Ida es arquitecta, no tiene hijos y está en su mejor momento, pero últimamente las señales de advertencia se han vuelto cada vez más diferentes para ignorarlas. Para estar segura, ha explorado las posibilidades de congelar sus óvulos para su uso posterior, en caso de que conozca al hombre adecuado. Ahora está aquí el verano, e Ida va en un autobús rumbo al sur hacia la idílica cabaña familiar junto al mar, donde su madre celebrará su 65 cumpleaños con su pequeña familia. Todo parece preparado para un fin de semana de verano perfecto, pero luego Marthe, la hermana menor de Ida, da una maravillosa noticia. Adultos es un relato estimulante, divertido e inesperadamente devastador sobre una familia moderna disfuncional.
Un enigmático extranjero llega a Argónida, territorio mítico tras el que se adivina la geografía del Coto de Doñana. La apropiación por parte del recién llegado y su familia de un tesoro que no les pertenece desencadenará una serie de acontecimientos que conducirá a los personajes hasta un destino fatal.
Ágata ojo de gato relata el proceso de colonización de un territorio salvaje y el modo en que la naturaleza impone su implacable venganza sobre quienes la han ofendido. El Coto de Doñana se convierte en el verdadero protagonista, y la fascinante variedad de su paisaje dota a la narración de una riqueza estilística y argumental desbordante. La peculiaridad de la prosa, caracterizada por un preciosismo envolvente, y la vocación de fábula hacen de esta novela una obra de gran singularidad y ambición.
Galardonada con el Premio de la Crítica en 1975, Ágata ojo de gato es, de toda su producción narrativa, la obra predilecta de José Manuel Caballero Bonald, un libro imprescindible en el panorama de la literatura española contemporánea.
La tensión de la adolescencia de Tomás llega a un punto de no retorno cuando viaja con su familia al pequeño pueblo de veraneo en el que suelen pasar las vacaciones. Todo empieza a suceder de pronto como en un encadenamiento inaplazable: el descubrimiento del sexo y de la violencia, la muerte, la transgresión? Tomás se descubre a fogonazos, como si no pudiera evitar que su inteligencia fuese un paso por detrás de sus acciones, hasta que la dinámica de las cosas le lleva a participar en un acto que no puede perdonarse a sí mismo. Es entonces cuando se siente obligado a sentarse frente a la única persona que le puede juzgar y perdonar. Agosto, octubre es una de esas novelas que tiene el valor y la maestría de agarrar del cuello a esa edad tan ambigua, desprotegida y violenta de la adolescencia. Andrés Barba resuelve el tapiz con la maestría psicológica que le ha convertido en uno de los escritores de referencia de su generación: un cóctel explosivo entre el Pavese de El bello verano y los adolescentes de Gus Van Sant en Elephant.
Regina de Alcántara es, quizá, una de las heroínas más apasionantes y enigmáticas que han salido de la pluma de una autora que tanto descuella en la creación de tipos femeninos. ¿Qué hay detrás de esa aparente frialdad, de esos egoísmos yertos, de esos antojos e incertidumbres de la viajera rubia, llegada de lejanas tierras a su rincón natal de la Montaña para sembrar en él la desdicha y la desconfianza? Regina quería un marido arrogante y lo tuvo: se llevó el mejor partido del lugar, aunque para ello hubo de destrozar un corazón femenino; pero… ¿servía aquel matrimonio para colmar su anhelo? Bien pronto, el infeliz Velasquito descubrió que su esposa no le quería… y quizá fuera por eso por lo que un día aciago no le importó salir al mar, desafiando una furiosa tormenta. Mas, ¿no vibraría acaso alguna cuerda en aquel corazón femenino? Sí; Regina, como toda mujer, era sensible al amor maternal, ese amor que finalmente había de transformarla cuando, como dice la autora, «siente cómo late un corazoncito, y su voz y su lloro suenan a besos, a perdones y a canciones, como la voz pura y mansa del agua de nieve».
Agua de noria es una narración en torno a un hecho criminal; arranca con el descubrimiento de un cadáver y la consiguiente pesquisa policial que va tejiendo una trama que nos llevará a descubrir un asunto turbio relacionado con la investigación científica y en el que nadie ni nada es lo que parece. Este caso surge en toda su inesperada complicación, en diversos planos y ambientes desde los populares hasta los políticos y arrastra las vidas de los personajes que tienen que ocuparse de él por oficio, y también porque les remueve sus cimientos vitales. Tendrán aquí que plantearse nuevos aspectos del delito y cuestiones de bioética, pero que no son en esta novela motivos de reflexión intelectual, sino asuntos de vida o muerte de personajes que tienen su alma en su almario. La profundidad de la indagación en la esencia psicológica y emocional de los personajes, la variedad de registros y el tono vivido del texto entrelazado con la intriga de la trama y los quiebros argumentales hacen de Agua de noria una lectura apasionante que combina una lectura ágil y entretenida con lo más egregio de la literatura.
Cuando eran adolescentes, Mohumagadi y Bill tuvieron una historia de amor que terminó de forma abrupta y traumática. Han pasado quince años, y todo aquello es agua pasada. Ella, Mohumagadi, dirige una escuela de élite para niños con altas capacidades, desde donde contribuye a transformar su amado país —que reconocemos como la Sudáfrica posterior al apartheid— aplicando un método pedagógico eficaz y moderno, que atrae a la nueva clase dirigente y adinerada: la generación born free que ha amasado fortuna, de cuyos hijos se espera que sean los líderes del mundo del futuro. Un día, sin darse cuenta de que se trata de su amor de juventud, Mohumagadi se ve obligada a contratar a Bill, convertido en sacerdote y enviado a la escuela para expiar una culpa sobre la que se guarda silencio. Cuando finalmente se reencuentran y se reconocen, el pasado emerge de manera torrencial, enturbiando la atmósfera ideal de la escuela y cambiando el rumbo de dos personas que creían haber reconducido sus vidas por el camino recto. En su segunda novela, ganadora del prestigioso premio Wole Soyinka de literatura africana, Kopano Matlwa explora algunos de los temas cruciales de la Sudáfrica post-apartheid que son una constante en su obra: la desigualdad y el odio racial, la rápida y desequilibrada modernización del país y el ápice de esperanza que no cesa de latir en una sociedad que, al igual que los protagonistas de esta historia, lucha por liberarse de los estigmas del pasado.
Criada en un barrio trabajador en Sunderland al calor de las historias de una familia de clase obrera, Lucy ha descubierto que la vida en Londres no es lo que esperaba. Incluso con un flamante título universitario, los días transcurren en una sucesión de largas jornadas de trabajo para llegar a fin de mes, de fiestas y de resacas. Tras la muerte de su abuelo, decide abandonar una ciudad y a unos compañeros entre los que siempre se ha sentido como una extraña y pasar una temporada en la vieja casa familiar en la costa de Irlanda, un lugar salvaje azotado por el mar helado donde intentará reconstruir quién es en realidad.
Incluye los relatos: Cómo nace un neoyorquino (The making of a New Yorker, 1907) Un cosmopolita en el café (A Cosmopolite in a Café, 1906) Habitación amueblada (The Furnished Room, 1906) Memorias de un perro amarillo (Memoirs of a Yellow Dog, 1906) Incursión en la amnesia (A Ramble in Aphasia, 1908) Encuadrando el círculo (Squaring the Circle, 1908) Un comprador llega de Cactus City (The Buyer from Cactus City, 1907) El cuarto del tragaluz (The Skylight Room, 1906) Galantería y rascacielos (Psyche and The Pskyscraper, 1908) Vanidad y algunas martas cibelinas (Vanity and some Sables, 1907) Comportamiento de caballero (The Caballero’s Way, 1907) El manual del himeneo (The Handbook of Hymen, 1907) Panqueques (The Pimienta Pancakes, 1907) El rescate del Jefe Rojo (The Ransom of Red Chief, 1910) Permítame que le tome el pulso (Let me Feel Your Pulse, 1911)
Armando Palacio Valdés publicó, en 1984, 'Aguas fuertes', que mereció el elogio de Clarín, y que son descripciones paisajísticas fraguadas durante su estancia en el balneario de Marmolejo. Son un corpus de seis bocetos de la vida madrileña —las cuatro de El Retiro de Madrid, El Paseo de Recoletos y La Castellana—más seis escenas de la vida cultural de la capital —La Academia de Jurisprudencia, La Biblioteca Nacional, Los mosquitos líricos, El último bohemio y La abeja (periódico científico y literario)— y dos cuadros sobre las públicas ejecuciones de reos —El hombre de los patíbulos y El sueño de un reo de muerte—.
Publicado por primera vez en 1926, Aguas Primaverales es una hilarante parodia de la Escuela de Literatura de Chicago. Haciendo mofa de la «gran carrera» de escritores, describe un estilo que él mismo se rechazó a seguir. En estilo y substancia, Aguas Primaverales es una burla a Dark Laughter de Sherwood Anderson, pero en el transcurso de la narrativa, otras tendencias literarias asociadas con los escritores americanos y británicos parecidos a Anderson tales como D.H. Lawrence, James Joyce y John Dos Passos tienen un comentario satírico. Una historia altamente entretenida, Aguas Primaverales ofrece una rara y breve mirada a la temprana carrera de Hemingway como narrador y estilista.
Zora y Franklin tienen poco más de treinta años, y son negros y ambiciosos. Cada uno, a su manera, quiere mucho más de lo que la vida habitualmente ofrece a gente de su raza y clase social.
Él es alto, muy atractivo, sin estudios formales pero autodidacta, y espera tener algún día su propio taller de muebles de artesanía. Entretanto, vive como puede de trabajos en la construcción y, tras el fracaso de su matrimonio, ha optado por una suerte de solitario celibato con aventuras ocasionales. Hasta que conoce a Zora.
Ella es guapa e independiente, ha estudiado en la universidad, enseña música, y va camino de convertirse en una destacada intérprete y compositora. Tiene también algún que otro fracaso sentimental a sus espaldas, y un secreto que teme confiar a los hombres que podría amar: es epiléptica. Y quiere encontrar el amor, aunque este venga sin un título universitario, e incluso sin empleo fijo.
Morató sorprendió con su primer libro y confirma en esta segunda entrega la fuerza y la originalidad de su voz poética.
Concebido como ajuste de cuentas con el presente, Ahora es el reconocimiento de la necesidad de encontrar formas de superar las pequeñas y grandes maldades que vivimos día a día, pero también es un canto a la satisfacción de poder vivir. Si Nadie vendrá a salvarnos, el primer libro de poemas de Yolanda Morató, proponía una reflexión sobre los lazos invisibles que a veces nos amarran al pasado, Ahora es la tijera que intenta cortarlos. El poema que abre el libro, «Biografía no autorizada », engloba buena parte de su contenido: nos desenvolvemos en un ciclo constante de reciclaje en el que, de las maneras más insospechadas, la muerte deja paso a la vida en cuestión de segundos, sin que ni siquiera seamos conscientes de ello. Este proceso de deconstrucción y reconstrucción está presente en varios poemas: en ocasiones el lenguaje –el impacto que las palabras o su ausencia tienen en nosotros– puede llegar a alterar nuestras vidas más que los propios hechos que describen. «Foto robada», el poema que cierra el conjunto, reflexiona sobre el juego que se crea entre el escritor y el lector, o incluso entre el escritor que fue y el lector de su propia obra en el que se convierte con el paso del tiempo. En un momento en el que la mal llamada autoficción está en auge, estos versos quieren mostrar la cara B del proceso de escritura: en el ahora, ya nadie es quien fue.
Una historia conmovedora, asombrosa y genial, para escribir una aventura disparatada y quijotesca. Un golpe de suerte. Ochenta mil dólares. Dos amigos, Will y Hand, dos personajes quijotescos y disparatados. Un mundo por delante y una idea: repartir ese dinero entre los más necesitados. Prostíbulos, carreras, sobornos, amenazas, lecciones aprendidas, y bajo este manto de aventuras se detecta el enfrentamiento entre la principal potencia mundial y el Tercer Mundo, y el sentimiento de culpa del hombre blanco occidental.
Nació en Texas, donde aún conserva a un rancho ruinoso, pero su hogar es una furgoneta llena de abolladuras y manchada por el polvo de cualquier camino que lo conduzca al otro lado de la última frontera. Viste camisa a cuadros y pantalones de dril, calza botas altas, se toca con un viejo Stetson y silba quedamente tonadas que recuerdan el brillo de las estrellas. Estamos hablando de Jack Carmine, un hombre de casi cincuenta años que vive ajeno al tiempo y piensa que debería lucir una etiqueta con el aviso: “pendiente de reparaciones". Cierto, en su vida hay algo que no que no funciona bien, pero nadie podrá olvidarle, porque Jack ha sabido enseñar a los que amaba cómo amarse a sí mismos. Linda Lobo, la mujer que necesitó conocerlo para sentir el orgullo de ser quien es, lo sabe muy bien porque hay lecciones que no se olvidan y amores por los que vale la pena condenarse. En estas páginas, Robert James Waller , autor de Los puentes de Madison County y Vals lento en Cedar Bend nos devuelve una América legendaria de hombres y mujeres hambrientos de aventuras y sobrados de libertad, que convirtieron en mito el Nuevo Continente.
«Sí, mi novela es la historia del SIDA, del tiempo de la incubación, de la enfermedad y de los años ochenta... Hay en este libro una actitud agresiva, violenta, virulenta, como lo es el SIDA...», confesaba Hervé Guibert apenas aparecía en Francia, en marzo de 1990, este terrible testimonio personal. En él Guibert registró paso a paso no sólo el proceso de su propia enfermedad, sino también el de sus amigos más íntimos, así como la relación de los demás con esos nuevos «apestados». Pese a sus nombres ficticios, son fácilmente identificables figuras tan conocidas como la actriz Isabelle Adjani o el filósofo Michel Foucault, cuya agonía es aquí minuciosamente descrita. «Insisto en decir que este libro es una novela porque no cuento mis relaciones con estas personas en concreto, sino más bien la encrucijada de unos destinos que se ven de pronto trastornados por la presencia del SIDA... Mis modelos existen, pero han pasado a ser personajes.» Y la verdad es que hoy están en todas partes, son centenares, miles.
Carlos Marx escribió, elogiando a los revolucionarios que en 1871 organizaron la Comuna de París, el primer experimento socialista de la historia: «Si alguien se atreve, que compare a estos gigantes parisienses, dispuestos a tomar el cielo por asalto, con los siervos de la fe del Sacro Imperio…». De esta cita toma Agustín Ramos (Tulancingo, 1952) el título de su novela, o asedio como la denomina, que dedica a «toda esa gente sencilla que nadie sabe, hasta que muere». En «Al cielo por asalto» un grupo de jóvenes y algunos adultos emprenden la batalla final —el asalto al cielo— contra el sistema que, aparte de los modernos pensadores revolucionarios, también predijeron los mayas antiguos: «Las cabezas de los advenedizos de la tierra serán fijadas en los muros; será el término de su codicia, el término del sufrimiento que causan al mundo en 8 Ahau Katún» («Chilam Balam»). Una novela revolucionaria exige contención y rigor para no caer en el mero panfleto. Sabedor de esto, Ramos recurre a un tratamiento muy complejo en el que mezcla fechas clave, capítulos escritos en estilos diversos o estructurados en forma de drama; ensaya la corriente de la conciencia y el estilo directo y periodístico. En fin, expropia todo el arsenal de la narrativa moderna en un acto de estrategia política y literaria, de modo que la lectura se convierta en acto de solidaridad a la vez que capta con toda la intensidad posible lo múltiple de la realidad.
El 9 de julio de 1961 es un gran día para la familia Chassaing y los habitantes del pequeño pueblo en el que viven: hoy llegará el primer televisor al lugar, y el novedoso aparato les traerá las imágenes del hijo mayor, Henri, destinado a la guerra de Argelia. Todo el mundo está invitado al gran acontecimiento que marcará las vidas de estos recién nacidos telespectadores. Durante el día en el que transcurre la novela, el lector se enfrenta a la muerte, el adulterio, la mentira, y a una revelación en la que la Historia en mayúscula se mezcla con la historia de una familia que ya no volverá a ser la misma.
Al este de Occidente es un libro único escrito por un autor único. Miroslav Penkov emigró de su Bulgaria natal a los Estados Unidos con dieciocho años. A los veintiocho se ha convertido ya en una estrella literaria en su país de acogida, cuyos relatos han sido calificados de «maravillosos» por Salman Rushdie y serán publicados próximamente en doce países.Penkov nos sumerge en estas páginas en siglos de tumulto de la historia de Bulgaria y la Europa del Este, y nos presenta un entrañable elenco de personajes atrapados entre la nostalgia del pasado y el anhelo de un futuro imposible: dos enamorados se reúnen una vez cada cinco años en el río que divide su pueblo entre el Este y Occidente; un nieto intenta comprar el cadáver de Lenin en eBay para regalárselo a su abuelo comunista. Pero incluso cuando el peso de la historia o el dolor del exilio parecen insoportables, los relatos de Al este de Occidente están animados por un inigualable sentido del absurdo y una rotunda afirmación de esperanza.Como hiciera James Joyce en Dublineses u Orhan Pamuk en Estambul, Penkov teje un retrato de su tierra natal y las almas de sus gentes, y consigue a través de estos relatos trascender fronteras: demuestra que el amor, la muerte y todo aquello que nos hace humanos permanece inalterable en el espacio y el tiempo.
Al este del Edén , epopeya de resonancia bíblicas que aborda aspectos de la condición humana como el bien y el mal o la vida como una lucha incesante, narra las vicisitudes de dos familias a lo largo de tres generaciones, entre la guerra de secesión y la primera guerra mundial, en el lejano valle Salinas, en la California septentrional.
Altamente confirmada como auténtica obra maestra de la literatura mexicana del XX, «Al filo del agua» retrata de forma minuciosa la conciencia, las coordenadas mentales de un pueblo anónimo que se halla en una oscilación constante entre temor y deseo. El ritmo de estos impulsos nunca realizados, de mortificaciones constantes, está entretejido con gran maestría, registrados en «crescendo» los desasosiegos de esta tradición arraigada, anquilosada, que empieza a resquebrajarse. Dejando traslucir un inefable amor por la música, la estructura de la obra está determinada por el contrapunto magistral de tramas y personajes, donde no hay un único miembro, sino un microcosmos coral que entrelaza polifónicamente multiplicidad de destinos, canicas mezcladas que el párroco no puede terminar de controlar. De mentalidad profundamente religiosa, lo espiritual se alza como única guía del pueblo y la política brilla prácticamente por su ausencia, ya que toda influencia externa se considera nociva para el tranquilo discurrir del pueblo. Un subtítulo de la obra podría ser «crónica del encierro», particularmente duro para las almas jóvenes, anhelantes, que se marchitan y languidecen entre las sombras. Por ello se puede decir que los personajes viven en su conciencia, donde se gestan sus deseos, siempre puertas adentro, pero por fuera eternamente enlutados, melancólicos, sin haber vivido realmente, habiéndose limitado a cumplir lo que debían. Con un lenguaje innovador que tiene en su base la fórmula, el uso del latín ligado a lo moral y aliteraciones que van calando de forma progresiva, Yáñez aporta un hondo sentido estético y una respiración propia a la obra, recreando una atmósfera asfixiante, claustrofóbica y opresiva.