El viejo maestro Miyamoto, Investigador de Asuntos Especiales del clan Date, prepara su viaje a Edo en compañía de Aki, su recién nombrado Ayudante Oficial, y de Ichiro, su nuevo vasallo, para impartir lecciones de esgrima al shōgun. Una vez allí, el señor Yagyū, el jefe del servicio secreto de espionaje del régimen, le pide que investigue la misteriosa desaparición de Kido Hanshichi, el cazador de yōkai de los Tokugawa. Tras sus primeras averiguaciones, Miyamoto y Aki constatan que, además de Hanshichi, otros diez campesinos, entre los que figura un niño, llevan algún tiempo ausentes… ¿Acaso alguien o algo los está cazando? Para resolver el misterio cuentan con una única pista: un extraño mapa en el que el Investigador del shōgun ha señalado un punto oculto en las montañas cercanas: «La gruta amarilla». Aki Monogatari es una novela de aventuras fielmente ambientada en el Japón de principios del siglo XVII, un país en el que todo está cambiando: desde el nuevo sistema de gobierno instaurado por los Tokugawa tras su victoria en la batalla de Sekigahara, hasta el estilo de vida de la clase samurái, cuya razón de ser pierde poco a poco su sentido frente al largo periodo de paz que se avecina. Un apasionante relato que hará las delicias de todo tipo de lectores, desde los fans de la novela histórica y de aventuras, como aquellos enamorados del lejano oriente y sus tradiciones, pasando por jóvenes y adultos que disfrutan con las novelas de misterio.
Japón, Era Keichō, año decimosexto, siendo Emperador Go-Mizunoo.
El ōgosho Tokugawa Ieyasu ha ordenado la construcción en secreto de una nao de estilo occidental en un lugar recóndito de la provincia de Mutsu, al norte. Su objetivo es establecer una nueva ruta comercial con el virreinato de Nueva España aprovechando la corriente negra.
El proyecto avanza a buen ritmo, hasta que, con la llegada de la primera luna de otoño, la muerte de una serie de campesinas hace que los trabajadores se nieguen a continuar. Todo parece indicar que el responsable es un kodama, un espíritu del bosque, decidido a proteger su hogar.
Dispuesto a averiguar la verdad, el daimyō Date Masamune, señor de esas tierras, envía a su Investigador de Asuntos Especiales, Miyamoto Tsunetomo, y a su hijo adoptivo y discípulo Aki al lugar; cualquier retraso en la fecha de entrega del barco del shōgun puede suponer que el clan caiga en desgracia. Pero un contratiempo inesperado obliga a Aki a seguir solo. La única ayuda con la que contará será la de un shugyōsha, un misterioso samurái errante que ha conocido durante el camino.
El samurái errante es una novela de aventuras fielmente ambientada en el Japón de principios del siglo XVII, una era en la que todo está cambiando, desde el nuevo sistema de gobierno instaurado por los Tokugawa tras la unificación del país, a las funciones y la propia razón de ser de la clase samurái, ahora sometida a la burocracia y al creciente poder de una nueva clase social, los chōnin. Japón necesita cada vez menos guerreros y más comerciantes.
El viejo maestro Miyamoto, Investigador de Asuntos Especiales del clan Date, prepara su viaje a Edo en compañía de Aki, su recién nombrado Ayudante Oficial, y de Ichiro, su nuevo vasallo, para impartir lecciones de esgrima al shōgun. Una vez allí, el señor Yagyū, el jefe del servicio secreto de espionaje del régimen, le pide que investigue la misteriosa desaparición de Kido Hanshichi, el cazador de yōkai de los Tokugawa. Tras sus primeras averiguaciones, Miyamoto y Aki constatan que, además de Hanshichi, otros diez campesinos, entre los que figura un niño, llevan algún tiempo ausentes… ¿Acaso alguien o algo los está cazando? Para resolver el misterio cuentan con una única pista: un extraño mapa en el que el Investigador del shōgun ha señalado un punto oculto en las montañas cercanas: «La gruta amarilla». Aki Monogatari es una novela de aventuras fielmente ambientada en el Japón de principios del siglo XVII, un país en el que todo está cambiando: desde el nuevo sistema de gobierno instaurado por los Tokugawa tras su victoria en la batalla de Sekigahara, hasta el estilo de vida de la clase samurái, cuya razón de ser pierde poco a poco su sentido frente al largo periodo de paz que se avecina. Un apasionante relato que hará las delicias de todo tipo de lectores, desde los fans de la novela histórica y de aventuras, como aquellos enamorados del lejano oriente y sus tradiciones, pasando por jóvenes y adultos que disfrutan con las novelas de misterio.
¿Puede un lagarto con chorreras abandonar el árido Outback australiano montado en un cohete de fabricación casera y convertirse en el primer reptil en entrar en semiórbita? Tal es el propósito de Joven Bill, protagonista preadolescente del relato que lleva por título El lagarto astronauta. Las consecuencias de semejante empresa las sufrirá el infeliz Kenneth Cook, escritor australiano, filántropo y amante de la naturaleza, que a lo largo de los catorce relatos que componen el presente volumen pagará con horror y sangre todos sus intentos de ser amable, generoso, agradecido, o racional en un medio tan salvaje como el interior de Australia. Como ya hiciera en El koala asesino, el señor Cook ofrece en estas páginas un testimonio estremecedor de la verdadera naturaleza de animales tan reputados como el canguro, el koala, el búfalo o el ratón marsupial, y de personas tan aparentemente inofensivas como zoólogos atildados, pescadores de la tercera edad, antropólogos concienzudos o guías turísticos con aspecto de tortuga. Si bien esta colección de desventuras no alentará al lector a irse de vacaciones a Australia, sí le proporcionará alguna que otra carcajada.
En la pequeña localidad de Walgett, lugar donde transcurrió una parte importante de la infancia de Kenneth Cook, había un viejo llamado Benny que tenía como mascota un enorme canguro muy dado a aporrear a su anciano dueño alternativamente con las patas y la cola. De acuerdo a esta inclinación pugilística, el viejo Benny puso al canguro el nombre de Les, inspirándose en un célebre boxeador de la época. En la apacible comunidad de Walgett, Les no suponía un problema para nadie salvo para su amo; sin embargo, ciertas circunstancias impulsaron al canguro a darse a la bebida, y fue así como Les se convirtió en un peligro público. Este episodio, recuerda Cook, supuso su primera confrontación con una persistente verdad que toda su experiencia posterior en innumerables viajes por el Outback australiano no hizo más que confirmar una y otra vez: en la dicotomía entre naturaleza y cultura, al contrario de lo que pensaron filósofos como John Locke o Jean-Jacques Rousseau, la naturaleza no es la parte inocente y buena, y el ser humano tuvo muy buenas razones para alejarse de ella. En «El canguro alcohólico», tercer y último volumen de un vasto anecdotario con el Outback australiano como escenario, Kenneth Cook vuelve a dar cuenta de la aberrante fauna humana y animal que habita ese continente a medio camino entre lo silvestre y lo civilizado, en el que no es extraño encontrarse con ratones antropófagos, avestruces enloquecidos, escuadrones de rescate suicidas o emprendedores indigentes.
«No me gustan los koalas. Son unos bichos asquerosos, irascibles y estúpidos sin un solo hueso amistoso en todo su cuerpo. Sus hábitos sociales son vergonzosos: los machos siempre andan propinando palizas a sus semejantes y robándoles las hembras. Tienen mecanismos defensivos repugnantes. Su piel está infestada de piojos. Roncan. Su semejanza con juguetes adorables es una engañifa abyecta. No son dignos de elogio por ningún motivo. Y además, una vez un koala intentó hacerme daño de una forma muy horrible».
Los desolados parajes del Outback australiano, con sus cocodrilos feroces, sus excéntricos buscadores de ópalo, sus koalas salvajes, sus furiosos cerdos gigantes, sus irritables camellos y sus voraces bebedores de cerveza, son los protagonistas de los quince relatos hilarantes que conforman este libro. Su autor, el prolífico escritor australiano Kenneth Cook, aseguraba que todos los incidentes descritos en estas historias, enormemente populares en Australia, sucedieron durante los viajes que realizó por los más recónditos e inhóspitos enclaves de la geografía australiana, pero que nunca se atrevió a incluirlos en sus novelas por su carácter absolutamente inverosímil. Este conjunto de relatos extravagantes, publicado originalmente en Australia en 1986 bajo el título de El koala asesino, es la primera obra de Kenneth Cook traducida al castellano.
«Cuando acabes de leer este libro, estarás convencido de que Australia es el país más peligroso del mundo o el señor Cook es el hombre más desafortunado de Australia (o más bien ambas cosas)». James Pagie.
«Vale la pena acercarse a la Australia salvaje que nos muestra Cook a través de estos quince relatos tan brillantes, tan bien introducidos por las ilustraciones de Güido Sender e incluso me atrevería a decir que tan imprescindibles». Manel Haro (Llegir en cas d’incendi).
En Al Oeste del Pecos, una de las novelas más emotivas sobre la conquista del Oeste estadounidense después de la Guerra de Secesión, Grey narra la historia de una familia sureña que se adentra en territorio comanche para establecerse en inhóspitos parajes y dedicarse a la cría de ganado. Es una obra impecablemente relatada y con una singular riqueza descriptiva, en la que llaman la atención los diálogos breves y latigueantes, el sentido del humor y la ironía, y algunos memorables pasajes de acción y violencia.
¿Por qué hay que matar a la niña de seis años?
Tu, ingenua y alegre, es abandonada a su suerte en un mundo cruel y despiadado. Trata de sobrevivir, no solo al hambre, sino a aquellos que quieren verla muerta.
Cod, un adolescente egoísta y prepotente, se ve envuelto en una espiral de mentiras y destrucción de la que solo saldrá si es capaz de mirar en su interior.
Brecks, a la que el destino no parece darle tregua, lucha con todas sus fuerzas y coraje por volver a encontrar el amor.
Olt, aprendiz de brujo menospreciado por todos, descubre los secretos del Libro prohibido. Seducido por su poder, está dispuesto a matar para aferrarse a él.
Cuatro caminos para unirlos.
Un amor imposible, un trauma no superado, el ansia de poder, traiciones, criaturas fantásticas y parajes únicos, donde el bien y el mal no tienen una línea definida, entrelazan sus historias en una aventura épica a ambos lados del Raquis.
El Raquis: una cordillera infranqueable que divide al mundo en dos y por el que solo se puede cruzar por un estrecho paso, la Brecha.
Primera novela de la saga de fantasía épica oscura: Al otro lado del Raquis, tanto para adolescentes como para adultos.
Autor español que promete con su primer trabajo y arriesga con una novela coral, donde la trama está perfectamente ligada.
Personajes con personalidad fuerte y que evolucionan a lo largo del libro, dando por sentado que no hay una clara línea entre el bien y el mal.
Después de más de cien años de sequía, la lluvia no ha dejado de caer durante los últimos meses. Las cosechas se pudren, los caminos se anegan y la esperanza languidece. Los ejércitos del canciller Damen mantienen sitiados a las ciudades más importantes de los Ocho Reinos.
En esta electrizante secuela de Al Otro Lado del Raquis, Simon D. Luscombe ha recreado un mundo oscuro y cruel donde una niña de siete años es la luz que mantiene la esperanza.
Cinco personajes principales, donde cada capítulo está narrado desde el punto de vista de cada uno de ellos, se embarcan en una aventura trepidante repleta de acción sin límites y giros inesperados, que te atraparán para que siempre quieras leer una página más.
La lucha por el poder, reencuentros esperados, romances peligrosos, venganzas, criaturas fantásticas, y una chispa de magia, te acompañarán en tu viaje a ambos lados del Raquis.
Simon D. Luscombe no deja de sorprendernos con una novela fresca y actual, y que se corresponde con un ritmo de lectura rápido y ágil que no deja de sorprendernos en cada capítulo.
Después del gran éxito de Al otro lado del Raquis. La niña y la sequía, esta segunda parte promete muchísima más acción y sorpresas que seguirán dejándote con la boca abierta.
Una novela escrita para adultos por un amante de la literatura fantástica, cansado de leer libros para público juvenil, que no dejará indiferente a nadie.
Simon D.Luscombe es un autor Español del que se hablará en los próximos años por haberse creado un hueco en el mundo de la fantasía.
Aun en los actuales días, en que los casquetes polares son sobrevolados con absoluta seguridad, el hombre sigue sometido a la sugestión que en él ejercen dichas regiones extremas del planeta, sobrecogedores escenarios de heroísmos y tragedias que están en la memoria de todos.Quedó ya atrás la época gloriosa de las esforzadas y románticas gestas de los exploradores de los polos terrestres. El misterio que los envolvía fue desvelado. Pero siempre se leerán con delectación los relatos verídicos o novelescos protagonizados por el Polo.Salgari desarrolla en este libro el tema polar con mano maestra. Nada falta en estas páginas: ni el rigor científico ni el amplio vuelo de la fantasía.
Al romper el alba es una novela comenzada por Ernest Hemingway y terminada por su hijo Patrick Hemingway, que se encargó de publicarla de manera póstuma en el centenario del nacimiento de su padre, en 1999. La trama aborda las vivencias del autor en su safari llevado a cabo en África oriental en 1953-1954, al cual fue acompañado por su cuarta esposa, Mary. Al romper el alba tiene mucho de diario personal, es puro Hemingway, y en ella aflora el enamorado de lo auténtico, el individualista, heroico y solidario autor aclamado y admirado en el mundo entero. Porque en realidad es el propio Hemingway quien se cuenta a sí mismo en estas hermosas páginas de aventura y acción, de camaradería, amistad, política, amor, alcohol y caza en el incomparable marco de las cercanías del Kilimanjaro.
¡Arabia: vastedades inmensas y oasis reparadores, luchas sangrientas entre tribus rivales y grandes orgías celebradas con máximo esplendor en las tiendas de los jeques! Su nombre sintetiza para nosotros la eterna lucha entre la vida y la muerte, entre la riqueza de los señores musulmanes y la pobreza extrema de los miles de nómades que deambulan por las cálidas arenas del desierto, entre los placeres de la carne y las delicias del misterioso espíritu oriental. Pero en el siglo en que vivimos nos atrae aún más porque en su aire se agita el olor a la vida que encierran sus entrañas: el oro negro, el petróleo, la fuerza que mueve, construye, hace avanzar. Hans Ruesch, con ese mismo estilo seductor que hiciera famosa su obra El País de las Sombras Largas, nos lanza en Al sur del corazón a una grande, terrible y fascinante aventura a través del sol y la arena. Deberemos seguir a un gran ejército de ineptos al mando de un joven aventurero más inepto aún, pero que el hambre, la necesidad y el miedo van convirtiendo poco a poco en un seleccionado grupo de hombres dispuestos a seguir a su caudillo, el más temerario de todos, a donde éste vaya. La descripción de las escenas, en las que se mezclan lo espantoso y lo bello, y el diálogo pleno de aforismos y proverbios diestramente elegidos en los libros sagrados y en el habla sentenciosa del islam, hacen que la caravana nos arrastre a sufrir la sed y el hambre o a gozar de la esplendidez de los palacios. Y envolviéndolo todo, el petróleo, la terrible sangre del desierto, cuyo olor despierta la codicia de los hombres y excita sus pasiones, impulsándolos a destruirse para luego volver a construir y a renacer.
Jack es un mulato hijo de una sirvienta llamada Lucrecia, que desempeña hace tiempo sus funciones en la mansión de una acomodada familia de un popular juez de la población. Pasa los días intentando, de alguna manera, sobrevivir a los caprichos de una época que no juega a su favor. Constantemente es increpado, vejado e incluso en algunas ocasiones agredido. El hijo de Lucrecia solo desea una cosa, descubrir la identidad de su padre, hasta ahora ocultada. La intolerancia de la sociedad de la América más profunda, solo hace que incrementar la desdicha del muchacho, quien no tarda en caer en manos de la desesperación. Confinado en su hogar, una destartalada casa de madera, el joven observa el transcurrir de los días, con las sombras como única compañía. Un día, una hermosa muchacha se cruza en su vida, para cambiarla.
Sebastián se encuentra en Alabanza, una especie de mundo medieval lleno de curiosos personajes. Sólo recuerda que se fue a la cama, después de haber estado estudiando toda la tarde para el examen de matemáticas del dia sigueinte, y que despertó allí sin más. Es consciente de que todo debe ser un sueño. Pero el mundo de Alabanza se empeña en hacerle resolver distintos problemas matemáticos para poder sobrevivir. La lectura de esta pequeña novela requiere de haber superado las matemáticas de toda la Educación Secundaria Obligatoria. No obstante, hasta los más pequeños podrán disfrutar de los personajes y aventuras de Alabanza.
Alan Lewrie es un libertino sin moral ni preocupaciones, y el Londres de finales del siglo XVIII ofrece numerosas oportunidades a un joven rico como él para disipar sus horas entre salones, fiestas y alcobas. Pero toda su vida se viene abajo cuando su padre lo sorprende en la cama de su hermana.
En un instante, el pobre Alan se encuentra enrolado como castigo en la célebre Armada Real, muy lejos de los placeres que tanto había disfrutado, perdido en un mundo de cabos, vergas y velas que le resulta totalmente extraño. Camino a las Américas, donde las colonias se han rebelado y aspiran a la independencia, Alan Lewrie conocerá la dura vida militar en alta mar, y para su propia sorpresa y la de todos los que le rodean, empezará a apreciarla.
«Al servicio del rey» es el inicio de la que muchos consideran la mejor serie naval de los últimos tiempos. Alan Lewrie es el marino de verdad, falible, mundano y pecador, lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C. S. Forester o el calculador Jack Aubrey de Patrick O’Brian. Con un ritmo endiablado, una caracterización excelente y una atención al detalle digna de elogio, las novelas de Dewey Lambdin son un soplo de aire fresco dentro de la literatura naval.
Alan Lewrie era un libertino, un sinvergüenza que aprovechaba al máximo las oportunidades que Londres le ofrecía para satisfacer sus más bajos instintos. Pero su vida cambió drásticamente cuando su odioso padre le obligó a enrolarse en la Armada Real.
Han pasados dos años y, para sorpresa de todos, Alan ha hecho gala de una competencia sobresaliente en su nueva vida, aun a pesar de odiar cada minuto de su estancia en el mar.
Y sus penalidades no han terminado. Su nuevo destino es el Desperate , bajo el mando del capitán Treghues, que le odia como sólo un puritano puede odiar a un bribón. Por si fuera poco, la temible flota francesa ronda el Caribe, y la gran batalla naval que decidirá la suerte de las colonias americanas y segará la vida de tantos hombres se adivina en el horizonte. Con El almirante francés , Dewey Lambdin continúa la que muchos consideran la mejor serie naval de los últimos tiempos. Alan Lewrie es el marino de verdad, falible, mundano y pecador, muy lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C. S. Forester y del calculador Jack Aubrey de Patrick O’Brian. Con un ritmo endiablado y una atención al detalle digna de elogio, las novelas de Dewey Lambdin suponen un soplo de aire fresco dentro de la literatura naval.
Para sorpresa de todos y la suya propia, el libertino, dandy y sinvergüenza sin igual Alan Lewrie está demostrando ser un marino más que competente. Dos años en la estricta Armada Real de Su Majestad no solamente le han convertido en algo parecido a un hombre de provecho, sino que incluso ha alcanzado el rango de alférez y está empezando a pensar que la carrera naval no es tan mal destino, al fin y al cabo.
Su nueva misión, establecer una alianza entre la Corona británica y los indios de Florida que podría cambiar completamente el equilibrio político de las colonias, supone una oportunidad de hacerse famoso en la metrópoli y que su nombre suene favorablemente en los círculos más altos del Almirantazgo. Por supuesto, Lewrie no olvida que la Armada tiene la mala costumbre de convertir su vida en un infierno en cuanto se descuida… por no hablar de la habilidad natural de Alan para encontrar problemas en los lugares más insospechados, agravada por su costumbre de saltar entre las sábanas de todas las mujeres del Caribe dispuestas a ello.
Con un tono realista y burlón y un toque salaz que las hace únicas, las aventuras de Alan Lewrie brillan con luz propia entre las series navales. Dewey Lambdin ha conseguido imprimir su sello personal en el género, regalándonos un protagonista memorable. Alan Lewrie es un marino de verdad, falible, mundano y pecador, muy lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C. S. Forester o el calculador Jack Aubrey de Patrick O’Brian.
Contra todo pronóstico, Alan Lewrie ha conseguido sobrevivir a la Revolución americana y a la estricta vida en la Armada Real. Ahora ha llegado el momento de la recompensa: el retorno a la vida de diletante y dandy profesional, disfrutando de la animada noche londinense, con suficiente dinero en el bolsillo, amigos con los que irse de juerga y una amante casi literalmente en cada esquina.
Pero Alan, siendo Alan, no tarda en buscar y encontrar problemas, por supuesto con faldas de por medio. Y qué mejor forma de escapar de ellos que aceptar un nuevo destino naval. Así, de la noche a la mañana se encuentra de nuevo embarcado, participando en una misión secreta para proteger los intereses de la Corona británica al otro extremo del mundo, en el Lejano Oriente.
Allí le esperan enemigos muy diferentes de los que ha conocido hasta ahora: no sólo hordas de sanguinarios piratas en sus extrañas embarcaciones y sus temibles abordajes, sino también el objetivo principal de su misión, un peligroso y despiadado capitán francés que siembra el terror en los mares asiáticos. E incluso se reencontrará, por suerte o por desgracia, con alguien de su pasado al que no creía que volvería a ver jamás.
Dewey Lambdin nos obsequia con un nuevo capítulo de las aventuras de su particularísimo héroe Alan Lewrie. Cambiando el paisaje de las Antillas por el del exótico Oriente, pero sin abandonar su estilo fresco y dinámico ni su mezcla de aventuras navales y en tierra, Lambdin sigue deleitándonos con una saga marítima muy personal, lejos de las narraciones rígidas y encorsetadas de sus colegas en el género.
El teniente Alan Lewrie no ha tenido una vida fácil. Enrolado a la fuerza en la Armada Real por un padre que buscaba robarle su fortuna, ha ido ascendiendo en el escalafón a base de tesón, talento y, por qué no decirlo, alguna que otra pillería.
Se ha enfrentado a la poderosa armada francesa, a feroces indios y al ejército rebelde de las colonias, e incluso viajó en corso al Lejano Oriente, donde le esperaban los más terribles piratas… por no hablar de sus aventuras con los más intransigentes oficiales británicos y algún que otro marido ultrajado.
No es que no hubiera diversión en su vida: Lewrie ha tenido más aventuras amorosas que muchas tripulaciones juntas. No en vano le llaman «Gato en Celo» Lewrie. Es un hombre duro, acostumbrado a los desafíos y a la acción. Pero ahora tiene que enfrentarse a un peligro totalmente inesperado y para el que no está en absoluto preparado: el matrimonio.
Dewey Lambdin conduce a su particularísimo héroe Alan Lewrie al Caribe, lleno de piratas y contrabandistas. Al mando de su propio barco, el Alacrity , Lewrie se unirá a la Escuadra de las Bahamas en una misión que se supone tranquila y pacífica. Pero ya sabemos que Alan tiene la extraña habilidad de encontrar problemas en los lugares más insospechados.
Alan Lewrie es el marino de verdad, falible, mundano y pecador, lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C. S. Forester o el calculador Jack Aubrey de Patrick O’Brian. Con un ritmo endiablado, una caracterización excelente y una atención al detalle digna de elogio, los libros de Dewey Lambdin son un soplo de aire fresco dentro de la literatura naval.
Alan Lewrie parece haber dejado atrás las aventuras y el peligro. Lejos del mar y de los navíos de guerra, disfruta de la vida tranquila y sosegada de un caballero rural. Con tres preciosos hijos que crecen ante sus ojos, una mujer bella que le quiere con locura, sin problemas de dinero… Da la impresión de que no hay nada más que Lewrie pudiera desear. Por supuesto, se muere de aburrimiento.
Gracias a Dios, los franceses han armado una buena al otro lado del Canal de la Mancha: su llamada Revolución se ha desbocado completamente y acaban de decapitar a su rey. La guerra parece inevitable, y con ella la llamada al servicio activo que Lewrie secretamente tanto anhela. Pero los numerosos enemigos que se ha ido creando a lo largo de los años no se han olvidado de él, y harán lo que esté en su mano para arruinar su reanudada carrera.
Alan Lewrie es el marino de verdad, falible, mundano y pecador, lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C. S. Forester o del calculador Jack Aubrey de Patrick O’Brian. Con un ritmo endiablado, una caracterización excelente y una atención al detalle digna de elogio, los libros de Dewey Lambdin son un soplo de aire fresco dentro de la literatura naval.