillas relacionadas con el fuego...
La vida de Carlotta Moran, una joven madre soltera con tres hijos, se convierte en una pesadilla cuando «algo» comienza a atacarla cada noche en su cama. Esta fuerza invisible y brutal atenta contra su vida y aterroriza a sus hijos, pero la peor parte es… que nadie le cree. Entre los escépticos está un psiquiatra, el doctor Sneidermann, quien piensa que Carlotta es psicótica y representa un peligro para ella y para los niños. Sin embargo, dos estudiantes de posgrado en parapsicología tienen una teoría diferente: Carlotta es atormentada por una poderosa entidad que existe más allá de la realidad, el espacio y el tiempo… Un «ente», que es algo más que una deformación mental de Carlotta o una impalpable aparición sobre una mesa de espiritistas. Basada en hechos reales documentados que sucedieron a una mujer de California en 1974, Frank De Felitta construyó esta novela de terror, provocadora e inquietante, centrada en la figura de una mujer que se encuentra a merced del poder devastador de un adversario espectral. «El ente» se convirtió en un clásico de la literatura oculta, fue un éxito de ventas en todo el mundo y fue adaptado al cine en 1982 en una película protagonizada por Barbara Hershey.
Comienza el crucero por el Caribe en medio de gran regocijo y alegría, pero a los dos días de navegación empiezan a surgir los problemas: se rompe el eje de la hélice y seguidamente se averían las baterías, con lo cual la nave queda sin energía Impulsora y no se pueden conservar los alimentos. ¿Qué está pasando? Porque había empezado como cualquier crucero de placer... Era el final perfecto para un asunto perfecto: catorce dichosos días y noches solos en el sofocante Caribe azul. Tracey sabía que estaba mal engañar a su marido, pero quería disfrutar de una última aventura erótica, y después no volvería a ver a Phil jamás. En la agradable y discreta compañía del capitán McCracken y su esposa, los dos amantes iniciaron su crucero. Pero lentamente el placer empezó a cambiar. Se asignaron tareas. Las comidas empezaron a escasear. Había algo diabólico a bordo del Penny Dreadful. Algo sin forma y sin temor. Algo perverso.
Entre 1958 y 1962 cuarenta y cinco millones de chinos perecieron a causa de los trabajos forzados, la violencia y la hambruna a los que fueron sometidos por el gobierno de Mao Zedong. Obsesionado con la empresa frenética del Gran Salto Adelante, su iniciativa, destinada a superar el modelo económico occidental en menos de quince años, provocó una de las mayores catástrofes humanas de la historia. Gracias a una exhaustiva labor de investigación de los archivos provinciales y municipales chinos recientemente abiertos, Dikötter da voz a las víctimas del régimen y demuestra por primera vez que el implacable destino de las personas de a pie no fue un accidente, sino el resultado directo, y en buena medida calculado, de las decisiones en las altas esferas del poder. La gran hambruna en la China de Mao abre así una nueva brecha en el muro que aún separa a la actual China, heredera del maoísmo instaurado en 1949, del resto del mundo.
En 1949, tras una sangrienta guerra civil, Mao Zedong izó la bandera roja en la Ciudad Prohibida de Pekín. Pero la victoria del Partido Comunista de China sobre las fuerzas de Chiang Kai-shek no trajo paz, libertad y justicia, sino la instauración del sistema del terror propio de los regímenes totalitarios y la violencia sistemática que causó la muerte de cinco millones de personas. A la luz de los datos descubiertos tras la reciente apertura de los archivos gubernamentales de la República Popular, Frank Dikötter construye una estremecedora crónica de la revolución china en la que los testimonios de los civiles y el análisis de las brutales políticas del gobierno de Mao se conjugan para ofrecernos un revelador documento. Este fascinante libro —segundo volumen de la «Trilogía del pueblo», que incluye asimismo La gran hambruna en la China de Mao,— da voz a las numerosísimas víctimas del comunismo en China silenciadas durante décadas y arroja luz sobre los orígenes de una de las potencias mundiales del siglo XXI.
Interesante libro del escritor americano Frank Edwards, quien falleció a los pocos días de terminarlo, en junio de 1967. La obra se centra en la exposición de los casos ocurridos en Estados Unidos en 1966 y en los primeros meses de 1967. Doce capítulos componen este trabajo, a lo largo de los cuales el autor va exponiendo en orden cronológico todos los sucesos de importancia ocurridos en el país norteamericano durante los meses precedentes, incluyendo aquí casos, declaraciones e investigaciones de la USAF (Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos), o reacciones de la prensa alrededor del tema. Así, se narran hechos históricos como los siguientes: la «crisis del gas de los pantanos» (marzo de 1966), debida a un intento de explicación de la USAF en torno a varios casos, que resultó en numerosas bromas e incredulidad hacia dicho organismo por parte del público y prensa; la audiencia del Congreso sobre el tema OVNI ante el Comité de Servicios Armados (5 de abril de 1966) y la posterior creación de la Comisión Condon; o casos de cierta fama como el del OVNI aterrizado en una carretera de South Hill (21 de abril de 1967). Los casos citados en la obra, de los que se exponen los detalles más importantes, están documentados en base a los informes de prensa originales e investigaciones llevadas a cabo por el NICAP (Comité Nacional para la Investigación de Fenómenos Aéreos). Por otro lado, a la hora de narrar las maniobras que por aquel entonces estaban llevando a cabo las autoridades de Estados Unidos, Edwards deja entrever su idea acerca de la existencia de cierto silencio oficial.
Turk Miller acabó de limpiar y engrasar sus armas. Era un hombre alto, de caderas estrechas y anchas espaldas, característica de los hombres que pasan la mayor parte de su vida sobre la silla de sus caballos. La nota más sobresaliente de sus facciones, correctas, la daban sus pálidos y penetrantes ojos en su tez morena. Clenn Hetch, a su lado, acabó también de limpiar y engrasar sus armas. Un pesado rifle 'Sharp' y dos 'Colts' de calibre 45. Clenn tenía bastante más edad que su compañero. Su rostro, extremadamente alargado, mantenía siempre la expresión más lúgubre que pueda imaginarse.
Jules Moreau sorbió una parte del «Martini» que tenía sobre la pequeña mesa del Club «Papillon». El joven se encontraba muy satisfecho, sobre todo si se tenía en cuenta que acababa de cobrar el importe de su último trabajo fotográfico para la revista «Stampa». Aquel reportaje sobre los «tuaregs» le había salido de maravilla... Una ráfaga de suave perfume le anunció la llegada de su novia. Dos años de relaciones y cada vez que la veía se le encandilaban los ojos. En el mundo debía haber muchas chicas guapas, pero él no la cambiaba por ninguna. La larga cabellera rubia, cayéndole en cascadas sobre los hombros, la naricilla levemente respingona, los ojos azules en cuyo fondo brillaba siempre una chispa de picardía y el tipo esbelto, de senos firmes y líneas bien dibujadas, constituían atractivos más que suficientes para alterar la sangre de cualquier hombre.
Según Furedi, uno de los principales impulsores de la cultura del miedo es el desmantelamiento de la autoridad moral. El miedo parece proporcionar una solución provisional a la incertidumbre moral.
Es la historia del doctor Paul Scott, del Johns Hopkins capacitado cirujano que es cogido prisionero por los norcoreanos al comienzo de la Guerra de Corea cuando invaden la primera línea de combate donde se halla la unidad MASH. El Dr. Scott se encuentra encarcelado en Pyongyang junto con su oficial al mando el coronel Jasper Hardin, Kay Storey, un actor famoso conocido como «The Girl Next Door», y el capellán de la unidad, cariñosamente conocido como el padre Tim. Durante su reclusión, los estadounidenses son sometidos a tortura, privación sensorial, lavado de cerebro, hambre y toda forma de abuso físico y mental. El padre Tim está mortalmente enfermo y Kay Storey está en peligro de abuso sexual. A fin de proteger a sus amigos de la muerte, el Dr. Scott elige firmar una confesión falsa de crímenes de guerra. Después de haber sido repatriados, el Dr. Scott será sometido a una corte marcial.
La figura central de esta novela es la mítica Jezabel, reina ambiciosa y bellísima, cuyos encantos hacen arder de pasión a los hombres y que tiene dominada la voluntad del rey, su esposo. Es el símbolo del mal, la encarnación del Diablo, la perfidia, en cuyas redes está a punto de caer un joven príncipe de Judea. Una acción apasionante, una intriga que se sigue sin desmayo y una narración que cautiva por su habilidad y emoción, son los grandes alicientes de esta brillante pintura de los tiempos antiguos.
En la Edad Media, muchos países europeos se vieron aniquilados por horribles epidemias de cólera y peste que diezmaron la población de ciudades enteras. Frank G. Slaughter ha resucitado este dantesco espectáculo en otro tiempo y en otras circunstancias: en 1965, la ciudad de Nueva York se ve asolada por una espantosa epidemia que se extiende rápidamente. A pesar de las precauciones, la epidemia prospera. Y serán necesarios los esfuerzos sobrehumanos del cuerpo médico, unidos a los de un valeroso alcalde dispuesto a atajar el mal por encima de todo, para que el éxito acompañe la incruenta lucha
Bella, seductora, condenada por los que se ufanaban de servir a Dios, María de Magdala es una de las figuras bíblicas más apasionantes. Junto a ella, Slaughter presenta a José de Galilea, el brillante joven médico que la amaba. María danzaba en las calles de Tiberíades, al acecho de las monedas que le arrojaban los espectadores. Así la conoció José de Galilea, así la vio también Gayo Flaco, oficial romano emparentado con Poncio Pilatos. Pronto María recibió la orden de bailar en la Corte, donde Flaco la retuvo prisionera hasta que ella pudo huir, ayudada por José. Entonces se convirtió María, llegando a ser discípula de Jesús. Presente estuvo cuando fue resucitada la hija de Jairo, presente cuando la multiplicación de los panes y los peces, presente cuando la traición de Judas, la acusación de Caifás, el juicio ante Pilatos; presente en la Crucifixión…
Un muerto y un moribundo acaban de ingresar en el hospital neoyorquino, víctimas de una materia radioactiva. Pero la tensión que ello desencadena no debe modificar la rutina del establecimiento ni la cotidiana lucha contra la muerte.
Hospital General del Este es una de las más famosas novelas de Slaughter, autor cuyos lectores se cuentan por millones en todo el mundo.
En una base aérea norteamericana durante la Segunda Guerra Mundial, el cirujano militar Thomas Craig debe cuidar de su hermano menor Larry, piloto de caza con graves heridas y problemas de alcoholismo. Sin embargo, la seductora esposa de Larry plantea un difícil dilema a Thomas y encamina la trama a través de una serie de pasiones desatadas en medio de una explosiva intriga bélica.
Una novela de época y regional, más que histórica. En ella se describen los conflicto religioso, loa rivalidad entre hermanos, la piratería, la caza de brujas y un interludio entre dos jóvenes inocentes pero lujuriosos en una isla desierta. El escenario son las Bahamas a las que, unos 27 años después del desembarco del Mayflower, Silas Sutton, un fanático religioso y disidente, y su hermano Paul, un médico, se embarcan con un grupo de pensadores similares. Allí, Silas, de voluntad férrea, se propone convertir a su rebaño y servir, al pie de la letra, lo que él ve como la Palabra de Dios. Los hermanos son enemigos naturales: Paul es de sangre rica y panteísta, y sus dificultades aumentan cuando Paul se enamora de Anne. Y Silas, mientras tanto, se ve atormentado por su lujuria por Lilí, una chica francesa de fácil virtud, y enloquecido aún más por su sombría determinación de librar una guerra británica contra los españoles de las Indias…
En plena Segunda Guerra Mundial, el capitán y cirujano Richard Winters presta sus servicios en el norte de África. El horror de la contienda le convierte en un hombre cínico y escéptico.Sin embargo, en medio del fragor y el caos de que vive rodeado, conoce en circunstancias dramáticas a una mujer que logra otorgar sentido a su vida y provocar un vuelco radical en su existencia aun en circunstancias tan extremas.Frank G. Slaughter obtuvo un notable éxito con su serie de novelas de temática médica en tiempos de guerra. Sus amplios conocimientos de medicina así como su experiencia en el frente le permitieron crear tramas y personajes de hondo contenido humano.
Historia de David, Rey de Israel, tomada de la Biblia. Libros I y II de Samuel. Ligeramente novelada. Describe todos los eventos de su vida y su reinado, desde su vida como un pastorcillo, que mató a leones y osos para proteger sus rebaños, hasta su ascenso, su lucha con Saúl y la creación de una poderosa nación israelita.
Rahab debía conocer tanto la degradación como una esclava a la que cualquier hombre podría poseer… y grandes alturas de poder como mas tarde tuvo al ser la esposa de un príncipe. Y en Jericó, cuando los muros se derrumbaron por orden de Josué, Rahab se ganó la gloria eterna como la mujer que ayudó al ejército de Josué a llegar a la Tierra Prometida.
Sobre el territorio de Florida se había abatido el huracán de la guerra hacia finales del siglo XVIII. Por doquier se derramaba la sangre: los españoles luchaban contra los ingleses, los ingleses contra los rebeldes norteamericanos, los franceses eran expulsados de Nueva Orleáns por los españoles, y las tribus indias contra todos…El capitán cirujano John Powers, expulsado del ejercito británico por un delito que no cometió, busca un nuevo sentido a su vida entre lo tradicional: aceptando una oferta realizada por una bella mujer como asistente médico de su marido en una población todavía leal a Inglaterra; y lo nuevo: con una joven esposa por conveniencia mutua, convertirse en un ciudadano más en la nueva nación norteamericana.
Andrea Bianco es un ricocomerciante de Venecia, más interesado en la cartografía y los viajes que en losnegocios de la familia. Su sueño es diseñar el mapa del mundo más completo dela época, convencido de que la tierra es redonda y mucho más grande de lo quesus coetáneos estiman. En una época llena de supersticiones y, sobre todo,gobernada por el pánico que suscita entre los hombres de mar el no contar conun método de navegación seguro que les garantice encontrar el camino de vueltaa casa. Unos sesenta años antesde los famosos viajes de Cristóbal Colón y Vasco de Gama, Andrea Bianco escapturado por uno de estos corsarios mientras navegaba rumbo a Trebisonda yConstantinopla. Primero, lo comprará como esclavo Ibn Iberanakh, por saberleer, escribir y hablar varias lenguas, y con él viajará hasta la famosa islade Cinpangu, donde ningún blanco había llegado jamás. Más tarde, será vendidocomo esclavo para ser destinado a los remos de una galera pirata, donde pasaráa ser conocido como El Hakim, el Sabio. En estos diez años de esclavitud,Andrea aprende muchos trucos de navegación desconocidos en occidente, al tiempoque llegará a sus manos el instrumento de orientación más codiciado de laépoca: el Al Kemal. Siguiendo la vida deAndrea Bianco, llena de intrigas contra él por parte de sus mismos familiares yallegados, nos adentramos en la realidad de unos años cruciales para Europa,que preceden al descubrimiento del Nuevo Mundo, y la consiguiente pérdida dehegemonía de Venecia, dueña y señora de un Mediterráneo que dejará de ser elcentro del mundo conocido.
El cirujano", publicada en 1970, es una novela en la que cuenta la historia de Bruce Graham, un voluntario del Ejercito norteamericano que se ve envuelto en una apasionada batalla contra la corrupción y el egoísmo, los eternos flagelos que enfrentan al hombre de principios con quienes no tienen otros que su interés particular. Y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.
Por todo el Imperio romano se propagan rumores de los milagros y curaciones de Jesús de Nazaret. Quinto Volusiano, médico del emperador Tiberio, emprende el largo y penoso camino que separa Roma de Jerusalén para traerse consigo al fabuloso sanador, última esperanza que queda para salvar al emperador agonizante. Pero hacía ya dos años que Jesús, el Rey de Reyes, traicionado por uno de sus discípulos había sido coronado de espinas y crucificado en el Calvario.
Al acabar sus estudios de Medicina en Europa, Julián Chisholm regresa a los Estados Unidos, su patria, que en aquellos momentos se agita en plena Guerra de Secesión, y se alista en el bando confederado. Sus esfuerzos por infundir los entonces innovadores procedimientos en materia de Cirugía, sus aventuras amorosas y, sobre todo, las peripecias de su ocasional matrimonio, cautivan la atención del lector ya desde el primer instante. En esta obra, como en muchas de las suyas, el autor no puede olvidar que, además de escritor, es médico de profesión.
En los Andes un grupo de arqueólogos norteamericanos descubre los restos de una vieja civilización. Pero su exploración libera un virus desconocido: la epidemia que había aniquilado al pueblo de las cumbres se desencadena sobre los arqueólogos. Todos los afectados por la enfermedad son internados en un buque-hospital que es rechazado de todos los puertos.
La historia tiene lugar en la ciudad de Weston, el sitio de la Escuela de Medicina de Weston, con su hospital de enseñanza y la clínica de la facultad privada. Los personajes principales son un grupo de siete hombres (seis médicos y un administrador) que se conocieron de servir juntos en el ejército durante la guerra de Corea y más tarde se unieron para formar el núcleo de la Escuela de Medicina de Weston. Todos estos hombres ocupan puestos de responsabilidad como jefes de diversos servicios hospitalarios y la realización lucrativa práctica privada en la clínica. Sus esposas se reúnen con regularidad en lo que llaman el «Club de disección». Mientras que las mujeres se dice que son amigos, sus reuniones consisten principalmente en calumnias, malicia, y las expresiones de profundo aburrimiento. En su mayoría, están aburridos con su vida sexual. Mientras que las mujeres en general, participar en las pequeñas infidelidades…
Los especializados en la historia de Florida se apresuran a dar por ciertos los acontecimientos más extraños. Pero, seguramente, ningún suceso de los reseñados en las largas crónicas sobre las guerras contra los semínolas es tan pintoresco como la captura, realizada por los indios, de una compañía de cómicos de la legua que se dedicaban a representar obras de Shakespeare… y la consecuente aparición de los jefes indios en un Consejo de su pueblo, ataviados con las ropas de Hamlet, Otelo y Julieta. En esta novela he manejado libremente esos acontecimientos, incluyendo el episodio antes mencionado, así como la matanza de 1840 en Cayo Indian y la expedición al interior de los Glades, mandada por el teniente coronel Harney, lo que dio por resultado la captura de Chekika y la terminación de la resistencia organizada por parte del pueblo semínola.
La Brigada Stonewall era la unidad que mandaba el general Jackson durante la Guerra de Secesión americana. La brigada estaba compuesta por gentes de Virginia y participó en las batallas de Sharpsburg, Gettysburg, Chancellorsville, siempre bajo el mando de Jackson, hasta la muerte del general. Sobre esta base histórica, Frank G. Slaughter escribió una novela en la que se conjugan dos de los aspectos característicos de su obra literaria: la capacidad para la recreación histórica y la temática centrada en el mundo de la Medicina, que Slaughter, prestigioso cirujano, director de un barco-hospital durante la Segunda Guerra Mundial, conoce perfectamente. La espada y el bisturí, Epidemia, Con el corazón de otro y Esposas de médicos son testimonio de esta doble dedicación, la Medicina y la Literatura, de un escritor que ha visto repetidamente su nombre a la cabeza de las listas de bestsellers de todo el mundo. En La brigada Stonewall, la figura del protagonista se agiganta sobre el fondo histórico de la Guerra de los Estados y sobre la magistral recreación de ambiente en la que Slaughter, autor también de novelas históricas de amplísima difusión, parece haberse especializado. La historia del Dr. Preston, el médico pacifista envuelto en los de una guerra sangrienta y enamorado de azares de una guerra sangrienta y enamorado de una joven india cherokee, centra un relato apasionante en el que cruzan, con toda su gigantesca dimensión humana, las figuras de Lincoln, el general Lee y, sobre todo, Thomas J. Jackson, el hombre que por méritos propios se incorporó a la tradición épica de los Estados Unidos. Pero Slaughter, pese al rigor de sus reconstrucciones históricas y a la amplia base documental en que se apoya es, sobre todo, novelista, y como tal, capaz de construir una trama cautivadora, de evocar un mundo que tiene para los americanos la dimensión profunda de su forja como nación, y de presentar ante el lector unos personajes convincentes, con la complejidad psicológica de seres arrancados de la realidad. Se han añadido mapas de la versión original inglesa que en la española no existían.
Algunos de los hechos que se desarrollaron en la Florida española, en la isla de Amelia y en Fernandina, hacia el año 1817, sirven de fondo a esta narración, en la cual, junto a personajes completamente imaginarios, intervienen figuras tan conocidas como Gregor McGregor, Jared Irwin y Luis Aury, así como una hechicera que, según los anales de la época, realizó extraños sortilegios entre los ciudadanos de Fernandina. El autor demuestra una vez más con esta obra su extraordinaria maestría para mezclar lo real con lo imaginario.
Nadie debería morir cuando es posible evitarlo. El juramento de Hipócrates dice que al médico que entra en una casa debe impulsarle el único propósito del bienestar de los enfermos; pero, ese mismo juramento dice solo un poco después que, todo aquello que el médico pueda oír y ver durante el ejercicio de su profesión y que sea de tal naturaleza que no deba propalarse, lo debe guardar con reservado sigilo y hacer como si aquello en realidad no hubiese ocurrido. Es algo así como tener un gran impulso y al mismo tiempo un marco que regula las posibilidades; un proyecto altruista y una ética: la ética del silencio y la reserva a la que tanto abogan los médicos y especialistas.
Spaceport City es un paraíso de casitas diseminadas entre jardines y piscinas. Automóviles centelleantes van y vienen por las cuidadas avenidas. Es un mundo irreal donde vive un puñado de elegidos, científicos de fama mundial que trabajan en los proyectos espaciales, que viven de lunes a viernes la aventura fascinante del espacio y que luego, los fines de semana, se entregan alucinados al vacío inmenso que va minando su voluntad. Spaceport City alcanza el más elevado índice de divorcios. El sexo, el alcohol y las drogas son la única salida para unas vidas de tensión desorbitada. El Dr. Barnes llega tras ocho años de ausencia. Pesa sobre él el estigma de haber sido el único astronauta cuya misión se consideró fracasada por incompetencia y cobardía. Tendrá que demostrar lo contrario y luchar contra la doble pesadilla que le atenaza por las noches, cuando se siente de nuevo atrapado en una cápsula espacial y la pesadilla cotidiana de convivir con unas gentes, que poseen el más alto nivel de vida y depravación.
Esta novela —ambientada en el sur de los Estados Unidos— nos traza la historia del doctor Toby Kent el cual lleva a cabo un audaz experimento de explotación agrícola. La violenta oposición que encuentra por parte de algunos, su lucha contra los piratas y las plagas y la influencia que ejercen dos mujeres en la vida del protagonista, prestan al libro ese ritmo propio de todabuena novela. Una vez más, Frank G. Slaughter se nos muestra como un perfecto narrador, que sabe profundizar en la psicología de sus personajes. Esta novela fue llevada al cine en 1953 con el nombre de La mansión de Sangaree, dirigida por Edward Ludwig y protagonizada por Fernando Lamas y Arlene Dahl.
¿Un relato de amor? ¿Una sorprendente transformación de hábitos sexuales? ¿Un viaje alucinante al mundo de los negocios? Trasplante es una novela que participa de todos estos rasgos a través de una historia que combina divertidamente episodios estrambóticos y escenas llenas de pasión y ternura. Henry, es un apacible y serio autor de novelas históricas; pero el destino quiere que se vea sometido a un extraño trasplante de órganos que cambiará por completo su vida sexual. Tras la operación, el sensato escritor se verá abocado a una nueva y estrambótica existencia presidida por la presencia todopoderosa del sexo. Ninguna mujer se resistirá a los intensos efluvios eróticos que emanan del renovado protagonista.
Frank García nos narra una historia que huele a vicio, sabe a sexo y suda placer en cada una de sus páginas. El morbo de lo desconocido, el descubrimiento de nuevas prácticas y la sensación de dominio sobre sus compañeros sexuales son las líneas maestras sobre las que se asienta la historia de Rafa, el auténtico macho protagonista de Cruising. Adéntrate en una vorágine de sexo y pasión. El desenfreno, el vicio y el puro placer conducen a Rafa hasta los bares más morbosos de Madrid en su búsqueda de lo único que le hace sentirse vivo: el sexo. «Si la realidad sexual de Frank García es puro morbo, imagina hasta dónde puede llegar en sus fantasías más ocultas y perversas incluidas en esta edición». El autor madrileño debutó con esta novela erótica consiguiendo un gran éxito y logrando el Premio Narrativa 2010 a la Mejor Novela Romántica por la perfecta combinación del más puro morbo con el verdadero sentimiento del amor.
¿Aún no conoces a Rafa? Ahora tienes una nueva oportunidad de conocer y disfrutar del auténtico macho protagonista de Cruising, el tórrido debut literario de Frank García que calentó los paladares de los más exquisitos gourmets del mejor sexo. Rafa, verdadero protagonista de esta historia, es Puro deseo. Así lo definen los cientos de amantes que han probado su descomunal, inagotable e inabarcable miembro viril. Puro deseo, puro vicio y puro morbo es lo que Frank García describe en las nuevas aventuras de este ejemplar de macho ibérico que viaja a Almería para descubrir el placer del nudismo y del mejor sexo con los dos hombres de su vida. «Dime que me amas cuando ya no tengas mi polla dentro». El corazón de Rafa ya ha sido conquistado. Andrés e Iván entraron en él apoderándose cada uno de una parte, pero cómo es una relación a tres bandas. ¿Reciben las tres partes la misma dosis de amor y ración de sexo? ¿Somos capaces de amar más allá de los celos? Puro deseo analiza las relaciones a tres bandas de la mano del experimentado Frank García. Frank García es todo un maestro de las artes amatorias como ya descubrió en su primera y exitosa novela Cruising, con la que ganó el Premio Narrativa Gay a la Mejor Novela Romántica ya que la novela es una perfecta combinación del más puro morbo con el verdadero sentimiento del amor. El autor madrileño, con su descarada prosa y osada sinceridad, vuelve a calentar el panorama con esta historia que destila sexo en todas y cada una de sus páginas.
Una oleada de muerte está asolando Chueca. Madrid amanece cada día con la noticia de una nueva víctima desangrada tras haber sido brutal y sexualmente agredida. La policía está desorientada por la terrible violencia de los asesinatos y los vecinos del barrio asustados ante la posibilidad de ser la próxima víctima del sádico asesino. Pero ¿quién está sembrando el pánico en unos de los emblemáticos barrios de Madrid?
Frank García, autor de Cruising , regresa con su novela más extrema y más sexual. Sangre caliente recorrerá tus venas para hacerte estremecer con los más morbosos encuentros de Leo, el joven y dotado protagonista, que se convertirá en un sanguinario cazador de vampiros para detener al asesino que está sembrando el pánico en Chueca.
«Soy un vicioso, lo sé y lo reconozco. Me gusta el sexo. Nací para estar follando todo el día».
Acompañado de Teo y Adrián, Leo recorrerá los más morbosos bares de sexo de la ciudad en búsqueda de su propio placer y del voraz asesino. Con lo que no contaba Leo era con enamorarse de Andrey, un hermoso vampiro que también anda tras las huellas del asesino y con quien satisfará sus más oscuros deseos. El propio Leo sufrirá en sus carnes las morbosas vejaciones a las que el vampiro somete a sus víctimas antes de acabar con ellas. Sólo podrá salvarlo otro ser de la noche capaz de retar a un vampiro. ¿Acudirá Andrey a su llamada de auxilio o Leo tendrá que defenderse él solo de las dementes intenciones del vampiro?
«El sexo es violento de por sí, así que ahoguémonos en tu sangre para disfrutar».
Este libro es una actualización del libro "Comunicación Horizontal: Cambio de Estructura y Movilización Social" que hizo impacto en América Latina en los ambientes educativos, sociales, y políticos de los años 70, acompañado de unos escritos recientes del autor. Una investigación de los presupuestos ideológicos de la visión teórica de las comunicaciones sociales propugnada por los estudiosos norteamericanos de la época. Con nuevos aportes del autor.
Un factor decisivo en la visión de las comunicaciones horizontales ha sido la pedagogía de Paulo Freire. Las piezas fundamentales de la teoría de las siguientes realidades: el diálogo, la ubicación del hombre frente al mundo y el concepto de concientización. El libro es el resultado de la experiencia práctica a nivel de bases y de investigación y estudio sobre los temas del papel de los sentidos de aprendizaje, del impacto del signo, la creatividad y de las demás áreas de las ciencias de comunicación. El impacto de los medios masivos de comunicación es un hecho indiscutible, los medios influyen en la psicología, cultura y demás manifestaciones de la sociedad, esta influencia de los medios es servidora de la nueva sociedad de consumo. Sólo a través de una dialéctica que abarca los momentos de percepción y reflexión, se puede llegar a la desalienación, conciencia crítica y creación de la personalidad y de la cultura propia.
EL AMBIENTE Y EL CONTEXTO EN QUE NACIO EL LIBRO:
Dicen que nuestro libro fué seminal, que fué una obra precursora... Es una gran satisfacción recibir tal reconocimiento. Lo acepto con alegría, con agradecimiento, recordando al compañero Fidencio. Si nos tocó a nosotros estar entre los primeros en juntar unas ideas sueltas sobre como debía ser la comunicación en nuestra utopia latinoamericana, si nos tocó ponerle un nombre, nuestra experiencia no fué única ni excepcional.
Bajo cualquier nombre, nuestra visión de la comunicación social sufrió las influencia de varios factores: la teoría clásica norteamericana, el marxismo, la represión política, la pedagogía del oprimido, la teología de liberación. Se han acoplado al tema central del libro original de 1973, otros domumentos y reflexiones del autor hasta el aañ 2012
El inspector Gregory Hull en su despacho de Scotland Yard comentaba con su secretario los últimos asuntos.
—Es incomprensible —decía el inspector—. En poco tiempo se han cometido tres atracos a mano armada en Hyde Park sin que el atracador haya dejado rastro alguno.
El secretario, apoyando un codo sobre la máquina de escribir y la barbilla en la palma de la mano, exclamó:
—Es que es muy difícil. Jefe, poder atrapar a un atracador que emboscado en la oscuridad entre el follaje, espera que los coches particulares se detengan en los sitios solitarios, para poder salir de su escondrijo y cometer el atraco tranquilamente.
Si pudieras saber dónde y cómo acaba tu vida, y aún sabiendo el motivo de tal desenlace, no pudieras recordarlo. Mañana podría ser tarde. A unas pocas horas para el final, pensarías en aquello que nunca has hecho y debieras haber resuelto. Te castigarías hasta el último momento, o bien, jugando tu última carta, intentarías volverte en contra de todo lo que te ha sometido a tal tragedia.
Bernie se despierta solo en una pequeña embarcación. Perdido en medio del océano. No recuerda como ha llegado allí, ni el porqué de su precario estado. Deberá luchar, no solo por recobrar su memoria, sino también por su vida. Sin agua ni comida, apenas podrá sobrevivir unos días. Su destino está a punto de llegar a su fin. Solo una persona puede ayudarlo a escapar de semejante final. Él mismo. Sabe que no puede sucumbir a la muerte sin más. Recordar, aunque eso le duela más que cualquier castigo físico.
Costa da Morte, Galicia. Ricard Ollé, un joven que ha perdido la ilusión por vivir, está apunto de descubrir algo que cambiará por completo el sentido de su atormentada vida. Inmerso en la investigación de un conocido anacoreta, está apunto de vivir algo que jamás imaginó, y a revivir un tiempo que, su subconsciente, había mantenido oculto.
Madrid. El agente Dama y Rodríguez, siguen el rastro de la banda de asesinos Ocho. Un grupo terrorista que opera en el país sembrando el pánico bajo un reguero de sangre sin fin. El único patrón que se repite en cada uno de sus asesinatos es un extraño anagrama en forma de ocho invertido. Las muertes se suceden con más asiduidad, y aunque deberán pagar un alto precio por la verdad, la respuesta a todos los asesinatos está a punto de ver la luz.
‘Serpientes en la Antártida’, es el primer volumen de la trilogía Lemnis donde Frank Gran nos desvela un mundo cercano, aparentemente normal, un lugar donde las conspiraciones y la ciencia moderna más avanzada, aperciben el porvenir de una resignada sociedad y el cruel destino de todos sus individuos. Un secreto irracional e inescrutable permanece oculto en las sombras. Un aciago enigma dispuesto a engullir la humanidad de un solo trago. El fin del mundo como lo conocemos está cerca. Muy cerca.
Un misterio de Belmont Johnny Fletcher
Esta vez el asesino irrumpió en la cárcel para cometer un asesinato. Johnny Fletcher tiene que averiguar por qué.
El detective privado Simon Lash estaba mucho más preocupado por su biblioteca de manuscritos americanos raros que por la perspectiva de ganar clientes, pero cuando Joyce Bonniwell llegó una mañana en un estado de extrema agitación, Lash no pudo hacer mucho; después de todo, diez años atrás él y Joyce… Su esposo, Jim, había desaparecido. "Un ataque de amnesia", dijo. Pero no fue así, porque de las montañas llegó la noticia del descubrimiento del cuerpo de Jim; estaba muerto, asesinado, y no fue el primero en morir.
Beagle y Peel eran dos de los detectives privados con menos ética profesional de toda California. El chantaje era su especial taza de té, no para atrapar a los chantajistas, sino para practicarlo ellos mismos. Cuando uno de sus chantajes fracasó, tenían un asesinato entre manos. Entre Beagle traicionando a Peel y Peel traicionando a Beagle, lograron hacer, de un desastre, un infierno.
Cuando la tía Clarissa le regaló al pequeño Stuart por su cumpleaños en 1987, una copia de un libro de Horatio Alger, El heredero de Ralph Raymond, difícilmente podía saber que estaría involucrado en cuatro asesinatos. Si al detective promedio se le entregara una copia dedicada de un libro para niños, cincuenta años después y se le pidiera que rastreara al propietario original, no sabría por dónde empezar. Sin embargo, los problemas de este tipo son el sustento para Simon Lash, el malhumorado detective conocedor de libros antiguos. A las 24 horas de haber recibido el encargo, mucha gente estará deseando que el detective nunca hubiera oído hablar de Horatio Alger, el pequeño Stuart o la tía Clarissa. Simon Lash 3
Encontrar el abrigo de su cliente por seiscientos dólares había parecido fácil, pero Joe Devlin, propietario de una escuela por correspondencia para detectives, heredada al fallecer su tío, se estaba ganando la pasta de la manera más difícil. Primero, un extraño lo atacó, luego un hombre que contrató fue asesinado a tiros; más tarde, un par de policías intentaron acusarlo de homicidio. Ahora iba a jugar a su manera, incluso si eso significaba que alguien podría morir...
El detective privado Simon Lash, un coleccionista de libros de Historia Americana, no está muy impresionado cuando es confrontado por una Rata del Desierto, que se hace llamar Lansford Hastings quien tiene en su posesión una pequeña caja y le pide a Lash que encuentre al dueño. Lash se resiste a ayudar, y señala a su asistente, Eddie Slocum, que un Lansford Hastings fue parte del Grupo Donner, que en 1846 cruzó las llanuras y las montañas hasta California en una caravana de carretas, pero murió en 1870. Entonces, ¿quién es este otro Lansford Hastings?
Cuando Johnny Fletcher encontró un cadáver en su baúl, estaba seguro de que podría resolver el caso. Luego, un asesinato se convirtió en dos, la hermosa rubia le mintió, y el verdadero secreto resultó estar en algún lugar de Iowa...
Johnny Fletcher y su títere musculoso, Sam Cragg, vendedores de libros de profesión pero detectives por la fuerza de las circunstancias, se encuentran es una ciudad del medio oeste en la que los ricos criadores de zorros de lugares lejanos se han reunido para la subasta anual de pieles. Enfrentado a un asesinato que tiene lugar en su propia habitación de hotel, Fletcher entra en acción. Como de costumbre, se involucran en todo tipo de travesuras, complots, contracomplots y simples malentendidos, antes de señalar al asesino.
Una vez más, por causas ajenas a ellos, Johnny Fletcher, un genial vendedor de libros y tal vez magistral especializado en un solo título, y Sam Cragg, el hombre más fuerte del mundo, viven peligrosamente. Sam se ha ganado todos los derechos de una canción de rock and roll llamada “Apple Taffy”, cuya primera línea es “I love apple taffy, sweet, sweet, sticky sticky sticky apple taffy”. Johnny afirma que esta canción es mejor que la mayoría y agrega: “El objetivo y el propósito de la música rock and roll es ver cuán pequeño, cuán infantil puedes hacerlo”. Varias personas buscan la partitura original, algunas para una consideración, otras para nada, excepto, quizás, las vidas de Johnny y Sam. Después de todo, alguien ha envenenado al compositor original y no es probable que alguien deje que algunas vidas más se interpongan en su camino. Fletcher tiene inteligencia callejera y Cragg no tiene inteligencia. A ambos les gustaría ser ricos, pero Fletcher sabe que tal cambio de fortuna les quitaría toda la diversión a sus vidas, tal como es, aunque Cragg puede tener una opinión diferente, ya que le gusta comer con regularidad.
Sam Vedder creyó haber rescatado la carta por lo cual estaba siendo chantajeada la rubia que había contratado a la Agencia de detectives del Capitán Bligh, en la cual él trabajaba, pero cuando su jefe abrió el sobre, éste sólo contenía una hoja en blanco. Compelido por el capitán a que repare rápidamente el error cometido, Vedder fue corriendo a buscar al chantajista para encontrarlo muerto y chocar con el presunto asesino, a quién no logra ver y ser duramente castigado por éste. El arma utilizada sería una vieja Navy Colt, supuestamente de Jesse James, pero de éste se sabía que usaba dos armas, y ésta no era ninguna de ellas ¿existía una tercera?
Unos delincuentes inteligentes han ideado un sistema que les permitirá robar la bóveda de un banco, en la cara y la barba de los supervisores. Pero para tener éxito, necesitan un cerrajero talentoso. Ciertamente, para el joven Tommy Dancer, que sobresale en este arte, es grande la tentación de ganar de repente una fortuna que no habría adquirido en diez años de honrado trabajo. Pero se niega a ser solo un instrumento. Se enfrenta a sus cómplices y los derrota con sus armas. Sin embargo, es solo al final de una épica sangrienta, atravesada afortunadamente por un gran amor, que encontrará el sentido de los verdaderos valores.
Su alguien hubiera dicho a Joe Devlin que por culpa de un abrigo amarillo iba a acabar en la cárcel acusado de asesinato, le hubiera contestado que había bebido algo más de la cuenta. Y sin embargo así fue. La busca de un abrigo amarillo lleva al heredero de una academia de detectives por correspondencia a las más inesperadas aventuras que jamás hubiera podido imaginar. Esta obra de Frank Gruber, el afortunado autor de La llave y la cerradura, es una pequeña obra maestra en el amplio panorama de la literatura policiaca. Su intriga, unida a la emoción y a un constante 'suspense' finaliza en el más sorprendente desenlace. Estamos seguros que el lector de El abrigo amarillo leerá este libro con tal creciente interés que le será imposible abandonarlo una vez empezado.
HABÍA estado lloviendo durante los tres últimos días enteros. Sin interrupción, monótonamente, con una terca insistencia, la lluvia había estado cayendo desde los cielos plomizos, hora tras hora, implacablemente. En el interior de la habitación el agua había ido infiltrándose, como sobre un terreno poroso y permeable, dentro del alma del esquizofrénico, el hombre de la doble personalidad, hasta llenarla completamente de sádica desesperación. El estado mental y anímico del esquizofrénico era tal, después de estas interminables horas de monótono golpear de la lluvia sobre los cristales de las ventanas de su habitación, que ya no le quedaba sino una única y terrible salida...
Cuando Johnny Fletcher y Sam Cragg se encuentran que se les ha acabado la gasolina del coche, son ayudados por un buen samaritano llamado Joe Cotter que se ofrece a empujar el coche hasta un motel para luego allí reclamarles veinte dólares por la faena. La economía de los dos amigos no puede permitirse ese desembolso lo que acarrea tensas y dolorosas negociaciones que finalizan en punto muerto. A la mañana siguiente, muy temprano para no tener que enfrentarse a Cotter, extraen gasolina de su convertible y salen rápidamente. Sin embargo, pronto tienen que abandonar su automóvil cuando descubren un cadáver tirado en el asiento trasero. Hacen autoestop hasta Los Ángeles, donde una pepita de plata entra disparada a través de la ventana de su hotel. ¿Hay una conexión entre esto y el cuerpo muerto?
Las circunstancias que están más allá de su control (y por una vez, más allá de su capacidad para torcerse, esquivar o ignorar) obligan a Johnny Fletcher y Sam Cragg a tomar trabajos. Se convierten en empleados de “The Leather Duke”, el mayor operador de Chicago en el negocio del cuero. Pero antes de que hayan estado allí medio día, Sam encuentra un cadáver. Entonces el alboroto comienza, Ya sea que estén peleando en las salas de billar, mezclándose en los bailes, o simplemente agregando a su arte bien desarrollado golpes mortales, estos dos muchachos lo hacen a cada minuto.
Johnny Fletcher y Sam Craig conducen a través del Valle de la Muerte cuando encuentran a un hombre tambaleándose. Baleado, se está muriendo y saca un mazo de cartas y una ficha de casino de su bolsillo, instándolos a enviarlos a Nick en Las Vegas. Todo lo demás en él es un paquete de fósforos de un casino hotel en la avenida principal. La pareja se dirige a Las Vegas, en quiebra, planeando organizar su pequeño juego de estafa con los libros de culturismo para recaudar un poco de capital. Un policía amigable los detiene y les da un dólar de plata para ayudar. Johnny tiene la racha de todos los tiempos, recogiendo unos veinte mil entre dados y blackjack. Buscan a Nick y encuentran unos veinte con ese nombre. El amable policía sigue apareciendo, el hombre muerto en Death Valley termina en su habitación de hotel. Se encuentran con una joven mujer que vive en Las Vegas el tiempo suficiente para divorciarse. A Johnny lo atrapan dos encapuchados y lo llevan al desierto. No están interesados en sus miserables veinte mil dólares (no era una pila pequeña de dólares en 1947). Johnny, vividor profesional, también es un poco detective. Sam y él siempre se encuentran con víctimas de asesinato en esta serie de libros que, por lo general tienen que resolver el crimen para limpiar sus nombres.
Al comienzo del libro, la pareja se apresuraba a ir a la pista de carreras para apostar por un dato infalible de un hombre cuya vida Johnny había salvado dos semanas antes cuando lo empujaron a las vías del subterráneo. El hombre era dueño del caballo y era una cosa “segura”. Los frenos del cacharro que conducían fallaron y se apiñaron en la parte trasera de un coche de aspecto elegante conducido por una atractiva joven. En la discusión que siguió, Johnny y Sam lograron escabullirse, entrando para hacer la apuesta en el último momento, todo el dinero que tenían entre ellos. Luego, el caballo llega al último, al final. El dueño del caballo es asesinado, y lo lega a Johnny, que debe cumplir una serie de requisitos para hacerse del legado, y así comienza la acción.
¿Tus pantalones están empeñados? ¿Estás escondiendo una grabación de 100 mil dólares? ¿Los policías, dos matones y una rubia te siguen? Si es así, no estás mejor que ese fabuloso par de vividores, Johnny Fletcher y Sam Cragg. Instalados en su dirección favorita de Nueva York, el hotel de la calle cuarenta y cinco, el vendedor de libros y su musculoso compañero están una vez más quebrados. Johnny sale en una expedición de refinanciación que involucra varias casas de empeño, tiendas minoristas y la práctica un poco turbia conocida como cheque-kiting. Sam se queda en casa, sin pantalones, pero se enreda en un asesinato cuando la hermosa muchacha que está al otro lado de la habitación, echa un disco maestro de fonógrafo por la ventana antes de ser estrangulada. Ese es el comienzo Las actividades agitadas que siguen son hilarantes y mortalmente serias. Los amigos Fletcher y Cragg están un paso por delante de las compañías de bonos en su esfuerzo por mantenerse solventes. Y Johnny sobrevive a las golpizas, un alto consumo de bebidas alcohólicas y batallas verbales con empresarios sin escrúpulos para localizar a un asesino a sangre fría..
Los agentes de libros Johnny Fletcher y Sam Cragg consideran que sus bajas finanzas y el invierno de Chicago son incompatibles, por lo que aceptan una oferta de $ 10.00 para golpear a James Maxwell en la nariz. Cuando creen haber realizado la acción, la chica que los contrató no aparece y la deuda sigue sin pagar. Maxwell aparece muerto y los dos amigos son acusados del asesinato, y lo único que se interpone entre ellos y la indigencia es un revólver Colt Naval antiguo.
Johnny Fletcher (algunos podrían llamarlo un estafador) y Sam Cragg (él se llama a sí mismo el 'hombre más fuerte del mundo') andan sueltos. Esta pareja de disolutos, en quiebra como de costumbre, acepta trabajos muy temporales como agentes de cobranza en la ciudad de Nueva York para tratar de engordar sus inexistentes ingresos. Casi de inmediato se enfrentan a un caso de asesinato, simplemente porque aceptan una alcancía, en forma de ganso, en lugar del pago total de una factura vencida. Muy involucrada en el asunto está la rica familia Carmichael, así como una variedad de rubias, novias y parientes. La clave de toda la complicada situación está en primer plano todo el tiempo, pero es Johnny quien arma el rompecabezas y da la respuesta correcta y el asesino.
Johnny Fletcher y Sam Cragg se habían metido en muchos problemas antes, pero nunca hubieran podido pensar que la fuente de sus peores contratiempos sería la riqueza. Sin embargo, se presenta bajo la apariencia de un abogado de Saint-Louis. El tío Julius acaba de morir, multimillonario, y Sam Cragg es su único heredero. Todo es perfecto hasta que los dos amigos llegan a su nueva propiedad. Entonces hay un hueso. Un hueso sostenido firmemente por un enorme San Bernardo detrás del cual avanzan otros 199 San Bernardo, todos feroces y hambrientos. Y, por supuesto, en esta formidable perrera, Johnny y Sam pronto descubrirán los cuerpos de dos hombres asesinados. Acción, humor, suspenso: un gran Cragg -Fletcher clásico.
Cuando, en un mes de agosto neoyorquino, probablemente por los albores de los años veinte, Frank Harris se sentó a escribir sus memorias, no podía imaginar que Mi vida y mis amores se convertiría en un clásico de la literatura erótica. Porque Harris, en ellas, no se limitó, como en cambio lo hizo su inmediato predecesor, el autor anónimo de Mi vida secreta, al relato exclusivo de sus muy numerosas y notables aventuras sexuales. También hace, cual un Casanova del siglo veinte, la crónica inteligente e irónica de su época, por cierto bastante movida, llena de innovaciones y cambios sociales.
«El primer volumen de mi autobiografía» comenta Frank Harrisen el prólogo a este segundo volumen de Mi vida y mis amores, «recibió ásperascríticas de uno a otro extremo del mundo de habla inglesa, especialmente porparte de supuestos hombres de letras y periodistas. A juzgar por el clamor, sehubiera dicho que les había sacado el pan de la boca». Sólo dos hombres salieron en su defensa:Bernard Shaw y R. Mencken, uno de los mejores críticos norteamericanos. Noobstante, Harris no ceja en su tarea de seguir contando la verdad y toda laverdad posible de su vida y de la de sus contemporáneos. Se define alegando: «Enla actualidad, todos aceptan que pintores y escultores deberían tener lalibertad de representar la figura humana desnuda, pero, cuando un escritorreclama semejante libertad, es boicoteado y deshonrado, sus libros sesecuestran y se queman, y puede considerarse afortunado si escapa a la multa yla prisión. Y, sin embargo, los pésimos resultados de esta política de avestruzson lo bastante claros y conocidos». «Los convertículos y las iglesias siemprepodrán manifestar su desaprobación, pero ¿Por qué habría de permitirlesconvertir sus prejuicios en ley y castigar a otros por no participar de suceguera?». El tiempo, afortunadamente, le está dando poco a poco la razón.
En el momento en que Frank Harris inicia este tercer volumen de sus memorias, siguen sus tribulaciones con los tribunales neoyorquinos y londinenses, que condenan los dos primeros tomos en términos harto conocidos de todos los que también hemos vivido tiempos de inquisición cultural: «No sólo esta obra es obvia e indiscutiblemente obscena, impúdica, lasciva e indecente, sino que es cochambrosa, repelente y totalmente indignante», sentencia uno de los jueces… Los que, hoy, lean estos volúmenes, ante semejante agresión, no pueden por menos que sonreír…Este tercer volumen de Mi vida y mis amores cubre la década entre 1890 y 1900. Harris nos habla en él, por una parte, de las «sutiles intimidades» de su espíritu y, por otra, de sus «instintos y confusos deseos» —que, con la edad, se acentúan—, con el fin de que el lector conozca «mejor que a ningún otro que haya dado cuenta de si mismo en literatura». Curiosamente, es en este periodo precisamente, entre sus 35 y 45 años, cuando el «espíritu de Jesús» empieza a concebir el amor carnal, y sus desvaríos, como parte de ese amor, más metafísico y universal, que es el amor al prójimo.De hecho, Harris no hace aquí sino confirmar la célebre frase de Anatole France: «Todo gran artista y escritor es sensual, y lo es en la misma proporción de su genialidad».
Los volúmenes 4 y 5 de Mivida y mis amores van reunidos aquí en un único volumen. El cuarto tomo empieza en el momento en que Frank Harrisdecide súbitamente abandonar su agitada vida social, profesional y política enLondres para dedicarse plenamente a la literatura. Andaba ya complicando envarios asuntos penosos para él, y sólo le faltó un largo período de lluvias ynieblas durante el otoño de 1906 para que se trasladara a vivir en el climasuave y soleado de la Riviera italiana. La narración de este cuarto tomoparecerá al lector de los tres anteriores algo más caótico. De hecho, Harrisdesdeña aquí todo orden cronológico, recordando retazos de sus aventuraspasadas y algunos de sus viajes más recientes. La verdad es que el lectordetectará fácilmente el desánimo del autor ante los ataques continuos querecibe por la publicación de sus memorias.
Éste es un manual clásico de dirección e interpretación teatral estructurado en breves notas sobre cada aspecto del proceso de la representación escénica. Con estas 130 notas se han formado actores y actrices como Ian McKellen, Kevin Spacey y Judi Dench, y antes Alec Guinness y Richard Burton, todos ellos en algún momento bajo las órdenes de Frank Hauser, director de la prestigiosa compañía Oxford Playhouse durante quince años. Un día Russell Reich, un antiguo colaborador suyo, le propuso recopilar y ampliar las notas y de ahí surgió este volumen de certeras, estimulantes, reveladoras Notas de dirección. De utilidad tanto al director de escena curtido que en algún momento necesita un consejo instantáneo para salir de un marasmo, como al director novato que tiene que enfrentarse desde al casting hasta a una mala crítica, están escritas con humor, una lucidez desarmante y la agudeza de quien ha dado con las preguntas imprescindibles, esas que uno no sabe cuáles son hasta que alguien ha dado con ellas.
Gilbert Dasein había recibido un encargo: averiguar por qué el Valle Santaroga era una comunidad completamente cerrada, por qué todos sus habitantes regresaban siempre a casa tras abandonar el valle para ir a la universidad o al servicio militar, por qué los productos del exterior no eran aceptados por los santaroganos, por qué la Cooperativa Jaspers dominaba la producción del valle, qué era el Jaspers, y sobre todo por qué Jenny, la mujer que le quería y a la que él quería, había abandonado hacía dos años la Universidad para regresar a su valle, a su hogar, y no había respondido a ninguna de sus cartas. Gilbert Dasein se enfrentó así a la Barrera Santaroga. Pero no estaba preparado para afrontar la verdadera naturaleza de lo que iba a encontrar allí. Frank Herbert, el galardonado autor de la trilogía «Dune», nos ofrece con esta novela un profundo alegato contra la irracionalidad humana. La lucha del Valle Santaroga es la lucha contra la hipocresía y el materialismo de la sociedad, su búsqueda es la búsqueda de una humanidad superior. Gran humanista y profundo conocedor del alma humana, Frank Herbert realiza aquí una disección magistral del ancestral terror del ser humano ante cualquier elemento desconocido que amenace la estabilidad de los esquemas sociales por él erigidos.
La humanidad ha intentado sin éxito el desarrollo de inteligencias artificiales dotadas de consciencia. Un éxito parcial en una de las experiencias pasadas provocó unas consecuencias tan aterradoras que se considera necesario trasladar las investigaciones al espacio profundo. Cientos de científicos y expertos en la materia son clonados y tras ser criogenizados, parten en una nave espacial con destino al sistema Tau Ceti. La nave cuenta con una tripulación de seis clones que desconocen la naturaleza real de la misión. Se les ha hecho creer que trasladan colonos a un nuevo mundo. Además, el papel de la tripulación es simbólico, pues el control real de la nave lo realiza el Núcleo Mental Orgánico (NMO), que es un cerebro humano obtenido de un recién nacido no viable, y que es quien ejerce el control directo de la nave. Obviamente, la integridad de los clones no es una prioridad y además, se les ha ocultado el hecho de que el sistema Tau Ceti, su destino, no cuenta con planetas habitables. Los administradores de la Tierra generan de antemano problemas y fallas en la nave. El NMO muere, y también sus dos reemplazos. La única vía de supervivencia pasa por que la tripulación consiga provocar el nacimiento de la consciencia en el computador de la nave. Pero, ¿qué es exactamente la consciencia? Y, en el caso de conseguir una nave realmente consciente, ¿no se convertirá en un monstruo fuera de control?
En el desértico planeta Arrakis, el agua es el bien más preciado y llorar a los muertos, el símbolo de máxima prodigalidad. Pero algo hace de Arrakis una pieza estratégica para los intereses del Emperador, las Grandes Casas y la Cofradía, los tres grandes poderes de la galaxia. Arrakis es el único origen conocido de la melange, preciosa especia y uno de los bienes más codiciados del universo.
Al duque Leto Atreides se le asigna el gobierno de este mundo inhóspito, habitado por los indómitos Fremen y monstruosos gusanos de arena de centenares de metros de longitud. Sin embargo, cuando la familia es traicionada, su hijo y heredero, Paul, emprenderá un viaje hacia un destino más grande del que jamás hubiese podido soñar.
Mezcla fascinante de aventura, misticismo, intrigas políticas y ecologismo, Dune se convirtió, desde el momento de su publicación, en un fenómeno de culto y en la mayor epopeya de ciencia-ficción de todos los tiempos.
La mayor epopeya de la ciencia ficción de todos los tiempos.
Ambientada en el universo Dune de Herbert, esta breve obra toma la forma de una guía para peregrinos del planeta Arrakis, ilustrada por el artista galés Jim Burns. La obra tiene lugar después de los eventos de la novela Dune de 1965. El camino hacia Dune discute los principales lugares de interés en la ciudad capital, Arrakeen, incluyendo el Gran Palacio y el Templo de Alia. También presenta imágenes (con descripciones) de algunos de los dispositivos y personajes presentados en las novelas, incluyendo el ornitóptero personal de Paul, un globo de luz ixiano, la Princesa Irulan, Duncan Idaho y la Reverenda Madre Mohiam.
Arrakis, también llamado Dune: un mundo desierto en pos del sueño de convertirse en un paraíso, cuna de mil guerras que se han extendido por todo el universo y de un anhelo mesiánico que intenta alcanzar el sueño más antiguo de la humanidad…
Paul Atreides: un personaje mítico, perturbado por la cercana presencia de una sombra dominante: su hermana Alia. Y frente a ellos, los grandes intereses económicos, políticos y religiosos que sacuden los espacios interestelares: la CHOAM, la Cofradía espacial, el Landsraad, la Bene Gesserit…
Todo ello, y mucho más, conforma esta segunda entrega de Dune: un fresco impresionante y una obra cumbre de la imaginación.
Arrakis es un mundo desierto, en pos del sueño de convertirse en un paraíso, y cuna de mil guerras que se han extendido por todo el universo. Paul Atreides, proclamado doce años antes gobernante de los fremen mediante una guerra santa, es un personaje perturbado por la sombra dominante de su hermana Alia y por el culto a su propia persona y mito. Frente a él se hallan los grandes intereses económicos, políticos y religiosos que sacuden las esferas de influencia del hombre: la CHOAM, la Cofradía Espacial, el Landsraad, la Bene Gesserit… todo ello conformando una poderosa trama conspiratoria.
Leto Atreides, el hijo de Paul —el mesías de una religión que arrasó el universo, el mártir que, ciego, se adentró en el desierto para morir—, tiene ahora nueve años. Pero es mucho más que un niño, porque dentro de él laten miles de vidas que lo arrastran a un implacable destino. Él y su hermana gemela, bajo la regencia de su tía Alia, gobiernan un planeta que se ha convertido en el eje de todo el universo: Arrakis, más conocido como Dune. Y en este planeta, centro de las intrigas de una corrupta clase política y sometido a una sofocante burocracia religiosa, aparece de pronto un predicador ciego, procedente del desierto. ¿Es realmente Paul Atreides, que regresa de entre los muertos para advertir a la humanidad del peligro más abominable?
Esta cuarta entrega de la saga Dune centra su trama en la figura mesiánica de Leto Atreides II (hijo de Paul Atreides, héroe cuya estirpe hunde sus raíces en la legendaria casa griega de los Átridas) y nos lleva, a través de diversos dilemas éticos, a comprender los mitos que necesita la humanidad y a los héroes que los encarnan. El futuro, en el mundo de Dune, pertenece sólo a los que son capaces de pensar por sí mismos… Esta saga apasionante plantea por primera vez de forma completa, racional y convincente todo un mundo absolutamente diferente del nuestro. Sus referencias a los problemas ecológicos, el poder de las drogas y la fuerza psicológica de los mitos la han convertido en una obra de culto para millones de lectores en todo el mundo.
«Herejes de Dune» es el quinto libro en la saga de Dune de Frank Herbert. En él se plasman los acontecimientos siguientes al orden de paz forzada por Leto II, el Dios Emperador. Después de la Desaparición de Leto II, la humanidad ha intentado seguir su camino a través del espacio infinito. Muchos han huido del Antiguo Imperio hacia lo desconocido, en un suceso llamado la «dispersión». La trama se desarrolla muchos miles de años después, cuando los individuos que huyeron hacia la dispersión regresan al interior del Mundo Conocido. La Bene Gesserit tendrá que lidiar con un nuevo problema, al descubrir que ciertos elementos hostiles y poderosos surgen del exterior, trayendo la amenaza del exterminio y la subyugación. Las diversas fuerzas que anteriormente han conspirado por el poder y el control, deberán decidirse por un pacto en contra del enemigo en común, o seguir sus propios intereses hasta llegar al desastre. Surgen las Honoradas Matres, las nuevas rivales de la orden, quienes sólo pueden contar con sus poco eficaces recursos y su Bashar Miles Teg, genio militar, con un talento secreto inesperado.
Las Honoradas Matres llegadas de vuelta de la Dispersión se enfrentan, con sus terribles poderes, a la secular Bene Gesserit. Lentamente, planeta tras planeta, van ganando su batalla. Mientras, las Reverendas Madres, ocultas y fortificadas en su planeta Casa Capitular, intentan revivir el viejo orden que les dio su antigua predominancia en todo el universo. Un ghola de Miles Teg está siendo educado y adiestrado cuidadosamente, con la esperanza de revivir en él los extraordinarios poderes de su antecesor; la unión de Duncan Idaho y Murbella, la Honorada Matre, cautivos ambos en la no-nave, puede dar sus frutos en una comprensión del traumático fenómeno de la dispersión. Y mientras tanto, liberadas del gusano de arena original, las truchas de arena están ganando desierto lentamente en el planeta, prosiguiendo su inexorable ciclo. En unos años, la Casa Capitular puede convertirse en un nuevo Dune, compensando así la terrible destrucción del Arrakis original. Y Sheeana espera la aparición del primer gusano para cabalgarlo…
Un biólogo molecular enloquece tras perder a su familia en un atentado terrorista. Decide que toda la humanidad ha de sufrir como él, y crea un arma biológica diseñada expresamente para matar sólo a las mujeres. La epidemia comienza en Irlanda, pero pronto se propaga por todo el mundo: la mitad femenina de la raza humana muere a un ritmo alarmante y, cuando la plaga se extiende a las hembras de los animales, la vida en la Tierra se enfrenta a la extinción total. Gobiernos e individuos aislados luchan para hacer frente a la crisis global. Las áreas infectadas se ponen en cuarentena o son reducidas a cenizas. Las pocas mujeres que sobreviven son encerrados en reservas ocultas, mientras que los médicos y científicos emprenden una frenética carrera para encontrar una cura. La anarquía y la violencia consumen el planeta. Mientras, las fuerzas de seguridad buscan desesperadamente al científico renegado, que bajo el nombre de «El Demente», se pasea de incógnito por un mundo que nunca será el mismo. La sociedad, la religión y la moral están irrevocablemente transformadas por la Peste Blanca.
En el planeta Amel se concentran las fuerza religiosas Psi de la galaxia. Sus sacerdotes se atreven por fin a abordar la creación de un Dios, empresa que comporta un profundo e ignoto peligro y representa el intento más complejo de la nueva ingeniería religiosa. Lewis Orne es, inicialmente, un miembro del servicio de Redescubrimiento y Reeducación que intenta volver a reconstruir el imperio galáctico destrozado por las Guerras del Rim. Deberá sobreponerse a las intrigas políticas, experimentar la muerte y seguir un complejo viaje iniciático hasta renacer a una nueva experiencia como Dios. Una novela clásica de Herbert, en la que logra sintetizar y, al mismo tiempo, profundizar en algunos de los elementos más destacados de la obra que le hiciera famoso: Dune 'Herbert puede ser uno de nuestros mayores profetas'. The Berkeley Barb.
La manipulación por ingeniería genética del embrión de los Durant generará un monstruo, un ser humano excepcional con un potencial inédito de inteligencia, fertilidad e inmortalidad. Se trata de una amenaza clara para la estable y compartimentada civilización de los Optimen genéticamente superiores e inmortales pero estériles. Finalista del Premio Nebula de 1966.
Cuatro hombres encerrados en un submarino atómico. Cuatro hombres que persiguen el éxito en una misión en la cual han fracasado ya otras veinte tripulaciones. Cuatro hombres que participan en una guerra del futuro a bordo de un moderno dragón submarino. Cuatro hombres aislados por la insoportable presión del agua y sometidos a las tensiones surgidas de sus propios temores y del inevitabe choque de personalidades. Cuatro hombres. Lo saben todo unos de otros, pero desconocen cuál de ellos es el traidor que va a destruirles y hacer fracasar su misión. EL DRAGÓN EN EL MAR es una brillante exploración psicológica, pero también una interesante y amena novela de aventuras y suspense con la que Frank Herbert inició la carrera de triunfos que le llevó hasta Dune. Un título clásico de la historia de la ciencia ficción.
Proyecto 40 presenta un conflicto entre dos tipos de humanidad: el «Exterior» —una Norteamérica distópica, convertida en estado policial— y la «Colonia», un termitero humano de proporciones gigantescas. Herbert nos muestra la realidad del interior de ambos bandos en esta batalla fundamental sobre la naturaleza humana, y lo presenta de tal forma que uno puede preguntarse qué sociedad hubiera preferido el propio Frank Herbert. Esta novela tiene un fuerte componente sensorial. Herbert hace que sus personajes experimenten la realidad a través de los cinco sentidos, de modo que el lector olerá el miedo y la excitación sexual o la refrescante brisa marina, notará el sabor de ciertos «alimentos» y podrá representarse las vívidas imágenes de los habitantes de la colmena en su primordial desnudez. Al igual que en la saga «Dune», la acción se interrumpe a intervalos mediante breves fragmentos explicativos tomados de las memorias de los personajes, el «Manual de la Colonia», etc. La trama es rica, y la tensión se va intensificando a lo largo del libro. ¿Quién va a sobrevivir? ¿Quién va a escapar? ¿Quién va a ser atrapado? Un final sorprendente, que es un espasmo de tensión en lugar de la liberación esperada, culmina este libro, en el que vemos al mejor Herbert.
Esta imponente edición estuche reúne los seis primeros volúmenes en edición actualizada de «Dune», la saga que se convirtió en un fenómeno de culto desde su publicación hace ya más de medio siglo. En un futuro lejano, en un planeta remoto, se libra una compleja lucha que tendrá repercusiones en toda la galaxia. En las arenas de Akarris, más conocido como Dune, aprender a sobrevivir no es suficiente… Este estuche contiene los volúmenes:
1. Dune
2. El mesías de Dune
3. Hijos de Dune
4. Dios emperador de Dune
5. Herejes de Dune
6. Casa capitular Dune
Esta saga apasionante plantea por primera vez de forma completa, racional y convincente todo un mundo absolutamente diferente del nuestro. Sus referencias a los problemas ecológicos, el poder de las drogas y la fuerza de los mitos la han convertido en una obra de culto para millones de lectores en todo el mundo.
El hombre se ha desarrollado por todo el universo y ha establecido contacto con multitud de otros seres. El viaje instantáneo de uno a otro lugar se realiza a través de los corredores que rigen unas extrañas criaturas energéticas: los calibanes. Pero se plantea un problema: el último de los calibanes va a morir, y cuando lo haga todos aquellos que hayan utilizado alguna vez los corredores (el 99 por ciento de la población), morirán también. La hecatombe es inminente. El agente McKie, Saboteador Extraordinario del Departamento de Sabotaje de la Tierra, tiene que enfrentarse al problema. Pero la comunicación con una entidad alienígena es algo tremendamente difícil...
Generaciones de atormentados humanos y alienígenas, aprisionados en un planeta tóxico, condicionados por el hambre y la violencia, convertidos en ratas de laboratorio: eso es Dosadi. Un experimento que ha tenido demasiado éxito, y que de pronto amenaza con destruir todo el universo sintiente. Porque los habitantes de Dosadi han evolucionado a partir de sus propias constricciones, y si rompen el hasta ahora infranqueable Muro de Dios y se extienden por el cosmos pueden provocar el caos más absoluto.Por ello se ha tomado la resolución más drástica contra el planeta: la sentencia de muerte. Y sólo Jorj X. McKie, Saboteador Extraordinario, puede impedir el genocidio en una desesperada lucha contra el tiempo...
De las especies que actualmente pueblan la Tierra, pocas remontan su genealogía más allá de la Era terciaria. Y esas pocas pertenecen, generalmente a un solo reino: el de los insectos. Y ellos, los insectos, probablemente heredarán, cuando el paso del hombre por nuestro planeta ya no sea ni siquiera un recuerdo. Tenemos, pues, un tema sugestivo para la ciencia-ficción. Pero ha sido bastante desaprovechado (a no ser en cine, donde da lugar a portentosos trucajes a base de hormigas gigantes). Con El cerebro verde, Herbert aborda por primera vez desde una óptica adulta el tema de la «marabunta».
Nave: un vehículo interestelar, una Nave Profunda, enorme y en constante crecimiento, consciente gracias a un experimento olvidado hace mucho tiempo. Dentro de ella, los colonos: humanos y clones, que no saben nada de sus orígenes y para quienes Nave es Dios, un dios celoso al que hay que veNaverar o pondrá fin de forma definitiva a la experiencia de la humanidad. Pero ¿quién sabe cono veNaverar? La nave gira en órbita en torno a Pandora, un mundo hostil repleto de formas de vida hostiles. Y uno de los clones, Morgan Oakes, cree tener una solución al dilema: conquistar Pandora. Multiplicar los clones adaptados a este planeta, y sacrificarlos sin piedad para construir una fortaleza inexpugnable desde donde desafiar a Nave, y quizás incluso destruirla. Pero entonces Nave saca de su hibernación a Raja Lon Flattery, que fue testigo de su despertar. Y Flattery desea salvar la humanidad, contra Oakes y contra Nave. Ayudado por Panille el poeta, por Hali la tecmed, a la que Nave ha hecho vivir un acontecimiento muy antiguo ocurrido en el monte Gólgota, y por Waela, que sabe que en el océano de Pandora vive un ser inmenso y benévolo, el varec, Flattery cree poder conseguirlo. Si Nave lo permite & En la novela se desarrollan tres argumentos paralelos: la nave y su pseudodivinidad; el intento de colonización del planeta; y la existencia de una entidad sintiente en él, el varec, que son unas algas que, como se demuestra al final de este libro, forma una sola entidad de alcance planetario. Las escenas que transcurren en la nave proporcionan a la novela el ángulo mesiánico tan querido por Herbert; los intentos de colonización (militarista) proporcionan la acción y la intriga también tan queridas por Herbert; el varec le proporciona la ración de ensayo de ecologismo planetario que tanto éxito le dio en Dune.
En El Incidente Jesús, Frank Herbert y Bill Ransom describieron el intento de los humanos por colonizar un planeta hostil, Pandora, cuyos océanos estaban habitados en su tiempo por un ser inmenso e inteligente, el varec Avata. Abandonados por la máquina inteligente de la Nave que los llevó hasta Pandora, diezmados por los efectos de una mutación genética inducida deliberadamente, los colonos humanos tuvieron que enfrentarse a una tremenda lucha para sobrevivir, acabando por destruir el planeta y descubrir, a sus propias expensas, que el varec regulaba la turbulencia de los océanos. Ahora, las olas han erosionado los continentes hasta el punto de convertir Pandora en una mar inmenso, único y turbulento. Han transcurrido varios siglos y los supervivientes han evolucionado, formando dos facciones separadas, que constituyen casi dos razas distintas: los sirenios, muy avanzados tecnológicamente, que viven en las profundidades marinas harto sofisticadas; y los isleños, casi todos mutados hasta cierto punto, que viven en enormes balsasciudades orgánicas, que flotan en los océanos de Pandora, y cuya forma de vida depende de la ingeniería biológica. Los dos grupos coexisten con grandes dificultades, aunque al iniciarse la novela reina la paz, si bien amenazada por varios factores. Los sirenios tratan de recuperar, orbitando el planeta, los tanques de hibernación abandonados por la Nave, que contienen una gran variedad de vida animal no mutada, así como humanos en animación suspendida, con los que intentan restablecer la vida en las tierras secas de Pandora. Un grupo de sirenios desea, asimismo, disponer de los isleños, a los que consideran algo menos que humanos. Y como resultado de otro proyecto sirenio, el varec, destruido siglos atrás, comienza a revivir.
En esta última novela debida a la magnífica colaboración de Frank Herbert y Bill Ransom, volvemos al mundo acuático llamado Pandora. Igual que Dune, es un mundo desequilibrado ecológicamente. Al revés que en Dune, en Pandora peligra extremadamente la supervivencia. Los humanos de Pandora han estado recuperando tierras contra los turbulentos mares a un ritmo acelerado desde El Efecto Lázaro. El varec de los mares, sintiente pero manipulado electrónicamente por los humanos, amortigua las terribles corrientes marinas para restaurar las tierras y facilitar el creciente tráfico del mar. De la noche a la mañana surgen nuevos asentamientos, pero los niños se mueren de hambre a sus sombras. Está casi terminada una estación orbital, siendo la gran esperanza de muchos por encontrar un mundo mejor. Pandora se halla bajo el dominio de un ambicioso clon de la hibernación, llamado el Dictador, que gobierna con una sádica fuerza de seguridad mandada por el asesino Spider Nevi. Poca resistencia ofrecen al Dictador los opositores mandados por Twisp Queets y Ben Ozette, los cuales poco pueden contra el poder absoluto del Dictador, el cual controla el transporte de víveres. Las revoluciones se castigan con la muerte por inanición. La principal esperanza de los resistentes es Crista Galli, una mujer a la que muchos creen hija de Dios. Crista aúna sus talentos con Dwarf MacIntosch, Beatriz Yatoosh y Rico LaPusch para derribar las barreras que existen entre las diferentes especies y exterminar al Dictador y la siniestra cábala con la que gobierna. El factor ascensión es la obra póstuma de Frank Herbert. Como señala muy bien Bill Ransom en el prólogo, la muerte sorprendió al gran autor cuando la novela se hallaba aún en su esqueleto, y fue Ransom quien tuvo que escribirla a partir de las notas que habían preparado entre ambos. No obstante, sigue siendo desde todos los ángulos una obra de Frank Herbert. La gran profundidad filosófica, la riqueza temática y la complejidad de la trama y la invención siguen siendo las que cabría esperar del gran autor de Dune. Y constituye un digno colofón tanto a una carrera plagada de éxitos como a una trilogía (iniciada con El Incidente Jesús y El Efecto Lázaro, publicadas ambas en esta misma colección) que ha sido considerada en todo el mundo como equiparable a la gran saga de Arrakis, el planeta de las dunas. De hecho, según el Sciencie Fiction Fantasy Book Review, existe un gran paralelismo entre ambas sagas: así como Dune es un planeta sin agua, Pandora es un planeta-mar, todo él cubierto por el líquido elemento. Y, en ambos, la característica principal es la denodada lucha por la supervivencia.
La primera colaboración que combina el increíble talento de los dos Herbert, padre e hijo, da como resultado una brillante mezcla de aventuras, ciencia ficción y cómicas situaciones que sin duda atraerá la atención del lector, redoblando su deleite. Parodia o no parodia, El hombre de dos mundos parte de una apremiante premisa: supongamos que todo el universo fuesen creación de la fecunda imaginación de un mundo extraterrestre; supongamos así mismo que hubiésemos alcanzado la capacidad de destruir ese mundo, ignorando que se trata de nuestro creador, ignorando que su destrucción significaría la virtual aniquilación de nuestra existencia. Y supongamos por último que el destino final de ambas razas reside en manos de un hombre que es la mitad ser humano, agresivo y codicioso, y mitad precoz e ingenuo adolescente extraterrestre. Este concepto de genial ocurrencia constituye la trama de este gran éxito de los Herbert.
¿Serías capaz de guardar un secreto? ¿Qué harías si te dijera que la realidad que ves no es más que una simulación creada por seres superiores? ¿Qué si te explicara que ni siquiera existe «la realidad», sino un conjunto de ellas que se entrecruzan y superponen entre sí? Este es el trasfondo de El lugar donde los equilibristas descansan de Frank Hidalgo-Gato Durán, quien nos regala una trepidante aventura que atraviesa universos, épocas y los cuerpos de un puñado de personajes inolvidables. Björn, Kim y Joshua serán sometidos por los arcontes a duras pruebas físicas y psicológicas en su formación como equilibristas de realidades. A partir de sus propias voces nos convertiremos en testigos de futuras y cruentas guerras contra especies alienígenas, de mundos estremecedoramente cercanos y regidos por el ciberespacio y la virtualidad, de la inevitable caída de sistemas globales carcomidos por el abuso de poder. En estos devastadores escenarios lo único que parecería mantener unidas las piezas es la incansable búsqueda del amor.
Mort Drucker se tocó los nudillos de la mano derecha.
Los tenía doloridos, y le escocían terriblemente. Esa sensación era el resultado de la soberana tunda que había propinado a Nolan.
Mort era un recio muchacho cuya edad oscilaba por los veintitrés años, de cabello crespo y negro como la pez y las pupilas, igualmente oscuras, profundas como los cañones de su lugar de origen.
Ahora, sin embargo, Mort no estaba en el territorio de la Estrella Solitaria, sino mucho más al Norte, en el último rincón de Colorado, a cien millas al Este de Fort Collins.
NO HAY NOTICIAS DE LA ESTACIÓN ESPACIAL GALILEO Y LA SUPERVIVENCIA DE LA HUMANIDAD SE HA VISTO AMENAZADA POR UNA PELIGROSA ESPECIE ALIENÍGENA.
Todavía sin noticias de su padre y de la estación espacial Galileo, Emily Rhodes y sus compañeros tendrán que instalar una base permanente en la superficie de Kepler-442b. Para ello, deberán solucionar antes la amenaza que representan los Yokai, las terroríficas criaturas que atacaron su campamento y se cobraron la vida del soldado Parrish.
Mientras, tendrán que establecer contacto con la otra civilización que habita en el planeta.
Gracias a la diplomacia, conocerán de la existencia de los Gaal-El, un antiguo culto que guarda el conocimiento ancestral de los keplerianos y que amenaza con cambiar el destino de su sociedad.
Sin embargo, el camino para llegar hasta ellos no será sencillo. Emily tendrá que buscarse nuevos aliados con los que enfrentarse a peligrosas situaciones e intrigas internas que pondrán en peligro al propio Proyecto Orfeo.
¿Encontrarán pistas sobre lo ocurrido en la Galileo?
¿Podrán convivir con las demás especies alienígenas que habitan en el planeta?
Los Thubanos, o Anunnaki como se les conoce en Terra, son un clan menor del Imperio Draconiano. Fueron derrotados hace cuatrocientos años y expulsados de Solaris. Ahora, han vuelto con el único objetivo de exterminar a sus eternos enemigos: Los humanos estelares.
Los Atlantes, son descendientes de los Veganos, una de las cuatro razas que componen la Alianza Estelar. Después de perder su mundo en el sistema Hélix, encontraron Terra y lucharon una breve batalla contra los Thubanos, liberando así el planeta, asentadose después en él para coexistir en paz con los nativos.
Marte es la principal colonia Atlante en Solaris, siendo terraformado en ese momento, pero este plan de convertir el planeta rojo en un jardín de nuevo, es detenido por una nueva invasión extraterrestre.
Un gobernador y una IA, serán la última esperanza para la civilización Atlante.
Esta vez, los Thubanos están preparados y vienen con sed de venganza.
Cuando Said llega al Salvador Espriu teme que se repita la misma historia de siempre: verse convertido en el centro de los cuchicheos y las miradas furtivas de una cuadrilla de alumnos críticos por el simple hecho de caminar con muletas. Las mudanzas constantes y el capacitismo a su alrededor lo han vetado de establecer cualquier tipo de conexión significativa, por lo que ha crecido lleno de suspicacia por lo desconocido. Sin embargo, el colegio entero parece estar demasiado ocupado maldiciendo a Amaru, un joven carismático que prefiere filosofar sobre la vida y la muerte antes que hablar sobre sí mismo y que sonríe como si quisiera quitarle al Sol el título de estrella más brillante en el firmamento; pero tras esa sonrisa socarrona se esconde un oscuro pasado que no lo deja dormir por las noches. Hoja y Arena es una historia sobre dos aparentes opuestos que se sienten perdidos hasta que se encuentran el uno al otro y empiezan a aprender dónde está el norte. El amor, el miedo, la amistad, el trauma y la culpa son los cimientos de una narrativa que hace uso del tiempo presente para acercar al público a su núcleo emotivo.
La aventura de los problemas matemáticos a través de la Historia. Expediciones matemáticas es una amena selección de más de quinientos problemas de diferentes épocas y civilizaciones, los primeros de ellos grabados en tablillas de arcilla por escribas babilonios, conservados en papiros egipcios o en cortezas de árbol en la antigua India. Desde Mesopotamia hasta Grecia, pasando por China, Arabia, la Italia del Renacimiento o la Inglaterra victoriana, los problemas que recorren estas páginas abarcan una gran variedad de culturas y formas de entender esta ciencia. Gracias a ellos, Swetz nos muestra la historia y desarrollo de las matemáticas en todo el mundo. Y, al hacerlo, nos habla de los distintos conocimientos que sobre dicha materia poseía cada cultura y del modo en que llegaron a conseguirlos, proporcionando así a los profesores actuales un modo maravilloso de introducir unas matemáticas interculturales en las aulas de la escuela secundaria, el bachillerato y la universidad.
No podría haberle sucedido a una chica más agradable... una chica más agradable habría mantenido la boca cerrada. Esta nunca aprendió que las morenas sexys deben verse y no escucharse, hasta que cantó para la fiesta equivocada. Cuando Johnny Liddell llegó al apartamento, sus días de recitales habían terminado. Alguien había llegado primero. Alguien que conocía la partitura y quería que su melodía cambiara... permanentemente, dejando a Johnny como el principal sospechoso de asesinato.
Un caso con cadáveres que se amontonaron tan rápido que el detective privado Johnny Liddell supuso que estaría por delante, si los encontraba mientras aún estaban calientes. Todo comenzó cuando lo contrataron como niñera de una gata montés. Era rubia y hermosa, y estaba mejor apilada que una baraja de cartas marcadas. Y ella tenía $ 200,000 en diamantes calientes. Solo había un problema: usaba bourbon en lugar de perfume
No fue solo el montaje lo que molestó a Liddell: dos asesinatos, un chantaje y un escándalo desordenado. Era la chica Una chica que realmente él podría escoger, y ella estuvo involucrada en ambos asesinatos, el chantaje, y sobre todo el escándalo.
Jackson City es propiedad del Sindicato. Todos lo saben. Si te pasas de la raya, recibes una bala por cortesía de los hombres de Zito. Es el trabajo del capitán Marcy Lewis mantenerlo así. Pero ahora el fiscal de distrito Mal Waters ha decidido intervenir y hacer algo al respecto. Y él tiene detrás de sí, el único periódico respetable de la ciudad. Pero Waters se enfrenta a los hombres que lo pusieron en el cargo, los hombres en el bolsillo de Zito. Él también se enfrenta a su prometida, que tiene sus propios planes y no quiere que él mueva el barco. Zito y el Sindicato tienen todos los ases en este juego, y lo único que tiene Waters es su determinación. Lo han incriminado y lo han humillado. Entonces conoce a Mary Lister, la chica del sindicato, y ve una salida…
Dentro de dos semanas debían estrenar en Washington, y los ensayos no avanzaban porque Ann Ryder, la primera figura femenina, la más experimentada y famosa, ponía trabas permanentemente. El primer actor, Lenny Trellis, era un típico ídolo cinematográfico de otra época. Antes había sido muy bien parecido, pero el tiempo y una leve capa de grasa habían conspirado para ablandar las líneas de su perfil, Quiere volver a la fama, y a Broadway, donde irán a verlo las mujeres que se enloquecían por él cuando jovencitas. El director, sólo tiene antecedentes televisivos, necesita que la obra sea un éxito, para tener alguna posibilidad de empezar a ser reconocido. Harry Nelson era una personalidad conocida en los círculos teatrales, un productor de larga trayectoria, famoso por su éxito, tanto con las obras que presentaba como entre las mujeres, y eligió a Betty Allen, una rubia alta y bien formada para que estudiara el papel de la Ryder, para reemplazarla a cambio de ciertos favores, pero cuando anuncia el cambio, el verdadero financista de la obra, un oscuro personaje cercano a la primera dama, lo intima a volver atrás, lo que provoca la reacción de la rubia que lo amenaza frente a todos. Cuando el productor aparece asesinado, todas las sospechas recaen sobre ella. Entonces Trellis, que conoció a Johnny Liddell en otro caso, lo contrata para que descubra al asesino, ya que cree que la muchacha es inocente
Se hacía llamar Denny Lyons y era todo lo que los hombres sueñan en noches largas y solitarias... Lo tenía todo, desde el cabello blanco dorado que enmarcaba su costosa cara, hasta los elegantes y delgados tobillos, y todos esos pequeños extras en el medio... Incluso antes de que abriera su hermosa boca para cantar, tenía a su audiencia fascinada. Y cuando cantaba, su voz baja y ahumada se enroscaba alrededor de tu columna, se deslizaba lentamente hacia tu pecho y se quedaba allí. Y hería… Lo tenía todo, incluidas las grandes ideas. Se dirigía directamente a la cima y sabía cómo llegar allí… Pero ella estaba equivocada. Porque su gran y hermosa carrera llegó a un repentino y violento final, cuando hizo…
Un experto en su campo...
López sonrió. “La violencia no está en mi línea. Soy un amante, no un asesino”.
“Eso es justo lo que queremos. Un amante”.
Fue una trampa de mil millones de dólares. Y todo dependía del talento especial de López: conseguir lo que quisiera de cualquier mujer.
Había demasiado en juego como para permitir que alguien se interpusiera en su camino. Un hombre ya había sido asesinado. Liddell continuó donde lo dejó el muerto, sin saber que podría estar reservando su propia losa en la morgue
SERGE no era la persona encargada de las “liquidaciones”. A veces, sin embargo, le encargaban ciertos asuntos “especiales”. En esta ocasión se trataba de Geo Cosbuc. Después de haber entregado a Mihail Bramo los microfilms y una vez que este debía estar ya camino de Bucarest, le habían encargado solucionar el asunto Cosbuc.
Un agente del FBI que investiga la posible presencia en su país de un escurridizo espía del bloque del este contacta con la mujer de un sospechoso y que es hija de un acaudalado y respetable ciudadano norteamericano. Esta le informa que hace varias semanas que no lo ve y le remite a un garito que frecuenta habitualmente donde recibe una paliza. En su investigación detecta que el padre ha desembolsado grandes cantidades de dinero en los últimos días, por lo que sospecha que están chantajeándole por algún motivo que se le escapa. Y si a todo esto le sumamos que no hay fotos del enlace matrimonial la intriga esta servida. ¿Será el misterioso sospechoso el espía ruso?
SOLO llevaba unas cuantas horas en París. El avión de TWA que le había dejado en Orly procedía de Nueva York, si bien Brad Sturgeon había comenzado aquel viaje partiendo de Washington. Sí, Brad Sturgeon era agente especial del FBI, adscrito a la División de Seguridad Nacional, con el raro privilegio de recibir órdenes directas de «lo alto». Ahora estaba en París.
Serie: Jimmie Dale 1
Poco se imaginaba el joven millonario que su vida se iba a transformar de tal manera el día en que decidió fingir que había cometido un delito.Desde entonces y bajo la personalidad de "Sello Gris" la policía le persigue sin tregua.Sin saber que están persiguiendo al azote de los delincuentes...
Frank Lucius Packard nació en Montreal, Quebec y se educó en la Universidad McGill y en la Universidad de Lieja. De joven trabajó como ingeniero civil para el Ferrocarril Canadiense del Pacífico. Sus experiencias trabajando en el ferrocarril lo llevaron a escribir una serie de novelas de misterio, la más famosa de las cuales presentaba a un personaje llamado Jimmie Dale.
Frank Packard murió en 1942 en Lachine, Quebec y fue enterrado en el cementerio Mount Royal de Montreal.
El Método Adamski, una dieta que nos enseña a combinar alimentos para ayudar a que nuestros intestinos funcionen mejor. «El camino hacia la felicidad comienza en el lugar más familiar de todos: ¡el baño de vuestra casa!». Frank Laporte-Adamski El Método Adamski es un concepto global de salud enfocado en el tracto digestivo, el «segundo cerebro» que tenemos en el vientre y del que dependen, además de la digestión, el 70% de las funciones del sistema inmune. Se basa en una dieta equilibrada que no demoniza ningún alimento, sino que simplemente aconseja una separación adecuada entre los alimentos de digestión lenta y los de digestión rápida. Si se mezclan, la digestión se alarga, no se eliminan los desechos y las toxinas se acumulan. El principio en el que se asienta es muy simple: comer de manera correcta es bueno para el cuerpo y ¡lo que es bueno para que el cuerpo nos permite vivir mejor! La clave de una vida sana se esconde en la regularidad con la que vamos al baño... Algo fácil de conseguir con las sencillas indicaciones del doctor Adamski, validas tanto para omnívoros como para vegetarianos y veganos. Si deseas aprovechar al máximo las posibilidades que te ofrece la vida, lee este libro. Críticas: «Después de años de investigación sobre el sistema digestivo, Adamski ha diseñado un método de alimentación capaz de garantizar un bienestar integral». La Repubblica «No solo tenemos sobrepeso, sino que la mayoría de las dolencias que sufrimos diariamente son causadas por la mala digestión, que a su vez es causada por una combinación incorrecta de alimentos». Donna Moderna «Descubrí este método hace tiempo y aun lo sigo por sus beneficios positivos». Francesca Neri
Que Eliot Conte se gane la vida como detective privado, sacando fotografías de casados pillados in fraganti con sus amantes, no significa que no se sienta fracasado. Le gustaría seguir yendo a la ópera y dando clases de Historia de la Literatura en la Universidad de California, pero desde que estuvo a punto de tirar por la ventana al rector, tuvo que renunciar a su carrera académica y regresar a casa, a la desolada Utica, al norte de Nueva York. Allí su anciano padre, Silvio Conte, sigue moviendo desde la sombra los hilos de la política local, y Antonio Robinson —al que a pesar de no llevar la misma sangre quiere como a un hermano— se ha convertido en el primer comisario de policía negro. Cuando este le pide un favor de los que un comisario no debería pedir, Eliot comenzará a seguir un rastro que, a través de un territorio marcado por la depresión económica y las tensiones raciales, lo conducirá hasta el golpe más espectacular dado por la mafia en toda la historia de la ciudad…
George Moyer introdujo la llave en la cerradura y la hizo girar, la puerta se abrió y apretó el interruptor de la luz. De nuevo se encontraba en su pequeño y confortable apartamento. Otra vez se hallaba en su querida ciudad: Nueva Orleans. Dos meses había permanecido de viaje, eligiendo para sus vacaciones el Estado de Arizona. Se instaló en un pequeño rancho, propiedad de su mejor amigo. Peter no vaciló en entregarle la llave, pues este estaba abandonado casi todo el año. Tan solo un matrimonio se cuidaba de atenderlo una vez al mes, evitando quedase destruido por la suciedad y el abandono.
Estalló una ovación.
Un joven alto, de fuerte complexión, apareció en la pista. Iba ataviado con un llamativo traje azul y sostenía en su diestra un bastón. Se inclinó sonriente; seguidamente se puso a cantar.
Su voz era excelente, y al terminar su actuación los aplausos resonaron en el elegante local. Matt Nixon se inclinó emocionado. Aún no habíase acostumbrado al éxito. Éste empezaba para él, saliendo de aquella apurada situación, cuando ya no confiaba en conseguirla.
La música sonaba de forma deliciosa y la sala estaba débilmente iluminada. Pat Merrill danzaba con los ojos semicerrados, gozando con tener entre los brazos a aquella subyugante rubia. Hacía escasamente media hora que la conocía, pero entre ambos habíase establecido una corriente de simpatía, existiendo la esperanza de pasar una noche inolvidable. Pat confiaba plenamente en ello; su vasta experiencia se lo indicaba. Para Pat Merrill sólo existían dos pasiones: el trabajo y el placer. Tan pronto terminaba el primero, se apresuraba a empezar el segundo. En modo alguno deseaba, otras preocupaciones. Debido a sus estudios e innatas condiciones, Pat se convirtió en el mejor especialista de San Francisco, quizá de California y, probablemente, de la nación. Pero él no era petulante, le gustaba su profesión, la ejercía concienzudamente y estaba bien pagado. El resto no le importaba.
Tom Lawton fumaba tranquilamente. No tenía trabajo y ya empezaba a aburrirse. Había nacido para luchar, debido a su prodigiosa vitalidad. La inactividad hacía daño a su organismo. Ya habían transcurrido tres meses desde que recibió su nombramiento de inspector del Servicio Secreto. Se debió a los méritos contraídos en su labor. A pesar de su juventud, se le consideraba como uno de los inspectores más inteligentes y decididos.
La miró con los ojos entrecerrados, mientras ella avanzaba entre las mesas. Era bella, atrayéndole su forma de andar, el modo de mover sus caderas. Su talle formaba una línea ondulante, movediza, atrayente. Donald Maxwell dejó escapar un imperceptible suspiro y se levantó. Como siempre, era incapaz de resistir a unos encantos femeninos. Audazmente se colocó delante de la joven, mirándola a los ojos, verdes y atrayentes. —Es un placer conocer a una beldad como usted. —Donald se inclinó ligeramente—. ¡Confío que no estará usted acompañada! —Pues sí, estoy acompañada. —Me causa una terrible desolación. ¿Quién es el afortunado mortal?
Helen Beslier contempló a su amiga sonriendo. Esta había levantado la mirada al techo, adquiriendo una actitud soñadora. En aquel momento era sincera, pero ella tenía la seguridad de que saldría de su error en cuanto encontrase al hombre capaz de hacer latir su corazón juvenil.
Dennis había cumplido los veintinueve años; alto y de potente complexión, aunque la esbeltez de su cintura lo disimulase. Vestía con sencilla elegancia. Jack Neil parecía el extremo opuesto: tenía treinta y dos años, más bien bajo de estatura y delgado. Sus facciones eran irregulares, aunque de ellas se desprendía una expresión inteligente y simpática. Vestía de forma desastrosa; un traje nuevo en su cuerpo le daba una apariencia algo más presentable que la de un espantapájaros.
El capitán Gaskell se pasó la mano por la barbilla, frotándosela con fuerza. Su mirada se posó en los rostros de sus dos interlocutores. Su expresión era francamente pesimista. —Lo confieso, estoy desmoralizado. —Animo, capitán —dijo el teniente Singer, sonriendo—. Lograremos salvar esta situación. Esos asesinos no lograrán continuar sometiendo a los habitantes de la ciudad por el terror. El teniente Singer contaba veintiocho años, siendo inteligente y animoso. El capitán Gaskell ya había pasado de los cincuenta años y sus escasos cabellos empezaban a encanecer. El sargento Bull tendría una edad aproximada, pero su cabellera era abundante y rebelde. Alcanzaba el metro noventa y su corpulencia le daba un aspecto obtuso. Nada más lejos de la realidad. Su astucia y experiencia le hicieron alcanzar cierta fama de temible entre los habituales delincuentes de la ciudad.
Un alarido de muerte resonó en el silencio de la noche. La alarma quedó sembrada en la quinta de Robert Wade. Varias personas salieron de sus habitaciones apresuradamente, habiendo cuidado tan solo de cubrirse, sin preocuparse de su aspecto. Incluso las mujeres aparecieron tal como se encontraban al ser sorprendidas por el terrible grito. Algunas de ellas con los rostros cubiertos de maquillaje. El temor y la curiosidad habíase impuesto a la coquetería.
Arthur Murray se colocó un cigarrillo entre los labios despreocupadamente. Lo encendió y tras lanzar una bocanada de humo cogió el vaso, dispuesto a probar el whisky. Entonces su mirada tropezó con la del hombre. Éste le había llamado la atención poco antes, aunque sin hacerle el menor caso. No se hubiera acordado de él, de no tenerle a su lado y sorprender sus ojos fijos en él.
La crisis de insomnio se ha acentuado en los últimos años. Estamos tan rodeados de estímulos que nos impiden dormir bien -la tecnología, el estrés, el desorden alimentario-, que tener problemas de sueño se ha vuelto común para la mayoría de las personas. Sin embargo, conlleva consecuencias graves para la salud: no solo provoca irritabilidad y confusión mental, sino que puede favorecer enfermedades como la diabetes o el Alzheimer. Ante esta situación, los autores de este libro se han unido para crear una guía integral de buenos hábitos que nos ayuden a dormir bien todas las noches. A diferencia de los innumerables artículos en internet, que proponen una solución única y rápida para todos, en Duerme bien, vive mejor encontrarás todas las herramientas para crear un protocolo de sueño personalizado, que se adapte a tus necesidades y estilo de vida. Con base en los últimos avances en la ciencia del sueño, esta obra ofrece valiosos consejos prácticos fáciles de implementar para optimizar tu descanso y mejorar tu vida a largo plazo.
Arthur Banks, un hombre pacífico, un tipo corriente que vive en San Francisco sufriendo las mortificaciones cotidianas de la vida urbana y que, de forma casual, se ve abocado a una espiral de acontecimientos inesperados. Se trata de un thriller antropológico bien llevado, y que despertará en el aficionado un cierto eco al mítico título Más oscuro de lo que piensas, aunque discurra por derroteros muy diferentes. El hallazgo del cadáver de Larry Shea, un antropólogo amigo suyo, y la posterior desaparición de la familia de éste son sólo el preludio, puesto que también su mujer y su hijo desaparecen. En sus pesquisas, Banks descubrirá la existencia de otra especie de homínidos, los arcaicos, que evolucionó en otra línea totalmente diferente. Aunque han permanecido más dispersos, están dispuestos a terminar con la supremacía del Homo Sapiens, ya estancado. Lo que comenzó siendo una lucha personal por localizar a su familia puede convertirse en una batalla en la que está en juego el futuro de la humanidad.
Gorrión despierta en una cama del hospital de una nave. Todo lo que puede recordar es la misión pasada, en la que ha resultado herido. No sabe quién es ni lo sucedido antes del calamitoso aterrizaje planetario. No recuerda a la gente que le rodea, ni sus nombres, ni lo que significan. Con el tiempo, parece que todo se aclara: Gorrión tiene diecisiete años, la nave es la Astron, una nave interestelar que lleva dos mil años en el espacio buscando otra vida en la galaxia. De fracaso en fracaso, la Astron se enfrenta ahora a una dura decisión: ¿debe cruzar una enorme extensión de espacio conocida como la Oscuridad? Es un espacio vacío y el recorrido llevará un centenar de generaciones.
El capitán de la nave es un inmortal, el mismo capitán que comenzó el viaje, gracias a un tratamiento de longevidad que lo ha mantenido joven. El capitán insiste en atravesar la Oscuridad, la tripulación duda… Con todo, los hechos no siempre son exactamente lo que parecen.
Raymond Chandler fue, junto con Dashiell Hammett, el renovador y el maestro indiscutido del género policiaco. Sus siete novelas tienen una categoría literaria sorprendente en un campo en el que nadie, hasta aquel momento, esperaba calidad. Y es que Chandler era, ante todo, un escritor inteligente. Despedido de su empleo como ejecutivo de una compañía petrolera por su afición a la bebida, el hombre que reveló el lado oscuro de la opulenta sociedad californiana en novelas como «El sueño eterno», «La ventana siniestra» y «El largo adiós» no empezó a escribir hasta los cuarenta y cuatro años. Poco tiempo después, el detective Philip Marlowe, héroe de sus novelas, había conquistado al público de todo el mundo. Pero Chandler no se dejó seducir por el éxito: junto con su esposa Cissy —casi veinte años mayor que él— llevó una vida de insólito aislamiento. Por ello, porque muy poco se había sabido de Chandler hasta el momento, es especialmente interesante el estudio de Frank MacShane, basado en el testimonio de quienes conocieron al gran escritor, en su correspondencia y en sus textos inéditos.
Cuando tras una extraña tormenta un terrible virus se extiende por el mundo convirtiendo a las personas en monstruos salvajes sedientos de sangre, Travis Sanders decide emprender un viaje en solitario hacia un lugar seguro. Travis es un tipo curtido que sabe fabricar armas, cazar, pescar y recolectar hierbas. También sabe como mantenerse a salvo siguiendo dos premisas básicas: evitar los núcleos poblados y no implicarse emocionalmente con nadie. Sin embargo un suceso imprevisto hará que deba cambiar sus planes e incluso sus prioridades en la vida.
Han pasado varios años desde que una extraña tormenta esparció un virus que transformó a gran parte de la población en criaturas salvajes ávidas de carne humana. Estos seres ahora recorren los pueblos y ciudades que una vez habitaron, a la caza de personas a las que devorar. Los cada vez menos supervivientes peregrinan de forma constante en busca de lugares seguros. No es tarea sencilla, pues al peligro de los infectados, se suma el de las bandas de saqueadores que roban y asesinan a personas solitarias o grupos débiles. En Surgieron tras la tormenta 2 Deudas de sangre seguiremos nuevamente los pasos de Travis y Claudia, quienes tendrán que enfrentarse a nuevos retos y peligros. También se incorporan nuevos personajes, cada uno con su propia historia, cuyos destinos se entrelazarán para dar lugar a una trama más profunda y compleja. Como Luke, un hombre obsesionado por vengar la muerte de su esposa. O Walter, un psicópata que tras el apocalipsis ha encontrado la oportunidad para dar rienda suelta a su instinto asesino. Adéntrate pues, en esta emocionante aventura llena de acción y tensión que no te dejará ni un momento de respiro.
PEGGY Johnson miró la casa. Tenía uno no sé qué que sobrecogía el ánimo, que hacía pensar en vampiros y tumbas ocultas. La fachada de la casa estaba a unos metros más allá de la verja. Podía tener muy bien cien años cumplidos. Construida en piedra, hasta las ventanas trepaban viejas enredaderas. La puerta era de bronce y sobre ella campeaba un escudo que podía significar cualquier cosa. Era una casa grande, oscura y estaba situada al fondo de una tranquila calle.
OB Harrison conducía mecánicamente, con el ceño fruncido y un cigarrillo humeando en la comisura de los labios. El calor agobiante caía sobre él, haciendo que de vez en cuando lanzase una maldición entre dientes. El sudor corría por su cuello, a pesar de que el pequeño ventilador instalado en el salpicadero del coche funcionaba a toda marcha. —¡Vaya infierno!
EL hombre que manejaba el volante dijo: —Estamos llegando, Hayworth. El castillo está al otro lado de ese promontorio, sobre el mar. Su compañero se limitó a gruñir, arrebujándose en el abrigo que le envolvía casi hasta las orejas. El conductor añadió: —Ya verás... Es el lugar ideal p
ARTHUR Shelby miró con desorbitados ojos el indicador de combustible del panel de mandos de su avión.
Era una comprobación final, pero esperaba que en sus anteriores consultas se hubiese equivocado.
No.
Para su pesar, no era así...
El residuo de esperanza que aún le quedaba se desvaneció al ver el indicador totalmente inmóvil en el extremo izquierdo del dial.
—¡Vacío! ¡Está vacío!
La tripulación de componía de doce personas, entre las que se contaban dos mujeres. La mirada de Max Carter, el comandante de la expedición, brilló con lógica fiereza. Acababa de llevar a cabo, con sus compañeros, una proeza que nadie había igualado hasta aquel momento. Una proeza que se parecía singularmente a una apuesta con lo desconocido, lo incierto, tal vez la muerte. Algo, en todo caso, fuera de lo corriente. ¡Una gran primicia!
Un jinete solitario arriba a un pueblo desierto, solo ocupado por una banda de malhechores. Tras un rifirrafe con ellos consigue que le dejen continuar su camino. A pocas millas del pueblo, en un risco ve acampado a los aldeanos, los cuales, ante las amenaza de los matones de incendiar el pueblo han tenido que huir y refugiarse allí. La causa de las amenazas estriban en la muerte de una joven cantante que tenía una relación amorosa con el cabecilla de los extorsionadores, y mientras no se descubra quien fue el asesino no desistirá en su amenaza de destruir el pueblo. En vista de la situación, el jinete solitario se ofrece para ser el cabeza de turco entregándose a los rufianes y así salvar a todo el pueblo. ¿Sobrevivirá a tal desenlace?
El hombre parecía como desasosegado. Daba la impresión de que un misterioso duendecillo hurgaba y hurgaba en su interior, solazándose en picotearle las células nerviosas. Su nariz, larga y saliente, parecía olfatear un peligro invisible cerniéndose sobre su cabeza. Se llamó estúpido, imbécil y otras lindezas por el estilo. ¿Quién le había visto entrar en la embajada americana, quién? ¡Nadie! Así, categóricamente, nadie. Tomó sus precauciones para ello. Las exigió él, y Daw Ripley, el embajador, las aceptó sin rechistar. Fumó aprisa, con ansia, como si quisiese encontrar un poco de calor, de energía, en el opio del tabaco. ¿No salió todo conforme a lo acordado con el embajador por teléfono? ¿Por qué entonces la crispación de sus manos, aquel raro encogimiento de su epigastrio, las curiosas vibraciones que sentía en la espina dorsal y el súbdito resecamiento de la garganta? Sí. ¿Por qué?
En El profesor Frank McCourt nos habla de los treinta años en los que fue docente en un instituto de secundaria en Nueva York.
El relato empieza cuando McCourt tiene 27 años e, instalado en Nueva York, inicia una actividad académica para la cual sus estudios universitarios no han acabado de formarle.
En efecto, las realidades sociales en un entorno tan duro como el neoyorquino resultan difíciles de digerir por parte de este inmigrante irlandés.
Haciendo más caso a su intuición y a lo que le dicta su conciencia que a las directrices académicas, consigue despertar el interés de sus alumnos.
Para ello, decide bajarse del pedestal en el que viven instalados la mayoría de profesores y se dedica a escuchar a sus alumnos y a aprender de ellos, poniéndose a su altura para conocer sus inquietudes, sus gustos y su forma de ver el mundo.
Una edición especial limitada y numerada para celebrar el 20º aniversario de uno de los mayores éxitos de las últimas décadas, con más de 17 millones de ejemplares vendidos. «Cuando recuerdo mi infancia, me pregunto cómo pude sobrevivir siquiera. Fue, naturalmente, una infancia desgraciada, se entiende: las infancias felices no merecen que les prestemos atención. La infancia desgraciada irlandesa es peor que cualquier infancia desgraciada corriente, y la infancia desgraciada irlandesa católica es peor todavía». Así empieza Las cenizas de Ángela, las memorias de la infancia de Frank McCourt que en 1997 fueron galardonadas con el premio Pulitzer, el premio de la Crítica y el de Los Angeles Times, además de convertirse en libro del año en Estados Unidos. Posteriormente fue adaptado a la gran pantalla por Alan Parker en 1999.
En esta dolorosa y esplendorosa biografía se narran los duros comienzos de una familia vista a través los ojos de un niño de Limerick, un pueblo de Irlanda sumido en la pobreza. Por ello, el lector se encontrará con grandes dosis de humor y compasión transmitidos a través de su autor, Frank McCourt. La madre de éste, Ángela, no tiene dinero para dar de comer a sus hijos porque el padre, Malachy, rara vez trabaja, y cuando trabaja se bebe el sueldo. La única esperanza está en la educación de sus cinco hijos, Frank McCourt entre ellos. En esta extraordinaria obra Frank McCourt nos muestra el amor, la dignidad y el humor de una infancia marcada por el hambre, la muerte y el dolor. Ganador entre otros muchos del Premio Pulitzer 1997.
«Lo es» es la continuación del extraordinario fenómeno editorial «Las cenizas de Ángela» que fue galardonada con el premio Pulitzer. En este segundo libro el autor narra sus experiencias como emigrante cuando, a los 19 años, cumpliendo un sueño largamente alimentado, llega a Nueva York. Durante su primer trabajo en un hotel entre muy pronto en contacto con las estrictas jerarquías de una sociedad supuestamente sin clases sociales. Más tarde, tras superar obstáculos de todo tipo, tiene por fin la oportunidad de entrar en la Universidad de Nueva York, donde completará sus estudios y se preparará para su futuro trabajo como profesor.
La Gestapo, la policía secreta de estado, fue el principal instrumento del terror en la Alemania nazi. El profesor McDonough nos lo muestra en un libro extraordinario, en que ha utilizado la documentación conservada para mostrarnos desde abajo, desde la experiencia de los propios ciudadanos, la naturaleza real del terror al que estaban sometidos. No se trata aquí de los campos de exterminio ni de las ejecuciones en masa, sino de la experiencia cotidiana de la persecución contra determinados grupos religiosos, contra los comunistas, los marginados sociales, los judíos… Un terror que tenía una de sus principales armas en la denuncia de vecinos, compañeros de trabajo o familiares. McDonough reconstruye este mundo a partir de las historias concretas de hombres y mujeres comunes que fueron víctimas de unos crímenes por los que la Gestapo se libró después de castigo.
¡Defiéndete, Petersen! El sol se desplomaba sobre los dos hombres. Ardía el día de julio y las piedras quemaban. Hasta los escorpiones se escondían en sus huecos, huyendo del calor. Petersen elevaba su alta estatura en medio de un espacio arenoso de terreno, circundado de rocas. No se movía. Las manos, caídas a lo largo del cuerpo, el rostro sombreado por el ala del sombrero.
El herrero levantó la cabeza. —¿Sí? La fragua estaba colocada junto a la puerta de la herrería. Los fornidos brazos del dueño sujetaban las largas tenazas, a cuyo extremo había una pieza del arnés enrojecida al fuego. —Mi caballo. Cojea de una pata. —Espere un poco. No quiero que se me enfríe esto.
La carta, escrita con mano inhábil y letra escolar, decía: “Querida Dolly: Hace mucho que no te escribo, pero las cosas ahora me van bien y deseo que vengas conmigo. ¿Cómo van tus cosas? Te envío dinero para el viaje. No tardes en venir…” Seguían algunos lugares comunes y, por último, las señas. Firmaba “Bill”. Dorothea Mac Williams la leyó dos veces; luego, una tercera. Sus ojos estaban húmedos. —Bill… murmuró.
El viejo tendría unos sesenta años. El joven, apenas quince. Los caballos caminaban al paso, con las cabezas agachadas, moviendo las patas trabajosamente. —Un poco más, chico —dijo el viejo—. Sólo un poco más. Sus ojos, enrojecidos por el reflejo del sol en la arena, miraban ante sí, guiñando continuamente. —Seguro que antes de que anochezca habremos llegado. Ya lo verás. —Claro que sí, abuelo. —Espera... ¿qué es aquello? Había algo oscuro tendido sobre la arena. Podía ser un cacto seco, derribado por el viento, pero... no lo era. El viejo tocó el caballo con la espuela, pero el animal apenas respondió al acicate. No le quedaban fuerzas para ello. —Es un hombre —dijo el chiquillo—. Es un hombre, abuelo. Quizá esté muerto.
Seudónimo utilizado, junto con Russ Tryon, por el escritor español Francisco Cortés Rubio. Prolífico autor de más de cincuenta títulos de intriga y misterio en los años 70 y 80 publicados en novelas cortas por la editorial Andina.
Un preso está a punto de ser ejecutado, cuando solicita los servicios de un sacerdote. Su intención es contar lo que realmente ocurrió, ya que insiste en que es inocente del crimen del que le inculpan. Es entonces cuando conocemos a Bretton, un competente detective que se dispone a aceptar un caso típico, seguir a la esposa del cliente para saber si esta le está engañando. Como es de suponer, ya que la historia empieza con el protagonista en el corredor de la muerte, Bretton se verá envuelto en un buen lío.
Cinco jóvenes, tres chicos y dos chicas, viajan a principios del siglo XX por Centroeuropa. Cuando empieza la historia se encuentran en Eslovaquia, en un pequeño pueblo con una curiosa costumbre ancestral: cuando celebran la fiesta local, todo el mundo debe estar en sus casas antes de las nueve de la noche, o se convertirá en un demonio. Por supuesto, los jóvenes no se lo tomarán en serio y querrán probar que es una mera superstición.
El profesor Vance acaba de adquirir un disfraz de cosaco a un trapero que regenta una tienda de artículos de todo tipo. Como contrapunto, le ofrece un extraño gorro. Todo normal, hasta que se prueba el traje y el gorro en su casa. Y es que al ponérselo, algo extraño sucede. Es como si observase a través de los ojos de un sacerdote una misa negra celebrada hace años en la que se cometen actos de todo tipo, y que termina cuando se quita dicho gorro. Será entonces cuando el protagonista se interese por la procedencia del gorro.
EL niño estaba jugando con el perrillo, en un recodo del camino. El perrillo era de color blanco, y el niño de un negro muy oscuro. El niño echaba a correr y el perrito lo seguía tropezando con sus propias patitas, ya que el gozquecillo apenas tenía quince días de edad.
Un grupo de alumnos está reunido con el profesor doctor Von Daleth. En la conversación, surge el tema de la próxima ejecución de Smeltz, un asesino y violador, lo que les lleva a hablar del Mal. Uno de los alumnos, Gustav, tiene una extraña idea, la existencia de un supercriminal dedicado plenamente al crimen, algo que le rebate el profesor. Sin embargo, a Gustav no deja de rondarle esta idea en la cabeza, que le llevará a pergeñar un experimento con el que afirmar su planteamiento del supercriminal.
El doctor Robert Musgrave llega a la pequeña ciudad de Stockwell. Pronto se entera que algunos de sus pacientes pertenecen a Aristown, un pequeño poblado de artistas donde conviven escritores, pintores, escultores, etc. Al principio se nos va presentando la interrelación de Robert con algunos de los pobladores de Aristown, donde además vive un viejo amigo suyo, casado con una joven africana, de la que se siente atraído y fascinado. Todo transcurre normalmente, hasta que una noche es atacado brutalmente un hombre de Aristown. Todo apunta a una fiera salvaje.
—SU llave, señor. Cornet la cogió. —Y… hay una carta para usted, señor. La cara de Cornet permaneció impasible. Cogió la carta y se la metió en el bolsillo. Y, sin embargo, sabía que muy pocas personas conocían sus señas en Hong Kong. Y ninguna de ellas le escribía.
Acababan de pasar por Telfs y continuaban por ese encajonamiento maravilloso que es el Innthal. A veces, el tren parecía suspendido en lo alto de un despeñadero de vertiginosa altura, y un momento después discurría traqueteante por las riberas del Inn, esmaltadas de flores. Con el rabillo del ojo, Herbert examinó a la muchacha que acababa de subir en Telfs. «Desde luego, no es austríaca», pensó, contemplando aquella espléndida mata de cabello castaño y los ojos de un azul muy oscuro, casi violeta, según los hiriera o no el sol.
LUCHANDO EN LA SOMBRA, obra de un argumento cautivador, con aventuras inéditas, personajes humanos y, a la vez, heroicos, e intriga amorosa realista. El creador de esta magnífica novela es FRANK C. MCFAIR, autor que domina la técnica de la emoción y que conoce el ambiente tenebroso de los espías. LUCHANDO EN LA SOMBRA, está protagonizada por dos audaces agentes especiales del F. B. I., encargados de desbaratar la criminal maquinación de unos fanáticos hijos del Sol Naciente, de rostros y espíritus herméticos bajo los diabólicos rasgos orientales. Sucede unos meses antes de la guerra, cuando Estados Unidos duerme ingenuamente en el lecho de su poderío económico quedará indeleble en la memoria de todos los lectores de buenas novelas.
FRANK MCFAIR, el aplaudido autor de LUCHANDO EN LA SOMBRA, nos dice:
"El contrabando de drogas ha sido siempre uno de los azotes de la Humanidad. Millones de personas aspiran, injieren o se inyectan el veneno que lenta, pero inexorablemente, terminará por enviarlos al manicomio o a la tumba. Para combatir esta plaga execrable he escrito La ruta de la locura.
El Agente Especial Martin Farrell corta el nudo gordiano de una organización que traficaba en drogas, hasta entonces invencible. Su bravura y temple de aventurero le arrojan a las más escalofriantes peripecias, unidas a un drama conmovedor.
La ruta de la locura presenta a unos ojos azules que guian en la sombra de la intriga al agente Farrell. para que él logre sacar del vicio el alma de una deliciosa mujer.
ALAN Brade dejó su vaso encima de la mesa y miró a su hermano especulativamente.
—¿Estás seguro de que todo eso ha ocurrido, Herbert? —le preguntó.
Su hermano dio una patadita en el suelo.
El puerto de Famagosta estaba atestado de barcos. Había allí un par de transportes franceses, uno Inglés, dos pequeños navíos italianos y un cúter americano, además del «Florida», donde viajaba Dan Clayton. Éste, apoyado en la borda, observaba la ciudad, en la que se mezclaban confusamente les elementos modernos y las antiguas construcciones chipriotas. Cientos de campesinos habían llegado del interior de la isla, cargados con grandes jarros de vino a lomo de caballerías y con frutas y hortalizas para venderlas a los marineros.
Varkri Marás, nacido en los Balkanes, semillero perenne de discordias políticas, parece haber mamado el ambiente retorcido y mefítico de su país. Trasladado a Estados Unidos, desahoga allí sus instintos criminales. El F. B. I., le va a los alcances, armas en mano y sed de justicia en el corazón.
Se narra, por el autor hispano Francisco Cortés Rubio, verdadero nombre del utilizado con el seudónimo de Frank McFair, el chantaje a que es sometido un experto grabador de planchas de nacionalidad francesa, para fabricar billetes falsos por parte de una banda de gángsters americanos. Retenido junto con su bella hija será obligado a trabajar contra su voluntad para sus captores. La oportuna intervención de un joven y temerario agente del FBI capturado por la pandilla de falsificadores, y que cuenta con la decisiva ayuda de la seductora hija del grabador que utiliza con astucia sus armas de mujer, sembrarán la disensión entre los componentes de la banda y conseguirán desbaratar sus ambiciosos planes.
La historia más extraña que nunca se imaginó, se desarrolla en esta obra de excelentes cualidades narrativas y reciedumbre emocional. La vida une y desune a las personas. Algunas veces, esas uniones o desuniones son incomprensibles; luego... Dos hombres que se odian a muerte, porque viven en campos contrarios y batallan denodadamente, se encuentran en una singular circunstancia, que los obliga a ser camaradas para salvarse, aunque después, vuelvan a...
En las sombras de la noche, entre la espesura de los bosques, acecha LOUP-GAROU, espera a su víctima y cae sobre ella, lanzándole al rostro su fétido aliento.
HABíA cuatro hombres reunidos en torno, a la mesa, y sobre ésta, toda una naturaleza muerta de botellas, emparedados y vasos. En una fuente, las ruinas de lo que fuera un gallo altivo y crestirrojo. Uno de los hombres se echó hacia atrás con un suspiro de satisfacción. —¡Cielos! —dijo—. Me encuentro mejor que nunca —era un hombre de mediana estatura, pero muy ancho de hombros. —Pronto tendrás qué empezarte a desabrochar el cinturón después de las comidas, Hillcrest —dijo otro de ellos, un rubio pajizo, cuyos párpados entornados tapaban casi siempre el color de sus pupilas.
LOS látigos chasquearon húmedamente sobre las espaldas de ébano, todas ellas ya cubiertas de rojos y amoratados verdugones. El reciente chubasco hacía más difícil la marcha, porque la arena se había convertido en un barrizal que se pegaba a los tobillos de los encadenados negros, que tiraba de ellos y apenas les dejaba levantar los cansados y doloridos pies. Porque un negro está acostumbrado a caminar descalzo, pero no cuando han roto su voluntad por medio de palos en las palmas da los pies. Una mujer gimió, un poco a la derecha de Kama, el gigantesco «galla» de rapada cabeza. No hacía falta a Kama volver la cabeza para descubrir quién era. Lo sabía. La había oído gemir de la misma manera, como un animal enfermo, desde que el brutal capataz árabe arrojara a su hijito, de seis meses, a las arenas movedizas de Abara. Cualquier indígena sabría salir de aquellas arenas, pero un niño de seis meses, pataleando... Dios no podría perdonárselo jamás. Y la madre seguía gimiendo, a pesar de que su espalda era ya un puro andrajo de piel lacerada.
ANGELICA Tormendi atacó decidida, brava y victoriosamente, las últimas y agudas notas de la fantasía. Preso en su celda, por encima de ella, Giacomo Palasto, el gran Palasto, que además de su robusta voz etrusca poseía una regia figura, que hacía suspirar a las damas y fruncir las cejas a los acompañantes masculinos de éstas, intercalaba sus soberbios berridos como si estuviese tratando de ahogar la voz de su «partenaire». Los sonidos quedaban vibrando en el aire como los trinos puros de esas copas de cristal de Bohemia que, al ser golpeadas con una cucharilla de plata, vibran con diferente son, pero cuyo rumor permanece inalterable hasta que se apaga; jamás cambia...
EL coronel Janko Drakovicz era un oso cejijunto, gigantesco, y de grandes y velludas manos. Dos ojos azul pálido brillaban fríamente, hundidos en sus cuencas. La luz caía de lleno sobre su rapada cabeza, con el pelo cortado a lo prusiano.
—Yo recibo órdenes y las cumplo —dijo con voz ronca—. Pero hay varias cosas que no estaban incluidas en las órdenes y que, por lo tanto, he de averiguar por mi cuenta.
El hombre que estaba enfrente de él se quitó el cigarrillo de los labios para hablar.
—Pues, pregunte.
Ambos hablaban en inglés, aun cuando el del coronel era un tanto confuso. No obstante, se habían entendido bien hasta ahora.
—Necesito saber qué es, exactamente, lo que quiere usted.
Hubo un pequeño silencio.
LA taberna no estaba llena, pero sí daba la impresión de estarlo, debido a que tres de los parroquianos se encontraban en avanzado estado de embriaguez y armaban bastante escándalo. Por fin, el tabernero se decidió a echarlos a la calle y aquello pareció recobrar un poco la tranquilidad.
Billy Koo se apoyó en el mostrador y pidió otro « whisky » con agua, mientras encendía un cigarrillo, que tiró después de la primera chupada. Por todo el local, un bar de segundo orden, flotaba el humo del tabaco y el olor penetrante del alcohol.
El telón del aparato de televisión presentaba las últimas imágenes del partido de «base-ball», porque ya se estaba haciendo de noche. El gran bateador negro Santos se preparaba para jugar, ya en su puesto, moviendo las caderas. El marcador estaba al rojo, ya que era el noveno « inning » y los contrarios habían eliminado dos buenos bateadores. Más con las tres bases ocupadas, Santos, si no fallaba, podía decidir el partido.
TOMMY —dijo la señora Davis—, ayuda a Blancanieves a poner la mesa, porque míster Brown no tardará en bajar. El chiquillo cargó con una bandeja llena de cubiertos y precedió a la criada negra hasta el comedor, silbando desatinadamente «Bandas y estrellas» y marcando el paso. Entre los dos acabaron en seguida de colocar los diez cubiertos, poner el florero que la señora Davis exigía siempre sobre su mesa, y al terminar examinaron su obra críticamente. Los pensionistas y la familia de la señora Davis podrían sentarse para la comida según fuesen llegando.
La luz entraba por un muy amplio ventanal, pero era una luz tan gris, tan plomiza, que el alcalde, para examinar un documento, hubo de encender el aparato portátil que había al lado de su sillón en la sala de conferencias del Ayuntamiento. Las caras de los demás hombres presentes estaban casi sumidas en la penumbra.
SAM Adeanu era dueño de una droguería y fuente de soda en el trozo final de la calle 160, muy cerca del rio Harlem. Una noche de enero, cuando iba a cerrar el establecimiento, observó que alguien abría la puerta de éste y entraba.
Seudónimo utilizado, junto con Russ Tryon, por el escritor español Francisco Cortés Rubio. Prolífico autor de más de cincuenta títulos de intriga y misterio en los años 70 y 80 publicados en novelas cortas por la editorial Andina.
Seudónimo utilizado, junto con Russ Tryon, por el escritor español Francisco Cortés Rubio. Prolífico autor de más de cincuenta títulos de intriga y misterio en los años 70 y 80 publicados en novelas cortas por la editorial Andina.
Cuando colgué el teléfono me encontraba en la misma situación de ánimo que el condenado a muerte cuando le comunican que la Reina le acaba de negar el perdón, tras de haber recorrido toda la escala de recursos legales para salvarse.
CESAREO Fulgencio Santos entró en Ciudad Juárez el día 2 de noviembre, a las cinco de la tarde, cuando el sol se ocultaba ya tras las lejanas montañas. Era sábado, y la ciudad estaba llena de vaqueros americanos, procedentes de El Paso y ansiosos de diversión. Cesáreo Santos llegaba, a caballo, delante de un escuadrón de cuatrocientos peones descalzos y con los vestidos hechos jirones, pero provistos de excelentes fusiles.
SOBRE el embarcadero de tablas había diez o doce personas, de las cuales dos eran mujeres. Todos ellos miraban hacia el mar y sus caras reflejaban ansiedad. El océano ardía al sol del mediodía y sus reflejos sobre las crestas de las ondas apenas les permitían ver. Allá a lo lejos temblaban las siluetas de tres barcos. Detrás de los que esperaban, casi en el límite de la floresta, cientos de nativos se apretujaban y charloteaban en voz alta. Las palmeras movían suavemente sus copas a impulsos de una brisa que no llegaba hasta la playa.
Afortunadamente, la agotadora jornada de trabajo tocaba a su fin. Media hora más tarde, y podría marcharse a su casa. Media hora tan solo, pero esa última media hora… ¡qué larga se le hacía!
Levantó el cansado pie derecho y apoyó todo el peso de su cuerpo sobre el izquierdo. Dos minutos después volvería a hacer lo contrario, pero ni aun así lograba encontrar un poco de descanso.
En fin…
Y esa noche, ni siquiera las propinas habían valido la pena. Seguramente no llegarían a los diez dólares. Se preguntaba qué les habría ocurrido a los clientes ricos. ¿Se habrían marchado de Las Vegas?
Michael Glenarvon. —Mickey, para los amigos—, era un hombre razonablemente feliz. Su último libro había tenido un buen éxito de público y, por lo tanto, económicamente, y ahora se había retirado a su rancho de Taos para escribir otro. Ésa era una de las causas de su felicidad. La otra era que regresaba de una fiesta, durante la cual, una adorable criatura, mezcla a partes iguales de pétalos de rosa y un bikini de reducidísimas proporciones, le había alentado con bastantes esperanzas. Muy prometedoramente, en realidad. Por tanto, y mientras conducía su coche a setenta millas por hora por la carretera 64, de Santa Fe a Taos, cantaba a todo pulmón «O my darling Clementine», con algunas variaciones impuestas por los sucesivos whiskys y por sus apreciaciones personales sobre las canciones del antiguo Oeste.
El agente principal Collins fue quien recibió la llamada telefónica.
—¿Quién pregunta por mí? —interrogó.
—Ha dicho que sólo quiere hablar con usted, sin dar su nombre, señor —dijo la telefonista—. Con usted, personalmente.
—Está bien, póngale.
Cogió una clavija adaptada a su teléfono y la conectó con el aparato grabador. Éste se puso en marcha.
—El agente principal Collins al habla.
—Míster Collins. Mi nombre es Smith y soy abogado. Quisiera hablar con usted.
—¿El nombre de ese agente?
—Kermadec, señor. John Kermadec.
El hombre que había hecho la pregunta tabaleó con los dedos sobre el cristal de la mesa. En su frente, amplia y despejada, libre de arrugas nadie podría siquiera intentar leer sus pensamientos.
Pasaron casi tres minutos. De pie, ante la mesa, el otro hombre aguardaba, sin dar muestras de impaciencia.
—John Kermadec —dijo por fin—. En mil novecientos sesenta descubrió al agente soviético que durante el viaje de Nikita Kruschev a las Naciones Unidas tomó contacto con dos científicos americanos, arrancándoles información.
Buck Ronald conducía despreocupadamente, aunque la carretera no fuese precisamente una hermosa autopista. Se trataba, por el contrario, de una ruta de segunda categoría, pero el tráfico en ella era nulo, la noche hermosa, y no tenía prisa alguna. A su derecha, el terreno se elevaba paulatinamente, en un talud suave, cubierto de árboles. A su izquierda, descendía, también suavemente, e igualmente cubierto de árboles.
Se la metió entre el pantalón y la camisa, debajo del cinturón y se miró en el espejo. Su camisa estaba limpia. Había hecho el viaje desde Nueva York en poco tiempo. Se puso un sombrero castaño, y tomó de nuevo la trinchera. Salió. Saludó con la mano al empleado y se encontró en la calle Abbesses. No tomó un taxi. Su destino no estaba lejos. Apenas a quinientos metros, junto a la plaza de Clichy.
Una ráfaga de aire frío pareció aventar la niebla, pero solo por unos momentos. Luego, volvió a bajar, lenta, algodonosa. Apenas veía el portal de la casa. Miró hacia arriba. La luz seguía encendida. Así había estado desde antes de que el hombre entrara. Pero lo que ya no veía desde hacía bastante rato era a aquellas dos figuras moviéndose por la habitación. Porque para ser dos personas que se reunían clandestinamente, tomaban muy pocas precauciones. Ni siquiera se les había ocurrido echar las cortinas. Sólo los visillos.
—Mire, nena —dijo el teniente Riley—, vamos a ver si no nos amontonamos. Dice usted que ese hombre le ha dicho que o le entrega usted mil dólares o se va a ver en dificultades, ¿no es así? —Creí que estaban ustedes tomando nota de lo que yo decía —respondió la muchacha. Tenía el gesto adusto, y apenas se había pintado, pero ello no bastaba para ocultar la perfección de las líneas de su rostro y de su cuerpo. El teniente Riley, que tenía cierta fama, en el cuerpo de policía, de conocedor de mujeres, lo había observado ya: —Bueno, es lo que le digo, nena, ¿no? Que no nos amontonemos. —Sólo uno de los dos se amontona. Usted. —Bueno, bueno, vamos a ver si aclaramos un poco el asunto. ¿Cuáles son las dificultades en que se puede usted ver metida, si no le da a ese tipo los mil dólares?
Era el hombre más gordo que Harvester hubiera visto en su vida. Debía pesar muy cerca de los ciento cincuenta kilos. Cuando entró en el vagón, pareció llenarlo por completo.
Se quitó el sombrero, y se limpió el sudor de la frente. No llevaba más equipaje que una cartera y una pequeña maleta. Esta última la dejó sobre la rejilla.
Harvester lo examinó con indiferente curiosidad. El tren acababa de salir de Montecarlo y se dirigía a toda velocidad hacia la frontera.
Slattery dejó el telegrama sobre la mesa y cerró los ojos. Un accidente… Eso podía querer decir cualquier otra cosa. Incluso que… ya estaba muerto. Como independiente de su voluntad, su mano fue hasta el teléfono y lo descolgó. —Póngame con Prescott, en Arizona —dijo. —Número, ¿por favor? Sí, ¿qué número? En este momento no lo recordaba. Sujetando el teléfono con el hombro, buscó en su agenda. Sí, ése era. 3420. —Treinta y cuatro veinte, señorita. Por favor, es urgente.
—Mi capitán, hay un hombre que pregunta por usted. Melvyn Llewelyn se quitó el alto morrión y lo dejó sobre la mesa del oficial de guardia. Se volvió al soldado. —¿De veras, Jones? ¿Quién? —No me ha dicho su nombre, mi capitán, pero dice que es urgente. El regimiento de la guardia galesa acababa de relevar al de la guardia escocesa ante el palacio de Buckingham. Llewelyn tenía que dar el parte al comandante y luego quedaba libre de servicio. —¿Dónde está, Jones? —Ante la puerta pequeña, mi capitán.
La oscuridad era casi absoluta. A veces, el relámpago pintaba sobre el cielo una deslumbradora raya quebrada. Luego, volvían las tinieblas. Allá abajo, en la cañada, una pequeña hoguera lanzaba al viento débiles llamitas cada vez que uno de ellos echaba sobre el fuego un puñado de ramitas. Hacían «pfff» y el humo danzaba.
La gitana aparentaba unos treinta años. Tenía el pelo negro y muy largo, los ojos verdosos y grandes y la piel de un color cobrizo bastante subido. Dos altos pómulos enmarcaban una cara ovalada. Estaba parada junto a un árbol y jugueteaba con un collar de zequíes de oro que colgaba de su pecho. Sus vestidos eran de colores alegres, y estaban limpios. La falda le llegaba hasta media pierna. —Le diré la buenaventura por dos chelines, milord —dijo. Derek Drummond agitó la mano en el aire. Acababa de apearse del coche. —Lo siento —dijo—. No creo en esas cosas. —Se la diré por un chelín, milord.
Avril Renton (cuyo verdadero nombre es María Boritski) es una bailarina de piernas perfectas, que elige a sus amistades masculinas por el rasero del dólar. Así que no es de extrañar que, cuando va a tomar una copa a casa de un contable bastante repugnantillo, se encuentre al poco rato (concretamente, tras una oportuna llamada a la puerta) con el cadáver de ese desagradable seboso en hall de la casa. A Avril no le gustan esos líos, de modo que pone pies en polvorosa y si te he visto, no me acuerdo. Pero la policía no es tonta, así que la pillan, la interrogan, y la acusan de haberse cargado a ese tipo que en realidad es el testaferro de Barty Marino, el representante de la Mafia en la ciudad, y que pensaba colaborar con los agentes de Washington a cambio de una suculenta recompensa... A todo esto, un senador (un político honrado a más no poder, personaje que me lleva a clasificar esta novela dentro del género de Fantasía Heróica o Literatura Especulativa Poco Convincente) entra al trapo del mafioso Martino y asegura que lo va a meter entre rejas. Y al poquito, el senador termina con una bala insertada en su cadáver por medios no quirúrgicos. La bala que se cargó al contable y al senador corresponden a una Parabellum que tiene una larguísima historia detrás, y que se remonta a uno o varios crímenes cometidos en el seno del Ejército de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial... De modo que aquí no tenemos a un matón de la mafia enredado, sino a un astuto asesino profesional, cuya identidad es misteriosa, y que encima es un militar retirado...
Un escritor de poca monta presencia en un bar la agresión de un tipo con pinta de pocos amigos a un parroquiano escuchimizado. Cuando acude en su ayuda, este le propone un truculento trato: si le quita al atacante un papel, le obsequiará con un billete. El escritor accede y no solo consigue el papel, si no la cartera entera, tras noquearlo. Todo se complica cuando al día siguiente los periódicos hablan del mismo tipo que ha sido asesinado a cuchilladas...
Seudónimo utilizado, junto con Russ Tryon, por el escritor español Francisco Cortés Rubio. Prolífico autor de más de cincuenta títulos de intriga y misterio en los años 70 y 80 publicados en novelas cortas por la editorial Andina.
El hombre le dio un brusco giro al volante. Tan brusco, que su cuerpo fue lanzado contra la ventanilla y se dio un golpe en el hombro. Ello le hizo perder el control del coche. Comprendió que el choque era inevitable, y dominando el dolor, trató de volver a girar el volante. Solo lo consiguió a medias y entonces se produjo el choque. No recobró el conocimiento hasta casi diez horas después, en el quirófano del hospital.
La luz de la lámpara caía directamente sobre la mesa y dejaba el resto de la habitación en sombras. Anderson levantó la cabeza. Había oído pasos en el corredor. Durante el día no resultaba nada raro oír andar por el corredor, pero sí a aquellas horas de la noche. Echó una mirada al reloj. Las diez y media. Los pasos se detuvieron ante la puerta.
Un viaje en tren, la guardia en un policlínico y la encrucijada mágica de un sueño con alquimia, son los escenarios donde se posiciona esta novela que emula con una noche infinita. Su protagonista, sin nombre pero con cientos de voces que lo rondan, nos devela el surrealismo inobjetable de una isla, conformada por la suma de todas las pasiones y utopías. La elipse que describe desde su página primera hasta la última, es el recorrido mítico de una generación profetizada como la del hombre nuevo, en un siglo XXI de crisis y conflictos, donde el compromiso con la posteridad le exige de manera ineludible a sus escritores, escribir con la mayor objetividad posible
El letrero luminoso anunciaba Porky’s, en grandes letras de color naranja que se encendían y se apagaban alternativamente. El hombre miró distraídamente al interior a través de los cristales y luego, penetró en el local. Una oleada da aire caliente y humo de cigarrillos lo envolvió. No había mucha gente en el mostrador. Un par de muchachas que le miraron con atención profesional y dos bebedores solitarios con la mirada fija en sus vasos. Eran las doce y media. El recién llegado se sentó en un taburete junto a una de las chicas y pidió bourbon. Lo tomó de un trago y pidió otro. —Se ve que tiene sed —dijo la chica.
Muriel Hyer miró el reloj. Eran ya las siete y media. Aprovechando que estaba sola, se desperezó. No es que estuviese cansada, ya que había tenido poco trabajo, pero sentía un voluptuoso placer en estirar todos los músculos del cuerpo tras de haber pasado casi cinco horas sentada ante su mesa. Sólo dos pacientes habían pasado aquella tarde por su consulta.
Matty Matheson era un hombre sin apenas historia y sin ninguna importancia. Nadie, excepto unos cuantos vagabundos que se reunían en la taberna de O’Myer, tenía noticias de su existencia. Matty adquirió su gramo de importancia cuando se convirtió en el espectador de un crimen. Como decía él más tarde: «Maldita la falta que me hacía la propaganda. Ahora ando mal del hígado y de los pulmones y de todas las cosas que llevamos dentro. Y, ¿por qué, me puede usted decir? Pues porque los médicos se ocupan ahora de mí. Y cuando esos tipos lo miran a uno, siempre le prohíben algo. Se lo digo a usted». La noche era simplemente infernal. Nevaba hacía ya dos horas, y el camino hasta la taberna de O’Myer, largo y pesado.
Eran las tres y media de una soleada tarde de invierno. El gran patio rectangular, bordeado por la alta cerca de cemento, estaba lleno de hombres. Los reclusos formaban grupos o paseaban perezosamente de un lado a otro. En cada uno de los cuatro ángulos de la cerca había una torreta, y en ellas tres guardias uniformados, con las pistolas ametralladoras en las manos. Por entre los grupos circulaban también vigilantes, balanceando las porras. Cinco reflectores y dos ametralladoras completaban el conjunto.
Walter Amory cogió el teléfono a la segunda llamada.
—Hable.
—¿Míster Amory?
—El mismo. ¿Quién habla?
—Quisiera entrevistarme con usted. Se trata de un negocio.
Walter frunció las cejas. Hacía exactamente cuatro meses que nadie le llamaba para «un negocio».
—¿Cuándo?
LESLIE ANDOVER abrió la puerta de su departamento. La llamada del timbre le había sorprendido mientras estaba en la ducha. Con una toalla arrollada a la cintura, parecía una estatua caprichosa. El sol de los quince días pasados en Florida aún no había tenido tiempo de palidecer en su piel. —Hola, Les. El hombre era de alta estatura, pero no de fuerte complexión. Su cara, congestionada como si hubiera bebido mucho. Sus ropas, caras, pero en estado de abandono, como si hubiera dormido con ellas. Se apoyaba en el quicio de la puerta
El hombre penetró en el hotel Los Angeles y se dirigió al mostrador. Llevaba una maleta de piel de cerdo en la mano y el empleado lo calibró a la primera ojeada. Traje bueno y bien cortado, cabello rubio oscuro, que había estado bajo el cuidado de un buen peluquero, y ademanes desenvueltos. Por tanto, se inclinó ante él con la reverencia que guardaba para los turistas que prometían buenas propinas. —Tres habitaciones, con baño —dijo el hombre. El recepcionista sonrió mientras abría el libro registro.
Lanzó una mirada a la marquesina. Sobre ella, en relampagueantes trazos de neón, se leía: CAPISTRANO con letras tan pronto azules como color de fuego. Pasó junto al portero negro. Éste se llevó la mano a la gorra de plato, en silencioso saludo. Apartó una cortina y se enfrentó a una escalera que descendía hasta el sótano, donde se hallaba el verdadero local del club. La escalera era estrecha y mal iluminada. Más parecía, a aquellas horas, una escalera de servicio que la entrada principal. Y sin embargo conducía a uno de los más lujosos club de la ciudad.
Sam Adeanu era dueño de una droguería y fuente de soda en el trozo final de la calle, muy cerca ya del río Harlem. Una noche de enero, cuando iba a cerrar el establecimiento, observó que alguien abría la puerta de éste y entraba. —Voy a cerrar —advirtió Sam—. No despacho más. El otro no respondió. Sam levantó los ojos hacia él. —¿No me ha oído? —preguntó—. Y además, ¿qué hace usted en esta calle?
Recordaba vagamente que había una rubia en algún lado. Y una morena y otra rubia. Y todas parecían decididas a contarle sus historias, que eran iguales entre sí, intercambiables, al tiempo que él las «investigaba» minuciosamente. Y otro trago y otro. Sin parar. ¿No había propuesto alguien bañarse en la piscina? Eso era cuando él se había evaporado, trastabillando entre el jardín, para alcanzar la calle y buscar un taxi. Luego... nada. Hasta despertar ahora, en su piso, hecho un desastre. Y tenía que trabajar. Tenía que ir al periódico y escribir una crónica sobre... ¿sobre qué, Santo Dios?
Tilly acabó de dar instrucciones al criado y salió a la terraza. Una ligera brisa llegaba de las montañas, y esa brisa era ya fresca, casi fría.
—El otoño, ya —murmuró.
El lago estaba en calma. Sólo una lancha se veía en él. Al fondo, las montañas imitaban a una tarjeta postal.
Volvió a entrar. Sus padres le habían escrito una carta comunicándole que aún tardarían cinco días en volver. No le importaba. Estaba a gusto sola, aunque echaba de menos el verano. El invierno resultaba muy largo.
A Hot Brown le impuso la placa de «marshal» el gobernador en persona, ante el alcalde de Topeka y las principales personalidades. Las palabras del nuevo delegado fueron...
Una joven camina sola, en una noche de niebla espesa en Nueva York, de pronto una persona cubierta le sale al paso e intenta matarla, pero la joven logra escabullirse y hace la denuncia policial correspondiente. Un joven reportero se interesa en el caso y en la rubia amiga de la joven. A su vez el reportero es amigo del inspector que se hace cargo de la investigación, y a quién acompaña en sus pesquisas y así obtener primicias. La situación se va complicando, al relacionar el atentado con una serie de crímenes concretados por el mismo atacante y el suspenso va en aumento hasta llegar al desenlace.
Los hombres del Tesoro de los Estados Unidos de Norteamérica son denominados T-Men: se sientan en sus despachos, toman los libros de una empresa y descubren una estafa; examinan un billete falso... y dan con una banda internacional de falsificadores. Ante el jefe de estos hombres, un representante de la principal compañía que negocia volframio, denuncia un excedente desconocido del mineral que está alterando el mercado. Es designado un agente para investigar. Lugar de la acción: Nueva Orleans, por lo tanto va a ver Mardi Gras y vudú. Un escritor de novelas policiales está allí para documentarse, para su próxima novela y resulta conocido del agente nombrado y una joven se halla entre los dos hombres. El agente está decidido a que la sangre deje de manar en la ciudad y resolver el tema del volframio.
Dos sargentos de la policía de Nueva York, amigos y compañeros, logran la detención y ejecución de un joven y esquivo mafioso de origen siciliano, que clama 'vendetta' al momento de morir. Los dos amigos se ríen porque no creen en esas cosas. Pero el delincuente tiene una hermana, diabólicamente hermosa y manipuladora, que va a introducirse como una cuña en la relación de los amigos. ¿Quién terminará teniendo razón: el que se enamora de la vampiresa, o el otro, más cínico y desconfiado, que ve clara la trampa?
Julius Vladek es conservador del zoo de Nueva York y se le ha encomendado la misión de encontrar un ejemplar del mítico panda rojo. Su búsqueda le llevará al Tibet, región inmersa en la guerra entre los nacionalistas de Chang-Kai-Tchek y los comunistas de Mao-Tse-Tung. Siguiendo las indicaciones sobre el panda que le van guiando a través de las montañas tibetanas, Jul llega hasta la Casa de los Vientos, una casa encajada entre un precipicio y la montaña sometida a la violencia de los elementos, donde le está esperando una misteriosa mujer que parece conocerle. Pronto descubrirá Jul que la hermosa cosaca es un peligroso recordatorio surgido del pasado.
Autogestión y anarcosindicalismo en la España revolucionaria es la historia de la única revolución europea en la que los trabajadores con los medios de producción en sus manos amenazaron, de forma efectiva, con imponer su criterio por encima de cualquier línea política que no fuera promovida por ellos mismos. Mejor aún, la historia de los resultados de la revolución, las colectividades que comenzaron a organizarse desde el mes de julio de 1936, aprovechando la legitimidad de la derrota de los insurrectos (en ciertas partes del país) y el consiguiente vacío de poder que dejó el proceso revolucionario. Una historia no exenta de contradicciones en la que su principal protagonista político, el movimiento anarcosindicalista, se vio atravesado por peleas intestinas que lo llevaron a un estado de progresiva impotencia y en la que las diferentes izquierdas demostraron que tras su aparente unidad se escondían intereses políticos y de clase bien distintos a los de sus propósitos proclamados de transformación social. Frente a una imagen que permanentemente opone república a dictadura, antifascismo a fascismo, las colectividades, formadas la mayor parte de las veces por cenetistas y ugetistas escasamente disciplinados con respecto a sus líderes, fueron la expresión material del deseo popular de dirigir la economía y con ella su destino. Su experiencia, la experiencia de sus éxitos y sus fracasos y la de la gigantesca alianza enemiga a la que tuvieron que hacer frente, es el testimonio actual de cualquier época que atraviese acontecimientos tan decisivos como los de la guerra y la revolución.
Un libro apasionante que resulta encantador por la manera en que apela al raciocinio... y una obra versada que despunta con lucidez y franqueza la evidencia de la resurrección. Apreciado por muchos estudiosos de la apologética acerca del asunto de la resurrección. En ¿Quién movió la piedra?, el autor presenta una historia brillante y emocionante de la traición y el juicio de Cristo. Para el lector, esos incomprensibles episodios vivirán de nuevo con una brillantez difícil de notar en otros relatos. El autor, FRANK MORRISON, era un periodista inglés que se dispuso a probar que la historia de la resurrección de Cristo era sólo una leyenda. Sin embargo, sus investigaciones le hicieron llegar a un momento en que depositó su fe en el Cristo resucitado.
Este libro recoge los mejores relatos de Frank Norris: cuentos de gran calidad literaria escritos por el padre del naturalismo americano. A pesar de que fue un escritor del siglo XIX, fallecido tempranamente a principios del siglo XX, su narrativa y los temas tratados en ellos son de una gran actualidad. Sus cuentos tratan sobre el hombre enfrentado a las fuerzas de la naturaleza, pero también al progreso, que es el principio de la civilización moderna.
La inteligencia artificial de grado militar conocida como Iona tiene solo una semana de vida. Después de eso, la UNSC legalmente pondrá fin a sus siete años de existencia para evitar la amenaza del fenómeno de corrupción de datos conocido como 'desenfreno', una condición que eventualmente afectará su funcionalidad y personalidad, poniendo en peligro a todos los que la rodean. En un último intento desesperado por salvarse, Iona ha lanzado con éxito un recurso legal sin precedentes contra su propia sentencia de muerte, un caso que está siendo observado muy de cerca no solo por los niveles más altos del gobierno humano, sino también por otros con una agenda muy diferente…
Frank O'Connor, considerado por autores como William B. Yeats, Julian Barnes o Richard Ford como el Chéjov irlandés, analiza las realidades dispares que conforman aquel país, católico y timorato, y, al mismo tiempo, cuna de algunos de los mejores autores de la literatura universal. En Huéspedes de la nación y otros relatos, O'Connor nos presenta soldados de bandos opuestos, niños que cargan con la culpa de la religión y la moral, familias y parejas que son el reflejo de una sociedad fracturada, y habla del perdón, la solidaridad, la venganza, la envidia, y de los lazos que unen y separan a los seres humanos. O'Connor es el retratista de una Irlanda que todavía no ha desaparecido. Sus relatos, clásicos en el género, siguen siendo absolutamente contemporáneos. La profundidad psicológica de sus personajes, la fuerza de sus diálogos y descripciones convierten la obra de O'Connor en única e inimitable. A pesar del paso del tiempo, Frank O'Connor seguirá siendo un «maestro entre maestros».
Desde 1950, Mike Cavanaugh es un tipo diferente de investigador privado, no el típico detective privado perpetuamente arruinado. A los treinta y dos años, es copropietario con Sam de mediana edad, mentor y figura paterna. Emplean a quince agentes en su empresa de investigación. Liza Wilson quiere contratarlos para que sigan a su hermano mayor, quien la noche anterior intentó matar al hermano que hay entre ambos (ella también tiene una hermana menor). Ella les cuenta esta historia: Roger, el hermano mayor, es un playboy, le gusta beber, apostar y relacionarse con mujeres. El hermano menor, Ted, es adoptado; tras la muerte de la madre de ella y su hermana, Liza se hizo cargo de él. En el nuevo testamento del anciano padre, rico gracias al petróleo, todo se le ha dejado a Ted, y para Roger crea un fondo fiduciario. Las chicas reciben tarjetas de crédito hasta que se casan. En el caso de la muerte de Ted, Roger se queda con todo y, si fallece también, Liza hereda. Ella también sigue acercándose a Cavanaugh, y le muestra dieciséis billetes de cien dólares como tarifa. Cuando ocurre un asesinato, no fue como se esperaba. De repente, sin trabajo, Cavanaugh es contratado por el anciano para encontrar al asesino. Pero él insiste en que dos matones sigan a Cavanaugh, una vez tratando de golpearlo cuando se dirige a la ciudad donde el anciano comenzó. ¿Qué había allí que no quería que Cavanaugh encontrara? Los testigos siguen apareciendo muertos justo después de que Cavanaugh habla con ellos, mientras comienza a armar las piezas y se acerca a la solución.
La muerte no nos espera al final de un largo camino. La muerte está siempre con nosotros, en la médula de cada momento que pasa. Ella es la maestra secreta que, oculta a la vista, nos ayuda a descubrir lo que más importa en la vida. Las cinco invitaciones es una estimulante reflexión sobre el significado de la vida y cómo la conciencia de la muerte atrae a nuestro ser más verdadero. Con más de treinta años de experiencia al cuidado de personas en las etapas finales de sus vidas, Ostaseski ha descubierto que la muerte puede ser la guía que necesitamos para despertar plenamente a nuestras vidas, para ayudarnos a forjar experiencias plenas y significativas.
Si bien Israel es un pueblo con más de 35 siglos de historia, vamos a centrarnos en su historia moderna, finales del XIX en adelante. Para empezar, un pequeño prólogo que nos hará entender un poco los sucesos que posteriormente acontecieron en la zona. Hasta 1914 la zona que conocemos como Oriente Medio estaba constituida por un conjunto de territorios sometidos al imperio Turco. Turquía fue aliada de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Su derrota significó perder dichos territorios que quedaron bajo el régimen de mandatos internacionales administrados por Gran Bretaña y Francia.Estos fueron desplazando a Turquía y ocupando el vacío que iba dejando al retirarse. La historia de las luchas por el control de Oriente Medio se inicia entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, y junto a las rivalidades entre las dos potencias europeas van a actuar otras fuerzas que alegan derechos históricos y con aspiraciones nacionalistas en favor de su establecimiento y consolidación institucional en la región. La Primera Guerra Mundial fue el caldo de cultivo de todos estos factores, y cambió no sólo el marco político y territorial de Oriente Medio, sino también el juego de los grupos de presión y de intereses económicos y políticos, configurando una nueva situación, que con tensiones y conflictos ha marcado de manera decisiva su evolución histórica hasta el momento presente. En tiempos de la Primera Guerra Mundial, por tanto, puede decirse como síntesis que actúan sobre Oriente Medio cuatro fuerzas históricas, cuyo juego va a determinar toda la evolución de la zona hasta nuestros días. De estas cuatro fuerzas dos son de carácter externo a la región al estar constituidas por la ocupación e intervención exterior sobre los pueblos de la zona: en primer lugar, la fuerza en retroceso del Imperio Turco, que hasta entonces había sido la potencia dominante y que al ser derrotada en la guerra como aliada de Alemania tiene que abandonar su secular ocupación y soberanía sobre los territorios árabes; y en segundo lugar, la fuerza en ascenso de Gran Bretaña y Francia, que como aliadas vencedoras en la Gran Guerra intervienen en la región para llenar el vacío dejado por Turquía y controlar a los países árabes, movidos los occidentales por dos tipos de intereses: por un lado, políticos, primero como adversarios de los turcos, aliados a su vez de los alemanes, y después contra los rusos soviéticos; y por otro, económicos, con el fin de controlar el petróleo de la zona. Y las otras dos fuerzas son propias de los pueblos que habitan en la región y sobre la que alegan derechos históricos para hacerlo por lo que tienen un carácter nacional de diverso significado y formulación: de un lado, el nacionalismo árabe, que es expresión de un resurgimiento y renovación de los pueblos árabes que, liberados del dominio turco, aspiran a crear una gran nación árabe independiente; y de otro el movimiento sionista, que en este momento alcanzó su madurez y el reconocimiento internacional de su derecho para constituir un Estado judío en Palestina.
Un pecado antiguo. Un juramento olvidado hace mucho tiempo. Un pueblo con un secreto mortal. Algo siniestro sucede en Hyde River, aislado y viejo poblado minero de las montañas del noroeste del Pacífico. Bajo el manto de oscuridad ataca un depredador sin aviso cobrando vidas de la manera más escalofriante y salvaje. La comunidad de Hyde River observa aterrorizada mientras los residentes desaparecen repentinamente, pero por más que se investigue entre los habitantes de la zona, estos se muestran cada vez más herméticos, como si estuvieran bajo un juramento de mantener el secreto de los pecados escondidos de sus antepasados. Sólo cuando se revelan los secretos de Hyde River sale a luz la verdadera gravedad del peligro. El pueblo descubre algo mucho más mortal de lo que jamás se habría imaginado: algo que no solamente acecha a sus víctimas sino que tiene el poder de ennegrecer sus corazones, llenándoles lentamente el alma de oscuridad…
Un matrimonio en crisis y una pareja de novios inevitablemente se ven obligados a hospedarse en una casa que se encuentra en medio de la nada. Al principio parecía deshabitada, pero de repente tres extraños aparecen diciendo ser los encargados del lugar. Las cosas se vuelven espeluznantes cuando su cena se convierte en un montón de gusanos putrefactos y, rompiendo la ventana, una lata es arrojada adentro de la casa, diciendo que se encuentran en medio de un juego al más puro estilo de la habitación del pánico. La lata daba las tres reglas del juego (reglas sin sentido, pero que debían seguir), en la cual, la que mas resaltaba era que debían entregar un cadáver antes del amanecer o todos morirían. Prácticamente presos del pánico y viendo que la cosa no va de guasa tratan de escapar. Pero son detenidos por un hombre con cara de hojalata, tratando de imitar al inolvidable Jason, y quedan atrapados dentro de la casa. La cual cada vez se vuelve más aterradora con el pasar del tiempo. Y para más inri, Los extraños no están dispuestos a morir y tratan de matarlos.
Nadie quiere morir, pero nadie quiere matar. En medio de un montón de sucesos inexplicables y aterradores (vamos, espejos que no devuelven el reflejo de las personas, objetos que se mueven, ruidos por todas partes, etc) descubren que no son los primeros en estar en esa situación y buscaran la manera para salir de toda esa locura sin tener que asesinar. Pero mientras más avanza el tiempo las cosas empiezan a cambiar, cada uno muestra su verdadera personalidad al no querer morir, el hombre de hojalata los coloca en medio de situaciones terroríficas y las reglas aumentan, cambian, volviéndolo todo más escalofriante. ¿Podrán escapar de toda esta locura? ¿Quién es el extraño hombre con cara de hojalata? ¿Será necesario un cadáver para salir con vida de la casa? ¿Por qué parece que la casa tuviera vida propia? ¿Quién es esta extraña niña que apareció de la nada y trata de ayudarlos a escapar?
BAJO el firmamento limpio de nubes, inclinados sobre las espigas de trigo, hombres, mujeres y niños efectuaban la siega, diseminados por el vas, to campo. Realizaban su labor con alegría, como todos los años por esta época, pues había llegado ya la ocasión de acrecentar un poco sus posibles, después de la larga etapa invernal. Por eso, en los breves descansos que se permitían en el curso de la espaciosa jornada, las canciones salían de sus labios con el mismo gozo que entonaban las suyas los grillos escondidos en el borde de la cercana carretera.
Una historia de siete demonios (A story of seven devils) es un relato de terror del escritor norteamericano Frank R. Stockton. El relato fue publicado en la colección de historias fantásticas de 1888: Amos Kilbright: His Adscititious Experiences With Other Stories.
EL que un hombre como yo, joven —treinta años recién cumplidos—, no mal parecido, sano, sin obligaciones y con una fortuna que se estimaba como una de las mayores de Francia, hubiera caído en la profunda sima del desaliento, llegando hasta odiar a la vida, parece algo fuera de toda lógica.
Lo que son las cosas; no obstante mi riqueza y salud y el privilegio de que goza todo hombre adinerado, no sabía qué hacer.
Me estaba matando la melancolía y esto puede explicarse si digo que no hacía ni dos meses que tuve la desgracia de quedarme viudo. Supongo que no soy una excepción entre los hombres que han amado a su esposa con auténtica locura. Habrá muchos; pero el golpe que me propinó el destino fue tan fuerte que caí poco menos que en una desesperación sin límites.
No vamos a tener tiempo para visitarla. Hay muchas cosas por hacer y esta ocasión, el turismo tendrá que ser sacrificado. Y es una lástima porque, según todos nuestros informes, la visita merece la pena efectuarla. No obstante, habrá que dejarlo para otra ocasión. ¿Otra ocasión? ¿Acaso estamos seguros de que la tendremos? La aventura que nos disponemos a emprender no deja de ser peligrosa.
Colonia, 1999. Un comerciante es salvajemente asesinado en su apartamento. A primera vista, parece la obra de un perturbado. Vera Gemini, detective privada, se verá envuelta en el caso involuntariamente y pronto descubrirá el rompecabezas que se esconde tras este asesinato. La pista de la que dispone la llevará hasta un hecho que tuvo lugar en el desierto de Kuwait durante los últimos días de la guerra del Golfo. Allí, tres miembros de un comando secreto encontraron una gran cantidad de diamantes entre los restos de un convoy bombardeado. A pesar de que su valor en el mercado alcanzará los treinta millones de dólares, el hallazgo no les hará ricos sino que se convertirá en su peor pesadilla…
Lo desconocido se rebela. Una lucha contra reloj para salvar a la humanidad, los científicos descubren verdades sorprendentes. En Perú, un pescador desaparece sin dejar rastro. Entretanto, los expertos noruegos de una empresa petrolífera se encuentran con extraños organismos que ocupan cientos de kilómetros cuadrados del fondo marino. Y en las las costas de la Columbia Británica comienza a observarse un inquietante cambio en el comportamiento de las ballenas. Algo ha hecho que las criaturas marinas se vuelvan contra el hombre. Nada de todo esto parece tener una causa común, pero el biólogo Sigur Johanson sospecha que en estas anomalías hay algo más que una simple serie de coincidencias. Lo mismo acaba creyendo el investigador de ballenas canadiense Leon Anawak, quien llega a una preocupante conclusión: una catástrofe está a punto de suceder, y ésta podría poner en peligro la continuidad de la raza humana. La búsqueda del origen de esta amenaza enfrentará a los biólogos con sus peores pesadillas.
El irlandés Liam O’Connor, recién nominado al Nobel de física y autor de varios bestsellers, llega a Colonia para la promoción de su último libro. En el aeropuerto tropieza con un antiguo compañero del IRA (grupo al que perteneció en su juventud). Este encuentro casual precipitará una serie de acontecimientos que llevarán a O’Connor a descubrir la existencia de una conspiración para asesinar al presidente de Estados Unidos.
Como ya hizo en El quinto día, Frank Schätzing utiliza una trama de ficción para involucrar al lector en cuestiones fundamentales sobre la vida contemporánea.
Colonia. En un inmueble de lujo, un hombre descubre el cadáver de su vecina, supuestamente asesinada. Dos policías, Cüpper y su ayudante, se encargarán del caso. La víctima es Inka, la ex mujer de Fritz von Barneck, un constructor millonario, y dueña de una agencia de publicidad junto a Astrid, que pronto se convertirá en la principal sospechosa del asesinato. No obstante, Cüpper no tardará en descubrir que hay más gente con motivos para matar a la víctima, y pronto entran en juego nuevos sospechosos: el mismo Von Barneck, que no quería divorciarse para así no indemnizar a Inka; Max Hartmann, el doble del millonario, que fácilmente podría haber cometido el crimen y dejado que inculparan al constructor; la mafia italiana, que tenía entre manos negocios turbios con la víctima, o incluso Marion, hija de un matrimonio anterior de Von Barneck… ¿Quién se esconde tras este asesinato? El lugar preferido de Cüpper para desarrollar sus teorías no es la escena del crimen ni la silla de su despacho, sino la mesa de los restaurantes que suele frecuentar este magnífico gourmand, que, al final del libro, deleitará a sus lectores con sus recetas favoritas. Un personaje inolvidable que compartiría mesa con Carvalho y Montalbano. Hambre asesina es la brillante incursión en el género negro del polifacético escritor Frank Schätzing, el aclamado autor de El quinto día. Un relato lleno de humor e ingenio con todos los ingredientes necesarios para convertirse en una lectura imprescindible.
En el año 1290 una gran sombra se cierne sobre la catedral de Colonia: alguien asesina al maestro constructor precipitándolo al vacío desde un andamio ante los ojos del joven mendigo Jacop, que se convierte en testigo accidental del asesinato. A partir de este momento se desencadena una completa intriga policíaca que el autor aprovecha brillantemente para poner al descubierto las luchas de poder entre la incipiente burguesía de la época y la Iglesia, así como el terrible abismo existente entre ricos y pobres, reflejado en la vida urbana de la Colonia del siglo XIII. Jacop, ayudado por un médico que lo acoge y protege, intentará desenmascarar el complot que urdía el clan de los Overstolzen contra el arzobispo.
¿Qué relación tenemos con el mundo que nos rodea? Como hizo en su impactante novela El quinto día, el magistral autor Frank Schätzing vuelve a sorprendernos con Límite, su nueva y esperada novela. En un futuro próximo, los recursos energéticos de la tierra han sufrido una radical transformación. Los suministros tradicionales casi se han agotado y el hombre se ha establecido en la luna para extraer un combustible alternativo, de gran eficacia energética e inofensivo para el medio ambiente. Éste es el punto de partida de Límite, una novela dinámica, trepidante, cargada de suspense y con un ritmo cinematográfico. Fruto de una rigurosa investigación científica, y con un marcado acento ecológico, Frank Schätzing invita al lector a derribar sus barreras mentales y a disfrutar sin límites de este monumental thriller de rabiosa actualidad que no dejará a nadie indiferente.
Vivimos en un estado permanente de subasta. Toda nuestra biografía, los logros conseguidos, nuestros sentimientos…todo se evalúa en un constante“me gusta”. Los modelos mentales económicos han conquistado al resto de ciencias sociales, y la absurda idea de que“el ser humano es egoísta”se ha convertido en algo así como una ley natural. Vivimos conectados a esas premisas, desde la genética hasta la moral, desde las altas finanzas hasta las cuentas de Facebook o Twitter. Todo ha quedado reducido a la teoría de la elección racional, del propio interés. Una tesis cuyo origen se remonta ala Guerra Fríay que no sólo no funciona, sino que ha sido manipulada para ser aplicada en beneficio del mundo financiero y en contra de teoría basadas en modelos cooperativos.El sistema capitalista se nos está escapando de las manos. El dictado de la nueva economía–en la que los“ordenadores”gestionan los mercados de acciones y divisas nos indica que los Gobiernos están perdiendo su independencia y su autonomía y las democracias se convierten en marionetas de los mercados, en la pelota con la que juega el“monstruo”. Un juego en el que, al final, perdemos todos.Schirrmacher hace un entretenido, ágil y bien documentado relato de ello y nos advierte de los riesgos de convertir la vida entera en un juego eterno de medallas, premios y promociones. Es hora de pensar en una vía de salida, en nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida cotidiana en una mera ecuación matemática.
¿Había escuchado antes de la cura del metabolismo combinada con HCG? Decenas de miles de personas han perdido peso exitosamente con este programa. El secreto de los bellos y afortunafos es, desde hace mucho, un método para cualquier persona. También usted puede perder peso de una manera saludable. Con la cura del metabolismo HCG el autor Frank Schmidt ha perdido mucho peso. En el contexto de su pérdida de peso habla intensamente del sobrepeso, nutrientes vitales y nutrición. En su libro, nos muestra el primer paso para una cura del metabolismo óptima. Además del nuevo descubrimiento de nuevos conocimientos, también habla de su propia experiencia. Este paso es una maravillosa manera de entrar a la cura del metabolismo HCG, que tanto éxito le dio a Frank Schmidt.
Soy un patriota. Amo a mi país. Serví a mi patria. Pero atrás quedó la época en la que jugábamos a ser valientes soldados que viajaban por el mundo con el fin de salvaguardar la paz allí donde ésta había sido salvajemente violada, donde los utópicos estados democráticos habían dado paso a un régimen militarizado en el que a duras penas se llegaba a comprender cuáles eran los límites legales en los que uno se podía mover. Allí donde las fronteras naturales fueron reemplazadas por muros perennes y por alambradas coronadas de lacerantes concertinas.
Desde las humeantes calles de Manhattan, una premonitoria nota entre los escombros de las Torres Gemelas marca el inicio de esta novela llena de enigmáticas coincidencias. Toda la història transcurre a través de los acontecimientos que conmocionaron al mundo entero durante el siglo pasado y principios de éste.
El detective Leonardo Labianca se verá envuelto en una trama de suspense que le obligará a realizar desde un desesperado viaje a Madrid para evitar los atentados del 11 de Marzo en la estación de trenes de Atocha, hasta una llamada al obispo Joseph Ratzinger para que evite la presencia del Papa de Roma en una misa ortodoxa en la Plaza Roja de Moscú.
El desarrollo de esta novela invita al lector a descubrir lo que se esconde detrás de dos famosas litografías del pintor Henri de Tolouse-Lautrec.
El regreso de la auténtica novela negra.
Aquella mañana, como casi todas, Amita Daniell había salido muy temprano de su rancho, y en su carrito de compras, tirado por «Felipe», recorría el pintoresco sendero del pueblo, aquel camino estrecho y largo que serpenteaba por el llano y atravesaba el poblado, perdiéndose después en las lejanas cumbres.
Entre los años 1866 y 1867, después de la guerra de Secesión, una oleada humana se desbordó por las fronteras de todos los estados de la Unión, extendiéndose por los territorios centrales con rumbo a las lejanas tierras del Oeste, a la sazón incultas y casi deshabitadas. La mayor parte de esta masa de emigración la constituían familias enteras de los estados del Sur arruinadas por la guerra, y entre ellas había soldados de los ejércitos confederados huidos de los campos de prisioneros yanquis, muchos jefes y oficiales del ejército derrotado, traficantes del Este, aventureros… gentes todas sin fortuna y sin hogar, lanzadas por la resaca de la guerra a la conquista de aquellas tierras violentas de aventuras. Entonces, sobre aquel inmenso territorio del Oeste abierto a la conquista, comenzó la historia grandiosa y turbulenta de la Colonización. Por senderos imposibles, descubriendo valles, atravesando ríos, cruzando montañas, desiertos y pantanos, aquella caravana de emigrantes ocupó las tierras vírgenes que hasta entonces sólo habían sido patrimonio de los hombres de piel roja. Y a su paso, surgieron ranchos y haciendas, se alzaron pueblos y ciudades, se poblaron de ganados las inmensas praderas, y sobre el espejismo deslumbrador de aquellas llanuras sin confines, el genio de una casta de conquistadores y de héroes, creó para las futuras generaciones la gran obra de la Colonización (una Civilización y una Epopeya) que el mundo había de contemplar luego con asombro.
En un mundo de controversias en el tema de la obesidad, «El Poder del Metabolismo» registra las técnicas y factores que ayudan a recuperar el metabolismo, basadas en EXPERIENCIA Y OBSERVACIONES de lo que ha funcionado en más de 13,000 personas. Las técnicas para bajar de peso de forma natural vienen descritas en este Best-Seller de Puerto Rico. Los temas incluyen una dieta con la que se puede vivir, por que las grasas no son las culpables de la obesidad, la diferencia entre bajar de peso y adelgazar, los alimentos que son fuentes de energía para el metabolismo, el hongo candida albicans, entro otros. El libro define las causas y soluciones al problema del metabolismo lento que tienen algunos haciendo “dieta de por vida” mientras otros son “flacos” coman lo que coman. Por lo tanto se concluye que bajar de peso no tiene que ver solo con lo que usted come. El autor, un especialista en obesidad y metabolismo, ha incluido recomendaciones especiales para personas con diabetes o hipotiroidismo.
París, 1872. La medicina es ya una ciencia moderna y lucha por deshacerse de supersticiones. El joven y prometedor doctor Paul Clément, entusiasmado con sus experimentos con el sistema nervioso, utiliza la electricidad para resucitar a pacientes fallecidos. En su ambición por ir más allá, y obsesionado por entender la relación entre cuerpo y alma, Clément decide experimentar sobre sí mismo, pero esta decisión cambiará su vida para siempre.
Un fascinante viaje por los rincones oscuros del amor.
El amor tiene múltiples caras, algunas sumamente perturbadoras. Mavis es una ama de casa a la que visita el fantasma de su difunto marido; Mark es un profesor que se enamora de su propio reflejo. Y Jim dice estar poseído por el demonio. Estos son solo algunos de los increíbles casos que pueblan El romántico incurable.
Frank Tallis, psicólogo y escritor británico, nos ofrece un brillante y original ensayo que explora con inteligencia, delicadeza y maestría la pasión, el deseo y la obsesión amorosa a través de los casos reales más singulares que han desfilado por su consulta.
Una lectura asombrosa y apasionante que recorre la delicada frontera entre el amor y la locura.
En la mejor tradición de Oliver Sacks y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.
'Frank Tallis es nuestro guía en un viaje a las profundidades del corazón. Un libro brillante y seductor.'
Ian McEwan
'Apasionante […]. Tallis nos enseña que, cuando nos enamoramos, flirteamos con la locura.'
Nick Hornby, The Believer
'El estilo narrativo de Tallis es magnífico y su libro recuerda a Oliver Sacks por la compasión y el sentido del humor del que hace gala.'
The Times
'Tallis es un autor con mucho talento. Sus pacientes son personajes cercanos y sus historias, fascinantes como la vida misma.'
The Economist
'He disfrutado con este libro. Tallis escribe con claridad, inteligencia y humor sobre los casos más extremos del amor.'
Sebastian Faulks
A principios del siglo pasado, Viena asiste impávida al asesinato de una conocida médium. Todos los indicios conducen a pensar que se muerte se debe a una causa… sobrenatural. Sin embargo, el inspector Oskar Rheinhardt se niega a aceptar tal posibilidad y solicita el consejo del doctor Max Liebermann, un joven psiquiatra que acaba de introducirse en los círculos psicoanalíticos. Las primeras pesquisas no arrojan ninguna luz sobre los hechos y Liebermann se da cuenta de que no basta con adentrarse en la mente del asesino. En el transcurso de una de sus reuniones con Sigmund Freud, el maestro le dará la clave para emprender una investigación que lo llevará a descubrir una verdad incómoda y aterradora.
En pleno invierno de 1902, un asesino en serie se embarca en una bizarra campaña de crímenes en Viena. Sus peculiaridades más distintivas son sus sádicas mutilaciones, su afición a los símbolos arcanos y la elección aparentemente aleatoria de sus víctimas. El inspector Rheinhardt solicita la ayuda de un joven discípulo de Freud (su amigo el doctor Lierbemann) con el caso. La investigación los arrastra a la esfera de las sociedades secretas de Viena, un tenebroso submundo de literatos alemanes, teóricos de la raza y científicos. La mente del asesino parece impenetrable, y sus crípticas pistas indescifrables para la interpretación psicoanalítica; sin embargo, gradualmente, parece evidente que hay una chocante razón para sus actos. En este trasfondo de misterio y terror, Liebermann se debate con sus demonios internos al tiempo que su fascinación por la enigmática Amelia Lydgate le hace dudar sobre su inminente matrimonio. Para resolver este dilema debe hacer algo impensable: arriesgarse a recibir acusaciones de cobardía y deshonor.
En este maravilloso y breve relato admiramos a la vez un arte exquisito y una profunda y lúcida penetración psicológica. Es la historia de un matrimonio, en la que nos sumergimos creyendo encontrar una novela de amor y, sin darnos cuenta, participamos en una excursión a las más sombrías y misteriosas regiones del alma. La crítica literaria, muy acertadamente, ha calificado esta obra diciendo: «Ningún otro de los libros de Frank Thiess es hasta tal punto música hecha palabras». Una novela representativa de un autor de todos los tiempos.
Jeff Hadley había hecho algo terrible. En famoso artista, escultor y profesor fue la estrella del mundillo atístico hasta que un escándalo volvió su vida del revés. Jeff necesitaba un lugar donde desaparecer una temporada... y el Vuelo Tansoceánico 815 se lo permitió. Ahora, como uno de los supervivientes del desastre aéreo. Jeff tiene todo el tiempo del mundo para reflexionar acerca de su mala acción. Además la isla parece que le ha devuelto la inspiración artistica. Pero las nuevas obras de Jeff tienen un toque siniestro. Y ha empezado a tener sueños, pesadillas terroríficamente vívidas. Y después llegan las voces.. y los sentimientos de dolor y culpabilidad. ¿Intenta decirle algo la isla o su pasado le está pasando cuentas?
Retrato fiel de la vida arriba y abajo. Frank Victor Dawes, hijo de una criada que, como tantas otras, comenzó a servir a la edad de trece años, quiso investigar, en pleno apogeo de la serie Arriba y abajo en la televisión británica, las razones de la ostensible disminución del número de personas empleadas en ese sector en el Reino Unido (del casi millón y medio hasta la Primera Guerra Mundial a los menos de cien mil de ese momento). Para ello publicó en 1972 un anuncio en el Daily Telegraph en el que solicitaba a cualquiera que hubiese trabajado como personal doméstico que le enviara cartas en las que contara sus vivencias. La respuesta fue tan abrumadora que dio lugar al fascinante recorrido que propone Nunca delante de los criados, un retrato del trabajo doméstico a lo largo de cien años a partir de los testimonios de sus protagonistas: doncellas, mayordomos, institutrices, cocineras, lacayos y también algunos empleadores. Los recuerdos que se desgranan en este libro son trágicos, cómicos, evocadores, ridículos y, a veces, crueles, y conforman una historia social decisiva que corrobora la idea de que desde siempre se les ha tenido por trabajadores e incluso seres humanos de segunda. Obligados a entrar en el servicio por necesidad económica, cuando la garantía de techo y comida lo convertía en la opción laboral preferente para las clases desfavorecidas, los empleados del hogar abrigaban un sentimiento de rencor contra el doble rasero que veían a su alrededor: elaborados alimentos que sólo se les permitía comer cuando sobraba algo de la mesa de arriba; habitaciones bellamente amuebladas para la familia, comparadas con sus austeras buhardillas sin comodidades; largas e indefinidas jornadas aderezadas con el constante sonido de la campanilla, y pocas oportunidades de ocio y vida social o familiar. Clasismo e indefensión. Una existencia codificada hasta extremos inverosímiles, códigos que afectaban tanto al uniforme de trabajo como a la ropa de calle, y que exigían a los criados mutismo e invisibilidad cuando servían las cenas en el comedor noble. Las perspectivas y los niveles de vida de los patrones y de la servidumbre eran como la noche y el día: la vida en el servicio doméstico se parecía mucho a la vida en un convento.
La vigencia de los dones espirituales presenta una explicación de la doctrina del cesacionismo. Los que lo han leído afirman que es muy útil para resolver la confusión que reina sobre esa doctrina en el tema de los dones espirituales.
Una historia diferente del siglo XX Sirviéndose, como línea argumental, de la historia de los caballos de raza lipizana, Frank Westerman recorre la historia contemporánea de la Europa del siglo XX en este brillante y original ensayo, que se lee como una novela. Siguiendo el árbol genealógico y las vicisitudes de las yeguadas imperiales, el autor-narrador reconstruye la historia de cuatro generaciones de purasangres y de cómo consiguieron sobrevivir a las guerras napoleónicas, la caída del Imperio austrohúngaro, las dos guerras mundiales, los delirantes experimentos para mejorar las razas proyectados por Hitler, Stalin y Ceaucescu y las terribles condiciones que soportaron durante la guerra de los Balcanes. El lector es conducido, a través de Europa, desde los establos imperiales del pasado hasta los controvertidos laboratorios genéticos de hoy día.
«El nombre Frank Westerman representa una nueva clase de literatura». Frankfurter Allgemeine Zeitung La noche del 21 de agosto de 1986, sin razón aparente, se extingue toda clase de vida humana y animal en un valle en el noroeste de Camerún. Los cuerpos sin vida de gallinas, babuinos, cebúes y pájaros amanecen desperdigados entre la hierba. Y 1.746 personas, entre hombres, mujeres y niños, han sido sorprendidas por la muerte en sus viviendas, ya sea dormidas o en alguna labor cotidiana, sin rastro alguno de violencia. Las casas y las palmeras están intactas. ¿Qué sucedió? El valle asesino analiza cada faceta en torno a esta muerte masiva y misteriosa en un poderoso y poliédrico relato, con aires de thriller, que se extiende hasta Islandia y Hawái. Frank Westerman nos sumerge en una intrincada realidad donde coexisten la ciencia y la omnipresente mitología del continente africano para poner al descubierto la verdad desde tres perspectivas tan distintas como válidas. En este apasionante recorrido intenta dilucidar cómo nacen los relatos, y de qué forma las palabras y los hechos se transforman en mitos.
«Ingenieros del alma» aborda la difícil lucha de los escritores en los totalitarismos y se adentra en el fascinante análisis de uno de los experimentos más singulares de la historia de la humanidad: el sistema soviético. Viajando por el presente y el pasado, Frank Westerman desentraña la trágica vida del romántico Konstantin Paustovski y sus coetáneos, y hace partícipe al lector de su entusiasmo por la revolución rusa, que no tardaría en convertirse en adulación forzosa. La conjunción de historia y actualidad, así como los sorprendentes planteamientos de Frank Westerman, conducen al lector al trágico desenlace: el duelo entre escritores e ingenieros hidráulicos, preludio de la caída del imperio soviético. Durante los últimos cinco años, Frank Westerman (1964) vivió y trabajó en Moscú como escritor y periodista. Su libro anterior, «De Graanrepubliek», fue galardonado con el Premio Dr. Lou de Jong de historia contemporánea.
En Las diez claves de la realidad el premio Nobel Frank Wilczek desgrana con un lenguaje sencillo, libre de tecnicismos pero con absoluto rigor, lo que considera las diez claves para la comprensión científica de la realidad física. Con claridad y un contagioso tono alegre, nos guía a través de los conceptos esenciales que forman nuestra comprensión de lo que es el mundo y cómo funciona. A través de estas páginas, llegamos a ver nuestra realidad de una manera nueva: más grande, más completa y más extraña de lo que parecía antes. Sintetizando preguntas básicas, hechos y especulaciones deslumbrantes, Wilczek investiga las ideas que forman nuestra comprensión del universo: tiempo, espacio, materia, energía, complejidad y complementariedad. Ahonda en la historia de la ciencia fundamental, explorando lo que sabemos y cómo lo sabemos, al tiempo que viaja a los horizontes del mundo científico para darnos una idea de lo que podríamos descubrir pronto. Brillante, lúcido y accesible, este es un libro esencial que nos enseña a ver la realidad con nuevos ojos y que celebra los grandes logros del método científico.
Con siete títulos mundiales y más de un centenar de victorias, Lewis Hamilton es, sin discusión, el piloto de Fórmula 1 más exitoso de todos los tiempos. Pero su ascenso estelar en las filas del automovilismo no fue de ninguna manera sencillo.
Esta es la historia de sir Lewis Hamilton, desde sus orígenes en la isla de Granada y su modesta infancia en un barrio popular de Stevenage hasta aquel ya lejano primer Mundial del 2008. A este primer éxito le seguiría una sucesión de momentos memorables marcados por sus enconadas rivalidades con Fernando Alonso, Sebastian Vettel, Nico Rosberg y, más recientemente, con Max Verstappen. Junto al holandés protagonizaría en el 2021 uno de los finales de Mundial más disputados y emocionantes de la historia. Aunque vio cómo se le escapaba la victoria en el último suspiro, Lewis Hamilton volvió a demostrar la grandeza del piloto más laureado de todos los tiempos.
El protagonista de esta novela —cuya acción transcurre en el sur de Estados Unidos, en la época de reajuste, subsiguiente a la Guerra de la Secesión— se encuentra en una de las situaciones más singulares en que puede verse un hombre: la pérdida de memoria a raíz de guerra. En esta soberbia novela histórica desarrollada al ritmo excitante y sostenido a que Frank Yerby tiene acostumbrados a sus millones de lectores, el autor se eleva a su máxima altura. Sobre todo, cuando nos describe los episodios de terror de aquellos días en que el Ku-Klux-Klan campaba a su aire, plantando cruces ardientes en todas las colinas y sembrando el espanto entre blancos y negros.
En esta novela conmovedora e impresionante de suspense, la acción se traslada al tumultuoso mundo de un país caribeño devastado por la revolución para darnos una historia contemporánea e histórica, llena de color y romance, pero pertinente a nuestras vidas como titulares de hoy. En esta novela cargada de sangre y fuego, de pasiones candentes y del choque de ejército contra ejército, hermano contra hermano, Frank Yerby demuestra una vez más por qué es uno de los novelistas más populares de América.
La novela empieza con un hombre solo, abandonado en medio de la nada del gran Mississipi, llamado Stephen Fox, irlandés, quien puede perfectamente simbolizar al inmigrante que se establece en América. De la nada, y con cierta ayuda de la suerte y su habilidad con las cartas, llega Fox a levantar una hacienda y una gran casa por la que pasarán toda clase de sucesos enmarcados en la franja histórica que va, de 1826, al final de la Guerra Civil…, siempre con el transfondo de la esclavitud y los «valores» sureños puestos en entredicho.
Él la amaba lo suficiente como para invadir a otro país para encontrarla. Nacido en una choza en Natchez-Under-the-Hill, la morada de asesinos, ladrones, peleas, hombres del río y las damas de virtud fácil, Ross Pary tenía una sola meta: llegar a Natchez-on-the-Hill, donde los caballeros plantadores vivían una vida de gracia y la de facilidad en mansiones porticadas. En la distancia física, había menos de un kilómetro y medio entre los dos mundos, pero en la distancia social, los habitantes de Natchez-on-the-Hill floreció a medio mundo de distancia. Sin embargo, hay más de clímax de la lucha de Ross Pary para la aceptación social a través de las pasiones y los conflictos de sus amores enredados. Es la historia de un caballeroso Sur la extralimitación de un imperio esclavista en el extranjero y llegar al clímax de su fortuna en la década exuberante de 1850.
Tras la guerra civil americana el protagonista regresa al sur donde tiene una plantación. Ha servido con los yanquis y eso le traerá problemas, aunque todo le puede traer problemas a un hombre de una sola pieza que no se arredra ante nada y que tiene su propia filosofía de la vida, muy íntegra para los tiempos que corren. En la novela aparecen, el Ku Klux Klan, los Caballeros de la Camelia Blanca, y un variopinto surtido de personajes. Peleas, robos aventureros del norte cuya conciencia se mide por el dólar y mulatos mestizos víctimas de su propia identidad confundida, todos los victimizan y aterrorizan a los negros recién liberados. Al igual que los pantanos se arrastran y los bosques que reclaman las mansiones del sur una vez lujoso, ésta es la historia de la corrupción lenta de la vieja sociedad y la aparición de esos hombres amargos, cínicos, que se pronunciará sobre el nuevo Sur.
La obra se ambienta en un periodo histórico sobre el que el autor ha realizado una investigación exhaustiva. A pesar de que publicaba prácticamente una novela cada año, jamás descuidó el trabajo previo de documentación. El protagonista, tiene un atractivo irresistible para las jovencitas, es extremadamente inteligente, valiente y caritativo. Tal vez para compensarlo, también es siempre un inadaptado a su familia y su sociedad, por lo que tiene que buscar nuevos horizontes. Por supuesto, aunque de humildes orígenes, logra siempre rápidamente dinero y poder. En su camino, aparte de estar presente en los grandes momentos de su época, tendrá apasionadas relaciones con tres mujeres. Tres mujeres que representarán el amor, la lujuria y la ternura. Es decir, un gran amor, apasionado e imposible, casi siempre frustrado. Una lujuria desbocada por una mujer de excepcional hermosura, pero que se agota en sí misma, y que le da oportunidad de plasmar su gusto por la belleza y la sexualidad. Una ternura sensible y tibia por una joven dulce y bondadosa. El protagonista, Jean, un filosofo (aunque a él no le guste definirse así), hijo de un rico naviero marsellés, es un decidido opositor de la sociedad estamental en la que le ha tocado vivir. Por desgracia, un noble prometido a su hermana se cruza en su camino, robándole a su hermosa y fogosa amante, y cuando Jean trata de vengarse… sólo consigue empezar una historia de amor apasionado con la joven hermana de aquél. Comienza entonces una sucesión frenética de aventuras y experiencias en las que Jean será testigo y protagonista de la Revolución que tanto ha esperado, pero que tanto va a desilusionarle.
Ambientada en la guerra de Secesión americana, la protagoniza un joven inquieto decidido a enriquecerse rápidamente burlando el bloqueo yanqui sobre la confederación, y proporcionando a las ricas damas de Nueva Orleans todos los lujos del lejano París que la guerra les había arrebatado. Tyler Meredith burla el bloqueo de los federales e introduce armas en los Estados del Sur. Las hermanas Ruth y Susan, así como la hermosa mestiza Lauriel, con quien hace un extraño pacto, juegan un importante papel en la vida del protagonista, hombre rebelde y aventurero, cuya singular historia capta la atención del lector.
Fancy nació en las montañas de Carolina y no tenía más cultura que la que pudo darse a sí misma. De una gran belleza, poseía también una aguda inteligencia y una voluntad firme. Además, sabía perfectamente qué esperar de la vida. Pero su vida comenzó mal, porque su padre quiso casarla a los diecinueve años con un viejo de sesenta y cinco, para pagar así sus deudas. Fancy huyó de su casa. Desgraciadamente en la Augusta de 1880 las pasiones andaban sueltas. Duelos, crímenes, atropellos sin cuento. En este turbio ambiente, Duke, Ellis y Courtland Brantley intentaron ser amantes de Fancy. Pero ésta se mantuvo insobornable a las tentaciones… La fascinante trama, unida al estilo cortante, intenso y dinámico de Frank Yerby, han dado a esta novela un ininterrumpido éxito internacional.
Roark Garfield ama a una mujer y la abandona para ir a la Guerra de Secesión. En un cruel revés de la fortuna, la mujer se suicida, matando también a su hija no nacida. Jurando venganza, el hermano de la mujer busca a Roark en el norte de Texas, donde se ha casado con la hija de un rico hacendado. Escapando a México, Roark Garfield mantiene relaciones con otra bella mujer mexicana cuyo hermano también jura matarle por el honor de su hermana. Se trata de un juego del gato y el ratón jugado por hombres desesperados a través de media nación, también es una historia de mujeres que se encuentran inevitablemente atrapadas en los planes de venganza y poder de los hombres.
Sobre el sangriento fondo de la guerra de la independencia norteamericana, con sus crueldades, sufrimientos, traiciones y heroísmos, con sus personajes históricos —Washington, La Fayette, sir William Howe, el general John Burgoyne, etc., el gran novelista Frank Yerby ha trazado un cuadro exacto del nacimiento, entre ríos de sangre y llamas de incendio, de una gran nación. Pero también ha dibujado un mundo de pasiones amorosas encarnadas en las dos hermanas Knowles, ambas enamoradas del mismo hombre: Ethan Page, decidido partidario de la libertad de su pueblo, por la que está dispuesto a morir… Sin embargo, mientras Kathy juega al amor con los partidarios del rey o los de la libertad, según sean los que ocupen la ciudad, Polly, arrastrada por el amor hacia el hombre enamorado de su hermana, sigue a éste por los campos de batalla, le auxilia en los momentos de apuro, le salva de morir de hambre o de frío, convirtiéndose, por la fuerza del amor, en una heroína de la libertad, aun sabiendo que, cuando la guerra termine y las pasiones se aquieten, Ethan volverá de nuevo los ojos hacia la bella, vana y coqueta Kathy…
Duncan Childers nació para ser un médico. Era su destino. Al salir de Irish Channel (Nueva Orleans) lugar de extrema pobreza, Duncan se gradúa en la escuela de medicina y comienza a ejercer su profesión modestamente. Pero una cita con el destino y el amor apasionado de dos mujeres hacen que se desvíe de su camino. A través del apoyo y las conexiones sociales de su esposa, deseosa de controlarle a él y a su carrera, Duncan ve que avanza en su profesión sin preocuparse por los enfermos. Sin embargo el sacrificio y la dedicación de su enfermera continuamente le hace recordar la vocación que tenía. Son grandes las pruebas que tiene que afrontar. Pero éstas no son nada en comparación con la furia del Ku Klux Klan que ha jurado someter a la esclavitud a todos los negros.
El escenario de esta novela es la California de los tiempos legendarios de la fiebre del oro, en la cual sitúa el autor las aventuras de dos jóvenes del Sur. Es un mundo trastornado por el ansia de riqueza. La vida había llegado a un punto muerto para Bruce Harkness, ya que la plantación no le daba lo suficiente para vivir. De aquí que decida embarcarse para California, donde se encuentra en un mundo sin ley, en un país lleno de soñadores, de bandidos, de hombres enloquecidos por la dureza de la vida. Pero allí encuentra a Juana. El desenlace de esta novela es uno de los más turbulentos que Yerby haya escrito jamás.
Pobre, sin nada más que un título, su orgullo era más que suficiente en él para crear una plantación del paramo. James Jarrett llegó a Savannah en 1736. Un aristócrata Highland vestido con falda escocesa y el tartan, James construye el Jarretts en Georgia con la intención de establecer una dinastía de grandes del Sur. Pero su amor por Simone Duclos a la que compró en una subasta de esclavos, fuerza a Jarrett a vivir una doble vida. Con el tiempo el hijo y heredero de Jarrett llegó a odiar a su propio padre y en 1776 deserta de las plantaciones Jade Laird Jarrett en la víspera de la Guerra de Independencia.
Sugestiva novela de aventuras, venganzas y amores exóticos en las Indias Occidentales, durante el siglo XVII, cuando el poderío de la España Imperial estaba haciendo su último y gran esfuerzo para conservar las conquistas en el Nuevo Mundo. Kit Gerado, capitán del Seaflower, era un hombre sin nombre. Porque el vergonzoso secreto de su nacimiento estaba oculto en el misterio, se consagró a la piratería como único medio de conseguir poder, amor y venganza. Rápido como un halcón emigrante, recio como el mástil de un bergantín, con los ojos tan azules como las aguas del Caribe, se apoderó de cuanto quiso por todos los puertos del Nuevo Mundo. Pero El halcón de oro es también la historia de las mujeres que amaron a Kit: la de Blanca del Toro y la de Rouge, la dama inglesa convertida en pirata, la mujer de los ojos verdes como el mar y pelo rojizo que luchó contra Kit con un cuchillo, un látigo y una pistola, sintiendo redoblarse su furia por el lento convencimiento de que aquél era un hombre a quien no podía dominar. En 1952 fue adaptada al cine bajo el título de «El halcón dorado» dirigida por Sidney Salkow e interpretada por Rhonda Fleming y Sterling Hayden.
Su misión era vencer como fuera —por astucia, por rapidez o simplemente por supervivencia— al Terror. El lugar, Costa Verde, un verdadero infierno de la selva, una antigua república bananera donde se trafica con la heroína y las mujeres hermosas como precio del poder y donde la crueldad puede convertirse en la más refinada de las artes. En este laberinto tan complicado como peligroso penetra Jim Rush, a quien amigos y enemigos llaman indistintamente Don Jaime, embajador norteamericano en este infierno verde, un hombre sereno marcado por la tragedia a quien se le ha confiado una misión decisiva para la supervivencia del mundo civilizado y que está pagando una deuda secreta con su triste pasado. Enfrentado con un dictador de hierro —que quiere cambiar un enorme hallazgo de petróleo por juguetes nucleares—, envuelto en un embrollo de drogas mortales y pasiones peligrosas, Jim Rush, Don Jaime, tiene que anticiparse en una carrera a vida o muerte al incendio de una revolución para tratar de salvar por lo menos a una de las dos mujeres a quienes ama y entre las que le es imposible elegir, en un mundo en el que sólo rige una ley: matar o morir.
Una verdadera historia policíaca que mantiene al lector en suspense hasta el final. Gillian, la heredera de una gran fortuna de Alabama, es capaz de una gran bondad. Pero su apetito para corromper y arruinar vidas, siempre pesa más que su naturaleza amable. Una de la mucha gente cuya vida ella arruina acaba con su asesinato y Geoffry Lynne debe averiguar quien asesinó a Gillian antes de que su hermano, Gregorio, sea colgado por el crimen. Geoffry sabe que Gregorio es inocente. El único problema es Gregorio ha confesado, la prueba es determinante y la fecha de ejecución de su hermano ha sido programada.
Aristón es un joven «merillán» espartano, un hijo de «ciudadano». Sólo en dos aspectos resulta diferente de los demás jóvenes de su grupo: por una extraordinaria y exótica belleza de la que él mismo no parece ser consciente, y por la historia que acompañó a su nacimiento. Su madre, pese a ser la esposa de un respetable miembro de la Gerusía, ha vivido siempre con la convicción de que Aristón era hijo de un dios. Hijo de Dionisio. Aristón el bastardo debe su vida a los Inspectores de Eugenesia del Consejo de Estado, que le salvaron de la muerte argumentando que era un hermoso ejemplar de humano que había de ser preservado para mayor gloria de Esparta. El mismo día en que Aristón conoce a la mujer que ha de marcar su vida, comete una impiedad: llama a las Furias por su verdadero nombre, y en consecuencia se gana su inmortal cólera.
La tragedia de Fanny Turner tiene por causas una especie de destino fatal y los prejuicios morales de la sociedad a fines del siglo pasado. Hija de un teniente de policía que se divorcia de su esposa al sorprenderla en flagrante adulterio, Fanny es una muchacha desesperada que está convencida de «haber nacido mala», víctima de la obsesión morbosa de su padre, que ve en ella la encarnación de su mujer infiel que ahora se dedica a la prostitución; a pesar del cariño y de la comprensión de su madrastra, Martha, debido a la hipocresía ambiental y al puritanismo de la época, todos sus esfuerzos por ser buena la conducen a desastres cada vez mayores, y ni siguiera la irrupción en su vida del joven Philippe Sompayac, qué la ama sinceramente, consigue evitar que la existencia de Fanny tenga un final catastrófico. Con el telón de fondo del famoso barrio de los burdeles de Nueva Orleans, Storyville, y con una magistral evocación histórica, Yerby ha escrito una apasionante novela llena de dramatismo que, según sus propias palabras, utiliza «la prostitución como medio de expresar el tema mismo del Mal». La patética vida de Fanny Turner nos conduce, a través de innumerables peripecias muy bien narradas, a los más profundos abismos del dolor y la degradación humana.
El mundo rebosante del siglo XIII atestigua los brillantes colores de las banderas ondeando en el cielo por encima de las listas del torneo. Damiselas con sus largos cabellos, envueltos en las redes de la astucia, de hilo de oro, vestidos de seda aterciopelada y los nobles enjoyados ostentando las arrogantes insignias de sus casas nobles. Esto es el mundo de los caballeros cruzados, cuya cota de malla y poderosas espadas proclamar que Dios quiere el Sacrificio de los cristianos y paganos por igual. La hoja sarracena es una guerra histórica, los ricos y poderosos contra los pobres y humildes. Se trata de una historia de cómo los nobles seguros en sus castillos y armaduras comete toda barbaridad imaginable en las masas oprimidas. Pero también es la historia de cómo Pietro di Donati, el hijo de un herrero asesinado se convirtió en un caballero rico y se casa en una de las familias poderosas de Europa.
Esta historia de una pionera familia del Sur se desarrolla en esta historia de triunfo y tragedia. En 1842, Tom Benton llega en el Valle del Río Rojo, un paso por delante de un pelotón de Texas decidido a colgarle. En 1920 su esposa Sara, a los noventa y siete años, muere en paz en su mecedora en el porche de la extensa plantación Tom Benton, conocida como Broad Acres, ubicado en el exótico y misterioso estado de Louisiana. Ésta es una fascinante historia de cuatro generaciones de peleas entre los Bentons una familia que llega a un final violento causado por su propia ilícita rama negra.
Kathy es una joven americana blanca perteneciente a una rica familia que está estudiando en París. Allí conoce a su compatriota Harry Forbes, clarinetista de jazz. Harry es negro. Un flechazo les une pero ambos tienen sentimientos contradictorios y esto provoca nervios y tensión en su relación. Una mezcla de amor y odio les lleva a pensar en la separación. Pero corre el año 1968, y se produce la revolución estudiantil. Como consecuencia, Kathy y Harry pensarán más en ellos mismos. Los prejuicios raciales son lo que les hace sentirse incómodos.
Es la historia de un gran pueblo, de una gran cultura destruida por la miseria, el tráfico de esclavos y las usurpaciones del colonialismo. Nyasanu, hijo de un jefe dahomeyano, se prepara para ser hombre, se prepara para las responsabilidades y los honores que le corresponderían cuando se convierta, a su vez, en jefe. A través de las páginas de esta novela asistimos a su proceso de maduración, a su inserción en la ancestral cultura de sus mayores…
Un destino singular y prodigioso, el del joven y apuesto Alarico, es el eje de una apasionante historia ambientada en los lejanos siglos de la Reconquista española. La bárbara violencia, el amor y las situaciones que abren el camino a lo sobrenatural, se entretejen en las páginas de esta gran novela histórica. La evocación de las costumbres y la mentalidad de estos siglos oscuros está hecha con mano maestra, dando una inusitada vida a cada uno de los detalles susceptibles de recrear la atmósfera, pero lo esencial del libro es la misteriosa vida del protagonista, débil, escarnecido, pecador, quizá con poderes milagrosos que le hacen atravesar la existencia con un aura de santidad que maravilla a todos.
Cuando Pride Dawson y Tim McCarthy llegan a Nueva York, arrastran tras ellos una historia tan corta como su juventud, pero ya intensa y dramática. A partir de ese momento, los seguiremos en los tumultuosos años de los Estados Unidos de 1870 a 1891, donde sus vidas se desarrollarán entre motines y huelgas, sangre y fuerza, miseria y poder, en unas décadas dominadas por la bancarrota moral y un progreso tecnológico (luz eléctrica, teléfono, coches sin caballos) que enmarca la persecución personal de los eternos valores de la vida humana, la búsqueda del amor y de la felicidad.
En «Roble Claro», Yerby nos presenta la historia de Guy Falks, un joven que vive en el sur de EEUU durante el siglo XIX, cuya familia se dedica al cultivo de una gran plantación sureña llamada Roble Claro. Su padre, Wes le enseña desde pequeño lo que significa ser un Falks (honor, orgullo, gentileza…) y que siempre debe haber Falks en Roble Claro, así que esta es la bandera que lleva el joven Guy durante toda su vida. Los azares del destino llevan al protagonista a viajar por todo el mundo. Primero, como capitán de un barco negrero, viaja a África y allí se familiariza con el comercio y transporte de esclavos desde África hasta América para trabajar en las plantaciones del sur. También viaja por toda Europa y por Inglaterra para conocer a la otra rama de la familia. Pero el origen de su familia no es lo que parece… Este libro nos cuenta la historia de una mentira que acabará convirtiéndose en realidad.
John Dalton Farrow, norteamericano de madre francesa, es un prestigioso abogado de Nueva York, pero vive atormentado por el recuerdo de lo que ocurrió en Francia veinte años atrás: cuando luchaba en la Resistencia contra los alemanes se enamoró de una joven judía que fue detenida por la Gestapo y torturada atrozmente, hasta que él, en un audaz golpe de mano, consiguió salvarla, pero entonces la joven desapareció de su vida y nunca más ha vuelto a saber de ella. El protagonista se dispone a volver a Francia para tratar de encontrarla, pero de este modo desencadena un torbellino de intrigas y aventuras en el que inquietantes supervivientes del pasado se mezclan con tragedias de plena actualidad dando un giro inesperado a los acontecimientos. Ésta es sin duda una de las novelas más ricas en peripecias y emociones de toda la producción de Yerby, con un sinfín de atractivos personajes que se ven envueltos en dramáticas circunstancias que componen un apasionante cuadro de dos grandes conflictos de la Europa moderna: la segunda guerra mundial y la Resistencia francesa, y las acciones de los terroristas palestinos en continua pugna con los agentes israelíes. El gran amor de John Dalton Farrow parece revivir al cabo de los años cuando encuentra a una mujer muy parecida a la que desapareció en Francia durante la guerra, y de este modo, con su habitual maestría, Yerby, combinando los grandes temas universales del amor y de la muerte, anuda los hilos de unas historias íntimas con los de la sangrienta Historia del mundo actual.
Este libro es un apasionante viaje a la segunda mitad del siglo XX norteamericano. Y es además «la verdadera historia» porque su autor lo emplea como ariete para demoler las fábulas pueriles que circulaban sobre su vida. Zappa nos cuenta el arranque, el nudo y el desenlace de su accidentada experiencia musical, narra a cuchillada limpia sus debates con el puritanismo censor y denuncia las patrañas que mandarines y mandamases arrojan sin descanso a la credulidad pública. Su agudo olfato detectó siempre el olor a boñiga. Aquí asistimos a disparatados encuentros con eminencias como Mick Jagger, Eric Clapton, Jimi Hendrix, John Wayne o Al Gore y su edificante esposa, presenciamos con deleite mirón las curiosas gimnasias sexuales de unas señoritas aficionadas a la carne roquera, contemplamos las vergüenzas de un juicio grotesco en los tribunales de la monarquía británica o de una estrafalaria inquisición en el Senado estadounidense, oímos sabios consejos para instruir a la infancia en el racionalismo escéptico y el higiénico rechazo de todos los dogmas eclesiásticos… Aquí se revientan los empalagosos cánones de la memoria pop para construir una reflexión ineludible sobre nuestro tiempo y nuestra necedad.
Francisco Caudet Yarza (Frank Caudett) nace en Barcelona en 1939, ya en la infancia manifiesta su inclinación hacia la literatura y se apasiona con la lectura de clásicos franceses y rusos (Dumas, Tolstoi, Verne), autores que simultánea con los españoles de la novela de kiosco como Mallorquí, Donald Curtis, Mark Halloran y otros. Debuta en 1965 en el mundo de los 'bolsilibros' con la madrileña Editorial Rollán que le publica su primer original en la legendaria serie FBI, con el títulode 'Enigma'. Dos años después la barcelonesa Bruguera le ofrece un contratode colaboración en exclusiva para novelas de bolsillo, empresa que comercializa durante años sus originales que rozan los cuatrocientos títulos y que firma con el más conocido de sus seudónimos: Frank Caudett.
Buscando su pasado, Sandra encuentra su futuro… Todo el mundo decía que Sandra Tate era una mujer afortunada. Dirigía una exitosa empresa que ella misma había creado y convertido en multimillonaria. Conducía unJaguar plateado y vivía en un elegante apartamento junto con su bella novia, perteneciente a la alta sociedad de Dallas.Sin embargo, debajo de esa capa de éxito y lujo, Sandra veía su vida de forma algo distinta. El trabajo no le dejaba tiempo libre para hacer lo que realmente le gustaba: la arquitectura. Su relación se hallaba estancada desde hacía años…El descubrimiento de una misteriosa carta del pasado la lleva a San Antonio, donde Sandra deja su vida dorada y comienza a vivir por fin.
Un jovial adolescente iniciará su vida laboral en el Natwest Bank, con tan solo diecisiete años de edad.
Allí conocerá a los que serán sus compañeros de trabajo, y entre ellos a Isabella, una atractiva empleada que lo impresionará de manera muy especial desde el primer momento.
Con el transcurrir del tiempo surgirá entre ambos una fortísima amistad, que dará paso luego a una vorágine de sentimientos contradictorios de los que les será casi imposible escapar.
Les aguarda un camino largo y muy complicado, en el que tendrán que luchar contra sí mismos, poniendo a prueba día tras día los límites de sus propias resistencias emocionales.
Una historia de amor llena de suspenso y emociones desde el primer hasta el último capítulo.
¿Te enamorarías de una persona sabiendo que está con otra?
¿La querrías igual?
Relato en el que se cuenta la forma como un joven de 15 años pierde su virginidad con Adelaida, la chica de servicio de su casa, que le aventaja en 10 años de edad. Una relación que marcará las vidas de ambos en un "antes" y un "después".
Ha habido a lo largo de las últimas décadas una revolución en el control del conocimiento y la información, un cambio que ha hecho peligrar nuestra forma de pensar. Sin siquiera haber reparado en las consecuencias, hemos acogido sin dudarlo los productos y los servicios de cuatro grandes corporaciones: compramos en Amazon, socializamos en Facebook, buscamos diversión en Apple e información en Google. A través de un recorrido por la historia, Foer expone los peligros de este tipo de monopolios y cómo se han introducido en todos y cada uno de los aspectos más íntimos de nuestra vida amenazando nuestro bien más preciado: las nuevas ideas.
ERA una semana de sorpresas para Rory Stacy. Indudablemente que lo era.
Hacía sólo una semana que el muchacho se encontraba tan feliz en el rancho del Humboldt, en Nevada. En ese rancho donde prestaba sus servicios como simple «cow-boy», con un sueldo de 40 dólares al mes, comida y alojamiento en el galpón del equipo.
Sí, sólo una semana.
Y ahora estaba en otro Estado…
En el Estado de California, vecino al de Nevada.
Y aquella ciudad, Sacramento, era la población más grande y populosa que nunca hubiera visto.
Y aquel hotel…
UN hombre. Pese a su apariencia de habitante interplanetario o de ciudadano hipotético de las submarinas profundidades, sólo un hombre más o menos corriente. Eso sí, embutido casi a presión en su oscura y elástica indumentaria de hombre-rana. Permanecía pegado a los riscos como una lapa, sin moverse. Había sido depositado allí por la lancha motora cerca de una hora antes y aguardaba el momento propicio. Sus ojos escrutaban la superficie en calma en la que un sol sin nubes espejeaba sin cesar y le hacía guiñar los ojos y las más de las veces sentirse deslumbrado. De cuando en cuando volvía la cabeza y contemplaba allá a lo lejos la costa, la incomparable panorámica de Miami Beach, con sus blancos edificios funcionales, sus avenidas costeando la orilla, sus palmeras y las suaves colinas multicolores.
El hombre parecía tener frío; sin embargo, la temperatura era ideal incluso para una ciudad como Nueva York en aquella estación del año. Llevaba mucho tiempo, quizá demasiado, observando desde aquella esquina el portal de aquella casa situada en la parte norte de Brooklyn. Esperaba a alguien, era obvio. Y sus continuas miradas al deportivo «Alfa-Romeo» parecían imbuirle la idea de que no estaba perdiendo el tiempo.
ELLA estaba en pie en medio de la carretera polvorienta, fijando su mirada furiosa en el capot levantado de su automóvil, como si su cólera fuera a aplacar el chorro de vapor que escapaba del radiador.
Detrás, un carro tirado por bueyes se detuvo. Los rayos verticales del sol y la dura subida de aquella carretera de montaña habían cubierto de sudor el lomo de los cuadrúpedos. El carretero descendió y se acercó a la mujer.
Llevaba un albornoz mugriento. Se puso a gritar con grandes gestos. Tenía por qué. El coche averiado obstruía completamente la carretera, invadida por una muchedumbre jamás vista en Kerma. Coches, camiones y carretas vetustas; de cuando en cuando, un camello. Árabes a pie.
OIGA, amigo, ¿quién cuida de los muertos en esta población? La voz que lanzaba esta pregunta estaba en consonancia con su dueño. Los ojos negros, hundidos en las órbitas del que había hablado, danzaron maliciosamente, mientras se movía en su silla, se acariciaba el mentón y sonreía al hombre encaramado en la cerca. Bajo el fuerte sol del Panhandle, aquel individuo formaba un marcado contraste con su compañero, hombre alto y delgado que permanecía sentado en la silla, guardando un sombrío silencio. El pueblo se llamaba Huntsville.
Skeleton Ridge merecía el apelativo de pueblo, por lo menos en cuanto a los seres que lo habitaban. En aquel lugar se producía la confluencia de los ríos Gila y Revilla. Ambos se dividían en una serie de brazos y afluentes de escaso caudal. Por allí se desperdigaban las casas. A simple vista podía distinguirse la calle principal, que dividía en dos al pueblo. Casas de madera en su mayoría, algunas de adobe y tres o cuatro edificios importantes construidos en ladrillo y alzando sus dos o tres plantas.
El proyecto político socialista, como el que se ha pretendido imponer en el Ecuador, tanto en su forma conceptual como en su forma operativa, está condenado a fracasar porque lleva en sí mismo las semillas de su destrucción. ¿Cuáles son ? Básicamente dos: el grado de utilización del poder, y la disponibilidad de utilizar recursos ajenos.
Un hombre no puede poseer a todas las mujeres del mundo en la vida real pero en su pensamiento tiene el poder para poseer a todas las que quiera, después de todo la parte más exótica y erótica de todo ser humano es su mente, existen encuentros sexuales que solo suceden en nuestra imaginación, allí hasta las aventuras más prohibidas y alocadas pueden suceder y la mejor parte es cuando esas aventuras se hacen realidad.
More Than Two se publicó en el año 2014 y pronto se convirtió en un referente del poliamor, ya que se centra en exclusiva en este tipo de relaciones y ofrece multitud de casos prácticos para su buen funcionamiento. Más allá de la pareja es la guía más reciente sobre poliamor ético. Eve Rickert y Franklin Veaux han recogido a lo largo de 20 años sus experiencias y las de cientos de miembros de la comunidad poliamorosa norteamericana. Este manual es una herramienta útil tanto para las personas que están empezando a pensar sus relaciones de forma poliamorosa como para quienes viven el poliamor desde hace tiempo y quieren encontrar ideas, reflexiones e historias de personas que han buscado relacionarse emocionalmente de forma ética y no monógama durante años. Los autores abordan los cuidados, las negociaciones, el veto, los derechos de las personas que tienen una relación con alguien que ya tiene pareja, las jerarquías en las relaciones y si estas tienen sentido, la confianza, el...
Briony sabe que ella es una bruja. Sabe que es la culpable de hacerle daño a su querida madrastra. Ella también sabe que ahora que su madrastra ha muerto, deberá cuidar a su hermosa pero complicada hermana gemela, Rose. EEntonces, el enérgico, eléctrico, de cabellos dorados Eldric llega a su ciudad natal de Swampsea, y todo lo que Briony creía saber de sí misma y de su vida se convierte por arte de magia, en todo lo contrario.
Si en el pasado se llegó a sostener que los animales eran autómatas carentes de emoción y sentimientos, en la actualidad los estudiosos del comportamiento animal pueden afirmar que la ayuda mutua, la empatía e incluso la angustia por la muerte de un congénere no son una excepción en la conducta de determinadas especies, sino la regla. Después de investigar durante décadas las comunidades de bonobos y chimpancés del mundo entero, el célebre primatólogo Frans de Waal demuestra en estas páginas que los primates exhiben rasgos de conducta claramente altruistas o que, de alguna forma, distinguen entre lo correcto y lo incorrecto, en lo que tal vez ya sea una prefiguración del bien y del mal. Lejos de aquella imagen decimonónica de la naturaleza como un mundo de competencia salvaje, Frans de Waal propone que los imperativos morales se consideren una parte de la historia natural de la especie humana y fruto de nuestras interacciones sociales diarias. Una contribución fundamental y polémica al estudio de los orígenes biológicos de la moral humana.
Este libro comienza narrando el último encuentro entre Mama, una hembra de chimpancé moribunda, y su cuidador. La escena, en la que Mama intenta sonreír mientras se abraza a la persona que se ocupó de ella durante años fue filmada y ha emocionado a millones de personas a través de la red. Al hilo de este episodio, De Waal habla del significado de las expresiones faciales, las emociones ocultas tras la política humana o la ilusión de la libertad. Esta obra describe las múltiples maneras en que los humanos y el resto de animales estamos íntimamente conectados y nos muestra que los humanos no somos la única especie capaz de amar, odiar, temer o avergonzarse.
¿Es instintiva la compasión que nos mueve a preocuparnos por los demás? ¿O, como se afirma a menudo, hemos venido al mundo sólo para luchar por nuestros propios intereses y nuestra supervivencia individual?A partir del análisis de la conducta de chimpancés, bonobos y capuchinos, así como de delfines y elefantes, De Waal nos muestra que muchos animales se preocupan por sus congéneres y están dispuestos a acudir en ayuda de sus semejantes, en algunos casos arriesgando su propia vida. Así pues, la empatía sería un rasgo ancestral que caracteriza a animales y a hombres, lo cual contradice la sombría visión que de la naturaleza humana sostuvieron Darwin y Freud. «La edad de la empatía» desarrolla un extraordinario —y controvertido— enfoque de este sentimiento en el mundo animal, al tiempo que nos lleva a preguntarnos qué nos convierte en humanos. Haciendo gala de un estilo llano y repleto de anécdotas, además de una fina ironía y una incisiva inteligencia, De Waal nos brinda una lectura esencial en nuestro turbulento presente.Esta provocadora obra ofrece un estudio sobre el modo en que surgen la empatía y el altruismo en el ser humano y en los animales.
Mamá goza de enorme respeto en la comunidad; los demás la buscan para poner orden cuando hay un conflicto. A la malévola Puist, en cambio, se la mira con recelo, porque no ayuda a las demás hembras cuando tienen problemas con los machos. Al frente de todos, respetado por las hembras y los demás machos adultos, está Yeroen. Pero la llegada de Nikkie, un joven ambicioso y pendenciero, trastorna la armonía de la comunidad, desencadenando una lucha por el poder plagada de intrigas, alianzas y traiciones. Mamá, Puist, Yeroen y Nikkie son chimpancés que viven en una gran colonia al aire libre instalada en el Zoo de Arnhem (Holanda). «La política de los chimpancés» es la crónica de la vida diaria de esta comunidad, con sus conflictos y sus armonías: las rivalidades sexuales, las sorprendentes estrategias —basadas en alianzas y coaliciones— que los simios utilizan para disputarse el poder y para manipular a los demás, pero también las amistades y las reconciliaciones (más o menos interesadas) que mantienen unido al grupo, acciones en las que constantemente aflora la inteligencia de unos animales que, con razón, son considerados nuestros parientes más cercanos. El comportamiento de los chimpancés de Arnhem parece a veces extraído de páginas escritas por Maquiavelo: como afirma el autor, Frans De Waal, las raíces de la política parecen más antiguas que la humanidad. La presente edición incluye un prólogo de Desmond Morris.
¿Qué lugar ocupa nuestra especie en la naturaleza? Hace ya mucho tiempo que los científicos nos han explicado que tenemos un ancestro común con los grandes simios y que por tanto es normal que compartamos numerosos rasgos, no siempre halagüeños: el ansia de poder, la lucha por el sexo, una violenta territorialidad y una fuerte tendencia al engaño y la manipulación. Pero la fascinante –y esperanzadora– tesis del primatólogo Frans de Waal sostiene que, pese a todo, también nuestras más nobles características –la generosidad, la amabilidad, el altruismo y la solidaridad– forman parte de la naturaleza humana, pues también las hemos heredado de nuestros ancestros. Además, hallazgos recientes en neurología han demostrado que, contrariamente a lo que se venía afirmando, la toma de decisiones morales activa centros emocionales muy antiguos en el cerebro. Así, mientras que es fácil establecer un paralelo entre la brutalidad de los chimpancés y la de los humanos, Frans de Waal sugiere que los bonobos –gentiles, amantes y dotados de un sentido innato para algo muy parecido al erotismo– son un modelo igualmente bueno para analizar nuestra herencia de primates. En definitiva, una atractiva y sorprendente exploración de la moralidad humana, contemplada a través del espejo de nuestros parientes más próximos.
Este libro describe numerosos y sorprendentes trabajos de campo realizados por estudiosos del comportamiento animal a lo largo de medio mundo con ejemplos que incluyen desde avispas a ballenas, desde pulpos a chimpancés. El lector hallará en estas páginas conmovedoras historias de cooperación y empatía entre delfines, divertidísimos ejemplos sobre la memoria visual de algunas aves o asombrosos relatos sobre un incipiente sentido del bien y del mal en los primates superiores y su capacidad para anticiparse al futuro.Por fortuna, han quedado atrás los tiempos en que los animales eran considerados meras máquinas que sólo respondían mecánicamente a los estímulos del laboratorio, pero este libro, además, nos obliga a replantearnos nuestros viejas ideas acerca de la naturaleza y los mecanismos de la inteligencia, tanto humana como animal. Durante décadas fue un lugar común pensar que sólo el ser humano era consciente de sí mismo, podía representarse el pasado y el futuro o tenía la capacidad de crear y emplear herramientas. Sin embargo, hace tiempo que los etólogos, y en especial destacados primatólogos como Frans de Waal, están cuestionando estos prejuicios.
El gran estudioso de los primates Frans de Waal aborda en Diferentes la actual y debatida prevalencia del género (la división cultural entre lo masculino y lo femenino) sobre el sexo (la división biológica entre machos y hembras).Explora también los condicionantes tanto genéticos como culturales que subyacen a la conducta humana y a las diferencias respecto a la agresividad, la cooperación o la competencia entre machos y hembras de chimpancés y bonobos, y su reflejo en las relaciones de hombres y mujeres. Rebatiendo las teorías que postulan que toda conducta viene dictada por la herencia genética, el autor subraya lo que monos y primates pueden enseñarnos acerca de la identidad y la actividad sexual. Es hora de abandonar mitos como el de la mayor impulsividad sexual masculina frente a la femenina o los referidos a la homosexualidad (presente en más de cuatrocientas especies animales) o el mundo trans (una condición que también existe en el reino animal).De Waal ilustra sus a menudo polémicos argumentos con deliciosas historias anécdotas sobre los animales que ha estudiado a lo largo de su dilatada carrera.
«Es el animal que llevamos dentro», oímos con frecuencia cuando actuamos mal, pero ¿por qué no decimos lo mismo cuando actuamos bien? Primates y filósofos aborda esta cuestión explorando los fundamentos biológicos de uno de los rasgos más preciados del ser humano: la moralidad.En este sugerente libro, el primatólogo Frans de Waal sostiene que, al hacer hincapié en nuestros genes «egoístas», la biología evolutiva moderna adolece de una visión poco favorable del mundo natural. Así, la ciencia ha exacerbado nuestra costumbre de culpar a la naturaleza cuando actuamos mal y de calificar de «humanas» nuestras buenas acciones. Al buscar el origen de la moralidad humana no en la evolución sino en la cultura, la ciencia insiste en que somos morales por elección, no por naturaleza.Basándose en sus amplias investigaciones sobre el comportamiento de los primates, De Waal explica que procedemos de un largo linaje de animales que se preocupan por los débiles y que cooperan entre sí mediante transacciones recíprocas, lo cual demuestra que existe una fuerte continuidad entre la conducta humana y la animal.Primates y filósofos es un libro que fascinará a todos aquellos que se preguntan por los orígenes y el alcance de la bondad humana.