En A la deriva en el mar de las Lluvias y otros relatos el lector podrá encontrar emotivas historias acerca del último viaje espacial de una madura mujer astronauta, de las consecuencias de comercializar muñecas capaces de superar el test de Turing, del uso de la animación suspendida para la explotación comercial de cadáveres, del difícil camino hacia el entendimiento y el perdón, de la subjetividad en el terreno de la percepción, de relaciones familiares alternativas surgidas tras un desastre ecológico, bellísimas historias de amor en clave de poema y nuevas oportunidades para la humanidad tras la completa destrucción de la Tierra.Piezas de ciencia ficción de futuro cercano en su mayoría, inquietantes, sorprendentes, narradas con gran sensibilidad y poseedoras de un fuerte componente filosófico, de la mano de ocho destacados escritores, cinco hombres y tres mujeres, que evidencian la riqueza y solidez de la narrativa de ciencia ficción actual.
Anna y Kyle llevan siete años casados, y están pasando el fin de semana en una cabaña, en medio de la nieve, al pie de una estación de esquí. Es de noche, hay una tormenta de nieve y cuando se corta la corriente eléctrica tienen que conformarse con la luz de la chimenea y de las velas. Pero nada de eso importa: lo único que les importa es recuperar la pasión que tenían al principio de su matrimonio. La chispa que han perdido. Es lo que habían planeado: un fin de semana solos, en un entorno romántico y ahora, gracias a la tormenta, prácticamente aislados. ¿Qué más podían pedir? Pero no estaba funcionando. El fin de semana estaba siendo un desastre. De repente, en medio de la tormenta, escuchan unos golpes en la puerta. Un hombre se ha quedado tirado con el coche, en medio de la nieve, sin cobertura de teléfono, sin forma de seguir su camino. Anna y Kyle no tienen más remedio que dejarle que se pase la noche en su cabaña. A partir de ahí, su fin de semana dará un giro de 180 grados…
Se trata de una narración muy sencilla y hábilmente construida. Una charla, en principio intrascendente, entre unos amigos, se va pronto transformando en el relato inquietante, misterioso, de un acontecimiento extraordinario sobre el que los oyentes —o sea tanto los participantes en la velada como el lector mismo— no saben a qué atenerse ni cómo acabará todo.
Esta es la crónica del ocaso de una sociedad. A través de una serie de relatos alucinantes, apocalípticos, escritos a los largo de más de diez años, Eduardo Goligorsky, uno de los más importantes escritores sudamericanos de ciencia-ficción, nos traza el retrato de la degradación de las estructuras sociales, de nuestras estructuras sociales… del retorno a la barbarie. He aquí una serie de frescos impresionantes, inolvidables, que pertenecen al campo de la ciencia-ficción, pero que empezamos a tener ya aquí, a nuestro alrededor, en nuestro tiempo: una extrapolación, sí; pero, al mismo tiempo, un grito desagarrado, una advertencia.
«...Así es nuestra vida, puras burbujas, viene un día el aire y se las lleva...», dice uno de los personajes de A las arenas, un cuento sobre los que emigran y son capaces de vender hasta su sangre por comprarse un poco de dignidad en la noche neoyorquina. A las arenas forma parte del volumen de cuentos Desnudo en el tejado con el que Antonio Skármeta obtuvo el Premio Casa de las Américas en 1969. Desde entonces su nombre ha destacado como pocos a la vanguardia de la literatura latinoamericana.
El más puro estilo Sergi Pàmies: diez cuentos autoficcionales que parecen diez confesiones íntimas, con la dosis exacta de ironía para soportar los fracasos más cotidianos.
En los cuentos de A las dos serán las tres los límites entre la ficción y los géneros se difuminan: lo que de entrada parece una revisión autobiográfica acaba por convertirse en un juego donde la fantasía tiene un papel fabulador, siempre al servicio de una narrativa que galopa constantemente entre la ironía más perspicaz y su capacidad para hacer frente a los fracasos y las experiencias cotidianas.
Fiel a su voz y estilo inconfundibles, los diez cuentos que conforman este libro se asemejan a diez confesiones íntimas: conviven aquí, por ejemplo, un autor que investiga la relación implícita que hay entre su primera experiencia sexual y su primer ejercicio literario, un padre que le pide a su hijo que lo introduzca en el universo de las aplicaciones para ligar, un dramaturgo con tendencias depresivas que debe enfrentarse a la trágica historia de la muerte de su abuela o una pareja que pretende decirse lo mucho que se quiere y acaba por decirse, sin quererlo, todo lo contrario. A través de su prosa diáfana, elegante y elocuente, Pàmies profundiza en el dominio de la delicadeza y la digresión, con una mirada resignadamente incierta sobre el paso del tiempo.
Lisa está tumbada en su cama estremecida de miedo. Por todas partes se oyen chasquidos y crujidos, y las sombras de los monstruos se deslizan rápidamente de un lado a otro. Por esta razón, se levanta cada noche para reunirse con sus padres en el salón. ¡Solo que ellos no entienden el temor que siente Lisa hacia los monstruos! Una noche, mientras Lisa está una vez más en su cama aterrorizada por los monstruos, se le sienta de pronto un curioso personajillo sobre la manta. Es Monti, el cazador de monstruos. Este le explica a Lisa que no hay nada que los monstruos y otros entes fantásticos odien más que el olor a limón, ya que su aroma les sienta fatal y les produce un espantoso dolor de cabeza. Monti le regala a Lisa un frasquito con espray de limón para monstruos y un jabón de limón. Le cuenta a Lisa cómo debe lavarse cada noche con el jabón para monstruos, para que ella también desprenda un delicioso aroma a limón, y le enseña cómo emplear el espray para que no le vuelva a entrar ningún otro monstruo en la habitación...
De la mano de Patricia Highsmith, una de las mejores escritoras de suspense, en cada uno de los relatos de «A merced del viento» nos adentramos en un territorio lleno de emociones hasta alcanzar la esencia misma de la humanidad de sus personajes. Unos personajes a los que el sentimiento de culpa o la ausencia del mismo atenaza y, en algún caso, llega a conducir a un final inesperado... y desesperado. Como es el caso de la joven viuda preocupada por los peligros de un estanque para su hijo pequeño, o del rico jubilado que se retira al campo y se enfrenta con su vecino, o de una familia rota por el alcohol, o de un anciano que se defiende de los continuos ataques de unos jóvenes violentos. A éstos y a los demás personajes que pueblan estos relatos les dominan la culpabilidad y la búsqueda de justicia, en ocasiones un tanto peregrina. Gracias a su magnífico dominio del suspense psicológico y su agudo conocimiento de la naturaleza humana, en «A merced del viento» Patricia Highsmith demuestra su capacidad de captar la atención de los lectores hasta el final, así como su habilidad para sorprender sin necesidad de aspavientos.
¿Qué pasaría si al cocido le echaras croquetas de jamón, cáscara de limón y cangrejos? Probablemente lo mismo que si recitaras como poesía una canción de reguetón o si usases el pop-rock como telón de fondo en ballet clásico: algo inesperado. Y es que cada elemento en sí mismo es una maravilla, pero juntos son arte.
Kelly Link ha sido definida por Michael Chabon como «la voz más oscuramente lúdica de la ficción estadounidense». Después de la publicación de «Magia para lectores», los ocho cuentos de este nuevo libro de Kelly Link sumergen al lector en un universo ficticio inolvidable y expanden los límites del género del relato. Huracanes, astronautas, gemelos malvados, contrabandistas, el mago de Oz, superhéroes, iguanas, pirámides… éstos son algunos de los talismanes de una imaginación capaz de maravillarnos como pocos autores contemporáneos. Los cuentos de «A mí no me engañas» rebosan fantasía, pero también humor y generosidad hacia la fragilidad y las fuerzas ocultas que residen en todos nosotros. «Es probable que Kelly Link sea en la actualidad la mejor escritora de relatos… Crea verdadera magia: es divertida, conmovedora, tierna, valiente y peligrosa. Ella es única y debería ser declarada tesoro nacional», Neil Gaiman; «Adictivo. Estos relatos cobrarán vida ante tus ojos, se pondrán elegantes trajes y lucharán contigo hasta derribarte. Quieren que seas suyo y lo serás», Alice Sebold; «La mejor escritora de su generación», Peter Straub; «Una mezcla alquímica de Borges, Raymond Chandler y Buffy Cazavampiros», «Salon».
Tres historias, tres matrimonios en los que el término fidelidad varía. ¿Con cuál estás de acuerdo tú? La vida en pareja tiene todo tipo de situaciones y uno de los temas de los que se habla o se experimenta es la fidelidad. En Tres toallas y un albornoz un hombre ha preparado una «celebración especial» a su mujer que cumple 30 años. Amor, sexo y... ¿Fidelidad o infidelidad? En Madame Forestier o El fin de los prejuicios, Pandora ha decidido trabajar hasta que su marido consiga un empleo. El problema surge cuando su hijo descubre que les ha mentido. Pandora «no quita el polvo al mobiliario de oficinas sino que tiene un empleo especial»... ¿Qué pensará su marido cuando lo sepa? Ne me quitte pas es una historia más convencional. Paula es infeliz en su matrimonio y su marido, a escondidas, le está siendo infiel. Pero la vida de Paula cambia cuando llama a la puerta Dominique, su amor adolescente. La vida le da una segunda oportunidad y debe tomar una decisión. ¿Conseguirá salvar su matrimonio o retomará su anterior vida por donde la dejó? Descubre el significado de fidelidad en pareja a través de estas tres historias. ¿Estás de acuerdo con los matrimonios? Sobre la autora: Jadine Tyne estudió periodismo porque no existía la carrera de escritora. Escribe desde que era niña, como muchos de los escritores. De adulta tomó por curiosidad un curso de escritura de guiones de cine y otro de series de televisión y se ha decantado por este formato. Los guiones literarios son directos y visuales. De esta forma combina el gusto por la escritura y el cine.
Grosso, inserto con apasionado entusiasmo en el grupo de los que esgrimen la literatura como arma de combate, también toma un día carretera y manta, trazándose una ruta que habría de ir «de bandera a bandera»; es decir, de la bandera inglesa de Gibraltar hasta la bandera norteamericana de Rota. Demasiado fuerte para la censura, por lo que cambia este título por el de «A poniente desde el Estrecho». Lo malo fue que la censura no se conformó con proscribir tan solo el título; la obra fue rechazada de plano y en el olvido permaneció durante todos estos años, sin que nadie, ni siquiera el autor, volviera a ocuparse de ella. «A poniente desde el Estrecho» ofrece un material inestimable para quien quiera estudiar la obra de Alfonso Grosso, y no porque en ella esté el germen de una de sus más logradas novelas («Testa de Copo»), sino porque el momento más espléndido del autor tiene aquí un indiscutible punto de arranque. Quien conozca y haya saboreado «Guarnición de silla» y «Florido mayo», identificará enseguida la sugestión de su perfume colonial con las páginas en las que el autor viaja desde La Línea a San Fernando y al Puerto de Santa María, pasando por Tarifa donde el viento lo domina todo, en sus propias palabras, y Barbate que asombra al viajero con la pesca del atún.
Zoe, una chica explosiva y temperamental, doble campeona olímpica, es el rostro publicitario de una conocida marca de agua mineral. Vive en un lujoso piso en Manchester y tiene muchos amantes ocasionales. Kate es más sensata y tranquila. Está casada con Jack, un campeón de ciclismo, y está volcada en su hija Sophie que padece leucemia. Por esa razón Kate no ha podido competir en los dos últimos juegos olímpicos, y Londres 2012 es su última oportunidad. Cuando Tom, su común entrenador, recibe la noticia de la Federación Inglesa de Ciclismo de que solo podrá enviar a una participante. Elegir entre Kate o Zoe es una decisión particularmente difícil, porque Tom conoce la historia de ambas. Pero tiene que ser imparcial y organiza una carrera entre ellas para nombrar la vencedora. Sin embargo, justo el día de la competición, el estado de salud de Sophie empeora gravemente? La investigación que el autor ha hecho sobre la vida día a día, técnicas y sentimientos de los deportistas de ciclismo en pista, es completa.
Abbott es un profesor universitario de vacaciones, padre exhausto de una niña de dos años, marido de una embarazada insomne y amo de un perro miedoso. Abbott se afana en las tareas domésticas y en el cuidado de su hija, aunque las cosas no siempre salen como él quisiera: un día se olvida de ponerle crema solar a la niña o la viste de invierno en pleno verano; otro se le estropea la nevera o se encuentra una serpiente en medio de su jardín. Abott parece haber sido abducido por la paternidad, aunque no puede dejar de ponerse en entredicho ni de percibir las implacables paradojas de su vida. Y así, mientras limpia el vómito de la sillita de su hija se dice: «Las dos proposiciones siguientes son ciertas: (a) Si tuviera la ocasión, Abbott no cambiaría ni uno de los elementos fundamentales de su vida, pero (b) Abbott no soporta su vida».
Mujeres con sombrero y sin sombrero, jóvenes y viejas, maquilladas o con la cara limpia. Ellas, tan solas o con demasiada gente a su alrededor; con hijos que hacen preguntas molestas o amantes que llegan, te usan, saludan y se van. Mujeres que tarde o temprano se sienten malqueridas, aunque anden por la calle pisando fuerte y mirando coquetas el reflejo de su cuerpo en el escaparate de alguna tienda. En estos cuentos hablan, lloran, caminan las mujeres de Ginzburg y, abrazándolas a todas, el texto que abre las puertas de este libro hermoso y valiente: «Las mujeres tienen la mala costumbre de caer en un pozo de vez en cuando, de dejarse embargar por una terrible melancolía, ahogarse en ella y bracear para mantenerse a flote: ese es su verdadero problema… Lo que tienen que hacer las mujeres es defenderse con uñas y dientes de esta malsana costumbre, porque un ser libre no cae casi nunca en el pozo ni piensa siempre en sí mismo, sino que se ocupa de todas las cosas importantes y serias que hay en el mundo, y solo se ocupa de sí mismo esforzándose por ser cada día más libre. La primera que debe aprender a actuar así soy yo».
Cuando el dueño del despacho encuentra que las cotizaciones no están bien hechas, se hace evidente que alguien va a perder el trabajo.
Desgraciadamente, parece ser que la que va a ser despedida soy yo.
Pero yo no cometí ningún error. Mi jefa Berta fue la que se equivocó en todos estos números.
Y ahora yo tengo que convencer a este hombre guapísimo, de que yo no me equivoqué en los números, mientras trato de no mostrarme muy evidente al mirarle esos ojos negros o esa sonrisa de campeonato.
¿Lograré quedarme en mi trabajo? y... pensándolo mejor... ¿lograré seducir a esta belleza de hombre?
El cuento es ese lugar donde se vuelven posibles los deseos misteriosos y sensuales de un escritor. En esta antología personal, Mónica Lavín hace un inventario de todas esas historias que nacieron a la par de una novela, en medio de una conversación, con la intención de suspender por un instante la vida para acercarse mejor y observar con cuidado a esos seres que tienen el corazón roto o llevan su soledad a cuestas. El día a día se vuelve tedioso, pero al mismo tiempo posee una cálida extrañeza que se torna familiar para el lector de estos relatos, tan llenos de emociones que se leen casi a escondidas de uno mismo para revelar con sigilo los deseos del corazón humano. «El cuento debe punzar, debe tener esa malicia de ojo morado», ese ha sido el impulso que ha motivado a Mónica Lavín a revelar una de sus facetas más enigmáticas, aquella que no teme al afecto y al poder de las palabras.