Ben fue un iluso al creer que podría amar a un hombre y luego a una mujer, «dos personas extraordinarias, dos formas únicas de amar, de décadas diferentes, en extremos opuestos del continente», y salir indemne. Hank y Ben establecieron una profunda amistad en el Nueva York de los años ochenta, mientras aprendían a convertirse en escritores. Hank era heterosexual, y Ben, a pesar de haber estado con mujeres, un homosexual en toda regla. En los años noventa, Ben, ya sin Hank y enfermo de sida, se enamoró de Ruth, una de sus estudiantes de escritura creativa en Portland. El día que Hank apareció de nuevo en escena, nada pudo evitar que se cumpliera aquella famosa «regla del tres», según la cual a un trío siempre se le acaba sumando un cuarto o restándosele uno. Y en este caso fue Ben quien quedó fuera. Siete años después de la publicación de su última novela, Tom Spanbauer vuelve al panorama literario con otro protagonista inolvidable. A través de una narrativa palpitante que transita entre el tono incisivo y la más absoluta ternura, «Yo te quise más» reafirma a Spanbauer como uno de los autores emblemáticos de las letras norteamericanas.
Yo, Tituba la bruja negra de Salem, recrea la vida de Tituba, personaje involucrado en los tristemente célebres procesos de brujería de Salem, a finales del siglo XVII. Se trata de la esclava de Barbuda que fue acusada, junto a otras mujeres, de hechizar a unas cuantas muchachas del pequeño pueblo. El saldo de la intriga fue trágico: casi una veintena de personas fueron ahorcadas. Antes de comenzar la lectura de Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, el lector se topa con una singular confesión de su autora: «Tituba y yo hemos vivido en estrecha intimidad durante un año. En el curso de nuestras larguísimas conversaciones me ha contado estas cosas que ella no le había confiado a nadie». Y esa naturalidad con que habla de lo sobrenatural nos acompañará durante todo el libro.
A veinte años del exilio familiar de Japón a Estados Unidos, Nanae llama por teléfono a Minae para recordárselo, y así un torbellino de recuerdos y reflexiones envuelve a las hermanas tal como el temporal de nieve que arrecia en esa noche cercana a fin de año: las rígidas costumbres japonesas frente a las engañosas libertades norteamericanas; las dificultades para encontrar un lugar en el mundo; el conflicto con la lengua materna; los sacrificios que implica la creación; la soledad inherente a todo exilio y el dilema desgarrador de volver o no a la tierra natal. Con su prosa sobria, inteligente y a la vez íntima, Mizumura nos acerca a su mundo y al hacerlo nos ofrece un reflejo de las condiciones de nuestro presente, signado por el movimiento y la negación del pasado.
«Este libro para muchos es fantasía o ficción, para otros verdad, y para muy pocos un hecho; pero ¿Por qué no hacer de ese Mundo Fantástico, de esa Sociedad Perfecta y de aquella Raza Suprema una realidad? Pensemos bien lo que estamos haciendo con nuestro mundo y a donde encaminamos la raza con esta sociedad»
Yo vivía aquí" es la primera antología de la trayectoria poética de Carlos Zanón. Reúne poemas desde su primer libros El sabor de tu boca borracha (1989) hasta el último Tictac tictac (2010) así como de varios inéditos
Escrito entre 1934 y 1936, este libro relata en 21 capítulos un día en la vida de un hombre. Una jornada en la que el gozo de vivir constituye, el placer mismo de lo que lo rodea constituye una epifanía terrenal y vitalista realmente fascinante.
Con una minuciosa atención al detalle y un exquisito uso del lenguaje, Aub hace de esta obra indefinible un verdadero híbrido literario un relato preñado de un lirismo exuberante; quizás un poema en prosa, un texto donde lo poético se revela como un canto total a la vida.
La frescura, el deseo de vivir, el hedonismo natural que desprende el texto cobra mayor importancia en la trayectoria literaria e Max Aub si tenemos en cuenta el contexto histórico y personal en que fue escrito.
La narración en primera persona de una crisis depresiva. Un libro deslumbrante que rompe moldes y corsés de género. Un nuevo hito de Carrère. Quede claro para posibles lectores despistados que este no es un manual práctico sobre yoga, ni tampoco un bienintencionado libro de autoayuda. Es la narración en primera persona y sin ningún tipo de tapujo de la profunda depresión con tendencias suicidas que llevó al autor a ser hospitalizado, diagnosticado de trastorno bipolar y tratado durante cuatro meses. Es asimismo un libro sobre una crisis de pareja, sobre la ruptura afectiva y sus consecuencias. Y sobre el terrorismo islamista y el drama de los refugiados. Y sí, en cierto modo también sobre el yoga, que el escritor practica desde hace veinte años. El lector tiene en sus manos un texto de Emmanuel Carrère sobre Emmanuel Carrère escrito a la manera de Emmanuel Carrère. Es decir, sin reglas, lanzándose al vacío sin red. Hace tiempo que el autor decidió dejar atrás la ficción y el corsé de los géneros. Y en esta obra, deslumbrante y a la vez desgarradora, se entrecruzan la autobiografía, el ensayo y la crónica periodística. Carrère habla sobre sí mismo y da un paso más en su exploración de los límites de lo literario. El resultado es una descarnada expresión de las flaquezas y los tormentos humanos, una inmersión en los abismos personales a través de la escritura. El libro, que ha generado polémica ya antes de su publicación, no deja a nadie indiferente.
En el siglo XVII, una aldea japonesa sufre las consecuencias de un cambio histórico. El shogunado Tokugawa ha puesto fin a las guerras civiles del Japón feudal, pero su llegada lleva implícito un férreo control sobre todos los aspectos de la vida civil. En el escenario, Seami y Toshua, dos hermanos adolescentes, descubren el amor e inician una relación incestuosa que también se verá interrumpida por los recientes acontecimientos. Años más tarde, se reencuentran, ya adultos y conocedores de éxitos y fracasos, en Yoshiwara, el barrio de prostitución de Edo (hoy Tokio). Hans-Christian Kirsch se sirve de los truculentos quiebros que toman sus destinos para adentrar al lector en los lugares comunes del Japón clásico. El mundo espiritual, evocado por los paisajes más vírgenes, el budismo, el peso de las leyendas clásicas o el esplendor del mundo de las artes, convive con un mundo real en el que las luchas internas entre los shogunes, las rivalidades políticas con china o los intercambios comerciales con Occidente son los protagonistas. El universo de los distritos de placer y las cortesanas de Yoshiwara refleja esa riqueza de contrastes dotando a la historia, además de una intensa carga erótica y del tono trágico que caracteriza a las novelas sentimentales orientales de corte más clásico.
“En su mente y mientras no paraba de llorar, recapituló sus últimos días vividos antes de despertar encarcelado. Últimos días vividos en una horrible pesadilla de la que no podía escapar. Todo comenzó con la masiva caída de servidores en internet. Un suceso histórico e inaudito que afectó a toda España. Pero sobre todo, le afectó muchísimo más a él. Porque Lázaro Miralles vivía por y para las redes sociales. Eran su vida, su devoción, su trabajo, su día a día. Eran el oxígeno con el que respiraba, el menú que le alimentaba y le daban la vitalidad suficiente para ser lo que era. Sin apagar la linterna de su móvil y entre tinieblas, Lázaro se hizo la pregunta que más le inquietaba y le desconcertaba a la vez: por qué el youtuber más famoso del país y uno de los más importantes del mundo había llegado hasta esa trágica situación.”
Zazie en el metro fue el gran éxito que catapultó a Raymond Queneau a la fama. La novela fue escrita en un lenguaje plagado de invenciones y giros idiomáticos, que hicieron que el trabajo de traducción fuera un desafío para Ariel Dilon, que mantuvo y respetó las decisiones del autor.
Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la soledad inviolable del escribir. Nunca hablaba de eso a nadie. En aquel período de mi primera soledad ya había descubierto que lo que yo tenía que hacer era escribir. Raymond Queneau me lo había confirmado. El único principio de Raymond Queneau era este: Escribe, no hagas nada más. Marguerite Duras
Fedro emprende un viaje en moto con Chris, su hijo de once años. Mientras recorren las carreteras de Estados Unidos, el arte del mantenimiento de la motocicleta pasa a ser una bella metáfora de cómo conjugar el frío y racional mundo tecnológico y el cálido e imaginativo mundo del arte. Como en el zen, se trata de concentrarse, observar y apreciar los detalles, hasta llegar a fundirse con la propia actividad, ya sea ésta una caminata por el bosque, escribir un ensayo o tensar la cadena de una motocicleta. El viaje, entendido como el seductor anhelo de recorrer diferentes lugares del mundo pero también como una travesía interior, sirve a Pirsig para guiar al lector en las cuestiones filosóficas del arte y la técnica, el valor y la utilidad la dialéctica y la retórica, guiado por los guiños de la carretera y los caminos. En Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta, el cuidado diario de las piezas mecánicas, su correcto funcionamiento y el necesario equilibrio de las partes que componen el todo encierran la historia de la filosofía occidental desde los ojos de Oriente, y Pirsig consigue conciliar ambas miradas. La magia de esta novela, que marcó a millones de lectores en todo el mundo, reside en su capacidad de cautivar al lector mediante una entrañable historia mientras explora nuestra herencia filosófica, de Sócrates a Kant, con el valioso contrapeso de las corrientes orientales.
Relatos con variadas intenciones, satíticas, líricas, lúdicas todo a la vez, y además con homenajes literarios y extraliterarios. Paara pasar unos ratos.
Se dan cita en este libelo, de corte libertino, los ambientes de las semanas previas a la unión entre Napoleón y Josefina, se bosquejan los comportamientos privados de la Corte, sus entretenimientos e intrigas, y se perfila el escenario del marital reencuentro entre la Iglesia y el Estado moderno, en pleno auge de la agitación popular anti-bonapartista. Dado a la imprenta en 1800 de manera anónima, pero atribuido desde muy temprano al divino marqués, ésta es la primera vez que se traduce y publica en castellano.
Antes el niño zombi era un niño normal. Iba al colegio, era delantero en el equipo de fútbol del barrio, le gustaban las niñas de su edad y los helados de nata. Ahora, sin embargo, todo es tan distinto… Todo, menos lo de las niñas…
En una noche decisiva, Francis Servain Mirković toma el tren de Milán a Roma para vender un maletín lleno de secretos a un representante del Vaticano y, si todo sale según lo planeado, cambiar de vida. Hasta ahora ha sido agente secreto de la Zona, que empezó en Argelia y acabó extendiéndose progresivamente por los países de Oriente Próximo. Quince años lidiando con criminales de guerra, agitadores, terroristas y traficantes de armas, con intermediarios y sobre todo consigo mismo, inmerso en el embriagador ciclo de la violencia.El tren arranca, y con él empieza una larga frase que avanza sin apenas detenerse, un flujo de conciencia que explora el espacio y el tiempo para desenterrar los vestigios de las guerras mediterráneas. Al ritmo del traqueteo del tren, el autor esboza la memoria de este espía en cuya mente se entremezclan los verdugos con las víctimas, el heroísmo con el anonimato, pero también los pintores y los literatos con las amistades y los amores fracasados. Merecedora de los premios Décembre y Livre Inter, y considerada una de las mejores novelas del autor galardonado con el Premio Goncourt en 2015, Zona se pregunta, según el propio Enard, «qué es esta Europa y por qué se cree tan perfecta; reflejar su lado oscuro me parecía obligatorio».
Inédito en castellano y publicado por primera vez en forma de libro, Zona templada ha aparecido recientemente en The New Yorker y The Guardian, y ha sido escogido para formar parte de la prestigiosa antología anual Best American Essays. Mayo de 1970. Jonathan Franzen tiene diez años y un día comprende que el pequeño mundo doméstico en que vive no es un lugar idílico, sino el reflejo dolorosamente frágil de unos tiempos turbulentos. En aquella época lee sin parar las tiras cómicas de Charles Schulz… «Yo quería vivir en un mundo de Peanuts donde la cólera era divertida y la inseguridad digna de amarse… Yo no lo sabía, pero había estallado una epidemia en todo el país.», Jonathan Franzen «En realidad hay algo en el pequeño Jonathan, y en su conmovedora afición a las tiras cómicas de Schulz, que nos recuerda a Alonso Quijano entregado a la lectura compulsiva de novelas de caballerías. Alonso Quijano quiere ser uno de los caballeros andantes y transformar su vida en una aventura digna de ser vivida, y el pequeño Jonathan confundirse con los personajes de los dibujos… Experimentar el placer de los límites. Y ese placer está tanto en la novela de Cervantes como en este precioso relato de Franzen». Gustavo Martín Garzo.
Alejandra, Alicia, Irene y Regina han organizado un fin de semana muy especial lejos de sus familias. Pero las cosas no salen como han previsto y una tormenta de nieve trastoca sus planes y las deja incomunicadas y solas en una casa de montaña. Furiosas por el contratiempo y de muy mal humor, las cuatro amigas se entregan a una larga y singular reflexión sobre sus vidas –familia, sexo, trabajo, estudios, chicos–, de la que ninguna de ellas saldrá indemne. Tema: Amistad y relaciones de pandilla Tratamiento: Realismo Valores: Amistad y compañerismo
Durante su exilio forzoso en Berlín, entre 1920 y 1923, Víctor Shklovski se enamoró locamente de Elsa Triolet. Así, el caprichoso personaje de Alia de «Zoo o cartas de no amor» está directamente inspirado en ella. En Berlín, Shklovski solía mandarle a Elsa varias cartas al día, una situación que ella sólo aceptó con una condición: le hizo prometer que no le escribiría cartas de amor. Por lo tanto, «Zoo o cartas de no amor» es una novela epistolar nacida de una prohibición. Las misivas del narrador son brillantes estampas literarias, que incluyen agudas observaciones sobre la vida de los exiliados, la cotidianeidad de la vida en Berlín, el zoo como metáfora de los dispares emigrantes (los rusos solían instalarse a vivir en el barrio del zoo de Berlín), perfiles fugaces de grandes escritores rusos, la teoría del arte y la literatura. Pero nada es lo que parece, y aunque no se escribe ni una coma sobre amor, cada una de las cartas está indirectamente dedicada, ferozmente escrita pensando en el amor no correspondido del autor por Alia.
El zorro es un bastardo: un ser salvaje, tramposo, ladrón, una criatura que no respeta las normas ni los límites; exactamente como el escritor. Y entonces surge la pregunta inevitable: ¿cómo se crean los cuentos? La narradora, en su búsqueda de respuesta, irá desde los Estados Unidos hasta Japón pasando por Rusia, Italia y Croacia, y nos hablará de escritores con autobiografías secretas, de artistas laureados gracias a sus viudas, de romances marcados por la irrupción de la guerra y de niñas que convocan con unas pocas palabras todo el poder de la literatura. Nabokov, Boris, Tanizaki… Y juego, sobre todo juego, en un brillante y embriagador rompecabezas que conjuga vivencias, reflexiones e invención y que nos invita a explorar la engañosa frontera que existe entre la realidad y la ficción.